De Cigarrillos y Lamentos

Christopher se encontraba en la sala de espera del hospital, no paraba de caminar de un lado a otro sintiendo que los minutos duraban una eternidad, la desesperación y la culpa eran como puñaladas en el estomago; no podía creer que July se encontraba en ese lugar por su culpa, él y solo él era responsable del grave estado de la chica, “bien que se lo había ganado”, le había dicho Donny, su amigo ecologista, siempre que este lo sorprendía fumando lo reprendía con las mismas advertencias: “deja esa cosa, te estás haciendo daño a ti mismo, al ambiente y a las personas que te rodean, no culpes a nadie más cuando el daño este hecho”; en ese entonces no creía que algo malo pudiese pasar, pero así paso, el doctor Mauro, amigo suyo y medico en ese hospital, se lo había confirmado apenas unas horas antes en cuanto salieron las radiografías, en ellas se confirmo lo peor, la joven tenía un peligroso tumor en el pulmón derecho, ¿Quién diría que la tan conservadora July que nunca había probado del cigarrillo sufriera de eso?, la respuesta era simple, era culpa de él y solo de él, aunque Christopher también compartía la culpa con James, su jefe, dueño de esa gran compañía de cigarrillos multinacional; ese tonto siempre le decía que fumara en todo momento para hacerse notar como parte de la empresa y promocionar la marca de esas armas que la gente se colocaba en la boca por gusto…

Algo lo saco de sus pensamientos, en ese momento Donny lo había tocado en el hombro con un leve golpecito para hacerle notar su llegada, su mirada estaba clavada sobre él y en esta se le podía notar dos pequeños mensajes lo que intentaba decirle “te lo dije” “eres un idiota”, estos mensajes jamás dichos pero muy notables en su mirada lo impulsaron a querer responderle con un “sí, lo sé”, pero su amigo sacudió negativamente la cabeza y se aparto de él para sentarse en la silla continua, lo entendió muy bien, el daño ya estaba hecho y hablar ahora no serviría de nada.

Mauro salió de la habitación de cuidados intensivos y lo miro de reojo con lastima, “ya puedes pasar”, pero antes de que este entrara al cuarto le advirtió “ten cuidado, se encuentra en un estado muy delicado”, Christopher asintió levemente y entro en silencio a la inanimada habitación blanca.

Lo que vio creó un nudo en su garganta, July, su amada July, ella se encontraba conectada a miles de cables que a su vez se conectaban a maquinas que daban incomprensibles pitidos; el mundo se le fue encima en una fracción de segundo haciéndolo caer de rodillas frente a la cama de hospital, tomo con delicadeza la mano de la chica y susurro con la voz quebrada un “lo siento, deberás lo siento” al mismo tiempo que a su celular llego un mensaje, al revisarlo sintió su sangre hervir de rabia [Me entere de lo que le sucedió a tu novia, puedes buscar mi apoyo si lo necesitas. -James].

Lanzó el teléfono contra la pared y el aparato se hizo pedazos, de nada servía ahora, pedir perdón ahora o revertir el tiempo eran cosas que no funcionarían para nada, solo le quedaba esperar, esperar y lamentarse.

-“Cada vez que enciendes un cigarrillo algo se apaga a tu alrededor”.​