Dating in Zombieland [¿Khé?]

Tema en 'Relatos' iniciado por Usagi-chan, 13 Septiembre 2015.

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    Usagi-chan

    Usagi-chan Bunny Bunny

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    Dating in Zombieland [¿Khé?]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Comedia
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    DATING IN ZOMBIELAND
    Un débil, lento y espeluznante gruñido resonó en la habitación, llenándome de terror. Desde pequeña había visto muchas películas sobre zombies y si bien nunca habían sido de mi agrado, me habían servido como referencia e instrucción de supervivencia para el hipotético caso de que un virus se extendiera por el planeta Tierra transformando a sus habitantes en criaturas hambrientas de cerebros y carentes de inteligencia.

    El débil y macabro gruñido volvió a escucharse mientras mi cerebro procesando la información más lento de lo habitual, se burlaba de que aquel caso hipotético no había sido tan lejano, ni tan idealista. Con seguridad no fue un virus científico el que redujo a la población humana a un montón de cuerpos lentos, hambrientos y poco comunicativos, sino un proyecto de ciencias mal logrado por un grupo de estudiantes de secundaria. ¿Quién iba a pensar que los volcanes de lava tan clichés en los proyectos de ciencia, pudieran llegar a ser tan peligrosos?

    Sin detenerme a pensar demasiado en ese triste momento, comencé a ponerme de pie con cuidado y extrema lentitud, deteniéndome cuando un nuevo gruñido expulsado en un tono mucho más fuerte alcanzó mi posición. Atenta a la fuente del sonido, fijé la mirada en el espejo empotrado a la pared del lugar donde me encontraba, que de inmediato mostró la imagen de un cuerpo cuya piel podrida le daba un aspecto pálido grisáceo y en cuya cabeza sobresalían largos mechones castaños apelmazados por costras y rastros de sangre que aún escurrían por las puntas. Analizando a fondo a la criatura, me topé con un par de ojos azules velados por una fina capa blanca que me recordaron a las cataratas que mi abuela tenía antes de morir, al igual que el movimiento suave y tambaleante del cuerpo que parecía costarle un gran esfuerzo mantenerse en pie en una misma posición me recordó la dificultad de mis abuelos para caminar una vez alcanzados los 80 años de edad.

    Un zombie en toda regla. — pensé.

    Dispuesta a escapar antes de que me descubriera, fui retenida por el tambaleante paso que la figura del espejo dio y el repentino sonido gutural que salió de su boca junto con un hilillo de baba. ¡Joder! ¿Era enserio? ¡¿Baba?! De todo lo que había podido tocarme habiéndome transformado en un muerto viviente, ¿tenía que estar babeando como un maldito San Bernardo?

    Exasperada, bufé y el sonido gutural que había escuchado con anterioridad abandonó de vuelta mis podridos labios aumentando mi molestia. Como si la baba y olvidarme repetidamente que ahora era el zombie del espejo no fuera suficiente, mi lenguaje también se había reducido drásticamente a esos sonidos de películas de Hollywood que eran poco más que gruñidos guturales e inteligibles. ¡Ni siquiera podía maldecir mi suerte adecuadamente!

    Injusto. — gruñí en aquella parte de mi cerebro que todavía parecía funcionar.

    La verdad es que ser zombie no era tan malo. De hecho, estaba segura de que si en su boom de popularidad un par de años antes del experimento escolar fallido no hubieran estigmatizado tanto a mi nueva raza mientras idolatraban a los “apuestos” vampiros, muchos habrían estado más que preparados para la transición e incluso algunos la habrían deseado.

    Después de todo, ¿qué diferencia había entre una relativamente sexy y escultural zombie como yo, y un pálido y poco asiduo al sol, vampiro? ¡Ninguna! Ambos estábamos muertos pero continuábamos vagando en la tierra, también ambos disfrutábamos de alimentarnos de la sangre y carne humana, teníamos la piel pálida de los muertos, ojos de un espectacular azul y además éramos igual de atractivos. Bueno, probablemente sí había una notable y nada despreciable diferencia aparte del lenguaje más variado de los vampiros, y era que ellos no eran más que una fantasía para satisfacer a las adolescentes calenturientas o una leyenda para espantar a los niños, mientras que nosotros los zombies éramos tan reales como los seres humanos y teníamos el dominio del mundo actual.

    Somos los supervivientes muertos. — reí mentalmente por la incongruencia.

    Luego suspiré expulsando un nuevo sonido ahogado mientras otro hilillo de baba comenzaba a escurrir por un costado de mi boca. ¿Por qué tenía que pasarme eso justo hoy? No todos los días babeaba tanto y justamente tenía que empezar a hacerlo el día en que finalmente iba a tener una cita. Tambaleante y con el paso torpe de quien sólo mantiene una diminuta parte funcional de su cerebro en acción, y que no se enfoca precisamente en la coordinación motora, me acerqué al tocador cuyo espejo me había recordado nuevamente mi condición como zombie.

    Gracias a alguna divinidad, mi piel ese día no estaba tan mal y las zonas donde había sido arrancada a mordiscos no supuraban escurriendo la pus que en otros tiempos me habría asqueado y horrorizado. Satisfecha con el sano tono muerto y podrido de otras zonas de piel, tomé torpemente el labial rojo que había conseguido un par de días atrás y comencé a pintarme los labios.

    Un minuto después, el espejo me devolvió el reflejo de una sonrisa de payaso. ¡Maldito pulso de zombie y maldito aquel compañero que se comió mi mano derecha! Pintarse los labios de rojo era suficientemente difícil teniendo el cerebro a pleno funcionamiento, pero hacerlo con la mano izquierda ante la ausencia de mi otra mano cuando nunca había sido zurda era una completa porquería.

    Es lo que hay. — pensé resignada.

    Entonces me encogí de hombros escuchando el crujir de mis huesos ante el extraño movimiento. ¿Qué más daba? Por lo menos era una de las pocas afortunadas que todavía conservaban un poco de consciencia y que podían dedicarse al fino arte de maquillarse para una cita. Ciertamente, el zombie a quien finalmente había invitado a salir sobreponiéndome a mi timidez no era el más atractivo de todos pero dadas las circunstancias, no quise ponerme quisquillosa.

    Sin embargo, me había molestado un poco su falta de emoción cuando lo invité al cine y aún más el monótono gruñido zombie con el que me contestó y que no logré entender, aunque supuse que el hecho de haber accedido a salir conmigo era ya una ganancia. ¿Por qué sería que los hombres seguían siendo tan poco comunicativos y complicados en su condición zombie como lo eran en modo humano?

    Bonitos ojos. — pensé de repente complacida al verme en el espejo.

    Cuando estaba viva mis ojos habían sido oscuros, así que despertar sin una mano y un sin número de mordidas en todo el cuerpo pero con los ojos azules, había sido maravilloso. No era rubia y el azul de mis ojos era mucho más pálido que el de los artistas americanos que veía en la televisión pero ¡oye, eran azules! y eso era todo lo que importaba.

    Dejando el labial rojo de lado, tomé la máscara de pestañas medio vacía que encontré en un basurero e intenté dar volumen a las escasas pestañas que me quedaban. Los primeros intentos de llevar la brocha a mis pestañas terminó con ésta encajándose directamente en el centro de mi globo ocular pero ni siquiera parpadeé. Ser zombie venía con una falta de sensibilidad no sólo sentimental, sino también corporal.

    ¡Cómo me hubiera gustado que antes de transformarme hubiera tenido también esa falta de reflejos y sensibilidad para ponerme los malditos lentes de contacto! Por supuesto, ahora no tenía que preocuparme por eso puesto que mi último par de lentes habían quedado fijamente prendados en su lugar gracias a la capa transparente que velaba ahora a mis preciosos ojos azules.

    Soy toda una belleza zombie. — pensé maravillada cuando terminé de maquillarme.

    No tenía ni idea de la hora que era y tampoco había quedado a una hora específica para encontrarme con mi cita pero supuse que lo encontraría en el mismo lugar de siempre, esa vieja tienda de tecnología de la que nunca se iba, ubicada a unas cuadras de mi casa temporal. Suspiré emitiendo nuevamente el gruñido zombie. Los hombres seguían siendo hombres sin importar si estaban vivos o eran zombies.

    Mientras caminaba por las desoladas calles de mi vecindario, saludando con gruñidos a mis compañeros de raza, pensé en lo mucho que también me hubiera gustado cambiarme para verme más bonita para mi cita. Los primeros días después de convertirme me había dedicado a dos cosas, comerme a cuanto ser vivo se cruzara por enfrente y vagar sin rumbo, pero un par de semanas después con mi consciencia recuperada, había robado todo cuanto podía de las tiendas departamentales, así que ropa me sobraba. Lo que me faltaba, sin embargo, era la capacidad de quitarme la ropa hecha jirones que con la sangre, costras y demás sustancias viscosas sobre mi cuerpo, me impedían quitármela.

    Por lo menos tengo maquillaje. — me animé.

    Tambaleándome sin nunca perder el equilibrio, finalmente llegué a mi destino y observé horrorizada la visión frente a mis ojos. Oh, ciertamente estaba el cuerpo de mi cita zombie en el mismo lugar de siempre, sólo que le faltaba una parte importante y esencial que necesitaría si quería que nuestra relación funcionara a largo plazo: la cabeza.

    ¿Cómo era posible que alguien me odiara tanto para arruinar mi cita antes de siquiera empezar con ella? ¡Por todos los cielos! ¡Estábamos en pleno siglo XXI, en donde encontrar chicos zombie aceptables era más difícil que encontrar alimento humano! Así que, ¡¿quién demonios se había atrevido a volarle los pocos sesos que le quedaban a mi cita para condenarme a una larga existencia como solterona?!

    El sonido de disparos y gritos de guerra humanos que llegaron a mis oídos me respondieron, y sin ningún sentido de supervivencia zombie, eché a andar hacia la fuente del sonido. Esa misma mañana antes de olvidarme de lo que era, me había alimentado muy bien con los intestinos de la antigua dueña de la casa y no tenía hambre, pero estaba segura que el instinto zombie de morder, más que de comer, me haría lanzarme de inmediato sobre los ineptos humanos que se habían llevado a mi cita.

    — ¡Jake, apúrate! — gritó una chillona voz femenina. — ¡Ya tenemos lo víveres, tenemos que irnos!

    — ¡Ve yendo, Johanna! — le gritó en respuesta una masculina y sensual voz. — ¡Yo te alcanzo en un momento!

    Saliendo por la calle a la que insulsa y estúpidamente le daba la espalda la mujer, pensé que sería una lástima arruinar una ropa tan bonita como la que la chica traía puesta pero no tenía opción. Había visto de reojo al hombre con la enorme escopeta que era el culpable de que ahora vislumbrara un futuro para quedarme a vestir santos y no quería convertirme en su blanco antes de cobrar venganza con su novia.

    Realmente no sabía si se trataba de su novia pero si estaban juntos debía serlo, ¿no? Como sea, de todos modos me la iba a comer. Aprovechando su distracción, con un movimiento poco elegante me abalancé sobre la mujer y enterré mis planos dientes sobre su hombro, escuchando el gemido adolorido que soltó instantes después. Antes de dejarla reaccionar, me lancé también por su yugular y la dejé caer terminando de masticar el trozo de piel que arranqué de ambas partes de su cuerpo, sin intención de comer más. No tenía apetito y mis compañeros zombie que se acercaban seguro disfrutarían de ella mientras terminaba de desangrarse.

    — ¡Johanna!

    Aún furiosa con el hombre que le había disparado a mi único prospecto de pareja, comencé a avanzar hacia él y me congelé a mitad del camino. ¡Madre mía! ¡El hombre estaba como para comérselo! Literalmente hablando. A través de la fina camiseta podía apreciar los músculos tensos de una tableta de chocolate que me hicieron agua la boca y babear aún más de lo que ya lo hacía ese día. Sus ojos verdes además brillaban con un instinto asesino que sólo podía igualar al de un zombie. Un hombre dispuesto a matarme en venganza, ¿qué más podía pedir una chica como yo?

    Entonces lo observé alzar su arma y disparar contra mí. La bala atravesó el hueso de mi hombro derecho pero no sentí nada. En cambio, pensé que debía tener un brazo derecho muy sexy ya que todos los hombres, humanos o zombie, parecían sentir una especial atracción por robarme o destrozarme partes de éste. ¿O sería un nuevo fetiche que se habría puesto de moda? ¿El fetiche por los brazos derechos de las personas?

    — ¡Voy a matarte, monstruo! — gritó enfurecido el humano volviendo a apuntarme con el arma.

    En ese preciso momento supe que si estuviera viva, seguramente mis ojos habrían brillado excitados por su declaración cargada de masculinidad. Dispuesta a recibir el disparo del hombre del que con toda seguridad me acababa de enamorar y que podría sustituir a la cita que me había arrebatado, observé con rápida decepción y desilusión cómo otro de mis compañeros zombie se abalanzaba sobre su espalda y lo mordía, y cómo poco después otro grupo más se acercaba para repartirse el alimento.

    Distraído como lo había estado el humano, seguramente prendado por la belleza de mi piel grisácea y ojos azules, y probablemente otro poco por su deseo de matarme, se había descuidado del resto de mis compañeros zombie.

    Todavía puede que sobreviva como uno de nosotros. — intenté animarme.

    Minutos después, cuando la horda de zombies se alejó del lugar donde el hombre había caído, observé con tristeza que sólo sus botas de combate militar y algunos trozos de tela desgarrada habían quedado ahí. Mis compañeros debieron tener mucha hambre para no dejar absolutamente nada de él y ahora yo tenía que lidiar con la idea de haber perdido oficialmente a mis dos potenciales parejas.

    “Caray, ¡qué mala suerte tenía para la citas!”
     
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    Ichiinou

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    Me ha encantado, esta zombie sí que tiene carisma. Es genial. xDDDD La verdad es que hacia el final, cuando apareció ese hombre tan maravilloso creí que lo convertiría y todo acabaría bien, pero sí, definitivamente tiene mala suerte para las citas.

    Y qué decir de lo de ponerse ropa, pobrecilla, tiene toda la ropa pegada al cuerpo y. xDDDD Es que me hace mucha gracia el hecho de que se estuviese preparando y todas las cosas buenas que se veía y así. Eso sí, ha olvidado citar que los vampiros tienen otra ventaja, que no se descomponen como los zombies. xD (Además de que son más apuestos, ya que no están podridos xD, pero bueno, que si nos escucha nuestra amiga zombie igual me merienda. xDDD)

    En fin, me ha gustado mucho. La redacción más que perfecta, se te da muy bien esto y se nota. <3

    ¡Un saludo! :D
     
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    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Bueno esto ha sido genial, creo que es mi amiga a Anel hecha zombi, con las cosas locas que siempre anda diciendo de los chicos y con el hecho que no se le hacia a ninguno, que bueno que no me escucha no es un zombi pero si me mordería por esto, ¡oye! ahora que lo veo también en la forma de reaccionar cuando le dice algo es lo mismo, si se le lanza encima a la gente a morder, que casualidad, ¿no la conoces?, tiene lentes, es alta y muy gritona.
    La historia fluye genial y a tiempo para que cada chiste sea gracioso, cosa que luego llega a ser un problema, está descrito de una forma que influye a que te agrade y vaya con el contexto, bueno espero verte más por aquí, se te da bastante.

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    DLupus

    DLupus Oficial

    Leo
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    Como anteriormente dijeron, la historia fluye bastante bien y es chistosa a cada momento, un buen trabajo sin duda.

    Pobre mujer, qué mala suerte tiene la pobre para ello.

    Ni hace falta que lo diga dos veces. xD

    Sobre la ortografía, no vi errores y me pareció bastante bien estructurado el escrito.

    Muy buen trabajo, saludos y suerte. :)
     
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