El dolor de una madre Levitando alegre por el inmenso bosque; sólo ella conocía la historia detrás del vestido blanquecino, las delgadas piernas nevadas; los lisos y largos cabellos verdosos que hacían juego con sus delicados brazos y esos ojos hipnóticos de color rojo punteados con tinta negra. Los ruidos cotidianos del bosque se distorsionaron a causa de una explosión y los sonidos de una pelea, columnas diminutas de humo fueron vislumbradas por Gardevoir, la pokemon psíquica sintió una presión y angustia enormes en su corazón, el humo provenía justo donde su pequeña descansaba. Gardevoir perdió la concentración, sus pies se posicionaron en el verde pasto y corrió a toda velocidad hacía aquel claro situado a unas cuantas hectáreas de su posición, olvidando las bayas que controlaba con psíquica y cayeron al suelo; lo único que le preocupaba era el bienestar de su hija, lo más preciado que tenía en su vida. Gardevoir llegó al claro infestado de hierba alta. Ella corría frenéticamente a través del pasto, cortando con su poder psíquico las grandes ramas verdes que frenaban su travesía, rogaba a Arceus que su pequeña se encontrara sana y salva; la pokemon psíquico sintió nuevamente un dolor agudo en su pecho, en el entorno sólo se escuchaban los ruidos que ella hacía, el bullicio de la batalla y el humo se apagaban lentamente, justo antes que el rastro de viento gris se perdiera por completo, la pokemon psíquico llegó al lugar del combate. El corazón de la madre se despedazó, los rubíes que antes deslumbraban de esperanza se opacaron, las lágrimas resbalaban de su rostro; frente a ella, en cámara lenta una pokebola fue lanzada a la cabeza de su debilitada hija atrapándola al instante. La pokebola absorbió por completo a Ralts y cayó al suelo rodando a dirección contraria de Gardevoir, una chispa de esperanza renació en ella al notar que su tierna hija luchaba para salir de aquella estrecha prisión; sin embargo, la agonía nuevamente la embriagó arrebatándole la felicidad, el sonido de aprobación de la pokebola se activó, la captura se completó con éxito. Gardevoir de repente sintió que la energía se le escapaba del cuerpo, sus frágiles piernas perdieron fuerza lo que ocasionó que cayera de rodillas a la hierba recién cortada, llevó sus delgadas manos a la cara para tapar las lágrimas que fluían sin descanso desde sus ojos. Gardevoir tenía la mente tan quebrada que no logró reconocer la presencia de un joven pelinegro que la miraba con ojos tristes mientras tenía en su mano derecha la pokebola donde Ralts se encontraba. El joven suspiró, apretó el botón de la pokebola y la lanzó al aire liberando a la pequeña Ralts, sin querer interrumpir el momento que se avecinaba, dio la vuelta y se alejó perdiéndose entre la espesura de la hierba. El pelinegro aun tenía tiempo antes de regresar a Cerulean, por lo que siguió buscando entre la hierba algún pokemon para regalarle a su pequeña hija de cabellos naranja que pronto cumpliría 5 años.
No quiero saber quién es la madre de la ''pelirroja'' Te salió bien,no tengo muchos inconvenientes que ponerte ya que te ha salido bien desde mi punto de vista. Atte: Harvey