«No estamos lejos, ya que nos cubre el mismo cielo», leyó y soltó un bufido, ese tipo de cursilerías le estresaban. Siguió recorriendo el papel, lleno de palabras llenas de amor, tratando de acortar la distancia física con sentimientos que se expandían. Otra hoja y otra, todas eran igual, de todas se burlaba. Llegó al último pedazo de papel, pero este ya no era una carta, sino un recorte de periódico: «Accidente de avión deja decenas de muertos». Guardó silencio, no pudo más seguir en el papel, las lágrimas comenzaron a brotar de su rostro. ―Bendita negación ―dijo, mostrando una sonrisa irónica en su rostro. Las lágrimas siguieron cayendo sin cesar.
Digo yo que son cursilerías para llorar. Los sentimientos de las cartas se manifestaron, así lo sentí, en el momento que comenzó a llorar. La noticia del periódico fue el instrumento que le permitió la liberación de su afectación. Un hermoso relato.