Cuidado en no caerte.

Este es mi primer fic, aquí en originales. No seáis muy duros por favor... T.T

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CUIDADO EN NO CAERTE - (Basada en echos reales).

Hola, soy Miran Moccia y mi historia comienza el día en que mi madre me dió aquellas entradas.

Aquella mañana, desperté con una rebosante energía que llenaba todo mi cuerpo. Recorriéndolo con descargas que cada vez, avivaban más la llama de la esperanza.

Ese mismo mes, acaba el curso y como era de esperar ¡ eran los exámenes finales! Si, algunos lo tenían fácil, teniendo buena memoria y siendo unos eruditos para los estudios. Pero ese, casuelmente, no era mi caso. Claro que no.

Me era muy dificil estudiar. No comprendía las matemáticas (malditas sean), tampoco la biología, las sociales o el Inglés. Los idiomas no eran lo mío. Pasaba día y noche estudiando, sin salir de casa y quedándome todas las tardes en el instituto, preparándome para la amasacre. Mi madre, tendría que venir con un buen saco, para recoger las calabazas, que eran mas grandes que el dedo del pie del tío Mumús.

Para relajarme y dejar a un lado el estrés, a mi madre (bendita sea), se le ocurrió comprar unas entradas para un fin de semana completo, en el balneario Tacún. Habían dos entradas, por lo que supuse que ella también vendría, pero cual fue mi sorpresa al saber que ella se quedaba y su lugar lo ocuparía mi prima Tenna.

Mi familia estaba un poco chalada y yo no era ninguna excepción. Pero éramos gente de buen corazón. Mi tío Mumús, el del dedo grande, siempre nos comparaba con la familia Adams. La abuela Baba, decía que todos estábamos locos y que acabaríamos mueros por intoxicación, pero en el fondo nos quería.

Mi padre, era un doctor chiflado. Por supuesto, un psicólogo que dejaba a sus pacientes peor de lo que ya estaban. De ahí su mala reputación.

Pero en fin, no estaba aquí para contaros sobre mi familia, si no para contaros mi viaje.

Aquel fin de semana, nos marchamos de la casa Tenna y yo, en dirección a la parada de autobús. Pero con mi mala suerte, antes de llegar, dos encapuchados nos pararon los pies y comenzaron a acosarnos. Mi prima Tenna, estaba relajada y sonreía con amabilidad.

- Queridos amigos, ¿son tan amables de dejarnos pasar? - preguntó con sus carita de ángel.

Haciendo una pausa antes de continuar, creo que se me olvidó mencionar el carácter bipolar de mi prima y el gran desprecio que siente hacia los hombres. Cabe decir, que era la versión humana de chuki.

Antes de decir "patata", los dos hombres estaban en el suelo y mi prima, con la expresión de demonio en el rostro sonreía amablemente. Mientras yo los rodeaba para poder pasar, Tenna, pasaba por encima de ellos, como una aplanadora.

Sentí lástima por ellos dos. Lo cierto, es que los dos chicos, solo querían devolvernos la cartera, que se nos había caído por el camino.

Con otra buena dosis de mala suerte, perdimos el autobús y tuvimos que esperar al siguiente, que salía ni mas ni menos, que a media noche.

Esperamos las dos sentadas y calladas en la parada, mientras que el autobús llegaba demasiado tarde para el gusto de Tenna. Las 12:1 a.m cuando llegó. El pobre conductor, quedó con un buen cardenal en el brazo.

Al llegar al hotel, cogimos la llave y un amable empleado, nos llevó a la habitación. Nos quedamos de piedra al entrar en la habitación. El chico, se despidió y prácticamente corriendo salió del mugroso cuarto. Las paredes, se caían a trozos y las camas, tenían un ligero color amarillento, además de que estaban aún por hacer.

Mejor no hablar del baño, las arcadas que me dieron al verlo, eran inevitables. ¡Ni siquiera el espejo estaba completo! Como si le hubieran lanzado una piedra, estaba medio caído.

No debí de confiar en mi madre. Cuando me dió las entradas sabía que con lo tacaña que era, poca cosa podríamos esperar. Aunque claro, quizás ya se esperaba mis notas y este era mi castigo. Con un poco de suerte, podríamos dormir en el pasillo.

- Qué monada... - susurraba una y otra vez Tenna.

Estaba de espaldas a mí, sosteniendo algo entre sus manos.

- Tenna... ¿qué es eso? - le pregunté, aunque no sabía si queria su respuesta.

Al girarse hacia mí, casi me dió un derrame cerebral. En sus manos, sostenía una cría de rata. ¡UNA RATA! La acariciaba como si fuera un gato. Como si fuera normal acariciar una rata. Y la rata le lamía los dedos.

Un Tic en mi ojo derecho, comenzó a manifestarse como un fantasma. Mi cuello se doblaba y volvía a estar recto. Otro Tic.

Aún con mis impulsos nerviosos por los aires, me puse mi pijama y a pesar de que las sábanas estaban amarillas, me tapé hasta la cabeza con ellas. Intentando dormir un poco, recordé en lo maravilloso que sería el dia de mañana en los baños termales.

Al día siguiente, cuando la luz ya alumbraba la habitación desperté soñolienta. Me restregué los ojos y mi encaminé al lavabo. Me lavé los dientes y a duras penas me pude dar una ducha de agua completamente fría.

"Piensa en los baños, piensa en los baños, piensa en los baños..." me repetía una y otra vez.

Me puse el biquini y encima de él unos pantalones desgastados y una camiseta de manga corta bastante colorida y alegre, para el día que llevaba.

En ese momento, entró por la puerta Tenna, con la rata en hombro. Como si fuera un loro en el hombro de un pirata. Estaba comiendo un trozo de queso.

- Gusgús y yo, nos habíamos ido a desayunar - dijo con total naturalidad.

El desayuno. ¡EL DESAYUNO! Quedaban cinco minutos para que cerraran el restaurante donde lo servían.

Salí de la habitación como una bala y bajé las escaleras. Al llegar a la puerta del restaurante, comencé a maldecir a todo el mundo mentalmente. Lo acababan de cerrar.

Con la cabeza gacha, volví a subir las escaleras. Pero antes de eso, tropecé con alguien. No me di cuenta de nada, ni siquiera le pedí disculpas. Tampoco oí sus gritos cuando me llamaba.

Entré en la habitación para recoger a Tenna e irnos las dos juntas al Balneario. Bueno, también venía Gusgús, su nuevo amigo.

Al llegar, la boca me llegaba al suelo. Aquello era gigantesco y además estaba limpio de verdad. Pero claro, mi mala suerte habitual, me hizo tropezar. Antes de que mi cabeza llegara al suelo, alguien me sostuvo por la cintura, acercándome a el.

Al darme la vuelta, mis ojos salieron de sus órbitas. Un chico guapísimo me sonreía. Sus ojos color verde esmeralda miraban los míos, azules como el mar. Su cabello rubio, caía sobre sus frente, tapando un poco sus ojos. Su sonrisa era perfecta.

- ¿Está bien señorita? - preguntó mi principe de la mirada esmeralda.

Al mirarme mejor, frunció el ceño y llevándose la mano al bolsillo de su pantalón, sacó mi monedero.

- Se te cayó en las escaleras. Te tropezaste conmigo y te fuiste tan rápido que no te lo he podido devolver - me tendió el monedero y gustosamente lo cogí rozando nuestras manos.

Tenna, miraba todo con ojos pícaros. Su sonrisa diabólica me indicaba que tenía algo en mente.

CONTINUARÁ...
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Hasta aquí a llegado por hoy. Espero que os esté gustando, sorpresas, sorpresas en el siguiente capitulo...

¿Quién será el extraño chico?¿ Qué tendrá en mente Tenna?¿ Qué le pasará a nuestra protagonista? ...

 

Aquí estás la continuación ;D

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CUIDADO EN NO CAERTE- (segunda parte).


- ¿Está bien señorita? - preguntó mi principe de la mirada esmeralda.

Al mirarme mejor, frunció el ceño y llevándose la mano al bolsillo de su pantalón, sacó mi monedero.

- Se te cayó en las escaleras. Te tropezaste conmigo y te fuiste tan rápido que no te lo he podido devolver - me tendió el monedero y gustosamente lo cogí rozando nuestras manos.

Tenna, miraba todo con ojos pícaros. Su sonrisa diabólica me indicaba que tenía algo en mente.

Gusgús, miraba la escena sin comprender.

- Grr... graci-ci-cias - tartamudeé sonrojándome tanto, que llegué a parecer un tomate.

El chico, que aún me sostenía de la cintura, me miraba entre curioso y divertido. No sé si le haría gracia mi rostro o mi repentino tartamudeo, pero contenía la risa. Disimulaba bastante bien...

- Mi nombre es Derek Tacún - se presentó, mientras desenrroscaba sus brazos de mi cintura.

Tenna, abrió la boca formando una gran "O" que casi le hizo que se atragantase con una mosca. ¿Qué pasaba? Miré hacia atrás, en busca de algo que llamase su atención, pero lo único que vi tras de mí era la carretera y un cubo de basura. Si que le hacía ilusión los residuos, aunque claro, teniendo de mascota a una rata... que se le iba a hacer.

- Yo soy Miran Moccia, un gusto el conocerte Derek Tacún... - un momento.

Tacún, Tacún, Tacún... ¡TACÚN! ¿Se llamaba como los baños termales? Qué coincidencia.

- Alá... ¡Tu apellido es como el de los baños termales! - dije sorprendida de verdad.

Lo cierto, es que en mi familia me llamaban "La corta" y no precisamente por que fuera bajita, cosa que no lo era, si no porque me costaba entender las cosas.

Tenna, me hizo señales de que me callara. ¿Qué? No había dicho nada malo...

Derek, comenzó a reírse. Le seguí las risas, era muy risueña y si alguien se reía me daban ataques largos de risa. Este no era una excepción, sobretodo cuando la risa del chico, era tan contagiosa. Nos pasamos así 5 minutos largos. El se reía de mi risa y yo de la suya. Una cadena interminable.

- Mi padre, es el propietario de los balnearios Tacún... - dijo él, poniéndose serio de repente. - También es el dueño del hotel en el que estáis.

Genial... me daban ganas de llorar solo de pensar que se estaba riendo de mí y yo me estaba riendo de mí misma. Solo pude borrar todo rastro de alegría de mi cara, para luego dedicarle una sonrisa al chico.

- ¡Ya lo sabía! - le respondí lo más tranquila que pude - Solo estaba bromeando...

Derek, alzó una ceja y comenzó a reírse de nuevo. Esta vez, ya no podía reírme (cosa rara en mí). Cogí del brazo a Tenna y arrastrándola, nos dirigimos a la parada de autobús. Se me habían quitado las ganas completamente de ir a los baños termales.

- Te dije que te callaras. - me reprochó Tenna.

Lo que menos soportaba en este mundo eran los niños ricos de papá, que además se burlaban de la gente. Vale, mi cerebro no era una gran cosa, con un poco de suerte llegaba a tener el tamaño de una manzana, pero no hacía falta que lo restregasen por la cara. Tonta de mí.

- ¡Hey, espera! - gritó el niño mimado.

Seguí caminando sin mirar hacia atrás, a un paso más ligero. El autobús, estaba parado con las puertas abiertas. Corrí lo más que pude, aún arrastrando a mi prima y justo a tiempo entramos en el autobús, viendo con satisfacción la cara de póker que se le quedó al niño mimado.

Al llegar al hotel, lo primero que hice, fueron las maletas. No tení sentido permanecer en un lugar, donde tienes que pagar a tu enemigo. Lo veía tonto.

- Tenna, tú te quedas. Sé que te hacía ilusión ir a los baños. - Le dije a mi prima, mientras cerraba la maleta.

Tenna, era de ideas claras y sabía que se quedaría con tal de probar unos baños termales. Así que, no me sorprendió cuando solamente asintió y acarició la cabecita de Gusgús.

Así que... salí fuera con la capucha y las gafas de sol puestas, cuando me crucé con el niño mimado, que ni siquiera miró en mi dirección. Cogí el primer autobús hacia casa y así pasaría mi fin de semana estudiando y con remordimientos por no haberme quedado en los baños termales.

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Me ha salido un poco corto este capitulo, pero espero que lo disfrutéis tanto como o más que yo.
Arigatou~ :D