Él viste los vestidos más hermosos mientras que yo me conformo con una simple sudadera. Él hace la comida más sabrosa a diferencia de mí que siempre la quema por debajo. Así que, no me importa ser el príncipe mientras él siempre sea mi princesa. Porque le quiero. Pero la sociedad aún no lo entiende, así que por las malas cambiamos nuestros puestos. Yo con el vestido, y él con la sudadera. E incluso si es temporal, fuera de nuestro castillo él es mi príncipe... Y yo su princesa.
Me agrada lo que aquí presentas. Por un lado guarda la esencia de lo que antes eran roles definidos, "la mujer en la casa y el hombre lleva el pan", lo cual hoy en día de cierta forma ha perdido vigencia en cuanto a ser educados bajo ese concepto refiere, pero sigue presente entre lo que ven "común y normal". Sin embargo siento que hay algo más por las palabras que utilizas, como si ella estuviera sufriendo por alguna razón pero prefiere aguantarlo por el cariño que le tiene. Es de cierta forma interesante. En fin.
¡has dado en el clavo! Pero no es que la protagonista esté sufriendo sino que apenas se preocupa por el enamorado. Y lo de él ponerse vestidos hermosos y ella preferir sudaderas no es una metáfora sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad del modo que planteaste, no te engañes al pensar que enmascaro un significado detrás de tan extraña pareja, porque quise retratar la historia tal cual, extraña. Un hombre un tanto femenino, y una mujer algo marimacho que intentan sobrevivir a los prejuicios de la sociedad en un inusual cuento de hadas. Rompiendo la barreras de que el hombre necesita siempre proteger a su mujer, y ella dejarse ser salva. ¿Asi que porqué no al revés? Al menos en su castillo ellos podrán ser quienes quieran.