Título: Cubo Tipo: Cuento corto/One-shot Resumen: Una chica intenta rescatar a su mejor amigo de una extraña enfermedad que le impide despertar, pero conforme va investigando, descubre más sobre ella misma que sobre él. Advertencias: Ninguna. Género: Suspenso/Misterio No. de palabras: 1,989 —Naoru… Naoru… ¡Naoru!— repitió periódicamente la voz mientras ella abría los ojos somnolientos. Hizo un esfuerzo por no resbalar en la superficie cristalina que pisaba, mirando las cuatro paredes y el techo que la envolvían, todos del mismo tipo de cristal inmaculado. No comprendía el motivo o destino por el que había llegado a dicho lugar, pero la curiosidad venció su desconcierto y comenzó a caminar, buscando a aquel que lo llamaba con tanto esmero. La voz pareció apagarse conforme avanzaba, por lo que apresuró el paso con la fe puesta en encontrarlo. Llegó el momento en que el sonido se apagó, dejándola a orillas de la extraña casa de vidrio, donde notó que no estaba sola. Por la pared, un extraño ser, que se diría que era una persona (excepto por su coloración negra y que tenía el ropaje adherido al cuerpo), caminaba como si se tratase del suelo. Nauru lo miraba ir y venir con soltura, por lo que intentó poner un pie en la pared y luego el contrario, descubriendo que se fijaban a ésta sin problema. Llegó un momento en que sintió que se encontraba en el suelo y avanzó confiadamente hacía aquel ser misterioso, descubriendo que este ya no estaba. Recorrió el lugar buscándolo, sin resultado alguno. Probando suerte nuevamente, intentó caminar por la segunda pared que se topó, logrando fácilmente utilizarla de piso. A lo lejos vio una silueta y corrió hacía ella en pos de una respuesta. Más una intensa luz le roba visión y es entonces cuando vuelve a escuchar la voz llamándola, ésta vez con mayor consagración. Nauru avanzó a ciegas al reconocer a quien la llama, gritándole que le ayudase a alcanzarlo. Pero jamás alcanzó a llegar, pues entonces despertó. Su cama estaba revuelta por tanto movimiento y había sudado como nunca, pero estaba feliz de que todo hubiese sido un sueño, un extraño sueño. Cuando terminó su arreglo personal, salió de su habitación para saludar a sus padres, más éstos no se encontraban en casa. Sumamente trastornada por su pesadilla, decidió ir a casa de aquel que la llamaba en ella. Tai era gran amigo suyo de la infancia. Siempre tan reservado, vivía solo desde que sus padres se divorciaron y él optó por no quedarse con ninguno y le heredaron esa casa. Naoru lo estimaba en demasía por ello. Encontró cerrada la puerta principal, pero decidió hacer uso de su confianza y, brincando la cerca posterior, se dirigió a la puerta trasera, sabiendo que Tai solía olvidar cerrarla la mayor parte del tiempo. Dentro reinaba el silencio, por lo que avanzó por cada una de las habitaciones esperando encontrarlo. Estaba en su recamara, durmiendo placidamente. Intentó despertarlo de un susto, pero por más que gritó no fue posible, así que ideó un nuevo plan. Tomó una garrafa llena de agua y le agregó hielos, para lanzarla de un golpe a su cama. Increíblemente, tampoco surtió efecto. Comenzó a preocuparse, por lo que, tomando el directorio, llamó al primer medico que se cruzó en su búsqueda. Llegó en un momento y comenzó a analizar al durmiente, mientras Naoru lo miraba de cerca. Todo intento por despertarlo fue fallido, por lo que el médico lo revisó buscando algún rastro de enfermedad. El galeno dijo no saber de que se trataba, pero que pudiera considerarse alguna especie de psicosis, puesto que a ciencia cierta no tiene nada, pero su cuerpo de alguna manera se resiste a despertar, descartando la narcolepsia. Le recetó un medicamento y le pidió lo vigilara de cerca, Naoru llevó algunas de sus pertenencias para pasar ahí la noche. Un insólito estruendo la despertó, descubriendo con horror que nuevamente se encontraba en la enorme caja de cristal. Corrió buscando a su amigo o una salida desesperadamente, cuando de pronto fue sorprendida por un cuadro aterrador, justo cuando cambiaba de una pared a otra. Un ser como el que vio la noche anterior, golpeaba brutalmente a otro, parecido a una mujer. Ella gritaba de dolor mientras su atacante reía y disfrutaba de su atroz acto. El miedo de Naoru se desató cuando vio que la mujer tenía un increíble parecido con la madre de Tai, incluso en la aterrada voz. No pudiendo soportar la escena, corrió en dirección opuesta. Pero de nuevo sintió un nudo en la garganta, pues la cara que recién había pasado, ahora se encontraba llena de esos seres oscuros. Sintió un ligero alivio al ver que se encontraban encadenados de pies y manos, aunque no dejó de sentir tristeza por ellos al ver las miradas de pena y desolación que le obsequiaban conforme iba pasando, pero su cara palideció al mirar a un colosal sujeto, armado con una hoz de sus proporciones, acercándose a ella con un miramiento frío. Huyó despavoridamente hasta ocultarse tras uno de los seres aprisionados, desde donde alcanzó a ver como éste engendro comenzaba a segar a los desdichados seres, por lo que siguió escapando hasta lograr cambiar de pared. Se inclinó para tomar aliento. Cuando levantó la vista, nuevamente vio a un grupo de entes. Éstos miraban algo, rodeándolo. La curiosidad de Naoru la llevó a acercarse y mirar con ellos, logrando ver a un chico, severamente golpeado y semiinconsciente. La mayor sorpresa se desató cuando vio con horror que el oscuro ser era, por mucho, idéntico a su amigo Tai. Gritó aterrada, lo que la hizo despertar de golpe, en el tendido que se hizo en la habitación de Tai. Entró al baño a prepararse, para buscar algún indicio de aquello que aquejaba a su amigo, y que algo tenía que ver con ella. Salió rumbo a la biblioteca, donde realizó una minuciosa búsqueda. Se topó con un libro de enfermedades mentales, en el que investigó los síntomas de la psicosis, encontrando una variación que llamó su atención: el trastorno esquizo—afectivo. Dicha enfermedad estaba basada en traumas emotivos que desencadenaban los síntomas del paciente, llegando a aislarlo de una realidad que no deseaban. Al parecer las escenas que vio dentro del sueño son los traumas de Tai, pero entonces ¿Por qué ella podía verlos mientras soñaba con esa caja de vidrio? Salió del edificio sumamente confundida, caminando sin dirección para calmar sus nervios. No ha mucho avanzar se topó con un sujeto de barbas y cabellos largos, que se quedó mirándola, hasta que interrumpiendo su paso, le dijo que podía ver en ella un misterio muy fuerte, por lo que ella decidió contarle todo, pensando que tal vez podría ayudarlo. El adivino le dijo que una fuerza mística la atraía ahí, a ese “cubo emocional” (6 traumas forman las caras), por lo que hasta que no encontrara a Tai y él pudiera aprender a superar sus traumas él quedaría atrapado por siempre. Cuando ella le preguntó que clase de fuerza mística la atraía, el sujeto se marchó como si nadie hubiese hablado. Naoru regresó a la casa, donde realizó un dibujo del cubo, pensando en los 3 traumas que vio (a los que no conseguía dar del todo forma) y preguntándose que otros podría tener su amigo, un chico que a ojos de todos, se veía sencillamente, perfecto y feliz. Un sonido metálico la despertó. Caminó por la cara del cubo sigilosamente. Sus precavidos pasos la guiaron hasta una jaula, dentro se escuchaban una infinidad de lamentos y llanto. Se acercó con cuidado, donde su miedo regresó al mirar a los ojos al prisionero. Ahí yacía una mujer andrajosa y llena de llagas, amordazada y con una venda cubriéndole los ojos, pero que dejaba entrever una mirada aterrada. El sonido de pasos acercándose provocó que Naoru se alejara, quedándose a una distancia considerable para ver lo que pudiera pasar. El gigante que vio la noche anterior se acercó a la jaula y, abriéndola de un golpe, tomó a la cautiva. Ella gritó e intentaba soltarse, pero sus cadenas se lo impedían. El sujeto la abrazó, pero con una fuerza sobre humana que provocó que sus heridas volvieran a abrirse y cayera la venda de sus ojos. El exceso de dolor provocó un desmayo en la joven, pero justo antes de desfallecer, Naoru pudo ver su rostro, mirándose a sí misma reflejaba en unos ojos idénticos a los suyos. Luego el titán, extrañamente, le dio un tierno beso y la colocó con dulzura en la prisión. Naoru lo miró extrañada y, cuando vio que se alejaba, fue a ver a la joven. Como lo pensó, la joven golpeada era ella. Su asombro se convirtió en miedo cuando advirtió que el monstruoso gigante estaba detrás de ella, por lo que corrió, intentando escapar de él. Consiguió llegar a otra cara, pero tropezó con una roca a los pocos pasos. El gigante le dio alcance y acercó su mano para tomarla. Naoru gritaba desesperada, pero se sorprendió al sentir la mano de éste acariciar su cabello y luego marcharse sin más. Sintió que sus fuerzas flaqueaban justo antes de perder el conocimiento. Placidamente lo recuperó en la realidad. Miró a su amigo Tai a su lado, dormido eternamente hasta que consiguiera encontrarlo. Se sentó en la cama, pensando en porqué él la sueña en una prisión, protegida por una bestia. Tras vestirse, salió al jardín evocando los momentos que habían pasado juntos. Desde pequeños tenían una afinidad casi completa, a pesar de las diferencias de género. Sus padres pensaban que su destino era terminar juntos y, aunque ellos no lo comentaban, así era su deseo. Los padres de él lo rechazaron por su abandono, sus amigos hacían lo mismo porque era un estudioso, ella era su apoyo incondicional. Tal vez su único defecto era ser sumamente rencoroso, pero eso jamás lo demostraba. El cariño secreto que se tenían ambos, podía confundirse con el de dos hermanos, por lo que los padres de ella jamás desconfiaron de él, creyendo que dejaban a su hija en buenas manos cuando aceptaban que durmiera en casa de Tai. Esto era cierto, pues siempre fue un caballero con ella. —Tal vez por eso me quiere en una prisión, donde me protege y me cuida… aunque él sea un peligro— pensó Naoru, enternecida por los recuerdos y creyendo lo afortunada que era de tenerlo a su lado. Pasó la tarde pensando en motivos y razones, interpretando los traumas del cubo emocional, hasta que al atardecer volvió a la habitación. Se acercó a Tai y, dándole un tierno beso en la frente, le dijo –No importa lo que pienses de mi, yo siempre te querré por lo que eres conmigo…— luego se prepara para dormir y, una vez más, enfrentarse a las pesadillas más recónditas de su mejor amigo, creyendo que quizá la eligió a ella porque nadie lo conoce mejor. Y cerrando los ojos, se entregó a esa oscura irrealidad. Despertó en una cara vacía, donde se alcanzaba a ver la majestuosidad del cielo nocturno en todo su esplendor. Unos pasos se escucharon a sus espaldas, se trataba, finalmente, de Tai. El chico no era el espectro que vio golpeado, era él en realidad. Lo recibió con un caluroso abrazo y preguntó si ya estaban liberados sus traumas, Tai le respondió que gracias a ella consiguió hacerlo, siendo el último el amor que le tenía, en conflicto con la obsesión de no poder demostrarlo libremente. Naoru se sonrojó y, recibiendo un tierno primer beso, vio a Tai desaparecer de ahí. Lloró de felicidad de pensar que debía estar despertando, pero se asustó al notar que ella no lo hacía por más tiempo que pasaba. Caminó por todo el cubo sin encontrar rastro de algún ser, hasta que, cansada, se arrojó al suelo a descansar y pensar detenidamente. El sonido de pasos acercándose hizo que se levantara rápidamente. Con gran consternación vio acercarse al doctor y el adivino, que avanzaban hacía ella con una gran sonrisa. —¿Por qué están ustedes aquí? ¿Acaso estoy despierta?— preguntó. El adivino respondió sonriendo— Cuando nos conociste ¿Quién te dijo que estabas despierta?
Hola ya eh leido este escrito tambien y fue bastante interesante y abrumador realmente tienes talento para las historias de suspenso y misterio siendo ese tu fuerte, ya que el mio realmente no lo es, yo opto por el romance, sin embargo estoy tratando de poder aprenderlo jeje, en fin en cuestion de tu escrito es meramente importante decirte que para ser solo one-shots son muy buenos en cuestion de trama, descripcion de emociones, y palabras adecuadas al ambiente vivido. Tienes un gran talento y que estoy segura puedes aprovecharlo para cuestiones de profesión de escritor de novelas de misterio ya que posees una gran imaginación y motivación envidiables. ¡¡Felicidades¡¡ ¡¡Saludos y sayonara¡¡;)
Vuelvo a comentar tu historia después de que por una idiotez mía borré el comentario y no he podido recuperar ToT, creo que ya lo superé...Creo._. El título de tu historia me recordó una película que había visto y que me dejo una sensación de atrapada que atrapo mi curiosidad y la traslado aquí, aunque a decir verdad leí la historia de dos jalones por que la sentí un poco cansada, creo que eso pudo ser por que no dejaste mucho espacio entre párrafos y solo los utilizaste como separadores de escena y no como descanso al lector, pero bueno aún no he llegado a esa parte. La idea del cubo emocional me pareció bastante original, creo que difícilmente se me ocurriría algo similar, en especial en cuestión de suspenso. El final cuando Naoru se encuentra con el médico y el adivino me sorprendió, especialmente por esa frase tan breve, concreta y directa: "Cuando nos conociste ¿quién te dijo que estabas despierta?" Respecto a la parte en que Naoru fue a investigar a un libro en la biblioteca me pareció bastante curioso por que recordé que una amiga me dijo que en los sueños no sé puede leer precisamente, pero yo recuerdo haber leído en sueños...igual me pareció curioso. Ahora la parte menos esperada :D y que recién aceptaré causa miedo ._., las observaciones de redacción y ortografía: * Este fragmento me pareció contradictorio, primero dices que le han planeado todo un futuro a los dos (tai y Naoru) y luego me dices que lo han abandonado, eso me pareció un poco confuso. * Sobre las descripciones de los personajes, me hubiese gustado que fueses más descriptivo. Especialmente con el pobre adivino del que solo conocí su barba y cabellos largos en tu escrito. * Repetición de palabras. No suele ser muy constante, pero hay dos párrafos en los que creo se eliminan fácilmente ^^. * Siempre he preferido el uso de los números con letras, excepto los años, cuando hablamos de la narración. De lo contrario siento que leo un problema de matemáticas, pero creo que es simple cuestión de estética. * En este párrafo: Este más significa: pero/si no. Por ello no lleva tilde. *Sobre el uso de qué... Está siendo utilizado como pronombre interrogativo y en consecuencia lleva tilde. * Sobre algunos detalles de acentuación: Esta es una palabra sobreesdrújula y lleva tilde: Plácidamente. Las palabras esdrújulas también llevan tilde: médico. Es un pronombre interrogativo y lleva tilde: qué. Como hablamos de una preposición no lleva tilde, creo que la has confundido con la conjugación del verbo haber. * Errores de dedo en el Nombre de Naoru: Son errores mínimos debo decir, y me gustaría añadir que me agrada tu trabajo y espero ver otros trabajos tuyos rondando el lugar. Hasta la próxima ^^.
realmente te admiro, esta historia me dejó O.O eres increíble contando historias de suspenso, nunca creí que la chica era la que estaba dormida, enserio me sorrendí. los errores estan maracdos así que no diré nada al respescto. ojalá que hayan más de estos aquí, por que sin duda los leeré n_n bueno, hasta la próxima....
Hola. Muchas gracias a las personas que han comentado, de verdad. S. Vangelis, un agradecimiento extra por las anotaciones, las arreglaré en cuanto tenga oportunidad. Próximamente subiré más historias de este tipo, en vista de que al parecer han sido de su agrado. Nos seguimos leyendo, saludos.