One-shot Cuadro azul [Salvadores de La Ciudad]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Bruno TDF, 10 Septiembre 2021.

  1.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,542
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    Cuadro azul [Salvadores de La Ciudad]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1031
    No tenía manera de saber cuánto tiempo había pasado desde que su vida diera un giro hacia la oscuridad. Ella no sabía cómo hacerlo. Su espíritu estaba fragmentado como una copa a punto de estallar y desaparecer. Nuevas grietas se formaban cada vez que embestía, con su cuerpo, los barrotes que la mantenían retenida. Pero hoy fue el primer día que no lo intentó. Sólo se estaba allí, acurrucada en un rincón y cabizbaja ante el cuadro azul.

    No podía saber cuánto tiempo llevaba en esa prisión, pero sí el momento en el que todo el dolor comenzó. Estaba en uno de los parques, contemplando las flores de la primavera. Ella las amaba, sobre todo disfrutaba de los pétalos que tenían un color intenso que podía contemplar por ratos muy largos. Su goce era tanto que las flores la hacían cantar dulces canciones. Por eso aprovechaba los momentos en los que el parque estaba vacío para hacer aquello, porque las personas sacaban a relucir su alma asustadiza. Aquello fue su condena, cuando las manos callosas y pesadas de un hombre cayeron sobre ella y sus ojos fueron nublados por el negro. Había intentado escapar como pudo, pero el desconocido la sometió y se la llevó de allí sin que nadie pudiera darse cuenta…

    Desde entonces vivió en un cuartucho sucio y oscuro, con el aire pesado por el olor a alcohol y habanos. La privaron de su libertad poniéndola al otro lado de esos infernales barrotes que eran más fuertes que ella. No podía ver las flores, no podía disfrutar de los colores. Su secuestrador la maltrataba, le daba alimentos sucios y le gritaba. Hablaba en un idioma que no podía entender y eso hacía que tuviera miedo, porque aquel sujeto era violento.

    Su salud ya se había visto afectada por el estrés cuando logró entender que le pedía que cantara.

    Se vio obligada a cantar, pues se percató de que su canto apaciguaba el alma iracunda del hombre alcohólico. Era un ser desaliñado, de pelo largo y grasiento y barriga prominente asomando por debajo de su ropa sucia; cuando ella cantaba, el hombre a veces sonreía y cerraba los ojos, otras veces lloraba mientras decía cosas que no entendía. Pero eso estaba lejos de volverlo menos desagradable y temible a la vista. La forzaba a cantar todo el tiempo. Cuando se detenía, golpeaba los barrotes con su botella de alcohol, gritando con rabia y desesperación.

    Ella… Que tanto le gustaba cantar… Ahora sufría haciendo eso… Quería que parara para siempre.

    Su único consuelo era el cuadro azul. Tenía el color de una flor que le gustaba mucho. Despertaba recuerdos que la salvaban de perder la voluntad… A veces, sobre ese cuadro azul pasaban sombras negras y fugaces, que caminaban en la lejanía ignorando su presencia…Y entre esas sombras a veces le parecía ver otra muy diferente, que se detenían por unos instantes y luego continuaba su camino.

    Un día, de tanto cantar, perdió la voz. Su secuestrador le gritó en su idioma desconocido y golpeó los barrotes con violencia. Esa vez tuvo miedo de morir, pero no sucedió nada. Tampoco recibió comida. Ni el siguiente día. Ni los siguientes.

    Ahora estaba allí, muerta de hambre, con frío y llena de tristeza. El sujeto que la había secuestrado dormía en su sillón rodeado de botellas de líquido ámbar, no despertaría hasta mañana. Era lo mismo que si estuviera despierto, pues la habían abandonado a su suerte, dentro de su prisión. Todo lo que tenía era el cuadro azul.

    Alzó la mirada. Quería verlo una última vez... antes de rendirse.

    Saltó sobre su jaula, asustada. Había alguien allí. Una persona, sí, era una persona que la miraba desde el cuadro. Era más pequeña que su secuestrador, más delgada y parecía ágil como un gato. De su cabeza caía un largo manto de cabello blanco. Y sus ojos eran… de intenso azul. Como la flor que más le gustaba. Por un momento, ella no supo qué hacer. Daba igual, pues no tenía voz para avisar a nadie. Todo cuanto pudo hacer fue ver cómo la otra persona parecía forcejear con los límites del cuadro azul, hasta lograr mover algo. Antes de que pudiera asimilarlo, ya la tenía frente a ella. Se apretujó contra el extremo más alejado de la celda, muerta de miedo. La desconocida dijo algo por lo bajo. Se dio cuenta de que hablaba el mismo idioma que el de su secuestrador, y eso le hizo tener más temores. Pero para su sorpresa… ella abrió la puerta. Vio cómo le acercaba la mano. Trató de apartarla un par de veces, pero estaba demasiado débil para pelear y cedió a los pocos segundos.

    Tuvo una sensación muy suave sobre su cabeza. Los dedos de la humana acariciaron su plumaje sucio y dañado por el maltrato y recorrieron su pico. Había sido tanto tiempo incalculable de infierno, que se lanzó contra la mano para recibir cariño, implorando en silencio que la sacaran de allí. La chica metió la otra mano en la jaula para envolverla. Todo volvió a ser negro, pero ahora había una voz que la acompañaba. No entendía nada, pero por instinto comprendía que estaba con ella. Sintió que la metían en otro sitio, oscuro, y por un momento se desesperó, creyendo que estaría encerrada de vuelta. Quiso huir cuando sintió una serie de movimientos en el interior de esa cosa, como si la propia jaula de tela estuviera saltando. Sintió pasos de alguien que corría y el lugar se movía al ritmo de aquellos pasos. Hasta que todo se detuvo.

    Sobre su cabeza, la negrura se abrió. Las manos suaves que la habían acariciado se introdujeron suavemente y la sacaron de allí con delicadeza. Sintió cómo esas manos la elevaban bajo una inmensa bóveda azul, hasta quedar frente a frente con el rostro de su salvadora. Su cara era diferente a la del otro humano. Era suave, linda y transmitía una energía que la hacía sentirse segura, no quería alejarse de ella. La humana le sonrió mientras decía algo con voz temblorosa. El viento movió su cabello blanco y el sol hizo brillar sus ojos. Azules, como dos flores.
     
    Última edición: 26 Junio 2023
    • Sad Sad x 1
Cargando...
Similar Threads - [Salvadores Ciudad]
  1. Bruno TDF
    Respuestas:
    0
    Vistas:
    334

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso