CRONICAS DE ANGUSTIA

CRONICAS DE ANGUSTIA


El día le pareció como cualquier otro, ella caminaba apresurada a causa del retraso, el destino, un empleo de medio turno con su tía – hermana de su padre – en la gran puerta de madera se encontraban algunos letreros de avisos, cosas que no parecían importantes en aquel momento, atravesó el umbral sin tomar algún interés en ellos – sin pensar que se podría arrepentir más tarde de no leer los avisos – era la hora de la comida, el momento de mayor actividad, el lugar estaba lleno, su recibimiento solo fue un corto saludo acompañado de las ordenes ya tomadas y una gran sonrisa de su tía.

En el televisor las noticias remplazaban el fútbol o las telenovelas de costumbre. Pronto paso la hora del trabajo pesado, solo se encontraban unas cuantas personas terminando de comer, la tarde parecía tranquila.

Los platos resbalaron de sus temblorosas manos, su sonido estrellándose contra el suelo le pareció lejano, nada importo en aquel momento, solo el nombre emitido en el televisor, su cuerpo se encontraba paralizado, un escalo frío la recorrió, comenzando en la nuca y esparciéndose rápidamente como ondas en el agua. En la pantalla la foto de una pequeña niña apareció, por de bajo nuevamente aquel nombre, escrito con caracteres grandes ``Daniela Xochitl Elizarraras Rojas´´

En su rostro se reflejaba un gran temor – a pesar de desconocer a la pequeña –, la nota tomo todo su interés. El reportaje hablaba de la desaparición de la misma y pedían ayuda para localizarla.

Sus ojos llenos de terror y angustia buscaron la respuesta a una pregunta no formulada – no la conocía, pero era imposible no saber de quien se trataba. La imagen mostrada dejaba ver a una niña pequeña, de grandes ojos, tes morena y cabellera lacia. Tenia mucho parecido con la madre, pero compartían ciertos rasgos, ademas del apellido paterno – su tía la miro extrañada y menciono
`` ¿ tu papá no te lo dijo ? ´´

Su corazón latió rápidamente, sintió un nudo en el estomago, todos los años que deseo males y males a su padre, por a verlos abandonado de pequeños – a ella y su hermano menor – llegaron cono un balde de agua fría – la culpabilidad y el arrepentimiento la invadieron – . Nunca deseo mal para nadie más que para él y pocas veces para la culpable de la separación, pero nunca pensó que les sucedería algo así.

Hasta ese momento ignoraba cuantas hermanas más tenia, sus nombre y edades, fue una forma de autodefensa psicológica para todos los años de dolor, tristeza y abandono que paso. Pero aun así la noticia le afecto más de lo que podría creer.

Los murmullos comenzaron a retumbar en sus odios, el momento que le pareció eterno solo duro unos segundos, los platos seguían en el suelo, su cuerpo paralizado por el gran shock comenzó a sentir un cosquilleo, sus piernas temblaban, se dejo caer en una silla mientras la negación broto.

``NO PODIA SER ELLA, NO, ELLA NO´´

La tarde llego, cansada y desconcertada se disponía a retirarse cuando recordó una llamada del día anterior – el teléfono timbro, su tía contesto, después de unos segundos comento `` Calma, seguro aparece ahorita, no es la primera vez ´´ – las palabra retumbaron como un eco insistente en su cabeza. Al preguntar si la llamada tenia alguna conexión con lo sucedido obtuvo como respuesta un simple `` SI ´´. Con un hilo de voz solo pudo pronunciar `` La vamos a encontrar ´´ la expresión de su tía mostró tristeza y pena, solo pudo asentir con la cabeza y decir `` Si hija, la vamos a encontrar ´´.

Su camino fue largo lleno de pensamientos y reflexiones. Jamas quiso que las niñas sufrieran como lo hizo ella – pues sabia que no eran las culpables de todas las tonterías cometidas por el padre – . Se repetía una y otra vez.`` La vamos a encontrar´´ , `` la vamos a encontrar´´ .

Al llegar a casa de sus abuelos se encontró con su prima pequeña – ella tenia casi la edad de su hermana tan solo 6 años – los sentimientos la invadieron de nuevo, arrodillándose a la altura de la niña la tomo en brazos y por primera vez lloro . . . lloro sintiendo un enorme hueco en le corazón, las lagrimas salían de sus ojos sin piedad alguna, los pequeños brazos le rodearon el cuello tratando de consolarla pero fue inútil ya que solo provoco más dolor. Un dolor que superaba a cualquiera que sintió hasta aquel momento.

Una lluvia de preguntas callo sobre ella, ¿ porque lloras? ¿ que te paso? ¿ estas bien? . Todas con tono de preocupación por ella, sus familiares no tenían idea de lo ocurrido.

La contestación a las preguntas fue la misma, pronunciada en tono bajo, con sollozos y llena de dolor :

`` La hija . . . de . . . de mi padre . . . desa . . . desapareció . . . y nadie . . . sabe que paso . . . o en donde . . . puede . . . puede estar ´´

Después de contarles todo a sus familiares su abuelo pregunto como se encontraba su papá, pero hasta el momento no había hablado con él, ignoraba como se encontraba en aquellos momentos de angustia. Dándole la bocina del teléfono la reprendió un poco diciendo que era lo primero que tenia que haber hecho.

La bocina sonó, el tono que contesto fue como otra daga a su corazón, la voz sonó dolida, caótica, cansada. Por un momento desconoció a su padre. No podía verlo pero sabia que abría preferido morir antes de pasar por algo así.

La conversación fue corta, con algunas preguntas y palabras de aliento, ninguno de los dos sonó realmente convencido.

Los días siguientes fueron duros, crueles y agotadores en demasiadas formas. La angustia se apodero de ellos haciendo que cosas tan esenciales como el comer y el dormir dejaran de interesarles, solo tenían interés en una cosa ``ENCONTRARLA´´.

La esperanza se volvió su pero enemiga – siempre presente y tan dolorosa – pero nunca la perdían, no podían por que eso significaría renunciar a lo único que los mantenía cuerdos. Las autoridades no entraron en acción inmediatamente, pues las leyes absurdas dicen que las personas se consideran perdidas hasta 48 horas después de su desaparición. A pesar de ser las más cruciales para un niño pequeño.

Con el rostro demacrado, a causa del insomnio, la falta de apetito y los arrepentimiento internos ayudo en su búsqueda. Coloco anuncios en el metro, mando correos electrónicos y trato de encontrar su pequeña sonrisa en las niñas que miraba en las calles pero la situación se salia de sus manos, pues solo contaba con 17 años de edad.


La noticia llego a los noticieros televisivos, de radio y a los periódicos. En las principales avenidas se colocaron lonas, pancartas y se repartieron volantes, a pesar de su ardua tarea no se encontró ningún indicio del paradero de la pequeña. Todo lo realizado solo causo un pesar más, la familia esperaba una simple y corta llamada – una en la que pidieran algo a cambio de la niña – pero esta nunca llego, en cambio las lineas se saturaban con llamadas de bromas, con fin de morbo o de personas que simplemente se divierten con el pesar de los demás.

El asunto comenzó a enfriarse, las autoridades dejaron de tomar el caso como prioritario y el único consuelo que ofrecieron fue dejar el expediente abierto en una gran pila de casos similares, diciendo que en cuanto tuvieran alguna noticia les notificarían.

``¡GRAN CONSUELO!´´

Los días pasaban, cada uno más largo, pesado y frustrante que el anterior. Estos causaron reproches – la culpabilidad buscaba dueño y frases como `` si hubieras ´´ y `` si tan solo´´ surgen de la nada – y los colocan unos contra otros.

Después de un mes, cada día al despertar de un mal sueño y poco descanso comenzó a comprobar que la vida sigue sin detenerse, sin espera. El planeta gira y gira y no da tregua a nadie. Creyó que lo peor había pasado, pero se equivoco . . . comenzó a dormir, a comer y hasta reír de nuevo, pero la idea de que tal vez la niña no lo volvería a hacer y que jamas la podría conocer se apoderaba de ella y los sentimientos de culpabilidad y remordimiento la atacaban cada vez más fuerte.

El tiempo paso, cada día tomaba una forma mejor, aprendió a vivir con la perdida y a soportar la culpa que nunca la abandono, los días, las semanas, los meses e incluso los años que transcurrieron solo sirvieron para anclar más el remordimiento y la culpabilidad que sintió por jamas tratar de conocerla.

A 6 años de ese fatídico día se sigue preguntando si en algún momento despertara de la pesadilla y encontrara al pequeño ángel a su lado, si las lagrimas de dolor dejaran de salir y las remplazaran las de la alegría y dejara de engañarse diciendo que cualquier día podría ser el esperado, sin sentirse mal cada día al despertar.


En memoria de Daniela Xochitl Elizarraras Rojas.

El amor nos mantiene unidos por más lejos que te encuentres.

Sabemos que volveremos a reunirnos,
así pase toda una vida de sufrimientos,
angustias y pesares.
Estaremos juntos una vez más.