Antes que nada quiero decir, esta historia fue el comienzo de -Takagi-, fue el principio de las geniales historias de ahora. Más que nada es mí regalo de Navidad hacia él, por ser el mejor amigo que puede existir, y ser la maravillosa persona que es, simplemente gracias, es lo único que te puedo decir, gracias groso, te quiero un montón y espero que la sigas. PD: El renunció a esta historia y la borró de todos lados, pero el no sabía que yo tenía una copia completa de esto :3. Capítulo 1: Viernes 6 de julio, 2012. Sendai, Japón. —Miiiir, ¡despierta o vas a llegar tarde de nuevo! Los gritos de mí padre, como todas las mañanas. —Miiir, ¿me escuchas? Uno se va acostumbrando, ¿No se le esta haciendo tarde para el trabajo? —Mirkoooo, no te hagas el tonto, ¡se que escuchas! -entra al cuarto- Despertate de una vez, vas a llegar tarde de nuevo. —Tranquilo Papá, enseguida me levanto. —Se me esta haciendo tarde, te deje el desayuno en la mesa, no se si llego para almorzar, si no llego tenes la pizza de anoche, ¿si? —Esta bien Papá. —Nos vemos, te quiero. —Yo también… Y se marchó de la casa, temprano, como todos los días. No lo culpo, teniendo en cuenta su trabajo… —6:50… No me parece raro que papá haya exagerado con la hora, siempre lo hace, entro a la escuela a las 7:30. —Bueno, a desayunar se ha dicho. Cereales con jugo, típico de Papa… —7:05, será mejor que me vaya vistiendo. — ¡Listo! 7:15, mejor voy saliendo… Mi nombre es Mirko Akite, tengo 16 años, estoy cursando 3er año del instituto Mitochi. Soy un chico como cualquier otro, mido 1,75, tengo cabello negro, ojos grises, saco notas bastante buenas en la escuela, estoy bien físicamente, una vida totalmente normal, excepto que… Mi madre murió cuando yo tenía 7 años, la atropello un auto cuando venía del supermercado, y los doctores no pudieron salvarla. Mi padre se llama Walter Akite, trabaja como vicepresidente en una empresa muy conocida de celulares, y por eso no esta mucho en casa. Cuando mi madre murió, mi padre no tenía mucho tiempo para estar conmigo, lo que me fue encerrando cada vez más en mi propio mundo y no dejándome hacer amigos, por lo tanto, hoy por hoy, soy muy tímido y no tengo amigos. Mis padres de pequeños vivían en una aldea, la cual el nombre siempre se me olvida. Mí madre solía contarme historias para que me duerma, me contaba que en su aldea existía gente capaz de utilizar poderes mágicos, y que su gobernante mantenía la paz en este mundo, manteniendo controlados esos poderes, haciendo que nadie los utilice para el mal. Cuando el gobernante de la aldea se hacia anciano, se realizaba un torneo en donde el ultimo que quedara con poderes seria el próximo gobernante, para poder mantener la paz en el mundo. Ella decía que seleccionaba a 50 chicos jóvenes de su aldea, para entrar a este torneo. A cada chico se le daba un collar, llamado Collar Toransumitta, acompañado por dos cartas, con la forma de los naipes de póker, aunque menos anchas y mas alargadas, según lo que me contaba mamá, las cartas solo liberaban su poder cuando la persona tenia el collar puesto, ella me había contado en una ocasión como usar las cartas, pero no lo recuerdo en este momento. Lo que sí recuerdo que la persona queda eliminada del juego cuando su collar es destruido. También creo que cuando un concursante es eliminado, cualquier persona con un collar podía adueñarse de sus cartas, ganando así nuevos poderes. Es extraño que me acuerde de todo esto, pero de seguro le prestaba mucha atención, es increíble todo lo que invento para que pasara un buen rato… —Llegué a la escuela, y entre a mi salón. —Buenos días alumnos, tomen asiento. Empecé a notar algo raro, como que algo faltaba… — ¡Eso! (me dije en mi cabeza), hoy no vino Naomi Gensai, es extraño, ella nunca falta, es una alumna sumamente aplicada, y hasta esta parte del año no tiene ni una inasistencia. El día tuvo un transcurso normal, como siempre, salí de la escuela, y me dirigí a mí casa. Cuando llegué, abrí la puerta y me encontré con algo… Había un paquete y un sobre en el suelo, era un paquete pequeño. En el sobre decía que estaban dirigidos a Walter Akite, mí padre. —Son para Papá, pero el no está aquí…No creo que se moleste si hecho un vistazo. Abrí las cartas y comencé a leer: “Akite Walter, soy el gobernante de la Aldea Kakutsareta, quiero hacer esta carta breve para que estés informado lo más pronto posible… Como sabes, desde que gané el torneo, ha pasado mucho tiempo, y ya estoy envejeciendo, también sabes, los que participaran en el próximo torneo, serán descendientes de todos aquellos que participaron del torneo pasado, no importa si son hijos, primos, nietos, sobrinos, etc. Solo un descendiente de cada familia está destinado a estar en el torneo. Todos los participantes del torneo pasado han abandonado la aldea por distintos motivos, por lo que envió estas cartas a todos los ex participantes informándoles cual de sus descendientes participara en la batalla. El miembro de tu familia elegido para este torneo es: Akite Mirko. Si aun no le has contado nada, hazlo lo más pronto posible, y si ya lo hiciste, prepáralo, quien sabe cuánto falta para que todos los participantes reciban esta carta y empiece la competencia. Mucha suerte, mis mejores deseos… Hanari Kenzo” En ese momento no sabía cómo sentirme, ¿sería un sueño?, ¿sería una broma?, es imposible que las historias de mamá sean verdaderas, ¿magia?, ¿papá y mamá tenían poderes mágicos? En ese momento recordé el paquete que estaba junto a la carta, me quede paralizado, no quería abrirlo, pero una enorme curiosidad me invadía, ¿podría ser verdad que yo, un chico común y corriente, pudiera tener poderes mágicos? No pude resistirme, acto seguido tome el paquete y lo abrí… Dentro había un collar, perfectamente colocado, y a su lado dos cartas, una de ellas decía “cuerpo reforzado” mientras que la otra decía “descarga eléctrica”, las cartas eran de color blanco amarillento, tenían bordes adornados con hermosos diseños, y un símbolo, una esfera, con un hueco en el centro, y dos tajos a cada lado, igual a la piedra del collar, una piedra cristalina, color verde esmeralda. En ese momento pensé “debería ponerme el collar”, pero luego recapacite, solté el collar y las cartas, fui a mí cuarto y me encerré hasta que mi padre volviera, ¿todo esto sería verdad? Necesitaba respuestas, y pronto. Unas horas después llego mi papá, un rato antes yo había bajado a buscar el collar y las cartas, para ir a examinarlas a mi cuarto más tranquilo. —Mirkoo, ya llegué. Era el momento, tenía que decirle. —Hola papá. Enseguida bajo. No sabía cómo reaccionaría papá al ver que abrí sus cosas… —Emm, papá, esto llegó a casa, perdón por abrirlas, pero tenía curiosidad, seguro que es una broma o algo así, ¿no? Al levantar la vista pude ver la cara de mi padre, una expresión de sorpresa mezclada con horror. —Mirko, siéntate, tenemos que hablar… En ese momento empecé a pensar: “esto no puede ser cierto, no puede ser cierto” —Voy a hacerlo muy breve, ya que solo vengo a buscar unas cosas y debo volver al trabajo. Supongo que recordaras las historias de mamá, las de nuestro antiguo pueblo. —Si… —Bien. Como te dije, te lo voy a hacer breve, todo eso es real, el pueblo, la magia, el torneo, todo. Nunca te lo dijimos porque tenemos una familia bastante grande, y podría ser cualquiera de tus primos el destinado para este torneo, la verdad no creíamos que fueras tú. Este torneo determinara al próximo gobernante de nuestra antigua aldea, llamada Aldea Kakutsareta. Allí hay un templo, donde vive el gobernante, quien guarda y protege los secretos de la magia que poseen las cartas y el collar, evitando que cualquier persona se apodere de los secretos, utilizándolos así para el mal. No podía creerlo, ¿será verdad? — Entonces, ¿tú y mama participaron en el antiguo torneo? — Si, se elijen 50 chicos, tu madre quedo en el puesto 34, y yo en el tercero… ¿Tercero? ¿Mi papa habrá sido muy bueno? — Papá… — ¿Qué sucede? — Y todo esto, ¿será muy peligroso? Me refiero a que… ¿podría morir? — No hijo, no te preocupes, si una persona planea matar a otra con los poderes de las cartas, el poder del collar deja de funcionar, dejando desactivado el poder de las cartas y evitando que la persona pudiera matar a la otra, la única forma de que una persona quede eliminada del torneo es destruyendo su collar. Se me está haciendo tarde, mañana hablaremos bien de todo esto y te enseñare a usar esas cartas, ¿si? — De acuerdo. — Volveré mañana por la tarde, trata de que nadie vea ese collar, solo por las dudas, no quiero que te metas en problemas sin saber defenderte. — Estaré bien… Papá salió de la casa. Yo tome el collar y las cartas y fui a mi cuarto. —No puedo creerlo, ¿realmente tendré que participar de un torneo?, ¿realmente tendré que usar esas cartas?, ¿realmente soy capaz de hacer magia? Tengo muchas preguntas sin responder en mi cabeza, necesito dormir un poco. Pero antes… Mire el collar, dude por unos minutos, pero me decidí, lo tome, lo observe detenidamente, y me lo puse en el cuello. La piedra color esmeralda empezó a brillar, lo hizo por unos segundos y paró. Empezaba a convencerme de que lo que estaba pasando no era una broma, o un sueño, era algo real a lo que tenía que enfrentarme. Observe las cartas, como ya dije, eran color blanco amarillento, como una hoja de pergamino, eran como una típica carta común de póker. Empecé a preguntarme como funcionarían, y que tipo de poderes tendrían, sentía muchas ganas de que papá llegara y me enseñara a usar las cartas, pero al mismo tiempo sentía miedo, aunque papá me había dicho que no moriría, sentía miedo por lo mucho que pudiera lastimarme. De repente, llaman a la puerta… — ¿Quién es? —Correspondencia para el señor Walter Akite. — Él no se encuentra. — ¿Podría dejarte la carta a ti, así luego se la entregas? — Sí sí, claro. Pásala por debajo de la puerta. — Gracias, que tenga un buen día. — Adiós. Mi corazón empezó a latir más rápido, era la misma letra que aquella carta enviada por el gobernante de La Aldea Kakutsareta. La carta decía: “Participantes del torneo del nuevo gobernante de la Aldea Kakusareta, quería informarles que debido a mi mala salud no me queda mucho de vida, por eso necesitamos definir lo más pronto posible a un nuevo gobernante. Por eso, tuve que tomar la medida de implementar una nueva regla al torneo, esta regla es como última opción, pero va a tener que ser aplicada. La nueva regla consta de que, ahora los participantes pueden ser eliminados de dos formas: o destruyendo su collar, anulando así sus poderes, o, desgraciadamente, quitándole su vida. Es una medida muy drástica, pero me he visto forzado a tomarla, mis mejores deseos. Hanari Kenzo” En ese momento solté la carta y me tome de la cabeza, ahora no solo podría salir lastimado, sino que podría también perder mi vida. No quería ser parte de todo esto, quería salir lo antes posible. Se estaba haciendo de noche, así que tome un baño, cené y me fui a dormir, al otro día era sábado, así que no era necesario despertarme temprano. Sábado 7 de julio, 2012. Sendai, Japón Me desperté muy agitado, sudando, había tenido una pesadilla. Había soñado con que un chico, no recuerdo como era físicamente, me atacaba con el poder de las cartas, era un hechizo de fuego, el collar se sobrecalentó y explotó en mil pedazos, luego de eso, le suplique que me dejara ir, pero no me hizo caso y me incinero. Eran las 9:30 de la mañana, quise dormirme de nuevo pero no pude. Así que me levante, todavía tenía el collar puesto y las cartas en el bolsillo, pero no me di cuenta. Abro la heladera para buscar un poco de leche, pero se había acabado, tome un poco de dinero y fui a la despensa que quedaba cerca de mi escuela. Iba caminando tranquilamente, no había mucha gente en la calle por ser temprano. Iba a cruzar la calle, cuando veo a aproximadamente una cuadra, un chico, con unos rulos dorados, una boina francesa que le cubría los ojos, y una vestimenta bastante elegante, pero el tenia algo diferente con lo que se hacía notar… Estaba tratando de ver sus ojos, pero cuando bajo la mirada un poco, lo noto. Tenía un collar idéntico al mío. Instintivamente me pongo la mano en el cuello, y veo que olvide sacarme el collar. En un instante recordé todo lo de la batalla y la nueva regla que el gobernante había puesto, la de asesinar, entonces pensé: — Mierda, tengo que correr. Pero cuando me di vuelta, ese extraño chico, estaba parado delante de mí. — ¿Vas a algún lado? –Dijo el chico-. Me sobresalte, di un paso atrás. El miedo empezó a invadirme… — ¿ Q-Quién eres tú? El chico soltó una pequeña risa macabra. — Mi nombre es Hitori Shinoshiba, uno de los participantes para determinar al gobernante de la Aldea Kakutsareta. Se me puso la piel de gallina. —Alguien con una pinta de débil como la tuya no debería ir mostrando ese collar así por la calle… Ese chico se veía muy confiado, estaba seguro de que el no dudaría en usar algún hechizo contra mi. —…supongo también, que te has enterado de la nueva regla para eliminar a los participantes, así que, si no quieres morir, te sugiero que me entregues ese collar ahora, y tus cartas también. Di un paso atrás, no estaba dudando en dárselas, yo ni siquiera sabía usar las cartas, no sería rival para nadie, pero de mi boca no salieron las palabras que yo pensaba… — ¡No te las daré! No sabía porque dije eso, pero un pensamiento cruzó por mi mente. Ahora tenía la oportunidad de hacer algo de mi vida, tenía algo que me hacía diferente a los demás, y no iba a dejar que nadie me lo arrebatara, aunque eso signifique luchar por mi vida, tampoco quería perder primero y ser una decepción para mi padre… El chico soltó de nuevo esa risita. — Veo que tienes agallas, pero no te quieras hacer el valiente y entrégame el collar, por la expresión de miedo que tienes en la cara, de seguro ni siquiera sabes cómo usar las cartas. ¿Tan evidente era? Se dio cuenta demasiado rápido. Esta vez con un tonó más alto dije: — ¡Te dije que no te las daré! El chico me agarro del cuello con una mano, y me levanto del piso, era increíble la fuerza que poseía. — Te dije que no te hagas el valiente, esta es tu última oportunidad dame las cartas o… En ese momento yo había cerrado los ojos, sentí que mi cuerpo hizo un impulso involuntario, y cuando los abro, veo todo en cámara lenta… Le había dado una patada en la barbilla. Me soltó, y emitió un grito de dolor. — ¡Mierda! ¡Maldito estúpido! ¡Te destruiré! En ese momento el chico dejo caer su boina, dejando a la vista sus ojos, tenía ojos negros, y una mirada que emitía furia. Recapacité, di media vuelta y corrí en dirección a mi escuela, no sé porque fui ahí, pero solo quería alejarme. — ¡No te me escaparás inútil! Yo sólo seguía corriendo, no quería mirar para atrás. Cuando creí que estuve lo suficientemente lejos, frene un poco y observé para atrás, ¡bien! No lo veía, pero cuando volví mi mirada hacia adelante… — ¡Te tengo! Ahí estaba él… — ¡Cómete ésta! Me dio un puñetazo en el estómago, los ojos me quedaron blancos y caí arrodillado al suelo, y me retorcí de dolor, era increíble su fuerza. — C-o… — ¿Aún puedes hablar? Es raro que alguien tan débil como tu pueda seguir consciente después de ese golpe. Y no era mentira, no sé cómo no me desmaye… —Tú… ¿C-Cómo hiciste eso? El chico emitió algo que pareció un resoplo. — Con el poder de las cartas y el collar, ¿Con qué más creías? ¡Cierto! Por toda la persecución me olvide de porque estaba siendo perseguido, ese chico quiere mi collar… — Y… ¿Qué hechizo estas usando? — Híper velocidad, no solo te deja correr más rápido, aumenta la velocidad de todo el cuerpo, haciendo que pueda golpear más rápido, y por lo tanto hacer más daño. Con razón el aparecía de repente delante de mí. — ¿D-Dónde están tus cartas? El chico emitió un gran “JA” — Es verdad, no sabes siquiera como usar las cartas. Sentí una sensación de impotencia en ese momento. No podía dejar que ese chico me destruyera, tenía que encontrar la forma de usar mis cartas. No había nadie cerca como para pedir ayuda, mi escuela quedaba a solo media cuadra por detrás de mí, me levanté como pude y empecé a ir hacia el patio, tenía que ir a un lugar espacioso, mis posibilidades de esquivar sus ataques eran prácticamente nulas, pero si tenía que elegir lugar para intentarlo, prefería un espacio abierto. — Tú no sabes cuándo rendirte, ¡admite que perdiste esta batalla! En menos de un segundo, el estaba detrás de mí, y me golpeo con una feroz patada en la espalda. Intente soportar el dolor, y llegué al patio de la escuela. — Ya me estás cansando, ¡entrégame el collar ahora y te dejaré vivir! El chico se enojaba cada vez más, pero yo no iba a dárselo sin ofrecer resistencia. — ¿Lo quieres? ¡Ven por el! En menos de un segundo, el estaba delante de mí, dándome innumerables golpes y patadas en todas partes del cuerpo. Sentía como mi cuerpo se colapsaba, el dolor invadía cada parte de mi cuerpo. De repente, el chico cesa los golpes y se aleja de mí, dejándome caer al suelo, luchando por mantener la conciencia. Veo a lo lejos su cuerpo, borroso, pero llego a distinguir lo que está haciendo. — ¡Ya está! Usare otro hechizo para acabar contigo de una vez por todas. El chico saca otra carta de su bolsillo, y grita: — ¡Pyro! Parte la carta a la mitad, suelta los pedazos, estos se queman y se vuelven cenizas, no entendía nada de lo que estaba pasando. El chico extendió la mano en dirección hacia mí y dijo: — ¡Este es tu fin! Desde su mano, sale una gigantesca bola de fuego dirigida hacia mí, ¿podría ser esa la forma de utilizar las cartas, rompiéndolas y dejando que se quemen, así el poder viene hacia la persona? Igual, no importaba, era mí fin, nunca podría averiguarlo. Todo se silencio, no escuchaba nada, solo escuchaba unos pasos, que se dirigían hacia mí, pensaba que estaba perdiendo el juicio, y escuchaba cosas, pero no… Se escucha la voz de una chica. — ¡Escudo de cristal! Una figura que me parecía muy familiar, de una chica, se posa delante de mí, con un collar y una carta en su mano, esta rompe la carta, se quema y se vuelve cenizas, pone las manos delante de ella y aparece un enorme escudo de cristal. La bola de fuego enviada por Hitori, impacta con este enorme escudo de cristal, el escudo resiste, pero parecía que no duraría mucho. — Oye, ¿estás bien? – Dice la voz femenina, la cual no podía ver el rostro -. Yo empiezo a recobrar el sentido y me levanto despacio. — Te dieron una buena paliza, pero supongo que te queda energía como para lanzar un hechizo. Solo me quedé callado, no respondí, en ese momento, al escudo se le empezaron a hacer grietas, se estaba rompiendo. — ¡Esto es algo entre ese chico y yo! – Gritó Hitori - ¡No te metas! — Rápido, ¡lánzale un hechizo y acaba con él! No sabía qué hacer, pero saque la carta de mi bolsillo que decía “descarga eléctrica”, la tome, e imité lo que hicieron Hitori y esa chica. Está se quemó y se hizo cenizas, empecé a sentir una extraña sensación, como que algo fluía por mi cuerpo. — Rápido, lanza el hechizo. No sabía cómo hacerlo, pero no pensé, solo actué… Coloqué las manos delante de mi cuerpo, en el momento que estuve preparado, pensé “¡Vamos!”, y un rayo salió disparado de mi mano. Primero salió para cualquier dirección, pero este se re-direccionó a donde estaba Hitori. — ¡Mierd…! Antes de terminar la frase, el rayo impactó contra él, no podía creer lo que pasaba. — ¡Maldito! ¡Te destruiré la próxima vez que te vea! Y se alejó de manera súper rápida. El escudo de cristal había desaparecido. — Uf – dijo la chica —, eso estuvo cerca, ¿no? La chica se volteó, y me caí al suelo de la sorpresa que me dio… ¡Era Naomi Gensai! — ¿Q-Qué vas hacerme? — Nada tontito, vine a defenderte, los dos estamos en el torneo para designar al gobernante de la Aldea Kakutsareta, pero eso no significa que tenga que sacarte del juego. Quiero que seamos amigos. No podía creerlo, es la primera vez que alguien me pide para que sea su amigo. — Oye, ¿estás bien? — Sí, es solo que… es la primera vez que alguien me pide que sea su amigo. — Aaaaw, ¡tontito! Naomi me abrazó, tenía toda una confusión dentro de la cabeza por todo lo que acababa de pasar, pero me sentía feliz.