Long-fic de Pokémon - Corazón & Alma

Aclaraciones: Este fanfic fue escrito en el 2011; con nuevo formato y reestructuración de ideas, he decidido retomarlo, comenzándolo desde el principio. No niego que se pueda encontrar un cierto nivel de OoC, pues las perspectivas de los personajes son subjetivas, igualmente, me tomé la libertad de crear un contexto histórico a ciertos personajes de mi preferencia, que no han sido profundamente mostrados en el anime.

Corazón & Alma

Pipilup


Capítulo Uno​

Un muchacho recorría la Ruta 7 con su fiel compañero en el hombro, bajo el sol matinal que anunciaba el comienzo de un nuevo día.

Después de haber estado una temporada en Alola, las temperaturas más secas de Kanto succionaban las energías del entrenador y su pokémon. El trino de los Pidgey sonaba en los árboles y reconfortaba a ambos, haciéndoles estar en todo momento conscientes de que por fin estaban de regreso en casa.

Ash sacó la pokédex de su bolsillo, buscando en la imagen un mapa. Ya conocía el camino a Ciudad Azulona, lo había recorrido años atrás; sin embargo, cada par de horas verificaba que las indicaciones eran las correctas. Estaba en un estado de completo éxtasis. Tan pronto regresó a Pueblo Paleta, el profesor Oak le había hablado sobre un torneo que se llevaría a cabo en su ciudad destino. No había necesitado más de dos días de descanso para saber que quería ir y participar.

—Estamos cerca, Pikachu.

El pokémon amarillo contestó con alegría y entusiasmo.



No mucho después, los altos edificios de la ciudad les dieron la bienvenida, al igual que la mezcla de sonidos: automóviles, música tocada por un grupo en las calles, los anuncios publicitarios de las tiendas, y el griterío de las personas que pasaban por el lugar. Ash quedó anonadado al ver tal cantidad de gente: las aceras estaban rebosantes de enormes grupos de personas, que iban de allá para acá.

Siguiendo el mapa, al igual que a la multitud, dio con el camino hacia una enorme estructura de metal y concreto. El edificio tenía grandes dimensiones, simulando un Coliseo. Fuera, cientos de personas se agolpaban en las diversas entradas, mientras otros cuantos vivían reencuentros con amistades separadas por el tiempo, o entrenando a sus pokémon.

No le tomó mucho tiempo al muchacho entrar, las filas avanzaban con rapidez, como si el sistema de registro fuera excesivamente eficaz. Una vez dentro, se encontró en un recibidor que, a pesar de estar rebosante de gente, el aire acondicionado refrescaba a todos. Quizá era el por qué todo el mundo tenía tanta urgencia en entrar, pues en las secciones de registro, donde enfermeras Joy y staff tomaban datos, las filas eran bastante cortas.

Ash se acercó a una mesita y esperó unos minutos para su turno. Pikachu se movía impaciente en sus hombros, olfateando el ambiente y analizando todo lo que los rodeaba.

—Siguiente, por favor.

La enfermera Joy sonrió ampliamente a Ash y lo invitó a acercarse.

—¿Nombre?

—Ash Ketchum.

La mesa era un panel táctil, donde la mujer tecleó el nombre del muchacho. La base de datos arrojó una foto y diversas anotaciones, desde lugar de nacimiento hasta las diferentes Conferencias y Copas en las que había participado.

—Vaya, así que tenemos otro entrenador aquí —, Joy movía los dedos ágilmente por el panel, mientras Ash veía como su foto era arrastrada hasta otro conjunto de retratos de otros entrenadores. —¿Podrías darme tu pokedéx un momento? — Ash se la tendió, la enfermera insertó el aparato en una ranura y momentos después lo retiró y se lo dio de vuelta a su dueño. —Muy bien, toda la información que necesitas la encontrarás en una carpeta que he creado. Rotom te ayudará a conocer tu número de participante, te dará acceso a las diferentes áreas en las que se llevará a cabo el torneo, y es tu guía al hotel donde tu habitación fue asignada.

—Muchas gracias, enfermera Joy —, Ash verificó la existencia del documento, y sonrió ampliamente.

—Fue un placer atenderte, ¡y mucha suerte!

Ash se apartó mientras escuchaba ensimismado a Rotom, dándole indicaciones. Una pestaña se abrió automáticamente, indicándole que a la 1 de la tarde sería la inauguración. Miró a su alrededor y decidió esperar ahí, pues le quedaban cuarenta minutos libres.

En ese momento fue cuando su estómago rugió con fuerza, igual que el de Pikachu.

—Vaya Pikachu, he estado tan emocionado por llegar, ¡que no me di cuenta de lo hambrientos que estamos!

Y por suerte, su mirada encontró el oasis: una fuente de comida se extendía a lo largo de una mesa gigantesca, de donde varios muchachos tomaban toda clase de cosas.

Se acercó con ansiedad y tanto él como su pokémon, comenzaron a comer como alguien famélico. Tan pronto como su mano cogía algo, ya lo tenía en la boca y se lanzaba por el siguiente bocadillo. Muchos cerca de ahí lo miraban con impresión: parecía una verdadera aspiradora de comida.

Ash estaba tan concentrado en su tarea, que no había nada para él en ese momento más que esas exquisiteces. Su mano se alargó hasta un pastelillo que era una de sus últimos bocados, pero otra mano lo cogió segundos antes, con una velocidad del rayo.

—¡Hey! ¡Yo iba a coger eso!

—¡Búscate otro, este es mío!

Un muchacho con una cresta como peinado y ojos avellanas sostenía el pastelillo con celo, hasta que ambos se miraron bien, y el reconocimiento cruzó los rostros de ambos.

—¿Ash?

—¿Jackson? — Ash sonrió al muchacho y se saludaron con alegría.

—Mírate nada más, ¿cuánto tiempo ha sido? —. Jackson sonreía de oreja a oreja, con su típica actitud alegre. –¿Así que tú también vas a participar? ¡No me sorprende!

El azabache y el entrenador de Johto compartieron unas breves palabras hasta que el chico de pueblo Primavera lo invitó a acompañarlo a otra sección del lugar.

—Perdona por tomar este pastelillo, Ash, pero no es para mí, es para mi chica.

El muchacho dijo las últimas palabras con un aire triunfante y esperanzado.

—¿Has venido con tu novia? — Ash lo miró curioso. Él nunca se hubiera imaginado a él mismo compartiendo algo así con una chica.

Jackson se rascó la cabeza, soltando una risita nerviosa.

—Bueno, técnicamente no es mi novia—, y elevando un puño triunfante, se alegró, —pero lo será muy pronto.

Caminaron hasta una pequeña área con enormes sofás, donde también mucha gente se conglomeraba. Ahí Jackson comenzó a buscar con la mirada por todos lados, pero Ash reconoció la confusión y contrariedad en los ojos de su amigo.

—¡Vincent!

Ambos muchachos se giraron hacia el origen de aquella voz femenina.

Ash vio acercarse a una chica de cabellera azul celeste, con un Misdreavus flotando cerca de ella.

—¡Marinita! —Jackson parecía saltar de felicidad junto a ella, e hincándose le ofreció el pastelillo de chocolate con completa veneración. —Te conseguí algo que estoy seguro te encantará.

La joven sonrió tímidamente, y cuando no alargó el brazo para tomar lo que el castaño le ofrecía, tanto Ash como Jackson repararon en el cono de helado que traía consigo.

—Oh Vincent, es muy dulce de tu parte —, Marina se veía ligeramente contrariada, buscando las palabras para no ofender a su amigo. —Jimmy nos encontró una máquina de helados, ¡son deliciosos!... me temo que después de comerlo, no tendré espacio para algo más —, Jackson cayó dramáticamente al suelo, con el corazón roto. —Pero gracias, de verdad.

A Ash le causó gracia el cómo su amigo había reaccionado, riéndose un poco.

—Por Arceus, ¡Ash!

Cuando volvió a alzar la mirada, vio detrás de Marina a tres personas aproximándose. El muchacho con gorra, de una edad como la suya, le resultó vagamente familiar. Y antes de que la sorpresa y la emoción lo conmocionaran, el niño con lentes se abalanzó sobre él, dándole un fuerte abrazo.

—¿Max?

El niño no lo soltaba, e inclinando la cabeza hacia arriba, contempló al entrenador con una alegría incontenible. Pikachu saltó de su hombro hacia alguien también conocido. Una risita llamó la atención del azabache, topándose con una vieja amiga que miraba a su hermano y amigo con gran gusto.

Al momento en el que Max por fin lo soltó, May también se lanzó a darle un enorme abrazo, aunque mucho más breve. Tanto entrenador como coordinadora, se sintieron felices de reencontrarse después de tanto tiempo.

—¡Qué feliz estoy por verte de nuevo, Ash! —Max se veía más maduro y alto que la última vez que se habían visto, pero Ash aún lo consideró dentro de sí como un hermano pequeño al que cuidar. —¡Sabía que te encontraríamos aquí!

—¿Has venido a participar? —el joven de pueblo Paleta no recordaba la edad exacta del hermano de su amiga, y el timbre de sorpresa en su voz era evidente.

Max negó ante la pregunta y señaló a su hermana con cierto orgullo, indicándole al entrenador quién sí participaría.

—May, ¿ahora también peleas en torneos?

La coordinadora soltó una risita, negando con la cabeza. Antes de que dijera algo, Marina se aclaró la garganta cerca de ella. Los jóvenes de Johto habían observado con curiosidad la escena de reencuentro, mientras que el trío los había olvidado temporalmente.

—Oh sí, Ash —May comenzó a estirar un brazo mientras señalaba a sus acompañantes. —Ellos son mis amigos que conocí en Johto y que viajaron conmigo en Sinnoh y Unova: Marina, Jimmy y…

Los eludidos asentían ligeramente y Ash volvió a reconocer al muchacho.

—¿Así que ustedes también conocen a Ash? —Jackson se había recuperado, y mostraba interés.

—Viajamos juntos —señaló Max, con aire orgulloso. Después mostró cierta duda—, ¿ustedes se conocen?

Ambos asintieron y explicaron al resto que se habían conocido en la Conferencia Plateada tiempo atrás.

Pikachu regresó de la cabeza de Max al hombro de su entrenador, y este, al dirigir su vista de nuevo hacia May, se encontró nuevamente con la certeza de que había visto a Jimmy antes. El muchacho del mechón también mostraba en su rostro un indicio de reconocimiento.

Antes de que cualquiera de los dos se dirigiera la palabra, una voz por altavoz resonó en el edificio. Las voces de las personas y pokémon amainaron, atentos al hombre que hablaba por el otro lado del sistema.

—Primera llamada, primera.

La gente comenzó a moverse en manera simultánea: paneles en las paredes señalaban hacia dónde dirigirse con luces llamativas, igualmente, enfermeras Joy, oficiales Jenny, y otro personal invitaban a los participantes a presenciar la inauguración del torneo.

—¡Vamos!

Marina aplaudió emocionada y tomó a May del brazo. Los cuatro muchachos las siguieron, mientras Misdreavus perseguía a Pikachu en modo de juego. La voz de los altavoces indicó la segunda llamada.

Una vez recorridos los pasillos, el grupo se encontró sorprendido por la estructura interna de la arena: parecía un enorme estadio, con gradas en desnivel que poco a poco se iban llenando de gente. Gigantescas pantallas LED mostraban imágenes de la arena de batalla, algunas otras de las entradas donde ríos de la multitud se apretujaban y otras del estadio grabado por un dron en las alturas.

May y Marina iban a la cabeza del grupo, abriéndose paso a empujones entre la multitud de jóvenes que también buscaban asientos.

—Dime Ash, ¿a qué otros lugares viajaste? —Max se escurría con facilidad entre las personas, mientras que los otros tres jóvenes se las apañaban para seguir adelante—. Recuerdo que estabas en Sinnoh, cuando mi hermana fue a visitarlos.

—Pues fui a Unova —el entrenador intentaba contestar la pregunta de Max, pero por alguna cosa u otra, más y más gente lo empujaba y no lograba respirar siquiera—. También a Kalos —el muchacho empujaba con todas sus fuerzas a la marea que lo arrastraba en contra de su voluntad, hasta que Jimmy y Jackson lo sujetaron de sus ropas y jalaron hasta ellos.

Pudiendo tomar un respiro, vio que habían bajado de nivel, e identificó al par de chicas saltando de fila en fila para encontrar espacio suficiente para que su grupo de seis pudiese sentarse.

—¡Vamos, Vincent!

Jimmy hizo señas a éste y a Ash para que lo siguieran. Max había descendido desde otro punto, y bajaba con agilidad.

—¿Vincent? —a Ash le llamaba la atención que llamaran así a Jackson.

Este se encogió de hombros.

—Es mi segundo nombre.

Ambos descendieron hasta alcanzar a los otros cuatro. Se hicieron de seis asientos consecutivos y todas las gradas no tardaban en llenarse.

—También fui a Alola —terminó Ash de nombrar las regiones a las que había viajado, cuando Max se sentó junto a él.

—¿Cómo es? —May miraba a Ash con ojos inquisitivos, curiosos.

Cuando estaba por responder, se anunció la tercera llamada. Mucha gente comenzó a vitorear y aplaudir. Entonces unas estructuras metálicas comenzaron a deslizarse sobre el estadio, simulando un techo.

Antes de que las pestañas se cerraran por completo, se detuvieron, dejando que un gran halo de luz entrara a iluminar la arena. El terreno también había cambiado: una ancha circunferencia había sido reemplazada por agua, de modo que una pequeña porción de tierra había quedado en el centro, seguida por la franja líquida, seguida por el resto de la arena que se había visto en un principio.

Una figura con alas bajó volando desde lo más alto hacia el pequeño círculo en el centro. Las pantallas mostraron la imagen ampliada del Decidueye, que agitaba las alas vigorosamente.

Dos montículos se removieron debajo de la tierra exterior, Serperior y Chesnaught brotaron de ella y salieron al encuentro del volador, al igual que un Sceptile surgía de entre un grupo de la multitud. El pokémon de Hoenn lanzó unas semillas a la tierra, al igual que Chesnaught, formando tres circunferencias polvorosas. Decidueye y Serperior comenzaron a rodear el espacio en tierra y aire, soltando diminutas hojas y hierba. El estadio vibró, y del suelo surgieron tres colosos: Venusaur, Meganium y Torterra.

Estos tres soltaron un grito al unísono, y la arena retumbó de nuevo. Los siete pokémon brillaron con un halo verde, y de la tierra surgió planta feroz. Los brotes se concentraban en donde las semillas habían golpeado, formando tres enormes entrelazados, uno seco, uno con vivas flores y otro más verde que los mismos pokémon, y crecían más y más.

El círculo aislado en el agua se sumergió, y cuando volvió a elevarse, un caparazón colosal giraba vertiginosamente, con chorros de agua formando una hélice, y un Empoleon montado encima. El pokémon pingüino realizó un remolino, y del agua saltaron a él Samurott, Primarina y Greninja. El trío nadaba en sincronía con el torbellino, cuando un Swampert y un Feraligatr irrumpieron de las aguas y con puñetazos, deshicieron la figura de agua. Inmersos en el aire por unos segundos, los pokémon lanzaron rayo hielo a los tres nudos de raíz que habían dejado de crecer.

El espectáculo tenía anonadado a todo el mundo. Nadie hacía un solo ruido, muchos aguantaban la respiración.

Entonces rugidos y gritos de pokémon se escucharon justo dentro de las gradas, y un calor sofocante se apoderaba del ambiente poco a poco. Seis pokémon estaban al pie de las escaleras que dividían las secciones de donde los espectadores se sentaban, sacando llamas ígneas que encandilaban: Typhlosion, Blaziken, Infernape, Emboar, Delphox e Incineroar. Dos últimas figuras bajaron de los bordes del techo. Un Charizard anaranjado y otro negro daban vueltas cerca de los espectadores, lanzando llamas rojas y azules.

Todos los pokémon de fuego se lanzaron a las estructuras de hielo que tenían más cerca, y con tajos ardientes, las moldearon. Todos los pokémon de hierba y agua habían desaparecido, excepto el Blastoise que seguía girando, sobre la pequeña plataforma central, que comenzaba a alzarse, dejándolo a la altura de las humeantes figuras que los tajos y el fuego habían dejado.

El contacto con el agua generó una densa nube de vapor, imposibilitando la vista de todos más allá de sus narices. Una vez el obstáculo se hubo disipado, no quedaba ningún ser en la arena. Pero no era necesario.

Las tres estructuras de hielo, ahora convertidas en esculturas, brillaban de diferente color cada una, representando al fuego, agua y hierba, con los pokémon iniciales de cada región en su más básica etapa pre-evolutiva.

Gritos de júbilo, reconocimiento, y sorpresa rugieron en todo el estadio.

Otra tarima pequeña se elevó, desvelando a una figura que llamó la atención de todos los presentes.

—¡Eso es a lo que yo llamo impresionante! —Un hombre bajo, rechoncho, con lentes oscuros y que estaba vestido de una forma muy tropical, estaba parado en aquella plataforma que se elevaba, haciéndole estar en donde todos lo podían ver perfectamente. El hombre dio unas palmaditas al micrófono y dijo: —¡Sean bienvenidos al evento más grande de todos los tiempos! ¡El torneo Corazón y Alma! —aplausos y vítores se escucharon por toda la arena. —Mi nombre es Scott, y junto con mis compañeras Vivian, Lilian y Marian Meridian —, cada una de ellas subían en otras plataformas que también se dirigían hacia el techo, a la vez que éste las nombraba —, seremos los presentadores de este torneo.

—Gracias por esta grandiosa bienvenida —, dijo Lilian a todos los espectadores. —Esperamos que todos ustedes disfruten mucho esta oportunidad de luchar con entrenadores que quizá jamás hubieran conocido.

—Ni haber tenido el placer de combatir con ellos —añadió Vivian.

—Así que, esfuércense al máximo, pero no olviden, ¡que lo importante es divertirse! —animó a todos Marian.

Ash, May y Max reconocieron al cuarteto de presentadores y aplaudieron con el mismo énfasis que muchas personas. Los tres se miraron nostálgicos y a la vez felices, rememorando su viaje en Hoenn y Kanto.

—Ahora —dijo Scott con tono serio y potente—, déjenme presentarles a la persona que hizo posible todo esto —con los brazos señaló todo el lugar. —La persona que logró que todos ustedes estén aquí presentes. Les presento, ¡a la princesa de los concursos!, ¡a la doncella de las batallas! —Scott elevó la voz cada vez más—: ¡A la gran maestra pokémon del mundo!

Otra tarima circular salió del centro de la arena, entre los pilares de hielo. Las enormes pantallas mostraban el acercamiento de ésta, filmando a dos figuras que se encontraban montados en ella: un pokémon amarillo con collarín blanco que lucía imponente, y una chica de cabello y ojos castaños, vestida con una camiseta roja, un peto azul, un gorro blanco con un lazo rojo, medias blancas hasta la rodilla y unos zapatos rojos.

Pikachu se removió inquieto en el hombro de Ash, y éste no podía apartar la mirada de aquella chica que saludaba a la multitud entusiasta.

—¿Lyra? —murmuró Ash.



Continuará…

 

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Qué puedo decir, las viejas regiones tienen un lugar especial en mi corazón <3
Y bueno, un poco de romance no hace daño a nadie, pero ya veremos que sucede conforme a la marcha. xD

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Dedazo por completo, gracias por ayudarme a notar ese error D:
Y sobre el género, bueno, ahora que pienso en la pokédex, no puedo evitar pensar en Rotom... esta jugada del anime me confunde cada vez más.

Sinnoh no podría faltar jamás. <3

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Iré desarrollando un poco más la trama y se justificarán estos giros inesperados para los personajes que vayan incluyéndose poco a poco. :)

Capítulo dos​

Lo lanzaron con brutalidad, despojado de sus pertenencias, exceptuando sus prendas. Se incorporó lo más rápidamente posible, pero su intento de huida se frustró cuando la puerta de barrotes se cerró abruptamente.

El trío sombrío le regalaba un sentimiento de opresión, a pesar de que estaba relativamente a salvo de ellos dentro de su prisión. Su padre se veía imponente y satisfecho, lo que le ocasionó un escalofrío.

—Tú no puedes detenerme.

El hombre giró sobre sus talones, con la pesada capa arrastrando tras sus pasos.

Cuando el lejano eco de las pisadas amainó, se dejó caer derrotado. Intentó asomar la cabeza por los espacios del metal que lo retenía, todo en vano. Seguro a ellas las tendría encerradas también.

No había podido averiguar mucho, no lo atraparon husmeando, pero detectaron su intento de mandar una advertencia. ¿Cómo había sido tan torpe para creer que nadie se daría cuenta? Su padre tenía ojos por todos los rincones del palacio.

El húmedo frío del calabozo le calaba hasta los huesos, se hizo un ovillo, abrazándose las piernas. Cerró los ojos, y visualizó a su amiga. Quizá cuando llegara el momento, ella podría detener lo que él no había podido.




—¿Lyra?

A pesar del enorme jaleo que recorría las gradas, May escuchó el susurro de Ash, y se giró hacia él. El rostro del muchacho estaba surcado por la confusión y sorpresa, y Pikachu tampoco despegaba la mirada de la joven montada en la plataforma. ¿Así que ellos también la conocían? Pero, ¿de dónde?

Marina le dio un codazo y con los ojos la interrogó en silencio. La castaña se limitó a negar suavemente con la cabeza y encogió los hombros.

—¿La conoces, Ash? —el tono de Marina era incrédulo, con un toque de inocencia.

El muchacho seguía ensimismado, con la boca ligeramente torcida. Max, Jimmy y Vincent se inclinaron un poco para verlo, expectantes a su respuesta.

—Eh, sí —carraspeó, saliendo de su atontamiento. —Conocí a Lyra en Sinnoh.

—¿Tú también la conoces? ¿Verdad que es asombrosa?

May se sorprendió aún más cuando Jimmy reaccionó de esa manera. ¿A cuánta gente conocía Lyra? Marina se veía igual de desconcertada que ella, e insistió sutilmente en saber cómo la había conocido el otro entrenador.

>>Bueno, exactamente no la conozco. Pero la he visto antes en persona. No fue hace mucho, en Sinnoh también, cuando llegué a retar a Cynthia del Alto Mando —los ojos de Jimmy brillaban de emoción al rememorar aquella vivencia—. Cuando llegué, tuve la sorpresa de ver a Lance ahí también y de cómo ella —señaló a Lyra—, retaba a ambos en una batalla. ¡Lo mejor que he visto en toda mi vida!

Jimmy se veía enteramente lúcido, con una sonrisa soñadora.

—¿Quién ganó? —Max sonaba tan sorprendido como May se sentía.

Entonces Jimmy señaló al pokémon eléctrico.

—Ese Jolteon, junto con un Absol. ¡Qué increíbles combinaciones de ataques hicieron! La mejor batalla de todas, sin duda.

Ese par de pokémon era fácil de imaginar combatiendo para May, que asintió en aprobación al comentario del muchacho. Giró a ver a Marina, que también sonreía orgullosa. Ambas dirigieron sus miradas a Lyra, y de vuelta a la otra, sonriendo con complicidad, encogiéndose de hombros.



Lyra seguía saludando al público, cuando Scott volvió a tomar la palabra por el micrófono. Era reconfortante saber que él y las hermanas Meridian coordinarían el evento en su totalidad; eran rostros conocidos para la mayoría de los espectadores, carismáticos hasta la médula, con completa práctica en las batallas y concursos. Contar con personas tan capacitadas y tenerlas cerca, hacían más ligera la carga que sentía sobre ella. Jolteon alzó la mirada, y su cuerpo se aproximó unos milímetros más. Qué tranquilizante era tenerlo a él también.

Ya habían ensayado todo el numerito, pero llevarlo a cabo con público era una cosa totalmente distinta. No había dudado por un instante en que sus pokémon harían un show completamente espectacular, pero ella no manejaba tan bien la agilidad con la que se suponía que debía contar. Sobre el pequeño círculo ascendente, sentía que podía caer en cualquier momento, pero esa preocupación se vio ofuscada cuando sintió cientos de ojos mirándola. No había creído que tanta gente luciría tan intimidante.

—Muy bien, explicaré a detalle en qué consiste al evento en el que participarán —intentó enfocarse en la voz de Scott, aferrándose a ella como un pilar que la mantenía firme. —Este torneo recibe entrenadores, coordinadores, artistas e inclusive, líderes de gimnasio de diferentes regiones. Como todos ustedes se desarrollan en diferentes ámbitos, se intenta tener una dinámica en la que todos puedan sacar provecho a sus habilidades.

—El torneo tendrá cuatro etapas —prosiguió Marian—. La primera, consistirá, como en los concursos, en unas presentaciones del entrenador y su pokémon ante los jueces, en la cual se exhibirán los ataques de una manera que atraigan al público. Sólo la mitad de participantes pasará a la siguiente etapa.

—La segunda etapa —continuó Lilian—, será también una presentación, pero doble. En la cual, sólo lograrán pasar sesentaicuatro personas.

—En la tercera etapa —siguió Vivian—, tendremos batallas dobles, donde los aún concursantes podrán escoger a su pareja entre ellos, para así reducir la mitad nuevamente.

Las hermanas Meridian lucían tan entusiasmadas como si fuesen a combatir también. Lyra dudó un momento si era su turno de hablar, cuando la voz de Scott volvió a resonar:

—La cuarta, última, y más importante etapa, serán batallas tradicionales en dónde se utilizarán seis pokémon en batallas uno contra uno. Aquí, quien venza en la final, ganará la Copa Corazón y Alma.

Una imagen en las pantallas LED que estaban sobre ellos mostró la copa. Era un tazón bastante grande, dorado en su mayoría, con detalles plateados que hacían verle más estilizado y brillante. Recordó que esa era la señal para su intervención.

—Cabe mencionar —comentó la chica con voz que amenazaba en quebrarse—, que después de la segunda etapa del torneo, después de la presentación doble, se realizará un baile, un evento para disfrutar y relajarse un poco. Esperamos la participación de todos ustedes —dijo señalando con sus brazos a todos los participantes y al público, y con algo de confianza renovada, guiñó un ojo hacia donde estaban las cámaras que transmitían su imagen en las pantallas—, y también, de todas las personas televidentes.

Lilian, Vivian, Marian y Scott asintieron.

—Todos los participantes serán hospedados en las villas de entrenamiento, y los que se vean eliminados del torneo, seguirán siendo alojados hasta la clausura sin costo alguno, ya que queremos que puedan presenciar la gran final —puntualizó el de lentes oscuros.

Cuando más vítores entusiastas se escucharon, las plataformas comenzaron a descender, indicando el final de la inauguración.

—¡Descansen, y prepárense para ganar!

Jolteon lanzó un rayo en dirección al cielo, y de pronto, hubo una explosión de fuegos artificiales. La arena vibraba por el estruendo pirotécnico y el jaleo que ocasionaban los espectadores.

Cómo hacían las trillizas para mantenerse relajadas, Lyra no lo sabía. De su mente desapareció la multitud sobre ella, y lo único que la ocupó fue el ranger que descubrió bajo el umbral de la arena, esperándola.



Salir de nuevo a la recepción era una nueva travesía, pero Ash se evitó muchos empujones al esperar un poco más a que la gente saliera.

Fue refrescante estar debajo de las ventilas de aire de nuevo, sin estar acorralados de personas. Jimmy y Vincent se interesaron en sus viajes después de haber escuchado las regiones que el muchacho le había nombrado a Max. Marina y May también prestaban atención, mientras el azabache narraba sus aventuras en Unova, Kalos y Alola.

Pikachu descendió de su hombro de nuevo, y se puso a jugar con Misdreavus, cuando otro pokémon le cayó encima, abrazándolo con desesperación.

Ash reconoció a la pequeña Buneary al instante.

—¡Ash!, ¡May!

—¡Ash!

Las voces hicieron girar a los eludidos, pero en diferentes direcciones. May se encontró a dos muchachas aproximándose a ellos, la del gorro blanco sonriendo ampliamente. Dawn trotó hacia la coordinadora y ambas se fundieron en un abrazo enérgico. La muchacha de tez morena se aproximó con menos energía, pero con simpatía.

Y del otro lado, una pequeña niña rubia se aproximaba a la mayor velocidad que sus piernas le permitían, con una joven detrás.

—¿Serena? ¿Bonnie?

Ambas chicas exclamaron de nuevo el nombre de su amigo, cayéndole encima tal y como Buneary había hecho con Pikachu.

Ash sólo logró soltar un gritito de miedo al verse aplastado.

El espaviento llamó la atención de las otras muchachas que se saludaban, al igual que de los entrenadores de Johto y Max.

Un pequeño Dedenne salió de entre el recién arremetido Ash y la niñita, soltando una chispita como saludo a su amigo eléctrico. La conejita que aún no lo soltaba lo miró con recelo, mientras que Pikachu se limitaba a estar algo apenado por la escena.

—Vaya, pero si sigue siendo un niño. —Incorporándose un poco, Ash identificó la voz de Iris, y cuando volteó a verla, notó cómo ella ponía los ojos en blanco.

Los demás rieron, especialmente su acompañante.

—¡Dawn!

Las dos coordinadoras sonrieron entre sí, y la joven de Sinnoh le tendió una mano para levantarlo.

Jimmy y Vincent se apresuraron a ayudar a las otras dos que seguían en el suelo.

Una vez todos levantados, comenzaron las introducciones en el grupo. Ash se veía parloteando como un Chatot, señalando a quién conocía de dónde, desde hacía cuanto, recordando otras amistades que le habían acompañado en su momento.

Bonnie e Iris se saludaron con familiaridad, e incluso Axew salió de entre los cabellos de su entrenadora para saludar también.

—¿Y ustedes cómo se conocen? —inquirió Ash.

—Viajamos juntas con los líderes de gimnasio que participarán en el torneo. —Max observaba con curiosidad y con un ligero sentimiento platónico a la que se aproximaba más a su edad. Se encontró ruborizándose cuando la chiquilla lo miró de reojo, aunque en seguida volvió a dirigirse al azabache—: ¡Clemont estará encantado de verte!

—Oh Ash, ¡cómo te hemos extrañado! —Serena se veía radiante y entusiasmada—, estábamos seguros de que te encontraríamos aquí.

El entrenador sintió una pizca de alegría en saber que otro amigo estaba cerca. Entonces una pregunta le surgió, pero sin formularla, se limitó a girar hacia Iris y decirle:

—¿Cilan?

La muchacha sonrió satisfecha y asintió.

—También está aquí. Está con el resto de los líderes de gimnasio.

—¿Todos los líderes de gimnasio están aquí? —Ash no pudo evitar mostrar sorpresa, y de nuevo una sensación de éxtasis le recorrió el cuerpo. ¡Qué buen reto tendría para competir por la copa!

Iris se vio irritada por la pregunta.

—De verdad que eres un niño, Ash Ketchum. ¿Cómo podrían venir todos? ¡Los gimnasios quedarían vacíos!

El par de amigos se miró desafiante, irritados ya por los comentarios del otro.

—Como papá, ¿no, May?

La castaña asintió, explicando que su padre no los había acompañado para quedarse a cargo del gimnasio.

—¿Por qué no vamos a ver qué líderes han decidido venir?

La pregunta hizo girar a todos hacia Marina. La muchacha se veía pensativa, seguidamente sonrió y habló a Jimmy, aunque los demás la escucharon perfectamente:

>>¿No sería emocionante?

El entrenador de Johto rio nerviosamente ante el entusiasmo de su amiga, pero no negó que también sería interesante para él ver a potenciales competidores. Vincent, por el contrario, dejó claro a los cuatro vientos que apoyaría cualquier cosa que la chica deseara hacer.

—¡Claro Marinita! ¡Lo que tú digas!

Iris y Bonnie cruzaron miradas, y con una sonrisa de disculpa, explicaron que no podrían llevarlos hasta Clemont o Cilan, porque ni siquiera ellas sabían dónde estaban.

—Oh vamos, eso no es ningún problema —Marina le restó importancia a la falta de información con un ademán de la mano, dio unos pasos decididos fuera del círculo en el que charlaban todos, y les instó a seguirle—. Vamos, conozco el camino.

Las cuatro muchachas recién llegadas y Ash miraron confundidos a la entrenadora de Misdreavus, pero tanto sus amigos de la infancia de pueblo Primavera y el par de hermanos de ciudad Petalburgo comenzaron a seguirle. El resto del grupo no se quedó atrás, y Bonnie, alcanzando a la cabecilla, inquirió:

—¿Cómo sabes dónde están?

Marina rio por lo bajo y le tendió un pequeño cuadernillo. Max también se puso a la cabeza, intentado dar una ojeada discreta al contenido. La rubia lo abrió y se encontró admirando distintas fotografías de hombres famosos. Todos con capa.

—Esas fotos no se consiguen solas —la de cabellos azules le guiñó un ojo—, siempre hay que saber dónde encontrar a los chicos guapos.

Bonnie quedó confundida y contrariada un momento, en el que se percató de que el niño con anteojos miraba sobre su hombro.

—Vaya, ¡pero si es Lance!

La niña se puso roja como un tomate ante la aproximación del muchachito, cerrando el cuadernillo de golpe. Max se ruborizó un poco ante la reacción de la rubia, pero pronto intentó componerse y salió disparado hacia su hermana.

Pasado ese incómodo e intrigante momento, Serena alcanzó a Bonnie para ver por sí misma y escuchar un poco, ya que Ash se había enfrascado en la charla que sostenía con Dawn, Iris y May.

—¿Entonces sabes quién es cada líder de gimnasio? —Bonnie pensó durante un momento, y los ojos le relucieron—: ¿Reconoces al líder de ciudad Lumiose? Su nombre es Clemont, y es mi hermano. ¿Te casarías con él?

Marina la miró con dulzura y gracia ante su inocencia. Jimmy y Vincent saltaron ante la última pregunta, ambos atentos a la respuesta que nunca llegó por parte de la joven.

Serena lanzó una mirada fugaz a Ash, que seguía concentrado en su historia sobre viajes y batallas.

Siguieron caminando entre pasillos hasta encontrarse en una zona donde no había gente, hasta un punto en el que Marina los hizo detenerse. Con un dedo sobre los labios, les indicó guardar silencio y de puntillas, se adelantó un poco en un cruce para asegurarse de que no hubiese alguien que los detuviera. Retomaron la marcha hasta toparse con una puerta en donde un letrero rezaba: Área restringida.

Marina tomó la perilla con confianza, entreabrió lo suficiente como para que escucharan risas del otro lado. Sonrió a quienes llevaba detrás, jaló por completo la puerta hacia ella y cruzó el umbral. Jimmy y Vincent la siguieron en seguida. Bonnie se tomó de la mano de Serena, y fueron seguidas por Ash y sus otras amigas.



Era una salita que olía a café y estaba llena de gente que hablaba sin parar. Nadie se percató de la entrada del numeroso grupo, y si alguien lo había hecho, no reparó mucho en ellos.

Ash se puso a la cabeza, a lo que Jimmy se le unió. Ambos iban avanzando mientras reconocían múltiples rostros: Falkner y Jasmine de Johto, Flannery y Winona de Hoenn, Fantina y Super Wake de Sinnoh y Burgh de Unova. También había personas ataviadas como doctores, unos cuantos entrevistadores y tanto las hermanas Meridian como Scott se encontraban ahí.

—Ash, sabía que eras curioso, pero no que no sabías leer.

La voz áspera del hombre hizo que el grupo se detuviera, y un hombre vestido con bata se les aproximó.

—¡Profesor Oak!

—¿Sabe, profesor? Probablemente Ash no ha dejado de ser un cabezota. —Una muchacha con un Azurril en brazos se acercó también, con un amigo detrás de ella. Y mientras Jimmy y Vincent la identificaban como otra líder de gimnasio más, Ash, May y Max exclamaron al ver a un par de viejos amigos.

—¡Misty! ¡Tracey!

Tantos gritos de sorpresa llamaron la atención de los que estaban dentro de la habitación, lo que hizo que un trío de personas más se acercase.

En cuanto Bonnie vio a su hermano, se lanzó a los brazos de este. Brock y Cilan venían juntos como amigos inseparables, y los encuentros amistosos se dieron de nuevo.

—¡Hey, Jimmy!

El aludido alzó el brazo en modo de saludo, y un conocido para Ash, Dawn y Brock se aproximó. Su chaleco rojo y capturador daban la propia imagen de un ranger, haciéndole aún más reconocible. Jimmy y el castaño unieron sus palmas en un saludo amistoso. Los ojos verdes del muchacho se cruzaron con los de Ash un momento, y sonrió genuinamente.

—Miren a quién tenemos aquí —dijo, sin dirigirse a alguien en concreto—, ¡si es nada más y nada menos que Ash Ketchum!

— ¡Kellyn!

— ¿Qué tal Ash?

Eran tantos los reencuentros, que abrumaron al entrenador de pueblo Paleta, y el alboroto que formaba el grupo era tan ruidoso que los líderes de gimnasio que estaban alrededor salieron del lugar sin ser vistos.

Tanta palabrería era en su mayoría imposible de entender, pues mientras alguien contaba el cómo conocía a quién, otra persona intervenía al encontrar una coincidencia, por lo que Ash se vio algo excluido en cierto momento de todos los temas de conversación.

—Vaya Pikachu, no me esperaba nada de esto.

Su fiel compañero coincidió con él y se percató de que otra persona había entrado a la salita.

Lyra entró con el Jolteon que habían visto en la arena, y la muchacha, cerciorándose de que nadie la observaba, tomó unas cuantas galletitas de una mesa. Ash se dirigió hacia la castaña, con cientos de preguntas cruzándole la mente, intentando formular alguna.

Dos figuras pasaron a su lado corriendo, y Ash reconoció al instante a May de espaldas. Tardó un poco más en identificar a Marina, y la confusión lo golpeó cuando su recién conocida abrazó a Lyra con una familiaridad rebosante.

May también fue recibida con un abrazo de oso, y cuando las jóvenes se separaron, las tres se percataron de que eran observadas por Ash.

Lyra esbozó una sonrisa de oreja a oreja y antes de llegar a poder pronunciar palabra, preguntas inconcretas surgieron de los labios del azabache sin que él controlara la acción del todo.

—¿Cómo? ¿De dónde?

May sonrió simplemente, y fue Marina la que respondió, también radiante:

—Ash, Lyra es mi prima.



Continuará…

 

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Definitivamente, sería épico para mí ver a ese par juntas, ya sea en Crónicas Pokémon o en un videojuego. xD
Y nunca podría dejar a Iris fuera, de alguna u otra forma, enriqueció a Ash en su crecimiento. ^^

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Será un plato BASTANTE fuerte, ¡sin duda!

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Al reiniciar el escrito, me di cuenta de que necesitaba tomármelo con calma y hacer de la escritura algo más digerible y entretenido. :)
De verdad espero que esto se desenvuelva como lo tengo planeado.

Capítulo tres​

Ash miraba boquiabierto a la chica de cabellos azules. Alternó su observación hacia Lyra, y pudo encontrar un ligero parecido entre ambas, lo que podría llegar a afirmar lo que Marina había dicho.

—Hey, Ash.

May llamó la atención del muchacho, dando unos pasos hacia él. Tendió su mano enguantada y tomó su hombro, como gesto de confortación. Ash miró directamente a los ojos azules de la coordinadora, y pasada su confusión, logró esbozar una sonrisa.

Tanto Lyra como Marina se aproximaron al entrenador, y el grupo numeroso de las amistades del muchacho se limitó a observar concediendo un poco de distancia. La única en acercarse por detrás fue Dawn, movida por la curiosidad.

—¡Dane! —la referida como maestra pokémon abrazó a la chica de Sinnoh con alegría, y en cuanto se hubo separado, también hizo lo mismo con Ash.

El muchacho seguía sin poder articular palabra, abrumado por ver la similitud entre la amiga de May y Lyra, al igual de que la confusión y la intriga aún rondaban en su cabeza, recordando cómo había conocido a la castaña de ojos marrones.

—¿Cómo lo hiciste, Lyra? —logró decir después de unos minutos—, ¿cómo te convertiste en maestra pokémon en tan poco tiempo?

La aludida soltó una risita y acarició la cabeza del Jolteon que la acompañaba.

—Bueno Ash, no ha sido poco tiempo, en realidad. Han sido años de duro entrenamiento y preparación.

—Pero tenías dos medallas de Johto cuando te conocimos —intervino Dawn. La coordinadora se veía igual de intrigada que Ash, y ambos esperaban expectantes las respuestas a sus dudas. —Y no mencionaste nada sobre ser una coordinadora.

Lyra se limitó a sonreírles ligeramente avergonzada. Se encogió de hombros y le lanzó una mirada fugaz a su prima, la cual, la veía con el pecho hinchado de orgullo.

—Pues, digamos que no dije toda la verdad —y antes de que Ash pudiera decir otra cosa, agregó—: pero tampoco mentí. Era cierto que llevaba dos medallas hasta aquel momento, pero era la segunda vez que peleaba por ellas. No era una novata en la Conferencia Plateada, fue el primer torneo en el que participé, mucho antes que en las otras regiones, y cuando nos encontramos en Sinnoh, estaba en el proceso de cerrar el ciclo en el que había estado trabajando.

Ash y Dawn se miraron aún confundidos, y un torrente de preguntas abrumaron a la entrenadora de Johto, hasta que el profesor Oak se acercó a ellos y les instó a calmarse.

—Niños, niños, calma. Esta no es manera de reencontrarse con buenas amistades. Salgan de aquí. Tomen aire fresco. Paseen un poco.

Lyra miraba al hombre con alivio y gratitud. Kellyn llegó hasta ella y le guiñó un ojo cómplice.

—Vamos a donde se hospedarán —señaló el ranger.

Ash y su amiga que le había acompañado por Sinnoh se resignaron ligeramente, y todos emprendieron la marcha hacia la salida principal del edificio.



Habían seguido todo el camino al muchacho, vigilándolo con sus binoculares. No habían entrado al estadio, pero tuvieron la oportunidad de ver el show mediante las pantallas gigantes que estaban fuera… y estaban exhaustos.
—No entiendo cómo el mocoso no se cansa de ir de acá para allá… —resopló la mujer alta, con cabello largo y curvo de color rojo, y ojos azules.

James y Meowth asintieron como señal de compartida frustración.

Llevaban horas esperando entre los árboles a que Ash saliera para poder llevarse a su Pikachu, pero el entrenador no se había dignado a salir del edificio. También se habían interesado en atrapar a ese ejemplar de Jolteon que la muchacha de gorro blanco llevaba consigo. ¿Dos pokémon eléctricos poderosos? ¡Dos Pidgey de un tiro!

Ocultar el globo ya era rutinario, así que casi todo su tiempo libre lo emplearon para preparar el método de secuestro.

Cuando oyeron voces, asomaron las cabezas y vislumbraron a una multitud saliendo por las diversas entradas que había. Ver desfilar a la gigantesca cantidad de entrenadores con sus pokémon les aumentaba su deseo de hacerse con éstos de cualquier manera posible, pero sabían que salir de su escondite significaba estar en una desventaja enorme en cualquier batalla.

—No veo al mocoso entre ellos —señaló James.

—Sigue atento mientras termino de preparar estos cachivaches —Meowth deslizaba sus garras sobre los controles con plena maestría y seguridad.

James sólo suspiró y echó una ojeada a su compañera. Jessie resopló desesperada, enfocando la vista en sus binoculares nuevamente.



El lugar estaba casi desierto, se habían cruzado a muy poca gente en su camino, y los pasillos que llevaban a las gradas de la arena estaban acordonados impidiendo dar otro vistazo.

Lyra había comenzado su relato, contándoles sobre su primer año como entrenadora.

—Soy de Pueblo Primavera, como Marina, pero muy pequeña me mudé a Ciudad Iris con mi familia. Mi primer pokémon fue Cyndaquil, quien fue mi fiel compañero durante mi viaje en Johto —le chica se veía feliz de relatar sus inicios, luciendo menos tímida y demostrando el carácter que Ash y Dawn recordaban muy bien. Pikachu había bajado del hombro de su entrenador y correteaba con Axew y Piplup, el Azurril de Misty jugaba con Misdreavus, y Dedenne se había trepado al lomo de Jolteon, al que no parecía molestarle lo más mínimo. —Poco después se nos unieron Noctowl y Jolteon, muchísimo tiempo antes de que ambos evolucionaran. Éramos un equipo imparable —los ojos marrones de Lyra brillaban de añoranza—, teníamos una racha de victorias impecable, llegando a la Conferencia Plateada con extrema confianza.

Entonces su mirada se apagó, y el tono de alegría disminuyó notoriamente.

>>Esa confianza fue la que nos derrotó. Sólo logramos llegar a los ocho finalistas. Fue una derrota aplastante. No quería volver a tener una batalla en mi vida, no creía en mí, ni en mis pokémon —Jolteon se aproximó a su entrenadora, frotándole la mano con el morro. —Entonces supe que Marina empezaría su aventura poco después, hablar con ella y notar lo emocionada que estaba me transmitió renovadas energías para continuar con mi sueño de convertirme en maestra pokémon.

—Jamás habías mencionado eso —Marina estaba sorprendida, y muy en el fondo, orgullosa de sí misma.

Lyra se acomodó un poco el gorro que llevaba en la cabeza, distrayéndose un poco.

—Era una época difícil, y quería empezar desde cero. Había oído hablar sobre una escuela pokémon en otra región, así que empaqué mis cosas y me dirigí hacia Alola —Ash tomó especial interés cuando la muchacha mencionaba nombres conocidos y hablaba sobre cómo su confianza volvía al estudiar y viajar al mismo tiempo.

Lyra había viajado a las Islas Decoloras y a Unova poco después de graduarse y seguidamente a Kalos y Sinnoh, dónde descubrió los concursos.

—Me enamoré de ellos en cuanto vi uno por televisión. Participé en cuanto tuve oportunidad y vi que también quería ser coordinadora.

Las puertas automáticas se deslizaron y dejaron al grupo salir a la intemperie. No habían dado más de unos cuantos pasos cuando tanto el profesor Oak, Tracey y Brock se rezagaron intencionalmente.

—Ash, escucha a Lyra con atención, y todos ustedes, disfruten de su estadía —el hombre sonreía ligeramente—, aquí me separo de ustedes, mi hospedaje no es en el mismo lugar que el suyo.

—Yo no participaré en el torneo, sólo estoy aquí como ayudante del profesor… así que también me separo aquí —señaló Tracey.

Cilan, Clemont y Misty asintieron, evidenciando que ellos ya lo sabían. El muchacho de ciudad Lumiose reparó en algo y se acercó a su hermanita, indicándole que también tendrían que separarse.

—Bonnie, sólo los participantes pueden quedarse en las villas. Tienes que irte con el profesor Oak y Brock a su edificio, ¿de acuerdo?

La niña protestó molesta, indignada por ser separada del grupo. Brock se aclaró la garganta y se dirigió a Ash y a May:

—Yo tampoco estoy aquí como líder de gimnasio para participar. El líder de ciudad Plateada es mi hermano, yo estoy aquí como apoyo en el equipo médico pokémon. Así que también me separo por hoy de ustedes. May, Max puede venir conmigo y tener un lugar dónde quedarse durante el evento —miró al niño de anteojos y le invitó a irse con él—: no sólo verás a todos participar, también podrías ayudarme a atender a los pokémon de todos los entrenadores.

Max no lo dudó ni un segundo, Bonnie se resignó al final y, después de una breve despedida, el grupo de cinco se alejó en diferente dirección.

Los demás reanudaron la marcha, siguiendo a Kellyn y a Lyra. Esta última prosiguió con su historia:

—Hoenn fue mi siguiente destino. Seguí mezclando mis batallas en gimnasios y mi participación en los concursos, lo que sin duda me hizo más fuerte —Jolteon ya no llevaba nada en el lomo, y comenzó a corretear también con Pikachu. —Amistades fueron y vinieron, y…

Lyra se vio interrumpida cuando varios brazos metálicos salían de todas partes y apresaban a los pokémon del grupo. El par de pokémon eléctricos intentó defenderse instantáneamente con un rayo, pero su energía era absorbida por el material que los sostenía. Dawn e Iris gritaron por Piplup y Axew, quienes tampoco habían podido evadir el ser atrapados; mientras que Misty y Marina llamaban preocupadas a Azurril y a Misdreavus, que habían sido capturados igualmente.

Un globo de aire comenzó a elevarse saliendo detrás de la vegetación, con la canastilla conectada a lo que retenía a los pokémon.

—¿Acaso es una voz boba la que oigo?

—¿Me habla a mí y no con odio?

En ese instante, el grupo logró ver a Jessie, James y Meowth.

—En el viento.

—Y los luceros.

—¡Paren oreja!

—Inspirando miedo, pues yo soy la reina.

—Todavía no me acuerdo de nada que rime con reina…

—Una rosa con otro nombre es igual de dulce.

—Empeorándolo todo eso júrenlo.

—¡Jessie!

—¡James!

—¡Y el guapo Meowth!

—Pondremos a los bobos a echarse un coyotín.

—Y el Equipo Rocket… ¡se pondrá a robar! —gritó el trío mientras se elevaban con mayor velocidad.

—¡Equipo Rocket! —reconocieron todos.

Los dueños de los pokémon atrapados corrieron hasta donde pudieron, intentando en vano estar cerca de los ladrones.

—¡Devuélvanos a nuestros pokémon! —exigió Ash.

El trío Rocket se mofó de su petición, felices por haber cumplido su cometido. Los pokémon eran metidos en una caja de cristal que oprimía los ataques desde dentro, cuando unos diferentes brazos mecánicos surgieron por otro lado del camino y sujetaba la prisión para intentar llevársela.

Del tanque de donde se conectaban estos nuevos brazos, salió un dúo con vestimenta negra, burlándose de sus competidores.

—Jessie querida, será mejor que le dejes el trabajo a personas que aún tienen fuerza necesaria para llevarlo a cabo.

La mujer pelirroja explotó ante la insinuación de vejez por parte de su rival, y llamó a Seviper para atacar. Cassidy hizo lo propio, llamando a Sableye.

—Batch, ¡controla a tu compañera!

El aludido ardió de coraje ante la burla de James.

—¡Mi nombre es Butch!

Y ambos también se enfrascaron en una batalla, con Mareanie y Primeape respectivamente.

—Ya basta de tanta palabrería, y llevémonos a los pokémon —anunció Meowth desesperado, presionando un botón rojo. Los brazos robóticos se comenzaron a hacer más cortos cada segundo que pasaba, y dejaron de hacerlo hasta quedar muy por encima del suelo.
Ash y sus amigos miraban la escena con desesperación. Sus pokémon habían sido capturados, creyendo que no había nada que pudieran hacer.

—¡May!

La coordinadora se giró hacia Jimmy, que ya tenía una pokébola en mano, invitándole a unirse. La coordinadora asintió decidida y buscó por su pokébola en su bolsillo.

>>¡Typhlosion, lanzallamas!

—¡Blaziken, supercalor!

Ambos ataques impactaron al globo y al tanque de los dos bandos, generando explosiones.

Clemont, Serena, Vincent, y Cilan se motivaron a ayudar ante la iniciativa de los otros dos, llamando a Luxray, Sylveon, Magneton y Pansage.

Los seis pokémon, siguiendo las instrucciones de sus entrenadores, atacaron tanto a los brazos metálicos como a los pokémon del equipo Rocket.

—¡Luxray, velocidad!

Con ese último ataque, el agarre de las manazas mecánicas cedió, soltando la caja de cristal que tenía a los pokémon dentro. En cuanto el material tocó el suelo, se trozó y fragmentos se dispersaron por todas partes, liberando a sus prisioneros.

Iris, Marina, Misty y Dawn corrieron a recibir a sus amigos en sus brazos, con la preocupación aún latente.

Pikachu y Joleton regresaron a toda carrera hacia sus entrenadores, y se giraron para enfrentar a sus apresores. Lyra se giró a ver a Ash, el azabache asintió, y ambos ordenaron a sus pokémon:

—¡Impactrueno, ahora!

Los ataques de ambos se unieron, formando un poderoso rayo. Aquel ataque dio por lleno al equipo Rocket, haciéndolos volar.

En los aires, Cassidy y Butch se preguntaban cómo pudieron haber acabado como Jessie, James y Meowth, aunque, finalmente, los cinco gritaron:

—¡El equipo Rocket ha sido vencido otra vez!

Tanto el par de entrenadores como sus pokémon se unieron en un choque de palmas y de chispas, celebrando el triunfo.



No tuvieron ningún otro incidente después de aquel episodio. Los pokémon estaban seguros y jugaban entre sí, Typhlosion se llevó bien con Jolteon en seguida, Pikachu, Piplup y Blaziken se alegraban de verse de nuevo y Misdreavus perseguía a Axew y Azurril despreocupadamente.

Llegaron al centro la ciudad, siendo engullidos por la música callejera alegre, los aromas de las famosas perfumerías y de los carritos de comida. Cada quién se separaba para dar un vistazo a algo de su interés, la vida en la ciudad era vibrante y contagiaba a cualquiera.

Vincent compró un cono de churros a Marina, ya que la muchacha había mencionado que le encantaban. Devastadora fue su sorpresa cuando Jimmy, Ash y May se los engulleron todos, y la de cabellos azules compartía una limonada con Cilan. Dawn y Serena encontraron su amor por la moda en común, y como un remolino se adentraban a tiendas.

En las calles pululaban pokémon y participantes del torneo, vendedores y uno que otro turista. A ritmo lento, pero seguro, se abrían paso al mismo tiempo que exploraban la actividad de ciudad Azulona.

Se alejaron del centro y siguieron a Kellyn y a Lyra por una avenida amplia que se veía construida recientemente, y que los dirigía hacia altos edificios modernos.

—Participé en la Liga Naranja poco antes de dirigirme a Kanto. Esa fue la última región en la que participé antes de tomarme unos meses de descanso. Almia fue mi lugar de retiro, en donde me preparé con mis pokémon para participar de nuevo en la Conferencia Plateada.

—Ahí fue cuando conocí a esta chica testaruda —Kellyn guiñó un ojo pícaro a los demás, a lo que Lyra contestó con un codazo juguetón.

—Cuando volví a Johto, tomé una decisión: intentaría empezar desde cero, dejando a los pokémon que me habían acompañado hasta ese momento descansando en casa. Atrapé a mi Chikorita y fue quien fungió como mi “inicial”.

—Fue cuando viajaste a Sinnoh y te conocimos, ¿no es así? —Lyra asintió a la afirmación de Dawn, y explicó que, al no ser una novata en lo absoluto, había podido darse la oportunidad de ir a otra región y hablar sobre la suya.

—Me había prometido que empezaría de cero en Johto tanto en pokémon como en ideas, y era por eso que generalmente ustedes me vieron como alguien que apenas estaba comenzando. Quería experimentar cosas nuevas, relajarme y disfrutar cada instante.

>>Volví por las medallas que me faltaban, y finalmente, pude participar en la Conferencia nuevamente. Ganamos, sin necesidad de tener una racha impecable de victorias. Y eso me enseñó mucho —la castaña miró a Ash y le guiñó un ojo—. Y así es como llegué hasta donde estoy, Ash. Verás que no fue tan rápido.

Soltó una risita y Marina se le unió.

Habían llegado hasta las villas. Eran diversos y altos edificios, concurridos por bastante gente. Kellyn señalaba cual tenía la infraestructura como un Centro Pokémon, cuál estaba equipado como gimnasio de boxeo, cual contaba con piscinas, etc.

—Y este es donde todos se hospedarán —indicó, señalando el más alto de todos.

Entraron. Una señorita en la recepción charló un poco con Kellyn, posteriormente pidió dar un vistazo a todas las pokédex para saber a qué habitación habían sido asignados.

—Lyra, ¿tú también participarás? —Jimmy pronunció la pregunta en voz alta, aunque el resto del grupo se había estado preguntando lo mismo.

—Sí. Al principio no estaba segura de hacerlo, pero creo que será divertido.

Ash preguntó lo mismo a Kellyn.

—No, Ash, yo estoy aquí junto con otros rangers para asegurarnos que todo esté bajo control.

Les asignaron sus llaves para las habitaciones correspondientes, y juntos, subieron por el elevador. Al tener su check-in al mismo tiempo, y por el orden de registro que habían tenido al torneo, Ash, Vincent y Jimmy habían quedado juntos al igual que Cilan y Clemont con Falkner; Misty, Iris y Serena en otra habitación, mientras que Dawn estaría con Marina y May. Hicieron paradas en tres pisos diferentes, despidiéndose hasta el día siguiente.

—Hasta mañana —fue lo último que Kellyn y Lyra les dijeron a los chicos de pueblo Primavera y al de pueblo Paleta.

—Buenas noches —contestó el trío cuando las puertas del elevador se cerraron.



El elevador se detuvo varios pisos más arriba y la pareja se encaminó a la habitación de la joven junto con Jolteon. Lyra abrió el seguro de la puerta y se adentró un poco por el umbral. El pokémon eléctrico se escurrió fugazmente dentro.

—Gracias por acompañarme.

Miró a los ojos al castaño. Esos irises verdes la engullían frecuentemente. Kellyn le sonrió y sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza.

—Más vale irnos con cuidado, ¿eh?

El hechizo fantasioso que la envolvía desapareció, sintiendo cómo la realidad le caía como un balde de agua fría.

—Todo está bien, Kellyn. Sabes que necesitaba hacer esto.

—Tal vez, aunque aún creo que pudimos haber encontrado otra forma —su semblante era serio—. Tenerlos a todos aquí te agotará.

Jolteon asomó la cabeza junto a su pierna, y Lyra le acarició la oreja. Su pokémon sabía bien que necesitaba mantenerse en calma.

—Es peor cuando no sé dónde están. Al menos así sabré con certeza a quiénes debo de poner un ojo encima.

Kellyn simplemente suspiró y la miró fijamente. Otra vez sus latidos se aceleraron y sintió cómo la sangre le subía a las orejas.

—Analizaré las auras y decidiremos juntos, ¿de acuerdo? No te precipites.

Lo único que quería en ese momento era que Kellyn se despreocupara un segundo y se diera cuenta de cómo lo miraba. Pero probablemente debía ser tan responsable como él.

—Juntos. De acuerdo.



Continuará…

 

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Qué va, Lyra no cuenta sólo con cuatro pokémon, sinceramente también yo lo encontraría imposible y forzado. Digamos que Lyra ha omitido muchos detalles de su vida a propósito, poco a poco iremos viendo con qué pokémon cuenta su equipo.

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Definitivamente, Lyra está reservando muchas cosas para ella... ¿las sabremos conforme pase la historia? Quizá, no puedo prometer nada. xD

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Tal y como he dicho a Nathan, se han omitido muchos detalles de narración con propósito de irlos desvelando con el paso del tiempo, o tendríamos ya toda la trama de un jalón.
Firmemente creo que irán descubriendo un poco más sobre la historia de este personaje al saber sus pensamientos y analizar sus acciones. :)

Capítulo cuatro​

Despertó cuando sintió que su pokémon bajaba de la cama. Enderezándose, sus ojos fueron enfocando poco a poco en la casi inexistente luz que los rodeaba.

Las pesadas cortinas que cubrían los ventanales fueron recorridas por su amigo, y así pudo ver el paisaje detrás de los cristales: la ciudad iluminada aún por la electricidad, y los nubarrones en el cielo con tonos azulados que disminuían su intensidad hacia donde el sol anunciaba su próxima entrada.

Se puso de pie, y un instante después, veía todo negro, las rodillas le flaqueaban y la gravedad la arrastraba con fuerza. Logró estabilizarse sujetándose de las sábanas y apoyando su peso en su pokémon, el cual había vuelto rápidamente a su lado. Esos mareos eran cada vez más intensos, la energía acumulada que emanaba en el aire era aplastante a veces.

Pasados unos minutos, se recuperó, y se dispuso a prepararse. Ajustó el listón en su sombrero, y en movimientos ya rutinarios, se adornó con dos diferentes brazaletes en cada muñeca.

Abrió los ventanales para darle paso al aire fresco, junto al silencio que reinaba en las afueras de la ciudad. Una voz se escuchaba fuera, cosa que le llamó la atención. Salió al balcón y se asomó por la barandilla. No veía definidamente, pero reconoció varias siluetas: de un muchacho y de diversos pokémon.

Por la altura a la que estaba, no identificaba lo que decía, pero sólo con verlo dedujo lo que estaba haciendo. Unas llamas iluminaron al grupo, seguidas por el sonido de un chapoteo y golpes, y la luz cegadora de un rayo.

No pudo evitar sonreír. Era evidente que el torneo había comenzado.



El ruido de una puerta abrirse lo sacó del sueño, y por instinto, alargó el brazo en busca de sus pokébolas. El halo de luz que se colaba desde el pasillo desapareció cuando la puerta se cerró. Se incorporó y descubrió que uno de sus compañeros de habitación no estaba.

La mochila seguía ahí, pero si no se equivocaba, tanto él como sus pokémon habían salido. En la otra cama junto a la suya reconoció al bulto envuelto en sábanas, que murmuraba una y otra vez el mismo nombre.

No queriendo escuchar lo que pasaba en sueños del otro, y también en parte movido por la curiosidad, sacó las pokébolas de su mochila y salió de la habitación.

Los pasillos estaban desiertos, al igual que el elevador. En la recepción del edificio, sólo estaba un hombre que se veía ocupado ordenando unos papeles. Alzó la vista cuando Jimmy pasó cerca.

—Buenos días.

—Buenos días.

Afuera estaba fresco, y cuando quiso ajustarse la chaqueta, reparó en que aún andaba en pijamas.

Unos ruidos familiares lo condujeron hasta un costado del edificio, donde no había casi nada de luz. Aun así, reconoció a Ash y a Pikachu, este último lanzando ataques a un árbol, junto con otros pokémon.

Pisando unas ramitas que no vio, llamó la atención del otro entrenador.

—¿Jimmy?

Por fin había recordado a Ash. Habían tenido una batalla a las afueras de Ciudad Corona tiempo atrás. El muchacho le caía bien, tenía un espíritu luchador y estaba interesado en las batallas, como él.

—No pareces ser de los que madruga, Ash.

Su vista se había adaptado a la negrura del exterior, y pudo ver cómo el otro se rascaba la cabeza.

—Necesitaba entrenar un poco —hizo una pausa y parecía que titubeaba, hasta que decidió decirle—: Parece que no será fácil ganar este torneo.

Jimmy asintió. Él también había estado dándole vueltas a la idea. Además de que había cientos de participantes, había líderes de gimnasio y, además, Lyra había dicho que participaría. ¿Sería tan buena como Scott había presumido?

Como si el chico de pueblo Paleta le hubiera leído la mente, comentó:

—Me ilusiona la idea de tener la oportunidad de pelear con Lyra. Si es tan buena como dicen, será una batalla interesante. Aunque aún me confunden muchas cosas sobre ella… —en las ahora nítidas sombras, Jimmy vio como Ash apretaba el puño y una chispa de determinación salía de él— ¡por eso debo entrenar! ¡Debo ser lo suficientemente fuerte para ganar!

Esas energías contagiaron a Jimmy, que sonrió satisfecho.

—¡No serás el único! ¡No creas que yo seré un contrincante fácil de vencer!

Ambos se miraron a los ojos, y sin necesidad de palabras, se prometieron dar todo de sí mismos.

>>Por cierto, ¿qué te parecería tener compañía para entrenar?

Y dicho esto, lanzó sus pokébolas al aire.



—¡De verdad que eres un niño!

Iris no paraba de decirlo una y otra vez. No había explotado sólo porque veía que Jimmy soltaba risitas de vez en cuando, y fue entonces cuando Iris también arremetió contra él.

El entrenamiento se había extendido más de lo planeado, el sol salió y mucha gente salió de las villas. Espectadores los rodearon, viendo como sus pokémon se enfrascaban en una dura pero emocionante batalla. Cuando sus amigas los encontraron, grande fue el regaño que recibieron. Faltaba poco para la hora en la que debían estar en el estadio, y ambos seguían en pijamas. Clemont y Cilan habían comenzado a reírse, pero con una mirada intimidante de Iris, callaron de inmediato.

Ahora ya en camino, ambos comían los sándwiches que Marina les había conseguido a toda carrera. No habían vuelto a ver a Kellyn ni a Lyra.

Llegaron pocos minutos antes de la hora estipulada. En las gradas del campo de batalla se encontraban casi todos los participantes; los faltantes, llegaron poco a poco.

Justo a la hora en punto, Scott, Lilian, Vivian, y Marian salieron de unas compuertas en la base de la arena, y se adentraron hasta el centro de ésta.

—¡Sean bienvenidos de nuevo! —gritó Scott. Las trillizas asintieron. —Espero que estén listos para dar un espectáculo el día de hoy, ¡porque tengo las expectativas muy altas!

—Ahora —anunció Marian—, todos ustedes —dijo señalando a los entrenadores que participarían—pasen a los camerinos, en unos minutos podrán ver el orden de paso en las pantallas —señaló las enormes pantallas que se hallaba en lo más alto de la construcción.

Bajaron por pasillos y elevadores. Entre tanto movimiento, el grupo pudo distinguir en un mapa del edificio que existían tres arenas subalternas, unidas por bandas eléctricas para facilitar el movimiento a cualquiera de ellas. Una de ellas estaba señalada como el área de entrenamiento, mientras que las otras dos iban a ser destinadas para las presentaciones al igual que la principal.

Los camerinos estaban en un punto estratégico para el fácil acceso a cualquiera de los espacios reservados para los participantes. En cuanto entraron, se sorprendieron por el tamaño del lugar: era un salón gigantesco, subterráneo y el doble de grande que la arena, iluminado por todas partes y adornado con espejos y flores. Era notorio quiénes eran coordinadores, todos ellos, incluyendo a May y a Dawn, se abalanzaron a los probadores, de donde salían con sus atuendos para sus presentaciones, y se paseaban delante de sus reflejos para verificar que su imagen fuera perfecta.

Marina tomó de la mano a Serena, llevándosela consigo a admirar los vestuarios de todos. Cilan las siguió enseguida, encantado con el brillo y glamour que se podía respirar.

—Esto sí que va a ser interesante —puntualizó Jimmy, llevándose las manos detrás de la cabeza.

Vincent rio por lo bajo con Ash, y junto con Misty, Iris y Clemont se adentraron entre la multitud. Los pokémon comenzaban a aparecer junto a ellos, comenzando a ser acicalados por sus entrenadores. Había pantallas ancladas al techo, unas anunciarían el orden de paso, mientras que otras mostraban imágenes de las tres arenas de demostración y de las gradas de cada una, abarrotadas de gente.

—¡Y aquí está el orden de paso! —anunció Vivian después de unos cuantos minutos.

Los participantes se conglomeraron debajo de las múltiples pantallas en las que habían aparecido diversos rostros.

Ash reconoció a varios, especialmente a los que eran los de los líderes de gimnasio, pero también se mostraban entrenadores con los que alguna vez el muchacho había tenido oportunidad de enfrentar durante sus viajes en las diferentes regiones. Entonces el resto de las pantallas parpadearon, y retransmitieron en vivo lo que sucedía en las arenas. Las hermanas Meridian se habían separado, habiendo una de ellas en cada arena, mientras que Scott había permanecido en el mismo lugar que donde lo habían visto. Otras personas se les habían unido, sentados en mesas que eran alzadas por tarimas.

—Permítannos presentarles a los jueces de esta ronda —anunció Scott, señalando a la mesa de la arena en la que él estaba—: El señor Raúl Contesta.

—Gracias, gracias —dijo, al escuchar aplausos.

—Mr. Sukizō —presentó Vivian en otra arena.

—Es un placer estar aquí —comentó el pequeño hombre.

—El maestro de los concursos, ¡Wallace! —exclamó Marian, presentando al hombre de cabellos verdosos.

Con una sonrisa cautivadora, saludó al público, que exclamó eufórico ante la presencia de su ídolo.

—Los profesores de distintas regiones nos apoyarán también —añadió Lilian, que estaba junto al presentador de gafas—: el profesor Oak, de Kanto.

—El profesor Birch, de Hoenn —puntualizó Vivian en la arena que ella fungía como presentadora.

—Y la profesora Juniper, de Unova —proclamó Marian.

—Y, por último, pero no menos importante, las enfermeras Joy.

El par de ellas que había en cada arena se levantaron y saludaron al público ante su llamado por parte de Scott.

—Gracias por su bienvenida —dijeron al unísono.

Y saludaron al público, que estallaba en aplausos y vítores.

Los presentadores seguían hablando, pero muchos de los participantes dejaron de prestar atención cuando una persona entró a la habitación.

Ash reparó en Lyra hasta que escuchó a las personas a su alrededor murmurando. “¿Es ella? ¿Va a participar? ¡No es justo!” fueron algunas frases que el entrenador entendió.

Lyra iba acompañada de Jolteon nuevamente, el pokémon andaba tranquilamente, como si disfrutase de llamar la atención. Su entrenadora no llevaba el mismo semblante al principio, viéndose un poco abrumada y tímida.

—Pobre Lyra —Cilan se había colocado junto a Ash, y parecía que su monólogo era dirigido a él —Ha de ser difícil ser el centro de atención cuando ese jamás fue tu propósito —entonces los ojos verdes le echaron un vistazo al azabache, —quizá los concursos le ayudaron a controlar los nervios, pero se nota que aún le pueden… entrenadora hasta la médula, sin duda alguna.

Lyra se había recuperado, comenzando a sonreírle a los participantes, saludando a una que otra cara conocida. Dawn escuchó lo que el conocedor pokémon comentaba, conmovida en cierta forma.

—¿A qué te refieres, Cilan?

El de cabellos verdes se encogió de hombros.

—Como entrenador, generalmente te enfocas en que tus pokémon sean más fuertes mientras creas un lazo con ellos, ayudándote así a ganar batallas. Ser un foco de atención pasa a segundo plano… seguramente es complicado llegar a tu meta y que de repente la gente tenga expectativas altísimas de ti. No me sorprende que ella siempre haya querido mantener un perfil bajo.

El comentario le caló hondo a Ash, haciéndole pensar en lo que pasaba después de convertirse en un maestro pokémon. Era emocionante el pelear por medallas y competir en Ligas, pero después de eso… ¿qué seguía? ¿Mantener el título? Seguramente otros entrenadores querían pelear contra Lyra para medirse a sí mismos, tal y cómo él. Pero ¿qué pasaría si la batalla no era como esperaban? Era cierto que incluso él ya tenía expectativas en Lyra. Podía darse que ella no fuera tan fuerte como imaginaba, o que su equipo no estuviera conformado únicamente por colosos poderosos. ¿No había aprendido ya durante sus viajes que la fuerza no era todo? ¿Qué había de la estrategia y la voluntad de querer seguir adelante?

Entonces unas ganas aún más grandes le inundaron, queriendo saber más de la historia de Lyra y compartir una batalla con ella.



Marina había sido la quinta en salir al escenario en una de las arenas subalternas, haciendo un gran trabajo con su Jigglypuff, mezclando pasos de baile que el público había adorado. Jimmy había salido con su Beedrill un par de turnos después, pero en otra arena, al igual que Iris con su Emolga. Cilan y Misty también ya habían participado, ambos en la arena principal, con Pansege y Corsola. Ahora era el turno de Dawn. Le tocaba en la misma arena que Marina, con Wallace como su juez. Estaba ansiosa.

La coordinadora portaba su vestido rosa con una cinta amarilla en la cintura; y su cabello lo había recogido en una coleta, con unos broches en forma de estrella. Haría su presentación con Pachirisu.

—¡Recibamos a nuestra siguiente coordinadora! —Anunció Marian —De pueblo Hojasgemelas, ¡Dawn!

La chica entró corriendo al escenario con la pokébola de su pokémon en la mano.

—¡Sal Pachirisu!

El pokémon apareció entre el efecto del sello fiesta, cayendo al suelo sobre su gran cola.

>>¡Usa descarga! —el pokémon obedeció, iluminando el estadio. — ¡Ahora, dulce beso! —el ataque flotaba en el aire hacia los jueces y el público—. ¡Usa tu cola Pachirisu! —el pokémon había encantado al público con los corazones, los cuales desfragmentó con los pinchos de su cola.

Aplausos se escucharon fuertemente. Dawn y Pachirisu hicieron una reverencia, culminando su presentación. Sencilla pero eficaz.



Ya dentro del pasillo, mientras Marian comentaba con los jueces sobre la presentación, la chica de cabello azul se cruzó con su amigo.

—Buen trabajo, Dawn.

—Gracias Ash —contestó la muchacha. —¡Suerte! —dijo, mientras chocaba la mano con el entrenador en el aire.

Era el siguiente en la misma arena. Iba vestido de una forma algo peculiar para su gusto, pero ya se había acostumbrado un poco al haber usado las mismas ropas en otros concursos. Llevaba una camisa blanca debajo de un chaleco color gris, y una chaqueta y pantalón negros. También llevaba un sombrero del mismo color.

Notaba la ausencia de Pikachu en su hombro, pues el pokémon se había quedado con Misty. No había sido muy difícil el decidir qué pokémon le ayudaría en esta etapa del torneo. Necesitaba a alguno que ya tuviera experiencia en las presentaciones.

—¡Ahora, Ash Ketchum, de pueblo Paleta! —dijo Marian.

Inhaló profundo y salió corriendo al escenario.

—¡Te toca, Buizel!

El pokémon salió de su pokébola, acompañado por el sello eléctrico, y así Buizel comenzó a dispersar los rayos de color verde golpeándolos. Ash, aprovechando el espacio de agua que se encontraba en el escenario, ordenó:

>>¡Usa aqua jet! —El pokémon lo realizó en zigzag sobre el agua— ¡Detente! —Y abrupta pero limpiamente se detuvo usando su flotador del cuello.

— ¡Vaya! ¡Qué parada tan repentina, y al mismo tiempo tan perfecta! —comentó la de las hermanas Meridian.

—¡Bomba sónica!

De haber estado suspendido, Buizel salió del agua con ese movimiento.

>>¡Pistola de agua! —el pokémon realizó el ataque sobre el agua y contra la pared que se encontraba detrás de los jueces, creando así un brillo que caía sobre ellos.

Ash corrió a posicionarse junto a su pokémon, y ambos posaron como si se prepararan para pelear.

—¡Qué gran final!

El público aplaudió tan alto, que en todo el complejo se alcanzaban a escuchar las exclamaciones.



Llegando a los camerinos, Pikachu saltó a sus brazos.

—¡Cómo te has lucido Ash! No sabía que eras tan bueno para algo parecido a los concursos.

Clemont le dio una palmada al entrenador como aún parte su cumplido.

—¿Cómo le ha ido a Serena?

—Qué va, Braixen y ella se han lucido. Parece que Hoenn les cayó de maravilla.

El entrenador asintió seguro de que su compañera había tenido una buena presentación. Lástima que les había tocado al mismo tiempo en diferentes arenas.

—¡Hey, Ash!

Marina se acercaba corriendo, jalando a un renuente Jimmy.

>>He visto lo que hiciste con Buizel, ¡que gran trabajo! —la chica alzó la vista a las pantallas, luciendo algo apurada. —Estamos a dos turnos de que May salga, ¡deberíamos subir y apoyarle! Se veía muy nerviosa, creo que el saber que Lyra irá después de ella le hace sentirse presionada.

Ash alcanzó a ver por encima del hombro de la de cabellos azules a la entrenadora. Lyra parecía estar terminando de ver el aspecto de un Leafeon; cuando se vio satisfecha, tanto ella como el pokémon salieron por las puertas que dirigían a la arena principal.

Alguien lo tomó de la mano y lo arrastró fuera de los camerinos. Era Serena, que sonreía radiante y seguía a Marina entusiasmada. Miró hacia atrás y vio que el resto de sus amigos los seguían a toda carrera, dirigiéndose a las gradas.

Delante de ellos, Vincent y Jimmy ayudaban a su amiga a localizar algunos lugares disponibles para todos ellos.

—¡Por acá!

Max y Bonnie hacían señas desde primera fila, con varios asientos vacíos ‘reservados’.

Justo cuando llegaron hasta ellos, Lilian comenzaba a anunciar la entrada de la coordinadora.

—¡Démosle la bienvenida a una de nuestras últimas participantes! ¡May, de ciudad Petalburgo!

Ash y Max exclamaron, apoyando a la joven que salía corriendo hacia el centro de la arena. Marina y Misdreavus entonaban una porra, a la que Piplup y Pikachu se unieron.

—¡Al escenario, Wartortle! —gritó la coordinadora.

El pokémon salió de su pokébola junto a una gran cantidad de burbujas de color rosa, para luego pararse sobre sus patas delanteras exhibiendo así su hermosa cola.

—¡Pero qué bello es! —Misty se veía flechada por el pokémon de agua, inclinándose para intentar ver aún mejor.

—¡Giro rápido y burbujas! —ordenó la castaña.

Poco a poco, las burbujas se fueron elevando en movimiento centrífugo, formando un remolino delicado y brillante sobre la cabeza del pokémon.

—¡Vaya forma de crear un hermoso tornado! —comentó Scott.

—Ahora, ¡pistola de agua y rayo de hielo!

Un chorro de agua fue lanzado por Wartortle hacia arriba, entrando por el espacio que había en el centro del tornado de burbujas. Rápidamente, el segundo ataque congeló absolutamente todo, creando así una estructura de hielo que se suspendió pocos segundos en el aire.

>>¡Aqua cola!

Antes de que la escultura cayera, fue destruida desde el centro por Wartortle, generando así una gran cantidad de brillo. Por último, usó un pequeño chorro de agua para crear un pequeño arco iris sobre May, posando junto a ella.

—¡Que bella presentación! —exclamó Cilan.

—¡Así de asombrosa es May!

Marina exclamó contenta ante el cumplido de Dawn. El público estalló en aplausos, exclamaciones, y vítores.

—¡Bien hecho, May! —Ash se había levantado sin darse cuenta, y aferrado a la baranda, se inclinaba hacia delante para animar a su amiga.

La coordinadora alzó la vista, saludando al grupo de amigos que la apoyaba. Lilian y Scott comentaron su punto de vista y dieron la palabra a los jueces.



Inhaló hondo varias veces, secándose el sudor de las manos en sus pantaloncillos. Leafeon se veía serena y radiante, esperaba que ella luciría de ese modo. Se había cruzado con May minutos antes, no había visto su presentación, pero estaba segura de que su amiga había estado sensacional, a juzgar por cómo se había escuchado que el público había reaccionado. La coordinadora le había dado un abrazo de buena suerte. Gracias a Arceus que la había conocido en Johto en un concurso tiempo atrás. Esa amistad que tenían le había hecho fuerte en muchos sentidos.

La compuerta frente a ella se abrió, dándole paso a un chico castaño vestido al estilo rockero. Le sonrió levemente.

—Buena suerte.

El muchacho pasó a su lado y una especie de éxtasis le corrió por el cuerpo. Después de un tiempo que había parecido eterno, volvería al escenario. Volteó a ver a Leafeon, y juntas, salieron corriendo del pasillo.

Ya era hora de dar un espectáculo.



Continuará…

 

Contenido oculto

Este pokémon es aportación mía al equipo de Lyra.
Oh Zoey, tan piciosa como nadie<3

Contenido oculto

Debo confesar que en ese momento me quedé sin inspiración(?) y ese suspenso no fue intencional. xD

Capítulo cinco​

Cuando anunciaron el nombre de la entrenadora, el público vitoreó y se alzó entusiasmado. Vio que muchos participantes también habían subido a las gradas para ver la presentación en persona.

May había llegado a empujones hasta ellos, colándose en un asiento entre Max y él. El niño felicitaba orgulloso a su hermana, tomándola por los hombros y zarandeándola un poco.

—¡Wartortle estuvo sensacional!

De repente se hizo silencio, pues la compuerta por la que había desaparecido el participante anterior había vuelto a abrirse.

—Aquí viene.

Ash miró a Dawn a los ojos. Pudo identificar el entusiasmo que la coordinadora no podía contener. Ambos se inclinaron hacia la barandilla, impacientes por la aparición de Lyra.

Entonces una figura salió corriendo al escenario. No habían visto con nitidez lo que iba por delante de los pies de la muchacha, hasta que llegó al centro de la arena. Un montículo de tierra había trazado todo el camino hasta ese punto, y fue en ese momento cuando un bulto salió impulsado, empujando los pies de Lyra, haciéndole elevarse en el aire. Leafeon emergió de las profundidades, dirigiéndose a su entrenadora.

—¡Fuerza!

El pokémon se giró en el aire, apuntando sus patas a las suelas de los zapatos. Flexionando sus extremidades, lanzó aún más arriba a la castaña, para después caer con gracia.

>>¡Doble equipo y hierba lazo!

Lyra lucía tranquila mientras iba en caída. En las pantallas podían ver de cerca su rostro, del que no se borró una sonrisa confiada a pesar de que su gorro blanco se desprendió repentinamente de su cabeza. Leafeon se multiplicó alrededor del agujero que había creado en la arena en un principio, y varias hierbas comenzaron a salir de él.

Ash se inclinaba aún más. Lyra se aproximaba al suelo con mayor velocidad, con la superficie arenosa amenazante a su caída. Los tallos se elevaban con la misma rapidez, surgiendo ante los reflejos del pokémon hierba. Las plantas se entrelazaron formando nudos que daban forma a una especie de bulbo invertido.

Lyra aterrizó sobre la superficie mullida, mientras su ligero gorro flotaba gracias a su forma abombada superior.

—¿Qué hará ahora? —Ash alcanzó ver por el rabillo del ojo a Max, que observaba intrigado la presentación a través de sus anteojos.

—¡Bola de energía!

Unas esferas verdosas crecieron mesuradamente frente a los múltiples hocicos de los Leafeon, y las lanzaron hacia arriba, justo alrededor del sombrero. La tela blanca se tornó de un color esmeralda cuando una de las bolas dirigida al centro impactó, irradiando luz mientras se volvía a elevar.

—¡Qué resplandor tan bello! —exclamó Lilian Meridian mientras el aura verde se expandía.

—¡Dirígelas, Leafeon!

Marina exclamaba de emoción cada vez que el pokémon hacía algo. May se había inclinado junto a Ash también. Pikachu se aferraba a su hombro, intentando no caer.

Leafeon regresó a ser una figura y lanzó hojas mágicas.

Las brillantes frondas se elevaron en forma circular, comprimiendo las esferas de energía verde en una circunferencia cada vez menor.

>>¡Bola sombra!

El ataque fue continuo, igualando el número de los globos que eran manipulados por las hojas mágicas. La colisión en pares de ambos tipos de energía soltó un aura verde oscura, que pintó las hojas ahora inmóviles que planeaban con suavidad al suelo.

El brillo combinado de los tres ataques rodeaba tanto la arena como las gradas. Ash no pudo evitar levantarse cuando vio que Lyra se encogía y su pokémon se dirigía corriendo al bulbo donde estaba trepada.

De un salto, Leafeon se despegó de la tierra, y en forma de rebote, se apoyó en la espalda de la entrenadora. Unas líneas de luz rodearon el cuerpo del pokémon, evidenciando el as aéreo que se estaba llevando a cabo. Las corrientes de aire alteraron el movimiento de las hojas que las rodeaban, haciendo que fluctuaran. La hoja única que nacía en la coronilla de Leafeon desapareció debajo del sombrero de Lyra, que ahora estaba encajado en la cabeza del pokémon.

Leafeon dio una última pirueta, aterrizando ágilmente junto a su entrenadora sobre el bulbo. Ambas hicieron una reverencia, y el pokémon saltó a los brazos de la muchacha.

Marina fue de las primeras personas en levantarse llena de júbilo, seguida de May, Serena y Dawn. Ash también aplaudió, pero más que sorprendido por la presentación, le había encantado la conexión evidente entre entrenadora y pokémon.



Un par de participantes después de Lyra salieron al escenario, y seguidamente, la primera ronda del torneo ya había acabado.

Habían vuelto a los camerinos por sus pertenencias después de despedirse de Max y Bonnie, y estaban a la espera de los resultados. El barullo del lugar lo acaparaba el grupo al que Fantina y Super Wake firmaban autógrafos en una esquina, y a pesar de que el aire de nerviosismo había pasado, era notable una tensión entre entrenadores y coordinadores. Kellyn y un par de rangers habían hecho presencia por un rato, deambulando con cierto aire de tranquilidad. El grupo de amigos no había tenido suficiente tiempo para charlar con el muchacho, tan pronto como había acabado su rondín, se había ido.

—Ya tenemos los resultados de esta primera etapa.

El anuncio de Scott llamó la atención de todos los presentes, haciéndose el silencio.

—No ha sido fácil hacer eliminaciones, todos demostraron que sus pokémon tienen una gran habilidad —el señor Contesta había tomado la palabra, hablando como principal representante del jurado. —Sin embargo, sólo ciento veintiocho de ustedes han logrado pasar a la siguiente ronda.

Las pantallas titilaron y una baraja de cartas virtual se repartió por todo el fondo azulado que había. Cuando las hermanas Meridian señalaron y felicitaron a los afortunados, se dieron a conocer los rostros de quienes participarían en las demostraciones dobles.

Dawn, May y Marina se habían tomado de las manos, expectantes a los resultados.

—¡Ahí estamos! —Marina señalaba sus rostros en pantalla, dándose cuenta de que eran de las primeras veinte. —¡Serena! También estás ahí, mira.

La joven alzó la vista con esperanzas. Su fotografía no estaba en la primera mitad, sino que estaba algo por debajo. El lugar de Clemont no había sido mejor que el de ella, colocándose en las últimas hileras.

Cilan vio primero el rostro de Iris. La entrenadora dragón estaba a dos posiciones de distancia de Serena. El suyo estaba cercano al de las coordinadoras, al igual que el de Ash y el de Misty. Jimmy y Vincent no habían sido calificados dentro de la primera mitad, pero ahí estaban.

Buscando a Lyra en las primeras posiciones, se sorprendieron de no verla sino hasta el quinto lugar.

—Si miren nada más, que todos lo hemos logrado —se giraron cuando la entrenadora de Johto apareció entre ellos, con los brazos alzados y la cabeza apoyada en las manos. Lyra también miraba fijamente las pantallas, y reconoció al muchacho que iba primero. Lucía diferente con aquel gorro blanco y sin la chaqueta roja, pero la combinación de tez bronceada y los ojos grises sólo la había visto en él.

—¡Lyra!

Marina se arrojó sobre su prima y la abrazó sin intenciones de soltarla. Jolteon había vuelto acompañándola, y se vio jugando nuevamente con Misdraveus, Pikachu, Axew y Piplup.

—Felicitaciones a quienes veremos participando mañana —Vivian se despedía del público mientras Wallace lanzaba besos a la multitud y a las cámaras. —No olviden todos que después de nuestras rondas de presentaciones, ¡tendremos nuestra gran celebración! ¡Prepárense para arrasar no sólo en el escenario, sino también en la pista de baile!

Los muchachos se miraron entre sí con pánico, exceptuando a Cilan, que se veía rebosante de alegría ante el anuncio; y las chicas eran todo lo contrario, fantaseando ya sobre que se pondrían, sin contar a Iris, que ya estaba refunfuñando. Lyra soltó una carcajada ante el contraste que tenía enfrente.

—May, Dawn. ¿Qué les parecería ir de compras? Definitivamente todos las necesitaremos para escoger nuestros atuendos.

Ambas coordinadoras no replicaron. Acarrearon al grupo hasta salir del estadio.

En las puertas de cristal se reencontraron con Kellyn, quien se aproximó tan pronto como pudo y le dio un apretón de mano a Lyra felicitándole por su presentación. La castaña se ruborizó a la vista de todos, causándoles curiosidad.

Antes de que cualquiera pudiese preguntar algo, una chica esbelta de cabellos y ojos lilas se acercó al grupo.

—¿Alguno de ustedes es Ash Ketchum? —al terminar la pregunta, todo el grupo se apartó para que la desconocida pudiese ver al entrenador. Sólo Jimmy permaneció a lado del azabache.

La muchacha observó detenidamente a los dos chicos con ojos brillantes, y desplazó la mirada hacia Kellyn. En cuanto reparó en el ranger, gritó repentinamente:

—¡Es él chicas! ¡Y aquí están los otros dos! —ante el rugido de la joven, un numeroso grupo de chicas salieron de quién sabe dónde, y rodearon al grupo de amigos.

Arrojados por las féminas uno a uno, los sacaron del círculo, hasta sólo quedar Ash, Jimmy y Kellyn dentro. Más jóvenes comenzaron a rodearlos, apartando tanto a Cilan, Vincent y Clemont como a sus amigas.

—¡Jimmy! —gritaron May y Marina.

—¡Ash! —llamaron Misty y Serena.

—¡Kellyn! —decía Lyra mientras intentaba en vano abrirse paso.

La entrenadora se veía molesta, como si esa situación fuese frecuente. El castaño dentro del círculo buscó con la mirada a Lyra, hasta que la encontró. Kellyn le sonrió como modo de disculpa, encogiéndose de hombros. La entrenadora puso los ojos en blanco y asistió simplemente. Se habían comunicado sin palabras.

El chico de ojos verdes dio media vuelta repentinamente, tomó de los brazos a Ash y a Jimmy, y les ordenó:

—¡Salten! —ambos obedecieron, y con un gran salto lograron salir del acorralamiento del grupo de chicas.

Después de aquello, Kellyn indicó a los otros dos que comenzaran a correr. El par lo siguió. El gran grupo de chicas los siguieron sin pensarlo dos veces.

Lyra dio unos pasos atrás y señaló a los demás dejarlos ir. Suspiró y reemprendió la marcha.

—¿Qué fue eso? ¿A dónde van? ¿Por qué siguen a Ash? —Serena se veía confundida e impotente, aguantándose las ganas de salir corriendo detrás del azabache también.

—Mmm… no es sólo a Ash a quien siguen. Siguen a todos los entrenadores o cualquier chico que llame la atención de los clubes de fans.

Lyra dejaba ver como algo natural aquella situación. Incluso sus andares eran sueltos y calmados, muy diferentes a sus evidencias de frustración minutos antes.

—¿Clubes de fans? —inquirió Misty.

—Digamos que en ciudad Azulona podemos encontrar cosas como esas. La gente de aquí está acostumbrada a recibir estrellas de todo tipo, así que no son novedad. Pero creo que con el torneo encuentran a los entrenadores en cierta forma interesantes —se encogió de hombros —, las mujeres aquí son extrañas, si me preguntan. Con esta ya es la cuarta vez que persiguen a Kellyn.

—Y seguramente eso te pone algo celosa…

Marina soltó una risita y Lyra se puso roja como un tomate ante el comentario.



Pasada una media hora, cuando se habían adentrado al centro de la ciudad, el trío de muchachos perseguidos hizo su aparición. Lyra no podía ver a los ojos a Kellyn, pues cada vez que lo intentaba, recordaba como su prima se había burlado. Sabía que Marina no lo había hecho con negras intenciones, pero el controlar sus emociones siempre había sido de por sí una tarea difícil. Intentó no pensar demasiado en ello, disfrutando del paseo con el grupo.

La ciudad bullía de actividad nuevamente, con los destellos dorados del próximo atardecer iluminando los edificios. Iban de un lado para otro, de arriba a abajo. Iris, Misty y Cilan encontraron su gusto en común por tiendas de instrumentos como cañas de pescar, a las que entraban acompañándose. May, Marina, Dawn y Serena entraban a cada tienda de ropa que encontraban. Vincent, Clemont, Ash y Jimmy entraban también para esperarlas, aunque no sin mostrar un cierto hastío.

Después de docenas de tiendas, se tomaron un descanso para alivio de casi todos. Fueron a caminar a una pequeña plaza, donde bebieron refresco, comieron galletas y un delicioso helado. Luego, siguieron más compras. Los chicos, que fueron encontrando estrategias para sacar a sus amigas rápidamente de la tienda a la que entraban, se encontraban más animados.

Llegaron a las villas cargados con bolsas y más bolsas, los chicos con atuendos que sus amigas habían escogido para ellos. Muchos otros huéspedes llegaban de la ciudad al igual que ellos; y al parecer, también habían ido de compras.

—Creo que no lo había mencionado, pero el baile es con parejas. Ya saben, llegar acompañados y todo eso.

Lyra había soltado el comentario tranquilamente, pero las reacciones que recibió no eran nada semejantes. Las chicas estaban entusiasmadas y preocupadas por conseguir una ‘cita’, los muchachos se vieron contrariados y más enfocados en la importancia de entrenar.

Cada quien se fue a dejar las compras a sus respectivas habitaciones, y los que salieron en seguida fueron Ash y Jimmy, que finalmente podían centrarse en su entrenamiento.

—Vamos Jimmy, quiero practicar un poco con Swellow y Pikachu.

El entrenador de pueblo Paleta había conseguido que el profesor Oak le proporcionara a sus pokémon de sus anteriores viajes, con la intención de volver a participar con ellos.

—Prepárate Ash, que Typhlosion y Donphan son duros de vencer.

Estaban lanzando sus pokébolas al aire cuando May apareció. La coordinadora se aproximó a Jimmy.

—Creí que estarías con Marina.

—¿Debería estarlo?

Ash no escuchaba de lo que los otros dos charlaban al otro lado del área de batallas, pero notó que su amiga reía un poco cuando Jimmy se rascaba la cabeza y se veía ensimismado.

—¿De qué estarán hablando, Pikachu?

Swellow planeaba en el aire a la espera de alguna indicación, y su fiel compañero amarillo correteaba la sombra del pokémon volador.

—¡Hey, Ash!

May ahora se dirigía a él. Jimmy estaba perdido en sus pensamientos, con las pokébolas aún en ambas manos.

>>Perdona por interrumpirlos, pero necesitaba decirle algo a Jimmy.

Pikachu se lanzó hacia la coordinadora, aterrizando en sus brazos.

—¿No podía esperar? He estado esperando para practicar desde que salimos del estadio.

—¡No ha tomado más de unos minutos!

May había soltado a Pikachu, y ambos muchachos desprendían chispas de irritación por los comentarios del otro.

—¿Qué puede ser más importante que entrenar? En serio May, ¿qué no estamos aquí por el torneo?

La joven resopló.

—¿Hablas en serio? Nos vemos después de tanto tiempo, ¿y lo único que te interesa es entrenar?

—¿Qué otra cosa podría ser?

May soltó una risa maliciosa.

—Oh bueno, deberías buscarte una pareja, como lo ha aconsejado Lyra. Ya sabes, podrías encontrar a alguien que no le importe que tengas dos pies izquierdos.

El comentario le cayó como un balde de agua fría. No había pensado mucho en la situación, para ser sincero. ¿Cómo debía invitar a alguien al baile? Era nuevo en estas cosas, y la verdad, no tenía ni la más mínima idea de qué tenía que hacer.

Invitar a alguien. Eso no sonaba tan difícil. La única pregunta era: ¿A quién rayos invitaría? Pensó un largo rato. Pikachu lo miraba con curiosidad.

Levantó la mirada hacia May. Quizá ella le podría ayudar. O mejor aún, quizá ella podría ir con él, y se ahorraría todo lo que tuviera que hacer. Fuera lo que fuera.

—¿Irías conmigo?

La pregunta tomó por sorpresa a la coordinadora. Y con un gesto de disculpa, la fricción entre ambos desapareció.

—Ash… —le sonrió tímidamente, —justamente Jimmy me ha pedido que vaya con él.

El aludido seguía pensativo, mirando hacia los pisos superiores de las villas.

>>Parece que la persona con quien le hubiese gustado ir ya tiene cita.

Ash parpadeó consternado. Su amiga lo tomó por el hombro y le animó.

—¿Por qué no se lo pides a Dawn? Quizá ella pueda ir contigo.

El entrenador asintió y le devolvió la sonrisa que May le regalaba.



Al ver que el otro entrenador había perdido ciertos ánimos para pelear, se despidió y siguió las indicaciones de May hacia su habitación para buscar a Dawn.

Entró al elevador, lleno de jóvenes con bolsas de compras en mano. Cuando el ascensor se detuvo en el piso al que iba, salió arrastrando pesadamente sus pies, intentando recordar qué dormitorio era al que debía llamar. Anduvo hasta que se encontró con una puerta abierta de par en par. Asomó la cabeza, curioso, y se encontró a una Iris roncando.

El entrenador soltó una risita, despertando a la joven. La morena se levantó de un salto y azotó un puñetazo al azabache. Ash aulló de dolor, tanto por el golpe como por el impacto que recibió contra la pared.

—¡Ash! —Iris ayudó a levantarse al entrenador y lo reprendió por entrar a su habitación. —No debiste entrar.

—Pues tú no debiste haber dejado la puerta abierta —contestó el azabache, molesto.

Iris bufó y le gritó:

—¡Eres un tonto, Ash Ketchum!

El aludido gruñó y se dirigió a la salida. Se detuvo y se giró a preguntar:

—Iris, ¿ya tienes pareja?

—¿Qué? —la morena se había lanzado a la cama otra vez. Parpadeó perpleja y razonó la pregunta. —Bueno, esperaba a que alguien me lo pidiera, pero…—miró hacia la ventana y suspiró. —Quizá sigue siendo muy tímido.

Ash miró a la entristecida Iris, se le acercó y le puso una mano en el hombro. La entrenadora lo miró fijamente y le sonrió. El azabache también sonrió, al igual que Pikachu.

—¿Por qué no vienes conmigo? —sugirió Ash.

Iris sonrió ampliamente y se lanzó a abrazarlo.

—¿En serio, Ash? ¡Oh, gracias!

—Por nada, Iris —el entrenador mostró su típica sonrisa. —Será divertido ir juntos.



Había estado esperando a que Ash apareciera, pero el muchacho nunca llamó a la puerta. Dejó la habitación con Iris durmiendo, armándose de coraje para preguntarle al entrenador si sería su cita en el baile. No había conseguido que Ash fuese con ella a la fiesta de baile de Monsieur Pierre en Kalos, pero si se daba prisa, quizá Kanto sería su oportunidad.

Bajó al lobby y buscó al entrenador por todas partes, sin suerte.

Regresó a su habitación desanimada, preocupada de que alguien ya estuviese con Ash. Cuando salió del elevador, su ánimo regresó a ella. Ahí estaba él, asomando las narices en su habitación. ¡Había ido a buscarle!

El azabache entró al dormitorio y seguidamente escuchó un grito acompañado por un golpe seco. Quería salir corriendo hacia donde Ash había entrado, pero intentaba mantener la compostura.

Cuando se acercó al umbral sintió una punzada en lo más hondo de su pecho. Iris estaba abrazando al entrenador, quien sonreía contento. Se marchó corriendo de ahí, con lágrimas en los ojos y con las palabras del chico resonándole en la cabeza.

“Será divertido ir juntos”.



Continuará…