Aunque solo escuche la leve voz del éxito mofarse de mi patética sombra y un tintineo que estremece mis tímpanos provocando una exaltación en cadena, como si de un cohete se tratara. ¿Delirio? ¿Quién lo sabrá? Yo no quiero saber la respuesta, pero una pequeña voz me dice que es momento de escabullirse de esta silla en la que me encuentro y buscar largos caminos.