Confrontando con el pasado El corazón latió y sus pulmones se inflaron justo después de un fuerte pulso de energía que le devolvió como viento a presión en ese cuerpo. Fue doloroso y abrió los claros ojos, intentando ubicar sus sensaciones vivas en un mar de confusión. Estaba prácticamente en medio de la nada. Se levantó de golpe y sus cabellos plateados cubrieron su rostro. Se los acomodó hacia atrás y miró su imagen reflejada en el lago junto al que yacía. Entonces tuvo conciencia de sí mismo y lo recordó todo. Cerca de él había seres humanos, algunos youkai y un ser que olía a youkai y humano. Debían ser seis… o siete. Se puso de pie y lo pensó. Venían en esa dirección, aparentemente atraídos por él. En silencio e inmóvil, esperó a que llegaran. —¿Es él? —preguntó un joven perro vestido ¿con la hinezumi no koromo? ¿podría ser? —Tiene el Shikon no kakera —las miradas de los jóvenes se cruzaron con la suya. Parecían enojados sin motivos. El joven hanyou desenfundó una espada youkai enorme. —Tessaiga —dijo abriendo los ojos—. Entonces tú eres Inuyasha —afirmó. —¿Me conoces? —preguntó el hanyou contrariado al extraño youkai que parecía desconocer la presencia de un Shikon no kakera en su cuerpo. —¡aaaaltooooo! —gritó la pequeña pulga saltando de su hombro hasta la nariz del youkai. Éste la aplastó de un manotazo, haciéndola caer aplastada hasta el dorso de su mano. —Myouga. El diminuto youkai parecía llorar. —¡No puedo creerlo! ¡o-yakata-sama es real! —dijo escandalizado— ¡Inuyasha-sama, guarde la Tessaiga, no somos enemigos, este youkai es su chichi-gimi! —¿Su chichi-gimi? —todos estaban anonadados ¿ese youkai el padre de Inuyasha? Se le fueron acercando a paso lento, inseguros. Físicamente, era como Sesshoumaru, pero con varios centímetros más de altura, Inuyasha, que era el más alto del grupo, le llegaba por la mitad del brazo. Tenía la piel morena, el cabello plateado y los ojos de color miel, como Inuyasha y su cara era… sin duda alguna, Inuyasha era su hijo. Estaba tan sereno y frío que daba miedo. —Acérquense, no muerdo. Inuyasha, he podido conocer tu rostro —el chico quería decir lo mismo, pero se tragó las palabras—. Y hay humanos —los miró a todos. Se acercó a Miroku. —No pareces muy fuerte, pero quizás lo seas. Se te nota lo embustero en la cara —el houshi se congeló y reía nerviosamente—. Hueles mucho a mujer humana, entonces eres de los atrevidos. Oh, esa mano derecha… pareces tener problemas con ella ¿estás maldito? Lo siento mucho por tus antepasados. Miró a Sango. —Y tú, youkai taiya. Tienes a Kirara, eres la hija del jefe de la aldea ¿Qué le sucedió a tu familia? Pobre, realmente se te ve muy triste —Sango no entendía, en realidad, nadie entendía. ¡Los estaba perfilando con solo verlos! Se le notaba la experiencia. Caminó hacia Kagome. —Miko-dono. Esta es rara —le caminó alrededor y la olió—. No solo hueles bien, también hueles a Inuyasha. Al parecer, eres de las que presienten las energías malignas. No siento ningún poder viniendo de ti, pero intuyo que lo tienes muy escondido y que puede ser muy impresionante. No pareces haber perdido a tu familia como los otros, es una bendición y no te das cuenta. Shippou caminó temblando hacia él y con ojos de plato. —Zorrito —dijo bajando la vista antes de ponerse en cuclillas y tender la mano hacia el asustado cachorro—. Así que tu también… y eres muy pequeño. No te asustes. Le tocó la cabeza y Shippou se puso a temblar, recordando a su propio padre. —¿Lo ven? —comentó Myouga —les dije que era muy gentil —aún así no sonreía ni por casualidad. —Disculpe, ¿podría decirnos su edad? —preguntó Kagome tan impresionada como los otros. —Ochocientos cuarenta y siete años, ¿te parece suficiente para un daiyoukai, miko? —sólo entonces soltó a Shippou. —Me llamo Kagome. —Tengo mala memoria para los nombres, igual que mi esposa —recordó a la hermosa youkai—. Me preguntó si seguirá viva. Y además de eso… se paró y fue hasta Inuyasha ¿qué es de tu madre? —Murió hace años durante la guerra. El youkai cerró los ojos tragó el nudo en la garganta y lo miró sin expresión. —¿Está usted bien? —le preguntó Miroku. —Claro —dijo con un gesto de “lo supuse”. Caminaron con él, mientras le contaban lo que estaban haciendo en ese viaje. —Lo que no entiendo es la razón de estar vivo en un tiempo como este. —La Shikon no tama puede mantener con vida a quien la posea, alguien le ha dado un fragmento, quien es nuestro enemigo podría tener la intención de controlarlo. El Inuyoukai volteó a mirarlo incrédulo, de un modo que les hizo recordar a Sesshoumaru. —Houshi, ¿tienes idea de la fuerza maligna que se necesitaría para controlar a un antiguo que además sea daiyoukai? —la fuerza de Naraku parecía incapaz de controlarlo. Se veía tan tranquilo… y frío. Se mostró comprensivo al escuchar el detalle de la tragedia de cada uno, incluso dio consuelo con palabras que parecían incapaces de provenir de un youkai. Sin duda, entendía a los humanos. El día fue acabando y casi al final, vieron una columna de humo levantarse a la lejanía. —Un incendio —comentó Sango. —Es una aldea humana, aparentemente ha sido atacada por otros humanos —les dijo el daiyoukai. —Ayudémosles —gritó Kagome. —Deben estar todos muertos a estas alturas, no puedes hacer nada. No le hicieron caso y fueron corriendo en esa dirección, él los siguió. Al acercarse a los caballos que corrían en dirección contraria, descubrieron que eran bandidos. —Detesto a los de esta clase —dijo. Antes de que pudieran hacer nada, lo vieron saltar entre ellos con una velocidad endemoniada hasta despedazarlos de un zarpazo. Ellos se asustaron, asesinaba a sangre fría. —Por qué lo hiciste —le gritó Inuyasha. —Vengan acá —les dijo parado a más de cincuenta metros. Al llegar hasta él, vieron en lo bajo solo la aldea silenciosa y envuelta totalmente en llamas. Estaban viendo el infierno desde arriba. —¿Creen que las personas que hicieron esto merecían vivir? Así de imparciales son las leyes entre nosotros. —¿Y si los enterramos? —preguntó Sango. —El fuego los reducirá a cenizas. Ellos lo miraron de un modo acusador. —¿Quieren bajar? —extendió ambas manos hacia delante y con las palmas hacia arriba. Un terrible viento girando en todas direcciones cayó sobre la aldea como si fuera un tornado y extinguió el fuego—. Bajemos entonces. Todos bajaron y se pusieron a cavar tumbas. Él los ayudó en silencio, la muerte parecía no molestarle. Se recogió el cabello con una cinta que encontró y esperó a que esas personas terminaran con el trabajo hasta la noche. Ellos entraron a descansar a una de las cabañas encendiendo la fogata en el suelo y cocinando… algo extraño que traía la miko. —¿Ramen? —le ofreció. Le daba asco la comida humana. —Me comí uno de los caballos de esos bandidos —todos lo miraron con ojos de plato—¿Qué? Desde que tengo memoria los humanos no están en mi menú. —No era esto lo que tenía en mente —susurró Miroku en voz baja. —Sí —le contestó Shippou—. Al juzgar por su apariencia, pensé que sería más como Sesshoumaru. El youkai abrió los ojos y se les quedó mirando de forma expectante. Había captado el nombre de su hijo en la curiosa conversación. —Dijiste Sesshoumaru —su mirada fue de unos a otros—. Ustedes conocen a mi hijo. Se le quedaron mirando antes de responder al unísono un tímido y sorprendido: “sí”. —¿Cómo está? ¿Dónde? ¿Cómo es? Se miraron. Era como si el youkai desconociera a su propio hijo. ¿Sería acaso tan frío que se hubiera desentendido por completo de él en el pasado? —Se parece mucho a ti —comentó Inuyasha, refiriéndose a su apariencia física aunque, claro, las facciones de su rostro eran algo distintas—. Es algo frío y terco y siempre está provocándome. En una época, se obsesionó con Tessaiga, trataba de robarla y, de paso, matarnos en el proceso. Su padre no pareció sorprenderse —No le tiene compasión a nadie —agregó el houshi—, a pesar de que tiene a Tenseiga se niega a usarla. —Detesta a los humanos y los trata como si no fueran más que insectos, es demasiado soberbio y orgulloso, considera inferior a todo mundo —comentó Sango—. Maltrata a Inuyasha por ser hanyou, siempre están peleando, parecen gatos y perros. Inuyasha se exasperó por el comentario pero Kagome no lo dejó terminar. —Siempre está buscando armas más poderosas. Está usando ahora una fabricada de los colmillos de un oni, llamada Toukijin. Es una espada con terribles poderes malignos. Es muy cruel. El inuyoukai se limitaba a absorber y procesar la información en orden, no parecía sorprendido, salvo cuando oyó que era cruel. —…Cruel… —le sonaba a mentira—. ¿Cómo se encuentra? Inuyasha se encogió de hombros. —Mala hierba nunca muere, ya sabes. —Quizás él tenga muy malos recuerdos de Inuyasha —pensó Sango, por el modo en que lo trata y por cómo habla de las espadas. Inu no Taishou inclinó la cabeza hacia un lado. —No es posible cuando mandé a forjar esas espadas… ¡Sesshoumaru tan sólo era un bebé! —lo recordó en brazos de su esposa— ¡el nacimiento de las espadas o siquiera el de Inuyasha es algo que no podría recordar! —¿Un bebé? —se preguntaron todos extrañados, incluso Inuyasha. —Esas espadas las mandé forjar cuando conocí a tu madre. En ese tiempo, Tessaiga libró múltiples batallas —le explicó, aunque omitió que la espada había sido dividida en dos…—. Cuando tu hermano tuvo conciencia de sí mismo, Tessaiga y Tenseiga estaban en mi cadera. Para él tanto como para ti, Tessaiga y Tenseiga existieron siempre. Quizás debido a eso, crea que no existe un poder mayor al mío —los miró a todos—. Yo creo que ustedes, los dos, pueden ser tanto o más fuertes que yo, sin depender de esas espadas. Todos, sin darse cuenta, estaban ya sentados a su alrededor, oyendo atentamente. —Tú naciste muchos años después de eso, él quizás no tenía más de ocho o nueve años. Flashback.Una armada se preparó a toda velocidad para salir por urgencia. Un daiyoukai fuera de control estaba atacando, justo en el mismo día en que debía nacer su segundo hijo. Se calzó una armadura negra, preparándose para salir, cuando un niño pequeño bajó corriendo las escaleras, llamándolo. —Chichi-ue… ¿a dónde vas? Cuando vas a morir, lo presientes y lo sabes. Incluso puedes saber que no regresarás y son tus actos pasados los que te transmiten desasosiego o paz en esos instantes. Volteó a ver al pequeño que lo miraba con seriedad. Se puso en cuclillas para estar más cerca. —Tengo que irme ¿me prometes que cuidarás de tu hermano? El niño lo miraba y bajaba la vista. Le hablaba de un medio hermano del que no sabía nada, salvo el nombre. —¿Pero no va a ser un hanyou? Será como los humanos, inferior, y su madre no es la mía tampoco. Sabía que no había preparado mentalmente al niño para eso. —Prométemelo. —Está bien, se lo prometo —dijo sonriendo tímidamente. Como premio, recibió una caricia en la cabeza, estaba acostumbrado al método de premio y castigo. Se puso de pie y se preparó para irse. —Chichi-ue —volvió a llamarlo su hijo—. Regrese pronto. Él no respondió y partió a esa carrera contra reloj. Fin del flashback. —… y esa fue la última vez que lo vi —vinieron a su memoria sus últimas batallas—. Supongo que, inmediatamente después de que yo fuera asesinado, debió ocupar mi lugar como señor de las Tierras del Oeste —imaginó el momento—. Seguramente estaba muy confundido y asustado. Quizás durante años no tuvo idea de lo que hacía, ni si estaban bien sus actos. Quizás para esconder esa inseguridad, se puso esa máscara de frialdad y seguridad que ustedes ven. Pero el hecho de que esté buscando depender de poderes ajenos demuestra su inmadurez —miró a Shippou—. Para entender cómo debió reaccionar, creo que deberían preguntárselo al zorrito. Shippou reaccionó. Recordó cómo se sintió al quedarse solo y se replanteó la maldad del inuyoukai. —Pero yo no soy así. —Porque los tienes a ellos, y te protegen de todo. Pero él no tenía a nadie y su madre no era nunca un verdadero apoyo, salvo en situaciones muy extremas. Imagina que un día despertaras completamente solo. El niño lo imaginó, tembló y se escondió en los brazos de Miroku. Qué horror. —¿Pero él odiaba a los humanos ya en ese entonces? —se cuestionó Kagome. Inu no Taishou parecía sorprendido. —Les era indiferente —trató de imaginarse a su hijo como adolescente y matando humanos cual insectos—. Supongo que comenzó a odiarlos después de mi muerte, creyendo equivocadamente que ellos eran los culpables. Además de recibir la influencia de su madre en algún momento. —Lo que usted nos está dibujando no se parece nada al Sesshoumaru que nosotros conocemos —comentó Sango—. Perecería carecer de maldad. El inuyoukai recordó al pequeño comiendo, estudiando, entrenando, caminando junto a él, montando por primera vez un Ah-Un cachorro, jugando al equilibrio sobre las altísimas barandas de los balcones, durmiendo en sus brazos, bajo su todopoderosa protección. —Él nunca fue malo, pero era demasiado consentido. Yo creo que si un día conociera a un niño de más o menos esa edad, lo trataría como él fue tratado. Todos se miraron. —Rin —murmuraron como comprendiendo algo. —¿Cómo? —preguntó el señor. Todos se pusieron nerviosos y comenzaron a sudar frío… —Este… cómo decir esto… —comenzó una dubitativa Kagome. —Él tiene una niña… —soltó Miroku—, una niña muy consentida… —Y es humana —siguió Sango. —Una chiquita —dijo Miroku mientras hacía el gesto de sostener algo pequeñito… Aquí pueden dejar sus comentarios sobre el fic. Este fic fue hecho con propósitos puramente didácticos, pero si les gusta y consideran divertida una continuación, la habrá. En ese caso, sólo díganmelo. No olviden regresar a la discusión del análisis para dar su opinión.
Re: Confrontando con el pasado Me impresionó muchisimo tu manera de redactar, y lo fuera de lo común con respecto a la temática. ¿Quién tuviera esa imaginación para ser capaz de revivir al padre de Inuyasha, y darle un motivo, una explicación al por qué Sesshomaru actua como lo hace con Rin?... Solo tú. Te felicito. Esperaré con ansias la continuación. También, estas invitada a leer mi fic "Regresando a ti". Me gustaría mucho que pudieras aportar una buena crítica constructiva sobre la misma. Desde ya, estamos encontacto!... Suerte. Besos...
Re: Confrontando con el pasado KYA!!!!!!!!! una donde aparece inu-no en la era del sengoku, sugoi, sugoi des, quiero conti, esta buena, me gusta como lo narras, hasta mi hermano, que no es fan de los fanfics, le ha gustado, me gustó, ¿pondras conti pronto, verdad? por favor, haslo, todos mis hermanos lo ban a esperar. quiero ver que pasa cuando sesshoumaru lo vea, quiero saber por que esta vivo, quiero saber si fue naraku, quiero saber muchas cosas, asi que no lo dejes ahi, onegai. disculpa mi ignorancia, pero, ¿que significa yakata? ¿señor? me despido. BEY!!!!!!!!!
Re: Confrontando con el pasado ToT ToT ToT ToT ToT ToT ¡He vuelto! ToT ToT ToT ToT ToT ToT ToT Después de que mis incomprensivos padres me borraran todo me he puesto a trabajar en lo difícil. He gritado, he despotricado y he llorado lágrimas de sangre. ToT ToT ToT ToT ToT Confrontando con el pasado.Permaneció quieto y en silencio en aquella oscuridad de la pequeña cabaña. Todos dormían “tranquilamente”, el pequeño kitsune que le recordaba a sus hijos hablaba en sueños, el houshi soñaba que cortejaba a una mujer, la taijiya lloraba en sueños. Inuyasha roncaba sentado en un rincón aferrado a la Tessaiga como si hubiera nacido con ella en las manos… bueno, más o menos así había acontecido. Lamentaba aquello, si lo que había escuchado era cierto y sus hijos no podían sino depender totalmente de esas espadas como si la vida se les fuera en ello, no podrían crecer nunca, en especial Sesshoumaru, atándose a aquello que, creía, era lo único más poderoso que había y le pertenecía como tal. —Inuyasha. Se dio el gusto de contemplarlo dormido, viendo a su amada en ese rostro, perfecto reflejo del suyo, había perdido años de no poder hacerlo. Inuyasha se había dormido así por cincuenta años, indefenso aunque incontrolable, con su propia media sangre siendo su amenaza, con los humanos y los youkai en contra… y más aferrado a los humanos que a otra cosa. Él ya no era ni parecía un bebé aunque le hubiera gustado poder protegerlo aún ahora, aún a sabiendas de que ya no debía, de que ya no podía… y de que aquel ya no era su lugar. Y Sesshoumaru… ¿Cómo sería? ¿Cómo estaría? ¿Seguiría teniendo ese rostro de niño pequeño, que reflejaba la exótica y refinada belleza de su madre? ¿Conservaría su ingenuidad mezclada con inteligencia? ¿O acaso todo eso habría cambiado? ¿Qué tan abandonado e indefenso se sentiría? ¿Acaso aún no había podido entenderlo? ¿Le quedaría realmente el rótulo de “cruel”? …cruel… —¿En qué piensa, o-yakata-sama? —susurró Myouga parado en su oreja. El youkai le dirigió la mirada unos segundos antes de volver a mirar a esos niños dormidos… porque todos, lo quisieran o no, seguían siendo niños. —En Sesshoumaru —sintió dolor en su seca garganta— ¿Ya lo sabe? —No, no sabe nada —aseguró la pulga—, todo se ha mantenido en secreto, la transición le estuvo encargada a los ancianos ¿no es así?, se ha mostrado reticente a buscar mentores, sólo quiere armas, no parece comprender que no son juguetes, además, nadie quiere poner en riesgo su vida —suspiró—. Varias de las cosas que usted predijo que sucederían, ocurrieron tal cual, aunque han habido imprevistos, esto fue muy brusco para sus dos hijos… aunque está muy lejos de parecerse a usted. —¿Qué tan “cruel” es? Myouga comenzó a sudar frío. —Muy —al momento siguiente, estaba cayendo aplastado al suelo, insultar a los hijos del amo no era la mejor de las ideas. —¿Qué siente hacia Inuyasha? —Ay, o-yakata-sama —tomó aire y se infló—, Sesshoumaru-sama es muy ambiguo en todo y aunque aparenta fortaleza y aislamiento emocional, es fácil decir que sus emociones son inestables, si cae en depresión o monta en cólera —tembló— pobres de nosotros, no descansaría hasta vernos muertos. —Entonces no ha madurado mucho —el fracaso de su primogénito le dolía. Tenía intriga de saber qué tanto podía afectarle la cercanía y el afecto de un ser humano, qué tanto podía lograr eso que madurara. Miró a los chicos una vez más. Aunque fuera a terminar muerto, como se suponía que debía estar a esas alturas, debía poder verlo con sus propios ojos aunque fuera una vez, luego, dejaría su vida en manos de Inuyasha. —O-yakata-sama ¿qué piensa hacer? —Me voy. —¿Qué? ¿a dónde? —Myouga estaba alarmado. —Por supuesto que lo sabes —lo miró de reojo—. Hacia donde me lleve el viento, ya no debería estar vivo, no tengo obligación de vivir, ni de sobrevivir. —¿Está seguro de lo que está haciendo? —Esto es necesario. —Voy con usted —saltó a su hombro. El general Perro lo sopló y lo hizo volar hasta la cabeza de Inuyasha. —Tú te quedas a cuidar de Inuyasha como te pedí hace cien años, me voy solo. Myouga lo despidió agitando su mini-pañuelo con una de sus cuatro patitas mientras lloraba a mares. —Por favor, cuídese. —No hagas escándalo —lo regañó él antes de desaparecer por la puerta y echar a volar al cielo nocturno rebosante de estrellas plateadas. Por lo menos se había dado el gusto de velar a su hijo, al menos una noche—. Naraku o como sea que te llames, monstruo de porquería, no voy a dejarme matar, pero si muriera, al menos me has hecho feliz. No tengo intención de conservar esta cosa sucia dentro de mi cuerpo, se la pueden llevar al diablo —sólo entonces fue consciente de la presencia de un fragmento de Shikon en su cuerpo, notando cómo el veneno maligno había retrocedido hasta suprimirse, superado por su enorme youki. Lo único que entendía era que, de algún modo y sin una excusa coherente, ese hanyou falso había atacado intentando matarlos solo porque sí. Si Inuyasha y Sesshoumaru eran sus tesoros, él no podía permitir que les hicieran daño alguno. —Inuyasha, Sesshoumaru, perdónenme, si peleo en vez de ustedes, sólo contribuiré a hacerles más daño, cuando todo comenzó ustedes ya sabían que debían pelear solos. Yo tan sólo soy una pequeña parte de su pasado, una que deben dejar muy atrás. Se alejó volando hacia el oeste, hasta la hora del crepúsculo. Se paró en lo alto de un barranco y desde allí observó el espeso y extenso bosque que se alejaba hasta donde alcanzaba la vista. Repentinamente, el viento comenzó a soplar con fuerza ¿Cuánto tiempo pasaba desde que no tenía el placer de controlar al rebelde viento? —Detente —la ventisca dejó de soplar y la calma fue total. De la nada, un youkai cayó del cielo, un youkai que evidentemente venía volando con el viento. —Te ves cansada, joven youkai —era bonita, de cabello negro y ojos rojos brillantes, parecía indefensa con un deje algo salvaje. Indudablemente, tenía en frente a una youkai de viento, una como los suyos. —¿Sesshoumaru? —lo miró bien y se quedó paralizada, no era Sesshoumaru, pero parecía muy fuerte y además, daba miedo, mucho miedo. Se sintió como una pulga comparada con un dragón ¿De dónde había salido ese enorme youkai blanco, por qué se parecía a Sesshoumaru y quién era? —¿Conoces a Sesshoumaru? —preguntó él sorprendido— ¿Tú conoces a mi hijo? —¿Tu… hijo? —balbució ella. La confusión fue total. —¿Quién eres? —preguntó con una curiosidad muy poco común en él, mientras se acercaba casi invadiendo el espacio personal—. Qué eres. Ella se sentó y luego se puso de pie, le costó encontrar la débil voz. —¿Eres el padre de Sesshoumaru? —¿estaba vivo? No era muy aficionada a investigar, ¿pero no se suponía que era ese el perro monstruoso que había aparecido en la base de la antigua China y que reclamaba como suyas las tierras del Oeste; el que había muerto en batalla contra el Ryuukotsusei, al que Inuyasha había dado muerte con su reforjada Tessaiga? ¿Cómo estaba vivo? ¿Con un fragmento? ¿Y de dónde había salido?— Naraku —maldijo para sí. —¿Qué eres de ese tal Naraku? ¿Qué eres de Sesshoumaru? La voz de ese daiyoukai denotaba confianza y curiosidad. Era imposible no responderle, a menos que le nombrara a Sesshoumaru, no podía decir nada el respecto, ni siquiera a sí misma. —No es que sirva a Naraku porque me plazca —dijo en forma esquiva y asimismo se hizo hacia atrás, el daiyoukai daba tanta confianza que hasta inspiraba miedo, peligro. ¿Y Sesshoumaru quería convertirse en “eso”? ¿Qué pasaría si sucediera?—. Soy Kagura, la que controla el viento —aunque quería decirlo con dignidad, la prepotencia provocada por su sola presencia empequeñecía hasta al más altanero. Empezó a desear que Naraku tuviera que vérselas con ese youkai, de seguro no saldría bien parado y ella tendría mayor posibilidad de salir libre. —Quédate aquí a descansar —invitó. Ningún youkai o humano se negaba a su protección, con aportarle unos segundos de tranquilidad a esa atormentada youkai le sería más que suficiente, y es que parecía realmente atormentada por mucho que quisiera ocultarlo. —No puedo, me vigilan —y sí, a una considerable distancia la perseguían unos saimiyoushou. El youkai se dio cuenta. Poder mental mediante, los aplastó reduciéndolos a polvo. Kagura tembló, de seguro no le costaría hacer lo mismo con ella o con cualquiera, irradiaba poder por todos lados. —Los youkai de viento no podemos vivir esclavos de alguien ni atados a nada, eso no es vivir y tampoco nos permite crecer. Los youkai de viento somos como la esencia del mismo, nacimos para ser libres y al morir nos convertimos en él —dirigió sus ojos dorados hacia las lejanías—, no podemos estar con nadie, tenemos que ir hasta donde queremos, estamos destinados a estar solos para siempre. Así es conmigo y con mi hijo —miró a la youkai— y como dictara el destino así debe ser contigo —en las últimas horas había escuchado variadas historias de corte terrible, pero sin duda, la peor de todas le parecía una historia de esclavitud: esclavitud a un amo, a un amor, al pasado o a lo que fuera. Pare él, la libertad lo era todo y seguramente así era para todos los youkai de viento, todos los de esa generación. ¿Por qué tenía que ser tan obvio que esa joven youkai de viento estuviera enamorada de otro que, al igual que ella, estaba destinado también a la soledad sin límites? De repente, ella se sentía tan comprendida, tan protegida… decidió quedarse bajo esa protección al menos por un tiempo. Cuando el sol se pusiera, sabría si se había equivocado o no.
Re: Confrontando con el pasado hola es bueno que regresaras! y para decir la verdad la continuacion de tu ff esta muy padre. la verdad me fasino, mmm algo exkisito para leer , me gusta como escribes lube asi que esperare a que actualices ya que me encanta!! bessos sesshogriss
Re: Confrontando con el pasado hola ¡BIEEEEEEN POR TI!!!!!!!!!!! Me alegra en gran manera tu regreso, de verdad no se como espresar mi alegria, estare feliz el resto del dia sin importar lo que pase gracias a ti. Ejem, en cuanto a la conti, te quedó perfecta, toda tú, que lindo son los sentimientos de Inu-No por Inuyasha, los que se esperaria de un buen padre, Valla, no creí que los poderes del gran Taiyoukai fueran tantos, dominar el viento, aplastar con la mente, y no se sabe que otros mas, hasta yo me sentiria segura al lado de él, me pregunto que pasara cuando se encuentre con Sesshoumaru, ¿Cómo reaccionara este? ¿De verdad atacaria a su propio padre? Ahora se sabrá si Sesshoumaru verdaderamente es cruel. No espero por la conti, perfecta, siguela y que la inspiración y la fuerza te acompañe. beys