One-shot Confort [Pokémon rol/BTOOOM! AU]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Hygge, 23 Enero 2020.

  1.  
    Hygge

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    Escritora
    Título:
    Confort [Pokémon rol/BTOOOM! AU]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2801
    Título: Confort
    Roles: Pokémon Rol Championship, BTOOOM!
    Personajes: Liza White, Rachel Gardner.
    Resumen: "—¡No seas tonta! —exclamó entonces, apretando ligeramente el agarre, y la chica dio un pequeño respingo, algo asustada. Al notar esto, pronto la joven suavizó su expresión, haciendo que se sentase de nuevo—. ¿Cómo voy a dejarte marchar con la que está cayendo, y más aún en tu situación? Espera aquí todo lo que necesites, ¿de acuerdo?".
    Notas: Y después de mil años intentando ver cómo junto a estas dos, procrastinando de mis estudios salió solo, yay. Solo un fic donde las bebés interactúan entre ellas (y algún que otro guiño, como siempre).







    Sin duda, había días en los que era mejor no levantarse de la cama. Sin lluvias torrenciales encharcando la ropa, sin atascos de camino al trabajo, sin atrasos que requiriesen de una justificación inexistente. Solo el calor que te brindaba la comodidad del hogar, resguardada del frío y de la lluvia, y nada más. Al menos eso pensaba Liza, anudándose el delantal de camarera mientras observaba la lluvia caer al otro lado del cristal, en aquella cafetería perdida en medio de la nada. La música repetitiva ya taladraba sus oídos, y su jornada laboral apenas acababa de empezar.

    Sí, sería un gran día.

    En vistas de que la clientela era escasa (y no los culpaba, ¿quién saldría con un temporal así de sus casas?) decidió tomar una de las fregonas de la despensa y comenzar a secar el suelo, encharcado por el cúmulo de pisadas provenientes del exterior. Su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo, pero no necesitó revisarlo para saber que no deseaba atender aquella llamada. Su turno de camarera sería monótono aquella mañana, pensó, mientras tarareaba alguna canción en su cabeza. Y sin embargo, captó su atención de pronto cómo el pedante de Darren, aquel que se encargaba de atender la barra, se encontraba ahora atendiendo una de las mesas, desde hacía ya bastante tiempo.

    Sorprendida, porque aquella actitud era impropia en él, disimuló pasar por su lado mientras limpiaba, notando cómo parecía hablar con una chiquilla que, con un rápido vistazo, supo que tendría más o menos su edad. Su cabello rubio caía como una cascada sobre sus hombros, y apenas podía ver su rostro oculto entre sus mechones, cabizbaja como se encontraba. Asumió que se encontraba recibiendo alguna clase de regaño, y aquello fue todo lo que necesitó para prestar atención a la conversación.


    —Te repito que si vas a quedarte aquí, ocupando esta mesa, tienes que consumir algo —gruñó más que dijo, y Liza no pudo evitar fruncir ligeramente el ceño, enfocando su vista en la muchacha al ver cómo se encogía en el sitio. ¿Acaso no estaba viendo que la estaba asustando?


    Seguía siendo el mismo capullo que recordaba.


    —¡Lo haría encantada, de verdad! Pero no tengo dinero encima… —exclamó, con un dejo de tristeza en su voz, sus manos entrelazadas sobre su regazo—. Solo estoy esperando a que deje de llover, cuando termine podré...


    —No te he preguntado sobre tus planes, niña. La cuestión aquí es que si quieres resguardo, debes consumir algo. Políticas de la casa —le vio esbozar una sonrisa irónica, hiriente incluso, que le hirvió la sangre a la castaña—. Así que si no vas a colaborar, te invito a que te marches.


    Liza chasqueó la lengua, y dejando la fregona sobre un taburete se acercó hacia la mesa. Darren se volvió hacia ella con notorio hastío, echándola de allí con la mirada, a lo que la castaña le devolvió una sonrisa tan falsa como la persona que tenía en frente.


    —¿No se supone que te toca atender la barra, Darren?


    —Supones bien —masculló entre dientes, regresando su mirada a la rubia, que les miraba con temor en su expresión—. Pero esta chica está ocupando sitio sin consumir nada, y vine a ver si quería algo.


    —Yo me encargaré, entonces —sentenció, resuelta, colocándose al lado de la joven que la miraba con genuina sorpresa. Puso una mano sobre su hombro, en un intento por infundarle seguridad. Señaló con su mano libre la fregona, ceja alzada—. ¿Podrías seguir tú con eso a cambio? Gracias-.


    El hombre dio media vuelta, visiblemente molesto, y gruñendo alguna clase de improperio se alejó de ambas chicas, haciendo que la rubia destensase los hombros por fin. La joven de cabello castaño se volvió hacia ella con una sonrisa amable, y tras observar que no había ningún cliente que atender, tomó asiento frente a ella.


    —Lamento si te ha asustado. No es muy bueno para el trato de cara al público, por eso debería quedarse detrás de la barra, donde no moleste —suspiró, llevando un mechón de cabello tras su oreja. Volvió su mirada hacia ella, y la rubia le devolvió la misma, notando algo de duda en su expresión. Como si esperase algún reclamo inminente de su parte—. ¿Te encuentras bien, cielo?


    ...Pero este nunca llegó. En su lugar, la rubia recibió una atención y un cuidado que no esperaba encontrar así, en condiciones como esas. Sintió como sus orbes se cristalizaban, producto del estrés y del miedo acumulados en su pecho, y respiró hondo hasta lograr calmarse.

    Por un momento dudó, como si estuviese reordenando las ideas en su cabeza.


    —Lo cierto es que… He perdido de vista a alguien —confeso al fin, sus níveas mejillas tiñéndose de la vergüenza que parecían provocarle aquellas palabras. Liza apoyó su mejilla en su palma, atenta, sintiendo algo similar a la ternura por la chica que tenía en frente. Casi parecía una muñeca de la más fina porcelana, como si pudiese romperse con cualquier momento. La vio jugar con uno de sus mechones, antes de seguir hablando—. Empezó a diluviar y me perdí entre la gente al intentar buscar refugio. Cuando quise darme cuenta... ya no sabía dónde estaba.


    —¿Y no tienes un teléfono al que llamar? —inquirió la castaña, llevando su mano inmediatamente a su bolsillo—. ¿Quieres que te preste el mío?


    La rubia abrió los ojos, tomada por sorpresa, y alzó las palmas de inmediato, agitando la cabeza en señal de negación.


    —¡N-No te preocupes! Tengo mi teléfono, pero parece que el de ella se ha quedado sin batería, o no tiene cobertura, quizá —agachó la cabeza, abatida—. Lo único que se me ocurrió en ese momento fue refugiarme en el sitio más cercano, así podría pensar qué hacer después… Pero si no puedo quedarme no importa, no quiero molestar —dijo entonces, haciendo un ademán de levantarse.


    Liza rápidamente tomó su mano entre las suyas, impidiéndole que se alejase mucho más.


    —¡No seas tonta! —exclamó entonces, apretando ligeramente el agarre entre sus manos, y la chica dio un pequeño respingo, algo asustada. Al notar esto, pronto suavizó su expresión, haciendo que se sentase de nuevo—. ¿Cómo voy a dejarte marchar con la que está cayendo, y más aún en tu situación? Espera aquí todo lo que necesites, ¿de acuerdo? Te traeré algo para beber, para que ese viejo deje de incordiar.


    La rubia, por un instante, no supo qué responder. Aquella amabilidad se sentía tan ajena... pero le hacían tan bien a su corazón atemorizado e inquieto. Liza se sorprendió al recibir una genuina sonrisa de sus labios, la primera que la observaba esbozar de corazón. De alguna forma, deseó que aquella no fuese la última que le arrancase aquel día.


    —¡Muchas gracias! Eres muy amable, esto… —la curvatura de sus labios se arqueó en una mueca de duda, y sus fuegos fatuos se posaron en ella una vez más, insistentes—. Disculpa, ¿cómo te llamas?


    Oh, cierto, había estado tan ocupada tranquilizando a la chiquilla que se olvidó siquiera de presentarse.


    —Soy Liza —dijo entonces, soltando sus manos con suavidad antes de ponerse en pie. Le devolvió la sonrisa, afable—. Y bien, ¿qué es lo que te apetece tomar? ¿Y a nombre de quién debo anotar el pedido?


    —Uhm… Un zumo de naranja estaría bien, gracias —dijo, pero de pronto sus mejillas se colorearon de la vergüenza al ver pasar una idea en su cabeza, y se removió sobre su asiento con cierta timidez. Era una adulta ya, no podía seguir comportándose como una cría. O al menos, eso pensaba—. ¡N-No, esto...! ¡Un café, mejor!


    Lo cierto es que no le gustaba el café, pero… Eso era lo que tomaban los adultos, ¿cierto?


    Liza arqueó una ceja, no muy satisfecha con aquella corrección. Tras anotar algo rápidamente entre sus notas le guiñó un ojo, antes de volver sobre sus pasos con un risueño “¡En seguida!”. Rachel se removió en su lugar, sintiendo cómo sus latidos se calmaban finalmente. Había encontrado un lugar donde resguardarse, y no estaba sola. Todo estaría bien, la encontraría pronto. Tenía fe en ello.

    Paseó la mirada por el lugar, curiosa, reparando en que apenas se encontraban en la cafetería una pareja más aparte de ella. En algún momento su mirada se encontró con el hombre de antes y la desvió rápidamente, nerviosa. Para su alivio, Liza regresó en aquel instante, con un zumo de naranja entre sus manos, que no tardó en servirle en un vaso frente a su mirada atónita.


    —Tómatelo con calma, Rachel. No tienes que forzarte para parecer quien no eres, así no funcionan las cosas aquí —replicó entonces, frunciendo el ceño a modo de reproche. Al ver cómo la joven agachaba ligeramente la cabeza, probablemente avergonzada, se acercó y acarició su hermosa cabellera rubia. Notó cómo la chica alzaba la cabeza, y Liza no hizo si no sonreír, maternal como ella sola—. A mí también me gusta el zumo de naranja.


    —¿De verdad? —exclamó, genuinamente emocionada. Como si aquello de verdad fuese difícil de creer para ella.


    Liza tuvo que contener una risa, regresando a su lugar. ¿De dónde había salido esta chica?


    —De verdad. Cuidado que si no te lo bebes pronto, lo haré yo —dijo, en una suerte de amenaza, guiñándole un ojo poco después, cómplice. Rachel no tardó en asentir, animada, llevando la bebida hasta sus labios.


    —¡Uhm-hm!


    La castaña sonrió, recargándose en su asiento mientras observaba a la curiosa chiquilla probar con un tímido sorbo su bebida. Paseó su mirada detrás del cristal, distraída, deseando saber dónde se encontraría la persona a la que Rachel estaba buscando. De alguna forma deseaba que no se preocupase, que se encontraba bien allí, bajo su cuidado; al menos, era lo único que podía hacer por ella mientras tanto. De un momento a otro, sin embargo, su teléfono volvió a sonar. Con un suspiro hastiado canceló la llamada, dejando el celular sobre la mesa, cruzándose de brazos ante la mirada curiosa de Rachel.

    Segundos después, volvió a repetirse el proceso.


    Rachel tuvo ganas de hablar. Ella había sido tan amable hasta entonces, y ahora parecía realmente incómoda por algo. Quería devolverle el favor de alguna forma, pero... ¿Y si llegaba a molestarle?


    —¿Va… Va todo bien? —murmuró, insegura, su dulce voz llegando hasta los oídos de la castaña, sacándola de su ensimismamiento. Al ver que tardaba en responder, recomponiendo el mensaje en su cabeza, desvió la mirada con cierto temor—. Lo siento, no quería entrometer…


    —Tranquila, cariño. No es nada —la alivió entonces, esbozando una tenue sonrisa. Pero ante aquel silencio, sintió que debía decir más. Había algo en aquella jovencita, en su actitud sosegada y en su amable personalidad, que invitaba a la confianza y a la tranquilidad. Sin duda, era una chica extraña—. Es solo que… Hay alguien que intenta hablar conmigo después de mucho tiempo, pero no estoy segura de querer hacerlo.


    Rachel la escuchó con atención, dejando con suavidad el vaso sobre la mesa.


    —¿Estás enfadada con esa persona?


    Aquel inocente acierto pareció descomponer ligeramente la entereza de la castaña. Desvió la mirada, incapaz de sostener sus orbes, que parecían ver a través de su alma.


    —No diría enfadada. Decepcionada, tal vez —Y no mentía. Después de todo, habían pasado meses en los que había intentado contactar con él, sin una sola señal de vida. Dejó escapar un ligero suspiro, masajeando su frente con suavidad—. No esperaba algo así de alguien. Menos aún de él.


    —Uhm… Entiendo —Rachel parecía hacer un verdadero esfuerzo por comprender su situación, a pesar de la falta de detalles, y eso hizo que de alguna u otra forma Liza se sintiese mejor. Apenas se conocían, pero el brillo en sus orbes azules indicaba que aquella joven de verdad se preocupaba por ella. Que lo que sentía y decía era genuino, trasparente como ella sola. Pareció desviar la atención hacia el techo durante un segundo, reflexiva—. Quizás no pudo contactar contigo aunque quisiese. ¿Algún viaje inesperado, algún accidente?


    —Lo dudo —suspiró, descartando la idea de inmediato—. En todo caso, podría haberme avisado en algún momento, si tan grave era. Ha pasado mucho tiempo.


    —¿Y si necesitaba alejarse un tiempo de los demás?


    La pregunta pareció tomar de sorpresa a la castaña, quien se removió en su lugar con algo de incomodidad.


    —¿Cómo?


    —Quiero decir... Quizás no se sentía bien consigo mismo, y tuvo que prescindir de cosas que le importaban para lograr reconciliarse —ladeó la cabeza, dándole vueltas a la idea—. Buscarse a sí mismo, tal vez.


    Aquello, sin duda, pareció sorprenderla en demasía. Como si no hubiese barajado nunca una posibilidad similar. De repente se sintió egoísta, y desvió la mirada de Rachel, a pesar de que sabía que la pureza en sus ojos nunca albergaría rastro de que la juzgaba.

    Agachó la cabeza, repentinamente insegura.


    —No… No lo sé.


    De repente, el teléfono volvió a sonar. Casi como la oportunidad perfecta que había estado buscando. Liza se removió en su asiento, asustada y nerviosa, mas Rachel la tranquilizó con la mirada. Alzó su mano casi sin pensarlo, pero pronto la dejó en el aire, con un dejo de duda en su expresión.


    —¿Puedo? —inquirió, dulce, refiriéndose a su mano. Liza asintió despacio, y la rubia la entrelazó con la suya, en un intento por infundarle valor. Aquel que la otra le había generado durante el percance con Darren—. Dale una oportunidad, ¿sí? Yo estaré aquí.


    Ahora era el momento de devolverle el favor.

    Y Liza, a pesar de todas sus dudas, asintió. Apretó el agarre de Rachel, y tomó el teléfono finalmente, respirando hondo antes de llevarlo a su oído.

    Una voz sonó al otro lado del dispositivo, y finalmente se animó a hablar.


    —¿...Sí?



    ***​



    Caminó hacia el panel de luz, apagando los focos sobre la barra del bar. El día había transcurrido mucho más rápido de lo que imaginaba, y era finalmente era hora de cerrar. La lluvia por suerte había amainado, justo a tiempo de volver a casa. Tomó su abrigo del perchero, sacando las llaves de su bolsillo en el proceso antes de encaminarse a la puerta. Rachel la esperaba allí, mirando hacia todos lados con algo de preocupación. No pudo evitar morder su labio inferior; ella también estaba preocupada. Había acabado encariñándose con aquella chica, y lo que más deseaba era que terminase encontrando a aquella persona al fin.


    —Vamos, Rachel, todo irá bien —trató de consolarla al pasar por su lado, colocando su chaqueta sobre sus hombros al sentirla temblar ligeramente. No supo si del frío o de los nervios que sentía, pero la tranquilizó ver como aquel gesto sirvió para reconfortarla.


    Rachel le dirigió una ligera sonrisa, intentando no preocuparla. Pero lo cierto es que no podía estar tranquila, no hasta que la encontrase.


    Habían decidido que llevarla a su casa sería lo mejor. Así, al menos, aquella persona sabría dónde encontrarla. Montadas así en el coche, avanzaron entre las calles, siguiendo las indicaciones de la rubia en aquel mar de luces anaranjadas, provenientes de las farolas. Fue un viaje sin muchas palabras, pero Liza no podía culparla. Debía estar agotada.

    Al llegar a la ubicación indicada, sin embargo, una figura la sorprendió en la entrada del hogar. Al principio no se percató de ello, pero no fue si no hasta que notó cómo Rachel se sacaba el cinturón y echaba a correr fuera del coche, que comprendió que finalmente habían encontrado a la persona que buscaban.


    —¡Kat!


    No pudo evitar sonreír cuando la vio abalanzarse hacia su amiga en un abrazo que ella no dudó en corresponder, genuinamente preocupada por Rachel. Liza desvió la mirada hacia su teléfono, repasando la mirada entre sus contactos, y tipeó algunos números antes de registrar uno nuevo. Ya no había mucho más que hacer allí, supuso.

    Así, tras dar marcha atrás, dirigiendo un último vistazo hacia el portal, se perdió entre las calles, con las voces de ambas chicas perdiéndose en la distancia, mientras se ponían al día después de aquella curiosa aventura.


    Más tarde le mandaría un mensaje para saber cómo se encontraba. Sin duda, había sido una forma curiosa de hacer una nueva amiga.
     
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    Etihw

    Etihw ghost Comentarista empedernido

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    Ha sido un escrito realmente tierno, nunca fallas en matarme de amor con lo que escribes, es algo que me encanta de ti asñflajfafs. Y otra cosa que me encanta es la relación de estas dos, ambas tan honestas, tan amables y con buenas intenciones en todo lo que hacen, es imposible que no se tengan confianza con una sola mirada de esos hermosos ojitos sin maldad alguna <3

    Creo que lo notaste cuando hablamos ayer, pero una de mis escenas favoritas fue la del zumo de naranja, no sé por qué xDD La escena misma me gustó, idk, las palabras, los gestos, lo tiernas que son asfjafñaf y lo que me sigue apeteciendo tomarme uno (?) Anyway, ya que estamos, aprovecho para decir que me cae mal Darren yay (??????) Mira que querer echarme a la pobre Rachel a la calle cON ESE HORRIBLE CLIMA UGHHH pero Liza-senpai vino al rescate en su escoba vol- digo uwuwuuuu

    Also, cuando Rachel le acercó su mano, y cuando acabaron entrelazándolas para infundarle el valor necesario a Liza para atender esa llamada, ohmygawsh <3 Ni lo nombraste, pero voy a arriesgarme y creer que es Steve (?) En lo personal, espero que sean solo amiwis y Lizzie ya esté en una relación con Nikowis uwú

    AND WELL un paseo en el coche de Liza para finalizar, yo también quiero (? Encima Kat estaba esperando a Rachel en su casa, ¿te imaginas que hicieron una pijamada de la nada para recuperar ese tiempo perdido y y y viendo una peli ENTRE GATOS y abrazos? uwuuwuwu

    Que bueno, me alegra mucho que te haya salido y me hayas blesseado again aaaaaa. Sería muy lindo leer un fic en el que se encuentran de nuevo, no sé, y quizá Liza conoce a Kat esta vez, o o o o no sé, Niko aparece? 7u7 Pero me apetece muchísimo leer más de ellas, tus personajes son una ternurita, por dios <3

     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Well now, este es el crossover que no sabía que necesitaba en mi vida hasta ahora.

    Dios Andy, amé esto ;---; Tus dos niñas son tan adorables y pensar en verlas juntas me mata de ternura, y todo este escrito es solo una nube de algodón bien soft y cute y dulce que todo el mundo debería leer para sentirse mejor consigo mismo (?)

    Liza es un amor tbh, me encanta. Es super mona cuando se acerca a Rachel y hace lo posible por tranquilizarla y luego le trae la bebida para que el pinche Darren no moleste más (que mal me cae (?) y sinceramente, es que eso es tan Liza. Pero luego Rachel también es un amor, dándole consejo y ayudándola cuando ve que lo está pasando mal con lo de la llamada y tbh, es que veo a Rachel tan pura y dando su punto de vista desde una perspectiva tan inocente que te hace reflexionar y lo veo super acertado.

    Ay no sé, me alegra mucho que al final se reuniese con Kat y Liza pudiese hablar con la persona que tenía que y al final fuese un buen día, tan lindas ayudándose mutuamente ;-; ojalá se vuelvan a encontrar sí, que sería muy buena amiwis, yo lo sé uwu Y seguro Kat la aprueba (?)

    En fin, que me ha gustado mucho omg, es tan lindo leer historias con personajes de distintos roles akjsdna me diste ganas de hacer un crossover también(?) Pero bueno, que lo he disfrutado porque escribes genial y tus niñas son geniales y la trama ha sido cute como ellas y todo precioso tbh <3
     
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