Confesiones. Se observó en el pequeño espejo de pared durante unos segundos, mientras cepillaba sus largos y finos cabellos color miel repasaba en su mente, una a una, las palabras que diría esa misma tarde, cuando el sol se ocultará en el horizonte y ya no quedará nadie en el instituto. Sonrió al imaginar lo que respondería, sabía que cualquier reacción por su parte sería sumamente entretenida, después de todo esa persona fue quien la desafió en un principio. Las consecuencias de aquella incredulidad eran tan solo cuestión de tiempo para alguien que adoraba tener la razón. Había pasado semana entera presumiendo para si misma del hecho que siempre había tenido razón, jugando sus espaldas, planteándole la duda con expresiones y gestos fingidos. Con un poco de suerte se los hubiera tragado todos, el solo pensar en eso la llenaba de orgullo y cierta vanidad. Asistió a clases como normalmente lo haría, con sus felinos ojos color zafiro llenos de superioridad y palabras cargadas de falsa amabilidad. Lo poco que atendió la clase, y casi al final de la misma, la lleno de un agrio sentimiento de melancolía. El profesor, a falta de algo mejor que hacer, inició una inusual actividad que constaba en describir un suceso extraordinario que hayas vivido con alguna amistad. Al principio había quedado helada ante la proposición, pero tan pronto como recobró la compostura su mente comenzó a llenarse de recuerdos donde abundaba la presencia de una muchacha de largos cabellos color caoba atados en dos coletas y enormes ojos color café, pero ¿Para qué recordar el pasado? Tenía muchos más amigos en quienes pensar... o no. Todos los demás eran, únicamente, personas convenientes con las que intercambiaba palabras sólo por interés. Sin embargo había una joven, una muchacha solo dos años mayor que llegó a ganarse su confianza; con la que llegó a formar una especie de lazo. Era completamente distinta a cualquiera que hubiera conocido. Dulce y sumisa, muy alegre y optimista, solían divertirse mucho hace no menos de tres meses. Pero las personas cambian y ella lo había notado, había notado como dejó de ser fanática de lo dulce y empezó a gustar el café, notó como con el tiempo comenzó a comportarse de manera distinta con su persona. Sentía que aquella niña inocente que conoció alguna vez fue corrompida, y de alguna manera había sido su culpa. No podía dejar que esos estúpidos pensamientos masoquistas se apoderaran de su cabeza, ella sabía la razón por la cual las cosas habían cambiado y hoy iba a hacer algo al respecto. De algún modo, nunca dejo de sentirse tonta por haber caído ante los mismos gestos fingidos que ella misma hacia a diario, pero aun mantenía la esperanza de que estos fueran reales, que nunca le hubiera mentido. Una vez acabadas las clases estuvo vagando por los pasillos del instituto, algo impaciente, mientras este se vaciaba lentamente. Se dirigió nuevamente al servicio para darse un último vistazo frente al espejo. Lavó su rostro con agua helada para espantar aquellos recuerdos inútiles. Acomodó su uniforme para sentir una elegante fragancia masculina que, al parecer, había quedado impregnada en sus prendas. Acto seguido sonrió, recordando la razón por la que la fragancia permanecía en ella. Fue camino a la azotea —habían quedado en verse allí— escuchando el solitario sonido de su delicados pasos. Tomo una enorme bocanada de aire momentos antes de abrir la puerta y avanzar, aun así habló serena. — Anoche, estuve con él. Nunca quito sus ojos de la menuda figura frente a ella mientras una felina sonrisa se dibujaba en sus labios, en señal de victoria. La persona delante de ella llevaba el cabello caoba corto y parecía estar observando el cielo con suma atención. — Me alegra oírlo —escupió con amargura—. Entonces, ¿Qué te pareció? Los ojos café se voltearon un momento para perforarla con un deje de esperanza. — ¿No te dije que no me interesaban los hombres? La joven abrió sus ojos de par en par, y se encontró acorralando a la rubia en un fuerte abrazo, susurrando pequeñas disculpas por haber dudado de ella. _________________________________________________ Vale, realmente no me ha quedado como yo quería, presentía que sería confuso... La idea va más hacía el lado de la sexualidad de la muchacha, su amiga estaba enamorada de ella y cuando la rubia le había correspondido, la otra, incrédula, le exigía una prueba. La cosa es que la protagonista, que adoraba tener la razón, decidió acostarse con un joven cualquiera del cual mantuvo su fragancia para presumir y lograr celos de su amiga... Supongo la próxima deberé extenderlo y dar más explicaciones n_n
Bueno, leí varias veces el capítulo por que no pude entender lo de la fragancia masculina, y sigo sin hacerlo. ¿Enserio ella estuvo con ese chico? al final dice que no le gustan los hombres pero entonces ¿por qué el perfume? ¿de quién era? ¿como llegó hasta ella? solo se me viene a la mente una cosa, pero me lo contradice con el final. ¿O será que la chica le estaba mintiendo?.... Me gustaría que aclararas ese punto pues me quedé con la duda ._. , ahora tu narración es muy buena, no encontré faltas de ortografía o al menos yo no las noté. Pero es la estructura el problema, de verdad se ve todo tan amontonado que es dificill y tedioso de leer. Mucha gente de aquí es perezosa y al ver tal desorden solo sirve para ahuyentarlas, pues les da flojera leer tanto. Te recomiendo que lo separes por párrafos de cuatro lineas, esto sería mas que suficiente para arreglarlo. En cuanto a la trama no tengo demasiado que decir, me has dejado bastante confundida ._., pero igual espero que sigas escribiendo por acá, nos leeremos n.n, saludos.
Me gustó bastante tu escrito, pero no puedo mentirte diciendo que logré entenderlo del todo, pues habría quedado demasiado perdida de no haber sido por las notas al final. Como dijo Nightfall, durante la lectura no pude hacerme muy clara la parte de la fragancia masculina impregnada en ella. Si lo atribuí a que estuvo con un hombre, sin embargo, el porqué, y qué quería demostrar con ello a la persona con la cual se reuniría, en este caso su amiga, lo ignoré completamente hasta, como dije antes, repasar las explicaciones finales. Tu ortografía es impecable y me agrada tu forma de narrar, de describir cada acontecimiento y algunos detalles. Con la distribución de párrafos, no sé nada al respecto, y a pesar de que para mi están bien, supongo que para la vista de otros es posible que esté amontonado. En ese aspecto quizá concuerde con lo dicho por Nightfall. Nos leemos~