One-shot Con un poco de ayuda [Ian x Emily] [¡Parejas Disparejas!]

Ian no sabía ni le importaba lo que Emily estuviese haciendo en ese momento en la cocina.

Su total atención estaba, en ese momento, en la consola que tenía entre sus manos.

En el sofá, medio tumbado, miraba con cierta indiferencia los muñequitos que se movían de un lado al otro en la pantalla. A pesar de que el juego no era su estilo, no tenía otra cosa que hacer. Además, no podía dejar ese juego incompleto por más que le aburriese.

Pero Ian ya no podía concentrarse tras media hora oyendo los sonidos que producía Emily en la habitación contigua, escuchando de vez en cuando quejidos y pequeños llantos de la morocha.

Así que se levantó, metiendo sus dos manos en los bolsillos, y se dirigió con curiosidad a la cocina, preguntándose qué era lo que hacía con tantas ganas la muchacha.

Asomó la cabeza y no pudo evitar abrir los ojos ante el desastre que había ahí montado. Le sorprendía, principalmente, porque Emily no es que fuese una mala cocinera, pero hasta ella misma estaba sucia de arriba a abajo.

—¿Emily?— La llamó al estar detrás de ella, sujetándola con delicadeza por la cadera, sintiendo cómo esta se sobresaltaba por su repentina aparición—. ¿Por qué está todo tan… revuelto?

Emily, con los ojos llorosos, giró la cabeza despacito para observarlo, temblando ligeramente. Sorbió por la nariz y le dedicó una pequeña sonrisa avergonzada. Lo apartó de ella con cuidado y se dirigió a la mesa, sentándose en uno de los taburetes que había al lado de esta. Posó su cabeza en sus brazos y miró con cierta molestia el horno, soltando un ligero bufido.

—Hoy… yo quería prepararte algo. Algo especial, y delicioso. Pero el horno… no funciona—. Otra lágrima de pura frustración resbaló hasta caer en el mantel, y se incorporó limpiándose las lágrimas—. ¡Pero no importa, pensaré en algún postre frío, no me rendiré!

Su novio se volteó hacia el horno y lo revisó, viendo cómo, efectivamente, este no funcionaba. Se quedó pensativo por un momento y se acercó a Emily con una pequeña sonrisa socarrona.

—¿Para qué vas a hacerme algo si lo más delicioso que he probado jamás está justo delante de mí?— Le susurró en el oído, posando un suave beso en su cuello—. Nunca me cansaré de saborearte.

Emily se sonrojó ante sus palabras y sonrió, pellizcándole con cariño la mejilla izquierda. Cerró los ojos y, lentamente, se acercó a él, posando sus labios sobre los ajenos. Permanecieron así un rato, escuchándose pequeñas risitas provenientes de la morocha en medio del beso. De vez en cuando abría los ojos, para luego cerrarlos tan pronto como veía que Ian abría los suyos, riendo una vez más. Se sentía condenadamente feliz.

—Así que ibas a hacer algo de chocolate blanco— murmuró Ian al separarse, relamiendo sus labios—. Está dulce, pero no tanto como la persona que iba a cocinarlo.

Emily le dio un pequeño golpe avergonzada y se levantó, cogiéndole de la mano y guiándolo con ella a la encimera.

—Ven, hoy harás algo más divertido que jugar con esa vieja consola— dijo, tendiéndole un bol sucio—. Vas a lavarme los platos y cocinaremos juntos esa tarta fría.

Ian arrugó el ceño y maldijo en silencio el horno. Tras un suspiro recobró su típica sonrisa de superioridad y posó el bol en el lavadero, cogiendo a Emily por el brazo y pegándola a su cuerpo. Agarró sus mejillas y volvió a besarla, esta vez con más fervor que antes. No era un simple roce de labios, era mucho más que eso. Emily, sorprendida y avergonzada, apretó los ojos con fuerza, agarrándose a la sudadera de Ian dejándose hacer.

Se separaron, jadeantes. Ian mantenía su sonrisa, observando a su bizcochito andante temblar en sus brazos.

—No creas que esto acaba aquí, yo también tengo algo para ti— le guiñó un ojo y empezó a lavar todo lo que la muchacha había ensuciado, silbando una alegre melodía.

Emily tragó, roja hasta las orejas. Ese día iba a ser largo.

Contenido oculto

Perdonad el OoC y todo pe-pero...