Microrrelato Compromiso

Compromiso​

La guerra siempre separa familias.

Obliga a seres queridos a marcharse, a veces para siempre.

Ese fue el caso de un piloto que recibió órdenes de dejar su poblado natal para ir a defender a su patria.

Aquello resulto una terrible noticia para la novia del piloto a solo unas semanas de casarse, una adorable mujer de quien se enamoró desde que fueron simples niños. Se despidió de ella prometiéndole volver a como diera lugar, aunque solo fuera su espíritu para acompañarla por la eternidad…

Los años pasaron, la guerra terminó, los soldados regresaban e intentaban reincorporarse en la sociedad, pero aquel piloto jamás fue visto de nuevo.

Los pobladores observaban con profunda compasión y tristeza como la “novia” todavía aguardaba el regreso de su amado, caminando por las calles hasta la iglesia vistiendo el atuendo ceremonial blanco que preparo para la ocasión, aunque ahora lucia amarillento y desgastado por le paso del tiempo.

Sin embargo, aquella tristeza en común se debía al chismorreo de la vida de lujuria secreta de aquel piloto, un mujeriego que disfrutó de los placeres de la carne con las mejores amigas de su enamorada oficial, mientras ella se mantenía pura y se negaba a darle la prueba de amor hasta quedar oficialmente casados ante los ojos de Dios.

Era sabido que el dinero de la familia de la muchacha y el escultural cuerpo que ella poseía fueron las razones para que aquel piloto no rompiera su compromiso en el acto. Pero sus órdenes de enrolarse ir al frente fueron la excusa perfecta para cumplir su más detestable deseo la noche antes de marcharse. La sonrisa de repugnante satisfacción que todos en el pueblo le vieron dar mientras se marchaba todavía era un motivo de conversación en el bar.

Todos comprendían que la “novia”, en su inocente creencia, esperaba el regreso de su esposo para formalizar su unión. Pero aquel cretino, quizás recorría el mundo disfrutando de conquistas pasajeras sin la más mínima intención de regresar.

---

La luna llena se alzaba majestuosa en el cielo.

La fiesta que la “novia” preparo para su aniversario se veía pálida y solitaria, sus padres murieron por una epidemia y sus parientes se mudaron debido a la guerra, solo el dinero era su compañía, pero únicamente le servía para adornar los centros de mesas.

La mujer dio un suspiro de emoción mientras se acercaba al altar improvisado sosteniendo una caja de madera en las manos, moviéndose al compás de una música nupcial inexistente. Cuando llegó al lugar de honor, a la vista de sus invitados ausentes, extrajo el cráneo de su amado del interior de su lugar de descanso. La novia se moría de ganas por besarlo, pero no era correcto, no hasta que el ministro terminara la ceremonia y le diera permiso oficial.

Se quedo de pie, sosteniendo el cráneo putrefacto de su amado, recordando aquella noche, la noche en que el amor de su vida, el piloto heroico, la deshonro a los ojos de dios. Prometiéndole amor eterno mientras ultrajaba su cuerpo, antes que su amiga llegara para contarle toda la verdad.

La rabia que la novia evoco le permitió matar a su amado sin dudar usando el arma en el que grabo su nombre, luego asesino a la traidora que considero su amiga. Pero no se detuvo ahí, llegaron los padres y amigos de la traidora y tuvo que encargarse de ellos también; y de todo aquel que comenzaba a sospechar de ella. Cuando todo el pueblo buscaba al asesino no encontró otra salida que quemarlo hasta los cimientos.

La novia procedió a besar los restos de su amado novio, y al darse la vuelta, por un fugaz momento, le pareció observar un gran público aplaudiendo su felicidad, pero al parpadear no había nadie.

La mujer guardo todo con recelo, en espera hasta su siguiente aniversario pensando en lo que vio. Después de todo aquel avistamiento no fue el primero, algunas veces mientras vagaba por los escombros ennegrecidos de lo que fue su pueblo, lograba ver sombras de los pobladores moviéndose en su rutinaria diaria, como si nada les hubiera sucedido.

La novia no pudo evitar carcajear intensamente ante la idea de que “quizás” estaba enloqueciendo.