One-shot [Songfic] Complejo de villano (Pokémon Rol)

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Bueno, pues ando unos días fuera del rol porque entre que ando ocupado por la universidad y mis cosas personales, que no tengo ordenador operativo y tengo que tirar siempre del de Pablo y que ahora el foro está con el certificado vencido (qué chorprecha! Kenta paga >:(), la cosa no está muy propicia para andar mucho por aquí, pero hey, aquí estoy (?) El tema es que ayer por la noche me crucé con una canción así random de una chica cantautora que me gustó mucho, y no pude evitar pensar en esta escena del rol. Por eso, decidí hacer un songfic, y ha sido esta misma mañana que lo he escrito en un ratín en mi teléfono xD Si hay faltas de ortografía o gramática, que sepáis que hago 100% responsable al corrector (??)

Anyway, cito a Hygge because pues este fic va de Liza y de cierto NPC :D Espero que te guste u///u

El fic básicamente es una pseudo reproducción de la letra de la canción, verso a verso (aunque no literalmente) puesto en el contexto de la escena y desde la perspectiva de los dos personajes. Os dejo el link de un video paralelo donde sale la letra de la canción y me parece mucho más cómodo, PERO el link original de la canción de la chica no es ese, así que para darle créditos y visitillas, dejo también el segundo. Es una canción que me parece muy chula, porque la canta ella como si fuese un diálogo entre dos personas, el "héroe" y el "villano", y es como perfecta para este momento creo yo (?

¡Allá va!

Link lyrics: [lyrics] hero n villain duet - YouTube
Link original: hero n villain duet (the question is who's who?) - YouTube

Caminaron en grupo, adentrándose hacia su destino. Diez chicos y chicas que se disponían a cambiar el aciago futuro que les aguardaba. El mundo estaba colapsando, cediendo, todo por el dolor de una sola persona; por eso, y pese a que no querían tener que hacerlo, aquellos chicos y chicas se decidieron a frenarlo. A frenar a esa persona que una vez fue su mentor.

Las puertas del núcleo del mundo, el epicentro de todo lo que existía, se abrieron ante ellos, y pudieron acceder a su interior. Y fue una de las presentes la que dio un par de pasos al frente, encarando al muchacho que anhelaba la energía vital del mundo solo para él.

Solo para su hermana.

—... Irvine, ¿qué haces? ¿No estás cansado ya de esto?

Liza habló con un nudo en la garganta, y pokéball en mano. Ante ella había un hombre que, si bien había causado caos y destrucción sólo por apaciguar el dolor que sentía, a ella le daba muchísima pena. Y no una pena superficial, sino un verdadero pinchazo en el corazón. Una vez admiró a ese hombre, y ver a Irvine ahora así, en ese estado... le resultaba desgarrador. Por eso supo que ella misma debía pararlo; porque sabía cuál era la auténtica naturaleza del chico, porque sabía todo lo que sentía. Porque quería compartir aunque fuese una parte de su dolor. Ayudarle de algún modo.

Pero Irvine, con el rostro ensombrecido, se giró y los miró a todos, uno a uno, con gesto apático. Y se detuvo en Liza, diciendo, casi con un susurro:

—Y tú, ¿qué haces aquí? Nadie os ha invitado. Ah, claro, ya sé... vas a hacer como que te preocupas por mí, ¿no? Bah. En el fondo... solo piensas que eres mejor que yo, ¿eh?

—¡N-No, Irvine! Tú fuiste... el que me dio a mi primer pokémon y me guió al inicio de mi aventura. Sabes que nunca pensaría eso, yo... solo estoy... solo estamos aquí para ayudarte. ¡Así que ven, por favor, para esto! Salgamos juntos de aquí y acabemos con-

Pero fue interrumpida por una risita. Una algo siniestra, pero que reflejaba todo ese dolor y angustia. Una risa que aparentemente era burla hacia Liza, pero, en el fondo, solo era una máscara más.

—¿Es que de verdad te crees tan heroica...? Tsk. Lo peor es que todos te lo dirán, ¿eh? A todos vosotros. ¡Oh, los grandes héroes! ¡Han llegado tan lejos por el bien de todos...!

Liza apretó el puño, agachando la cabeza. Cuando quiso mirar atrás, contempló a sus compañeros, esforzándose por mantener a raya a Arceus, el mismo dios de su mundo. Ellos estaban luchando, y...

... la de Irvine era su batalla ahora.

—.. y tú, ¿te crees un villano, Irvine? ... yo sé que no lo eres. Debajo de todo ese odio y esa ira, lo que hay es... un corazó-

—¡Un corazón roto, eso es lo que hay! —gritó Irvine, interrumpiendo a Liza y apretando los dientes—. Dime, ¿¡qué hay de mi hermana, eh!?

—... l-lo siento por eso...

—¿¡Quién la protegió a ella de lo que sufrió!?

—¡L-Lo siento por Melissa, Irvine, lo siento muchísimo, pe-...!

—Ahórrate el "pero" —espetó—. Nunca estuviste, ni tú ni nadie, para salvarla, ¿verdad? ¿Qué pasa con ella?

Liza no pudo sino agachar la cabeza. "¿Y qué pasa con... todos tus amigos y tú?". Eso fue lo que pensó, pero fue incapaz de verbalizarlo. La angustia que sentía por no poder ayudar a aquel chico era tan grande que se le taponaba la garganta, casi impidiéndole decir nada. No sabía como ayudarlo, pero quería hacerlo. Quería salvarle. Ya no era cuestión de salvar al mundo, sino de salvarlo a él. No era necesario pelear... si solo pudiese... llegar hasta él...

—Escucha, entiendo lo que sientes. Sé por todo lo que has pasado...

—Oh, no sabes nada de mí, Liza. ¡Nada!

Pero ella, tragando saliva, no se detuvo. Se esforzaría todo lo necesario por pararle de la mejor forma posible.

—... pero por favor, créeme. Lo que planeas no saldrá bien, esto no... esto no te hará sentirte mejor por mucho tiempo.

El rostro de Irvine se retorció, girándose luego, dándole la espalda a la chica. Lo hizo para ocultar las lágrimas que la rabia y la tristeza acumulaban en sus ojos. Y Liza siguió hablando, lo cual le hizo derramar aún más lágrimas, todo mientras ella no las veía.

Aunque sabía que estaban cayendo, desde luego.

—No hace falta que esto acabe así, no tenemos que pelear. Irvine... mírame a los ojos.

Irvine se giró entonces levemente, mostrando su rostro bañado por las lágrimas. Y susurró, casi para sus adentros: "de nuevo con el complejo de heroína, ¿no?".

—Sé que estás dispuesto a hacerte pasar por un villano —"ya sé que soy el malo", fue lo único que pudo pensar Irvine conforme Liza hablaba— al que no le importa nada, pero sé que es mentira. Sé que no eres así.

—Je. Curioso que siendo el villano yo... seas tú la que esté mintiendo ahora mismo.

El último comentario de Irvine dejó callada a Liza por un instante. Y dio un par de pasos en dirección al núcleo, acercando su mano a este. El poder de traer de vuelta a su hermana, creía, estaba ahí. Y estaba causando toda una catástrofe para lograrlo, pero... le daba igual. Le daba igual ser el malo. Le daba igual ser un villano. Solo la quería a ella. A Melissa.

—Una vez más vuelves con lo mismo. Con tal de hacerme ver como una buena persona y mostrarme lo equivocado que estoy vas a retorcer y manipular todo lo que diga, ¿eh?

—Oh, Irvine —dijo ella. Le costaba contener las lágrimas también, pero se esforzaba. Uno de los dos tenía que ser fuerte. Y... le tocaba a ella en esa ocasión. Igual que Irvine lo fue en el pasado—. Sabes que eso no es cierto, no intento manipular nada. Solo intento ayudarte... ¡por favor, déjame ayudarte!

Se hizo un gran y penetrante silencio. Irvine se giró, con una mirada llena de odio. Aunque ese odio, en realidad, no se dirigía tanto a Liza como a... el mundo en general. Un mundo cruel que le había quitado lo que más quería.

—Tú no eres mi heroína, Liza. No puedes ayudarme. No sabes lo que se siente... al perderlo todo.

Mentón hacia arriba, Irvine enfocó su mirada en el cielo, ido, agotado. Estaba cansado, pero pensaba que era imposible dar marcha atrás a esas alturas. Había construido toda su vida en torno a ese momento, y no se iba a echar atrás. Era su última oportunidad.

Y con todo, sentía como si le debiese algo a Liza. En el fondo, quería agradecerle su preocupación y su esfuerzo. Aunque el dolor punzante de su corazón le impidiese aceptar cualquier tipo de apoyo o de ayuda en ese momento, los brillantes ojos azules de Liza, vibrantes, penetraban en él. Sabía que quería lo mejor para él, no le cabía duda.

Pero también sabía que ella nunca sabría lo que sentía. Solo él podía entenderlo. Y por eso, solo él podía hacer algo por solucionarlo.

Por supuesto, Liza no pensaba igual. Secó con un dedo la lagrimilla rebelde que insistía en caer, y con rostro decidido, dijo:

—Y tú no eres el villano aquí, Irvine. Porque tú, una vez, hace mucho... fuiste mi mentor. Fuiste el que me enseñó a combatir, el que me empujó a este viaje.

Irvine agarró una pokéball entonces, agachando la mirada. Los ojos enfocaban el suelo de aquel lugar, y suspiró mientras alzaba el mentón ligeramente.

—Levanta la cara —susurró el chico. Quería decir algo como "sé que eres más fuerte que esto", pero la otra mitad de su corazón no le dejaba. Quizá Liza no era la única con un complejo—. Y márchate. Eso es el pasado, ahora es distinto. A veces las cosas... no salen como uno esperaba.

Y lanzó la ball, revelando al pokémon que haría de barrera entre ellos.

Ambos derramaron una lágrima silenciosa, mientras la holder se preparaba para la inminente batalla. No quería, querría haber evitado luchar, pero... no era posible. Irvine tenía razón, ¿eh? Las cosas no siempre salen como uno espera.

Ninguno de los dos odiaba al otro allí, más bien al revés. Sentían admiración el uno por la otra. Pero ahí estaban. Enfrentándose, como la heroína y el villano de su particular cuento. Solo que en este cuento, ninguno ganaría.

Todos perdían algo.