Ubicado en: Primer Piso Un simple salón de clases. Ubicado en el primer piso de la secundaria, este salón es donde los estudiantes de segundo año de secundaria (curso 2-2) reciben sus clases durante el día. Es un salón modesto, idéntico al resto de los de la escuela. Cuenta con un gran pizarrón y pupitres individuales para todos los estudiantes. Contenido oculto
El primer día de clases había comenzado en la Secundaria Hanazawa. En aquel momento, justo cuando sonaba la última campana, era hora de dar comienzo a la primer hora de clases. —Buenos días a todos —saludó el profesor con un tono seco, que obligó a todos a callarse de inmediato. Era un hombre de alrededor de unos 50 años más o menos, y con un porte formidable. Llevaba puesta una camisa blanca con un chaleco negro sobre la misma, y unos pantalones negros. Sus anteojos de media luna y el cabello gris peinado hacia atrás lo hacían parecer un tanto... intimidante—. Soy Shirogane, y seré su maestro tutor en este año escolar. De más está decir que espero un comportamiento ejemplar de todos, ¿comprendido? >> Pasaré lista... pero primero lo primero. Como sabrán, tenemos alumnos nuevos a los que presentar. ¡Adelante, entren de una vez! Sin esperar otra indicación, la puerta del aula se abrió, y por ella ingresaron un total de cuatro estudiantes. Oreki Tojo, Yule Shirai, Diane Yamaguchi y Anna Hiradaira Soria. Toda la clase miró a los 4 llegados de Tokyo con toda clase de expresiones, esperando a que se presentaran luego de que Shirogane-sensei se los comandara.... incluida Shiori Kurosawa, una de las alumnas nativas a Hanazawa. Era hora de presentarse a sus nuevos compañeros de clase... Contenido oculto ¡Bienvenidos a la Secundaria Hanazawa! Kuno Vizard Hygge Lucas Diamond Gigi Blanche llegó el momento de presentarse a sus compañeros y comenzar el año de colegio. Balam si bien no necesita presentarse, es de segundo año; puedes comenzar a rolear aquí desde ya. PD: Si alguno no llegó a rolear que se despierta en el Velvet Room luego del "sueño", ¡aún puede hacerlo! Pueden rolear allá que se despiertan, y luego aquí que se presentan. Dejaré el tema del Velvet Room abierto por si alguno quiere hacer eso. PD2: Si prefieren saltearse ese roleo y directamente rolear su llegada a la escuela y su presentación, pueden saltearse el Velvet Room y seguir directo aquí, no es obligatorio. ¡Como el rolero prefiera! Suerte a todos :)
Anna Hiradaira Soria El tiempo que tuvieron que esperar fuera del aula fue breve, apenas unos segundos, pero alcanzaron y sobraron para que Anna les sonriera a los otros nuevos estudiantes y les preguntara qué onda todo. La puerta, entonces, se abrió de par en par, y alcanzó a escuchar las órdenes firmes y ásperas del profesor Shirogane. Mientras todos entraban, Anna se distrajo con la idea de que ese tipo sonaba a que le haría guerra por el uniforme, e ingresó última al salón de clases. No aguardó a nadie para presentarse. Como buena atropellada que era, sólo sonrió de oreja a oreja y comenzó a hablar. —¡Hola a todos! —exclamó, las pulseras tintineando en sus muñecas por su gran gesticulación—. Mi nombre es Anna, pero pueden decirme por alguno de mis dos apellidos, si prefieren. Me mudé a Tokio hace pocos años y por ello aún no me acostumbro del todo a la vida aquí, así que me disculpo desde ahora si les llamo por sus nombres de pila o si empleo un honorífico incorrecto y eso. ¡Espero que sea un año super divertido, y aprendamos muchas cosas juntos! Yo estaré encantada de compartir con ustedes, ¡hasta traje esto! —Hizo notar, entonces, la morral que llevaba sobre un hombro además de la mochila; era un bolso plano y alargado, bastante extraño. Anna soltó una risa corta—. No creo que sepan lo que es, pero... digamos que aquí traigo el té para el almuerzo. Más tarde se los muestro. ¡Muchas gracias por tenerme aquí! Al menos sí había aprendido que debía inclinarse luego de una presentación así. Cuando volvió a erguirse, le dedicó al salón de clases una última gran sonrisa antes de dar por finalizada su presentación. Todo en su tono de voz lucía jocoso y ligero, como si no hubiera un problema en el mundo. Estaba contenta. Se las había arreglado para calmar los nervios, esos que le habían hecho doler el estómago durante gran parte del trayecto, para saludar a sus nuevos compañeros. Esperaba que no se le hubiera notado el nerviosismo, pues real, realmente estaba muy emocionada de estar allí. De alguna forma, tenía un buen presentimiento sobre Hanazawa.
Oreki Tojo Y finalmente había llegado a la clase 2-2 un salón muy concurrido de alumnos, cuando escuchó la voz del profesor avanzó junto acompañado de una chica que no tardó en saludar a todos, al igual que su aspecto pintoresco ella parecía alguien con quien cursar el año, Anna era su nombre...Oreki sonrió tanto como la chica y paso frente al resto de la clase. —Hola todos, me llamo Oreki Tojo, espero compartamos la hora del almuerzo siempre ¿Bien? —Saludo con una reverencia. Algunos le miraban con curiosidad por ser ¿el nuevo quizas?—descuiden soy un experto a la hora de escoger buenos sabores si un día vamos de paseo...Gracias por recibirme con ustedes. Mi vista entonces se enfocó en la mochila de Anna y esperaba que trajese algo ostentoso para comer pero era extraño ver que llevase algo como té, sin duda los estudiantes pueden darte ciertas sorpresas a la hora de conocerlos.
Yule Shirai Su primer día de clases en Hanazawa. Aquel pueblo costero tan alejado de Tokyo, tan alejado del mundo urbano que al fin, después de tanto esfuerzo, había podido obtener. Yule sabía que lo rural no estaba hecho para él. Nunca lo había sido, a pesar de haberlo intentado con todas sus fuerzas. Pero esa mañana, mientras se despedía de su madre y caminaba hacia la salida, solo tuvo que observar desde la distancia a sus hermanos, trabajando con su padre para construir un gallinero, para reafirmarse en su pensamiento. Cerró la verja tras de sí y alzó la mirada hacia el cielo, soltando un suspiro cansado. Definitivamente era la oveja negra de la familia. *** La clase 2-2 guardó un silencio sepulcral cuando las puertas del aula se abrieron de par en par. Yule fue el último en entrar, caminando con la cabeza gacha y haciendo un esfuerzo por camuflarse entre el resto de los chicos nuevos. No le hacía falta alzar la mirada para saber que se posarían en él y en su extraño cabello en cualquier momento. Escuchó desde su lugar la presentación de la tal Anna, y se sintió aliviado de comprobar cómo su energía y carisma habían acaparado por un instante toda la atención del aula. Con un poco de suerte podría pasar desapercibido gracias a ella. Su turno llegó antes de lo esperado. Cuando quiso darse cuenta, toda la clase parecía esperar una respuesta de su parte. Y Yule, hecho un manojo de nervios y de inseguridades, solo atinó a alzar la cabeza, con una expresión dubitativa. —Eh... Y-Yo soy Yule Shirai, y... Uhm... —le dirigió una mirada significativa al profesor, en busca del permiso necesario para poder ocupar su asiento. Pero este nunca llegó, y quiso que la tierra le tragase en aquel instante—. S-Soy oriundo de Kawagoe, aunque he estudiado en Tokyo hasta ahora. Espero que nos llevemos bien... Y volvió a agachar la mirada, sin saber qué más decir. Vaya primera impresión debía estar dando.
Diane Yamaguchi Tras un largo viaje, recorriendo gran parte del pueblo, pude llegar al fin al que sería mi instituto. Fuera de la clase donde comenzaríamos el curso, esperábamos cuatro venidos de Tokyo. Uno de los muchachos parecía muy nervioso, temblando. Los otros dos parecían controlar bien sus nervios. Es más, la otra chica se veía muy emocionada y, quizás algo alterada. Tanto era así que cuando nos dieron paso fue la primera en aventurarse a presentarse con gran energía. Anna dijo que era su nombre. A decir verdad, su actitud alegre me agradaba... Luego continuó un muchacho llamado Oreki. Y su presentación consistió en decir que esperaba que pudiéramos compartir la hora del almuerzo... Uhm, parecía un chico particular, quizás sería interesante conocerlo. Así pues, faltábamos dos por presentarnos: el chico asustado y yo. Normalmente hubiera esperando hasta ser la última, y cederle el turno al otro compañero, pero viendo cómo estaba... Supe que preferiría que empezara yo. —Hola a todos. Soy Diane Yamaguchi, pero prefiero que me llamen Diane. Aunque tampoco me molestaría si prefieren Yamaguchi —comenté. No tenía mucho más que decir, en realidad, así que simplemente hice una reverencia, inclinándome hacia delante, y me encaminé hacia mi asiento. Contenido oculto Aunque haya posteado después narro que lo hago antes que Yule bc ya Andy dijo que fue el último(?
Shirogane-sensei observó a los cuatro estudiantes luego de que terminaron de hablar. Miró con un poco de desaprobación los llamativos accesorios de Anna... pero sorprendentemente, no dijo nada al respecto. Miró ahora a la clase y les indicó una serie de asientos vacíos para que se sentaran de inmediato. —Ah, supongo que alguien debes mostrarle el lugar después... ¡Shimiki! —exclamó el profesor, y una muchacha de la segunda fila se puso de pie—. Como delegada de la clase, será tu deber enseñarles el lugar a los nuevos. Ahora, pasemos a la lista ya... La chica volvió a tomar asiento, y respiró hondo. Parecía un tanto nerviosa... ¿quizás era un poco tímida? Se volteó hacia los estudiantes transferidos, procurando susurrar para que sólo ellos pudieran oírla.Tenía largo y sedoso cabello negro que parecía llegarle hasta la cintura, y sus ojos celestes se escudaban detrás de un par de anteojos. —M-mi nombre es Hikari Shimiki —murmuró la chica a modo de presentación—. Ya que Shirogane-sensei lo ha dicho... puedo mostrarles el lugar, si no les molesta... ¿a-a la hora del almuerzo está bien?
Anna Hiradaira Soria Durante el resto de las presentaciones se mantuvo callada y tranquila, a lo sumo balanceándose sobre sus pies o sonriendo ante algún comentario gracioso. Oreki parecía bastante peculiar, porque ¿quién se presentaba deseando felicidad en el almuerzo? ¡Sin duda le preguntaría cuál era su comida favorita! Parecía ser el tipo de persona con la que puedes tirarte horas hablando sobre postres, snacks o aperitivos, y a Anna le encantaba comer... aunque por lo general tuviera que moderarse para no subir de peso. ¡Ah! ¡Esos genes del demonio! Cuando Yule comenzó a hablar, no pudo evitar observarlo de reojo con más detenimiento. Su cabello ciertamente era curioso, y si a ella le hacían problema por el suyo, ¡pues él no saldría impune! Aunque... a decir verdad tampoco le apetecía meterlo en problemas adrede porque, a juzgar por su presentación, era una persona algo tímida. Observarlo le arrancó una sonrisa de ternura y se preguntó si podría hacer algo para ayudarlo a sentirse más cómodo. Después de todo, ese era el día a partir del cual pasarían muuucho tiempo juntos. Y en cuanto a Diane, la chica de esos ojos tan bonitos, bueno... ella le había dado la impresión más neutral de todas; parecía ser calmada y no tener problemas para desenvolverse. ¿Era quizá de pocas palabras? Se preguntó si le molestaría que se le acerque a charlar, así que mejor andaría con más cuidado. ¡Mira si causaba una mala impresión en el primerísimo día! En definitivas cuentas, sin embargo, todos tenían pinta de ser buenas personas. Eso la alivió un poco, además de no ser la única nueva en la clase. Con suerte, todo saldría bien. Por último, le dedicó un vistazo al profesor Shirogane... y lo encontró viéndola con desaprobación. Anna hizo una mueca y fingió que no lo había notado, utilizando la excusa de irse a su asiento casi entre saltitos para disimular. Shimiki se incorporó, entonces, y luego se volvió hacia ellos para hablarle. Hiradaira asintió emocionada ante su propuesta y le alzó el pulgar en alto. —¡Okey! Cuenta conmigo... ¿Shimiki-chan? —sopesó, con una sonrisa casi de disculpa por adelantado, y se volvió hacia Oreki, Yule y Diane—. ¿Qué dicen?
Oreki Tojo Las presentaciones culminaron con la chica llamada Diane y Hikari, Oreki observó atento la invitación de la chica y vaya que había dado al clavo con la hora del recorrido (claro era la obvia hora libre). —¡Por supuesto! Sería genial ver el lugar, espero la azotea esté libre...en lo personal mi lugar favorito para almorzar—declaro con entusiasmo y cautela mientras sostenía su bento entre las manos antes de guardarlo en un santiamén. El notaba que la chica tenía cierta timidez pero en el fondo sentía que era capaz de sobreponerse, por un momento Oreki sentia la mirada de algunos compañeros, nuevamente parecía llamar la atención, lo cual era mala idea ya que podría atraer la del sensei y no de buena forma, los nuevos según aprendió debían dar una buena primera impresión el sensei creo que no le pareció el estilo de Anna... Sin embargo Oreki pensaba en llevarse bien con ella y el resto del grupo. —Alli estaremos Hikari— afirmó el rubio con calma y una sonrisa afable.
Shoiri Kurosawa Había llegado unos minutos antes, como era usual, para tomar su asiento asignado. Se sentía adormilada todavía, a pesar de haber venido caminando, pero aún así había saludado amablemente a algunas de sus compañeras, entre ellas a Shimiki, la delegada. Cuando ya era hora de comenzar, el profesor hizo pasar a los nuevos, cuatro chicos muy diferentes entre sí. Hiradaira, Tojo, Yamaguchi y Shirai, la primera y el último era quienes habían llamado su atención, tanto por sus personalidades como por su físico. No los miró demasiado, porque su madre decía que era mal educado quedarse mirando a la gente de esa forma, y se limitó a escuchar como Shirogane-sensei le pedía a Shimiki que les mostrara la escuela más tarde y su nerviosismo le cortó la voz en un par de oportunidades. Desde su asiento, un par de lugares más atrás, alzó la voz apenas para ser escuchada, sin que fuese a ser regañada por el profesor. —Podría acompañarlos también, si gustan —dijo, sonriendo ligeramente—. Mi nombre es Shiroi Kurosawa, por cierto.
Yule Shirai Dejó caer su cuerpo sobre el asiento, el aire contenido escapando finalmente de sus pulmones. Ya está, ya había pasado lo peor. Se miró las manos por debajo de la mesa, notando cómo aún mantenían un ligero temblor en ellas, y no pudo evitar reír para sí; esta vez no le habían temblado las piernas. Eso era un avance. Quería creerlo así. Alzó la mirada al escuchar que la delegada de la clase les mostraría al resto de nuevos y a él su nuevo instituto, y cuando Anna asintió con energía, feliz con la idea, no pude evitar hacer lo mismo. Claro que su sonrisa fue mucho más pequeña y temerosa, pero sonrisa a fin de cuentas. —Sería... Sería un detalle por tu parte —convino, jugando con el mechón de su frente mientras hablaba—. Gracias, Shimiki-san. Estaba dispuesto a abrir su cuaderno y comenzar a preparar la lección cuando una voz más se alzó entre los presentes. Una voz dulce, que despertó genuinamente un extraño recuerdo en su memoria. Se giró con cierta curiosidad sobre su asiento, y observó a la chica durante breves segundos. Qué raro... Juraría que era la primera vez que la veía. Entonces, ¿por qué le sonaba esa voz? Sea como fuere, Yule notó que se detuvo demasiado rato en sus cavilaciones, aún observando a Shiori, y se giró rápidamente para volver a su lugar, avergonzado por su extraña actitud. Agachó la cabeza y enfocó la mirada en el cuaderno, sin intenciones de despegar su mirada hasta que acabase la lección. "Genial, Yule. Ahora va a creer que eres idiota".
Diane Yamaguchi Tras sentarme en mi asiento, el profesor Shirogane-sensei le pidió a la delegada que nos mostrara las instalaciones del instituto. Lo cierto es que aún no conocía bien el sitio, y no sabía dónde se encontraban las zonas más importante. La oferta sonó tentadora, desde luego. —Claro, sería de gran utilidad que nos pudieras guiar, Shimiki. Aún no me conozco bien el sitio, así que no me vendrá mal. Además, así podremos conocernos un poco más. Después de todo, nosotros aún no conocemos a nadie de este instituto —añadió Diane, tras las intervenciones del resto de estudiantes nuevos. A primera vista, todos le habían dado una buena impresión. Parecía gente muy agradable. Junto a Shimiki, otra chica, Kurosawa, nos ofreció acompañarnos. Tampoco me molestaba la idea, así que asentí por toda respuesta, con una sonrisa. La clase había empezado ya, y no quería molestar las enseñanzas del profesor. Abrí mi cuaderno, y desaparecí de la conversación, para centrarme en la clase.
—Oh, que bueno —dijo Hikari con alivio. Al parecer, se sentía más cómoda de que todos hubiesen aceptado la propuesta sin mucho problema—. Bueno, hablaremos más en la hora del almuerzo... >> Oh, Shiori-chan. Claro, eres bienvenida a acompañarnos, no hay ningún problema... Y luego de que dijera eso, la lección comenzó. ***** Algunas horas más tarde, Shirogane-sensei terminó la lección. Habían tenido tres períodos seguidos de Japonés; fueron largas y un poco tediosas, pero al fin se habían terminado. Con la campana anunciando que se terminó de momento las clases, los estudiantes comenzaron a dispersarse. Hikari Shimiki se puso de pie y se dirigió tanto a los 4 alumnos transferidos como a Kurosawa. —Bien, s-si serían tan amables... síganme. Y dicho esto, Hikari los guió hacia fuera del aula.
Luego de la hora del almuerzo, los alumnos de segundo regresaron al aula para proceder con las clases de la tarde. En esta ocasión, tocaron clases de Historia Moderna. Era un poco aburrido, no se iba a negar, por más moderna que fuese la historia... pero a Shirogane-sensei no parecía importarle eso en lo más mínimo. El profesor habló del ataque terrorista de Tokyo, mencionando todo detalle que sabía al respecto, hasta fechas y horas sorprendentemente exactas. La clase no parecía avanzar... pero en un instante, algo ocurrió. Algo que sólo cinco alumnos presentes parecieron notar. Un sonido bajito, casi inaudible, escapó de la mochila de Anna. Casi al mismo tiempo, Shiori notó un ruidito proveniente de su bolso. Lo mismo ocurrió para Yule y su mochila. Y también para Oreki y su propia mochila. Por último, Diane lo escuchó, de su propio bolso. Tick. Cada uno abrió, sin mirar al otro, su mochila o bolso de escuela. En el interior, vieron aquel reloj dorado... aquel reloj que debería estar roto. Pero las manecillas se habían movido, y tras observarlo unos segundos volvieron a moverse y a detenerse... ¿qué estaba pasando? —Ey, más les vale que estéis escuchando —gruñó Shirogane—. Esto irá en el exámen... si atrapo a alguien que no esté prestando atención, serán castigados de inmediato. Todos hicieron caso instantáneamente. El reloj tendría que esperar. Quizás sería conveniente chequear eso después de clases... preferiblemente en un lugar donde no fueran muchos alumnos, como la Azotea... ***** Un par de horas más tarde, las clases finalizaron con el último toque de la campana. Shirogane-sensei recogió sus cosas y partió del aula sin decir ni una palabra más, y poco a poco fueron dejando el salón. Ahora tenéis tiempo libre... ¿qué queréis hacer? ¿Ir a ver el reloj a la Azotea? ¿O buscar otra cosa para hacer? Contenido oculto Balam Lucas Diamond Hygge Kuno Vizard Gigi Blanche tenéis una nueva misión: Acudid a la Azotea para inspeccionar sus relojes :)
Diane Yamaguchi Al terminar la clase, Shimiki nos acompañó en un recorrido estándar, para conocer los rincones del instituto. Nos enseñó donde estaba la cafetería, la enfermería, y finalmente la biblioteca. Entramos allí, y ella nos invitó a sentarnos y almorzar en una mesa. La sala estaba bastante vacía, así que supuse que no pasaría nada por comer allí... Para mi tranquilidad, ella nos contó que era la encargada de la biblioteca y que a menudo comía allí sola. Así pues, tomamos sitio y sacamos nuestros bentos, para comer juntos. Comenzamos a hablar con Shimiki, preguntándole por su rutina, o por las zonas de interés en Hanazawa. Oreki parecía muy interesado en la hora del almuerzo, y se ofreció a comer con ella en alguna ocasión para que no comiera sola en la biblioteca. Por otra parte, Anna le había preguntado por actividades que pudiera hacer, derivando en una charla acerca de un salón de juegos al que querían ir juntas en algún momento. Nunca había jugado a videojuegos, ciertamente, y no negaría que le llamaba la atención, pero bien sabía que no podría acompañarlas por mucho que quisiera. Por último, aquella chica, Kurosawa, estuvo hablando con ella de la biblioteca y sus labores al cuidado de esta. Era una conversación muy interesante, y a falta de algo mejor que aportar, decidí simplemente escuchar para saber un poco más de ellos. Una única persona, a parte de mí, se mantuvo en silencio todo el rato. Aquel chico asustadizo, Yule. Le miré de reojo, para dirigirle una sonrisa de tranquilidad que esperaba que pudiera calmarle los nervios. No debía sentirse intimidado para participar en la conversación, o incluso para contarnos algo de él. En cualquier caso, no quise presionarle mucho más, pues sabía que no sería de gran utilidad. Shimiki nos dirigió la palabra a Yule y a mí, ante nuestro silencio, para saber si había algo que quisiéramos preguntar. Sí que me interesaba saber algunas cosas más, pero antes de que pudiera preguntar nada, el timbre sonó, y fue la hora de regresar a clases. En otro momento sería, supuse. Al regresar a clase, tocó una interesante lección de Historia Moderna. Era una de mis asignaturas favoritas, así que no pensaba despistarme un segundo siquiera de la lección. Pero esto ocurrió, cuando, repentinamente, escuché un "Tick", proveniente de mi bolso. Al abrirlo, encontré ahí el reloj dorado. ¡Anda, ahí estaba! Iba a sacarlo para curiosear, pero pronto el profesor se percató de que algunos alumnos ni estábamos atendiendo, y nos riñó por ello. En realidad, tenía toda la razón, así que volví a concentrarme en mi cuaderno y las explicaciones del profesor. Quería sacarle el máximo partido a la clase.
Yule Shirai Para el alivio de Yule, que pudo relajar sus tensos hombros a lo largo de la mañana, los chicos le dieron una buena primera impresión. La felicidad contagiosa de Anna, la amabilidad de Oreki, la tranquilidad de Shiori, la atención de Diane. Incluso el hecho de que alguien se tomase la molestia de invertir su tiempo libre en enseñarle las instalaciones era algo que agradeció internamente, y hablaba muy bien de Shimiki. Pero sabía que no iba a ser tan fácil: sus dudas e inseguridades le hicieron replantearse cincuenta veces cualquier respuesta en su cabeza antes de decirla en voz alta, por lo que cuando al fin reunía el valor para hablar, ya habían cambiado de tema. Y solo podía llevarse otro bocado en silencio, pensando que a la próxima lo lograría. Al final, tan solo se limitó a escuchar con atención a sus nuevos compañeros, pues era lo mejor que podía hacer por ellos y por su agradable acogida. Suponía que en algún momento se sentiría lo suficientemente confiado como para hablar con espontaneidad, sin necesidad de pensar en el qué dirán. Quería creer eso. Las clases regresaron poco después, y a pesar de que fueron horas largas y pesadas, se esforzó en prestar la suficiente atención como para acostumbrarse poco a poco al ritmo de la clase. Y tan concentrado estaba recogiendo notas en su cuaderno cuando un extraño chasquido pareció resonar muy cercano a él. Detuvo el bolígrafo entre sus dedos, y con cuidado se agachó hacia donde su mochila se encontraba. Rebuscó con cierta curiosidad hasta que su mano pareció encontrar algo que no debería estar ahí. Sus ojos se abrieron de la sorpresa al comprobar ante la luz que se colaba por la ventana los detalles dorados de aquel reloj, que se le hacía tan familiar. Su cuerpo se tensó ante la reprimenda del profesor y el reloj cayó de sus manos, con la suerte de que regresó a su mochila, sin causar más estruendo. El resto de la clase fue incapaz de concentrarse. El misterio del reloj y retazos de un sueño olvidado habían ocupado todos sus pensamientos.
Anna Hiradaira Soria Anna volvió al aula con los pies un poquito más pesados. Vaya, quizá... se había emocionado mucho, ¿verdad? Quizá lo demostró demasiado, y había asustado a los demás. Y quizá sólo eran ideas suyas, y Shimiki-chan realmente estaría ocupada esa tarde, y Oreki había aceptado de hecho, pero... —¡Aaaaaah! ¡Mierda! —farfulló llegando a su asiento, y se desplomó sobre la silla con el ceño fruncido. Para colmo, la campana justo había sonado luego de preguntarle a los demás, ¡y ahora no sabía si eran alumnos muy responsables o si no les apetecía aceptar su invitación! Bufando, dejó caer la cabeza entre sus brazos, sobre el pupitre, y bajó una mano disimuladamente hacia su estómago. Carajo, contrólate. Déjame de joder. Cuando el profesor Shirogane ingresó, Anna se irguió y anotó en el margen de un nuevo cuaderno la nueva asignatura: Historia Moderna. Tenía cosas en la cabeza, ¡pero la escuela era lo primero! O, al menos, así lo habían visto sus padres todo ese tiempo. De modo que intentó concentrarse con cada pizca de neurona funcional y atender a las explicaciones de aquel viejo amargado. Bueno, al menos esas horas fueron más interesantes que las de japonés. Pudo oír un poco sobre el atentado que habían vivido en Tokio, y que los había obligado a salir pitando de allí. Había sido una lata conseguir un apartamento a último momento, pero al menos habían podido llevarse consigo a Molly, la gatita de Anna. Ya distraída, la joven se puso a garabatear a su pequeña amiga peluda cuando oyó un sonidito extraño provenir de su mochila. Confundida, pero sin querer moverse demasiado, metió una mano dentro del bolso sin dejar de mirar al frente, como si estuviera buscando goma de borrar, y frunció el ceño al notar una textura fría y desconocida. —¿Qué...? —farfulló, sorprendida. ¡Pero si era el reloj de su sueño! Espera... entonces... ¡¿no había sido un sueño?! De su boca brotó una exclamación aguda antes de pensarlo, e inmediatamente se cubrió la boca con la mano entera, rogando por que Shirogane no la hubiese oído. Apresurada, guardó el reloj de nuevo en la mochila e hizo de cuenta como si nada hubiera pasado, aunque su pierna había comenzado a balancearse en el aire. ¡Dios! ¿Por qué esas cosas tenían que pasarle en su preciado primer día? Decidió, pues, dejar el asunto de momento e ir luego a la azotea para echarle un vistazo.
Oreki Tojo Tras terminar el almuerzo todos habían regresado hasta el aula justo para la clase de historia moderna, justo el tema del atentado en Tokio una parte de su vida que siempre tendrá presente, pero que más da, tomó entonces su libreta de apuntes y como buen alumno atendió su clase. —¿Anna?— la chica parecia haber tropezado y preocupado Oreki la observó por unos instantes, pero de la nada un extraño sonido le desvío su atención, hasta su mochila ¿Que habrá sido? Indagando su mochila encontro entre barras de chocolates un extraño reloj dorado...igual al de sueño y ....un minuto ¿Aquello no era algo provocado por un yogurt vencido? Oreki no paraba de observar, hasta que el sargento que tenían como sensei llamo su atención, Oreki intuyo que algo ocurrió con el resto de los nuevos al mismo tiempo que el. Cuando por fin termino la clase Oreki sabía que debía ir hasta la azotea, presintió que algo estaba por ocurrir, guardo entonces sus útiles y dio un vistazo rapido a los demás quienes parecían partir a un mismo destino...si esto pintaba extraño.
Shiori Kurosawa Al final, Shimiki había aceptado su ayuda y eso la había hecho sentir bien, porque le gustaba ayudar a los demás cuando le era posible. Hiradaira había preguntado si querían acompañarla, pero apenas unos segundos después, había sonado la campana que indicaba el regreso a clases y nadie más que Tojo había podido responderle, aunque ella también habría aceptado. Se dedicó entonces a tomar apuntes, sin desviar su atención del profesor ni un segundo, o al menos así fue hasta un sonido dentro de su mochila la alertó y la hizo revisar sus cosas, solo para topar con aquel reloj dorado. Sintió un hilo de agua helada deslizársele por la columna, justo cuando Shirogane-sensei les llamaba la atención. Regresó el objeto a la mochila, pero durante el resto de la clases su mente no fue capaz de volver a centrarse. Antes de que se diera cuenta, todos los chicos nuevos prácticamente habían salido huyendo de la clase a quién sabe dónde y ella hizo lo mismo. Necesitaba un espacio para revisar esa cosa, tendría que ir a la azotea.
