Clair de Lune Clair de Lune La brisa acaricia mi rostro con delicadeza y la grama se siente fría bajo mis pies descalzos, es de noche mientras camino con calma en dirección al árbol de siempre. Recuesto mi espalda en su tronco y apoyo el cuaderno en mis piernas antes de alzar la mirada hacia el inmenso cielo que se cierne sobre mí. Cuando mi sonrisa está rota y mi mundo parece derrumbarse, solo tengo que mirarlo para aliviarme, ya que él en su gloriosa infinidad, siempre tiene un regalo para mí. Ya sea la luna, tan sublime como ella sola, el cálido sol que alumbra con ardor mi solitario corazón o las estrellas, esos maravillosos puntos de luz que me guían en mi camino. Ésta vez para alegría mía, me ofrece a la luna, mi favorita con creces. Por eso tomo el lápiz en mis manos y la inmortalizo con frenesí, en un vano intento de expresar lo que siento cuando noche tras noche, me estrecha en sus inexistentes brazos.