Buenas. Hago este relato para la actividad de Hitomi "Carrera Halloween II" Relato basado en lo que una vez me contó un amigo, con muchos detalles agregados/cambiados/exagerados para encajar con la actividad. Como estoy estudiando, lo hice a las prisas solo para poder cumplir con la actividad. Bye. Christofer Si mi mejor amigo no me hubiera mandado un mensaje para invitarme a una fiesta, esa tarde de sábado habría sido de lo más aburrida. Creí que tener a mis padres ausentes por ir al funeral de un tío abuelo al que no conocía sería muy divertido, pero lo cierto es que no fue tal como lo creí. Todas mis amigas me rechazaron la invitación para venir, y justo todos mis amigos cercanos están estudiando. Todo lo que hacía era esperar recostado sobre mi cama viendo a través de mi ventana como la luz del sol se iba atenuando. No podía esperar a que se hiciera de noche para salir. Me mensajeaba de vez en cuando con mi amigo para bromear sobre las bebidas que nos íbamos a tomar y a las chicas que nos íbamos a levantar, pero un mensaje de un grupo vecinal apareció repentinamente en mi teléfono. “Alerta vecinal urgente: el asesino Christofer Firo está prófugo y se lo ha visto merodeando por el barrio”. Tener una cárcel penal a pocos kilómetros de distancia tiene sus desventajas, pero estaba seguro de que se terminaría rápido, ya que no es la primera vez que pasaba, y entre otros mensajes, se decía que se había alertado a la policía. Antes de que pudiera cerrar el chat grupal, veo a un mensaje de mi vecino que decía que “Christofer estaba en la calle”. No pude ni amagar a levantarme cuando escuché pisadas sobre techo, que parecían estar corriendo. Lo siguiente que pude oír fue algo similar a un salto, y todo parecía indicar que ese asesino se había logrado meter en el patio. No sabía qué hacer. Estaba muy asustado como para escribir por el chat vecinal, pero cuando sentí que la puerta de entrada a la casa se abrió de una patada, mi instinto me llevó a esconderme debajo de mi cama. No quería que mi teléfono sonara o emitiera una luz que pudiera alertar a ese asesino que había alguien en la casa, así que simplemente le saqué la batería de forma rápida y en silencio, sabiendo que ahora estaba solo. Rogaba por que se llevara todo lo que pudiera y se marchara, pero sus pisadas estaban acercándose hacia mi posición. Solo tenía que rogar para que no mirara bajo la cama, pero la respiración se me empezaba a agitar bastante, tanto que no sabría que hacer si llegaba a encontrarme. Asumí que todo estaba perdido cuando la puerta de mi cuarto se abrió. Christofer dio cinco pasos acercándose a la cama, yo ya podía ver sus pies, lo que me permitió saber lo que estaba haciendo. Antes de que diera un paso más, se detuvo por completo, y luego de eso, se fue corriendo por donde había venido. Me quedé congelado durante dos minutos, y cuando ya no volví a escuchar un solo ruido, salí de debajo de mi cama y fui corriendo a cerrar la puerta del patio, teniendo decidido que me quedaría allí de modo que pudiera salir corriendo si intentaba regresar. Encendí la tele y le devolví la batería a mi teléfono, para así estar al tanto de todo. Mi corazón agitado se calmó cuando vi en el grupo vecinal que la policía lo había atrapado, y que incluso, había cámaras filmando su detención. Busqué todos los canales de aire hasta que lo encontré. Los periodistas entrevistaban al policía que lo había capturado. Creí que escuchar la entrevista me ayudaría a relajarme. “¿Fue difícil capturarlo?” le preguntaron al policía que estaba allí. “Realmente, casi que se entregó solo” contestó, con modestia “Venía muy alterado, y cuando le pregunté qué era lo que estaba pasando, él me dijo que vio a Julio Sosiamonte intentando entrar por la ventana de la misma casa a la que se había metido él”. Dejé de prestar atención a la entrevista para buscar y averiguar quien era ese Julio Sosiamonte, ya que nunca lo había escuchado mencionar, y me aterraba la idea de que un intruso estuviera parado fuera de mi ventana. “Julio Sosiamonte fue un asesino que compartió celda junto con Christofer Firo, hasta que este último lo asesinó hacía dos años atrás”. La primera noticia que leí me tranquilizó. La mente de Christofer está hecha un desastre, y tal vez eso me salvó de ser encontrado por él. Apagué la televisión y me fui a mi habitación a seguir descansando, consciente de que necesitaría tiempo para relajarme antes de volver a salir. Cuando llegué, mi corazón estaba agitado una vez más. La ventana de mi habitación estaba ligeramente abierta, y un par de zapatos viejos y polvorientos habían sido dejados allí a nada de distancia. Tal vez no fuera Julio Sosiamonte, pero definitivamente alguien se metió a mi casa por mi ventana. Antes de llamar a la policía para denunciar el delito, cerré mi habitación con llave a prisas para evitar que se pudiera meter en mi cuarto. “Gracias”, escuché que dijo una voz desde debajo de mi cama.
