One-shot Chocolates [Pokémon Rol | AU]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Amane, 1 Febrero 2020.

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    Amane

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    Escritora
    Título:
    Chocolates [Pokémon Rol | AU]
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1036
    Título: Chocolates.
    Fandom: Pokémon Rol Championship | AU.
    Personajes: Emily Hodges, Liza White, Alpha Xenodis, Mimiko Honda, Effy Joy, Hubert Mattsson, Elisa Daroch, Ian Lockhart, Dante Miles. | Mención a Talía Wells, Nikolah Cruz.
    Palabras: 933
    Summary: "Emily se había despertado la mañana de San Valentín con unas ojeras que le fue imposible disimular. Sin embargo, su expresión era de total felicidad y la sonrisa que tenía plasmada no podía ser más grande."
    N/A: Para la actividad "Un valentín diario" | No voy a etiquetar a todo el mundo que aparece porque son muchos so espero que lo veáis (?)

    Emily se había despertado la mañana de San Valentín con unas ojeras que le fue imposible disimular. Sin embargo, su expresión era de total felicidad y la sonrisa que tenía plasmada no podía ser más grande.

    Aquella mañana había decidido salir antes de su casa por lo que realizó el camino hasta su instituto en soledad. Llegó pronto, como había previsto, y sin dudar se dirigió al aula donde colocó su mochila y la bolsa extra que estaba llevando.

    Con la ilusión de una niña pequeña esperó a que sus amigos fuesen apareciendo por la puerta para poder cumplir su cometido.

    La primera en aparecer fue Liza, su amiga de la infancia, que la saludó con una amable sonrisa antes de colocarse en su sitio. Emily no tardó en rebuscar en su bolso y poco después se acercó a la castaña, sujetando entre sus brazos tres cajas cuadradas rodeadas de papel rosa y una nota pegada con los nombres de los destinatarios.

    —¡Feliz San Valentín, Liza! —exclamó, extendiendo las cajitas—. ¡Mira, he hecho chocolates! Este es para ti, este es para Talía y este es para Nikolah… ¡Espero que os guste!

    Liza no pudo evitar abrir los ojos ligeramente, sorprendida, antes de aceptar los dulces con una tierna sonrisa.

    —Muchas gracias, Em, estoy segura que están buenísimos~

    La morena asintió, satisfecha, y volvió a su sitio. El siguiente en entrar fue Alpha, que apareció corriendo por la puerta, aun con la tostada en la boca.

    Se paró en seco al llegar al aula, asustado al ver solo a las dos chicas en la misma. Ambas lo miraban con la cabeza ladeada, claramente confundidas.

    —Tiiiiio… —empezó a decir, tras acabar de comer el trozo de pan—. Me he equivocado con la hora y creía que llegaba tarde…

    Las dos jóvenes no pudieron evitar reírse, y Alpha se tiró sobre su pupitre con un suspiro lleno de cansancio.

    Emily se acercó de puntillas, con las manos tras la espalda, y esperó a que el chico abriese los ojos para poco después mostrarle una caja similar a la de Liza, pero con su nombre en ella, sonriente.

    —Feliz San Valentín, Alpha. Espero que esto te anime un poco~

    —¡Hala! ¿Para mí? —el chico se puso en pie con energías restauradas, cogiendo las manos de Emily y mirándola con los ojos brillantes—. ¡Eres super guay, Emi! ¡Muchas gracias!

    La joven sonrió, algo sorprendida ante el repentino entusiasmo, y pronto se vio liberada del agarre al abrir Alpha la caja y comenzar a comer los bombones que había dentro.

    Poco después llegó Mimi que, como cabía esperar, aceptó el chocolate con un sonrojo en las mejillas pero asegurando que aquello le parecía una tontería.

    Las clases comenzaron y Emily tuvo que esperar al descanso para seguir en busca de sus objetivos. Los siguientes fueron Effy y Hubert, que estaban un curso por encima, y aceptaron los dulces de buen agrado. Emily los consideraba como unos hermanos mayores, ¡así que le hizo mucha ilusión que les gustase!

    También visitó a Elisa, una chica algo silenciosa que si bien era de su edad, estaba en otra aula. No dijo mucho, pero pareció apreciar el detalle de que los bombones tuviesen forma de fantasmas.

    El siguiente objetivo iba a ser el más difícil… o quizás, el segundo más difícil.

    Emily tuvo que subir a la azotea y ahí lo encontró, tirado en el suelo y aparentemente dormido bajo los rayos del sol.

    Aquello alegró a la morena, su misión iba a ser más fácil de lo esperado. De puntillas se acercó a la figura del chico y dejó la caja a su lado, en el máximo silencio posible.

    Sin poder evitar una sonrisa llena de orgullo, se alejó de ahí sintiéndose como cuando cumplía una misión muy difícil en un videojuego.

    —¡Gracias, princesa! —lo escuchó gritar, cuando cruzó la puerta para volver al edificio.

    Su rostro se tiñó de un color rojizo, resoplando mientras bajaba las escaleras. Maldito Ian, siempre iba un paso por delante.

    Sea como fuere, el resto de las clases transcurrieron con normalidad y pronto la tarde se cernió sobre la ciudad.

    Emily recogió las cartas que había en su taquilla, con un leve suspiro de derrota. Le encantaba hacerles regalos a sus amigos en San Valentín, pero no le hacía especial ilusión ver la cantidad de presentes que ella misma recibía y que sabía que no iban a ser correspondidos. Se sentía fatal al respecto…

    Salió del edificio a paso lento y algo cansada, sintiendo el peso del día sobre sus hombros. Sin embargo, su rostro se iluminó el momento que vio aquella castaña melena en la puerta, esperando como todos los días.

    —¡Buenas tardes, Dante!

    —Hola, Em, ¿qué tal tu día?

    Dante, su vecino y amigo de la infancia, y la única de sus amistades que no estudiaba en el mismo instituto que ella. Su primer amor, también.

    —Muy bien, ¿y el tuyo? ¿Has recibido muchos chocolates?

    El chico sintió sus mejillas arder ante la pregunta de la morena.

    —A-algunos…

    —¿T-te importaría recibir uno más…?

    Emily preguntó aquello en un acto de valentía del que repentinamente se arrepintió. Apartó la mirada, sonrojada, y sus manos jugaron nerviosas con el asa de la bolsa.

    —¿Lo has hecho tú? —ella asintió—. Entonces sí, siempre haces muy buenos chocolates.

    Emily sonrió, nerviosa pero contenta, antes de extenderle una caja, aquella vez con la forma de un corazón, al chico. Él lo aceptó y ambos se alejaron caminando hasta sus casas.

    Algún día, se atrevería a decirle sus verdaderos sentimientos. Pero ese no sería el día.
     
    Última edición: 1 Febrero 2020
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