Boku no Hero Academia Chismes. [Bakugou&Momo]

Autor: Caótica/Insane
Título: Chismes.
Tipo: One-shot
Género: Drama/Lime
Advertencia: Lenguaje vulgar, por el personaje principal (?)

Contenido oculto

Sujetó su mochila con fuerza al sentir cómo le quemaban las manos ante la furia que lo recorría, como era costumbre en él, pero al menos esta vez, el motivo de su cólera era diferente a los de siempre. Rechinó los dientes y ladeó la cabeza, notando cómo el imbécil de Midoriya ingresaba al instituto. Aprovechó y estampó un puño explosivo en su rostro, desquitándose con lo que atormentaba y martillaba su cabeza. Así el pobre joven fuera ajeno a su situación.

Los estudiantes miraron la escena petrificados.

Bakugou resopló y continuó su andar al descargar algo de su enojo, pero aún no era suficiente, porque esa maldita zorra le había visto la cara de marica, y eso no se lo dejaría pasar por alto. Ni que fuera Midoriya.

Al entrar al aula se sentó y dirigió sin titubear sus orbes a la figura femenina.

Momo sintió escalofríos en su espina dorsal ante la penetrante mirada del joven explosivo. Dios, ¿se habría enterado? Imposible, ella fue bastante discreta. Tampoco es como si hubiese hecho algo malo, ¿o tal vez sí? Se castigó mentalmente por pensar siquiera que le debía algo. Jamás fueron nada, es más, ni un beso se habían llegado a dar -por ella-.

El rubio frunció el ceño en demasía al deslizar su filosa mirada por el cuerpo de su compañera, que va, qué compañera ni que carajos. Por su mujer. Porque lo era, así no quisiera. Seguido de esto dirigió sus orbes carmín al maldito que, por chismes en corredores, se enteró y había salido con Momo el fin de semana.

Una risa sin pizca de gracia escapó de sus labios al ver salir a todos sus compañeros, pero él sabía que ella se solía quedar hasta tarde, y qué mejor que enfrentarla cómo debía.

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Yaoyorozu no podía concentrarse para crear objetos complejos por el lío de su cabeza. Caminó resignada al entrenamiento y al dirigirse a la salida fue jalada sin ninguna delicadeza, siendo acorralada contra los casilleros desiertos. Cerró los ojos por instinto y trató de crear un bate con sus moléculas, fallando ante el temblar de sus piernas por la agresiva voz que se apegó a su oído.

—Mentirosa, maldita mentirosa —sus palabras se arrastraron con furia entre sus dientes. Golpeó de un puño el metal de los casilleros y no perdió detalle de lo sorprendida y avergonzada que estaba su compañera de clase—, y te haces llamar heroína. Las perras no son ningunas heroínas —ella tragó saliva al chocar sus orbes con los de él—. Son carcomidas por la cobardía como pequeñas sabandijas.

Momo mordió su labio inferior, furiosa ante sus insultos.

—Eres un vulgar, por eso me negué a salir contigo —habló osada, olvidando con quién discutía—. Shoto es un caballero, por eso acepté salir con él. No seas engreído.

Bakugou sintió su estómago arder.

—Por el idiota de mitad-mitad, por esa mierda decides darme la espalda —su mano izquierda apretó su cintura sin delicadeza alguna. Momo gimió de dolor ante el agarre, quedando estática al sentir una de sus piernas entre sus muslos—. Él no sabe el cómo tratar una mujer, estúpida.

Acercó sus labios a los de ella y los devoró con maestría. Momo se aferró a sus hombros y clavó sus uñas en el uniforme del joven explosivo, atravesando la tela y llegando a su piel. Katsuki la apretó más contra él y sujetó su cabello negro. Deseó memorizar la expresión desvergonzada que traía la heroína en su rostro, y así lo hizo. Engreído se relamió los labios y se alejó de ella. Sujetó su mochila y le dio la espalda.

—Si me sigues dañando la cabeza, no frenaré nuevamente —advirtió.

Se sentía bien ser el villano, al menos con ella.