Two-Shot de Naruto - Cena, anillo y compromiso. [naruhina/two-shot]

Titulo: Cena, anillo y compromiso.
Autora: Vania.
Género: Romance.
Clasificación: K.
Advertencias: Semi UA.
Serie: Naruto.
Pareja: Naruto U. & Hinata H.
Extensión: two shot [775 palabras]. Primer capítulo.
Resumen: … ―Sería más que tierno que le propongas con ese. Estoy segura que sería el indicado para la propuesta de unión de la familia Uzumaki Hyūga.

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El bolsillo de Naruto ya no daba para más. Estaba vacío, completamente vacío. Todo el ahorro que tenía fue usado para la gran cena de San Valentín para Hinata. Por sugerencia de Sasuke, llevarla al Ichiraku, no era muy buena idea. Así que, terminó decidiéndose por un restaurante lujoso que costaba un ojo de la cara y el brazo derecho.

Eso, sin contar el traje que tuvo que comprar, porque según Ino, ir con unos jeans, tampoco era muy buena idea. Así que obligado por la rubia, costeó un traje de alta costura, de tela importada de no-sé-donde y unos zapatos fabricados por no-sé-quién. El precio era el otro ojo de la cara que le sobraba del restaurant.

Esa, iba a ser la noche más maravillosa que tendría, por el simple hecho de pedirle la mano a Hinata. Después de tres años de relación, Naruto quería dar el siguiente paso: casarse. Es que tenerla como novia no era suficiente para él. Quería más que eso. Quería despertarse con ella a su lado, que fuera la madre de sus hijos y la mujer de sus sueños… y para ello necesitaba un anillo. Era lo único que le faltaba.

Fue a todas las joyerías, pero ninguno le gustaba lo suficiente. Tenía que ser perfecto. No muy ostentoso. Tenía que ser fino pero elegante, igual que su futura prometida. Se sentía frustrado, un jodido anillo no podía tirar todo el esfuerzo que había hecho por la borda, así que salió y comenzó a caminar hacia el parque para despejar su mente, ¿y por qué no? Jugar un rato con los perros que se encontraban allí.

―¡Eh, Naruto! ―vio a una figura femenina que se le acercaba a paso rápido. La mujer se sentó a su lado, mientras sus ojos verdes se fijaban en los azules de él.― ¿Cómo estás?

―¡Temari-chan! No te había visto'ttebayo.―Saludó a la blonda con una sonrisa cálida. Ellos casi nunca hablaban, pero tenía que reconocer que Temari sabía dar buenos consejos. El joven la consideraba algo así como una madre-hermana sabelotodo.― Pues… no muy bien. Estoy quebrado y tengo que comprar el anillo de bodas. ¡Le pediré matrimonio a Hinata-chan!

La muchacha de Suna abrió los ojos sorprendida, para luego esbozar su mejor sonrisa. Estaba feliz por él, al fin encontró a la persona que lo hacía feliz.

―¡Felicidades Naruto! Nunca pensé que llegarías a casarte, eh. ―Bromeó un rato, pero luego recordó las palabras anteriormente dichas por el rubio. No tenía anillo. Como si fuese una máquina, Temari comenzó a planear todo, de donde podía conseguir un anillo. Sonrió complacida, ya había conseguido la respuesta.― Eh… ¿tú por casualidad tienes el anillo cuando tu padre le pidió matrimonio a tu madre? Sería más que tierno que le propongas con ese. Estoy segura que sería el indicado para la propuesta de unión de la familia Uzumaki Hyūga.

Acto seguido, abrazó a la Sabaku No y le gritó en su oído las gracias por la fabulosa idea que le había dado. A la chica no le quedó nada más que asentir con la cabeza, mientras que con un intento desesperado se trataba de librar de los fuertes brazos su eufórico amigo.

No dijo nada más, porque al segundo después, Naruto se encontraba corriendo a todo lo que sus piernas daban para llegar a su casa, en busca de un baúl de madera antigua, fina y costosa, con el símbolo del doble infinito tallado en la parte superior del objeto. Porque la unión de sus padres era infinita y perduraba hasta después de la vida, la muerte no los separaba y tampoco lo haría con Hinata y él.

Tomó el osito de peluche malgastado y viejo de su infancia, y sacó cuidadosamente la llave que tenía colgando del cuello, para luego introducirla en la cerradura. Fue levantando la tapa con un cuidado inhumano para ver su contenido; tres anillos, dos de bodas y otro de compromiso.

El mismo que usaron sus padres.

Los de bodas, eran de un metal grueso e impenetrable, pero con la fineza necesaria para la ocasión. Eran exactamente iguales. Los dos eran dorados y con el símbolo del Clan Uzumaki. Y aun ladito de estos, se encontraba otro. Más femenino y más perfecto, dorado, de oro sólido y con un pequeño diamante adornándolo en el centro. Ahora solo le faltaba la donde colocarlo. Por fortuna, en un rinconcito del baúl, había una cajita roja de terciopelo.

Sonrió complacido, mientras se dirigía al Ichiraku Ramen. Necesitaba despejarse un poco, estaba agotado, estresado y nervioso y la mejor forma de calmarse, era comiendo ramen hasta reventar. Porque mañana sería un día agotado, ¿no?

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Mañana subiré el último capítulo. Aunque realmente espero que me quede tan largo como este, generalmente escribo micros, pero el NaruHina me pudo y me inspiré.

Saludos.

 

Titulo: Cena, anillo y compromiso.
Autora: Vania.
Género: Romance.
Clasificación: K.
Advertencias: Semi UA. Uno que otro improperio
Serie: Naruto.
Pareja: Naruto U. & Hinata H.
Extensión: two shot [1863 palabras]. Segundo y último capítulo.
Resumen: … ―Sería más que tierno que le propongas con ese. Estoy segura que sería el indicado para la propuesta de unión de la familia Uzumaki Hyūga.

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Se levantó temprano, más de lo que acostumbraba para ir a correr. A las 07.00 am ya estaba despierto, vestido y con más de cien bolsas negras plásticas de basura, decidido a limpiar el muladar que tenía de hogar. Sabía que no podía con eso solo, con más de cien embases vacíos en el piso, bolsas de basura llenas apiladas en el patio, la arena del gato derramada por todos lados y el minino durmiendo en una olla, ropa esparcida por toda la casa, la cocina llena de platos sin lavar y para qué hablar de su habitación, repleta de las cosas más inimaginables que podía haber. Eso sí, el baño era lo único limpio. Es que el trono siempre tiene que estar presentable.

Comenzó con el living principal, donde tres horas no fueron lo suficiente para limpiar cual vertedero. Su casita color ladrillo se veía acogedora por dentro, con todas esas flores y el gran árbol que tenía plantado afuera, pero por dentro, era un completo desastre.

―¡Necesito ayuda, Misifú! ―le gritó al gato mientras este se acurrucaba en su hombro derecho, en señal de cariño.― Llamaré a los chicos'ttebayo.

Tomó su celular ―el cual estaba guardado cuidadosamente en un bóxer naranja limpio―, y comenzó a marcar desesperado los números de sus amigos.

Nadie lo tomo en serio, hasta que le explicó el por qué de su desgracia. Quería que su casa estuviese aseada después de la cena, para que Hinata se sintiera cómoda. En menos de media hora, tenía a diez amigos y un perro dispuesto a ayudarlo a ordenar.

―¡Felicidades, Naruto! ―gritaron todos mientras lo abrazaban, a excepción de Sasuke, quien tenía una pequeña sonrisa esbozada en su rostro.

―Si lastimas a Hinata-sama te irá mal. ―Le advirtió Neji. El Uzumaki solo tragó fuerte y los invitó a pasar… si podían.

La vista por dentro de la morada no era muy favorable. Solo había un pequeño ordenado donde había una mesa con una lámpara, pero todo lo demás era un chiquero. Nadie sabía qué hacer, ni por dónde empezar, así que una rubia se subió a una silla y comenzó a dar órdenes a diestra y siniestra.

―¡A ver, señoritas, vamos a dejar este lugar reluciente en menos de lo que canta un gallo! ―empezó Temari mientras todos la miraban como si fuese un sargento de un correccional.― Ino llevará toda la ropa sucia a la lavandería más cercana. Kiba y Akamaru, ordenen todo lo del gato y métanlo a una caja plástica, después de eso, el perro olfateará lo que está en mal estado. Neji, recogerás toda la basura. Sakura y Tenten, a la habitación de Naruto. Sai, limpia toda la cocina. Sasuke moverá los muebles mientras Shikamaru aspira y luego le saca brillo al piso. Naruto, limpia los vidrios y encárgate del jardín y patio. Yo, sacudiré los muebles de madera y le sacaré brillo. ¿Entendido? ¡A trabajar!

―¡Dicho y hecho! ―asintieron todos mientras se fueron a trabajar por el lugar asignado.

Todos tuvieron problemas en su área, en especial Akamaru, que había hecho muy buenas juntas con Misifú y de vez en cuando se distraía de su tarea. Después de cuatro largas horas de trabajo, la casa estaba casi lista, solo faltaba organizar la ropa ya limpia de la lavandería, quien Ino se encargó de eso, desechando lo más viejo y haciendo una lista qué prendas tenía que adquirir, y hacer las compras de la casa y de ello se encargó Sakura. Una vez que la Haruno llegó del mercado, Neji se tomó el tiempo de organizar toda la comida.

―¿Qué tal si encargamos pizza? ¡Yo invito! ―exclamó Kiba al ver que sus amigos se morían de hambre.

―¡Sí! ―y acto seguido llamaron al repartidor.

Una vez que ya estaban todos con el estómago lleno, compartiendo chistes, anécdotas y bromas de vez en cuando, cada cual se fue para su casa, para descansar unas horas después del más agotador de los entrenamientos.

Una vez que quedó solo, durmió varias horas, hasta que recordó que tenía su cena con Hinata. Mierda, se había olvidado de avisarle. Llamó, otra vez desesperado, rogando para que le contestaran.

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Paró la suave melodía que se encontraba cantando cuando vio que su novio la estaba llamando. No sabía si contestar o no, tenía miedo de decir una estupidez mientras hablaba por teléfono. Después de la lucha mental sobre tomar o no la llamada, terminó respondiendo con su típica y dulce timidez.

―¿Aló? ―preguntó.

―¡Dattebayo, Hinata-chan!, ¡tengo una sorpresa preparada, paso a las 20.00 pm por ti! ―dijo rápidamente la voz del otro lado del teléfono y colgó. Ni le dio tiempo para responder.

Con una sonrisa amplia, continuó tatareando, mientras se dirigía a su armario a escoger el vestido perfecto. Lo tenía guardado para una ocasión especial y esta sería. Tenía dos horas para arreglarse y prefirió llamar a Ino, la blonda experta en modas.

―Estaba esperando tu llamada, Hinatita de mi corazón. Voy para allá en dos minutos. ―¿qué mierda le pasaba a la gente hoy? ¡Ni había respondido e Ino ya sabía lo que quería! Se asustó, entre nerviosa y sorprendida pensó que su amiga era psíquica o algo. Sacó esa idea tan tonta y fue al recibidor a esperar a Ino. Y no le sorprendió que ya estuviera tocando el timbre como una condenada, en menos de tres minutos el timbre ya había sonado como mínimo ocho veces.

Abrió la puerta, e Ino la llevó directo a su habitación y sin comentar ninguna palabra y sacó todos los cosméticos que tenía la Hyūga.

―¿Vas a salir, verdad? ―preguntó la Yamanaka mientras la miraba divertida.― ¿Qué vestido te pondrás?
Hinata, -todavía muda y con la idea de que su amiga era psíquica rondando por su cabeza-, comenzó a caminar hacia el armario, donde sacó un refinado vestido aguamarina ceñido, con un lazo rojo atado a la cintura haciendo resaltar más sus curvas y con unas leves decoraciones plateadas en la parte final de la prenda. Tenía tirantes y en la parte de la espalda, era con un gran escote, que la dejaba al descubierto. Muy apropiado, ya que era formal pero casual.

―Uhm, bonita elección Hinata, te quedará divino. ―La elogió su amiga, con aplausos y piropos inocentes.― Comencemos.

Como cual pintor, tomo los utensilios necesarios y decida empezó. Una vez terminada su creación, la cual consistía en un maquillaje sencillo de color azul oscuro, que resaltaba sus ojos, prosiguió con el peinado. Uno no tan elaborado, para no opacar el vestido, Hinata quería algo práctico y cómodo. Una coleta alta.
Ya lista, se colocó el vestido y calzó de sus tacos y se miró en el espejo.

Nunca antes se había visto tan hermosa. Ni se parecía a la imagen que le entregaba el espejo.
Una bocina de auto la distrajo en sus pensamientos.

Naruto, ya había llegado.

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¿Qué iba a decir cuando la viera vestida así?, ¿qué acaso todas sus neuronas se escaparon por su oreja y lo dejaron solo?

Sonrió como un bobo embobado por la belleza de una mujer.

―¡Eh, Hinata-chan! ¡Te ves genial'ttebayo! ―le alabó Naruto y de una forma automática, la chica sonrió tímidamente sonrojada.― ¿Nos vamos?

Tomó a su acompañante del brazo, le abrió la puerta del copiloto y finalmente se sentó él, dispuesto a conducir al fabuloso restaurant.

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Una vez llegaron, la joven quedó deslumbrada lo grande que era el restaurante. Se veía que era costoso, con ver la fachada principal bastaba.

Ambos comenzaron a caminar lentamente, sintiéndose fuera de lugar por la suprema imagen que entregaba el local. La entrada principal, estaba decorada de forma moderna, con plantas perfectamente podadas y una tenue iluminación. Unos metros más allá se encontraba el recepcionista.

―¿Tienen reservación?

―Sí, a nombre de Naruto Uzumaki. ―El hombre comenzó a caminar y la pareja siguió tras él.

Cuando llegaron a la reservación, se sorprendieron de lo romántico que era el ambiente. Perfecto. Las sillas estaban vestidas de color rojo y en la mesa se encontraban una infinidad de cubiertos y platos. Estaba para el lado de la ventana, así que se podía ver toda la ciudad iluminada.

Llegó el mesero y ordenaron la comida que más lindo nombre tenía. Y en menos de diez minutos, ya tenían los platos servidos. Ninguno de los dos sabía por dónde empezar. El platillo era tan elaborado que no tenían ni idea qué tenedor tomar. Naruto estaba esperando a que Hinata comenzara y viceversa. Tímidamente, la Hyūga empezó a separar los alimentos y llevarse uno que otro a la boca y su acompañante hizo lo mismo.

―¡Por Kami-sama esta comida es asquerosa! ―espetó enojado el rubio mientras que con una servilleta devolvía todo lo que había comido. No estaba acostumbrado a comer algo tan refinado.

―Sí, Naruto-kun. ―Le apoyó Hinata mientras hacía un esfuerzo para pasar la cena con jugo de durazno.― P-pensé que me llevarías a comer ramen al Ichiraku.

Y el alma se le fue a los pies. Según su amigo, tenía que darle una cena de ensueño pero ella era tan sencilla y por primera vez en la noche se fijó en las emociones de ella. La noche estaba preparada para alguien más, en las opiniones y sugerencias de Sasuke, no basado en los gustos e intereses de su novia. Sus ojos denotaban de incomodidad, y lo único que quería era sacarla de allí, y hacerla feliz.

―¿Qué tal si pido la cuenta y pedimos ramen a domicilio? ―le ofreció con una sonrisa amplia y cálida, mientras tomaba la mano de su chica para levantarla de silla. Dejó unos billetes para pagar y ambos fueron con sus manos entrelazadas rumbo al estacionamiento.

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―¡Por fin en casa 'ttebayo! ―abrió la puerta y se puso a canturrear feliz.― Eh, me iré a quitar este traje, Hinata-chan. ¡Estos zapatos no me dejan ni caminar!

La joven de cabello azulado quedó sorprendida al ver la casa de su novio tan ordenada y limpia. En los tres años de relación siempre estaba sucia y desordenada.

―¡Na-Naruto-kun! ―dijo sonrojada y el rubio sacó la cabeza por la puerta para oírla.― ¿M-me podrías prestar una camisa tuya para quitarme este vestido?

Se escucho una que otra maldición del rubio al no encontrar las cosas organizadas por su amiga Ino, hasta que por fin encontró una camisa roja intensa para Hinata. Una vez vestido solamente con un pantalón, le entregó la prenda a su novia y se dispuso a encargar el ramen por teléfono.

Con la cajita de terciopelo escondida en la espalda, se puso de rodillas y comenzó a hablar.

―Hinata-chan, yo sé que soy una persona tonta y descuidada, pero últimamente tenerte como novia no se me es suficiente. Quiero que estemos juntos por siempre, en las buenas y en las malas, que seas la madre de los siete hijos que quiero tener y que seas la mujer de mis sueños ―paró para tomar aire y hacer la pregunta final.― ¿Querrías casarte conmigo?

Y abrió la cajita dejando al descubierto el anillo.

Y cuando lo vio, la chica corrió a sus brazos.

―Sí, sí quiero casarme contigo, Naruto-kun. ―Le respondió mientras lo besaba tiernamente.

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Y vivieron felices para siempre. ​

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Y sé, que el final está horrible y forzado, pero me costó muchísimo darle un final. Además, creo que me centré más en estupideces en vez de desarrollar la idea principal. ​

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Mahiro: siempre he tenido la mala costumbre de rellenar con comas todo el escrito, hahaha. Cada tres palabras tiendo a poner una coma y sé que entorpece la lectura pero es que no lo puedo evitar. Lo peor es que cuando lo vuelvo a leer, no me doy cuenta de esos errores. Gracias por comentar.​

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Violetta: no, no te preocupes. Sinceramente nunca he invitado a leer fics, para ser sincera. Así que puedes sentirte libre por comentar. Gracias para pasar por aquí.​

Muy agradecida por los me gusta, comentarios y lectores. Feliz San Valentin.​