[Fragmentos] CASO 3 BALAS DE SANGRE

En la oscuridad de esta noche, he llegado hasta aquí, a este callejón oscuro y desierto, hace mucho frió y las pocas luces que alumbran el lugar me avisan que alguien se acerca, seguro de que es la persona que espero, tomo mi cajetilla de cigarrillos y me pongo a fumar, para que el frió no me afecte tanto.

se preguntaran la razón por la que estoy aquí, bueno... es simple cuando un caso tan complejo como este no pueden resolverlo los demás agentes, solo me queda ser yo quien atienda el caso, el mejor agente del F.B.I.

—Ya llegaste — me dice y yo solo asiento con la cabeza —, esto es todo lo que tengo... aprovéchalo — añade y se va, tomo el sobre y me voy a mi departamento, al llegar lo dejo sobre mi escritorio.

La noche era un claro testigo de lo que había pasado, estoy seguro de que encontrare más pistas para acabar con este caso, los sonoros truenos se hacen sentir, anunciando que va haber una tormenta — Esta noche será muy complicada — murmuro con pesadez, comenzando a preparar café, dispuesto a leer todo lo que dice el documento que contenía el sobre.

Saliendo de su última victoria el abogado Carlos Medrano de una prestigiosa firma fue atacado y herido por un disparo en el estómago. Encontrado tiempo después del ataque en un callejón cercano, se percataron que no había orificio de salida y al hacer la necropsia no había bala en su interior.

Después de leer la carta comienzo a hacer posibles formas del homicidio, me pongo a pensar y lo primero que se me ocurre es indagar. a la mañana siguiente voy a donde todo ocurrió, el callejón donde fue encontrado Carlos, el clima no cambia para nada al igual que el día anterior todo está cubierto bajo una gran neblina, la gente pasa con miedo por el lugar, no está cercado ni nada por el estilo ya que la víctima no murió ahí, me acerco cuidadosamente, señalando con una pequeña linterna todo el lugar espero encontrar algo más, y valla que la suerte esta de mi lado porque algo responde a la luz, el tiritar de ese objeto llama mi atención.

Avanzo un poco sigiloso, y encuentro un pequeño adorno de celular tapado por un pedazo de cartón, sonrió para mis adentros, esa puede ser una buena pista, tomo un pedazo de clínex y recojo el objeto poniéndolo en mi bolsillo.

Al salir de ahí tropiezo con una rubia muy linda pero algo malhumorada ya que me grita

—Imbécil mira por donde caminas — una mirada de enojo abunda en esos ojos cafés y la forma peculiar en que ella frunce el ceño me divierte un poco

— ¡Por favor mujer! ¡Tú saliste de la nada! — le digo fingiendo ofensa, ella se acerca a mi muy molesta y apuntándome con un dedo me dice:

—Por si no lo sabías tengo un nombre y es Katriel —

—Yo no soy un adivino para saberlo — le contesto con una pequeña sonrisa en el rostro y ella bufa más molesta que hace unos instantes

—Quítate ¿quieres? perdí algo importante — me empuja bastante fuerte pero como no soy ningún debilucho opongo resistencia

—Así, ¿qué perdiste? — le pregunto algo intrigado

—Nada que te importe — me responde groseramente

—Bueno tal vez yo sepa su paradero — le digo fingiendo un poco de inocencia

—Ok... si lo tienes dámelo me dice mirando fijamente y extendiendo su mano

—Dime que es y te lo daré si en verdad es tuyo — le respondo

—Maldición dámelo...— ella me mira con furia y solo le sonrió, supongo que se cansó de esperar con la mano extendida así que me habla evitando mirarme —, es una cadena que me regaló un amigo — sonrió para mis adentros por esta escena tan graciosa, así que le respondo

—Bien, no es lo que tengo pero puedo ayudarte a buscarla

—Sabias que eres un imbécil — me dice irritada

—Hey me insultas cuando ofrezco ayudarte — le comento sonriendo un poco, acercándome y haciéndome el ofendido

—Cállate no estoy para perder tiempo — me dice girando rápidamente.

Se agacha un poco y busca su cadena perdida, miro cuidadosamente y veo el objeto de búsqueda, está cerca de un canal, me acerco lo suficiente y lo tomo, veo que el dije es un corazón, lo reviso sin que ella se dé cuenta, en su interior hay dos fotografías una es de ella y la otra es de un muchacho pelirrojo, en el reverso del mismo hay una inscripción que dice “Te Amo mucho preciosa Atte.: marcos” por alguna razón esto llama mi atención pero lo dejo pasar.

— ¿Esto es lo que buscas?— le digo y ella gira tan rápido que vuelve a chocar contra mí, la única diferencia es que esta vez yo caigo al piso con ella encima, un escalofrió recorre mi cuerpo y ella se levanta rápidamente muy sonrojada.

—Ten cuidado — le digo y entrego la cadenita ella lo toma y comienza a sollozar —, ¿pasa algo?— le pregunto y ella de repente me abraza

— Lo odio y lo amo a la vez — es lo único que dice, cuidadosamente trato de confortarla, pero ella me empuja al darse cuenta que yo la tomo por la cintura.

— ¡Pervertido...!

— ¿Qué? Yo solo quería confortarte eso no es perversión, además tú fuiste la que me abrazó— le digo y ella mueve el rostro negativamente

— No viste nada ¿entendido? —me dice de una forma amenazadora

— ¿Y por qué debería hacerte caso? — le respondo sin ninguna pisca de miedo

— Porque si, ahora vete — responde y se gira dispuesta a irse

— Bien me voy, por cierto mi nombre es Álvaro—le digo sonriendo un poco pero como ella no se gira, doy por terminada esa conversación, avanzo unos pasos y escucho su voz que me dice:

— Ey Gracias— yo la imito pero ya no digo nada solo avanzo lo suficiente alejándome de ahí.

La tarde ya casi se acababa y yo estaba en los laboratorios de criminología con Enrique; un gran compañero que siempre me ayuda con los casos, experto en lo que implica laboratorios y salas de pistas.

analizando el adorno de celular que encontré, al final obtuvimos los siguientes resultados, en el adorno por ser de metal y plástico, encontramos dos distintas huellas digitales, unas eran pequeñas y delgadas, las otras eran algo más grandes, en conclusión dos personas tocaron ese adorno, una mujer y un hombre, nos sorprendimos al notar que este también tenía sangre pero al analizar la sangre resulto ser de dos tipos, una de la víctima y la otra no se podía identificar, decidí dejar las investigaciones para el día siguiente debía pensar la forma del homicidio con las nuevas pistas.

La noche me alcanzó rumbo a casa, las calles poco habitadas dejan escuchar el sonido de unos tacones que se acercaban de una forma rápida, oigo mi nombre pero no le doy importancia sigo avanzando, de repente siento unos brazos que me rodean por la espalda, trato de girarme pero mi cuerpo apenas responde, giro completamente y ahí está ella, la rubia que conocí en la mañana, no puedo mirarla bien pero sé que le pasa algo, trato de que me mire y cuando ella lo hace, noto que tiene un labio herido, y solo susurra:

—Ayúdame — no digo nada, solo me quito la chaqueta y la cubro, la llevo a mi departamento dispuesto atender la herida que tiene, en el camino la lluvia nos atrapa, poco me importa si estoy mojado o no, lo que me interesa saber es porque está herida.

Al llegar a nuestro destino le ofrezco pasar y ella lo hace, entro a mi dormitorio y saco unas camisas y se las entrego, ella me mira asombrada y dudosa de aceptarlos.

—Tómalo... y cámbiate en el baño— me mira incrédula y luego le señalo en donde está—, es el del fondo del pasillo— ella asiente después de un rato sale y yo estoy esperándola con unas tazas de café.

—Me dirás que sucedió — le digo mientras tomo de sus manos la ropa mojada y la llevo a la máquina secadora

—No puedo callarlo más, debes ayudarme— me dice siguiéndome

— ¿En qué? — Pregunto sin mirarla, presionando los botones de la máquina, luego de ponerla en marcha, me giro para así poder ver que es lo que me tiene que decir

—Te seguí y espere por un buen rato, después de que él me hiciera esto— me dijo señalando su labio herido y levantado las mangas de la camisa, noto que ella tiene moretones muy grandes y eso me asusta

— ¿Por qué me seguiste? —Vuelvo a preguntar ocultando un poco mi intriga

—Porque eres del F.B.I. — el simple hecho de escuchar esa información de mi, me sorprende, incrementando la curiosidad en mi.

— ¿Como lo supiste?

—Cuando caímos, se notó un poco la placa que tienes en el pecho

—Menudo royo... porque no simplemente vas y les dices a los policías comunes... —me mira incrédula así que fingiendo desinterés añado —, este tema no me compete

—Solo escúchame

—Bien ¿qué tienes que decir?

—Vi como el abogado Carlos Medrano discutía con alguien antes de salir de los juzgados

— ¿Dijiste Medrano? —Le pregunté y ella asintió lentamente—, ¿Con quién discutía?—vuelvo a preguntar y ella solo suspira

—con el que me lastimo

— ¿Quién es él? ... ¿Es Marcos?

— ¿Cómo supiste de Marcos?

—Lo vi en el dije que te ayudé a encontrar— ella se queda estática y yo añado —, en verdad él te hizo esto

—Sí... debes ayudarme.

—Bien, dime todo lo que sepas de él.

— Argüello Marcos, vicepresidente de la compañía de crioterapia más grande del país, además de ser encargado de revisar personalmente a los que necesitan el procedimiento — me dijo algo pensativa

—Crioterapia dices

—Sí... él me va a matar

—No lo hará, dame un minuto— le digo mientras marco un número de celular tan conocido para mí.

—enrique revisa todo lo que haya en la ropa de Carlos

— ¿Que buscas específicamente? — Me pregunta desde el otro lado de la línea

—Algo que lo relacione con la crioterapia — Le respondo mirando de soslayo a Katriel, que empieza sollozar, sin escuchar que me dice Enrique, le digo—, te llamo luego.

—Él te amenazo con matarte ¿Verdad?— Ella solo asiente — y antes de eso te golpeó — no dice nada solo sigue asintiendo, me tapo la cara con las manos y pregunto — ¿qué mas viste?

—Nada

—No creo que él te quiera matar solo por eso

—No sé nada más

—Ok... por tu seguridad te acompañare a tu departamento y no saldrás de ahí ¿entendido?

—No, él está ahí y me hará daño

—Katriel, dime ¿ustedes solo eran novios o había algo más?

—Antes de ser novios yo era su secretaria, luego del noviazgo nos comprometimos

—Ok ¿qué relación tenias con Carlos Medrano?

—Ninguna, yo no me relacionaría con él

— ¡Mientes!

—Pero que dices, ¿por qué lo haría?

—Dilo, tenías un amorío con Carlos y por eso Marcos trato de matarlo

—Él pensó eso, pero...

—Te tengo

— ¡Maldición!...

—Bien, ahora me dirás toda la verdad o ¿prefieres estar encerrada? como cómplice de un asesinato.

—Luis me envío para lograr seducir a Carlos, ya que ahora tenemos problemas en la empresa y él no quería trabajar para nosotros.

Yo solo la miraba atentamente esperando ver alguna mueca o algo que me diga que mentía, pero con lo único que me topaba era el miedo en sus ojos y en sus palabras, con las que me contaba poco a poco la historia por la que estaba pasando.

—No pude, traté pero no pude seducirlo, y Marcos que nos había seguido lo vio, él le disparó y...

—Espera un momento, en la necropsia no encontraron la bala y no tenía orificio de salida

—Crees que no lo sé, maldición... con el arma que le disparó no era una común

—A que te refieres

—El no era de los que estaban acostumbrados a cargar un arma de fuego en ese entonces solo tenía algo parecido, la utilizaba para la extracción de sangre y la sacaba en unas capsulas que cargaba casi siempre en un maletín especial

—¿Entonces?... — mi mente trabajo lo más rápido que le permitía y así tan rápido como mis dedos me permitían llame a mí querido amigo enrique — ¿Encontraste algo? pregunte apenas contesto

—Pues parece que sí Álvaro, tengo en mis manos un folleto de crioterapia, ¿para qué lo querías?

—Bien ¿dime la razón por la que murió?

—Una falla renal

— ¿Él estaba enfermo de eso?

—No, eso es lo más extraño no encontramos indicios de nada en su historial clínico, era un hombre sano.

—Lo tengo... ¿qué más viste de extraño con respecto a él?

—Pues la herida que tiene a la altura del estomago tiene sangre congelada, eso es extraño, ya que la sangre solo se coagula y no se congela fácilmente... un momento ¿estás pensando lo mismo que yo?

—Pues creo que el caso ya está resuelto — dije sonriente, pero mi sonrisa se desvaneció cuando vi a la rubia que estaba detrás de mí.

—Entonces ¿quién es el culpable? — pregunta con tono de felicidad, y yo mirando algo confundido la diminuta y casi inexistente sonrisa que tiene katriel digo:

—Te lo confirmare luego, por el momento prepara la sala de interrogatorios.

—Entendido, ¿dentro de cuanto llegaras? — vuelve a preguntar.

—treinta minutos, como máximo — digo colgando rápidamente y yendo a hablar con ella.

—Bien Katriel, dijiste que marcos está en tu departamento ¿verdad? —Ella asiente mirándome un poco incrédula así que añado — el ya no te hará daño.

Después de asegurarme de que su ropa este seca la llevo conmigo hasta donde está Marcos, la mayor parte del camino ella tubo la mirada perdida en la calle o en cualquier otra cosa, menos en las palabras que le decía para que ella no esté con miedo de verlo nuevamente, pero algo no me agradaba, el simple hecho de que no se oponga demasiado cuando la presione para decir que Marcos era el culpable, o el hecho de que note una pequeña sonrisa cuando le dije a Enrique que el caso ya casi estaba resuelto.

Mire de soslayo cada gesto que ponía ella, era extraña, eso era muy obvio pero no podía decírselo, regresé mi mirada al camino no quería ocasionar un accidente, siento como ella se remueve en el asiento de copiloto y se acerca lentamente eso me pone extraño esa forma de actuar es como la de una agente amiga que siempre está detrás de mí, siento como ella me empieza a acariciar el brazo, el mismo escalofrió que tuve en la mañana me recorre el cuerpo, poco a poco ella se acerca a mi oído y me susurra— no quiero verlo hoy — sus manos rápidamente acarician más de mí, eso me enoja creo que ya se lo que tramaba.

— ¿Podrías dejar de hacer eso?

— ¿No te gusta?

—Estoy en resolviendo un caso, y esto no se hace en un caso

—Lo siento, no puedo resistirme

—Solo deja de molestar te parece — bufa molesta y regresa a su posición inicial.

Al llegar al edificio, ella vuelve a tomar la apariencia temerosa justo lo que yo esperaba, subimos unos cuantos pisos y llegamos a su departamento, abre la puerta y ahí está él, marcos mirándonos atentamente sus ojos no refleja más que nerviosismo, yo le apunto con mi arma, Él se levanta y le grita:

— Eres una maldita — ella se refugia tras mío sujetándose en la parte posterior de mi chaqueta

—Arguello Marcos, queda arrestado como sospechoso del asesinato de Carlos Medrano — le digo mientras me acerco lentamente

Siento como ella se suelta y dice — sospechoso creí que... — se aleja poco a poco quedando lejos de mi

—Dile maldita, dile que tú quisiste matar a Carlos de una manera más cruel, pero no lo lograste porque te vi — gritó marcos

—No es cierto, tú mientes, no es así

—Dile que Luis te ofreció mi puesto si lo hacías — volvió a gritar atrayendo a personas hasta ese lugar

—Cállate... que lo único que dices son mentiras, tú lo hiciste — trato defenderse la rubia

— ¿Segura? después de que Luis te ofreció el puesto con esa condición, tú saliste tan rápido como pudiste, para matarlo

—Señor marcos ¿está seguro de lo que dice? — pregunte armando nuevamente toda la escena del crimen en mi mente atando cabos sueltos y llegando a una sola conclusión.

—Completamente, ella es una loca maniática, no sé cómo pude comprometerme con ella.

—No le creas tu mismo viste los moretones que tengo en los brazos y parte de mi cuerpo — reprocho Katriel mirándome

—Los dos cállense — esta vez fui yo quien grito para poder analizar bien la situación en la que me encontraba

—Vamos saca a la luz tu verdadera forma de ser, muéstrale que no eres tan buena como aparentas — le dijo marcos esta vez siendo algo persuasivo.

—Cállate o ¿si no? — dijo la chica de ojos cafés tomándose la cabeza con las manos par luego presionar fuertemente su bolso.

—O si no ¿qué?... ¿qué aras? ¿Eh? dilo — exigió marcos.

—¡¡¡Te matare!!! Te matare como maté a Carlos — grito perdiendo la compostura y sacando el arma, del que ella misma me había hablado.

—Ahí lo tienes ella lo admitió, ella trato de matarlo — dijo como ultimo porque ella disparo tres veces seguidas el arma, haciendo que marcos caiga al piso desangrándose.

Mis reflejos reaccionaron rápido pues en un dos por tres ya le había quitado el arma y la tenia sujeta de las manos mientras ella forcejeaba para poder soltarse de mi agarre.

Al cabo de un tiempo, casi como un mes, se condeno a Luis Monterrey y Katriel Márquez, por el asesinato de Carlos Medrano al primero por cómplice e instigador del caso, le dieron quince años de cárcel y a la asesina se le dio encierro permanentemente en un hospital psiquiátrico, ya que ella era una asesina muy buscada, conocida por tener un carácter bipolar, lo que la llevó a ser lo que ahora era una psicópata. En cuanto a Marcos Argüello, estuvo internado en el hospital por mucho tiempo, lograron salvarle la vida, ya que las balas de sangre que tenía en el cuerpo eran del mismo tipo que la suya, pero no se salvo de ir a la cárcel aunque sea por 3 años, ya que su condena inicial era de 5 años, pero fue negociada por su abogado, que hizo notar que su cliente por parte también era víctima, además de que Marcos había intentado salvar a la Carlos poniendo una compresa de nitrógeno liquido en la herida para impedir un desangrado y que en un forcejeo con la asesina, en la cual intento detener la huida de la misma la lastimo un poco, arrancando el adorno del celular de la mujer y una cadena de oro, que el mismo le había obsequiado tiempo atrás.

Un caso más, un caso menos, igual se que podre resolverlo, y aun que suene muy egocéntrico no hay caso que no pueda resolver yo, Álvaro Grender.