Microrrelato Capricho

CAPRICHO.​

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Esperaron con tensión la entrega de aquella comida rápida que había comenzado la disputa, aquella discusión sin pretexto y absurda que había comenzado ella, aquella discusión que no era más que el resultado de una larga espera que se había acumulado con el tiempo, de esa relación de lazos rotos que se desboronaba.

Recibieron su comida, pagó ella el dinero y recibió el vuelto, sacó la parte de su comida y le entregó la bolsa a él. Lentamente comenzó a caminar, él la alcanzó y comenzó la discusión del fin.

_ ¿Por qué no escuchas razones?
_ ¿Será porque ya no salimos a comer juntos y a veces ni hablamos?
_ Me habías dicho que te diera tu espacio, entonces eso he estado haciendo. No te entiendo.
_ No quiero discutir en estos momentos y no tengo que hablar cuando tú quieras.
_ Deja de mentir que siempre me toca esperar a que tú quieras hablar, a que tú quieras todo.

Le pellizca ella la mano.

_ Déjame, yo voy para la casa sola, vete para el gimnasio.
_ Sube a la moto que yo te bajo a la casa.
_ No quiero, prefiero caminar ¡Entiéndelo!
_ Está bien.

Camino ella unos cuantos metros y llego a la casa de su amiga, le pregunto el porqué no había ido al colegio en la mañana y el la alcanzo.

_ Si tú no quieres montarte en la moto, entonces yo no quiero comer.
_ Está bien, no me montaré, entonces no comes.

Recibió ella la bolsa empacó de nuevo su parte y caminó calle abajo, él la alcanzo.

_ Es el final entonces, ¿Así terminara todo?
_ Si, ya déjame de molestar.
_ Solo eres una caprichosa, que quiere hacer siempre lo que desea.
_ Tienes toda la razón.

Camino lentamente ella hacia abajo, el camino hacia arriba prendió su moto y tomaron dos rumbos distintos.