Star Wars Cake One Shot "Kylux"

—La chatarrera —bufó Hux con burla, mirando el vacío por el enorme ventanal que abarcaba toda una de las paredes.

—¿Cómo dices? —preguntó Ren de manera distraída, sentado a la orilla de la cama, demasiado ocupado en limpiar su casco de toda partícula de suciedad que pudiera haberle caído encima.

—La chatarrera —masculló dándose la vuelta con el ceño fruncido, mirando a Kylo desde arriba con cierto desdén. Frunció el ceño cuando la luz le fue obstruida, levantando la cabeza con el ceño levemente fruncido para mirar a un indignado Armitage Hux—. Creí que tenías mejores estándares.

—Los tengo, eso te lo aseguro —se levantó con el casco en las manos, acercándose a la lámpara para poder limpiarlo—. ¿No se supone que por eso estás tú aquí? —ironizó.

—Muy gracioso, Ren —se cruzó de brazos—. Esto es serio. No pensaste que esto podría quedarse así, ¿o sí?

—Fuiste tú quien decidió mantener esto en secreto —masculló tallando su casco con la tela ante una mancha particularmente complicada de sacar—, no yo.

—Eso no te da derecho a ir a revolcarte con esa chatarrera rebelde, Ren —reclamó alzando un poco la voz, cosa que Ben decidió ignorar.

—No me he estado "revolcando" como dices tú, con ninguna chatarrera.

—¿No? ¿Qué hay de esa chica, Rey, uh? —de repente, Kylo se detuvo abruptamente. Armitage siguió hablando— ¿Qué me dices de esa hermosa "propuesta" que le hiciste el día que asesinasteal Líder Supremo?

Y de pronto, silencio. Silencio es todo lo que hubo durante varios segundos (que para Kylo parecieron horas mientras analizaba sus palabras) en la habitación. Se dió la vuelta lentamente, mirando a con duda a un molesto Hux, que se mantenía con semblante firme, serio, cruzando de brazos. En otras circunstancias, a él se le habría hecho complicado tomarlo en serio puesto que solamente llevaba puesta una especie de bata de baño. Pero ahora, eso era algo a lo que no valía lo suficiente la pena prestar atención.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó en voz baja. Hux bufó de risa.

—¿Creíste que no me iba a enterar, Ren? ¿En serio? —se dejó caer sobre la cama, sentándose sobre las sábanas blancas— Le pediste que gobernara la galaxia contigo, Ren. Le dijiste que para ti realmente significa algo. Le dijiste que estuviera contigo.

—Sí significa algo, Hux —aclaró—. Domina la fuerza. ¿Sabes lo valiosa que puede ser para La Primera Orden?

—Lo sé, Ren, ¡lo sé! —exclamó, enojado— ¡Pero no era necesario que le dijeras todo eso! ¡No era necesario! —volvió a levantarse de la cama rápidamente de puro enfado— ¡¿Qué te pasó por la cabeza?!

Deja su casco sobre una mesa, para comenzar a caminar a pasos agigantados hacia el pelirrojo, que aún así no retrocede ni un centímetro. No le gusta que le hablen de ese modo.

—¡¿A ti por qué te afecta tanto de todos modos, uh?! ¡¿Por qué?!

—¡Fue exactamente lo que me dijiste a mí! —exclama de manera dolida, aunque se esfuerza por ocultarlo— ¡Me dijiste exactamente lo mismo cuando comenzamos esto, Ren! ¡Que yo era nada! ¡¿Qué?! ¡¿Un hijo bastardo entre una cocinera y un general?! Claro. Claro. Yo soy nada. Pero para ti, según tú, yo podía serlo todo. ¡¿Y ahora vas y le dices esas mismas palabras a una vil chatarrera?!

—¡No es una vil chatarrera! —defiende él y, al ver los ojos de Hux, suspira, rendido— Ella es... poderosa. Puede ser útil, por eso...

—No me interesa —corta rápidamente—, no me interesa lo que ella sea. Tampoco sé cuánto tiempo llevan en este... jueguito extraño, ¿bien? Pero te lo digo de una vez —se acerca a él con la mirada furiosa, el rencor y los celos ardiendo como brasas en esos orbes azules—, yo no soy —dice lentamente— ningún trozo de pastel que puedes tener cuando quieras. No soy un maldito objeto sexual para tu deleite, Ren.

—Ya sé que no, yo lo siento y...

—No puedes simplemente descartarme una vez que encuentras a alguien más. Te lo advierto. No puedes —se separa de él, comenzando a caminar hacia el baño con pasos fuertes. Aún así, Kylo no se siente preparado para dejar morir la conversación todavía. No quiere dejar así las cosas con él.

—Hux, de verdad —jadeó abriendo los brazos—, ella no... no es nada. ¿Por qué me interesaría yo en alguien como ella? —la respuesta la sabía perfectamente. Pero no podía decírselo. Obviamente no. No quería perder a Hux. No quería.

—Yo tampoco era nada cuando te conocí —dijo desde el marco de la puerta—, ¿por qué hay una diferencia ahora?

—Porque ahora eres algo. Eres algo para mí. Para mí y para toda La Primera Orden. Eres alguien importante, Hux, sin ti todo esto —señaló todo a su alrededor, para luego señalarse a sí mismo con una mano, mirándolo suplicante— se viene abajo.

Hux guardó silencio unos segundos, aún dándole la espalda. Sabe perfectamente lo que es y lo que representa. Pero cuando él llegó a su vida, igual había personas que ya eran algo desde antes y no evitó que Kylo se fijara en él. En un inicio, se había sentido halagado, especial por eso.

Pero ahora que había alguien más, alguien que podría realmente entender el cómo se sentía Kylo respecto a la fuerza, respecto a saber exactamente lo que se sentía tener que lidiar con eso... lo hacía sentirse inseguro hasta cierto punto. Suspiró, alzando el mentón y mirándolo por encima del hombro.

—Ya te lo he dicho, Ren. Y es lo único que tengo que decir. Por cierto. Si tienes que elegir entre ella y yo, a mí no me elijas.

Y con esto, salió de la habitación, dejando a Kylo con su furia y su laguna mental. Hux no dudaba ni un segundo que, seguramente, pronto estaría destrozando las consolas y él, a lo de siempre, firmando papeles para repararlas.

Como había sido siempre desde que había llegado ahí. Y esperaba, de verdad esperaba, que no fuese a cambiar pronto.