One-shot Cómo me declaré a vuestra madre (Rock Lee/ ¿?)

Autor: HokageLaura

Personajes: Rock Lee y Bra Bief (no se me ocurría otro personaje) Aparición de personajes secundarios.

Actividad: Cruce de San Valentín 2.0

Palabras: 1308 (sin contar las anotaciones)

Cómo me declaré a vuestra madre​

En una mañana soleada, en un barrio residencial, un padre estaba con su hijo e hija haciendo un desayuno de los que quitarían el hipo a la matriarca de la familia. Había dejado los ingredientes preparados y había despertado con sigilo a los más pequeños de la casa para que todo saliera bien. Rock Lee era un conocido artista de artes marciales mixtas en Japón. Cuando nació su segunda hija, Pop, decidió que era el momento de colgar los guantes y dedicarse de pleno a su familia a la vez que se convertía en un empresario relacionado con actividades deportivas.

Jamás pensó que tendría esa vida tan perfecta. Fue criado por su tío Maito Guy quien le enseñó su amor por los deportes y siempre mostró una vitalidad y una fuerza que sorprendía a más de uno en sus años de instituto. Solamente tuvo un momento en el que su llama ardiente de la juventud se apagó por la flecha de cupido… fue cuando la vio a ella, entrando en el comedor del instituto preguntando dónde estaba su clase.

—Metal, tráeme el pan—su hijo mayor, una copia exacta a él para disgusto de su abuelo materno le tendió el pan y sacó el cuchillo de sierra.

—Papá, ¿cómo conociste a mamá?—preguntó Pop sentada en la silla de la cocina.

—Ya sabes cómo se conocieron—dijo Metal.

—Sé la historia por el abuelo Vegeta, la abuela Bulma, el tío Trunks, el tío Maito y por mamá, pero no sé la historia por papá.

—¿Qué historia te ha contado el abuelo?—dijo Lee mientras sentía un escalofrío por su cuerpo.

—Nada, nada… solo que tú eres un poco ¿alocado?

Metal se tapó la boca para reprimir la carcajada. Jamás pensó que su adorable hermanita revelara ese detalle. Una gotita de sudor apareció en el cabello de Lee.

—Joooo, papá, quiero saber tu historia—dijo Pop. La pequeña de seis años miró con sus ojos azules saltones a su padre, quien echó una mirada al reloj de la cocina. Aún quedaba un poco para despertar a Bra.

—Bueno, vale.

Metal se sentó al lado de su hermanita. Los dos eran calcos exactamente iguales salvo que Metal tenía los ojos de Lee y Pop los ojos de Bra.

Doce años atrás...

En el instituto, nadie era tan fuerte y tan guapo como yo (Metal carraspeó indicando a su padre que se centrara). Recuerdo aquel día: estaba con vuestros tíos Tenten y Neji en el salón principal hablando de lo que teníamos por delante cuando la vi. Me acerqué y le di una flor:

—Una rosa para la más hermosa—le dije.

—¡Gracias!—ella lo aceptó y la olió. Sentí que me había enamorado. No era como las otras veces en la que me declaraba y… (en ese momento fue Pop quien carraspeó). Vale, me centro. Me pidió ayuda para saber dónde estaba su clase y le guie. Yo me quedé embobado viendo cómo ella se iba y no me di cuenta de que Tenten me hablaba:

—Lee, ¡Lee!—me gritó—. Deja de babear.

Vuestra tía tenía razón, pero no lo iba a dejar ahí. La iba a conquistar. Siempre que la veía, me acercaba a ella y le regalaba una flor. Ella estaba encantada, lógico viniendo de mí, pero sentía que la cosa no pasaba de ahí así que el día de san Valentín me acerqué a ella con una caja de chocolate y un ramo de rosas enorme y cuando la vi salir del coche, me declaré. Pero se presentó un problema: en el coche estaba vuestro tío Trunks y vuestra abuela observando el panorama y estallaron en risas. Vuestra madre se puso roja como un tomate y entró en el instituto. La abuela me recogió el ramo y el chocolate y me prometió que los guardaría para Bra.

Yo la seguí durante todo el día y ella me evitó siempre que podía hasta que la vi subir al coche de vuestro abuelo por la tarde. Me acerqué, pero ella ni se inmutó y muy pronto supe el porqué. Vuestro abuelo siempre ha sido un amarg-… bueno, esa parte mejor me la callo.

Sabía dónde vivía y por la noche me acerqué y le lancé unas piedras a su ventana.

—¿Qué haces aquí?—me dijo.

—¿Qué te ha pasado hoy? ¿No te ha gustado lo que te he dado?

—¡No me esperaba que lo hicieras delante de mi madre y de mi hermano!

—¡Pero yo te quiero! ¡Por favor, sal conmigo! ¡Eres preciosa! ¡Mi llama de la juventud se paró cuando…!¡Aaaaaaaah!—Bra le lanzó una pelota juguete de un perro—. ¿Porqué me lanzas esto?

—Son de nuestro perro, Kakaroto. ¿Qué quieres? ¿Qué mi padre lo saque y te muerda?

—¿Tu perro se llama Kakaroto?

—Es por un antiguo amigo de mi padre. ¡Da igual!

Saqué una margarita y se la enseñé:

—No dejes este corazón solitario y compungido.

Vuestra madre se sonrojó.

—Lee… no sé. Mi padre es una persona muy desconfiada sobre cualquier persona que se me acerque. Hay que ser muy valiente para hacerlo.

—¡Haré cualquier cosa! ¡Te lo juro!

Vuestra madre me miró durante unos segundos y finalmente me dijo:

—Siempre he querido que un chico me dedique un poema—hizo bucles con su cabello—. Me podrías dedicar uno en el recital de la semana que viene.

—¿Seguro que te dije yo eso?—Bra estaba en el marco de la cocina con los brazos cruzados y alzando las cejas.

—¡Mamá!—Metal y Pop la abrazaron.

Lee sacó las tostadas y sirvió los cafés.

—Te íbamos a llevar el desayuno a la cama—dijo Pop.

—El olor de las tostadas me ha despertado, cariño. Id y lavaros las manos.

—Ya nos las hemos lavado. Mira—Metal y Pop le enseñaron las manos.

—Pues otra vez. Venga.

Metal y Pop enfilaron hacia el cuarto de baño. Cuando Bra se aseguró que estaban alejados, se dirigió a su esposo:

—¿No estarías pensando en leerles aquel dichoso poema del recital?

—¡No!—Bra lo miró inquisitivamente—. Bueno, solo el principio.

Bra se tapó la cara y bufó.

—Trunks me estuvo recordando aquel maldito poema durante tres años y por casi lo mencionó en el discurso de nuestra boda y…

—Ya está, mami.

—¡Cariño!—dijo Bra cambiando el gesto de la cara ante Pop—¡A desayunar!

Los cuatro se sentaron alrededor de la mesa y Lee sirvió el desayunó en aquella mañana de San Valentín. Mientras los más pequeños comían, Bra y Lee sintieron la llama de la juventud al ver cómo habían conseguido crear esa familia tan bonita.

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Sin embargo, aquella lectura del poema en el recital fue algo que nadie olvidó.

—Lee, ¿estás seguro de que quieres leer esto?—dijo Tenten. Había releído ese poema cinco veces intentando ver la vena romántica y sentimental de su amigo, pero lo único que veía era un buen motivo para que el padre de Bra lo persiguiera y le cortara los huevos y se los diera al perro.

—¿No habrás pedido ayuda a ese viejo calvo de la tienda de tortugas que para colmo es amigo del profesor Jiraiya?—dijo Neji.

—Nooooo. “No sé que problema hay en pedirles dos o tres consejitos”—pensó Lee—. Esto lo debo solucionar yo—mintió—. Debo corresponder a mi dama.

—¡Con todos ustedes, Rock Lee!—dijo la directora.

Rock Lee apareció en el escenario y dijo:

—Este poema es para una chica muy especial—se aclaró la garganta y comenzó a leer.

Para cuando terminó, se produjeron una serie de reacciones que desencadenaron una sucesión de acontecimientos que todos recordarían en los años venideros. Pero eso es ya otra historia.