One-shot de Pokémon - Brockeback Mountain

Brockeback Mountain

Hola ^^ Bueno, esta es una historia que estaba planeada hace mucho tiempo y que muchos usuarios me venían presionando para que la publique (Dark Heroes, Anneliese Florencia, Mayzita, etc). Gracias a la gran ayuda de Leoym la terminé :). Se trata de un romance entre dos usuarios conocidos en el subforo: heraclito y jaiwen (HerJai).

Sin más que decir, acá la historia:

Brockeback Mountain

Caminaba lentamente por las rutas texanas, las cuales me provocaban un gran calor y un cansancio que no sé si podría expresar con palabras. Me temblaban las piernas y mi presión estaba algo baja, suficientes síntomas como para que me decidiera tomar un pequeño descanso en una roca, siendo lo único a mi alcance en este lugar. Una vez sentado busqué en mi pequeño bolso una de mis pertenencias, una botella de agua prácticamente vacía. La abrí y utilicé, pero sólo me alcanzó para mojar un poco mis labios y parar un poco la urgente necesidad que tenía por hidratarme. Froté mis pies y me quité la camisa para intentar combatir los rayos de sol que se volvían más y más molestos. Ya no me quedaba mucho trayecto para arribar a mi objetivo, al pueblo. Necesitaba conseguir sí o sí trabajo allí para obtener algo de dinero para la operación que, urgentemente, necesita mi esposa; estaba muy enferma según dijo el médico que la atendía. No siendo licenciado en medicina, no podía entender mucho sobre la enfermedad que la afectaba, lo único a mi alcance era conseguir el dinero requerido para que la operación pueda realizarse y poder con eso salvarla.

Luego del pequeño descanso me desplacé muy lentamente, cada paso me costaba más que el anterior. Las plantas que veía a mi paso parecían morir ante la atmósfera del lugar. Los Pidgeot, citando uno de los pokemon que he visto aquí, que se atrevían a volar en dirección al sol rara vez, por lo que llevo recorriendo el sitio, sobrevivían a las altas temperaturas. Poco a poco pude divisar una sombra que ante mi acercamiento empezaba a tomar forma, no tenía dudas, era la silueta de una cabaña. Sin dudar, corrí rápidamente hacía allí. La emoción de llegar me debe haber cegado, porque torpemente choqué contra una camioneta sin darme cuenta. Al reaccionar la inspeccioné sin perder detalle alguno. Era de color celeste, estaba algo despintada y parecía ser bastante antigua, me recordaba bastante a la que poseía mi padre cuando aún estaba con vida. Su dueño, al percatarse de mi presencia, vino a auxiliarme y de paso revisar si su vehículo se hallaba en condiciones. Se agachó lentamente mientras observaba mi sombrero de vaquero. Con sus manos tomó mi cara y me hizo levantar la mirada ya que estaba cabizbajo; en ese momento, mis ojos se clavaron en los suyos y admito que en ése instante sentí algo de pena. ¿La razón? Ni yo mismo lo sé, más sabiendo que no soy una persona fácil de avergonzar. Sus ojos me transmitían una seguridad aplastante; verme reflejado en sus pupilas, era algo que no podía explicar. Tampoco la manera en que las gotas de sudor de su cuerpo jugaran de tal manera con sus pestañas; sus cejas no podían evitar eso al ser muy finas y carecer del vello necesario. Bajé mi vista lentamente y me detuve a contemplar sus labios, eran carnosos y rosados, llamaban mucho mi atención, me recordaban a los de mi mujer, salvo que estos eran más amplios, casi de la talla de los míos. Me daba mucha curiosidad sentir su calor. Este pensamiento me tomó de improviso, me costaba creer que alguien del sexo masculino podía poseer una parte de su cuerpo de forma tan femenina.

Tomó mi mano para ayudar a levantarme. Me preguntó si necesitaba algo de hielo para calmar esas ardientes marcas en mi pecho provocadas por la alta temperatura. Sacó una pokebola bastante peculiar, casualmente era del mismo color que su camioneta; de esta salió un pokemon con forma de cachorro, llamado Glaceon. Sin perder tiempo le ordenó que soltara pequeñas ventiscas heladas a mi cuerpo, lo que logró calmar un poco mis lesiones. Una vez cumplido su objetivo lo regresó a su pokebola. Después de eso le agradecí las atenciones que había tenido conmigo, respondió gentilmente con un “de nada”, le pregunté por su nombre y él sólo me pidió que lo llamara “Heros”. Debo admitir que me causó un gran estupor la manera que tenía de hablar, tan fría y solitaria… aunque a pesar de mi reacción, me encantan ese tipo de actitudes, quizás por eso a pocos segundos de conocerlo ya sentía que era muy especial.

Caminamos juntos el poco trayecto que quedaba para llegar a la cabaña, me sorprendió saber que también estaba en busca de empleo. Volvió a observarme con esa mirada tan… suya provocando que la vergüenza se apoderara de mi y, como único acto de defensa, cubrí mi cara con mi sombrero para evitar que lo advirtiese. A pesar de eso, él seguía observando y no perdiendo detalle de cada centímetro de mi cuerpo, podía sentirlo. Me atreví a mirarlo y pude denotar que sus pupilas parecían estar paralizadas, supuse en ese momento que en su interior, había una batalla muy dura entre la razón y sus sentimientos de la cual no estaba seguro de saber cuál sería el ganador.

Un ruido chillón proveniente de la choza llamó nuestra atención. Era la puerta del lugar, la que parecía ya estar bastante oxidada haciendo complicada su apertura, los rasguños de la madera que dejó a su paso lo demostraban. Un hombre asomó su cabeza desde el espacio que dejó entrever al abrir la entrada. Al confirmar que éramos de fiar con voz ronca nos invitó a pasar. Una vez dentro, el individuo se sentó en la silla de su escritorio y apoyó sus pies arriba del mismo. Comenzó a tocar los bolsillos de su pantalón desesperadamente como si se le hubiese perdido algo, no pude divisar su mano por un tiempo hasta que por fin encontró lo que buscaba, un cigarro. Lo prendió y se lo llevó a sus gruesos y rasposos labios.

-Si quieren trabajo… irán a Brockeback Mountain-nos explicó mientras fumaba-allí tengo parte de mi ganado, pero por la distancia no puedo cuidarlos todo el tiempo, por eso muchas personas intentan robar mis pokemon. Su objetivo será custodiar de ellos durante todo el verano, hasta que consiga a alguien más capacitado-dijo despectivamente.Me sentí ofendido, sí, quizás no estábamos capacitados para el trabajo, pero al menos nos ofrecíamos para el cargo. Se levantó de su sitio y tomó dirección hacia la ventana. Una vez allí, no señaló la dichosa montaña, al observar sin duda pensé que sería un verano muy largo…

Sin nada más que acotar, emprendimos el viaje por la carretera caminando, ya que la camioneta no estaba en un buen estado. A pesar de haber salido de noche, el calor seguía atacándonos casi con la misma intensidad. Nuestras caras poco a poco se iban empapando de sudor, y ninguno de los dos hacía nada por impedirlo. Nuestros pasos ya reflejaban un gran cansancio y el camino eran tan circular que me hacía recordar a la famosa “Dragon Khan”. Cuando ya nuestros cuerpos pedían una tregua decidimos descansar un poco, nos sentamos en una gran piedra que hasta se podía divisar a los lejos, muy juntos por cierto. En ese momento comenzamos a platicar de nuestras vidas, para así poder conocer a la persona que compartiría con uno esta travesía. Me preguntó por mi nombre, cosa que me extrañó que se nos haya pasado por alto, sin perder tiempo le contesté de manera amable “Jaime”.

Luego de estar bastante tiempo caminando en círculos por fin llegamos a nuestro destino. Heros se acercó a los Miltank que, al parecer, era nuestro objetivo proteger. Se tomó su tiempo y revisó el pelaje de algunos como si fuera un experto y dio un pequeño comentario acerca de la buena plataforma que tenía el lugar donde estaba el ganado y que por suerte no se asemejaba al resto del territorio, no podía estar más de acuerdo con él. Por mi parte, me fui a un sitio no muy lejano de donde se encontraba mi compañero para poder arma la carpa donde estarían nuestras cosas. Comencé a armarla con una delicadeza que hasta a mi mismo me sorprendió, era extraño, pero sentía que ante él debería hacer las cosas correctamente e intentaba hacer bien esto para impresionarlo. Aún así, no me dejaba tranquilo el pensamiento de que me estaba comportando de manera singular con él, pero, ¿Por qué con esta persona era diferente? Todo esto me causaba una gran confusión e inseguridad de mi mismo.

Al transcurrir los días me di cuenta que cooperábamos muy bien el uno con el otro, sabíamos cómo dividir nuestras tareas y ante el error de uno, el otro siempre estaba dispuesto a ayudarlo. Nos convertimos en muy buenos amigos durante las primeras dos semanas. Rara vez, cuando él detenía su mirada en la mía, la vergüenza volvía a tomar control sobre mí, cada vez me gustaban más observar sus pupilas, llenas de misterio e intriga. Nunca me había sentido tan bien con un hombre, incluso, ni cuando pasaba el tiempo con mi esposa me sentía tan eufórico.

-Nunca te lo he preguntado…-pronunció mientras tomaba asiento al lado mío y lo invitaba a tomar un poco de vino-¿Cuál es el motivo por el que estás aquí?

-Una amiga-mentí descaradamente para mantener oculto mi matrimonio-Tiene una enfermedad… y bueno, yo la quiero mucho y encantaría poder ayudarla.

-¿Acaso no puede ayudarse sola?-preguntó siendo muy insensible y quizás agrediendo a mi esposa.

-Bueno, es que ella…-Dudé mi argumento por unos segundos, no quería decirle la verdad, que esa mujer en realidad se trataba de mi esposa y que por el cariño que le tengo… vine hasta aquí.-No puede conseguir trabajo-Expliqué con simpleza mientras tomé mi copa y bebí un poco de vino.

-¡Mujeres!-Exclamó de una manera algo sarcástica-Por eso yo prefiero no tenerlas, ya he tenido demasiadas malas experiencias con ellas.

Fue como si mi mente hiciera un crack en ese momento, quizás dentro de mí, había un lado que aún no conocía, curvé mis labios en una sonrisa algo torcida, no sabía bien lo que sentía en ese instante. Todo era muy extraño, hasta que comprendí la razón… ¡Le estaba siendo infiel a mi mujer dentro de mi corazón! No podía creer lo que estaba admitiendo, ese hombre me atraía demasiado y no, no había caso negarlo. Ahora con sólo escuchar su voz, mi corazón latía más y más fuerte, mis manos temblaban, mis ojos adquirían un brillo especial que parecía ser exclusivo para él. Claramente debía callar todo lo que estaba pasando por mi cabeza.

Ya en la tercera semana estábamos más unidos y eso, por una parte, me hacía muy feliz lo de llevar cierta relación con él, pero por la otra, me entristecía que esto no pasara la amistad.
En la cuarta semana y última de nuestra convivencia nos tocó el día más frío de todos los que hemos tenido que pasar. Entre los dos juntamos ramas y todo lo que pudiera servirnos para poder prender una fogata, para que nos defienda del clima. Me encantó verlo tratando de prender el fuego y denotar su concentración en ello, me hizo amarlo más. Bajé mi mirada lentamente y volví a observar sus labios, sentía que me llamaban, estaba tan deseoso por un roce de ellos que no noté que él se dio cuenta de que lo estaba mirando y me llamaba al parecer preocupado, porque no le respondía. Colocó sus manos sobre mi hombro tratando de que reaccionara. Cuando lo hice, me preguntó cómo estaba, pero poco podía responderle en ese momento al estar idiotizado viendo sus labios…

La helada noche, además de la baja temperatura, trajo consigo un enorme manto de expectativas, que creamos él y yo al sacar todas las cosas que había dentro de la carpa e internarnos en ella para dormir juntos. Una vez dentro comenzamos a platicar de temas que todo hombre toca, fútbol, automovilismo… hasta que en un santiamén, la conversación cesó y un silencio muy incómodo hizo acto de presencia, en ése instante, mi mirada se encontró, como muchas veces en nuestra estadía, con la suya. Eso fue la gota que colmó la copa, no pude resistir más. Coloqué mis manos en sus mejillas, lo miré fijamente a los ojos y susurré un leve “perdóname” muy cerca de su oído y lo hice estremecer, una disculpa para él por mi incapacidad de soportar aquél deseo y claramente para mi esposa. No noté ninguna oposición de su parte, así que lo atraje hacia mí y deposité suavemente mis labios sobre los suyos. En ese momento me sentí extasiado, la calidez de sus labios era algo indescriptible, mi corazón latía descontroladamente, experimenté una sensación de alegría tan grande que no tenía comparación con nada, ni cuando me casé, ni siquiera cuando nacieron mis hijos, era fantástico. Su labio inferior se perdió en mi boca, dándole pequeños sorbos y mordiscos, mientras yo continuaba sosteniendo su cara con mis manos. Las suyas lentamente se colocaban en mi espalda dando como resultado un tierno abrazo. El momento culmine de la noche llegó cuando su boca me permitió el acceso completamente, de esa forma, mi lengua entró en contacto con la suya, juntándose bajo la tenue luz de la luna. Finalmente, nos tuvimos que separar. Apartó su cabeza bruscamente, parecía arrepentirse de lo ocurrido y, de hecho, me pidió que nunca hiciera referencia a lo acontecido esta noche.

Así transcurrieron los últimos días de la semana, con él evitándome y tratando de dirigirme la palabra lo menos posible. ¿Acaso era tan difícil que aceptara su realidad? La homosexualidad es algo que muchas personas poseen y, quizás, algunas otras no la quieren ver. Muchos son discriminados por ello y la ignorancia de la gente no les deja ver, que no es algo que quieran, sino algo que sienten. La sociedad es muy dura respecto a esta tema… pero, ahora que descubrí mi verdadera situación, puedo darme cuenta que en realidad nunca estuve enamorado de mi mujer, quizás sólo era una obsesión o tal vez, una especie de escudo que me protegía de reconocer mis verdaderos preferencias sexuales. Nunca me tendría que haber casado, ni tener hijos, ahora vivo una mentira…

Y así, terminó el verano más feliz de mi vida. Finalmente conseguí el dinero para pagarle a mi esposa la operación y pudo salvarse sin problema alguno y mi corazón ya tenía nuevo dueño, él. Nos tuvimos que separar, yo regresé a la ciudad con mi familia, después de todo, no puedo abandonarlos y él quizás volvió a su lugar de origen o quizás vaga por las carreteras sin rumbo alguno, quién sabe… Solo sé es muy probable que no nos volvamos a ver, pero que nunca me olvidaré de la persona que me hizo ver la realidad, nunca olvidaré a ese hombre… “Heros”.



Aclaración:Dragon Khan es el nombre de una famosa montaña rusa.

Inspirada en la película y novela "Brockeback Mountain"