Para la actividad "El otro lado de la historia". Acá un One-Shot, espero les guste. Melyen No lo miraba con insistencia, sino casi con desprecio. Sus latidos descendían en rapidez conforme iba entendiendo que las cosas no iban a marchar como lo habían estado haciendo todos esos meses. Sus ojos inquisitivos, sin embargo, no cesaban de seguir con amarga fiereza a la nueva adquisición. Un precioso Flareon correteaba por el pasto, siguiendo a la señorita Fany. Ese Flareon. El de su perdición y su caos. El de su desprecio. Relamió sus labios, y sus pupilas perdieron su brillo característico. Es que ya no podía seguir contemplando tal escena. Rodaba cuesta abajo su pequeña mente de Eevee atolondrado, intentando absorber escenas del pasado que le atormentaban, le cegaban y le partían su inquieto corazón. Ese Flareon que le había robado la gloria. —¡A correr! —gritaba tenazmente la señorita Fany, haciendo lo propio entre las briznas y las hierbas frescas. El Flareon en cuestión, una poderosa criatura de fuertes músculos e intenso color carmesí y crema, trotaba con galanura, sus movimientos épicos le hacían ver más formidable de lo que ya de por sí era. Echado sobre un montecito de tierra cercana, el Eevee contemplaba una escena desgarradora para él. Quedaba poco menos que la marchita silueta de su desesperanza. Ahí iban corriendo tras de la señorita Fany los sueños truncados de un pequeño pokémon cuya frustración ya ni quería superar los límites. Ahí estaban, cortadas, las eternas aspiraciones de una joven criatura ilusa. Cerró sus ojos con impotencia, con desgano y con las lágrimas golpeándole los párpados por dentro. ¿Era, pues, su culpa que la señorita Fany nunca lograra conseguir una roca evolutiva? ¿Cuántos meses a su lado, alimentándolo, velando su sueño por las noches? El Eevee no era una criatura que desembocara en pokebolas al ocaso. ¿Cuántas veces la señorita Fany lo hubo de peinar y acicalar para producirle mayor gracia estética al momento de los combates? Ah... y con qué ternura y con qué precisión cuidaba de sus dolores al término... Esa herida en la pata izquierda, ¿no se la había curado ella misma, con sus propias manos? “Vas a ser todo un Flareon”, solía decirle con esmero, susurrándole palabras vacías al oído, promesas desencadenadas. El Eevee asentía, solía asentir. Ahora asentía ante el precio de la realidad, las dichas trocadas por la amargura de un presente en inestabilidad emocional. El precio de sus cuidados fue la vista de un enorme Flareon corriendo por la hierba tras la señorita Fany. Y aún detrás de ellos, una silueta que el viento dibujaba, una figura que la imaginación rolliza y antipragmática le imprimía. A cuatro patas trotaba, galopaba, se sumergía en lo invisible y velozmente los alcanzaba, un Eevee de aire, un Eevee de nada, un intento fallido de Flareon, un Eevee por las lágrimas secas en sus ojos. Un Eevee débil, hijo de la vergüenza. La señorita Fany acariciaba la melena del Flareon. Luego le deslizaba su palma por la frente, encontrándola demasiado caliente. Quizá igual de caliente que la que la fiebre del pobre Eevee raquítico le concedía para amainar los sueños estúpidos. El Eevee se echó panza arriba y dejó de verlos. Contemplaba las nubes caprichosas y pesadas, pesadas del manantial desbordante de sus espíritus. Aquella tenía forma de Flareon, un Flareon poderoso, un titán engullendo a su criatura, un tímido Eevee, demasiado pequeño para su especie, demasiado literal en su calidad de cachorro. Un pobre espécimen. Ascuas se elevaron sobre el horizonte a primera impresión, el humo jaló la atención del Eevee. Aquello era simplemente magnífico. Una llama gestada en la garganta del Flareon arrojaba ascuas, intentando atacar a las nubes quizá. La señorita Fany aplaudía complacida, con el gesto de la condescendencia en sus labios. Las palmadas alentaban el ego del Flareon, y el Eevee se hizo pequeño. Un suspiro emanado de su interior le hizo encogerse más aún. Y se dio cuenta que de su garganta jamás saldrían ascuas o llamaradas. Porque la señorita Fany lo había olvidado. El Flareon era todo para ella. Pero no estaba nada mal tener un Eevee de colección. ___ Saludos.
Mmm, Cyg, muy interesante este Drabble. Me ratrae a DV xD Tu forma de escribir me recuerda en todo a DV, fic épico de los épicos. Los sentimientos de ese pobre y marginado Eevee los plasmas como con el fuego de Flareon en letra. Me gustó mucho, siempre le das un enfoque filosófico a las más infantiles historias, como la de pokémon y es bueno verlas por ese lado a veces para caer en lo que sería vivir realmente en ese mundo... es seguro que no todo serían batallas divertidas y entrenamientos... El léxico que utilizas es majestuoso, no tengo nada que decir sobre la perfectamente cuidada ortografía. O sea, leer esto es algo que da gusto y que nadie querría dejar de leer. Avisame cuando haya otro :) ¡Buena suerte!
Buena historia, pero no es entendible lo del inicio sí no lo relees hasta la parte de lo del eevee, deberías haber iniciado con ello para dar un punto de referencia más fuerte en la lectura. Sí jaja se confirma que no eres bueno en la introducción, pero se puede mejorar siempre. La historia es muy simple y buena, demuestra una tristeza y sentimiento, ésta sí está enfocada en pokémon de verdad, por que muchos olvidan pokémon que iban a entrenar por encontrar a otros mejores o más fuertes, un aspecto muy inquisitivo y que hace sentir culpable Solo mejora esas introducciones y serás mucho mejor
Sinceramente no sé qué problema o inconveniente le encuentra el querido usuario de arriba a las introducciones, si se lee una sola vez con atención se entiende bien, sin necesidad de releer algo o confundirse, es ese mi punto de vista al menos. Si bien no te centras mucho en eso de introducir al lector en la historia, tampoco es algo que le saque canas verdes a nadie, es entendible. Tirarse una hablada en toda la introducción le quita encanto al relato, si se voltean las cosas aún dichas de otra forma perdería esa esencia que se siente en tus relatos, Cygnus. En fin, fuera de eso, ya más sobre el escrito en sí. Hermosa ortografía como siempre (sí, de esa tan perfecta que me hace sentir medio inútil). Pobre y miserable Eevee, no hay otra forma en que pueda decirlo, es así. Se siente su tristeza y se entiende perfectamente la razón, quién no se sentiría de tal forma si se pusiera en sus zapatos, ¿o más bien patas? Un buen enfoque de la otra cara de la moneda del mundo Pokémon, no todo es como lo pintan, hay que recordar un poco el lado realista y sacarle provecho. Creo que no tengo nada más que decir. Saludos, cisne.