Boludo-Matic

Boludo-Matic

buenos dias, traigo mi último cuento, que hice para el concurso ehh, no se, ese concurso. en el que saqué el último lugar. me resultó muy gracioso que una de las juezas dijera que las palabras vos y sos son groseras. mein gott, es cierto que los argentinos nos la pasamos diciendo la "palabrota" boludo, pero las otras que hicieron para ganarse ese lugar?? jajaja.
tambien me dió mucha gracia que mencionaran que "no!!!!!!" estaba mal escrito... casi casi como si no hubieran leido el parrafo anterior.

igualmente me divertí tanto haciendo esto. no tienen idea.

dedicado a yuzu, ella sabe muy bien por que ;)
asique, sin más preambulos:

Boludo-Matic
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“La Princesa se levantó del trono y se dirigió hacia aquel Hombre, que la miraba fijamente. Se detuvo frente a él y le ordenó arrodillarse. El Hombre obedeció en silencio. La atmósfera se tornó gélida: Los Animales Imperiales dejaron su danza perpetua para acercarse a mirar, acercándose con pequeños pasos vieneses, cerrando una órbita fúlgida y vibrante con expectativas; sus complejas vestimentas resplandecían contra la oxidada piel de este Señor Anónimo. La Princesa elevó su símbolo real y, una vez más, repitió el procedimiento escatológico.”
“La Parca, serena y triunfante, atravesó la gran portada del salón y, entre susurros y festejos anónimos, besó la frente de su nuevo aliado. El hombre cayó al suelo. Todo había terminado, ¡Que milagro!”
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El tipo se levantó del banquito que ocupaba, en medio del escenario, y se perdió en el humo de un rincón oscuro. No lo culpo, con la mierda por la que nos acababa de hacer pasar yo también querría desaparecer. Es el problema con estos lugares. El problema con el arte. Es el problema con el mundo. Está lleno de pajeros, y uno es parte del circo más veces de lo deseable.

Tampoco es que pueda decir mucho, yo solo bajé la cabeza y me concentré en la birra que estaba tomando. La posta es que tengo vergüenza ajena, mucha; y este tipo de chabones son los que más me hacen sufrir. Con una chivita, remera a rayas blancas y negras, y tirantes (a la gondolero veneciano), anteojos de marco negro y a veces también una boina: un chico de cine independiente, de los más propensos a decir boludeces. Hablan de Kubrick, de lo facho que era Borges, de que el Pop Art ya fue, del Che y de Latinoamérica… Latinoamérica ¿Qué Latinoamérica? Y el único que se retuerce del dolor, de la vergüenza, soy yo, porque además no tengo medio alguno para callarlos.

Dos minitas se sentaron al lado mío y pidieron unos tragos. Creí que me iba a tener que comer ahora las alabanzas al salame bohemio. Siempre hago eso, como un masoquista reprimido, escucho todas esas conversaciones idiotas post momento intelectualoide. La rubia se pidió un daiquiri de melón y la tetona un destornillador. Traté de disimular que las miraba, tomé un sorbo grande, y terminé haciendo ruido al tragar. Siempre hago eso también.

“la parca anónima besó anónimamente al anónimo onanista”, dijo la tetona, y se rieron.
Se habían sentado muy cerca. La una de la otra, no de mí. Por ahí eran novias. Lastima que no estaban tan buenas. Igual sería genial si lo fueran.
“eso es lo de menos, ¿viste como armó las oraciones? ¿estaba tratando de demostrar algo?”, le contesto la rubia daiquiri de melón.
“Pero acá vos sos Mussolini, vos encontrás errores de estructura, yo lo ignore después de los tres primeros párrafos”, ¿Mussolini? de pronto me sentía en medio de una conversación en código, como en un film noir, “alguien me dijo una vez de un tipo que quería poner más de diez signos de exclamación para expresar la perturbación de un personaje cuando le quitaron su virginidad (aunque no recuerdo si fue a la mala o a la buena). Los editores se lo negaron, pero él estaba convencido de que era la única manera de que se entendiera como él quería que fuera”.
“¿Cuál es el punto?”, aparentemente era Melón la que tenía la posta.
“El punto es… “
No!!!!!!!!!! Tenía que mear. Justo en ese momento. Era como si no me hubiera dado cuenta hasta ahí, y estaba por explotar. Quería escuchar por lo menos como terminaba, solo un poco más.
“…el punto es que podés hacer cualquiera y…”
No. Era imposible. Me levanté casi saltando, estaba chivando. Destornillador dio vuelta la cabeza y cruzamos la mirada. Se veía tan idiota, había puesto una de esas caras por las que uno quema fotos, los ojos demasiado abiertos y la boca torcida.
“…y nunca vas a lograr decir lo que querías. Siempre, pero siempre, alguien lo va a ver torcido y te va a condenar por eso. O glorificar, sabrá Mandinga que es peor. Fellini odiaba ser reconocido casi únicamente por sus gordas tetonas.”, si no fuera porque se que nadie va a entenderlo escribiría capítulos completos, hablaría discursos magnánimos en formulas matemáticas. ¿Quién?
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En el baño la luz del fluorescente quemaba los ojos, y el olor a meo quemaba la garganta. Tan desagradable, este baño era un típico baño Trainspotting, de los que, si no estuvieras tan hecho mierda y/o desesperado, te haría vomitar al toque. Lo raro es que a este bar del infierno, y más en medio del invierno, no viene un sorete. Como llegan los baños a este estado, si solo son transitados por menos de cinco drogadictos por noche en promedio, es todavía un misterio.

Después de echarme el cloro –tanto alivio– volví, pero las chicas se habían ido. En la barra habían dejado un medio vaso de whisky, y después de tomarlo furtivamente me retiré haciéndome el boludo. Suficiente para una noche. Me ajusté la campera y salí, hacía un frio de cagarse y ni a palo conseguía un bondi a esta altura. Asique solo caminé. Caminé, conseguí alejarme del centro y de sus buenos tipos bastante rápido.


Más o menos después de esto todo empezó a irse a la mierda.


Venía por una avenida grande, pero que estaba desierta. Por la hora, por el frio, porque es en medio de la nada, por todo: estaba vacía.
Y de pronto.
Caballos.


Aproximadamente veinte caballos venían caminando, trotando despacito de frente, en fila y solos. Me acerque a ellos, o mejor dicho, esperé que llegaran a mi, y acaricié a uno, olía a fluido Manchester. Parecía uno de esos momentos surrealistas de un film d’art. Lo dudé. Quiero decir, que eso estuviera realmente pasando, pero la mano con la que había tocado al primer caballo me había quedado plateada. No, no, no era mágico ni nada, solo mugre.

Traté de besarlo, al mismo que había acariciado, pero me empujaba con la cabeza, asique lo dejé seguir a la manada, iban hacia otra avenida, más grande. Cuando llegaron hasta allá se descontroló todo, los autos subían a la vereda y eso.

Me quedé mirando un toque más. No podía creer el flash que me acababa de comer, pero no había otra, el olor a desinfectante seguía en mi mano, las drogas eran las incorrectas… por cinco minutos, en el mundo solo habían habido unos veinte caballos, escarcha y yo.
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Seguí caminando entonces, para el otro lado, para el que iba al principio, yo. No había ni un ruido, nada, los caballos y los autos se habían desvanecido. Desvanecidos en el frio, en el tiempo y en la escarcha. Solo escuchaba mis botas en el cemento, mis pasos en la noche. Siempre me gustó mucho eso, escucharme solo a mí.
Cuero, botas de cuero. De metal, con brochecitos de metal, con brochecitos de metal alineados. Y cordones cruzados entre los brochecitos de metal alineado en las botas de cuero manufacturadas. Botas baratas de cuero sintético, de cuero clásicas botas sintéticas, botas de de cuero sintético barato, y cuero clásico, altas, clásicas botas altas, botas de cuero manufacturadas en el Reino Unido, botas de cuero %100 sintético botas, buen cuero botas baratas botas de cuero, o sea, botas de cuero, botas de cuero baratas, cuero sintético, cuero sintético manufacturado en el Reino Unido compradas en una feria americana, populares botas de cuero, compradas en una feria americana %100 real muy baratas fabricadas en el Reino Unido, acidez desestabilizada, ácido en botas de cuero de alta calidad y bajo precio de cuero sintético con brochecitos de metal y cordón negro, cuero clásico sintético, producido con brochecitos de metal y herramientas hidráulicas, herramientas rizadoras hidráulicas y otros tipos de herramientas rizadoras, bombas de agua y reguladores de temperatura manufacturados en el Reino Unido y compresores de aire metálicos, ácido burbujeante, brochecitos negros cordones metálicos, film metalizado, film negro, reflectivo y holográfico, film holográfico, cordones reflectivos y zeatin trans-zeatin zeatin-riboside trans-zeatin-riboside para reducir la velocidad, para reducir la velocidad de Dios, el freno de Dios y la velocidad holográfica a bajo precio, en una feria americana manufacturada en el Reino Unido, con un regulador de temperatura y un proveedor de poder invertido, a temperatura regulada manufacturada en New York, forjado en Irlanda del Norte en el Reino Unido, fabricados y manufacturados con precisión metálica en un film de aluminio. Ácido, ácido estomacal vertido sobre botas de cuero sintéticas, %100 fluido desinfectante fluyendo por el estomago, ácido y garganta, el tramite de la apertura de la llave de paso para la liberación de ácidos holográficos manufacturados en Manchester en el Reino Unido, desborde estomacal regulando la temperatura acidulante reflectiva, boca y nariz vertiendo vertientes sintéticas de ácido trans-zeatin-riboside, por boca, por nariz, obertura %100 hidráulica, herramienta de bombeo con presión externa, botas de cuero vertidas en ácido vertiendo desde boca nariz estomago ácido y garganta con brochecitos metálicos y cordones negros, presión en el pecho exterior manufacturado en el reino unido desinfectado en New York. Extranjero, saliendo al exterior, ácido, presión extranjera. Vientre tos ahogo extranjero film vertiendo acido estomacal sobre cuero manufacturado en el Reino Unido comprado en una feria americana a bajo precio.

Yo. Vomitando. Sobre. Mis. Botas.
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Es solo unos minutos, un minuto o menos, pero es una eternidad. Una eternidad convulsionante que te sacude todo el cuerpo, alguien me estaba teniendo, sino hubiera caído de cara al charco estomacal que salía de mi boca y nariz. Eso es peligroso, uno de los mayores problemas. Consejo de amigos, cuando estés arruinado trata de acordarte, si te acostás que sea de costado o boca abajo. Puede salvarte la vida.

Entonces, un chabón me estaba agarrando y ayudándome a caminar (arrastrando) hacia una calle interior, por la avenida pasaba una patrulla, y nadie quiere despertarse en la seccional.

Paramos en la puerta de una casa, y nos sentamos en la vereda. Él prendió un pucho. Yo todavía estaba un poco ido, tenía calor y tenía frío, tenía la cara y las manos húmedas. Y las botas. Desde ese instante empecé a perder momentos. O no, es como si tuviera todas las partes, pero sin saber como armarlas, no sabía que venía primero, que había pasado o si todo era un déjà vu de algo que todavía no había pasado. Solo partes:

Me desabroché la campera para respirar mejor, tenía mucha sed y quería agua, sacarme los restos de porquería que me habían quedado adentro. El tipo me echó una mirada, a la remera. Una puta remera de los Dead Kennedys.

Me acuerdo una vez que llegué a casa del colegio. Mi nonno estaba en pedo, y cuando me vio pasar con ese símbolo marcado, la flashó con que era una esvástica. Fue horrible, me cazó del cuello, de atrás, y me llevó a su habitación. La pieza típica de anciano venido a menos, con pastillas por todos lados, humedad, olor a almacén, olor a alma seca. En la mesita tenía una bocha de diarios y un revolver. Pero eso no fue lo peor. De un cajón saco una medalla, chiquitita, y me la acercó a la cara. Era una mierda nazi. Creo que lloré el resto de la tarde…

Bueno, entonces, el tipo estaba tirado enfrente mío… no, tirado no, arrodillado, en cuatro, era una posición rara; bueno, y se había sacado parte de la camiseta para mostrarme un tatuaje que tenía. Levanté la cabeza para mirarle, pero estaba oscuro y no pude ver bien, era una bola toda negra, y le salían palitos para arriba y abajo, era de los Dead Kennedys pero como si estuviera todo mal hecho. Y entonces, entonces no se, estábamos abrazados, él tenía un olor a vino atómico y me hablaba bajito sobre Morrisey, y sobre su novia que lo había dejado, y sobre como le habían hecho mierda la mano, la derecha, tenía una cicatriz enorme, no la miré, pero le rodeaba todo el pulgar. Le pregunté como se había hecho eso, pero no entendió, o no respondió, o me olvidé.

“¿Tenés miedo?”, me preguntó varias veces. No se por que. Como a la tercera vez abrí los ojos, tratando de enfocar y ver que onda. Por ahí el chabón era re deforme y ni lo había notado. Pero no, no era, estaba bastante bien en realidad. Quiero decir, para ser un tipo tirando a viejo (20, 30, 40) y totalmente dado vuelta no estaba nada mal. Le di un beso en el cachete, intenté dárselo en los labios pero corrió la cara. Eso me hizo acordar al caballo y empecé a reírme como idiota. Le pregunté si los había visto, y le mostré la palma que me había quedado plateada, pero ahora estaba húmeda y se había salido.

“¿Tenés miedo?”, volvió a decirme. Esta vez no contesté, y no se que onda, pero lo siguiente que me acuerdo es que estaba caminando, y lo escuchaba llorarme un “no te vayas”. Y ahora si tenía miedo, y por más rápido que iba, él me perseguía y podía escuchar su “no te vayas” re cerca. Pero no, ni ahí, en realidad iba andando muy lento, arrastrándome contra la pared, y él seguía tirado en el piso.


Cuando llegué al edificio ya estaba amaneciendo. La puerta de entrada estaba abierta, y eso era raro, pero más raro era que el guardia de seguridad estaba atrás de esa puerta, como esperando, mirando.
“Cuidado, que hay un vampiro”, dijo… Paré en seco, no me arrancaba el cerebro para procesar que mierda había querido decir. Pensé ‘¿un chiste?’, me di vuelta y sonreí, el tipo estaba serio. Hay que darme un poco de crédito, estaba demacrado, eran casi las ocho de la mañana, y este tipo me hablaba de vampiros. Vampiros. Vampiros. Pensé, otra vez (y la deliré mal), era lo único que faltaba, para terminar esta noche de mierda. El último enfermito de la lista, dispuesto y preparado para: saltarme encima, romperme la cabeza contra una pared, abrirme como chancho, posiblemente destriparme y finalmente cogerse violentamente mi cadáver. Y entonces lo vi, el bichito pasó volando.

“¿Un murciélago?”, el tipo asintió. Empecé a temblar otra vez, a sentir ese gusto salado que viene desde adentro. Me di vuelta y encaré para el ascensor. No suelo usarlos, me marean, pero necesitaba llegar a casa lo más rápido posible. Abrí, cerré, tomé aire. Me tumbé en el suelo. Todo había acabado, milagrosamente.


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algunos comentarios.
muchas de las cosas que cuento aca me pasaron en la vida real, yo se que es patetico remitir directamente a la autobiografia para inspirarse, pero es que hay cosas que a uno le pasan que no puede simplemente ignorarlas: lo de los caballos me pasó hace poco, lo del tipo hablando de morrisey me pasó el año pasado (y en realidad fue mucho mas creepy), lo del nonno nazi me pasó hace años cuando todavia iba al colegio, lo del guardia de seguridad tambien me paso hace unos meses.

en fin, los comentarios se aprecian.