BAILE DE MEDIA NOCHE (Fan fic basado en DANCE IN THE VAMPIRE BUND)

§ BAILE DE MEDIA NOCHE §

P R O L O G O

Fue en el año 1431 cuando nació la leyenda, el padre de los inmortales había venido al mundo en Shigisoara una pequeña villa de Transilvania y se le conoció como Vlad III “El empalador” o DRÁCULA. Su historia cuenta los métodos de los que se valió para forjar un imperio de tormentos y sangre. Pero fue un diciembre de 1476 cerca de Bucarest cuando el mundo suspiró de alivio al darlo por muerto. Lo que nadie sabe es que Vlad no tenía la menor intención de morir en ese momento, por lo que un alma demasiado perversa como la suya no podía ser llamada a la “luz” si esta no se arrepentía, y a pesar de que la oscuridad lo reclamó para sí, Vlad no permitió que esta lo arrastrara al infierno… se libró de ella logrando al fin permanecer en el mundo sin encontrar descanso. Su esencia y espíritu permanecieron encerrados en su cuerpo, otorgándole el don de la carne eterna prosiguiendo con su existencia como lo había deseado, solo que ahora con un bajo perfil, escondiéndose entre las sombras de los rayos del sol, convirtiéndose en un cazador nocturno que reclamaba la sangre de otros para preservar la propia, así fue como una nueva especie había surgido mediante el vencimiento de la muerte, rodeada de mitos pasados a través de los años. Así fue en un principio, hasta que la virtud llamada “eternidad” se convirtió en una maldición… una especie de virus que amenazaba con exterminar a la humanidad, pues las víctimas de Vlad tras avanzar por el umbral de la muerte y pasar por el Rigor Mortis* regresaban a la vida para vivir como sirvientes del Voivoda** existiendo por y para la sangre como lo hacía su creador.

Fue entonces cuando la “Societas Draconistrarum” -que es como se le conoce en latín a la SOCIEDAD DEL DRAGÓN- intervino encomendando a un caballero neerlandés la tarea de forjar su propio escuadrón de exterminio, todos guiados por sus lemas de origen cristiano en el que se referían a la misericordia, al poder de Dios y a la victoria de Cristo sobre las fuerzas del mal. A partir de entonces el caballero encabezó encarnizadas batallas contra “los hijos de la sangre”, que rápidamente iban aumentando en número, debido a que Vlad había decidido engendrar hijos que mantuvieran su herencia sanguínea –más bien extender su linaje- y sirvieran de líderes para todos los inmortales que había creado con los años… y lo logró, al final tuvo 13 hijos que dieron origen a trece clanes. Pero el caballero inglés sabía que el paso del tiempo era un enemigo que no podría vencer, cada vez se hacía más viejo y quizás en algún momento la muerte lo alcanzaría. Por lo tanto él tenía el deber de dejar la seguridad de la sociedad en manos de un líder nato, alguien nacido y criado para combatirlos… ese líder sería su hijo Christoff que a pesar de que tan solo tenía 5 años de edad empezó a instruirse en su futura labor, hasta que su padre hiciera de él uno de los cazadores más letales y efectivos que la Sociedad del Dragón conoció. Con Christoff iniciaría una tradición familiar con la que los integrantes de su familia se ganaran el apodo de “Embajadores de la Luz” y desde luego el apellido se haría famoso permaneciendo en el mundo hacia la eternidad.

Las guerras silenciosas entre los hijos de la noche y los descendientes de Christoff derramaron mucha sangre y provocaron muchas otras batallas ajenas a la suya debido a que los ahora vampiros fungían como maestros titiriteros, controlando a importantes lideres como altos mandos militares, reyes y posteriormente presidentes. Por lo tanto los embajadores de la luz, requirieron permanecer en el anonimato como una leyenda, como si fueran la sociedad secreta en la que se había convertido la Sociedad del Dragón, “Los Templarios” o “Los Iluminati”, etc. Se retiraron temporalmente de las caserías para permitir que el ser humano común e ingenuo de la verdad enfrentara a los hijos de la sangre, dando origen a los míticos grupos de cazavampiros, mientras ellos dedicaban su tiempo y existencia a la creación de una estirpe semejante en inmortalidad a la de los vampiros, pero con una fuerza mayor y que no requirieran de la sangre o carne humana para sobrevivir. Fue así como los Embajadores de la Luz permitieron el nacimiento de un híbrido mitad humano mitad lobo y lo llamaron “licántropo”. Una criatura leal como un perro a su amo, inmortal y fuerte como un hijo de la sangre… un digno némesis creían. Y lo mejor de todo su poder transmisible únicamente por herencia genética, es decir de padres a hijos.

Los descendientes de aquel caballero inglés, regresaron de su retiro acompañados por esta nueva raza y nuevamente la batalla se libró, por 40 años los licántropos y sus amos lucharon hombro con hombro, aumentando el poder de los lupinos –como les llamaban- al grado de que desarrollaran habilidades extracorpóreas basadas en la fuerza espiritual a las que ellos llamaron “dones”: la phiroquinesis, el llamado de la brisa (wishmasters), percepción mágica, sudario entre otros son solo algunos de varios que desarrollaron y que han ocultado celosamente. Durante el periodo en que permanecieron al lado de sus amos los lupinos se dividieron en 13 tribus de acuerdo a la escala jerárquica, dones y a la pureza de su sangre y una vez pasado este se separaron de sus creadores para pelear por su cuenta contra los hijos de la noche. Viéndose nuevamente solos los Embajadores de la Luz, pidieron como una forma amistosa de que se les concediera su liberación, les enseñaran a utilizar algunos de sus dones, pero los licántropos no estaban dispuestos a mostrarles todos los que poseían así que acordaron enseñarles el “llamado a la briza”, el que lograran aprender otro dependería enteramente de ellos. A partir de ese instante los hombres lobo fueron independientes y se hicieron llamar “El Clan Gaia” muy a pesar de la división interna, todos estaban unidos por una entidad a la que ellos llamaban “la madre tierra” o “Gaia”.

La desesperación hizo presa a los vampiros cuando Vlad al fin había muerto durante un ataque a su castillo en Hungría, en donde fue decapitado por la espada del líder de los Embajadores de la Luz de esa época, el cual era conocido como Abraham. Desocupado el trono vampírico Ryu su primogénito subió al poder a pesar del disgusto de sus hermanos, quienes le dieron la espalda en vez de unirse a organizar un contraataque hacia los enemigos que habían tomado el castillo y que utilizaban el poder del viento para destrozar las tropas de los hijos de la sangre. Mientras tanto los lupinos organizaban efectivos atentados contra el resto de los hermanos de Ryu, de los cuales solo 4 salvaron la vida. Había pasado tanto tiempo desde que esta guerra se había iniciado que al fin, la Sociedad de Dragón decidió intervenir y detener este derramamiento de sangre, después de todo los vampiros podían considerarse derrotados y controlados. Por lo tanto a Ryu solo le quedaron 2 opciones: una aceptar una rendición pacifica ofrecida por la Sociedad del Dragón o poner el resto de sus tropas y esperar la derrota ante los lupinos, los Embajadores de la Luz y la propia Sociedad del Dragón. Sabiendo su situación decidió optar por la única alternativa que le quedaba para salvar su especie, así que se le hizo firmar un acuerdo en el que él se declaraba vencido y donde él y su estirpe aceptaban permanecer enclaustrados en Transilvania, sin salir nunca de ese territorio.

La guerra había terminado así los lupinos dispersaron sus tribus por el mundo en busca de una tierra en la cual asentarse. Mientras que los Embajadores de la Luz decidieron permanecer en Austria en espera de que algún hijo de la sangre viole el acuerdo e intente revivir la guerra que los había perseguido durante tantos años. Pero para esta labor los descendientes de Christoff utilizarían al fin después de tanto tiempo el apellido… Helsing.

 

Antes que nada gracias por avisarme sobre el color de letra, si leí las reglas pero como que se me fue el patín con ese detalle. Trataré de no violentar ninguna regla vale. Ahora les dejo el capitulo uno del fic, solo que como lo tengo escrito en una libreta y lo estoy capturando solo puedo ofrecerles por el momento algunos fragmentos así que cuando haya terminado este capítulo yo les habisaré. Es más no creo que no se den cuenta.

Capitulo 1​

REQUIEM ENIM ALIQUIS FRATER​

(REQUIEM POR UN HERMANO)​

Melancolía, tristeza… dos cuerpos postrados en el suelo, sacudidos quizás por espasmos de muerte, un hombre y una mujer juntos el uno del otro tomados de la mano; culpa, arrepentimiento… lágrimas sanguíferas cubren sus pómulos, mantienen sus ojos cerrados no quieren ver lo que han hecho; horror, rabia… labios barnizados de carmesí, afilados colmillos sangrientos asoman por las comisuras de sus bocas, pulso arrítmico, respiración dolorosa, la lluvia golpetea en el cristal del enorme ventanal del salón; duda, amor… un hombre observa la escena, apunta con un arma hacia los dos moribundos, su mano tiembla, sus ojos lloran, grita el alma ¡CALLENLA!; horror… relámpagos iluminan la estancia, un pequeño permanece inmóvil entre la pareja del suelo, cuerpo tibio, ojos opacos que miran el vitral de la anunciación frente él, rigor mortis, herida supurante en el cuello… ¿sangre?... no… sanguaza, tal vez; dolor… dos disparos, gritos, sabor a oxido ¿es sangre?, todo se ilumina, flamas y después nada.

23 de Marzo, ese fue el día en que la familia Helsing se vistió de luto, la muerte visitó demasiado pronto al más pequeño de la casa como si este la hubiera llamado y cual reina bruja, llegara ofreciéndole una manzana envenenada, eso hubieran sido mejor en comparación.

8:30 de la noche media hora después de que el pequeño Penrod de 5 años se retirara a dormir acompañado por su madre, quien siempre lo arropaba y juntaba sus manos para orar con él “Vater Unser”, después besaba su frente y antes de salir encendía una pequeña lámpara cuya pantalla giraba como un carrusel. –Te vemos mañana mi niño- decía amorosamente Richelle Helsing mientras desaparecía por la puerta. Quizás esas palabras abrían sido ciertas los días anteriores a ese, pero no hoy, había algo en la atmosfera que había puesto nerviosos a los otros dos hijos de Ariel, el actual líder de los Helsing, era un temor al que él relacionaba con el vendaval que se desataba fuera de la mansión, con sus atronadores relámpagos iluminando los cielos y provocando bajas en la corriente eléctrica, un asunto del que no tenía porque preocuparse puesto que la mansión poseía su propio generador de emergencia, lo que sí lo mantenía con pendiente era el estado emocional de sus hijos Penrod, Jarvia y Floy de 5, 9 y 12 años respectivamente, sus 3 niños cuyo miedo por los rayos llegaba como fobia.

Si por él fuera habría salido en medio de la tormenta y usando su poder como wishmaster la abría disipado hasta aclarar completamente el cielo, ofreciéndoles a todos una noche estrellada y posiblemente con luna llena. Pero sabía que eso desobedecía las reglas impuestas por sus antepasados:

“Nunca utilizaras el don del viento en contra de la naturaleza y de la voluntad de Dios”​

Pero que importaba que afuera la tormenta cobrara fuerza, después de todo los niños insistieron en que no eran los rayos los que los tenían tan ansiosos, así que por Ariel la tempestad podía seguir bañando los muros estilo victoriano, impedir la visibilidad a través de los cristales de todas las ventanas e incluso hacer que el suministro eléctrico fallara, siempre y cuando esta no amenazara la vida de todos los habitantes de la mansión.

Ciertamente solo tenía que preocuparse por un solo asunto… su deber como descendiente directo de Christof, pero si solo era eso ¿Por qué se sentía tan inquieto como sus hijos? ¿Acaso lo que sentía no era ansiedad sino un presentimiento? Un presentimiento como el de que su familia estaba siendo acechada de cerca. O tal vez solo había sido el extraño comportamiento de Penrod al llevarlo su madre a dormir.

-¿Por qué no habrá querido entrar? – pensó – a lo mejor se trató de un berrinche por dormirlo temprano-

Muchos asuntos congestionaban la mente de Ariel, que aturdido se dejó caer sobre el costoso sillón reclinable con forro de cuero café de su despacho, su segundo lugar favorito en toda la casa, su pequeño rincón en el que podía darse el lujo de despejar su atareada cabeza –sus hijos tenían estrictamente prohibido entrar sin su autorización- además con los cristales de 3 cm en las ventanas, el ruido callejero apenas y se colaba en el interior.

Ariel mantuvo la vista sobre la lámpara de escritorio que tenia a la izquierda, observando con detenimiento la pantalla metálica con sus ojos verdes aceituna, estaba pensativo ni siquiera se dio cuenta cuando recargó el codo derecho sobre el brazo del sillón apoyando a su vez el mentón sobre la palma de la mano, completamente sumergido en la preocupación que le causaba su hijo quien nunca se había comportado de esa forma –Al menos no para ir a la cama-.

Ariel a sus 48 años no era un hombre al que fácilmente se aturdiera con los asuntos del trabajo y la familia, pero desde hace un año la habilidad que tenía para organizar sus pensamientos y prioridades se había venido abajo gracias a Mina Tapes, la actual soberana de la comunidad vampírica que hace un año había sido victima de una rebelión por parte de su propia parentela, quienes no solo la derrocaron sino también expulsaron del castillo en Transilvania y había solicitado la ayuda de la Sociedad del Dragón para buscar un país en el que ella y sus congéneres pudieran habitar.

Pero desde que ella salió de Rumania la situación saltó por los aires, varios vampiros salieron con ella bajo la excusa de seguir a su reina y en cuanto tuvieron la oportunidad huyeron a diversas partes del mundo. Incluso había tenido noticias de los Wendigo en las que le decían haber encontrado vampiros en Norteamérica y que sin duda estos ya habían cobrado vidas humanas tanto en ese país como en México y Latinoamérica. Todo se había salido de control y todo por culpa de esa…

-Ramera inmortal –​

Ciertamente ella tenía control sobre la mayoría de los hijos de la noche, pero algunos se había negado a obedecer su llamado el día que inauguró el Bund.

-El nuevo país de los vampiros- dijo Ariel saliendo al fin de su trance, acercándose lentamente al enorme escritorio estilo inglés ubicado frente a él, y jaló el cajón que tenía en medio –Debía admitir adoraba ese escritorio antiguo de madera de ébano y tapiz de cuero verde que su bisabuelo había comprado cuando llegó a ser la cabeza de la familia Helsing-. Buscó al fondo del cajón un pequeño libro negro con pasta de cuero un poco maltratado -¿Qué debo hacer? ¿Cómo debo actuar? Por favor guíame Se…- murmuraba cuando se obligó a interrumpirse, debido a que había escuchado que alguien corría hacia su despacho.

Las puertas de doble hoja se abrieron de par en par dejando entrar a una aterrada Jarvia, quien se arrojó sobre el regazo de su padre a la vez que trataba de ocultar su rostro en el pecho de Ariel, preocupado y confundido dejó el librito negro a un lado para calmar a su hija, pero ella no parecía responder a la protección de él, solo permaneció callada sin soltar a Ariel. -¿Qué te pasa Jarvia?- dijo él con voz suave –dime que te pasa-.

Jarvia no habló, solo se separó de su padre sin verlo a la cara y lo jaló de la manga de su camisa como si tratara de mostrarle algo. Ariel no hizo caso a eso, solo rodeó los hombros de su hija con un brazo y con la otra mano la tomó suavemente de la barbilla obligándola a verlo a la cara. -¿Acaso no confías en mí?- dijo tratando de comprender el comportamiento de Jarvia, ella asintió con la cabeza mostrando una expresión de miedo en su rostro. –Bien entonces cuéntame- insistió Ariel un poco preocupado, eso lo presintió la niña quien se acercó a él intentando abrasarlo por el cuello y le susurró al oído –Papá… Penrod no está en su cama y la ventana de su cuarto está abierta-.

Ariel reaccionó levantándose de un salto del sillón mientras sentaba a Jarvia en su lugar. –Quédate aquí- dijo a la vez que salía del despacho, cerrando tras de sí las puertas con llave. Imposible… no puede ser… tiene que ser un error, Ariel se dirigió dando grandes zancadas a la escalera que se encontraba frente al recibidor, alfombrada desde el primer peldaño hasta el segundo piso, era amplia y alta hecha de mármol y con un precioso trabajo en la figura del pasamanos al pie de esta, que consistía en el busto de el primer caballero Helsing en el lado derecho mientras que al izquierdo se encontraba el de Christof, al llegar al descanso de bifurcaba en dos. Ariel la subió lo más rápido que sus piernas le permitieron, tomando el brazo del lado izquierdo para ir a la habitación de Penrod. Una vez que llegó al segundo piso hecho a correr por el amplio pasillo con la cabeza hecha una hoya de grillos, temiendo que sus actuales sospechas estuvieran ligadas al comportamiento de Penrod y que a pesar de que registrara el cuarto a conciencia no hallara en ella a su hijo.

 

Hola sorry por la tardanza he estado ocupada, pero ya estoy de regreso (y todos han de decir: NO NOOO SEÑOR ¿QUE HICIMOS PARA MERECER ESTO?). Bueno aqui traigo otro pedazo del capitulo 1.

Capitulo 1​

REQUIEM ENIM ALIQUIS FRATER​

(REQUIEM POR UN HERMANO)​

El pasillo era largo y bien iluminado por una serie de lámparas incrustadas en el techo, los muros estaban pintados de un tono crema que contrastaba con el piso de madera con alfombrado marrón otorgando generosos revotes de luz para notar las molduras en el traga polvo. En las paredes colgaban cuadros impresionistas un poco distanciados el uno del otro, cuyas imágenes pasaban como un colorido borrón ante Ariel que recorría a paso presuroso el pasillo, ya que las habitaciones de sus hijos menores estaban de ese lado de la casa y temía que Floy llegara a darse cuenta de la situación.

Vio la puerta de la recamara de Jarvia abierta,-la pequeña que había presentido algo con respecto a su hermano menor-, luego frente a esta se hallaba la de Floy quien al parecer no se había enterado de nada, eso era un alivio y al final del mismo lado que la habitación de Jarvia y con la puerta entre abierta estaba la de Penrod en donde se percibía un colorido haz de luz proveniente del carrusel de la lámpara de noche.

Ariel abrió lentamente la puerta con el brazo izquierdo y con el derecho buscó a un lado del marco el apagador –clic- sonó cuando lo presionó. La alcoba quedó completamente iluminada por una lámpara que colgaba del techo, en su pantalla mostraba algunas versiones tiernas de los personajes clásicos de Disney. Ariel no se separó del marco de la puerta al ver el desorden en que se encontraba todo.

La cama totalmente distendida con las sabanas y colcha tiradas en el suelo, el armario con sus dos puertas abiertas y parte de su contenido esparcido por aquí y por haya, el baúl de juguetes volteado se podría decir que la recamara había sido volteada de cabeza. Poder atravesar todo el tiradero, podría haber sido una proeza, pero para el líder de los Helsing no constituyó un problema, entró decididamente a la recámara haciendo a un lado los objetos a su paso con el don del viento, -Penrod…- susurró – PENROD… - alzó la voz pero no escuchó nada, su hijo no respondió a su llamado. Ariel siguió recorriendo el cuarto con la mirada, cuando de pronto las cortinas bailotearon espeluznantes dejando entrar un ventarrón que cerró de golpe la puerta, él se acercó lentamente a la ventana imaginándose lo peor, cuando escuchó sus pisadas húmedas, al bajar la vista vio que estaba parado sobre un charco de agua proveniente de la ventana e igualmente vio una serie de pisadas a un lado de este, demasiado grandes para ser de su hijo y demasiado enlodadas…

No necesitó ver más Ariel salió corriendo casi resbalándose al llegar a la puerta, buscó su celular en el bolsillo de su pantalón. –Tala… reúne a mis hijos y a Richelle en la habitación del pánico y alerta a todos… alguien se llevó a Penrod… -la voz le flaqueó – que nadie salga de la mansión y registren el perímetro, que se revisen las cámaras de seguridad… ¡ENCUENTREN A MI HIJO!-

Quien iba a pensar que la búsqueda insistente de un padre por su hijo, diera frutos tan pronto, bueno eso es cuando se poseen los recursos necesarios y desde luego el poder para lograrlo. En poco tiempo la mansión se vio envuelta en una actividad constante, los reflectores del jardín se encendieron a pesar de la tormenta, algunas lámparas de mano surgieron en la oscuridad buscando huellas bajo la ventana de Penrod. Todas las luces de la casa se encendieron y la servidumbre buscó al pequeño por todos lados.

En el segundo piso en el ala este un joven de casi 2 metros de estatura con los ojos azules, el cabello rubio y ligeramente largo recorría el laberinto de pasillos a la vez que se retiraba de los ojos algunos mechones de pelo provenientes del fleco. Casi trotando formaba con su uniforme negro una sombra que pasaba veloz tocando las puertas de los dormitorios. -¿Qué pasa Tala?... ¿Por qué se movilizaron los guardias? – dijo un joven increíblemente atractivo de unos 19 años, que cerraba su chaqueta estando afuera de su habitación, estaba decidido a averiguar lo que estaba pasando.

-Amo Alger, su padre me ordenó llevarlo a usted, a sus hermanos y a la señora a la habitación del pánico – respondió en tono tranquilo a la vez que tocaba la puerta continua a la del joven – así que por favor venga conmigo.

-¿Mis hermanos y mi madre están a salv….?- insistió Alger

-La señora Richelle y la ama Floy están ya en el refugio – interrumpió Tala- a Jarvia la lleva el mismo señor… solo falta usted y la señorita Jillian.

-¿Y Penrod También esta con mi padre?- dijo el joven mostrando en sus ojos color esmeralda un gesto de preocupación porque el guardia no mencionara a su hermano –responde… ¿Penrod está con mi padre?

El chico rubio no respondió a la pregunta, solo desvió la mirada mostrando el gesto de quien no puede hablar del asunto –le responderé cuando estemos en el sótano- respondió cortante, estando a punto de tocar nuevamente la puerta, pero no necesitó hacerlo pues esta se abrió mostrando a una chica castaña, hermana menor de Alger por dos años. –No necesitas explicarme nada, lo escuché todo- dijo ella saliendo de su habitación cerrando la puerta al mismo tiempo.

Alger y Jillian poseían un aspecto aristocrático, no había duda de que eran hermanos, ambos tenían una imponente elegancia heredada definitivamente de sus padres. Eran altos –sobre todo Alger- con la piel ligeramente trigueña, el pelo ondulado y castaño claro, largo hasta la cintura Jillian mientras su hermano lo llevaba al estilo DiCaprio en la película Titanic, atléticos de complexión pues su padre se esmeraba en que sus hijos mantuvieran una buena condición física.

Tenia las facciones ligeramente pronunciadas, perfil recto, labios ligeramente carnosos podrían haber pasado por gemelos pero los ojos era lo que les daba una enorme diferencia. Jillian era de ojos almendrados y azules. Se detectaba en ellos una personalidad tímida como una niña pero con la madures de una mujer adulta. Mientras que Alger era de mirada penetrante natural de un temperamento fuerte sin embargo era lo espeso de sus pestañas lo que le daba un aire seductor.

Ninguno de los dos hermanos habló en el camino hacia el refugio, simplemente seguían a Tala a paso presuroso tragándose cualquier pregunta con respecto a lo que estaba pasando. Jillian a presar de medir 1.65 de estatura tenía problemas para seguir las enormes zancadas de los dos chicos que la acompañaban, sobre todo las dadas por el rubio con sus largas piernas, pero antes que quejarse por la dificultad de seguirlos, la joven les daba alcance a veces a trote, a veces caminando… no quería parecer un estorbo para ellos.

De vez en cuando Tala volteaba ligeramente hacia atrás, viendo a Jillian por el rabillo del ojo, constatando que los dos lo siguieran, cuando ella lo percibía desviaba la mirada en espera del momento en que él volteara al frente, en cuanto lo hacía ella volvía a observarlo con detenimiento, como estudiando la perfección de su joven rostro cuando lograba ver algo más que su amplia espalda, que debía reconocer el chico era puros hombros.
Así bajaron fugases la escalera, recorriendo la casa hasta llegar al sótano, un lugar que Alger detestaba profundamente por la sangrienta historia que seguía ese lugar, aunada a la grotesca arquitectura innegablemente antigua, construido a base de piedra como en la edad media, en la que la humedad se percibía en el aire congelante.

Tala presionó un interruptor en el muro al inicio de la escalera, la estancia quedó iluminada y le cedió el paso a Alger quien bajó rápidamente seguido por Jillian. Los tres quedaron inmóviles al pie de la rustica escalera de piedra, observando un espejo colocado frente a esta el cual Alger ayudado por Tala jalaron rebelando a su vez una compuerta metálica, cuyo mecanismo de apertura era activado por un lector de retina ubicado al lado derecho del marco. Se escuchó el clic procedente de los engranajes que abrían la entrada deslizando la placa hecha de una aleación de titanio a un lado. Alguien había pulsado el botón de acceso desde el interior del cuarto.

 

Capitulo 1​

REQUIEM ENIM ALIQUIS FRATER​

(REQUIEM POR UN HERMANO)​

Un haz de luz blanca deslumbró a los tres jóvenes que habían permanecido considerable tiempo en el sótano mal iluminado. –Ok ya estamos aquí como pediste… ahora cumple con tu palabra – dijo Alger con una marcada exasperación en su voz -¿Qué diablos está pasando?- permaneció inmóvil frente a la estrada, pero Tala con ademan le insinuó que entrara -¡No!... ya hicimos lo que querías ahora o me dices lo que quiero saber o yo mismo iré a conseguir respuestas- espetó Alger alzando la voz.

Tala no respondió -de hecho ni los habitantes del refugio respondieron a la potente voz del muchacho- ni se le veía intimidado y menos extrañado por la actitud del joven Helsing, conocido ya como el más impulsivo y violento de los hijos de Ariel.

-Por favor Alger… no seas tan problemático, si papá dio la orden debe ser por una buena razón – dijo Jillian que tratando de calmar a su hermano, entró al compartimiento jalando del brazo a su hermano. El refugio que tenía forma de L estaba iluminado por lámparas colgantes de neón, a la izquierda se veía el rebote de luz proveniente de los monitores que estaban conectados al sistema de seguridad de la mansión. Siguiendo de frente y hasta el fondo se encontraban una serie de literas y unos refrigeradores con suministros de emergencia, como a dos metros de la entrada había una gran mesa metálica estaba sentada una mujer de 42 aproximadamente, vestida con un pantalón capri negro y una blusa semitransparente en rosa pastel que dejaba ver debajo una segunda blusa de tirantes en un rosa pálido, junto a ella una niña morena dormida sobre la mesa, la pequeña de facciones igualmente definidas que las de Alger y Jillian. Esa era Floy hermana menor de ambos.

-¡No! Acaso no estas harta de que nadie nos diga que es lo que pasa en esta casa- dijo Alger – ¡tenemos derecho a saber!… ¡también somos parte de esta maldita familia!

-Amo no maldiga a su sangre – interrumpió Tala –por ser parte los Helsing el señor me ha pedido que los trajera aquí sin decirles nada – justificó sin alterarse ni un poco.

-Entonces supongo que mi madre ya sabe algo de lo que está pasando… o me vas a decir qué ¿ni ella sabe porque esta escondida aquí?

-El señor la puso al tanto cuando venían para acá, ahora insisto entre por favor amo.
Alger se dirigió a su madre que hasta ese momento había permanecido callada para no despertar a Floy, -Madre ¿¡Que es lo que está pasando!?... si sabes algo dímelo- insistió Alger que no estaba dispuesto a quedarse de manos cruzadas. La mujer había permanecido con la cabeza agachada sin hablar, con algunos mechones de pelo cayéndole caprichosos sobre la cara. Al fin se atrevió a mirar a sus hijos mayores a la cara evidenciando con sus ojos grises que algo andaba terriblemente mal. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar, entre sus manos había ocultado un pañuelo el cual se puso a enrollar una punta. De repente se perdió en sus pensamientos y sus ojos amenazaron con volver a soltar a llorar nuevamente.

-tu… tu hermano… Penrod- la voz comenzó a quebrársele – desapareció –dijo Richelle casi con un hilo de voz a la vez que ocultaba su rostro entre sus manos, llorando a lágrima viva.
-¿desapareció?... ¿Cómo puede un niño desaparecer en una casa llena de guardias armados hasta los dientes?-dijo Jillian con un tono alarmista en su voz.

Pero nadie respondió la pregunta de ella, en vez de eso…

- No… mejor aun, ¿¡Qué diablos estamos haciendo aquí perdiendo tiempo!?... ayudemos a buscarlo- respondió Alger con un aire represivo contra su madre.

-El amo Ariel ordenó traer a su familia al refugio- dijo Tala -teme que se trate de un secuestro…

-¿Y qué? ¿Solo porque mi padre usa la palabra “secuestro” cree que me voy a intimidar?- interrumpió Alger

-Espere amo tiene que…

-¡No, no, no y no! Yo no pienso quedarme aquí esperando a que regresen diciéndome que a mi hermanito se lo tragó la tierra- Alger dio media vuelta dispuesto a marcharse cuando Alex lo sujetó del hombro.

-Alger no sea impulsivo… - dijo Tala tratando de detenerlo.

- ¡Suéltame! – De un tirón se quitó de encima la mano del guardia - ¡es fácil para ti decir cosas así!, ¡no se trata de tu hermano!... si es que tienes- respondió esto ultimo en voz baja -¡Jillian!... ¿vienes conmigo?

La chica asintió con la cabeza y justo cuando estaba por salir Tala le cerró el paso –lo siento pero las ordenes con respecto a las damas fueron muy claras- se justificó. De un sacudón Alger volteó enfurecido al escuchar aquello. -¿No la piensas dejar pasar?- preguntó Alger entre dientes, mientras desafiaba a Tala con ojos rabiosos y este le mantuvo la mirada sin mostrar un poco de desconcierto. –Pregunté ¿si no la vas a dejar pasar?- la voz de Alger sonó con potencia en el vacio sótano, en él solo había una cava con botellas de vino muy costosas.

-Lo siento amo pero según la jerarquía, las órdenes de su padre son más validas para mí – dijo Tala insinuando que se disculpaba pero era obvio el sentido de sus palabras. – Además el amo Ariel previó que usted desearía ayudar y me dijo que si eso sucedía no le detuviera – Tala hizo una pausa suspiró y –pero también me ordenó que bajo ninguna circunstancia dejara salir a la señora o a sus hermanas.

Alger no había olvidado la respuesta que le había dado primero, así que dispuesto a quitar del paso a Tala se paró frente a él, Tala era increíblemente alto 1.95 quizás y era un poco más corpulento que Alger quien apenas le llegaba a la barbilla, sin embargo Alger tenía de su parte el don del viento, además era sabido por todos que era más violento que su hermano mayor Estefan.

-No, Al, no te preocupes, son ordenes de papá después de todo y no quiero que me grite hasta que se le salten las venas del cuello- interrumpió Jillian temiendo que su hermano atacara al joven rubio.

Alger por su parte tuvo que obligarse a si mismo a controlar su explosivo carácter dándoles la espalda repentinamente –como quieras- dijo mientras subía la escalera. Jillian y Tala soltaron un suspiro, de alivio ella, de exasperación él. Pero sin duda algo que los obligó a verse a la cara con un gesto de humorística complicidad.

Tal vez ese no era el momento apropiado para observar con detenimiento a Tala, al menos eso pensó Jillian, pero tenía que admitir que otra oportunidad como esa no tendría para verlo con detenimiento ya que el nuevo elemento de su padre parecía una sombra detrás de él. En el instante en que ambos suspiraron él había emitido una sonrisilla tímida, ella lo había notado pero lo que había llamado poderosamente su atención eran esos ojazos tan azules que tenía enmarcados por una melena rubia larga hasta los hombros ligeramente dispareja como el estilos de los cantantes de rock, con sus mejillas de piel pálida y tersa, su perfil no era muy recto quizás debido a alguna pelea, pero en definitiva su boca y esos ojos eran lo mejor que de ese hombre, aunque desde cualquier ángulo era muy apuesto. Que a simple vista se percibía y transmitía a los demás su carácter reservado y de sonrosa difícil, podía atreverse a decir que tenía el mismo temperamento que su padre, o quizás era su apariencia.

 

Hola GeMonts, gracias por tu crítica, esos pequeños detalles como tu los llamas son igual de importantes que los grandes. Y bueno aqui traigo otro fracmento del episodio 1 espero guste.

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Capitulo 1​

REQUIEM ENIM ALIQUIS FRATER​

(REQUIEM POR UN HERMANO)​

¿Ocurre algo señorita?— dijo Tala extrañado y sacando de sus pensamientos a Jillian.

—Ah… disculpa si te incomodé— respondió sonrojándose porque la había pillado mirándolo con tanta insistencia, su boca se abrió como tratando de decir algo y al no poder, enmudeció incapaz de seguir con todo eso, incluso hasta ese momento se dio cuenta de que la sonrisa que había tenido segundo atrás se había desvanecido.

—No, no me incomodó para nada— dijo Tala — es solo que pensé que querría preguntarme algo.

Jillian levantó la vista lentamente hacia él, esperando que realmente no se hubiera sonrojado demasiado y lo vio a la cara con sus mechones de cabello cayéndole sobre el rostro – Si quería pero ya se me ha olvidado- dijo al fin de unos segundos, pero era obvio que estaba mintiendo, de eso se dio cuenta Tala, tan solo estudiando las gesticulaciones de ella.

Alger había echado a correr en cuanto salió del sótano preguntándose ¿dónde podría estar su hermano? o mejor aun si realmente alguien había tenido la audacia de entrar a la mansión para secuestrarlo, esa opción le había parecido algo improbable, considerando el hecho que en toda ella había por lo menos cuarenta personas entre servidumbre, guardias, desde luego su familia y otros tantos que aun se preguntaba ¿para qué estaban ahí? Así que de alguna manera los guardias se habrían percatado de la entrada de algún desconocido a través de las bardas o quizás el susodicho era tan aventado como para intentar algo por la puerta principal. —claro y después tener que enfrentarse no solo a los rifles de asalto Hk-G36 sino también a los elementos especiales— en todo caso si la alarma de intruso no se había activado es significaba que su hermano seguía en la casa y dadas las dimensiones de esta es posible que un niño de cinco años se pierda.

—Ay Penrod, espero que no estés jugando a las escondidas, porqué eso significa que estarás castigado hasta que cumplas 70— pensó mientras se dirigía al jardín. Pero si reflexionaba lo que acababa de deducir tenía mucha lógica. Penrod tenía que estar en la casa y considerando que su padre pensó en un secuestro es porque se dejó llevar por las pruebas que encontró y mas aun que al niño lo sacaron de la casa sin tomar en consideración otra posibilidad. —fácil la entrada y la salida ¿Qué?— pensó —la casa está resguardada por bardas de casi 3 metros, más los guardias en las entradas, hay censores de movimiento en el jardín y cámaras de circuito cerrado por todos lados menos… en la segunda planta en el cuarto de juegos— Alger se detuvo en seco justo cuando iba llegando al recibidor y dando media vuelta hecho de nuevo a correr hacía la escalera frente a él. Albergando la esperanza de encontrar a Penrod.

Saltando escalones de dos en dos llegó en cuestión de segundos al descanso en donde escuchó una detonación que le heló la sangre. La casa estaba libre del personal de seguridad, el balazo se había escuchado aun más fuerte y a Alger no le cabía duda de que eso que escuchó fue causado por un arma de fuego, quizás una beretta —¡No, por favor no!… ¡Dios mío no lo permitas!— murmuró para sí echando a correr una vez más, esta vez hacia el cuarto de juegos una habitación más allá de los dormitorios de sus hermanos menores pero a fin de cuentas en la segunda planta.

El cuarto de juegos ¿Quién se tomaría la molestia de revisarlo? Si después de todo, este se cierra por las noches, además de que para acceder a él se necesita pasar el lector de retina —como si no pudieran arrancarle el ojo a algún miembro de seguridad —. Desde luego el lugar perfecto para esconderse a esperar a que los guardias descuiden la salida secundaria para salir pitando. — BANG — otro disparo se escuchó proveniente de la dirección a la que corría. Alger sintió que el corazón se le detuvo durante todo el tiempo que el disparo resonó, pensando únicamente que a su hermano lo podía tener algún maldito infanticida, algún asesino profesional pagado por algún enemigo de su padre, si uno de esos que serian capaz hasta de volarle los sesos a su propia madre… por un buen precio, claro. O ya hablando de enemigos… un vampiro. — ¡No eso jamás!— grito su voz interna, justo cuando vio la puerta de madera del cuarto de juegos y sintió el crujir del suelo bajo sus pies.

No le quedó otra opción, Alger tuvo que caminar a paso lento para no hacer rechinar la madera del piso hasta llegar a la puerta, se acercó lentamente pensando —soy una sombra, un fantasma silencioso, soy cualquier cosa que nadie ve y nadie escucha… una cosa que se va a cargar lo que sea que esté allí adentro con mi hermano—. Cuando estuvo a una distancia considerable sujetó firmemente la manija de metal, sentir la frialdad del metal le dio una sensación de alivio, pero también lo hizo percatarse de que la puerta estaba abierta, así que de un empujón la abrió entrando al mismo tiempo a la habitación

El lugar estaba oscuro, pero no se trataba de una oscuridad absoluta, tenía una cierta iluminación que pasaba a través de los ventanales proveniente de los reflectores del jardín, en uno de ellos se divisaba un enorme vitral que plasmaba la escena de la anunciación. Relámpagos centelleaban y resonaban en el exterior mientras la lluvia golpeteaba en los cristales arrítmicamente. Pero la estancia aun en penumbra poseía plastas de oscuridad, no estaba bacía, en ella se percibían juguetes, una TV, una mesa de madera de cedro estilo Luis XV entre otras cosas que estaban perfectamente ordenadas.

 

Hola niños y niñas ya toy de regreso como lo dijeron las profesias jaja, Florentina grax por tus porras jeje las valoro muxio. Y bueno para no hacer la cosa más larga aqui ta el resto del episodio 1. Espero lo disfruten.

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Fin del​

Capitulo 1​

REQUIEM ENIM ALIQUIS FRATER​

(REQUIEM POR UN HERMANO)​

Alger avanzó con el seño ligeramente fruncido al fondo de la estancia, donde percibió un sonido semejante a un lamento ahogado, lastimero como el de una persona herida. Quizás se trataba de su hermano, que podría estar tendido en el suelo completamente inmovilizado de pies y manos, con una apretada mordaza en la boca, herido o golpeado. Alger no quiso pensar más en esa escena, en vez de eso prefirió creer que se trataba de uno de los supuestos secuestradores… No sabía, no podía quedarse únicamente con inútiles suposiciones, pero tampoco podía darse el lujo de dar la espalda para encender la luz, podría ser una trampa en la que caería en redondo. Pero seguía escuchando esos extraños ruidos y conforme se acercó empezó a distinguir dos figuras en el suelo, se trataban de dos adultos de eso no había duda. —Ventus inter scapulas— murmuró Alger invocando el don del viento, al instante una suave brisa formó un halo blanquizco alrededor de las manos del chico.

Esos tenían que ser los imbéciles que se atrevieron a entrar a su casa intentando llevarse a su hermano, los mataría… ya lo había decidido, pero antes les sacaría respuestas o quizás ese trabajo se lo dejaría a Raphael, sus métodos eran poco ortodoxos pero a fin de cuentas cumplían con su cometido. Al no ver movimiento, Alger se acercó lentamente teniendo poco cuidado con la distancia, después de todo estaba en guardia y con un ataque preparado.

De repente la luz del reflector se movió e iluminó un poco más el sitio donde ya hacían los dos cuerpos del suelo. — ¿Luther?... ¿Mallory?— dijo Alger con un hilo de voz, estaba sorprendido y horrorizado a la vez, eran sus dos hermanos mayores, los primogénitos de su padre… eran gemelos. Estaban en el suelo temblando por el dolor de la herida de bala en su pecho y en medio de ellos, el pequeño Penrod permanecía inmóvil con la cabeza de lado. Nuevamente la luz se movió e iluminó por completo la escena. En ese momento Alger pudo ver el cuello de su hermanito húmedo. Alger avanzó hasta ellos y casi a un metro una voz grave y masculina surgió –No te acerques más- era Luther que moviendo la cabeza a modo de que la luz alumbrara su rostro, rebeló el terrible dolor que lo inundaba.

— ¡LUTHER! ¡Hermano estás herido! ¿¡Qué pasó!?¿¡Por qué estás aquí!?- dijo Alger acercándose un poco más mientras bombardeaba con preguntas a su hermano, quien desde luego sabía que no lo hacía para molestarlo.

Luther no respondió nada de inmediato, trataba de reunir fuerzas para soportar el dolor del pecho y a pesar de mantener el seño fruncido, era evidente que era un joven muy guapo más alto que su padre, de cabello corto en color negro azabache y peinado alborotado que contrastaba con su piel blanca y sus ojos azules como los de Richelle pero ligeramente más separados, poseía el mismo perfil recto de Ariel, sus labios eran delgados y ocultaban sus preciosos dientes aperlados, joven de sonrisa fácil y cálida. — ¡No te acerques! Te digo- volvió a decir Luther en tono molesto —muchacho idiota… nunca haces lo que se te dice.

-Pero hermano ¿Qué dices? Déjame ayudarte- insistió Alger.

-¡QUE NO!- gritó Luther furioso, escupiendo gotitas de sangre con las que casi se ahoga — ¿No ves lo que Mallory y yo hemos hecho? ¿No te das cuenta?

-NO, no me dio cuenta, después si quieres me lo restriegas en la cara, ahora déjame ayudarte por favor, lo que sea que haya pasado nuestro padre sabrá solucionarlo — dijo Alger afligido por el charco de sangre que se había formado bajo su hermano.

-¡NO! … él ya no puede hacer nada por nosotros— Luther jadeó dolorosamente –es más, ya no me llames hermano… hace tiempo que dejé de serlo.

— ¡Pero qué estupidez más grande!— espetó Alger, acercándose más a Luther mientras se quitaba la camisa para hacer presión en la herida y de paso comprobar los signos vitales de Mallory. Se estaba inclinando para atender a su hermano cuando a punto de tocarlo, este alzó la cabeza siseando, mostrando en su feroz expresión sus enormes colmillos. Alger cayó hacia atrás sorprendido, pataleando para alejarse de Luther, sí, su propio hermano había tratado de tirarle un mordisco — ¿Qué cojones te pasó?... Luther eres… un vampiro— Alger llevándose la mano a la cabeza, estaba estupefacto, horrorizado. ¿Qué le diría a su padre y a su madre? ¿Cómo lo tomarían sus hermanas?

—Ah no se te escapa nada ¿cierto?— respondió Luther con una sonrisa fingida en su cara — Mallory también lo es… así que reacciona de una buena vez.

—Pero ¿Cómo sucedió? Luther por favor— insistió Alger temblando.

—Nuestra madre… que diga tú madre sabe todo, ella nos ayudó enviándonos al Bund antes de que la sangre nos sedujera pero no pudimos llegar… ¡Maldita sea! A ella pregúntale lo que quieras— Luther frunció el seño y se retorció de dolor, mientras de las comisuras de su boca empezaba a escurrir sangre— hazme un favor Alger… somos unos asesinos, lo que hemos hecho no tiene nombre, te voy a tomar como mi confesor.

—Oh vamos te pondrás bien… ahora tienes vida eterna… esa bala ni siquiera es de plata ni está bendi…

— ¡CALLA! y escucha — interrumpió— ya no soy tu hermano, Mallory tampoco lo es y como prueba de eso… Nos dejamos vencer por la sed— la voz comenzó a flaquearle —Nos arrepentimos de eso ¡te lo juro por lo que más quiero! Tomamos nuestras pistolas y decidimos matarnos el uno al otro, pero Mallory no tuvo valor para matarme y yo la herí pensando que ella me si se atrevería pero todo salió mal y ahora solo esta… inconsciente creo.

—Ya ve al grano… hermano ella estará bien pero y Penrod… ¿Qué hay con él?... —Alger enmudeció lentamente —No me digas que lo mataron… ¡USTEDES LO MATARON!— gritó temblando, pensando en las palabras que había dicho Luther antes. Ahora la humedad en el cuello de Penrod estaba justificada.

—No pudimos controlarnos… estábamos en nuestro límite— explicó Luther, logrando enderezar un poco su cuerpo lo suficiente como para apoyarse en ambos codos y observar a Alger, quien se puso de pie con la mirada perdida, se dirigió a Mallory contemplándo la parte visible de su hermoso rostro, ella era al igual que Luther de cabello ondulado negro, largo hasta los hombros, ojos azules y piel blanca y tersa pero sus facciones eran más delicadas, era preciosa.

Alger se agachó sobre ella tomándole la mano izquierda en la que tenía la pistola, se la quitó y besó la sedosa piel de la mano. —Alger ¿qué haces? no te le ha cerques— dijo Luther. Pero su hermano ni siquiera lo tomó en cuenta, se puso de pie con lentitud, cargó el arma, hizo la señal de la cruz y le disparó directo al corazón a Mallory y a Luther quienes de inmediato se consumieron en el fuego y se convirtieron en cenizas.

Alger volvió a apuntar con el arma, esta vez hacia Penrod y sintiendo la frialdad de sus lágrimas recorrerle las mejillas dijo —Adiós—. BANG sonó el disparo que destrozó el corazón del pequeño de 5 años.

 

Bueno aqui traigo el capitulo 2, solo que ahora se me ocurrió anexar música para ya saben ambientar más jeje. Bueno pues espero que lo disfruten y recuerden...

NOS VEMOS EN SUS PESADILLAS.​

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CAPITULO 2​

MATER AMORIS​

(Amor de una madre)​

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Esa noche o lo que quedó de ella, el dolor sumergió a la mansión Helsing en una opaca oscuridad, la tragedia de una muerte prematura, la pregunta ¿Cómo enfrentaré el duelo? ¿De dónde sacaré valor? Y luego ser el dueño de aquellas manos manchadas con sangre… la furia de poseerlas. —debería cortarlas de tajo— pensó Alger apretando los puños, como si deseara machacar los huesos en su interior, aun a sabiendas que eso no borraría su pecado él deseaba hacerlo, sin embargo el asco que le producían sus manos, no era mayor a su deseo de venganza contra el hijo de perra que transformó a sus hermanos. Sí, ya podía imaginar el dolor que le haría experimentar, el horror reflejado en su cara y su mirada, escuchar sus gritos clamando piedad convertidos en una sinfonía dolorosa y luego la posibilidad de enjuagar sus manos en la sacrílega sangre del vampiro. Tal vez era un pensamiento lujurioso y obsceno pero era una buena razón para conservar sus brazos completos.

— ¿Al es cierto que dice papá?— dijo Jillian apareciendo repentinamente en la entrada, buscando a su hermano entre las sombras — ¿Por qué estas a oscuras? Por favor di algo— suplicó la chica y de algún punto de la oscuridad, ella percibió movimiento. Sabía que su hermano estaba ahí, sentía su presencia, escuchaba su respiración y de repente apareció ante ella, como si de una escena de terror se tratara. — ¿Por qué gritas? Cualquiera diría que te salté encima con un cuchillo bien afilado— dijo Alger con su característico humor negro.

Jillian tomó aire y lo dejó salir lentamente, después dijo —Primero… eres un idiota… no eres lo que le sigue, ¿Sabes lo que se dice de ti? ¿Eh?— Alger se encogió de hombros como si eso lo tuviera sin cuidado, además se había percatado de que su hermana menor trataba de controlar su exasperación.

—Que mataste a Penrod… que le reventase el corazón de un balazo— dijo Jillian con los ojos húmedos por las lágrimas — ¿es cierto? Dime la verdad— en su voz había preocupación y su hermano al percibirlo borró la sonrisa burlona de sus labios.

— ¿Tú que crees?— dijo Alger con tono serio y su rostro sereno o al menos lo más sereno que podía.

— ¡Que es mentira! ¡Que es absurdo!— gritó Jillian al fin soltando a llorar, ocultando su rostro entre sus manos —Alger, por favor, la situación esta mal, dime la verdad ¿Qué fue lo que pasó?— insistió la chica enjugando sus lagrimas con el puño de su suéter, intentando evitar que su hermano viera su sufrimiento.

Alger no respondió, solo la observó detenidamente, ahí estaba su hermana menor usando su suéter de cashmere azul celeste, sus jeans negros, su cara estaba pálida por la falta de sueño, pero sus ojos a pesar de verse tan cansados y llorosos le recordaron los de su madre. Alger sintió un golpe en el estomago. —Madre… perdóname porque sí sé lo que hice—. La idea de ver a su madre reflejada en los ojos de su hermana, le hizo sentirse una especie de Caín moderno; y a pesar del temor a la reacción de Jillian al fin habló —Es cierto, yo maté a Penrod, a Luther y a Mallory — su labio inferior tembló, pero Alger hizo el intento por controlar esa aborágine sentimental en su interior y tras una lucha que creyó perdida por momentos, al fin se recuperó.

Pero para Jillian, el haber escuchado semejante confesión la dejó en una especie de shock, estaba incrédula, horrorizada o cualquier otro adjetivo que se pudiera aplicar. Jillian sintió que quería decir algo y abrió la boca esperando que las palabras salieran de ella sin tener que pronunciarlas, pero solo pudo llevarse la mano a la boca para acallar sus gritos. — no, no es cierto… ¡mientes! ¡MIENTES!— gritó Jillian impotente, herida por las palabras de su hermano, confundida por la situación, pensaba en la reacción de su madre, ya que si a ella como hermana le parecía inconcebible entonces ¿qué seria de Richelle? Jillian sintió una rabia desmedida contra Alger que permanecía cabizbajo, — ¡Eres un mentiroso! ¡Estas aceptándolo solo para herirme!— gritó apretando los puños —Luther y Mallory ni siquiera están a 80 kilómetros de aquí, ellos fueron a aprobar el Bund en representación de nuestro…

—Padre— interrumpió Alger — oh sí, todos nos tragamos ese cuento, pero ¿Qué crees? Nada es verdad, es más te aseguro que nadie te dijo ciertos detalles sobre lo que pasó hace 5 horas… no sé como que junto a Penrod encontraron 2 montones de ceniza o que en su cuello había dos marcas diferentes de colmillos.

Jillian quedó helada, por lo visto a alguien se le había olvidado mencionar esos detalles, pero ¿Por qué? ¿Qué tienen que ver sus hermanos mayores en esto? Tenía que saberlo —Alger… dime lo que pasó, quiero escuchar tu versión —dijo Jillian con determinación.

— ¿Para qué? ¿Qué podrías hacer tú? —respondió Alger con tono irónico.

—Sé que nada, pero tengo derecho… también formo parte de esta familia.

Alger recordó esas palabras, las había pronunciado él en su huída al refugio, eso le hizo soltar una falsa risa burlona, Jillian extrañada lo observó, pensando en que su hermano se había vuelto loco. — ¿De qué te ríes? ¿Qué te parece tan gracioso?

—Tu ridiculez ¿crees que con citar mis “frases célebres” lograras que te diga algo?

—Oye porque no tratas de cooperar, dices que yo soy ridícula pero a ver ¿Quién esta encerrado en esa celda?— le espetó Jillian —Ahora me vas a decir que pasó en el cuarto de juegos o te lo sacaré a la fuerza.
— ¿Me estas amenazado? Guau menudo milagro Jillian Helsing sacó las garras… pues déjame decirte algo nenita, no te tengo miedo— dijo Alger esto último acercándose a ella con aire confidencial. Anexar

 

Hola a todos y todas, primero grax a Florentina y GeMonts por las porras y críticas y a los que no dejan mensajito pss igual, al menos por las visitas me dicen que algo estoy haciendo bien.

Bueno antes de dejarlos con el fic, pues se me ocurrió que habria palabras que los han de haber dejado con cara :confused: <- así de igualitos. Pues quiero hacer algunas aclaraciones desde ahora, aunque más adelante ya los sacaría de dudas.

Primero las frases que usa Alger (ventus inter scapulas, por ejemplo) y los títulos vienen en idioma latín.

Y con respecto a garous, por los que no saben pues es el termino usado para los licantropos u hombres lobo. A tambien uso elementos de un juego de roll llamado Werewolf apocalypse. En el biene todo lo referente a las tribus y sus habilidades. Aquí pongo un link para que vean información sobre el juego de roll. http://es.wikipedia.org/wiki/Hombre_lobo:_el_apocalipsis

Bueno eso es todo, ya saben dudas, quejas, comentarios, críticas todo es bienvenido.

NOS VEMOS EN SUS PESADILLAS.​

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CAPITULO 2​

MATER AMORIS​

(Amor de una madre)​

—Bien por ti— dijo Jillian entre dientes — vi divini spiritus— tras la invocación al antiguo espíritu del aire, el viento empezó a soplar dentro de la primitiva celda de piedra, cuya atmosfera era helada debida a la humedad que guardaban los muros, eran mazmorras subterráneas.

Alger se dio media vuelta al sentir la corriente detrás de él y lo que vio no lo podía creer, su propia hermana lo estaba atacando y lo peor era que no podía hacer nada para protegerse, ya que las esposas que su padre le hizo ponerse en las muñecas, tenían grabados símbolos garou, que anulaban los poderes de los wishmasters. —Esto va a doler— pensó Alger mientras relajaba su cuerpo, ya que si ponía resistencia la fuerza del ataque aumentaría. El golpe que lo estrelló contra la reja fue increíblemente fuerte, pues una ráfaga de aire, lo golpeó tan fuerte que lo arrancó del suelo. El dolor que sintió fue descomunal, los huesos, los músculos, incluso sus vísceras le dolían y luego respirar se volvió una tortura. ¿Tenía que preocuparse por ese crujido que escuchó cuando se precipitó contra los barrotes? Quizás se había roto una costilla.

—Más te vale decir lo que quiero escuchar o te azotaré tanto que tu cara parecerá el albondigón de pavo de la abuela.

—Te aprovechas de mí, porque no puedo defenderme —respondió Alger dejándose caer lentamente, la fuerza de sus piernas lo habían abandonado lo suficiente como para mantenerlo en pie y ahora permanecía en el suelo, apoyado contra la reja, dando la espalda a su hermana, mientras gemía adolorido. —Aunque… que más da, lo merezco, maté a 3 de mis hermanos.

— Y dale con lo mismo… Alger ¿de qué estas hablando? —dijo Jillian acercándose a su hermano, sentía que su espíritu volvía a flaquearle —Por favor, perdóname, la ira me cegó —lo abrazó a través de los barrotes sollozando, un abrazo que su hermano correspondió, sintiendo que aquella calidez le hacía falta. Alger tomó las manos de su hermana y las estrechó entre las suyas, besándolas una y otra vez en un amor puro de hermanos. —Te lo suplico, dime que pasó —insistió la chica hablándole a dulce voz en el oído. Pero Alger negó con la cabeza —No puedo— respondió —si lo hago… la matará.

— ¿A quien? … a quien van a matar— dijo Jillian sin soltar a su hermano — ¿Qué pasó en el cuarto de juegos?

— Luther y Mallory ellos fueron lo que pasó, ellos dos eran hijos de la noche… que se alimentaron con la sangre de nuestro hermano menor hasta vaciarlo— aquellas palabras laceraban los corazones de ambos hermanos, pero Alger no se detuvo —No sé desde cuando habían sido transformados, pero por lo visto hacían lo que podían para negarse a su instinto y por lo visto la sed les ganó la batalla. Jillian se alejó de él y dijo —entonces ¿fueron atacados y transformados por los vampiros del bund?—.

—No lo creo, lo que Luther dijo fue que precisamente usaron de excusa la inauguración para pedirle ayuda a Tapes, pero no pudieron llegar… no sé porque pero tuvieron que regresar… creo que tanta era su sed y con la mansión llena de sangre fresca, que terminaron rendidos por el hambre y usaron a Penrod porque, era el único que no les daría problemas para alimentarse. Cuando reaccionaron y vieron lo que habían hecho, decidieron matarse entre ellos, pero algo salió mal y… en fin yo los encontré en el suelo, heridos, pero vivos y cuando Luther dijo todo esto… les disparé en el corazón a los tres —Alger nuevamente sintió que sus ojos se humedecían y no pudo evitar que sus lágrimas se derramaran sin control, su llanto humedeció las manos de Jillian.

—Pero Alger, ¿Cómo estás tan seguro? Penrod pudo haber sido vacunado— respondió Jillian.

—No, te equivocas, has cuentas… en qué tiempo papá lograría convencer a Mina Tapes de que le proporcionara la vacuna, cuando ella no equivoca la ocasión para obtener un beneficio y adivinar que clase de beneficio pediría a cambio, luego el tiempo de llegada de la vacuna al país y anéxale el tiempo en que se le administra. Para entonces Penrod y habría revivido como un vampiro… el antídoto no habría tenido efecto y la Sociedad del Dragón habría ordenado su expulsión hacia el Bund… solo imagínate, un niño de 5 años, solo en una “galera” llena de monstruos chupa sangre.

Jillian permaneció pensativa, mordisqueándose la uña del pulgar derecho, cuando recordó algo que su hermano había dicho y que casi estaba pasando por alto —Y entonces, si todo está justificado ¿a quién quieres proteger?—. Alger que pensaba haber burlado esa pregunta, sintió una angustia que le estrujaba el corazón ¿Cómo la evadiría otra vez? — ¿A qué te refieres?— dijo luego de humedecerse los labios con la lengua. El dolor corporal que le había propinado el ataque ya era soportable y el respirar ya no le era una molestia.

—Recuerda, dijiste que si decías algo la mataría… ¿Quién va a matar a quien?

—No te lo puedo decir, es muy arriesgado.

— ¡¿Es muy arriesgado?! Tú eres el que esta en riesgo… prácticamente te estas jugando un volado con tu vida.

Alger permaneció cabizbajo, sin decir nada, estaba sentado contra la reja. —Tiene que ver con mamá ¿cierto?— dijo Jillian y su hermano al escucharla, levantó la cara volteándose para ver a Jillian por el rabillo del ojo. — ¿Qué tiene que ver ella aquí?— insistió la joven pero Alger seguía sin hablar, estaba meditando la situación.

Tras un minuto, el chico se retiró de la reja aun sintiendo molestia en sus costillas, se puso de pie sujetándose de los barrotes y miró a Jillian inexpresivamente. ¿Lo había decidido? ¿Aceptaría que su madre tenía responsabilidad en lo ocurrido? Después de todo, ella se daría cuenta del riesgo que corría Richelle, si su padre se enteraba de todo lo que había ocultado.

—Vamos dime, ¿Qué tiene que ver mamá en esto? —volvió a insistir Jillian.

—Bien te diré… — Alger se acercó a la reja hasta que su cara quedó entre los barrotes —te diré, que te quites la cara de mi hermana, de tu maldita cabeza sino quieres que te la vuele de un puñetazo.

Jillian se sintió sorprendida, Alger estaba mejor entrenado de lo que imaginaba y a pesar de que los tubos de la celda los separaban, se obligó a dar 2 pasos atrás por si acaso se le ocurría algún movimiento al muchacho.

—Vaya, vaya… entonces todo lo que escuché de ti es cierto— dijo la joven con una sonrisita burlona en la cara, la cual empezaba a cambiar, sus ojos azules se tornaron negros rasgándose hacia las sienes. Era asiática, de abundante cabellera negra y lacia, a la altura de las orejas. Su cuerpo también cambió, aquella hermosa mujer era alta, un metro setenta, no estaba seguro, era de huesos delicados y tenía las caderas bien formadas. Aunque se trataba de una criatura deliciosa, Alger jamás se atrevería a tocarla… era una Furia Negra, una descendiente del clan Gaia.​

 

Hola sorry por la tardanza, no había podido actualizar. Florentina veo que te estas comvirtiendo en seguidora de mi fic (GRACIAAAAAAAS TE LO AGRADESCO MUCHISIMO). Bueno ahora que tengo tiempo y ganas jeje aprovecho para hacerlo.

NOS VEMOS EN SUS PESADILLAS.​

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CAPITULO 2​

MATER AMORIS​

(Amor de una madre)​

—Si te refieres a que buenísimo para detectar las torpezas ajenas pues entonces, sí.

— ¿Torpezas?... según tú ¿En qué me equivoqué? Vamos ilústrame.

—Mi hermana jamás me golpearía, no tiene ni el carácter ni el valor para hacerlo… además… ella no huele a perro.

— ¡Oh vaya! Hasta el olfato has agudizado —dijo la mujer burlonamente.

—No, solo que “El que entre lobos anda a aullar se enseña”.

Ella rió animosamente por las palabras del joven Helsing, sabía que trataba de ofenderla, pero estaba lejos de enfurecerse por idioteces provenientes de un homínido igual de idiota, además ese tipo de comentarios despectivos también eran usados entre su gente. —Mi querido amito, debo admitir que eres un encanto de persona —dijo ella modulando la voz como un seductor ronroneo —por eso me encantas —. El sentido de sus palabras era meramente sarcástico pero sus movimientos y gesticulaciones eran una perfecta demostración de seducción. Ella le guiñó el ojo y Alger se mostró molesto por aquél toque de coquetería.

— ¡Ah! Entonces como no pudiste obtener algo de mi lado sentimental, ahora apuntas a mi lado sexual — le espetó Alger.

—¿Tu lado sexual? ¿Un niñito como tú tiene uno?— seguía burlándose de él.

—Te aseguro que un niñito como yo puede ser un hombre en esas cosas… pero no tengo la menor
intención de hacerte una demostración.

—Lástima y yo que quería comprobarlo— dijo ella desabrochando un botón del escote.

— ¡BASTA YA XING WA! ¡deja ya tu actuación de perra callejera! Pierdes tu tiempo, si crees que las hormonas me ganarán la batalla — dijo Alger con la mirada fija en los ojos de ella.

— ¿Estas seguro? —volvió a decir la mezquina garou, dejando al descubierto el sostén negro que llevaba bajo su blusa color purpura. Era una mujer con un busto promedio, nada exuberante a los ojos de Alger, quien procuró no mirarla, volteó la cabeza hacia otro lado. —Cúbrete Xing Wa… no olvides que tengo madre y hermanas—.

— ¡Vaya! Menuda sorpresa, Raphael hizo un excelente trabajo contigo— dijo Xing Wa colocando las manos en sus caderas. Haciendo poco caso a lo que Alger le había ordenado.

— ¡Te estoy dando una…! —gritó Alger.

— ¡¿Qué esta pasando aquí?! —terció otra voz femenina.

Era Jillian que llegaba con una manta y una muda de ropa para su hermano, ya que después de que su padre lo encontrara sentado en el suelo con el cadáver de Penrod en sus piernas, mientras lloraba como un niño pequeño. Ariel lo había enviado directo a las celdas, sin permitirle cambiarse de ropa, pues la que tenía estaba salpicada con la sangre de Luther y Mallory. Después de eso Ariel no quería verlo, ni saber nada de él. Por eso había enviado a Xing Wa a sacarle información, permitiendo que usara cualquier método para lograrlo. Jillian por su parte sabía poco de la situación, pero aun así no podía actuar con Alger de la misma forma que lo hacia su padre.

— ¡Señorita!... no mal interprete— dijo Xing Wa mientras abotonaba torpemente su blusa.

— ¡¿Cómo te atreves a intentar seducir a mi hermano?! —Jillian estaba furiosa — ¡Sabes por lo que estamos pasando! ¡ESTAMOS DE LUTO CARAJO!

—Su padre… que diga… el amo Ariel me envió a…

— ¡¿CONSOLAR A ALGER?! ¡AH QUE ACOMEDIDA! Si no llego te le hubieras ido encima ofreciéndole tu hombro y lo que hay más abajo para llorar.

Alger estaba atónito, nunca había visto a Jillian así, incluso llegó a dudar que en realidad se tratara de ella. —Si la golpea, entonces no es mi hermana— pensó. Pero la joven no se dejó dominar por la rabia, ciertamente se sentía tentada a hacerlo, pero se aferró con fuerza a las ropas entre sus brazos.

— ¡Vete!— dijo Jillian al fin — ¡Que te largues! ¿Estás sorda?—volvió a gritar al ver la desobediencia de Xing Wa, quien bien o mal terminó acatando la orden de la joven.

— ¿En verdad eres tú?— preguntó Alger con cara de extrañeza, una vez que estuvieron solos.

—Por supuesto que soy yo Al, qué pregunta— respondió acercándose a la reja— te traje una manta para que no tengas frío y ropa para que te cambies.

—Gracias… creo— Alger seguía sin fiarse de ella y la veía con tanta desconfianza, que Jillian se sintió incómoda ante la insistencia de su hermano.

— ¿Por qué me miras así?— preguntó al fin, Alger negó con la cabeza, a la vez que tomaba las ropas que su hermana le pasaba a través de la reja. Era un pantalón de mezclilla negro y una playera con el logotipo de una banda de newmetal.

—Creo que solo podré ponerme el pantalón— dijo Alger con tono de ironía.

— ¿Y eso porqué?— Jillian no se había percatado de que su hermano llevaba esposas en las muñecas, hasta que él mismo se las mostró. —Pero ¿Cómo pudo hacerte esto?... acaso estamos en la edad de piedra o ¿que?... a ver déjame quitártelas.

— ¡No! Como crees

—Ya, no seas miedoso, ¿Qué podría hacerme? ¿Meterme en esa celda a hacerte compañía?— Jillian estiró la mano a través de los barrotes de aleación de titanio, y sujetó a su hermano por la cadena de las esposas jalándolo hacia ella.

—No sé si eso me gustaría — la respuesta era meramente sarcástica. Jillian al oírla le dedicó una mirada seria, como si quisiera decirle “este no es el momento”. Fue cuando Alger, se dio cuenta de que su hermana sabía lo que había hecho, no había notado que ella tenía los ojos enrojecidos y un poco inflamados… había llorado. MEA CULPA, MEA CULPA. Pero entonces ¿Por qué lo ayudaba? —Te enteraste ¿verdad?— preguntó sin verla a la cara.

—Más o menos— respondió secamente —pero a pesar de que vi el cadáver de Penrod, no puedo creer que tu… — suspiró — Además tú también eres mi hermano, no puedo darte la espalda — de repente CLIC sonó el seguro de las esposas que cayeron al suelo —Ya lo he perdido a él, y no quiero perderte a ti, sin importar lo que hayas hecho o no.

—Deduzco entonces que no sabes todo sobre el asunto ¿Cierto?

—Escuché algo sobre Luther y Mallory, pero no sé, todo es… todo es… —Jillian no pudo terminar la frase, había perdido el control sobre sus sentimientos, cabizbaja lloraba a lágrima viva. Alger se acercó a la reja y a través de ella la abrazó. Esa era su Jillian, la niña con mirada de mujer adulta.

—Gracias Jill—​

El joven decidió al fin narrarle lo sucedido, incluso hablarle acerca de que su madre había ocultado la transformación de sus hermanos mayores.

 

Hola chiquillos y chiquillas traigo aquí otra parte del capitulo 2, espero les guste.

Primero GeMonts, dices que te hice reir en esta ocasión que bueno, hace falta un poco de humor entre esta triste situación.

Y Segundo SchwarzeFeen: La verdad no sabía que las palabrotas estaban prohibidas pero si lo estan supongo snif snif, tendré que quitarlas aunque creo que como dices no se va a oir igual tonto que idiota. Y gracias por decir que te gusta el ritmo que ocupo para escribir (aunque mi puntualidad para actualizar es un asco jeje), sinceramente y no es que quiera pecar de humilde pero no creo ser tan buena escritora, aunque si quieres puedo ayudarte con tus textos. De igual forma nada más te recuerdo que hay mejores escritores en el foro con los que te puedes apoyar. Pero ya sabes, estoy pa' servirle jeje.

Ahora para publicar tu fic solo tienes que elegir primero a que tema va, Originales, una serie que no tenga su propio apartado en el foro (como mi fic, por eso lo puse en tematica libre) o si tiene puedes ponerlo en fics por orden alfabetico. Segundo para publicar, tienes que entrar a un sub foro y buscar hasta abajo un botón rojo que dice PUBLICAR TEMA y como dice el Lonje Moco ¡LIIIISTO! jajaja. Bueno espero que esto te ayude si no puedes pedirle a un lider que te asesore. Ellos con gusto lo hacen, y no es que quiera ser barbera jeje.

NOS VEMOS EN SUS PESADILLAS.​

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CAPITULO 2​

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MATER AMORIS​

(Amor de una madre)​

Ariel había atravesado de extremo a extremo su hogar, para llegar a la enfermería. Esta se encontraba en la planta baja, en el ala oeste de la mansión. Lado opuesto a donde se encontraba su despacho.

Él siempre creyó, que era mejor tener instalaciones adecuadas -consultorio, sala de operaciones, rayos x, unidades hemofílicas, etc.- y equipo médico de planta del que podía disponer y sobre todo fiarse. A diferencia de llegar a un hospital en el que un asesino pagado, podía hacerse pasar por un doctor y darle una píldora de plomo para calmar para siempre el dolor. Sabía que eso podía parecer paranoia, pero considerando todas sus nada pasivas experiencias. Pensó que era mejor prevenir que lamentar. Y ni con todas sus medidas de seguridad, pudo evitar todo este dolor.

Atravesó la enfermería con Xiang Wa a su lado, haciendo ruido a cada paso que daban. Sobre todo ella, con sus vertiginosos tacones de punta de aguja. Al doblar en una esquina, vieron una puerta metálica al extremo de un pasillo. Esta tenía una ventanilla de vidrio reforzado en medio, que dejaban pasar la luz proveniente de las lámparas de neón. Aquella estancia tras la puerta casi siempre estaba a oscuras.

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Siguieron avanzando y pronto Ariel, pudo leer el letrero que colgaba sobre el marco. “MORGUE”. El lugar tenía forma de “E”, estaba pintado de blanco en su totalidad. Lo primero que vieron al abrir la puerta, fue otro largo y amplio pasillo, con tres puertas del lado derecho. La primera estaba entreabierta, era ocupada como almacén de medicamentos, material de curación, etc. Ariel y Xiang Wa siguieron de frente. Ariel jamás pensó que llegaría a pisar ese lugar. Segunda puerta, era donde estaban los refrigeradores, se sentía un frio que calaba los huesos a pesar de que la puerta estaba cerrada. Lámparas de luz blanca incrustadas en el techo, iluminaban su aterrador recorrido. Ariel sintió un nudo en el estomago. Tercera puerta, “Sala de Autopsia” decía. Xiang Wa tomó lugar a un lado de la puerta. Quería darle a Ariel un momento a solas. Se apoyó en la pared, como muestra de eso. Ariel tomó la manigueta. Sintió que sus dedos temblaban. Entró.

La estancia tenía un fuerte olor a químicos y legía. Había dos filas de cuatro planchas metálicas, todas vacías excepto una quinta que estaba al fondo, sobre ella una enorme lámpara colgaba encendida, mostraba una sabana blanca cubriendo un pequeño cuerpo. Ariel siguió su camino, movido casi por la inercia. Sus pasos resonaron.

Una vez junto a la mesa, Ariel quedó paralizado al notar el perfil del cuerpo desnudo bajo la sabana. Vaciló en retirarla, pero al fin lo hizo. La levantó hasta que quedó a la altura de los hombros. Ariel sintió que el corazón iba a salírsele del pecho. Penrod estaba ahí, recostado sobre el frío metal… estaba muerto.

No había color en sus mejillas, ni en sus labios. Sus ojos estaban cerrados. Ariel los besó llorando, sus lágrimas cayeron sobre la frente del niño. Impotencia, enojo, una mezcla imposible de sentimientos embriagó el pecho de Ariel. Acarició su cabeza, pasando cariñosamente los dedos entre el cabello. Levantó al pequeño y lo abrazó con fuerza temblando. Pero su hijo ya no tenía peso y el cuerpo, de no haber sido por los huesos, se le abría escurrido de las manos.

Ariel le retiró un poco más la sabana. No podía parar de llorar. Sus ojos se posaron en la herida en su pecho. Alger le había disparado a quemarropa en el corazón. No había sangre coagulada en la herida. Entonces recordó las palabras de Alger. — ¡No quería que lo desterraran! ¡No quería que fuera un vampiro! —. Ariel buscó en el cuello de Penrod y vio dos orificios a cada lado. Su sangre y su vida se la habían robado lentamente. Lo convirtieron en un cascaron vacío.

—Y pensar que fueron tus hermanos quienes te la robaron— dijo refiriéndose a sus primogénitos, sus favoritos, sus gemelos… su orgullo.—Por mi esposa, por los hijos que me quedan y por los que he perdido… juro que el culpable pagará con su vida— Ariel dentro de su dolor hizo un juramento, al pequeño sobre la mesa. Lo besó una última vez. Lo cubrió por completo.

Ariel secó las lágrimas con el dorso de su puño, haciendo un enorme esfuerzo por no derramar más. Estaba decidido. Ariel encontraría al autor de esta tragedia, así tuviera que buscar bajo cada piedra en el planeta. Él lo encontraría y cuando lo hiciera, no le bastaría una vida mortal ni inmortal para arrepentirse.

Alguien llamó a la puerta del despacho, pero Ariel estaba sumergido en sus pensamientos, que no escuchó nada. Estaba recordando que a Penrod le encantaba sentarse en sus piernas, mientras le leía cuentos de Andersen, Perrault o Wilde para antes de dormir. Pero últimamente ya no tenía tiempo para eso. Por lo que esa labor la habían tomado Richelle o Jillian y hasta —Alger— murmuró Ariel. Nuevamente golpearon la puerta, esta vez con un poco más de fuerza. Ariel al fin reaccionó sorprendido. —Adelante— dijo nervioso.

—Señor… bu-buenas noches… — era Xiang Wa que había regresado ofreciéndole su informe << si es que había>>, estaba nerviosa por lo ocurrido en las celdas, pero no podía permitir que Ariel percibiera su turbación así que suspiró y continuó.

—Hice lo que me ordenó, traté de sacarle lo más que pude, pero sigue repitiendo lo mismo.

—Y ¿Qué se supone que es lo mismo?— replicó Ariel sentado en su reclinable, permaneció sin ver a Xiang Wa a la cara, tenía un libro en las manos, simulando que lo leía. Aunque la realidad era que su mente cavilaba desordenada entre un recuerdo y otro.

—Que acepta haber matado a los amos Mallory y Luther porque eran vampiros que atacaron al niño… pero…

— ¿Pero?— dijo Ariel levantando la vista con interés en lo que iba a decir.

—Al parecer, hay alguien más implicado, alguien que sabía lo de la transformación de los amos— dijo Xiang Wa tratando de suavizar la noticia.

— ¿Y?... ya déjate de suspenso, dilo de una buena vez— respondió Ariel impaciente.

—Creo que se trata de la señora Richelle.

— ¿¡Qué, qué?!— Ariel se puso de pie repentinamente —dime ¿Alger lo confesó o qué? ¡Responde!

—No, no directamente, él hizo un comentario que me lo dio a entender. Él dijo “si lo digo, la matará”, creo que se trata de la señora— Xiang Wa retrocedió un poco al ver la reacción de su señor.

No podía creerlo, era descabellado, pero si lo pensaba bien, tenía algo de coherencia. Ya que hace tres meses, un MORADOR DE CRISTAL se presentó en la mansión, para entregar una carta con la que Mina Tapes lo invitaba a la inauguración del bund. En ese momento Richelle se había negado rotundamente a asistir, alegando que podría tratarse de una trampa. Y tenía razón, no podía fiarse de esa zorrita colmilluda. Por lo que había decidido rechazar la invitación, pero por asuntos mayores, como la repentina rebelión vampírica ocurrida a nivel mundial, había tenido que posponer la redacción de la respuesta, —según dictaba el protocolo, todo documento debe ser escrito a mano por el respectivo líder de la familia—.

Y resulta que tras haber coordinado ataques y caserías con los lupinos. A su esposa se le ocurre que siempre si deberían aceptar la invitación, con la diferencia de que en vez de asistir ellos, enviaran a los gemelos en su representación, después de todo, los chicos tenían 24 años y su deber como futuros líderes de los Helsing, era adentrarse en las actividades protocolarias… Y él había aceptado.

—No me di cuenta, estaba muy ocupado con el exterminio de las castas al servicio de Thelomere. Ella se aprovechó de eso, para que no me diera cuenta de lo que les pasó a mis hijos—. Ariel estaba furioso, por que su esposa le hubiera ocultado algo tan delicado. Pero también se sentía frustrado e impotente. La culpa también la tenía él, era su deber vigilar lo que pasaba en su propia casa y había fallado. Le había fallado a su familia, a sí mismo, a sus ancestros. ¿Qué haría Christof si supiera lo que había pasado? Seguramente se revolcaría en su tumba, ahora mismo ha de estar haciéndolo.

—Xiang Wa, dile a Tala que ordene la suspensión del sedante a Richelle y que le pida a Raphael que me avise cuando esté bien despierta.

Xiang Wa obedeció al momento, hizo una ligera reverencia a su amo y se retiró apresuradamente. Ariel la escuchó alejarse acompañada por el tic-tic de los tacones de sus zapatillas, mientras hablaba con Tala por el celular. ¿Y él? ¿Con quién podría hablar? Necesitaba que alguien lo escuchara, pero su esposa ya no era su primera opción.
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