Este one-shot se desarrolla en el transcurso de Kingdom Hearts 2 y Kingdom Hearts 358/2 Days y enfocado sobre todo en Axel y lo que siente con todo lo que está ocurriendo. Tiene bastante tiempo, creo que lo escribí allá por el 2010-2011, pero le tengo cariño por la saga a la que pertenece. ¡Espero que os guste! ————— Kingdom Hearts: Axel Pensaba que lo había perdido para siempre. Sin embargo, al verle de nuevo en Villa Crepúsculo, pensé que el corazón se me saldría del pecho. Intenté mostrarme indiferente, para que viera que estaba enfadado con él, mostrar dureza y frialdad. Pero pasó de largo, como si no me conociera de nada. Y así era. Aquel no era mi Roxas. No, sí que lo era, era su cuerpo, pero no su corazón, éste estaba perdido y no sabía dónde encontrarlo. Y me rompió el alma. Incluso llegamos a luchar… Había perdido a mi mejor amigo, a lo único importante que tenía en esa patética vida fingida, le dije que volviera, pero no me hizo caso. Me destrozó, había sentido dolor antes, soy un incorpóreo, pero aquel dolor era nuevo, se te clavaba en el alma, si los incorpóreos tuviéramos alma, y te aniquilaba el inexistente corazón. Y pensar que cuando llego a la Organización yo fui su puente como él lo había sido de Xion. Un puente a un lugar feliz. El número XIII, la Llave del Destino, el incorpóreo del Elegido de la Luz, Sora. Cuando desertó de la Organización XIII, me aislé en mi habitación del Castillo, tumbado en la cama, mirando al techo y las paredes blancas, pensando en él y los momentos entre mundo y mundo que pasábamos. Las tardes en lo alto del edificio comiendo helado de sal marina, riendo, disfrutando de aquella hermosa sonrisa. Todo lo que compartimos. Ahora no quedaba nada. Xemnas vino más de una vez a ordenarme misiones, tenía que hacerlas, por supuesto, pero siempre deprisa para poder volver a rendirme a la soledad de aquellas paredes blancas que se cernían ante mí en mi soledad amarga, en el abandono de aquel rubio de ojos azules. Almacenar Sincorazones se me antojaba aburrido sin él, inútil y a la vez sacaba aquel bárbaro que llevaba en mi interior con el poder del fuego que rugía en mis venas. Incluso emparejado con otros de la Organización, era pesado y sin sentido. Quería a Roxas, y él me quería a mí, o al menos eso parecía. Pero ahora ya no tenía ni a Roxas ni el amor y la amistad por los que tanto luché en la Organización. No había sentido nunca dolor, ni incluso cuando había acabado con todos en el Castillo del Olvido, destruyendo a todos paso a paso, incluso a Larxene, y había estado tanto tiempo separado de Roxas, pero aquella vez fue fatídica. Oí que la puerta se abría y desvié la mirada para observar a Zexión, que me miraba con ternura en aquellos grandes ojos azules. Su cabello azul brillaba con la luz blanquecina de la habitación, contrastando con su palidez. -Déjalo ya, Axel. Si esto ha pasado ha sido por algo.-Dictó, y la ternura de su mirada se volvió frialdad como si no hubiera existido tiempo atrás. Me incorporé en la cama y le fulminé con la mirada, odiándole por todo. -Déjame en paz. Tú nunca sabrás lo que es sentirse así porque… -¿Porque qué?-Exigió, casi gritando.- ¿Nunca amaré? Soy un incorpóreo, perdona por no poder hacerlo, no tengo corazón, como tú, ni sentimientos. Sus palabras me dolieron recordando lo que había perdido tiempo atrás. Lea… Isa… Ienzo… todos aquellos nombres y personas quedaban ya tan muy lejanas. Y de nuevo me asaltaron las dudas de siempre. Porque, si era un incorpóreo, ¿por qué sentía aquellas intensas cosas hacia Roxas? Me senté en la cama, con la cabeza gacha. No lloraba, nunca lo hacía, pero si pudiera hacerlo, aquel era uno de los mejores momentos para hacerlo. La ironía de mi tatuaje en forma de lluvia en las mejillas… Escuché las largas y oscuras ropas de Zexión moverse y se acuclilló ante mí, me tomó por el mentón e hizo que le mirase. Sus refulgentes ojos color azul eléctrico me observaban, ceñudos. Aún recodaba como había fingido su muerte a manos del falso Riku y cómo, después, me lo había echado en cara. Pero era cierto, me habían ordenado acabar con todos los miembros que estaban en el Castillo del Olvido. Y en aquel momento aceptaba las órdenes y las cumplía. -No lo digo por hacerte daño, Axel, lo sabes.-Habló, con la voz más dulce y llena de ternura que había oído jamás.-Sé cómo te sientes, yo también perdí a un ser querido. -Marluxia murió, Roxas está vivo.-Contesté, imponente. Sus ojos mostraron un atisbo de furia, pero en seguida se negaron a ese dolor oculto. -Pero lo has perdido…-Dijo, con tranquilidad. -Basta.-Casi chillé.-No quiero oír nada más…-Y lo empujé lejos de mí, levantándome.-Vete, déjame solo… -No pienso dejar que te pudras aquí, Axel, antes me arrojaría ante los sincorazones. Me crucé de brazos, oyéndole. ¿Se creía que podía venir, decir aquellas cosas para que me olvidara de Roxas y me lanzara a sus brazos? Iba muy equivocado. Puede que en un pasado hubiera habido algo entre nosotros, algo más que una amistad, igual que una vez sentí aquello por Saïx. -No podrás impedirlo…-Murmuré a media voz. ¿Me atrevería a hacerlo? -Sí, lo haré.-Y me cogió de un brazo.-Porque, como tú, yo también tengo un fuerte dolor en el pecho por alguien a quien he perdido. Sé cómo te sientes, y no me gusta verte así… Ver tus ojos verdes llorar en silencio por alguien que ni sabe que existes, que te ha olvidado. Déjame consolar tu pena… Me derrumbé, abrazándome a Zexión, aunque lo odiara. -Sé que está ahí…-Sollocé sin lágrimas.-Mi Roxas está ahí dentro… Sé que puedo hacerle regresar… -¿Cómo intentaste hacer regresar a Xion para hacerle feliz?-Su pregunta me pilló desprevenido. Le volví a mirar, y bajé la cabeza. Tenía razón. Aunque había partido de una misión de Xemnas, no había podido hacerlo. Sabía que Roxas podría ser feliz si ella estaba cerca y le pedí clemencia a Xemnas, aunque se negó en rotundo. Y cuando ella misma decidió su destino por salvarle, la relación de amistad que me unía a ella se convirtió en celos, envidia, odio al verla morir en los brazos de Roxas. ¿Por qué tenían que hacer sufrir a Roxas de aquella manera? Pero Roxas siempre volvía a mí. Porque le importaba, era su mejor amigo. Y ahora, lejos de mí, vivía su parte de aventura siendo la mitad que le faltaba a Sora, y yo, en los brazos de Zexión, lloraba su ausencia, su olvido, su todo. Alguien tocó a la puerta y ambos levantamos la cabeza, era Xemnas. Nos recriminó con la mirada, y Zexión se apartó de mí. -Lo siento, Axel...-Y salió por la puerta sin mirar a Xemnas. Me senté de nuevo en la cama, mirando a Xemnas. -Dejadme todos en paz… por favor…-Exigí.- ¿Lo captas? Xemnas negó con la cabeza. -Tienes una nueva misión, cuando estés preparado ven a verme.-Y se fue sin cerrar la puerta, como esperando que le siguiera para pelear. Pero no iba a pelear más. Estaba harto y cansado, sin ganas de seguir viviendo. ¿Qué me quedaba? … -¿Ya has vuelto de la nueva misión?-Preguntó Demyx, que tocaba su sitar.-Me han dicho que fue un coñazo… Yo me he quitado una de encima sin que Xemnas se diera cuenta.-Y sonrió con aquella sonrisa sin preocupaciones característica suya. Yo, sentando en el sofá junto a él, me encogí de hombros. Ahora entendía todo lo que había ocurrido y que Roxas, unido a Sora, nunca volvería. ¿Había paliado mi pena? No, ¿lo había olvidado? Tampoco, pero si el corazón de Sora albergaba a Roxas no podía luchar contra aquello. -Sí, es un coñazo.-Dije, con voz monocorde.-Pero lo hice, ¿lo captas? Se podía decir que había vuelto a ser yo mismo, pero con un vacío en el pecho que me hacía sufrir siempre que recordaba los hechos y que nada podía llenar. Suspiré, 'en otra vida nos volveremos a ver', había dicho… Saïx entró en la habitación, mirando a Demyx con su X fruncida. -Demyx, vete a tu misión ahora mismo.-Ordenó con autoridad. Demyx perdió el hilo de la melodía, haciendo estremecer las cuerdas de la Sitar y pegar un respingo de dolor por las cuerdas. -Lo estaba consiguiendo, Saïx.-Se quejó, lastimeramente. -Me da igual, vete ya o haré que vayas en sorbitos de agua. -Vale, vale…-Y fue a replicar, pero se lo pensó dos veces. Se levantó, cargándose la sitar al hombro y abrió la brecha inter dimensional desapareciendo en ella no sin antes guiñarme el ojo. Luego, Saïx me miró a mí. -Otra nueva misión, Axel.-Dijo.-Cuando estés preparado, házmelo saber… -Estoy preparado… … Aún no sé cómo me he atrevido a hacer lo que he hecho. Pero aquí estoy, con Kairi junto a mí. La he 'secuestrado' o, al menos, se la he secuestrado a Saïx… La dejaré libre, para que Riku la encuentre. He traicionado a la Organización XIII dándole información a Sora y sé lo que eso significa. Saïx me persigue y no tengo miedo, al contrario, estoy ansioso por encontrarme con él… Pero no me he encontrado con él, algo me llamaba en esos momentos que vagaba de un mundo a otro en una brecha entre el Mundo Inexistente y Villa Crepúsculo. Algo tira de mí con fuerza, casi con ansiedad hacia allí. Es una sensación extraña a la par que familiar. Es Sora. Estaba rodeado de incorpóreos y no podía vencerlos. -¡Es inútil!-Gritó Sora a sus compañeros Goofy y Donald, viéndose derrotados ante tantos enemigos que los acosaban. -¡No dejéis de moveros o la Oscuridad os engullirá!-Y ataqué a una bandada de Incorpóreos que tenían delante con mis chakrams.- ¡Largaos!-Les ordené. Sora, con su brillante llave-espada, me miró sin entender. -¿Por qué?-Preguntó. Le fulminé con la mirada, esquivando un ataque. -No preguntes. ¡Obedeced!-Y un incorpóreo se me lanzó encima, perdiendo el equilibrio. Sora blandiendo su llave-espada se dirigió hacia ellos y los destruyó con dos mandobles. -¿Estás bien?-Me preguntó, agachándose hacia a mí. Me puse de rodillas, mirándole a los ojos. Era tan parecido a Roxas… Negué con la cabeza y le hablé: -Yo secuestré a Kairi, pero se me escapó.-Mentí.- Y después, Saïx la capturó. Es un miembro de la Organización XIII.-Expliqué, y le miró directo a los ojos.-Saïx, ¿lo captas? ¡Y ahora ve a salvarla! Un incorpóreo apareció justo detrás de Sora, y cuando pensé que le iba a dar el golpe de gracia, Sora se giró arremetiendo contra él y acabando con su patética vida. Se levanto y se puso delante de mí, mirando a los enemigos. -¡Dejadnos en paz!-Les gritó. Pero no le hicieron caso y ésta vez luchamos juntos. La sensación que noté en el pecho al luchar con Sora era como cuando lo hacía con Roxas, parecía que ambos lo habíamos hecho siempre, pero no, yo había luchado con Roxas. Aunque cada vez aparecieran más, entre los cuatro despachamos una gran cantidad. -Creo que me gustaba más cuando estaban de mi parte.-Repliqué, cubriéndole la espalda a Sora. Sora se giró y me miró. -¿Acaso te arrepientes?-Me preguntó. Sonreí. -Naaaa. Yo puedo con estos payasos.-Contesté.-Observa… Sabía lo que iba a hacer. Darle una oportunidad a Sora, por Roxas, por todo lo que había vivido con él. Aunque tuviera que poner mi vida en ello. Mi patética y miserable vida. Porque… ¿qué haría yo sin Roxas después de todo lo que había hecho por él? Sonreí, nada. Vaya payaso estaba hecho… Me elevé y preparé todo mi poder de fuego con los chakrams, concentrándome en el fondo de mi ser. Sentía la concentración de poder en el pecho como un éxtasis que me recorría todo el cuerpo y dos bolas de fuego se crearon a partir de la nada a mí alrededor, desprendiendo calor y un poder absoluto. Dolía, por supuesto, pero iba a poner todo mi ser en aquel ataque. Siempre con Roxas en mi mente, incluso recordé lo bien que me lo pasaba con Xion. Y ahora los dos descansaban en Sora. Sentí que mi cuerpo se resquebrajaba y que el poder oscuro del fuego salía hacia todas direcciones… Abrí los ojos, dolorido, lo había conseguido. -¡Axel!-Gritó Sora, y corrió hacia el rincón donde estaba tendido.-Te estás… desvaneciendo…-Dijo, anonadado. -Bueno, es lo que pasa cuando pones todo tú ser en un ataque.-Contesté, como si quisiera quitarle hierro al asunto.- ¿Entiendes?-Sonreí con sorna.-Aunque no es que los incorpóreos existan realmente… ¿No es así? Sora me seguía mirando. -En fin, estoy divagando. Ve a buscar a Kairi.-Le ordené.-Ah… se me olvidaba. Perdona por lo que le hice… Sora negó con la cabeza. -Cuando la encontremos, podrás decírselo tú mismo. Desvié la mirada. -No podría echarle corazón, ¿sabes?-Bromeé.-No tengo.-Y reí. -Axel, ¿qué es lo que pretendías?-Preguntó, aún sin entender por qué había hecho todo aquello. Suspiré, yo lo sabía, pero él no. -Quería ver a Roxas. Sora se asombró. -Él… era el único que me caía bien.-Intenté mostrarme indiferente ante Sora, pero creo que no pude engañarle.-Me hacía sentir… como si tuviera corazón.-Y recordé cada sonrisa estúpida que solía poner, cada pregunta que hacía al llegar…-Es un tanto… curioso. Tú haces que me sienta…Igual.-Me sinceré, mirándole. Porque era igual a Roxas, no podía evitarse, era parte de él.-Kairi está presa en el Castillo. ¡Daos prisa!-Y con mi último aliento de vida abrí una brecha para que pasara