Autofobia

Tema en 'Relatos' iniciado por Laurine, 17 Mayo 2009.

  1.  
    Laurine

    Laurine Usuario común

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    Autofobia
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    Autofobia

    Bueno, helo aquí. Para el concurso de relatos fóbicos. Lo hice como en 5 minutos, era obvio que no iba a ganar. Si lo leen, bajo su propia responsabilidad, está horrendo x_X.​

    Autofobia​

    Capítulo único

    Los gritos que se dirigían sus padres llegaban hasta su habitación colándose por la puerta entreabierta y aunque ella hacia todo lo posible por ignorarlos, incluso canturrear en voz bien alta, no podía dejar de oírlos. Cada día que transcurría en su casa era aun peor, cada día había más gritos y, en consecuencia, ella se sentía cada vez más inútil e impotente.

    Quería que sus padres se callaran, que todo fuera como antes, pero eso no iba a pasar. Por mucho que rogara a Dios, él nunca hacia nada y ella sólo podía contentarse sentándose en el rincón más alejado de la puerta, mientras se cubría las orejas con las manos, para sofocar los gritos, mientras se imaginaba que era otra persona y que aquello que se oía en la habitación contigua no era más que el capítulo de una telenovela.

    Aquél día como los anteriores, ella se había refugiado en la esquina más alejada y había cerrado los ojos; era de noche, una noche bastante apacible y calurosa, pero a la cual no le hacía mucho caso, pues los gritos de sus padres le imbuían un frío que era difícil de ignorar.

    Al cerrar los ojos empezó a imaginar un lugar diferente, la misma habitación, las mismas personas, pero diferentes actitudes. En aquél mundo, ella tenía una hermana mayor quien la cuidaba y otra menor, con la que ella hacía otro tanto. También en aquél mundo, sus padres no se gritaban y todos los días pasaban agradables horas todos juntos. A ella le gustaba mucho todo aquello y no recordaba cuándo había reido tanto como en aquellos momentos robados.

    Su madre le sonreía y le decía que la quería... en tanto que su padre...

    —¡Jimena! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Te he estado llamando desde hace rato! ¡Ya está la cena! -vociferó su madre desde las escaleras, sacándola de su propio mundo.

    —Voy, mamá -se limitó a decir la chica, con surcos de lágrimas en las mejillas.

    —Tengo algo importante que decirte, hija -le comentó su madre, en cuanto ésta apareció en el comedor- Tu padre se ha ido.

    La chica levantó automáticamente la vista hacia su madre.

    —¿Se ha ido? -repitió como atontada- ¿Por qué? ¿A dónde?

    —Porque es un desobligado, un vago... -respondió su madre, con voz profundamente resentida.

    —¿Y va a volver? -preguntó Jimena, renovando sus sollozos.

    —No seas estúpida, claro que no -puntualizó la mujer y se dio la vuelta con cierta frialdad en los ojos.

    Jimena comenzó a temblar incontrolablemente, pero su madre no lo notó o no le importó, pues no hizo ningún comentario y siguió con lo suyo, criticando a su padre a más no poder, elevando el tono con cada sílaba, diciendo insultos cada vez más fuertes, mientras su hija se cubría los oídos de nuevo, sin poder sofocar la voz que le decía "Cállala".

    Y la imágen de su madre se sobreponía a la que su mente había creado, una sonriente y la otra enfadada, sin parar, hasta que la chica ya no pudo más y la voz que le ordenaba "callarla" le ganó la batalla. Sin saber exactamente cómo, se levantó de la mesa, derramando la sopa de cebolla por el mantel y cuando su madre se giró para regañarla por su torpeza, la apuñaló con el pequeño cuchillo que había usado para cortar unos cuantos limones. La apuñaló tantas veces que su sangre le salpicó por todo el cuerpo y también cayó sobre el refrigerador y los demás electrodomésticos, pero eso a ella no le importó, su madre no volvería a gritarle, ni volvería a quejarse de su padre.

    La deslumbrante luz del sol la despertó a la mañana siguiente, pero no recordaba que hubiera dejado las cortinas abiertas. Inspeccionó alrededor y se encontró con que nisiquiera estaba en su casa, sino que estaba tendida sobre el césped de un parque cercano a su casa y no recordaba cómo había llegado ahí. Le llegaban imágenes confusas a la mente, la sopa de cebolla derramándose por el suelo, la cara de sorpresa de su madre y luego la luz de un automóvil al frenar mientras ella pasaba frente a él corriendo... pero nada más.

    ¿Qué había sucedido? Al tratar de levantarse sintió un dolor en el costado y cuando miró a ver que tenía, se dio cuenta de que alguien le había clavado un pequeño cuchillo. Asustada e ignorando el dolor punzante que sentía en la herida, se incorporó y camino hasta su casa, atrayendo por el camino las miradas de los transeuntes, que curiosos, se preguntaban qué le había sucedido para que estuviera bañada en sangre.

    Pero tan pronto llegó a su casa se dio cuenta de que algo andaba mal. Fuera habían varias patrullas y su padre, entre los policías, les explicaba dónde había estado.

    —Fuiste tú -le susurró una voz al oído, pero al voltearse no vio a nadie- Tú la mataste.

    —No, yo no fui -negó ella, con la voz crispada por el pánico- ¡No fui yo! -declaró y al dar un paso hacia trás, resbaló y se pegó en la cabeza- No fui yo -fue lo único que pudo decir antes de quedar inconsciente por segunda vez.

    —Jimena, cariño -la llamó su padre, cuando por fin recobró el conocimiento, en la sala de un hospital- ¿Cómo estás, amor?

    —Mamá... ella, yo... -comenzó a decir, pero fue detenida por su padre, que le dedicó un ademán que pretendía ser comprensivo.

    —Tranquila, no te harán nada, los policías saben que tu madre te trataba mal, así que les diremos que fue en defensa propia.

    Jimena comenzó a gimotear. ¿De verdad había matado a su madre? ¿Por qué? ¡No recordaba nada! ¡Y lo peor es que a su padre parecía no afectarle la noticia!

    —No llores, mi amor -pidió el hombre y le acarició la mejilla- Todo va a estar bien. Vas a venir a vivir conmigo en cuanto resolvamos tu situación con la policia.

    Ella asintió, pero en realidad no le gustaba demasiado la idea. ¿No tenía que pagar por el mal que había hecho? ¿Por qué su padre le aseguraba que todo iba a estar bien si no lo estaría?

    —Eres una tonta -siseó la misma voz que había oído antes de desmayarse- ¿No te das cuenta que en realidad, vas a terminar en un manicomio? Nada va a estar bien, tontita -rio la voz- ¿O acaso no te das cuenta de que... yo soy tú?

    —¡Papá! ¿Quién está hablando? ¿Quién es? -se sobresaltó ella, al oír las carcajadas de la misma voz.

    —Yo soy tú -afirmó la voz y Jimena se puso de pie de un salto, sobresaltando a su padre.

    —¿Qué te pasa, cariño? -inquirió él, hablándole en susurros.

    —¡Papá, aquí hay alguien! -gritó Jimena, mirando hacia los lados, buscando la fuente de aquellas risas malévolas.

    —Aquí no hay nadie, mi amor, acúestate ¿sí? -rogó él, mirándola con los ojos entornados a causa del miedo.

    Ella obedeció y estaba a punto de sentarse cuando vio su reflejo en uno de los cristales de la sala de urgencias, y aunque la que devolvía la mirada en el espejo era ella, su cara se encontraba extrañamente distorsionada, forzada entre una sonrisa y una mueca de desconcierto. Y entonces un torrente de recuerdos se desbordó, hasta que pudo localizar el mismo rostro, pero ésta vez enmarcando la cara de su madre, quien de pronto se vio sorprendida al sentir un cuchillo clavándose directamente en su corazón.

    —¡Mamá! -gritó ella, regresando de pronto a la realidad.

    —Te dije que tú la habías matado -sonrió su reflejo, acentuando más el miedo que ésta le tenía- Bueno, en realidad, la maté yo -puntualizó, ensanchando aún más su sonrisa- Pero como yo soy tu verdadero yo... viene a ser lo mismo ¿verdad, Jimenita?

    —¡Déjame, déjame! -chillaba ella, sintiendo como las manos de aquél ser se cerraban en torno a su espalda- ¡Suéltame!

    —Hija, por favor -gritaba su padre, mientras la sujetaba- ¡Ayuda, por favor! ¡Mi hija cree que alguien la ataca!

    Un escuadrón de enfermeras llegó al instante y entre todas lograron reducir a la chica, que antes de quedar inconsciente nuevamente, sollozó al ver su reflejo. Se había convertido en un ser horrible y todo por culpa de sus padres. Sólo ellos tenían la culpa de que ella hubiera creado otro mundo y de que éste se le hubiera salido de las manos, llegando hasta tal punto que la había vuelto completamente loca.

    Aunque su padre se encontraba muy preocupado por ella, eso no ocultó el hecho de que de alguna manera, le hacía feliz deshacerse de otra responsabilidad dejada por su esposa. Solucionó el problema internando a Jimena en un manicomio y se marchó muy lejos a rehacer su vida, mientras su hija se consumía en el manicomio.

    —¡Por favor! -gemía todas las noches- ¡No me dejen aquí con ella! ¡Por favor! -lloraba una y otra vez, señalando a su reflejo que reía maliciosamente- ¡No sé que pueda llegar a hacer!

    Pero nadie le hacia caso a Jimena, pues día y noche estaba encerrada y de tanto miedo que le tenía a "la otra Jimena" hasta había tratado de matarse, pero sin resultados, como aquella vez.

    —¿Qué puedo hacer para que te vayas? -se repetía a si misma, mientras se hacía profundos cortes en las muñecas- ¿Qué puedo hacer...?

    FIN.
     
  2.  
    \Tsuyuka/

    \Tsuyuka/ Entusiasta

    Leo
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    Escritora
    Re: Autofobia

    Hola Laurine.

    Estamos en las mismas, yo lo hice en, más o menos, diez minutos, y pasándome de las doce el día de la entrega. Sin revisarlo lo entregué, y al otro día entré al foro, para darme cuenta que habían extendido el plazo de entrega, nuevamente...
    Yo había elegido la Erotofobia... ¿Esta que fobia vendría a ser? Es que medio que no entendí, lo siento.

    El relato está muy bueno, aunque, a mi gusto, le faltó un poco de emoción.
    Realmente mme fascinó el final que le diste; puedo ver claramente a la niña sentada en el suelo, entre cuatro paredes blancas, meciéndose hacia adelante y atrás, cortándose las venas de la muñeca, mientras habla con voz fina y sus ojos se encuentran mirando el vacío, ausentes.
    Hubiera quedado mejor si llorara... Muajajajaja.

    La redaccion es buena, y la coheción no está mal. Bastante coherente también.
    Espero te pases por el mío cuando lo publique en Originales, ¿Dónde sino?,no es la gran cosa, pero creo que te gustará.

    Atte.
    Tsuyuka, el 5to Dios.
     
  3.  
    Laurine

    Laurine Usuario común

    Cáncer
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    Pluma de
    Escritora
    Re: Autofobia

    Claro que lo leeré, gracias por la crítica :3.

    La autofobia es el miedo a sí mismo o a estar solo. Quise plasmar un poco ambos significados, pero creo que me quedó más como el miedo a sí mismo.

    Ahora que lo vuelvo a leer, está medio raro, igual y si lo hubiera pulido más habría salido algo decente.
     
  4.  
    Ale Whitlock

    Ale Whitlock Usuario común

    Acuario
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    Escritora
    Re: Autofobia

    Hola :]

    Tú siempre me dejas sorprendida con tus fics /le da un premio A pesar de que tu creas que son horrores (?) OMG este estuvo muy bueno debo decir.

    La autofobia siempre trae de la mano a la locura y assdf... sobre todo por casos como el que has planteado. Me gustó mucho y sí, le noté una tilde suelta por ahí, pero bleeeeh lo demás es... :rezar:

    Ñaaam, me hubiera gustado verla más loca, más autofóbica como quién dice... hasta haciéndose más daño así misma. Pero el final un poco sutil hace que te la imagines como quieras; así que es un buen final.

    :] Para hacerlo en 5 minutos (GOD....yo no puedo ni hacer una viñeta en 10 min... soy excesivamente distraída) Esta realmente muy bien.

    Saludos
     
  5.  
    Pami

    Pami Guest

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    Pluma de
    Re: Autofobia

    Existieron detalles que no me terminaron de convencer; de pronto ibas demasiado rápido y otras veces te dedicaste a explicarlo demasiado. Creo que la parte del padre al final sobró, desvió la atención sobre la fobia de Jimena hacia la estupidez de él.
    Me gustó la descripción desde el enojo de la madre hasta la muerte de ella.

    Me queda una duda: ¿dónde estaban las hermanas?
     
  6.  
    Yoruichi

    Yoruichi Usuario común

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    Escritora
    Re: Autofobia

    No me esperaba el final, realmente el padre era lo que la madre decía de él xD
    He visto algunas tildes mal colocadas y palabras que la requerían sin ella, por lo demás, bastante bien. No creo que lo hicieras en cinco minutos, exagerada ;).
     
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