Ascensor (Tercera planta)

—¿Eh~? —deslicé la sílaba con una clara nota de diversión impresa—. ¿Eres una niña glamurosa, Cathy? Ahora me da curiosidad ese guardarropa~

Acepté su móvil tras ingresar al ascensor y le anoté mis datos sin problemas, cruzando un pie delante del que cargaba mi peso. Noté que ella se apoyaba en una pared por el rabillo del ojo y entorné la mirada para regresarle el aparato, con movimientos sinuosos. Conque vivía sola, ¿eh?

—Bueno, también puedo ir yo a tu casa. Creo que será mejor por tu tobillo y eso, además de que ando en coche. —Aún guardaba resquemores, ¿verdad? Le dediqué una sonrisa entre suave y condescendiente y estiré el brazo para acunar su mejilla—. Cathy, cariño, no me gusta la gente que duda de mis intenciones.

Vaya, interesante elección de palabras, Morgan.

—No te preocupes por nada, ¿sí? —murmuré en un tono bajo, ligeramente grave, acariciando su piel con el pulgar—. No soy una persona que actúe obligada o por modestia.

Regresé la mano a mi espacio y finalmente rompí el contacto visual cuando el ascensor anunció la llegada al tercer piso. Deslicé la vista al frente, suspirando apenas, y salí al pasillo. Entrelacé las manos a la espalda y medio giré el cuerpo, viéndola de reojo.

—Nos vemos, linda~

Y me fui, sin esperar que las puertas se cerraran.

 

Para ser el jodido armario empotrado que era, sacándome poco más de diez centímetros de altura, la verdad es que no me esperaba que me acabase resultando hasta tierno. Cualquiera pensaría que iba a tener la decencia de no molestarlo mucho cuando casi parecía que era de los que no captaban las indirectas, ¿verdad? Bueno, mala suerte para él, esos eran justamente los más divertidos de picar.

Parecía haberse puesto un poco nervioso con la mención de la cita, ¿o fue por usar ya un apodo con su nombre de la nada? Vete tú a saber, pero me estaban dando ganas de comérmelo ya~.

No me había parado a pensar en lo de la enfermera, a decir verdad, lo de que no estuviese contenta con su trabajo o algo por el estilo. Quizás pareciese ideal, pero en realidad me imaginaba que no tenía que ser fácil trabajar en un colegio de pijos como este. Es decir, seguro se habría encontrado a más de uno con exigencias estúpidas o que se creyese el más listo del barrio y al final había acabado rindiéndose o algo, la pobre.

Noté su mirada extrañada por la mención del gatito en la sala de arte y me sonreí, bastante divertida, sin añadir nada más. ¿Acababa de quitarle a Katrina un posible visitante y un potencial ligue con mi advertencia? Ups, my bad~.

Me dirigí hacia las escaleras bastante decidida y, de hecho, estaba ya subiendo el primer escalón cuando me di cuenta que el chico desviaba su camino, dirigiéndose hacia el ascensor. Me acerqué a él sin acelerar el paso, porque no lo necesité para poder alcanzarlo, y tuve que soltar una risa cuando explicó el por qué de su decisión.

—No te creas que tengo tantas ganas de entrar a clase, ¿eh?

Aun así entré sin oponer ninguna resistencia y apoyé las manos sobre la barra lateral que había pegada a la pared, observando al chico mientras hablaba. Así que europeo, ¿eh? Nada muy extraño viendo su aspecto, altura y nombre, claro. Ladeé ligeramente la cabeza después, cuando adivinó la mía, y le dediqué una sonrisa suave antes de impulsarme un poco hacia delante y dirigirme hacia su posición.

El cubículo era pequeño y, joder, ese ascensor iba lento con ganas, ya lo había podido comprobar bien ayer, así que digamos que el pobrecillo se había hecho su propia trampa solito.

>>¿Me estás estereotipando, cariño? —murmuré, buscando su mirada desde abajo en lo que levantaba las manos para hacerme con la corbata y juguetear con ella entre los dedos—. Not very nice~

Solo lo estaba jodiendo, obviamente, si no sería yo el jodido prototipo de estadounidense y poco o nada me importaba que cualquiera se diese cuenta. Es decir, menos por lo de la obesidad, aunque disfrutaba la comida basura como nadie.

Solté la tela después de un rato y deslicé las manos hasta alcanzar sus hombros, bajándolas después a lo largo de sus brazos en un movimiento suave. Cuando alcance el límite del blazer, me quedé ahí y bajé la vista hasta fijarme en sus piernas, señalando las mismas con un movimiento de cabeza.

>>Seguro que ya te lo han preguntado mil veces, sorry, ¿pero qué te ha pasado~?

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I'm sorry, ¿en qué momento te pareció buena idea meterte en un espacio cerrado con esta pendeja? Pregunta seria (?

 

Tardó aproximadamente medio segundo en hundirse por completo en mi cabello, apenas terminé de hablar, y tenía que admitir que el beso que me dejó ahí me hizo un poco de cosquillas y hasta me sacó una carcajada suave. Eh, no sé, era una chica muy sensible en algunos puntos~. Siguió dejando un par de besos más aquí y allá antes de volver a encontrar mi boca y, como buena chica que era, volví a dejarle hacer lo que le saliese de los cojones.

Le correspondí casi con la misma cuota de ansiedad encima, si es que estaba mejorando bastante como besador, y me seguí pegando con insistencia contra su cuerpo sin ninguna clase de problema. Podía haber hecho alguna jugada sucia como la del otro día en el baño, colando la pierna entre las suyas o algo por el estilo ya que la posición me lo hubiese permitido sin mucha dificultad, pero preferí tenerle algo de piedad y estarme quieta por el momento.

Otro suspiro traicionero se me escapó de los labios cuando se separó después de un rato y seguí el movimiento de sus manos ajustándose el uniforme mientras escuchaba su pregunta, intentando ponerme las neuronas un poco en orden. Me di la vuelta un poco de repente y me llevé las manos tras la espalda, rozándole solo un poquito la entrepierna completamente sin querer y por cosa de que seguíamos bastante pegados, ¿eh?

—Tengo mis métodos~ —respondí, encogiéndome de hombros, e intercalé un par de miradas entre los reflejos de ambos—. ¿Pero no es gracioso? ¿Te imaginas que nos hubiésemos cruzado antes sin tener ni idea de que íbamos a conocernos en algún momento? Aunque eso es imposible, me acordaría de un chico tan guapo como tú~

 

La jodida cabrona me rozó con toda la puta intención del mundo al darse la vuelta y mira, mal que mal ya me iba acostumbrando a sus juegos. No que me molestaran, claro, al menos no demasiado, además podía contribuírselo a la ligera ansiedad que me echaba encima la inexperiencia y ya. Eso se solucionaba bastante fácil, ¿a que sí? Después de todo había que ver nada más, la de herramientas que me habían caído del cielo para solucionarlo.

Y que no repararía en darles uso~

Tensé la mandíbula de reflejo, la miré por el espejo y acabé esbozando una sonrisa torcida al regresar mi uniforme a su forma decente. La recorrí con la vista, en silencio, y justo antes de responder me pegué a ella, a sus putas manos, con toda la intención del mundo. Para que viera nada más lo que había causado~

—Me halagas, linda —murmuré cerca de su oído, pegando la mejilla a su cabello, y apenas oí el pitido del ascensor me alejé con movimientos fluidos—. Y no te preocupes, me aseguraré de no olvidarte.

Comencé a retroceder sin quitar la vista de su reflejo, mi sonrisa se ensanchó y hundí las manos en los bolsillos. Solté algo al aire mientras giraba sobre mis talones, por fin retirándome.

—Nos vemos mañana, pasaré a las ocho~

 

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solo porque sí (?

¿Acaso no venía llegando de un campamento donde una mujer con tendencias vampíricas había pretendido ahorcarme y sacarme la carne por un piquete en el cuello? Sí, pero la vida sin peligro no tenía mucha gracia y si no hacía el tonto hasta con el árbol con silueta de mujer, vaya, no era yo mismo. Lo dicho, el letrero no podía detenerme si yo no sabía leer.

Siendo honestos, a la pobre desgraciada parecía que iba a darle un colapso o algo y quizás fuese efecto colateral de pasar demasiado tiempo con Sasha últimamente, porque por un segundo me preocupó de verdad que a la morena esta se le antojara besar el piso o algo. No se me apetecía mucho tener que arrastrarla desmayada a una camilla.

La observé en lo que respondía, analizando si genuinamente se iba a morir en el momento menos esperado, pero al final logró decir algo y me tragué las ganas de decirle que entonces ya estaba todo perdido. Me la pasaba siendo una molestia, pero no había por qué aguarle la tarde así, era mejor que lo descubriera por sí misma, cosa que podía ocurrir en los próximos cinco minutos o no ocurrir hoy.

—Ya veremos —contesté de todas formas, pues porque sí.

Luego me contestó lo de que sí venía a buscar a alguien, pero la persona en cuestión, Bianchi con la que me había tocado el proyecto anterior, se había ido antes de que pudiese encontrarse con ella. Ah, vaya, la pelirroja no había esperado a su querida amiga. Pobre criatura, tendría que hacerle compañía, ¿no? Luego de que se llevara esa pequeña decepción no quedaba más.

No creí que fuese a decirme qué le pasaba, no si se parecía a Sonnen tanto como podía intuir, pero lo hizo y los paralelismos me siguieron haciendo gracia. El otro imbécil también tenía que meterse un chute de drogas cuando su cerebro de repente decidía que era un gran día para doler y a veces ni eso servía, supuse que le pasaba desde que era un mocoso que no sabía limpiarse el culo, porque parecían medicamentos muy específicos. Ni idea, las pocas veces que había tenido dolor de cabeza habían sido luego de beberme hasta el agua del florero. No tenía mucha comparación, pero lucía bastante desastroso.

¿Me vas acompañar?​

La pregunta me estiró la sonrisa en el rostro, fue inevitable, y cuando me dio su nombre suponiendo que quizás sería el caso se me escapó una risa por la nariz. Hombre, ¿quién era yo para rechazar las oportunidades que me caían del cielo? Dios daba y Dios quitaba, era tan fácil como eso, sobre todo para oportunistas de mi calibre.

—No tendré modales, pero no puedo dejar ir sola a una señorita que se siente mal, ¿cierto? —concedí girando en redondo para seguirle los pasos, aunque pronto nos guié hacia el ascensor para no poner a la desgraciada a bajar escaleras. Tuve que hacer un poco de matemáticas, porque la cría se veía extranjera que te cagas y no sabía en qué orden me habría dado su nombre, pero Makris sonaba a apellido en mi cabeza—. Shimizu Arata, por cierto, ya que nos estamos presentando por fin~

Presioné el botón del ascensor que para nuestra suerte seguía arriba, así que cuando las puertas se abrieron la dejé pasar primero antes de seguirla y, otra vez, presionar el botón aunque ahora el de la primera planta. Cuando las puertas se cerraron el sonido de la maquinaria me distrajo un instante, pero volví la atención a la chica.

—Arata —solté de repente para intentar evitarme la peripecia de que me llamara por el apellido del apestado que tenía por padre aunque daba un poco lo mismo—. No sé si tengan cosas específicas para la migraña abajo, pero supongo que una compresa fría puede ayudar. Aunque no es que yo sepa mucho de dolores de cabeza.

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qué horror de tocho así de gratis JAJAJAJ perdón

 

—Qué horror —solté al instante, junto a una risa—. Si lo pones así, tendría que usar gafas y cargar actitud de "no soy como las demás chicas". Tú estás perfecto.

Lo cual significaba, en sí, que cumplía perfectamente con el estereotipo de motociclista malote, pero ya a esta altura ninguno se ofendía con las estupideces del otro, ¿verdad? Luego lo arrastré, él pilló el bento y yo me encargué de su móvil, metiéndolo en el bolsillo de mi falda sin más para que no quedara perdido en la clase. Se enganchó a mi brazo y atravesamos el pasillo de tercero hablando de... Crepúsculo, vaya.

—¿Ahora? No aguanto ni cinco minutos —reconocí, entre divertida y resignada—. Te hablaba de la Sasha de hace dos años atrás, cuando tenía una vida normal y me quejaba de tener que estudiar.

No recordaba bien qué impulso me había hecho reproducir la primera peli de Crepúsculo, había sido en la época donde seguía de rebelde y no me sentía parte de la familia. Total que me acabé enganchando y en una de esas, Eloise entró a mi cuarto. Ver a Edward en pantalla le arrancó una risa dulce y me cepilló el cabello, diciéndome que le traía recuerdos. "Son algo malillas, pero no podía evitar emocionarme", había dicho. "¿Qué le voy a hacer? Soy una romántica empedernida".

A duras penas tenía ganas de caminar, así que me desvié hacia el ascensor y, en consecuencia, arrastré a Arata. ¿Que argumentara mi opinión? Lo pensé unos pocos segundos tras presionar el botón.

—Los vampiros suelen ser misteriosos, gloomy, paliduchos, seductores, y casi siempre tienen mucho dinero —enumeré, pensando en todos los vampiros que se me venían a la mente.

Las puertas se abrieron e ingresé al ascensor, recibiendo del mismísimo cielo una idea estúpida. Las paredes espejadas devolvieron nuestro reflejo y me deslicé delante de Arata, para echarle encima mi peso suavemente. No sabía bien cómo había aprovechado nuestros brazos entrelazados para posicionar su mano alrededor de mi cintura, pero me envolví allí y solté el aire por la nariz.

—Los hombres lobos son más... bueno, tienen más sangre caliente en el cuerpo —murmuré, relajando la cabeza en su hombro, y sonreí divertida—. Son de manada, más expresivos, pasionales, y toda la mierda.

Me había acomodado el cabello al otro lado con disimulo, intenté reprimir la gracia y me encogí apenas de hombros, fingiendo indiferencia.

—Pero vaya, quizá me equivoque...

 

Que soltara tan pancha que yo estaba perfecto en mi estereotipo del chico malo de la moto me sacó una risa, me hizo genuina gracia y obviamente no me ofendió en absoluto. Me había conocido lanzando cuchillos, la había subido a la moto y llevado a un estudio de tatuajes a horas en que la gente decente debía estar llegando a casa para descansar, más bien parecía que me había esforzado en titularme como la mala influencia.

—Que te falten las gafas y ciertas vibras es el pequeño giro en la trama de la peli, se puede quedar así —dije sumándole una última cosa a la tontería.

Me di cuenta que se guardaba mi móvil para que yo no lo dejara ahí, cosa que se le agradecía, y ahora sí salimos de la clase al pasillo hablando todavía de los vampiros que yo no había visto, aunque era como si lo hubiese hecho. La cantidad de contenido que había de esas condenadas pelis en internet era absurda, se habían inmortalizado en vete a saber cuántos memes y un montón de mierdas.

—¿Sasha de dieciséis añitos? Bueno, ahora que lo dices tiene sentido.

El punto es que a pesar de lo absurdo de mi pedido ella puntualizó por qué no era un vampiro, la descripción me recordó a Sonnen y de habérnoslo topado en el pasillo por accidente seguro hubiese conseguido que me partiera el culo de risa de aquí hasta que llegáramos abajo. Ya de por sí le decía Drácula al imbécil, pero la descripción de Sasha era la cereza del pastel y hubiese sido para mearse.

Asentí con la cabeza bastante concentrado, al menos eso aparentaba, y cuando nos metimos al ascensor ella se deslizó adelante de mí, mi brazo la envolvió y la señorita No-dormí-una-mierda-parezco-borracha me echó ligeramente el peso encima. Observé nuestro reflejo en las paredes antes poner toda la atención en ella, soltó la estupidez en un murmuro y su cabeza terminó en mi hombro. Mira por muy broma que fuese la verdad es que daba risa que la cosa tuviese cierta lógica detrás.

Sangre caliente era una forma bonita de decir que era un puto intenso.

Mi mano acarició el costado de su cuerpo aprovechando que ahora estaba enredada en su cintura, la pegué un poco más a mí y me tragué la risa cuando me di cuenta que la cabrona se había dejado el cabello del otro lado. ¿Lo debería atribuir a su falta de sueño también? Quizás, ni idea, en su lugar me incliné lo suficiente para alcanzar a respirarle encima del cuello y le solté una risa baja casi encima de la oreja.

—Da para otra peli cutre, la verdad —murmuré previo a besarle el cuello, fue un roce primero, luego me presioné con algo más de firmeza y poco antes de dejarla en paz le pellizqué apenas la piel con los dientes para seguir hablándole en voz baja—. Igual mi argumento de morder servía para cualquiera de las cosas cosas, creo. No sé, no soy experto en hombres lobo ni vampiros, tendrás que iluminarme.

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respondí aquí cuz idk a mi cerebro le pareció que tenía más sentido (?? ahí te los puedes seguir arrastrando, obvi i have no shame en el poco control que ejerzo sobre arata btw

en otra nota, es muy gracioso porque llevo casi toda la semana sobreviviendo a punta de canciones que escuchaba a mis quince añicos aka cuando empezó mi etapa punk a toda potencia (??? porque me dan energía, por raro que suene, pero el punto es que ESTO ESTÁ ENTRE ESAS COSAS AND IM DYING JASHAJS

 

Justo como había pensado con Beatriz en el invernadero y como pensaba con cierta frecuencia respecto a Tora, sabía que la calma y la amabilidad eran solo otras formas de control. Menos abrasivas, menos violentas, pero servían y a pesar de que mi preocupación por Génesis era real, también era cierto que me había regulado a mí mismo para regularla a ella. No iría a quitarle la vergüenza ni nada, pero la pondría en un nivel de sosiego parecido al mío tan siquiera.

Agradecí mentalmente que nos guiara al ascensor de cualquier forma, así no tenía que recorrer tres pisos con estas pintas. Entré tras ella, atendí a sus palabras y lo de la música del ascensor me hizo cierta gracia.

—Voy a la 3-1 —contesté sin más—. Y toda la música de ascensor es parecida, por eso la música de ascensor casi es un género.

Cuando nos detuvimos y las puertas se abrieron, me hice a un lado para que ella pasara primero, pues porque no podía ser de otra manera.

—Te dejo en tu clase y luego me cambio.

 

—¿Estás seguro de que quieres encerrarte en un espacio tan pequeño conmigo? —le dije al pasar a su lado, bajando la voz por causa de la cercanía que yo misma provoqué, y le mantuve la mirada un par de segundos antes de alejarme y sonreír como si nada—. Just kidding~

Ni de coña me había olvidado de nuestro último encuentro y cómo el mismo había acabado, por mucho que pudiera parecer lo contrario. Podía procurar ser amable de momento, siendo que él solito se había acercado y, ya de paso, me estaba invitando a comer, pero ah, una chica siempre iba a recordar cuando la rechazaban. Sea como fuere, había aceptado su compañía durante el receso, así que me adentré sin demasiada complicación en el ascensor, una vez él me ofreció pasar primero.

Me eché sobre la pared del fondo, con la espalda apoyada en el espejo que había mismo, y una sonrisa divertida me cruzó el rostro al escuchar la pregunta que el chico me lanzó. Se me ocurrieron un par de respuestas... interesantes que darle, pero al final me retracté y simplemente me encogí de hombros con cierta indiferencia.

>>Dunno, supongo que decidiré cuando vea lo que hay en la cafetería —agregué, de manera bastante neutral—. ¿Qué ha sido de ti estos días, cottoneflake? ¿Algo interesante que contar o no?

 

No creía que admitir querer ver a alguien fuese raro en lo más mínimo, Beatriz había chocado conmigo, luego habíamos pasado un rato juntas que valió para aclarar cualquier confusión y eso podía ser suficiente. Era gracioso, viendo que por la mañana seguía confundida sobre si autoproclamarme amiga de Cayden, pero me pareció más sencillo discernir si podía llamarme amiga de Bea o al menos una conocida a la que quisiera ver. La ansiedad de la chica era más fácil de leer que los espacios de silencio del pelirrojo, incluso si, así yo no lo supiera, ambos eran capaces de mostrarse igual de temerosos.

Cuando acepté su invitación me pareció percibir la ilusión en su mirada, su pregunta confirmó el sentimiento y asentí con la cabeza para reforzar mi respuesta. Después volví a prestarle atención, admitió no haber pensado un lugar, pero sugirió la piscina porque hacía un lindo día y que quizás no hubiera mucha gente. No lo había dicho, pero había dado por asumido que lugares como el patio y la cafetería estaban descartados en su cabeza, así que esperé cualquier otra opción.

—Claro, cielo —respondí con tranquilidad a lo del ascensor.

Empecé a caminar entonces para salir de la clase, el movimiento debió alertar al pelirrojo que la había saludado porque apenas se dio cuenta alzó la mano al (casi) grito de "¡Bea!" para llamar su atención y acabó llamando la mía por rebote. Ya se había sentado en un pupitre delante a Ilana, chica nos miró, nos dedicó también una sonrisa y yo la reflejé.

—Nos vemos —se despidió el muchacho dirigiéndose a Beatriz, dedicándole otra sonrisa amplia.

Con las despedidas hechas, retomé la marcha junto a la chica y nos guié hacia el ascensor a un paso que aunque no calificaba como acelerado pretendió recortar el tiempo que pasáramos en el pasillo. Una vez frente a las puertas presioné el botón, el ascensor no tardó en aparecer y entramos de modo que las puertas se cerraron.

—¿Has ido a la piscina antes? —pregunté para hacer tema de conversación, un tema fácil quería decir.

 

Asentí con la cabeza cuando admitió que la pregunta simplemente le había pillado por sorpresa, dedicándole también una sonrisa tranquila que pretendió hacerle saber que lo entendía. No añadió nada más después de aquello, y en su lugar me contestó a la pregunta que se me ocurrió hacerle para continuar con la conversación. Confirmó que venía de una preparatoria de Shibuya y que el Sakura le parecía una escuela normal, lo que me hizo inclinar ligeramente la cabeza hacia un lado.

—Oh, uhm... A mí también me transfirieron, desde Shinjuku, y tenía muchas ganas de venir al Sakura por las expectativas que le tenía. En mi caso, sigo igual de emocionada porque la academia parece estar a la altura de lo que había esperado, y supongo que quería comprobar si era igual para todos o solo cosa mía. Parece que es solo cosa mía... —añadí, bajando apenas la voz con aquello último, aunque rápidamente le mostré que seguía sonriendo a pesar de lo que había dicho.

En esos momentos, el ascensor alcanzó el tercer piso y yo levanté la vista hacia el panel que lo indicaba, mirándolo solo un segundo antes de volver a centrar la atención en el chico.

>>Parece que ya llegamos. Muchas gracias por aceptar mi compañía, Shinomiya-san. Sé que mi opinión no debe importar demasiado y que a Ri le vas a seguir gustando, pero... creo que eres un buen chico y me alegra que te haya conocido —aproveché para decirle antes de que las puertas se abrieran del todo, con un tono relativamente serio pero la expresión todavía relajada—. Entras a clase también, ¿cierto?

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post cortito para cerrar cuz no podía dejar a kouchii sin respuesta unu muchas gracias por aceptar rolearlos, fue la interacción tranquilita y kinda cute que esperaba y necesitaba de ellos uwu <3

 

A medida que oía su respuesta me di cuenta que seguía buscando fantasmas y malas intenciones donde claramente no las había. Suspiré con ligereza, mirándola al notar que su tono decaía, y aún si me mostró su sonrisa pues decidí abrir la boca.

—Cada quien tiene su experiencia, en mi caso no elegí esta escuela, por eso me da bastante igual cómo sea —expliqué con calma—. Sólo apunto a graduarme y ya, pero eso no quita que esté bien puesta. Es grande, moderna y tiene muchas facilidades.

Las puertas se abrieron y, mientras salíamos al pasillo, me agradeció por la compañía. Asentí junto a una sonrisa educada, y el gesto se mantuvo allí aún cuando la escuché decir que era un buen chico. Pobre criatura, no tenía la menor idea de nada, pero así estaba bien. No se suponía que lo hiciera, le correspondía vivir en la ignorancia. Si acaso me demostraba que sabía comportarme y disfrazarme en sociedad, como Teruaki-san, por ejemplo, y no como la hiena. Era una característica fundamental de los mejores.

Y de los sobrevivientes.

—Fue una charla agradable —convine, y seguimos caminando hacia la 3-1—. Es bueno que Riamu te tenga como amiga.

No profundicé en la idea ni busqué explicarme, con eso me despedí y me desvié hacia mi pupitre. Había sido tan conciso como cierto.

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por acá cerramos as well uwu i enjoyed iiiit