Argentina vs alemania [tú decides el final]

Tema en 'Relatos' iniciado por Syel, 12 Julio 2014.

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    Syel

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    Escritora
    Título:
    Argentina vs alemania [tú decides el final]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3253
    No sé como lo hice, disculpen si esta mal narrado pero es la primera vez que escribo algo así y la verdad creo que será la última, no soy bueno en esto del "Futbol".
    Al menos intenté que estuviera narrado desde el punto de vista de un jugador: Messi, que es el único que conozco más o menos. Sin más dejaré este intento de final que hice T.T

    Argentina vs Alemania.

    Miró las paredes tratando de encontrar un alivio en ellas, pero solo veía personas de un lado a otro que hablaban sin parar. En su boca mantenía el chicle, que pasaba de un lado a otro mostrando la inquietud que sentía en ese momento el argentino. La fila comenzaba a formarse, los árbitros permanecían delante de ellos. Omnipotentes sonreían, la mayoría del partido dependía de que tan bien hicieran su trabajo y eso Messi lo sabía de sobra. Dirigió su vista esta vez a los niños que permanecían a su lado, algunos lo miraban y le sonreían otros permanecían ajenos a lo que estaba a punto de suceder, unos más miraban a los jugadores de Alemania que comenzaban a formarse.

    Messi veía a sus oponentes, ¿podrían con un equipo que humilló a Brasil en su propia casa? No le quedaba más que confiar en sus compañeros de juego y su director técnico: Alejandro Sabella y su buena estrategia de juego. Miró hacia atrás, éstos permanecían callados, tan nerviosos –tal vez más- que él. Regresó su mirada al frente, ahora los gritos de las personas que lo esperaban fuera eran ensordecedores, comenzaba a inquietarse. Una mano tocó su hombro y dando un sobresalto miró al sujeto.

    –Creo que estás muy nervioso –mencionó con una pequeña sonrisa Ángel Di María.

    –¿No debería de estarlo? – contra-atacó el argentino.

    –Lo sé –Le respondió este con gesto serio, una final no se juega todos los días y mucho menos si es la “Copa del Mundo”. Todos comenzaron a ponerse en posiciones. Nada de eso lo ayudaba a tranquilizarse.

    Afuera las bocinas transmitían las voces, señal del comienzo del partido. La gente emocionándose mostraba cuanto apoyo recibirían ambos equipos: Argentinos vs Alemanes, las porras y los gritos estaban mezclados. Los árbitros comenzaron a salir y detrás de ellos los equipos tomados de la mano junto con los niños que los acompañaban siempre, vestidos de amarillo y rojo.

    Cuando mostró su rostro, todos sus compatriotas comenzaron con la emoción a flor de piel, gritando a coro: ¡Messi! ¡Messi! Mostrando que en él depositaban toda su confianza. Un gesto serio les dedicó, sabía que no podía decepcionarlos.

    Una vez estuvieron las filas, las cámaras y videograbadoras no dejaban de ir de un lugar a otro, mostrando sus rostros en las grandes pantallas del estadio Maracaná. Messi no escuchaba más que el sonido de su corazón latiendo cada vez más fuerte…No podía evitarlo, se sentía presionado. Solo escuchó el grito de su gente tratando de entonar su himno nacional. No abrió la boca.

    Lo mismo paso con los alemanes, su himno resonó en todo el estadio, el grito de las personas que apoyaban a su equipo no quedaron atrás de las argentinas. Los miró de reojo: serios como se suponía debía estar él. Una vez hecho todo, los colocaron de frente para elegir quien sacaría primero, el árbitro los miró y les deseó suerte. Ambos capitanes asintieron,
    Philipp Lahm
    no dejaba de mirarlo, confiado, omnipotente, mostrando su seguridad. Lionel Messi por su parte se quedó quieto, tal vez mostraba su inseguridad pero no le importaba.

    –Alemania inicia —comentó el árbitro interrumpiendo sus pensamientos. Él solo asintió mientras Lahm sonreía. Mal comienzo.

    Todos se ubicaron en sus posiciones. El guardameta en la portería, cuatro defensas delante, tres centrocampistas y tres más delanteros, uno de ellos, el capitán que se colocó frente al alemán. El equipo rival hizo lo que le correspondía. Philipp Lahm lanzó el balón hacia arriba y el comienzo del partido dio inicio.

    Como era de esperarse los rivales tenían el balón, pasaban fugaces corriendo hacia la portería de Argentina pero gracias a Dios, lograban quitarles el balón antes de que fuera demasiado tarde. Messi corría de un lado a otros, tras del balón, buscando una oportunidad, una sola oportunidad para que se hiciese dueño del primer gol.

    Erik Durm, dueño de la camiseta número 15 de Alemania, se la quitó a su compañero Enzo Pérez con una barrida perfecta, el aire comenzaba a volverse algo pesado, no sabía cuánto ya había pasado pero se daba cuenta que ellos casi no estaban tocando el balón. Durm continuaba corriendo, Messi lo siguió de cerca y tratando de copiar su técnica, hizo una barrida que lamentablemente terminó en llamada de atención, cortesía del árbitro. Era el primer saque de los alemanes.

    – ¡Suban y cúbranlos! —ordenó este, sus compañeros lo hicieron sin rechistar. Sabían que tenían que obedecerlo. Podolski miraba de un lado a otro, buscando a su equipo, aquel que no estuviera cubierto por los argentinos. Miró más allá de Messi y la lanzó con tal fuerza que llegó hasta casi el otro lado de la cancha, ningún argentino desvió la pelota. Lamentablemente para ellos, esta hizo contacto con la cabeza del número 7, Schweinsteiger, quien la bajó y rápidamente se dirigió a la portería argentina, los defensas hicieron acto de presencia: Garay, Rojo, Zabaleta y Demichelis lo siguieron, buscando hábilmente con sus ojos el punto débil. Rojo hizo una barrida que fue esquivada fácilmente con un salto por parte de Schweinsteiger, Demichelis fue más inteligente, se le acercó y pateó dándosela a Garay quien rápidamente le dio el pase a Messi…Siempre Messi.

    Sin dudar corrió lo más rápido que pudo hacia la portería rival, esquivando a varios alemanes. A media cancha dio un pase a su compañero Higuaín que corrió, tratando de imitar al argentino pero una vez más los alemanes mostraron su capacidad de reacción…una vez más el balón estaban del otro lado. Messi se quedó de pie un solo segundo, el aire entraba ya con dificultad por sus pulmones, dio la media vuelta después de un gran respiro y regresó en busca de lo que se le había quitado. Zabaleta –que se había apoderado del balón- vio el peligro acercarse y lanzó el balón: tiro de esquina para los alemanes.

    En menos de un segundo, la portería de argentina estaba llena de trajes negros con rojo y azules con blanco. Messi se quedó en medio, empujando con los brazos a algunos rivales que buscaban a toda costa cualquier lugar que les diera la oportunidad de meter gol. Müller hizo por un microsegundo contacto visual con él pero este se dio cuenta que no era una mirada dirigida a su persona sino a sus compañeros, cualquier jugada que estaban planeando podía terminar en gol.

    –¡Cubran a todos! –gritó demasiado fuerte, incluso algunos alemanes voltearon a verlo. Todos se empujaban, se agarraban pero como siempre, el árbitro hacía ojos ciegos a tales eventos. Por fin Müller lanzó el balón por encima de su cabeza, los argentinos se movieron rápido pero no demasiado. El número 11, Klose, se alzó en vuelo contactando rápidamente con la pelota.

    –¡Torr! –O algo similar llegó a los oídos de Messi…Alemania había anotado su primer gol. Llevó sus manos a su cabeza y sacudió su cabello en un arranque de furia, tan pronto ya habían contactado con su portería. No podía culpar a Sergio, sabía que en parte había sido su culpa. Alzó su rostro al cielo, trataba de recuperar aire en lo que sus rivales corrían con caras sonrientes en busca de sus compañeros de equipo, desbordantes de alegría. ¿Cuánto había pasado? No lo sabía pero esperaba que acabara pronto, no quería terminar como Brasil.

    –¡Deprisa! ¡Todos a sus puestos! ¡Abusados! –dijo mientras comenzaba a correr. Saque de Argentina.

    – ¡No se depriman! ¡Hay tiempo! –apoyó Di María, todos asintieron. Pérez, imitando a su rival alzó la pelota sobre su cabeza y la lanzó, sin mirar a nadie. Cayó a los pies de Messi. Con un hábil movimiento, acomodó la pelota a su modo y corrió como si el final del mundo dependiera de ello; un pase más a Higuaín quien la paso a Agüero, esquivando la defensa Alemana. De nuevo el balón regresó a Messi, golpeando en sus pies, la lanzó con un tiro rápido y efectivo…

    –¡Ahhhh! –se escuchó el lamento cuando esta se encontró con el poste. Dejó caer su rostro, estaba cansándose y no podía hacerlo. Weidenfeller, el portero, sin detenerse lanzó la pelota y tal –como si fuera un imán- se pegó al pecho de Klose. Una bajada rápida y ya se encontraba corriendo del lado contrario. Messi lo siguió y señaló a Zabaleta que en un arranque de nerviosismo cometió una falta a causa de una barrida. El árbitro señaló la tarjeta amarilla, querían alegar pero el silbato del final del partido les interrumpió: El primer tiempo había acabado…Iban perdiendo.

    Con el gesto descompuesto en algunos y con una cara de decepción en otros comenzaron a juntarse y dirigirse a su reunión para “descansar”. Miró por última vez el rostro de su gente: gestos de tristeza que no lo ayudaban para nada. Una vez dentro la preocupación se aligeró, al menos ya nadie lo miraba.

    –¿QUÉ ESTÁN HACIENDO? ¿QUÉ PASO CON ESA DEFENSA? –gritó Sabella.

    –Son más altos y rápidos que nosotros —se quejó Di María

    –Tienen mejores planes —continuó Zabaleta.

    -–Se ven más seguros —dijo Pérez

    –No estamos bien organizados —contestó Messi.

    --EXACTO, LES PREGUNTÉ SOBRE USTEDES, NO DE ELLOS –El director técnico no estaba en sus mejores juicios, siempre había sido así, después de un partido no satisfactorio para él, los gritos comenzaban a salir de su boca. No había un objetivo, solo mostraban la furia que –tal vez- en cada uno de ellos se estaba acumulando.

    —Lionel, me estas fallando. Esa pelota estuvo cerca de meterse. ¡¿Qué pasó?! –Al menos su tono de voz ya había bajado

    --No calculé bien— Fue lo único que dijo, no planeaba admitir que estaba frustrado por el gol que ya les habían metido. Sin decir más, la alarma del segundo tiempo daba aviso del comienzo.

    Argentina 0

    Alemania 1

    No era muy favorable. Todos comenzaron a salir una vez más. Messi sintió otra vez los nervios a flor de piel; esta vez su gente había disminuido los gritos, o bien estaban nervioso, tristes o lo que a él más le dolía…Decepcionados.

    No sabía que estaban diciendo los comentaristas y no le importaba del todo, su objetivo era meter el gol a toda costa. El segundo tiempo comenzó como el primero, las alineaciones no habían cambiado y los rostros sin expresión tampoco, al menos de los rivales, ya que el de ellos estaban clara la presión que sentían: la copa del mundo se les estaba yendo de las manos.

    Todos sus esfuerzos, sus energías, absolutamente todo se les estaba escapando. El balón voló por encima de sus cabezas, Messi corrió tras el alemán que se la había quitado y con un tiro afectivo paso a los pies de su compañero Di María quien corrió sin detenerse, esquivando uno a uno a sus rivales pero Müller la voló antes de que llegaran siquiera al área de penaltis.

    Pérez salió en su búsqueda pero le otorgaron otro balón, lo colocó en sus pies y miró a Higuaín. El pase fue efectivo, el contacto no tanto pues si bien rebotó en su pecho, cayó a pies de Schweinsteiger. Este sin dudar se dirigió a su antigua portería, esquivó a todos y pateó la pelota con precisión, sin embargo el guardameta Sergio, sabiendo lo que se jugaba se lanzó y el balón se encontró en sus manos.

    —¡Bien! –dijo el argentino. Sergio apoyando la emoción la lanzó de nuevo a sus pies. Messi ya emocionado con el grito de su patria apoyándole, esquivó a todo alemán, dando pases para evitar perder de nuevo la pelota. Es una de ellas Higuaían se la devolvió a mitad de cancha, este no tuvo más que correr pensando en que pasaría si perdieran. Este pensamiento se disolvió rápidamente y colocando la esperanza en ese pequeño contacto, pateó la pelota con toda energía de la que fue capaz. El sol estaba haciendo bien su trabajo al dejarlo exhausto con algo tan simple que ya había hecho otras veces.

    —GOOOOOL — gritaron los de la tribuna. Todos los bicolores argentinos se pusieron de pie, sus rostros de alegría hicieron acto de presencia y Messi –como siempre- corrió alrededor de la cancha con los brazos abiertos y la alegría mostrándose en todo lado de su cuerpo, haciendo énfasis en la sonrisa de su rostro. Sus compañeros comenzaron a arremolinarse alrededor de él. De un salto subió al cuerpo de Demichelis y hundió sus manos en su cabello. Una esperanza brillaba de nuevo en ellos.

    —Bien hecho hermano

    —Felicidades

    —Podemos ganar

    —Hay una esperanza

    No distinguía de dónde venían todos los cumplidos pero le alegraban. Miró más allá del cuerpo de sus compañeros, los alemanes no cambiaron su expresión, se veían exactamente igual a como habían metido su primer gol.

    —Parece que no están nerviosos —se quejó el argentino.

    —Concéntrate en lo importante —le contestó alguien. Lo sabía pero decir algo de vez en cuando no era un pecado. La pelota regresó a brazos de los alemanes. Podolski buscaba a su equipo, esta vez con más urgencia, no había tiempo que perder; Messi sabía que tenían que meter un gol más, de lo contrario se iría a penales y no podía permitirse eso.

    —Vamos, vamos —Se dijo a sí mismo. El balón se encontró con alguien de su equipo y sonrió. Rojo dio un pase efectivo a Higuaín, de nuevo paso a Di María quien buscó el gol pero solo terminó en otro lamento por parte de la tribuna cuando esta sobrepaso la red: Tiro de esquina por parte de los argentinos.

    Como en el tiempo anterior, personas de ambos equipos se mezclaron en una sola área. Los bicolores negro y rojo cubrían a los ambi-celestes, eran mucho más altos pero eso no les quitaba que también empujaran, todo para la protección de su cancha. Demichelis tomó la pelota por encima de su cabeza y la lanzó al centro, Rojo hizo contacto con su cabeza pero Podolski rápidamente desvió esta de su portería. Messi vio como el arquero ahogaba un suspiro de alivio.



    El tiempo estaba pasando y no había respuesta ni de un equipo ni del otro, habían ya tantas faltas por parte de Argentina que una más les costaría la perdida de algunos jugadores, no había cambios, ¿qué pensaba su D.T? Al fin, Demichelis fue el seleccionado para hacer remplazado. El número 17, Fernández, entró animado, persignándose, deseándose suerte a él mismo y a su equipo. No hubo pérdida de tiempo. El balón continuó paseándose entre roji-negros y ambi-celestes, no se dejaba dominar por nadie, no dejaba que ni uno ni otro anotara gol, parecían mantenerse. Müller la tenía una vez más en su poder y corría como un auténtico atleta, buscando a Podolski, le dio el pase y este lanzó el balón desde –casi- media cancha.

    Messi miró y deseó que aquello no terminara en gol…

    —Torr —volvió a escuchar. No miró la tribuna, sabía que una vez más se encontraría con la esperanza de su patria hecha añicos. Colocó sus manos en su cintura y agachó la vista, no miró a nadie más que al verde del pasto. Sabía que sus compañeros se sentían igual o peor a él. Los alemanes corrían y reían entre ellos, haciendo la “bolita” típica de celebración, la que él había hecho hace un tiempo. Quizás el segundo tiempo ya estaba a punto de terminar, quizá sus esperanzas ya se habían ido, quizá sus esfuerzos no fueron lo suficiente…Pero no debería terminar así, buscaría el gol del empate aunque eso significara irse a penales.

    —¡Vamos equipo! –dio palmadas, como si quisiera despertarlos de su realidad. Estos no reaccionaron igual, se estaban dando por vencido antes de tiempo. La pelota regresó a los brazos de Argentina, pero ya sin ánimos Fernández la lanzó, sin mirar a quien se la daba. Como era de esperarse, los alemanes consiguieron el balón. Messi corrió tras de ellos pero no los alcanzó. Schürrle ya la había tratado de anotar, cerró los ojos esperando escuchar por parte de los fans del equipo rival un grito más de victoria…A continuación se escuchó el grito de su gente, abrió los ojos, la mayoría de sus compañeros le dieron “zapes” a Sergio, sonrió pues estaba seguro que había parado el tercer gol. “Manos de portero” como muchos le decían.

    Sergio, con energía proporcionada se enfocó en Di María quien la bajo y paso a Fernández. De nuevo corrían hacia el gol del empate pero una falta por parte de Alemania complicó todo. Amarilla para los roji-negros. Quien cometió la falta comenzó a reclamarle al argentino algo que no entendían. Todos se juntaron para armar los gritos, ninguno se quedaba atrás. El árbitro no hizo más que separar a los del “pleito” y llamarles la atención para que pararan. Minutos valiosos se habían perdido.

    “2”

    Decía el cartel que había alzado uno de los árbitros de fuera. La esperanza se había perdido por completo y eso Messi lo sabía de sobra. No podían hacer más que correr y quitar el balón para evitar un tercer gol.

    Y así llegó la final, el grito de la tribuna alemana no se hizo callar sino que elevó su tono una octava más. Los argentinos tenían rostros tristes, con lágrimas…Con desánimo.

    Muchos llegaron a darle golpes en la espalda, señal de ánimo, pero ¿qué ánimo? Todo se había echado a perder, habían estado tan cerca…Sin embargo tenía que reconocer que sus rivales eran más fuertes de lo que él podía pensar. De manera automática como si fuera un robot, felicitó con un medio abrazo a los roji-negros, estos solo palmeaban su hombro o espalda.

    Cuando acabó, se quedó de pie con las manos en la cintura y la tristeza expresada en su rostro, mirando a su nación que estaba del mismo modo que él. Dejándole una carga tan pesada en sus hombros se sentía más viejo.

    Sonrió, no podía decir que no lo intentaron.

    Después de todo, Alemania fue un rival digno de vencer. Sus esfuerzos habían sido recompensados con haber llegado a una final. El apoyo que recibieron fue lo mejor que les había pasado. El haberlo intentado le mostró que tenía que mejorar. El haber llegado tan lejos era para contar una vez más como historia.

    Después de todo un segundo lugar no era tan malo como pensaba.
     
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    Bruno TDF

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    ¡Hola! Hecha la debida lectura, procederé a ofrecer mis apreciaciones.

    El primer detalle que me gustó de tu historia fue el hecho de que la narración estuviera centrada a la integridad emocional de los personajes, de un manera casi íntima. Lo que se acostumbra a ver en un partido de fútbol es esa estruendosa generalidad que engloba el campo de juegos, las tribunas, la ciudad; eso que nos transmite por televisión, que tiene su lado atractivo, pero apenas nos permite determinar que pasa por la cabeza de los que juegan. Sí, se pueden adivinar sus sentimiento en la cara que ponen, pero no es lo mismo. Aquí, en tu historia, ofreciste mucho más cercanía con el plantel. Con una buena descripción y narración fluida, la escena inicial con Messi y Di María dándose ánimos quedó muy buena: empatía y cercanía a partes iguales.

    Ahora bien, ese ambiente de cámaras, tribuna, etcétera, que acabo de mencionarte recién, ha quedado perfectamente retratado durante la salida de los jugadores al campo. Para escribir una historia de esta índole, hacía falta hacer mucho uso de la descripción. Personalmente, siento que has dominado muy bien ese aspecto. No sólo lograste construir oraciones que invitaban a imaginar con detalle el escenario de tu historia, sino que lo adjetivaste de una forma que inspiraba esa emoción que provoca un partido de fútbol. Espléndido.

    Y ni hablar del partido. Ha combinado muy bien lo que la narración, la descripción, sentimientos y escenario en general. Todos los aspectos siento yo, quedaron en un equilibrio que otorgó bastante fluidez a la historia. A mi parecer, la trama ofreció un partido emocionante. Como hincha de la selección argentina, tenía esperanzas de que los muchachos de mi equipo le dieran vuelta el partido a los alemanes (sigo hablando de tu historia, eh), pero otra vez se me rompió el corazón (?) cuando me encontré con nuestra derrota al llegar al punto final. De todos modos, el desarrollo del partido ha estado bien logrado, no me costó imaginar las situaciones como si los estuviera viendo por televisión, aunque también mi perspectiva su ubicó en el campo mismo de juego. No dejaste ningún detalle ni a ningún personaje fuera de la narración, eso ha logrado un buen conjunto.

    Mi nota: 5/5
     
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  1. Kiyumie
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