Are you gonna live without me? [Eyeshield 21] [Hiruma x Mamori] “Así me conociste, así te hiciste la manager, así me amaste. No me vengas con tonterías. No me pidas que cambie”. Hiruma trabajaba, en estrategias del equipo, como siempre, cuando Mamori entró sigilosamente al Club. —Hiruma…—lo miró, como queriendo decir algo. Hiruma la miró con un aire de desprecio. Él odiaba a la gente que no articulaba palabra por cobardía. La ignoró y siguió tecleando rápidamente. De pronto la manager se acercó hacia él, fugazmente, lo jaló del saco y posó su cara en el hombro del quarterback. —Hiruma. ¿Qué soy para ti?— las lágrimas empezaron a brotar de sus hermosos ojos. Estaba temblando, tan nerviosa que no podía moverse. Sentía tan cerca el choque de los dientes del muchacho al masticar el chicle, un sonido que nunca paraba, como si nunca fuera a responder. Y así fue. Hiruma no respondió, ni respondería. —¿Tan poco soy para ti? ¿Algo tan efímero en tu vida para que ni si quiera merezca el honor de que me contestes? —levantó la vista para reclamarle, aunque todavía su cara lucía roja y sus ojos hinchados por el llanto. Hiruma seguía sin dirigirle la palabra. Mirando a la nada, como sí nadie estuviera gastando palabra en él. —Muy bien, sigue sin tomar mi discusión en cuenta. He estado perdiendo mí tiempo en ti, eres frío, manipulas a la gente…realmente no sé por qué me enamoré de ti. Odio tu personalidad — se paró. Lo observó, tratando de encontrarle la mirada, de poder verlo a los ojos. Se dirigió a la puerta, la abrió bruscamente, pero paró en seco al oír la dulce voz que la llamaba, sí, ella había dicho que lo odiaba…pero sabía que eso no era cierto y lo había dicho para no quedar tan humillada, tratando de lastimarlo…de sacarle las palabras. —Si quieres a alguien que te diga estúpidas cosas dulces búscate otro. Siempre he dicho “me gustan las chicas que pueda usar”, ya te usé, ya no sirves. ¿Podrás vivir sin mí?—su expresión era dura, cruel y fría, como nunca antes lo había sido. Era temible. Como un juguete, así se sentía. Nadie la había usado y menos de esa manera tan egoísta y sínica. Era una “pieza” que Hiruma había usado y desechado, además de que…se sentía derrotada, porque sabía que ella no sobreviviría sin él. Mamori huyó, con lágrimas en los ojos y un corazón roto. Y el chico que permanecía dentro del Club veía como la pelirroja se iba corriendo a lo lejos, divisaba como su felicidad huía lo más rápido que podía y todo por el maldito orgullo. Él nunca la usó. Nunca. Pero para él era mejor decirlo así, hacer las cosas de esa manera que aceptar que ella llenaba su mundo. Gracias por leer. Ciao, Nanami.