Long-fic de Naruto - Apariencias - | NejiTen |

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por SusanFagorotti, 22 Agosto 2024.

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  1.  
    SusanFagorotti

    SusanFagorotti Iniciado

    Acuario
    Miembro desde:
    22 Agosto 2024
    Mensajes:
    12
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Apariencias - | NejiTen |
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    423
    | Prólogo. |
    —Hola, pequeña, te hemos estado viendo desde hace un rato y estamos seguros de que tienes grandes habilidades para el combate, y no dudo que seas muy inteligente, ¿no es así?

    A veces, quisiera que mi vida hubiera sido otra.

    —Bienvenida a Akatsuki, no queremos que te sientas incómoda por el ambiente que ahora estarás, siéntete como en casa, que Akatsuki será tu segundo hogar.

    Con distintas situaciones y diferentes personas.

    —¡Escucha bien!, mocosa, si no quieres morir en este negocio tendrás que trabajar y entrenar todos los días de tu puta vida, ¿entendiste? El idiota de tu padre ya nos hizo perder bastante antes como para que tú sigas ese patrón.

    Sin embargo, de no haber pasado por eso, no sería quien soy ahora.

    —Esta arma es muy peligrosa, si sus piezas no están en su lugar puede cortarte los dedos, y es eso lo que la hace divertida.

    Esté o no orgullosa.

    —Si querías tener una vida normal y no igual a la de tus padres, hubieras pensado dos veces antes de meterte con la organización criminal más temida del país.

    En estos momentos no estoy tan mal como creí que estaría.

    —No… de ninguna manera te irás de aquí. Firmaste tu sentencia desde que aceptaste ser Akatsuki.

    Tengo amigas.

    —¿Ese golpe estuvo bueno, no?

    Un techo donde vivir.

    —No es posible que vivas en estas condiciones tan decadentes. Y por supuesto que no te voy a dejar aquí después de que estuviste en el hospital.

    Que a duras penas puedo pagar.

    —No te preocupes, no me debes nada. Se ve que has pasado por mucho.

    Tengo educación buena.

    —¿No estás emocionada? ¡Iremos al mismo colegio!

    Se puede decir que tengo la vida de un adolescente independiente promedio.

    —¿Otro siete? No te desanimes, ya verás que subes para la siguiente.

    Nada mal.

    —Tenten, estás bajando mucho de promedio, ¿algo pasa?

    Pero siempre aquel presentimiento vuelve.

    «Él quiere verte.»

    Si tan sólo fuera aquella persona que finjo ser todo sería tan fácil.

    —¿Lista para esta misión?

    .

    A Tenten le persigue la mala suerte que debido a su pasado tiene que hacerse pasar por alguien que no es para proteger su vida.

    Pero cuando llegue el momento de la verdad, aquellas personas que eran de confianza le darán la espalda, pero la ayuda de la persona menos esperada hará cambiar su suerte, ¿o no?

    Al final, todos somos apariencias.

    .

    .



    .



    .



    Próximamente…
     
  2. Threadmarks: | Capítulo 1. |
     
    SusanFagorotti

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    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    1579
    Tenten

    Dicen que todos nacemos con un propósito, algunos serán grandes figuras de la historia recordadas o serán quienes descubran algo que marcará un antes y después en la humanidad.

    Y luego estoy yo, una adolescente que lucha por no quedarse dormida en su clase de literatura.

    —Atención, chicos, daré las calificaciones.

    Anteriormente habíamos hecho un examen, me esforcé mucho, al menos sacaría un 8.

    “7.3”

    Bueno, algo es algo.

    .

    .

    .

    | Capítulo 1. Soy Tenten. |

    .

    .

    .

    —¿Siete punto tres?, ¿en serio? ¡Pero si te esforzaste mucho! —escuché la voz de Sakura mientras acomodaba mis cosas.

    —Pues eso creí. —cerré el casillero.

    —Tenten, —Ino habló—sé que no soy la más aplicada de la clase, pero será mejor que mejores tus notas antes de entrar al último parcial, —se cruzó de brazos—si es que quieres entrar a la universidad, claro.

    Fruncí el ceño. —Ya les dije que lo haré, no me presionen más de lo que estoy.

    —¿Ah, no? ¿Y qué harás? —me preguntó Sakura—Porque espero que tu plan de vida no sea trabajar eternamente en la cafetería del centro.

    —Claro que no—empezamos a caminar—, pero es tan difícil escoger una carrera la cual te dedicarás toda la vida y que de eso vivirás.

    —No es tan difícil cuando llega el momento, —Sakura intentaba animarme—ya ves que yo quería ser abogada o dedicarme profesionalmente a las artes marciales, pero luego supe que quería ser enfermera.

    —Nada se relaciona… —la miré de reojo.

    —Así es— sonrió—, para que veas cómo son las vueltas de la vida.

    —Hola, chicas, las estaba esperando. —de repente nos encontramos con Yukie, sentada en una banca de la cafetería.

    —¿Cómo te fue en tu examen oral? —preguntó Ino, sentándose al lado de Yukie.

    —Fue difícil, no lo voy a negar, pero según yo, me fue bien. —se le notaba sonriente, era obvio que le había ido bien.

    —¿Estás bromeando? —preguntó Ino sin verla— ¿Irte mal en un examen a ti?, ¡imposible!

    —Por favor, no siempre me va bien. —sonreía, pero ella misma sabía de sobra que era verdad.

    Koyuki, o como le decimos, Yukie, no era de nuestro grupo, pero se juntaba con nosotras ya que era amiga de la infancia de Ino. Siempre se destacaba por ser la mejor alumna de su salón, sus notas eran las más altas de toda la escuela, muy bonita, y por supuesto, por ser hija del alcalde de la ciudad.

    Todo le salía bien, era oficialmente la representante del instituto e imagen a seguir de todos. “La alumna ejemplar”, como era conocida por los superiores.

    Qué envidia.

    —¿Tenten? —alguien me sacudió del hombro.

    Parpadeé. —¿Ah?

    —Te estamos preguntando si irás a la fiesta y quién sabe tú en dónde andes. —me dijo Sakura, quien estaba a mi lado.

    —… ¿Cuál fiesta? —sonreí apenada.

    —La que organizará la familia Hyuga por la graduación del próximo CEO de “Byakugan”. —me explicó Ino, rodeando los ojos.

    —Oh, pues… —me quedé pensativa, mirando fijamente la esquina de la mesa.

    —Obviamente tendrás que ir. —dijo Ino.

    —¿Con el consentimiento de quién? —la volteé a ver.

    —No le hagas caso, —escuché decir a Yukie—no hay ningún problema si no vas.

    —Yukie tiene razón, es como tú veas, —desvié mi mirada a Sakura—sabemos que debes trabajar.

    —Pero, ¿cuándo es? —pregunté.

    Ni sé para qué pregunto si de todas maneras no planeaba ir.

    —Es este viernes—apresuró a decir Yukie—, a las ocho de la noche.

    —Pues lo pensaré. —apoyé mi codo en la mesa y recargué mi cabeza en mi mano.

    —¡Nada que lo piensas!, irás y punto. —más como un comentario, sonó como un regaño.

    —¡Ino, dios!, deja que ella decida. —le dijo Sakura.

    —Lo hago por su bien. — ¿por mi bien? —Llevamos dos años juntas y en ninguna ocasión nos ha acompañado a algún lugar y como ya se va a acabar el ciclo escolar quisiera que fuera con nosotras en esta ocasión, ¡aunque sea la primera y última vez!

    Nos quedamos en silencio por unos segundos.

    —Creo que ahora Ino tiene razón—habló Yukie, la volteé a ver—, has estado siempre ocupada cuando te invitamos a salir que ya es hora de que nos acompañes.

    —Sí—ahora es Sakura—, y si lo que te preocupa es tu trabajo, puedes pedir el día libre, has trabajado ahí desde que te conocemos por lo que supongo que no será un problema, además, por lo que tengo entendido, te llevas muy bien con tu dueña.

    Mierda, me estaban dando opciones para ir.

    Aunque, la verdad, en cierto modo sí tenían razón en el lado de que me llevo bien con Mani, la jefa del café en donde trabajo, ahora, por el lado de que nunca he salido con ellas, es cierto, cada vez que me invitaban yo negaba, una de las razones era el trabajo y la otra… porque simplemente no me apetecía salir con ellas.

    No quiero que me malinterpreten, pero prefiero quedarme en casa a que salir con amigas de paseo.

    —Pues de todas maneras veré.


    .



    .



    .


    —Y con esto concluimos la clase de hoy, jóvenes. Que tengan una linda tarde.

    La última clase había llegado a su fin, por fin, autonomía no es una de mis asignaturas favoritas, e incluso la encuentro inútil, pero bueno, es una de las cuales me va bien y con las que no tengo problema, todo es tan básico.

    —¡Oh!, antes de que se vayan, —nos detuvo—les recuerdo que el miércoles viene el equipo élite de “Byakugan”, empresa que nos ha aportado mucho.

    «Económicamente, se referirá.»

    Asentimos y empezamos a abandonar el salón.

    —Entonces te vemos bien arreglada el viernes, ¿de acuerdo? —escuché a Ino decir.

    —¿Ya les dije que sí?

    —No es que nos digas sí o no, irás y ya. —se adelantó a la salida.

    —No la escuches, pero de todas maneras intenta ir, quien sabe si habrá otras salidas, con eso que los últimos exámenes ya están más cerca. —dijo Sakura.

    —No será la última salida, está el festival de primavera y tu cumpleaños.

    Sonrió. —¿Irás?

    —¿A dónde?

    Se me quedó viendo seria.

    —¡Claro que iré a tu cumpleaños! — ¿qué acabo de decir?

    —Más te vale. —entrelazó su brazo con el mío y caminamos a la salida.

    Afuera ya la estaban esperando.

    —Bien, pues nos vemos mañana, bye. —nos despedimos y ella se subió a un auto blanco.

    Volteé a ambos lados y suspiré.

    «De vuelta a mi realidad.»

    Pero cuando me disponía a avanzar, alguien me agarró del brazo.

    —¡Tenten, espera! —era Yukie—Antes de que te vayas, quisiera que sepas que en realidad quisiera que fueras con nosotras este viernes.

    —Yukie… No es que no quiera yo—pero la verdad no quiero—, además, el viernes trabajo.

    Se lamió los labios. —¿No quieres que…? —la interrumpí.

    —No, gracias, no quisiera que hubiera un escándalo.

    —Entiendo… Bueno, aún así trata de venir, aunque sea una hora que estés.

    Asentí, pero estar al menos una hora en un lugar donde no conozco rodeada mayormente de gente que no conozco no me resulta un buen plan.

    —¿No quieres que te lleve a tu casa? —me preguntó.

    —No, no, no es necesario. —dije rápidamente, agachando la cabeza.

    —Ah, okey… Como quieras, nos vemos. —me soltó el brazo y caminó a otra dirección.

    Retomé el paso y fui a esperar el bus a la estación.


    .



    .



    .


    Al llegar a mi departamento, hice un poco de limpieza, barrí debajo de los muebles de la sala, que nada más era un sillón simple, una pequeña mesa, la alfombra, un librero pequeño… y ya.

    En general, no tengo muchos muebles, ni en la cocina, baño, la única habitación que estaba más llena era mi cuarto.

    Pero qué le podía hacer si soy yo sola nada más.

    Si las chicas vieran cómo vivo en realidad, de seguro que no me volverían a hablar.

    Bueno, Sakura quizás y sí siga conmigo, pero las demás…

    Escuché mi teléfono timbrar.

    Al desbloquearlo vi que la notificación le pertenecía a un mensaje de Hinata.

    .
    ¡Buenas noticias!

    Regreso el viernes

    Genial

    ¿Cómo has estado?

    Bien

    Y tú?

    Un poco cansada, pero todo bien.

    Por cierto, ¿irás el viernes a la fiesta?

    Ya veré

    No tengo muchas ganas la verdad

    :/​

    Porfa ve…

    Luego les digo
    Bueno

    Y cómo es París?
    ¡Hermoso!

    Deberías venir.

    Jaja

    Como si pudiera

    Algún día…

    Claro

    Y, ¿cómo va la renta?

    Apenas y alcanzo para pagarla en este mes

    :/​

    Ya sabes que cualquier problema que tengas me
    puedes decir.


    No quiero molestarte

    Aparte

    Ya fue más que suficiente cuando me ayudaste a
    conseguir el departamento y algunos muebles

    Para nada.

    Pero dime por si tienes algún inconveniente.

    ¿Okey?

    Ok


    .

    Hinata es la única la que sabe mi situación verdadera. Fue gracias a ella que no vivo en las calles y a que no volví con mi padre.

    Sonrío y apago el teléfono, pero antes de poder seguir limpiando, me llega otra notificación.

    «P.» Leí en la pantalla.

    .

    Cariño, necesito tu ayuda

    .

    ¿Ahora qué?


    .



    .



    .



    Continuará…
     
  3. Threadmarks: | Capítulo 2. |
     
    SusanFagorotti

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    1372
    General

    —Vuelva pronto.

    La puerta de la cocina se escuchó abrirse.

    —Ese es tu último, —era una morena—ya puedes irte.

    La castaña se sobresaltó al oír la voz de la mujer.

    —Mani… me espantaste.

    —He andado de aquí para allá, me has visto, no sé de qué te asustas.

    —Perdón, es que estoy tan cansada. —frotó sus ojos.

    —Sí me di cuenta cuando pisaste la tienda, esas ojeras se notan a metros de distancia, chica. ¿Acaso no dormiste?

    —… No muy bien que digamos. —desvió la mirada.

    —¿Trabajo de escuela?

    La castaña se mantuvo callada por unos segundos.

    —¿Tenten?, ¿estás bien? —posó su mano en el hombro de la castaña.

    —Sí, estoy bien, sólo fue mala noche, nada más.

    .

    .

    .

    | Capítulo 2. Bienvenida de Nuevo. |

    .

    .

    .

    Tenten

    —¡¿Es en serio?! —me levanté de golpe que la silla cayó al suelo—¡Dijiste que no volverías a hacerlo!

    —Hija, entiéndeme por favor, no tenía dinero para…

    —¡Tú y tus malditos vicios! ¡Por ese motivo mamá se fue!

    —¿Cuántas veces te tengo que decir que si ella hubiera querido seguir con nosotros hubiera hecho lo imposible para ayudarme?

    —¿Haciendo qué? Mamá nunca se hubiera manchado las manos por ayudarte a salir de cuentas con esos tipos. —aparté la mirada de mi padre y suspiré—¿Cuánto les debes?

    —… Diez mil…

    Cerré los ojos y di un golpe en la mesa.

    —Es el doble que la vez pasada… —agaché la cabeza.

    —Hija, yo entiendo que estés abrumada por los estudios y el pago de tu departamento… —lo interrumpí.

    —¡Sabes perfectamente mi situación y aún así te atreviste a…! —levanté la mirada, pero me mantuve en silencio y sin decir más me fui de la habitación.

    «Cuando él necesita algo siempre tengo que estar ahí para él, pero cuando soy yo la que necesita algo, no está disponible.»

    Caminaba apresuradamente, pero una presión en mi pecho me hizo detener por un momento.

    —Uff… —llevé mi mano al pecho y respiré profundo.

    «Tengo que calmarme.» Pensé.

    Cuando pude nivelar mi respiración continué a paso firme.

    Entré a la cantina de golpe, sentí todos los pares de ojos en mí, aunque no me guste que todos me miren así, le resté importancia y fui directamente con el tipo de la barra.

    —Nagato. —dije lo más bajo posible—Quiero verlo.

    El tipo ladeó la cabeza, indicándome una puerta. Asentí y fui allá.

    Atravesando la puerta había un pasillo que daba a unas escaleras que conducían al sótano, apenas me disponía a bajarlas cuando un olor a cigarro me llegó.

    «Supongo que debe estar sólo.» Intuí.

    Pero no, no fue así, ahí estaban todos, como si me esperasen.

    —¡Miren quién nos decide visitar! —dijo Kisame con una gran sonrisa—¿Acaso ya te aburriste de tu vida “decente”? —rio.

    —Cállate, Kisame. —le contestó Konan, quien estaba al lado de… ¿Yahiko?

    —¿Nagato? —pregunté extrañada.

    —Supongo que vienes a pagar la cuenta de tu papá, ¿no es así? —dijo, ignorando mi extrañeza a su imagen.

    Carraspeé. —Bueno… Sí, pero… —me interrumpió.

    —No me digas que no tienes para pagarme—su mirada se encontró con la mía, me sentí nerviosa por un momento—. Si fuiste una de las grandes herramientas de Hanzo, deberías tener un buen monto con todo lo que sabes hacer.

    —Dije que viviría y trabajaría honestamente y eso es lo que estoy haciendo.

    —Claro, —escuché de nuevo a Kisame—se puede vivir honestamente teniendo otra identidad. ¿Verdad, “Tenten”?

    Fruncí el ceño, me empezaba a doler la cabeza de solo estar en ese lugar, quizás era en parte por el cigarro.

    —Dejemos tanto diálogo y vamos al punto. —habló Kakuzu—¿Pagarás o no?

    A muy duras penas pude juntar todo la otra vez para evitar que le hicieran algo a mi papá, si le hacían algo seguiría yo, es por eso que no podía dejarlo del todo, de alguna manera él seguía teniendo poder sobre mí, era su escudo básicamente.

    —Denme tiempo.

    —¿Tiempo? —Kisame rió—¿Debemos darte tiempo a ti?, ¡no juegues!

    —Por favor, estoy con lo justo para sobrevivir esta semana.

    —Tks, tks, tks—negó Kakuzu—, necesitamos una respuesta clara, nada de tiempo, sabemos lo que significa.

    Iba a decir algo cuando Nagato se adelantó.

    —Tienes de dos, pagas la deuda teniendo siete días—escuché el ajuste de un arma, al levantar la vista tenía una pistola a unos escasos centímetros de mi cara—o tú y tu padre morirán.

    Enfoqué mi mirada en la suya.

    —O…

    —¿O qué?

    Sonrió. —Si no puedes pagarme en ese transcurso, vuelve con nosotros.

    —¡Ni loca volveré a ser parte de ustedes! No tienen idea de lo mucho que me costó poder liberarme para que caiga de nuevo.

    —¿Segura? —puso la punta del arma en mi frente—, porque ya no eres la protegida de Hanzo para que seas arrogante en estas situaciones.

    —¿Protegida? ¡Protegida nada más ante los ojos de los demás! Me sentía una esclava estando con él.

    —Sea como haya sido, tuviste su protección durante años y nunca faltó dinero en tu casa, —pude notar un cambio en su voz—no tienes idea de cuántas personas arriesgaron su vida e incluso su propia libertad para poder ser su subordinado, ¡casi muero yo por serlo!, pero no, tuvo que fijarse y centrarse en una niñita como tú. Al principio me preguntaba qué tenías de especial, tanto como para que el egocéntrico de Hidan se obsesionara de ti, pero fui conociéndote mejor que lo pude entender todo… —se detuvo de repente, como si se acordara de algo.

    Despegó la pistola de mí y la bajó.

    —¿Y qué piensas? —su tono de voz volvió a la normalidad.

    —No lo haré. —era mi última palabra.

    —¡Piénsalo!

    —Déjala, Kakuzu, —dijo Kisame—no es la gran persona que una vez nos dijo Hanzo, —sonrió de lado—si lo es en realidad, no hubiera dejado morir a Yahiko.

    De sólo volver a escuchar eso, algo en mí tembló.

    —Yo no lo hice… —dije.

    —¡Ah, cierto!, no lo dejaste morir, ¡sino que fuiste tú misma la que lo mató!

    Vi de reojo cómo Konan le hacía una señal para que parara.

    Yo seguía sin moverme, mi mirada la tenía en el suelo.

    «Pase lo que pase, no te despegues de mí.»

    Las imágenes iban y venían de aquella noche.

    «Estarás bien, sólo aprieta el gatillo.»

    Yo no lo quería hacer…

    —Viendo tu cara, no es algo muy bonito de recordar, ¿verdad? —la voz de Nagato me hizo volver a la realidad—Para nadie lo fue.

    Yahiko era el único que no me trataba como un objeto, como lo hacían los demás, fue el hermano que nunca pude disfrutar.

    —Piénsalo, Tenten, en la realidad no eres nadie, —cierto—pero aquí, eres más que especial y esencial para la banda. Aquí puedes ser la protagonista, algo que no tienes estando allá, ¿no quisieras volver a serlo? Además, estás marcada de por vida—rodeó mi cuerpo y se acercó por detrás—, eres parte de nosotros quieras o no a final de cuentas. —eso último lo dijo a mi oído que hizo estremecerme cerrando los ojos.

    Al abrirlos, vi mis manos de ambos lados, no tenían cicatrices recientes, únicamente había tenido una en el dedo pulgar, la cual me la hice cuando entrenaba por primera vez y sin vigilancia de nadie con las cuchillas.

    —Rápido, no tenemos toda la noche, tenemos cosas que hacer también. —escuché a Konan decir.

    —Creo que la respuesta es obvia, ¿no? Digo, si sigues viviendo como lo has estado haciendo durante todo este tiempo sin que tu buen historial te atormente cada noche, es que tienes buena resistencia y fuerza de voluntad.

    ¿Fuerza de voluntad?, la había perdido hace mucho…

    «Tenten, por favor, después de que yo muera no sigas en el equipo, no quiero que termines peor que yo, huye… »

    Recordar las palabras de él… me daba esperanzas de seguir adelante…

    —Acepto.

    ¿Pero tenía de otra?

    Tan rápido como contesté, se sintió una vibra distinta en la habitación, no sé cómo describirla, en sí ya no se sentía esa presión de cuando bajé, pero una corazonada se me vino de repente.

    —Bienvenida de nuevo a Akatsuki.

    Perdóname Yahiko.


    .



    .



    .



    Continuará…
     
  4.  
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    Palabras:
    1558
    Tenten

    Había llegado el miércoles, día donde el aclamado y esperado grupo élite de “Byakugan” iba a venir a la escuela.

    Todos se encontraban moviendo cosas y yendo de aquí a allá, preparándolo todo.

    Mientras yo, estaba muy a gusto en un rincón viendo cómo todos trabajaban, estaba escondida detrás de un monto de sillas que aún no acomodaban. No pensaba ayudar, seguía desvelada y por lo tanto no tenía fuerzas suficientes.

    «Hace cuánto no tenía una desvelada así.» Ya ni por la escuela lo había hecho.

    —¡Maestra!, Tenten no está haciendo nada.

    «Hijo de…»

    .

    .

    .

    | Capítulo 3. Byakugan. |

    .

    .

    .

    General

    —¿Alguien sabe dónde está Shino?

    Una castaña terminaba de pasar las sillas del salón de clases hasta el patio de la escuela.

    —Y esa es la última.

    —Ah, ah, ¿quién lo dijo? —preguntó una rubia platinada.

    —La que le tocó cargar con más sillas que los demás. —se le quedó viendo.

    —Según tú, porque yo nada más conté ocho.

    —A ver, tú hazlo, barbie.

    —Ni que tuviera un nombre raro. —dijo ignorándola, enfocando su atención en sus uñas recién hechas.

    La castaña sonrió falsamente. —Pues si de nombres feos hablamos… —aunque se le veía sonriente, una vena en la frente decía lo contrario.

    —¡Chicas! —llegó la pelirosa, sabía cuándo las cosas se ponían tensas entre la castaña y la rubia—¿Cómo van con el decorado, bien?

    —Pues las sillas ya están colocadas, no sé qué cosa debía hacer Ino que se la pasó todo el rato ahí, parada.

    —Yo nada, sólo supervisar.

    —Mirándote las uñas estabas nada más. —la pelirosa tuvo que ponerse entre ellas para evitar algo más.

    —Muy bien, ahora que sé que Ino no puso los decorados que tenía que poner—cada vez hacía la voz más gruesa—, le tocará acomodar todo cuando acabe. —volvió a su tono normal de voz.

    La pelirosa se llevó casi a rastras a la platinada, dejando sola a la castaña.

    —A descansar. —se sentó en una de las sillas.

    —¿Y?, ¿cómo estuvo la cirugía?

    —Dinos el cirujano porque te quedó increíble la nariz.

    Escuchaba decir a unos pocos metros, volteó y era una rubia con la cabeza baja, rodeada de otras chicas.

    —No sé de qué me hablan.

    —No te hagas la que no, la genética no es tan generosa.

    —Que hayas heredado los genes malos de tus padres, no es culpa de nadie. —habló la castaña, atrás de esas chicas.

    —No te metas en lo que no te importa, ¿okey?

    —Y ustedes no se metan con ella, ¿okey? —hizo el mismo gesto que la pelinegra, haciéndole burla.

    —Tsk, sigue burlándote de mí y serás la siguiente.

    —Mocosa, soy de tercer año, lo que significa que puedo ir a reportarlas a dirección si se me da la gana sin que me lo discutan—se le acercó más, quedando centímetros de su cara—, ¿okey?

    La pelinegra rodó los ojos y se fue, seguida de las demás.

    —Gracias… —alcanzó a escuchar apenas.

    —Sí, claro. —se dio la vuelta.

    —Disculpa—alguien la agarró del brazo—, ¿de verdad eres de último año?

    —Sí, ¿por? —arqueó la ceja.

    —Es que te ves más menor…

    La castaña tragó saliva y carraspeó.

    —Sí, ya me lo han dicho. —le restó importancia y estaba dispuesta a seguir su camino.

    —Y, ¿por qué me defendiste? —volvió a preguntar la rubia.

    —No iba a dejar que se siguieran burlando de ti, niña. —respondió sin verla.

    —Normalmente nadie se interpone y menos si son ellas.

    —¿Por qué? —empezaron a avanzar.

    —Son groseras con todos, por eso, así que, si fuera tú me cuidaría de ellas.

    —¿Cuidarme de esas mocosas?, ellas deberían cuidarse de mí si volviesen a molestar a alguien.

    Los ojos color esmeralda de la rubia brillaron al oír eso y automáticamente sonrió.

    La castaña se dirigió hacia su salón de clases, acompañada de la rubia.


    .



    .



    .



    Tenten

    ¿Cómo por qué me importaba la vida de esta chica?, ¿y por qué me seguía?, espero que no sea un chicle por lo que queda del año.

    —¿Ya llegó Shino? ¿Tan siquiera alguien lo ha visto? —la voz de la maestra se notaba preocupada.

    —¿Qué haces, Kiba? —quité sus audífonos para llamar su atención.

    —Escondiéndome de la señorita Suzume, ¿qué tú no lo estabas también?

    —Sí pero un bocota me delató y tuve que llevar ocho sillas al patio.

    —Uy, vaya queja, —se incorporó un poco—así haces ejercicio y sacas músculo. —me guiñó.

    Ja, si supiera.

    Desde que llegué a esta escuela trato de estar lo más tapada posible, principalmente mis brazos que, aunque mis manos no tengan cicatrices, estos sí los tienen.

    Y ya no soy una adolescente como todas aquí, en unos meses cumplo 21 años, pero parezco de 16 todavía, por mi estatura principalmente, siempre he sido la más pequeña en cualquier grupo. Tengo el músculo definido, no tan marcado para que mis movimientos sean fluidos y pueda conservar mi flexibilidad. Antes llegaba a entrenar hasta 3 veces al día si me lo permitía, ahora sólo lo hacía una vez por 5 días, pero eso cambiará y volveré a esa rutina.

    «Bienvenida de nuevo a Akatsuki.»

    —¿Y quién es ella? —alzó la barbilla, apuntando a la rubia que tenía detrás de mí.

    ¿Seguía ahí?

    —Es… No sé, me la encontré por ahí.

    —Hotaru, soy Hotaru Tsuchigumo. —agachó un poco la cabeza por un segundo, creo que hizo una mini reverencia.

    —¿Y qué haces aquí?, ¿no eres de primer año acaso?

    —¿Y tú cómo sabes eso? —arqueé una ceja y me le quedé viendo.

    —Nada más, no es nada malo, te lo juro.

    —Sí, pero apenas ingresé en enero.

    —Tienes poco entonces. —dijo Kiba—¿Y de qué grupo eres?

    —Cálmate con tu acoso, ¿sí? —le dije.

    —A ti qué te importa.

    Hotaru se rio, parece que le divertía nuestra pelea.

    —¡¿Alguien sabe dónde está Shino?!

    —¿Y ahora por qué se acuerdan de Shino? —pregunté.

    —Va a decir un agradecimiento a los tipos que vienen hoy, por eso está tan alterada la señorita Suzume.

    —¿Y por qué se preocupa tanto? Total, le dice a alguien más que lo haga y ya.

    —¿Sí verdad? —esa sonrisa de Kiba significaba que iba a hacer algo—¡Maestra!, dice Tenten que ella puede decir el discurso si Shino no llega a tiempo.

    Hijo de…


    .



    .



    .



    ¿Ahora qué hago?

    Me asomé al patio y veo que ya empiezan a bajar los grupos y a acomodarse en su respectivo lugar.

    «Shino, nunca eres importante pero cuando te toca serlo no estás.»

    —¿Quién soy? —unas manos taparon mis ojos, haciendo que saliera de mis pensamientos.

    —Hinata, no te sale fingir la voz.

    —Ah… —quitó sus manos de mi cara.

    —Bienvenida, amiga. —sonreí, me sentía bien estando con ella que con las demás.

    —¿Qué te pasa?, te veo preocupada.

    —Pues necesito leer esto y está en un idioma que ni sé cuál es. —le mostré la carpeta donde venía el escrito.

    —Deja veo. —abrió la carpeta y le dio una vista rápida—Es galés.

    —Y encima un idioma que ni sabía que existía.

    —No te preocupes, te saldrá bien.

    —Eso lo dices porque tú lo sabes. —me quedé un momento pensativa—Espera, ¿entonces significa que no provienes de aquí?

    —Mi familia es originaria de Gales, pero desde la generación de mi abuelo muchos se vinieron acá a seguir creciendo el imperio.

    —¿Y no se ofenderían si lo dijera en español todo esto? ¿Lo entienden, verdad?

    —La mayoría de nosotros somos políglotas así que sí lo entendemos bien y no habría ningún problema si se dijese en español, pero la generación de mi abuelo es muy conservadora y lo preferirían en nuestro idioma nativo.

    Hice un gesto de fastidio y resoplé. —Qué pesados.

    Hinata se rio y me acarició la espalda. —Ya verás que todo sale bien.

    —¿Y tú dónde estarás?

    —Junto con los demás miembros del equipo élite, es mi deber como hija del CEO actual.

    ¿Su deber? ¿Por qué los empresarios son tan aburridos?

    Cuando se fue volví a entrar en pánico, de nuevo aquella presión en el pecho se hizo presente, aunque no tanto como la pasada.

    «Respira y saldrá bien, es sólo un párrafo, ¿qué es lo peor que puede pasar?»



    .



    .



    .



    General

    —Llegaré un poco tarde.

    —Pero, señor, su tío ya está aquí y se supone que él es el único que debe llegar al último.

    —Todavía no soy nombrado CEO como para que me llames “señor”, Hideki.

    Se escuchó una risa del otro lado de la línea. —Pero es en serio, tu tío está aquí y se pondrá furioso si no te encuentra antes de que empiece el evento.

    —Ya verás que estaré ahí sentado antes de que se de cuenta.

    —Pues más te vale que si no es así a mí también me va a ir mal. Por cierto, aquí está tu enamorada preguntando por ti.

    Suspiró. —Se me había olvidado de que estudiaba ahí.

    —¿Quién te manda a aceptar a la hija del alcalde?

    —Yo no la acepté, ni siquiera estamos en algo, es muy joven todavía y tan inmadura, aunque se quiera comportar grande.

    —Como sea, es tu problema al final de cuentas, me despido que aquí me necesitan.

    —Te dejo, Hideki.

    —Bye, Neji.


    .



    .



    .



    Continuará…
     
  5.  
    SusanFagorotti

    SusanFagorotti Iniciado

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    Drama
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    6
     
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    1222
    Tenten

    En menos de media hora iniciaría todo esto, ¡¿por qué carajos me daba tantos nervios hacer esto?!, había estado en situaciones muchísimo más tensas que decir un discursito de preparatoria. A mí me enseñaron a actuar en combate, no a hablar en público.

    —¡¿Quién carajos inventó el galés?! —digo estando centrada en aquel papel.

    —Ah, Tenten, —era la señorita Suzume—ve detrás del escenario, en quince empieza el evento.

    Asiento con una sonrisa falsa, tiene toda su fe en mí esta señora.

    Mientras seguía maldiciendo a Shino mentalmente, alguien chocó con mi hombro, pero no le di importancia y seguí con mi camino.

    —¡Oye!, disculpa… —era una voz masculina, aunque de reojo había visto una cabellera larga—¿Sabes dónde está el patio?

    —Sí, allá. —señalé con el pulgar hacia atrás sin quitar la mirada a la hoja.

    —Gracias. —dijo y escuché irse.

    No sé por qué me dio por voltear atrás pero cuando lo hice él ya se había ido.

    «Como sea.» Tenía otras cosas más importantes que hacer.

    .

    .

    .

    | Capítulo 4. Los Hyuga. |

    .

    .

    .

    Tenten

    Después de dos horas todo había terminado, genial, me estaba empezando a doler la cabeza de estar rodeada de tanta gente. Por suerte Shino alcanzó a llegar a tiempo, casi casi me botaron del escenario para que él ocupara mi lugar, pero todo bien, no salí a decir nada ni tuve que aguantar la mirada extraña de esos tipos, ahora toca respirar antes de enforcar mi atención a otra cosa.

    —¡Tenten! —escuché la voz de Hinata—, hasta que te encuentro.

    —¿Pasa algo?

    —Es que quería aprovechar para presentarle mis amistades a mi familia.

    —Oh… ¿y luego?

    —Nada más faltas tú, ya están hablando con Sakura e Ino.

    —¿Y Yukie?

    —Eso es lo que también quisiera saber. —su mirada decía otra cosa—Entonces, ¿vienes?

    La verdad no quería, pero tampoco podría hacerle el feo a Hinata después de todo lo que ha hecho por mí.

    —Está bien… —no me quedaba de otra.


    .



    .



    .


    Koyuki

    Rápidamente divisé a Neji, se veía tan bien con ese traje. Durante todo el evento no pude quitar mi mirada de él, por su movimiento de manos pude suponer que no le estaba agradando nada el ambiente, lo entiendo, está acostumbrado a estar rodeado de gente mucho más importante que con cientos de estudiantes de preparatoria.

    Cuando el evento acabó, Neji fue el primero en irse, iba sólo, por lo que vi mi oportunidad para hablarle, así que me fui apartando poco a poco de mi grupo para poder encontrármelo “casualmente”.

    —Hola, Neji, —saludé a sus espaldas y volteó—creí que seguías con el equipo.

    —Sí, pero quería caminar un momento, las piernas casi se me entumían. ¿Y tú?

    —Fui al baño, pero al parecer ya ha terminado, ¿no?

    —Qué curioso, juro que te había visto hace unos momentos con tu grupo.

    Reí nerviosamente. —Quizás viste mal, no soy la única peliazul aquí.

    —Yo no veo mal.

    Qué obstinado, me gusta eso de él.

    Pero cuando iba a hablar, su inoportuno amigo llegó.

    —Neji, hasta que te encuentro—su atención ahora se puso en él—, tu tío está preguntando por ti.

    Hizo su cabeza un lado y escuché unos huesos tronarse seguido de un leve suspiro. —Está bien, ya voy.

    —P-Por cierto—antes de tan siquiera dar un paso me le aferré del brazo—, espero que sí me tengas en cuenta para tu cumpleaños.

    —¿Cómo dices? —se me quedó viendo raro, me encantaba.

    —Me lo merezco, ya que no fuiste al mío.

    —Estaba de vacaciones familiares.

    —Lo sé, pero tan siquiera un detalle o algo…

    —Señor, —habló Hideki—debemos irnos.

    —Ya voy, y no me digas señor, —volteó a verme—luego hablamos, ¿te parece?

    —Bueno. —asentí y lo solté.

    «Muy pronto, querido, sólo falta un empujoncito de mi papá, disfruta tus días de soltero.»


    .



    .



    .



    Tenten

    Acomodé mi suéter, aunque Hinata me decía que así estaba bien, sólo quería causar buena impresión para que no le dijeran nada con respecto a mí.

    —Papá, mamá, ella es Amma Tenten. —presentó Hinata.

    Los ojos negros de su madre transmitían una calidez de madre, por lo que ella no fue el problema, sino los ojos perlados de su padre, los cuales sentía que podrían ver a través de mí.

    Me sentí desnuda por un momento.

    Tragué saliva. —Bunas tardes, señores. —apenas pude sonreír.

    —Todavía no es medio día para decir tardes, señorita. —la voz del padre de Hinata era tan pesada de escuchar que casi me temblaron las piernas.

    —Perdone… je, je… —reí para que los colores no se me subieran a la cara.

    —Cariño, no es nada importante, —habló la señora Hyuga—no seas tan serio, ¿qué va a decir la señorita Amma?

    —No me llames así frente los demás.

    Al notar un leve sonrojo por parte de él, los nervios se me fueron, parecía que no era tan malo.

    —¿Y de qué estaban hablando? —preguntó Hinata.

    —Sobre el nombramiento de Neji como CEO de la empresa. —escuché decir a alguien.

    De repente mi mente se desconectó de lo que estaba pasando al momento y empecé a pensar en lo que había pasado el lunes por la noche.


    .


    Nagato me sonrió y puso su brazo alrededor de mis hombros.

    —Muchachos, démosle la bienvenida de vuelta a nuestra hermana menor, Tenten.

    —¿Tenten?, ¿y por qué no le decimos como antes? —habló Kisame.

    —La identidad de todos aquí está bajo un nombre falso. —volteó a verme—Ya no serás Asura, sino Tenten, ¿de acuerdo?

    Asura… ese nombre me traía tantos malos recuerdos, por dos años había tratado de olvidarlo.

    —Sí, señor…


    .


    —¿Es cierto eso, señorita? —la voz del padre de Hinata hizo que volviera en sí.

    —S-Sí… —los miré, no sabía a qué le dije que sí.

    —Ya ven, les dije que iría. —Ino parecía victoriosa.

    —Muy bien, entonces la esperamos el viernes a las ocho en punto. —me sonrió la señora Hyuga.

    —Es todo de nuestra parte.

    —Pero, papá, falta Neji.

    —Lo sé, mandé a Hideki por él, pero quién sabe en dónde se metió ese muchacho.

    —Yo sé con quién está en este momento… —alcancé a escuchar a Ino, quien tenía una sonrisa de lado.

    —¿Decía algo, señorita Ino?

    —Nada, señor Hyuga. —respondió rápidamente.

    —Entonces nos retiramos, —se dirigió hacia mí—sentimos que no pudiera conocer a mi sobrino, pero el viernes tendrá el placer.

    Dicho esto, ambos fueron con algunos maestros que estaban por ahí.

    Yo por mi parte me fui rápidamente de ahí, pero alguien chocó con mi hombro otra vez, aunque esta vez no le di importancia y seguí mi camino.


    .



    .



    .



    General

    —Per-dón… Otra vez. —un castaño se quedó viendo a la joven con la que había chocado nuevamente.

    —Neji, ¿dónde andabas? —preguntó la azabache.

    —Me encontré a Yukie. —su mirada volvió a su prima.

    —Entiendo… Te quería presentar a mis amigas, pero ya se fue una de ellas.

    —¿Ella era? —refiriéndose a la castaña que acababa de irse.

    —Sí, ella es Tenten, pero ya la verás mejor el viernes.

    —Aún me pregunto cómo pudo aceptar tan así cuando hace unos días estaba de necia. —dijo la pelirosa.

    La platinada se encogió de hombros con una sonrisa.


    .



    .



    .



    Continuará…
     
  6. Threadmarks: | Capítulo 5. |
     
    SusanFagorotti

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    6
     
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    1984
    General

    —Romeo, tengo tanto miedo de perderte.

    —Alma mía, no temas, estaré siempre a tu lado sin importar que nuestras familias se interpongan en lo nuestro.

    —Oh, Romeo…

    —Julieta…

    —Romeo…

    —Julieta…

    —Iugh… —una castaña hizo una mueca de disgusto, cambiando de canal.

    —¿Por qué le cambias?, la estaba viendo. —se quejó una pelirosa.

    —Por favor, Sakura, han pasado miles de veces esa novela, la puedes buscar en internet, ¿sabes? —seguía cambiando de canales.

    —¿Cómo me veo? —una rubia platinada con larga cabellera suelta salió de su vestidor con un vestido strapless, morado, corto y pegado a su silueta.

    —¡Gloriosa! —contestó la pelirosa, quien ya estaba vestida para la ocasión.

    —Bien. —levantó el pulgar mientras que con la otra mano seguía picando los controles para cambiar de canal.

    —Tenten, ¿qué haces todavía vestida así? —volteó a ver a la Haruno—Sakura…

    —Intenté cambiarla, pero lo único que me dejó hacerle fue el peinado. —señaló a la cabeza de la castaña.

    —Tampoco fue la gran diferencia, sólo agregaste adornos en sus moños. —dijo Ino sin mucha motivación.

    —Así lo quería, ahora cállate. —dijo sin verla, sus ojos marrones estaban en la pantalla de la televisión.

    La rubia suspiró con pesar, volteó a ver a su gran ropero y divisó entre todos los vestidos uno en específico, rojo metálico, al sacarlo recordó que era el vestido el cual se compró en un viaje a China pero que sólo se lo puso una vez, aunque era un poco más largo que el que llevaba, se podía considerar corto.

    —Sakura. —habló desde el vestidor.

    —Mande. —respondió desde la habitación.

    —Tengo una idea. —una media sonrisa se le dibujó en el rostro.

    .

    .

    .

    | Capítulo 5. La Fiesta. |

    .

    .

    .

    Tenten

    Me siento violada.

    Aquellas me agarraron manos y pies, me dirigieron al gran closet de Ino y ahí me quitaron la única ropa que tengo para ocasiones importantes y me forzaron a ponerme aquel vestido que se veía tan diminuto en el gancho, apostaba incluso que no me quedaría, pero al parecer se ajusta a cualquier cuerpo, genial…

    —¡Por fin! —Ino dio una gran bocanada de aire, como si acabara de hacer algo de gran esfuerzo.

    —Sí… —Sakura volvió a la cama, tumbándose, al lado de ella también se puso Ino.

    —Malditas… me las van a pagar… —decía entre dientes, mirándolas.

    —Mejor nos lo agradecerás. —Sakura se incorporó—Mírate, estás perfecta para la ocasión.

    —Estaba bien antes, —me miré al espejo—así me parezco a una mujer de la calle.

    —Por Dios, Tenten, —escuché a Ino—es la primera vez que te ves bien, en realidad.

    ¿En serio? ¿Entonces me queda el look de mujer de la noche?

    —Quién lo diría, por eso tan tapada estás en la escuela—vi la sonrisa de Sakura por el reflejo—, tienes cuerpo ya de toda una mujer, así ni parece que tengas dieciocho.

    Tragué saliva y traté de sonreír, debía seguir suponiendo que tenía 18 y no 20.

    En eso escuchamos un auto afuera de la casa de Ino.

    —Ya llegaron por nosotras. —sonrió Sakura, se le notaba demasiado ansiosa.

    —Espero que esa sonrisita tuya no sea porque verás al Uchiha. —dijo Ino.

    Al parecer, por lo que tengo entendido, a Sakura le atrae muchísimo un tal Sasuke Uchiha, es mayor a nosotras, pero todavía está en universidad, no sé todavía muy bien porqué está tan obsesionada con ese chico, porque ni a Ino ni a Hinata les agrada que esté así por él.

    —¡Ya!, no molestes con eso. —tomó su bolso y abrigo para salirse casi corriendo de la habitación.

    —Esta niña… —rodó los ojos—Y tú—me habló—, todavía no estás lista.

    ¿No?

    —¿Qué más me falta? —pregunté, viéndome en el espejo.

    —Te faltan tacones—¿ah? —, no podrás lucir el vestido como se debe.

    —¿Cómo se debe? —me le quedé viendo mientras ella buscaba entre su amplia colección unos que me combinaran.

    —Los tacones te harán lucir más alta y estilizarán tus piernas, —dejó unos zapatos rojos con un tacón muy alto para mí—además, como el vestido es pegadito, relucirás mejor la bendición que Dios te dio. —sonrió maliciosamente.

    ¿De qué estaba hablando?

    Fue cuando sentí una nalgada que se escuchó por toda la habitación.

    —Ah… —me dolió, tiene la mano pesada esta mujer.

    —Bueno, póntelos. —dijo entre risas.

    Al momento de pararme con ellos sentí que me iba a caer si daba un paso, pero Ino me forzó a que le desfilara unos segundos para ver más si me quedaban o mejor otros.

    —Definitivamente esos son los indicados.

    Sonreí, aunque una vena de la frente se me marcaba.

    —¿Ya nos podemos ir? —pregunté.

    —Sí, claro- —pero en ese momento se acordó de algo más—¡Espera!, tengo algo que te dará el último toque.

    Con una sonrisa se dirigió a una cajita dorada, por lo que alcancé a ver tenía bastantes broches para el cabello.

    —Este. —dijo dejando ver un broche rojo vino brillante, con unos pequeños diamantes incrustados, formando una rosa al parecer.

    Dejé que me lo colocara en la parte derecha de la cabeza.

    —Perfecto, ahora sí estamos listas.

    «Ya era hora.»

    Agarré mi bolso y mi suéter, que a comparación de todo el conjunto era lo más básico y sencillo.

    —Créeme que te cambiaría el suéter ése y la bolsita que tienes por otros, pero ya se nos hace tarde.

    «Cállate, rubiecita.»

    Salimos y nos esperaba una limosina blanca quien era además del padre de Ino, un abogado muy acaudalado del país en los últimos tiempos.

    Cuando me subí me encontré a Sakura y al señor Yamanaka ya adentro, esperándonos.

    —Buenas noches, señor. —saludé.

    —Buenas noches, señorita, ¿nos vamos?

    —Sí. —asintió Ino, aplicándose gloss en los labios.

    Mientras íbamos en camino, yo veía por la ventana, estaba en la zona lujosa de la ciudad, grandes casas y pent-house estaban por doquier.

    ¿Cómo había llegado hasta acá? Déjame recordar.



    .



    —Vuelva pronto. —sonreí como costumbre al entregar la orden al cliente.

    Suspiré y volteé los ojos a mi lado. —Deja de mirarme así.

    —¿Así cómo?

    —Así como si tuviera que confesar un crimen. —qué irónico.

    —Has estado callada últimamente, pensando en algo, dime, ¿qué te atormenta? —tomó un banco y se sentó al lado mío.

    —Son temas de la escuela… Amigas y… salidas… —lo último lo dije más bajo, desviando la mirada.

    —¡Ajá! —me señaló con su dedo índice—Te invitaron a un lugar, pero no quieres ir, ¿cierto? —arqueó una ceja mientras seguía mirándome.

    Suspiré. —Sí…

    —Y es hoy.

    Volví a asentir.

    —Hora.

    —Ocho… en punto.

    Mani le dio una rápida vista al reloj que teníamos en la cafetería.

    —Todavía tienes tiempo.

    —Ay, por favor, no estarás insinuando que… —crucé miradas con ella, obviamente que quería que fuera—¿Pero por qué?

    —En todo este tiempo que llevas trabajando conmigo no me has pedido ni un solo permiso para faltar o salir más temprano. Dale, puedes irte ya.

    —¿Y quién ocupará mi puesto?

    —Puede hacerlo Lee, ¿verdad? —miró de reojo al pelinegro que tenía como compañero de trabajo.

    —A-Ah… pues… Claro que no tengo ningún problema. —noté un sonrojo por su parte, eso me ponía tan incómoda.

    —Ya lo oíste, puedes irte sin preocupación. —y seguía.

    —Pero me lo vas a descontar las horas que no esté. —Mani me tomó por los hombros y me dirigió hacia el cuarto de atrás.

    —¿Tan mala jefa crees que soy? Sólo quiero que vayas a divertirte y punto, eres joven y entrarás próximamente a la universidad, por lo que ya no tendrás más ratos libres que en este preciso momento.

    —Pero- —me interrumpió, sosteniendo mi mochila, indicando que ya me fuera.

    —Buenas noches, Tenten.

    Tomé mis cosas y se fue de la habitación, dejándome sola para que pudiera cambiarme.


    .


    Ah ya.

    —Ya casi llegamos. —escuché decir a Ino con impaciencia.

    Minutos después, el coche frenó frente a una gran casa, a los alrededores había tantas personas con cámaras esperando a que bajáramos, sentí un revoltijo en mi estómago.

    El chofer nos abrió la puerta, la primera en salir fue Ino, no es sorpresa, luego Sakura quien se arregló rápidamente el cabello antes de bajar.

    —Usted primero, señorita. —el señor Yamanaka me sonrió, cediéndome el pase.

    Como último tragué saliva y respiré profundo y me levanté de mi asiento para tomar la mano del chofer de la familia Yamanaka.

    Apenas puse los pies en el pavimento perfectamente liso alcé la cabeza para que una bomba de luces me cegase al instante.

    «Así que así se siente...»

    Sentí una mano que me tomó del brazo y me dirigió rápidamente al interior de la casa.

    —Casi te perdíamos, Tenten. —me dijo Sakura.

    —Lo siento, pero no sabía que iban a haber fotógrafos.

    —Pues deberías de haberlo intuido, o sea, estamos hablando de la graduación del próximo CEO de Byakugan, la empresa tecnológica que está posicionada como la número uno, ¿qué esperabas?

    Ese comentario lo sentí como un ataque, pero no le di importancia, no me llevaba tan bien con Ino a pesar de que había hecho todo esto por mí por esta noche, pero qué más da.

    —Mejor vayamos a ver si Hinata o Koyuki ya están aquí. —Sakura intentó calmar la situación.

    —¿De qué hablas?, si Yukie fue casi casi la primera en llegar. —dijo Ino, poniendo sus manos en sus caderas.

    —Entonces vamos con ella. —la pelirosa tomó mi brazo para que no me quedara ahí parada y nos dirigimos hacia la multitud que había en medio del salón.


    .



    .



    .



    Neji

    —… Y recuerda que el señor Kawasaki y Honda esperarán un comportamiento ejemplar de ti esta noche, así que compórtate y cuida todos tus movimientos, aunque sea sólo por hoy, queremos dar buena impresión y que tu tío no cambie de opinión y le pase la empresa a otro miembro de la familia….

    Escuchaba que mi madre me daba el mismo discurso que vengo escuchando una y otra vez desde que mi tío compartió el anunciamiento de mi nombramiento como CEO de la empresa.

    Desde hace tres años.

    Mientras que seguía hablando mi madre, me llegó una llamada de Hideki.

    Le hice una señal de “alto” que iba a contestar.

    —Dime, Hideki.

    —Señor, todos los invitados ya están aquí, sólo falta su presencia para que empiece la fiesta.

    —En cinco minutos estoy ahí.

    —Perfecto, nos vemos, señor. —Colgó.

    —¿Qué quería ese entrometido? —preguntó mi madre con su tono tan amable de costumbre.

    —Avisaba que ya nada más faltábamos nosotros para dar inicio a la fiesta.

    —Bueno… Como te decía—aquí vamos de nuevo—, ¿está invitada la hija del alcalde Kazahana? —cambió su tono de voz por uno más amigable.

    Esa pregunta no me la esperaba tan de golpe.

    —Sí, lo está.

    Sonrió. —Perfecto, —sacó de su bolso una cajita negra de terciopelo y me la ofreció—quiero que lo hagas esta misma noche.

    —¡¿Pero de qué hablas, madre?! —me puse tenso en mi asiento.

    —Anda, tu tío se lo pidió a Gina el mismo día que se graduó de la universidad, hazlo tú también. —seguía sosteniendo la cajita.

    —Pero no estoy seguro todavía de proponérselo, y más si es a ella… —desvié la mirada.

    —¡JA! Tonterías, querido, —con sutileza guardó la cajita en uno de los bolsillos del interior de mi saco—sé un hombre y actúa como tal.

    Aunque mi mirada estaba clavada en la ventana del coche, sentía los ojos blancos de mi madre incrustados a mi espalda, acariciando mi cabellera larga, resbalando sus dedos entre mis cabellos, lo cual me helaba la sangre. No era un gesto nada común de ella, era tal su desapego de mí que daba miedo que hiciera eso.

    En cuento dejó mi cabello en paz, el coche se detuvo y una muchedumbre lo rodeó, estaba listo para esos flashes que tanto odiaba desde niño.



    .



    .



    .



    Continuará…
     
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