Título: Aniversario Fandom: Vocaloid Personajes: Megpoid Gumi, mención a Hatsune Miku. Palabras: 518 Prompt: Escrito con dados -> Gumi, Hoja de papel, Acantilado Summary: "A Gumi nunca le hizo especial ilusión la playa pero Miku… Miku amaba el mar. Le fascinaba esa masa de agua salada, decía sentirse como en casa." Su melena de color verde ondeaba al ritmo del viento, como si este estuviese jugueteando con sus mechones, inocentemente. Con los ojos cerrados dejó que la brisa marina la acariciase, dejando un rastro salino por todo su cuerpo. El sol, como si estuviese celoso de tal acción, brilló con más fuerza, dejando caer sus rayos sobre la pálida piel de la chica. Cerró los ojos, apretando con fuerza sus manos y arrugando levemente la hoja de papel que sujetaba con ellas. Una cálida lágrima resbaló por su mejilla. Abrió los ojos, observando, desde la altura del acantilado, el inmenso mar que se extendía delante de ella. —Miku-chan… —empezó a hablar, con voz quebrada, tras unos minutos—. Hoy hace ya dos años desde el accidente. Te echo mucho de menos. Todos lo hacemos. >> Aun así… creo que estamos mejor. ¡Tus padres vinieron a cenar el otro día! Sé que te hubiese alegrado mucho verlos salir de casa y despejarse un poco… >> Tu hermano ha crecido un montón, ¡si lo vieses! El año que viene entra al instituto. Tranquila, tendré un ojo sobre él. Cogió aire, calmándose poco a poco tras ir hablando, normalizando su respiración y soportando el llanto. >> Yo… hay tantas cosas que querría decirte. Aun te escribo cosas en nuestro chat, que tonta, ¿verdad? Bajó la vista hacia la hoja de papel, ya desgastada y arrugada por los bordes, pero con un claro dibujo en el centro. Un dibujo lleno de tonos azules. —Recuerdo lo mucho que te gustaban mis dibujos, siempre pidiéndome que te regalara uno… me arrepiento tanto de no haberlo hecho en su momento, de no haber tenido la confianza en mí misma de haberlo hecho, te hubiese hecho tan feliz… >> ¡Pero te lo traigo ahora! Un poco tarde, espero que me perdones… —levantó la vista, sonriente, aunque con dos lágrimas temblorosas en las cuencas de sus ojos. En aquella hoja de papel, Gumi trató de plasmar sus sentimientos. Dibujo a su fallecida mejor amiga, Miku, en ese mismo acantilado en el que ella se encontraba, observando el extenso mar que se extendía ante ella. Un dibujo lleno de amor, de arrepentimiento, de culpa, de cariño, de alegría, de tristeza… Y en ese momento, soltó las manos. Y el dibujo, arrastrado por la brisa, partió su viaje. Un viaje sin destino, ¿quién sabe dónde acabaría? ¿Perdido en medio del mar o quizás en algún otro país? Acabase donde acabase, Gumi esperaba que Miku supiese que aquello era en su honor. A Gumi nunca le hizo especial ilusión la playa pero Miku… Miku amaba el mar. Le fascinaba esa masa de agua salada, decía sentirse como en casa. Así que Gumi siempre pensó que su alma había acabado allí, en el mar, que ella había vuelto a su casa. Se limpió la cara, quitándose las lágrimas de los ojos antes de que estas realizasen su camino. Sonrió, sintiendo la humedad sobre su piel. —Ahora… entiendo a lo que te referías… Y se quedó allí, ojos cerrados, labios sonrientes, manos detrás de la espalda, en aquel acantilado, sintiendo la libertad marina.