ANIVERSARIO OLVIDADO.

Los cálidos rayos de luz atravesaron los ojos del joven, obligándole a despertarse. Abrió los ojos lentamente, estirando sus brazos y bostezando profundamente.
—¡Buenos días mi amor!— Exclamo una mujer saltando encima de él, esfumando toda tranquilidad que había.
—Em… Buenos días Sango.—Dijo el pelinegro parpadeando para que su vista no quedara nublada.
—¡Miroku, Te extrañe mucho, pero supongo que hoy vas a recompensar esos 3 días fuera de casa, ¿verdad?!— Pregunto la peli castaño. Miroku sonrió pícaramente.
—¿Te refieres a hacer algo divertido?— Dijo sacando su lado pervertido. Sango parpadeo un par de veces no entendiendo lo que decía, pero se molesto al comprenderlo.
—¿Qué me compraste amor?— Pregunto con un tono un tanto molesto.
—Hmmm, ¿la comida?— Trato de adivinar Miroku.
—¿Sabes que día es hoy?
—Sango, amor, ¿Qué hay de comer?, tengo demasiada hambre, ese palacio no nos ofreció buena comida…— Dijo Miroku evadiendo la pregunta de su mujer. Sango se molesto demasiado.
—¡¡Es nuestro aniversario, Idiota!!— Exclamo Sango tomando el Hiraikotsu.— ¡¡Lo olvidaste de nuevo!!
Miroku miro las intenciones de su mujer, y esquivo el enorme Boomerang, provocando un gran hoyo en el suelo de madera.
—¡¡Sango, tranquilízate… vas a despertar a los niños!!— Exclamo Miroku tratando de tranquilizar a su esposa.
—¡¡Kagome esta cuidando a los niños!!— Respondió Sango todavía molesta.— ¡¡¿Qué demonios te hace olvidar nuestro aniversario todos los años?!!
Esta vez, Miroku salió corriendo afuera de su casa, siendo perseguido por su mujer.
—¡¡No huyas, Hoshi, siempre te perdono que se te olvide pero este año no será así!!— Exclamo Sango lanzando su Hiraikotsu.
Miroku seguía corriendo, esquivando el arma de su enfurecida mujer. De pronto miro a su gran amigo en el camino, que llevaba leña a su hogar.
—¡¡InuYasha!!—Exclamo el monje atrayendo la atención del Hanyou.
—¡Hola Miroku, ¿pero porque corres?!—Pregunto el ambarino confundido.
—¡¡Ayúdame, Sanguito me quiere matar!!— Suplico Miroku sin dejar de correr.
—¡¡InuYasha no te metas o te matare junto a este monje!!— Exclamo Sango.

—Oiga, Kagome- Sama… ¿Cómo se siente estar casada?— Pregunto una pequeña niña de pelo amarillo.
La joven Miko pensó por un rato y luego le sonrió a la pequeña niña.
—Estar casada es como encontrar armonía en la pareja.— Contesto segura de su respuesta.
—Waa!, Kagome- Sama la tierra tiembla.— Exclamo totalmente asustada otra niña.
—Oh, es verdad…— Dijo Kagome al sentir un pequeño temblor en el suelo.— Pero, no se preocupen… nada malo les pasara… porque yo…
—¡¡¡Kagome, calma a tu amiga!!!— Exclamo la voz de su esposo.
—Eh?, ¿InuYasha?—Pensó confundida la Miko, pues no miraba en ningún lado a su esposo. De repente miro como InuYasha, Miroku y algunos animales asustados huían de su amiga, quien llevaba su arma en mano.
—¡¡Corran los que aprecien su vida!!— Exclamo Miroku, haciendo que los niños que acompañaban a Kagome se dispersaran en todos lugares asustados.
—¡¡Sango, mira lo que provocas!!— Regaño InuYasha.
—¡¡Cállate InuYasha, si no hubieras tratado de ayudar a Miroku los animales no se hubieran asustado!!— Exclamo Sango.
Una niña que estaba huyendo se tropezó con una rama y quedo atorada con esta.
—¡¡Ayuda!!— Exclamo asustada.

 

ADIOS HOSHI....

—¡¡Ayuda!!— Exclamo asustada la pequeña niña.

Afortunadamente Kagome se dio cuenta de aquello y se paro enfrente de la niña, juntando sus manos.

—¡¡Yamete Kurazai Sakyamuni!!— Exclamo sacando una luz cegadora que dejo inconscientes a los animales y mareados a los demás. (Yamete Kurazai Sakyamuni: Detente por favor buda)

—Odio esa luz.— Musito InuYasha frotándose los ojos. Kagome dejo soltar un gran suspiro, volteando rápidamente hacia la pequeña.

—¿Estas bien yaki?— Pregunto Kagome preocupada.

Los labios de la niña comenzaron a temblar, sacando algunas lagrimas.- ¡¡Señora Kagome, tenia tanto miedo!!- Exclamo estallando en lágrimas, abrazando a Kagome.

—Ya ya… ya ha pasado, tranquila.— Dijo tranquila Kagome, dando pequeños golpes en la espalda de la pequeña. Una vez que la pequeña se tranquilizo, la joven Miko le limpio las lagrimas y le jalo las mejillas para dibujarle una sonrisa.—me agradas más cuando sonríes… así que por favor no apagues esa sonrisa.—

La pequeña le miro confundida, pero al comprenderlo sonrió dándole ternura a la joven de pelo azabache.— Muchas gracias Kagome- Sama.—

—Haku, por favor lleva a los niños con sus padres… ahora debo hablar con mis amigos.— Pidió Kagome, siendo obedecida por el joven de 14 años.— Ah!, y deja a los hijos de Miroku y Sango con Kaede y Rin.—

Él joven ya se había llevado a los niños y Kagome hablaba seriamente con su esposo y amigos.

—¿Me pueden decir porque tanto alboroto? ¡Kami, una niña estuvo a punto de quedar herida, o peor… de morir!—Replico Kagome totalmente molesta con sus amigos que estaban cabizbajos.

—Kagome… yo lo… aaa… yo lo siento, es mi culpa, me moleste mucho porque Miroku olvido nuestro día especial y… bueno, perdí totalmente la razón.— Se disculpo Sango, sintiendo un horrible complejo de culpa, que la carcomía por dentro.

—Así es… perdiste la razón… Sango… Comprendo que te molestes tanto, pero debes reprimirlo… debes, medir las consecuencias…— Dijo la Miko tratando de no hacer sentir a su amiga más mal de lo que ya se sentía.

—Y todo porque olvide nuestro aniversario.— Comento Miroku dejando helada a Kagome.

—¡¿Qué olvidaste que?!— Exclamo totalmente molesta Kagome.—¡¡¿Es que eres idiota o que?, Miroku… es el día mas especial en un matrimonio, jamás debes olvidarlo!!—

—Kefh!, déjalo Kagome, no vale la pena que lo regañes… siempre a sido idiota y lo seguirá siendo.— Dijo InuYasha.

—Eres el mejor de los amigos InuYasha… gracias por defenderme.— Dijo Miroku con la vena saltando de la sien.

—Bueno como sea… Miroku, cuando te casas debes hacer feliz a tu mujer… no olvidarte de un día tan importante.— Le siguió Kagome. La Taijiya se levanto de su lugar, con el flequillo tapando su cara.

—Si me disculpan, regresare a mi casa… debo cuidar de los niños.—Susurro Sango dando media vuelta dispuesta a irse.

—Bueno, creo que yo también me voy.— Dijo Miroku. Pero en cuanto se paro, recibió una gran bofetada de parte de su mujer dejándolo anonadado. Sango tenía los ojos inundados de lágrimas, con un gesto de rabia… sufria.

—No Miroku… los años pasados siempre te lo perdone, creyendo que cambiarias, que esta vez ya lo recordarías… pero veo que no es así… No serás… bienvenido en tu casa.— Dijo Sango entre lagrimas, apretando los dientes haciendo ver al Monje que lo que había dicho era en serio.

—Sango…—Susurro Miroku. La peli castaño comenzó a caminar dejando atrás a su marido.

—Kami, Sango esta realmente furiosa.— Susurro Kagome sin apartar la vista, InuYasha asintió también sin apartar la vista del monje.

Miroku comprendió la gravedad del problema y se toco la mejilla…

—Jamás me habías pegado así de fuerte Sango.— Susurro profundamente triste.