Anhelos [One-Shot]

Hola a todos/as. ^^
Este es el primer fic que subo a fanficslandia (al menos con esta cuenta) y espero que les guste. La verdad es que ya lo tenia publicado en mi cuenta de fanfiction, junto a otros one-shots; pero quise publicarlo aquí para saber su opinión. Le corregí algunas faltas ortográficas, si se me llego a pasar alguna me gustaria que me avisasen.
Gracias!:)

Título: Anhelos
Tipo: [One-shot]
Clasificación: Supongo que T
Género: Drama


Sentada sobre el suave sillón, en total oscuridad, se encuentra una joven mujer contemplando la luminosa ciudad a sus pies a través de los grandes ventanales que hay en su pequeño apartamento. Lleva puesta una simple bata blanca, la cual hace resaltar su pálida piel. Sus ojos están llenos de nostalgia, de inseguridad, alegría, tristeza. De un cúmulo de emociones difíciles de describir.

Lleva sus manos a su plano vientre, acariciándole con ternura, alegría y anhelo. Con los ojos brillantes a causa de las lágrimas que contiene, y la voz entrecortada gracias al nudo en su garganta, empieza a susurrarle a la criatura que apenas empieza a gestarse dentro de ella. Le habla suavemente sobre su padre; lo extraña que se siente al quererlo tanto, sabiendo de su existencia desde hace tan solo una semana atrás; le charla sobre todo lo que planean brindarle; entre sollozos, también le confiesa lo insegura que se siente, lo preocupada que esta por ser una mala madre para él o ella. No obstante, por sobre todas las demás cosas, le habla de Él.

Le murmura lo hermosos que son sus ojos y la buena persona que es, a pesar de toda su rudeza, orgullo y, por supuesto, aquel "pequeño" problemilla de su falta de tacto; el cual había ocasionado más de una pelea entre ambos. Una sonrisa melancólica aparece en su rostro, mientras que los recuerdos la transportan hasta el pasado, 510 años atrás para ser más exactos.

Dejó de ser la señora de Akitoki para convertirse simplemente en Kagome Higurashi: una joven preocupada por la escuela, el chico del que está irremediablemente enamorada, sus amigos y la búsqueda de una singular perla. La misma que pasaba noches en vela estudiando, la que luchaba contra youkais y la que había perdido su castidad en un extraño bosque, junto al hombre que verdaderamente amaba. Sus mejillas se tiñeron de rojo al recordar este hecho. Casi podía volver a sentir las suaves garras acariciando su piel, los amorosos besos que la dejaban sin aliento y los abrazos que la hacían sentir segura y deseada, que la hacían sentir como una mujer.

La alegría que la invadió, pronto se esfumó al recordar que jamás lo volvería a ver, que nunca podrían estar juntos. La energía del pozo se había esfumado y no había forma de reponerla. Además, si la hubiera, el anillo en su mano derecha y la prueba de embarazo en su cartera, eliminarían cualquier oportunidad de acercarse nuevamente y que las cosas volvieran a ser lo de antes.

Escuchó el chirrido de la puerta al abrirse, levantó la mirada y se secó las pocas lágrimas que había derramado. Respiró hondo y trató de alejar aquellos recuerdos. Era hora de asumir su realidad y de dejar de fantasear. Intentó sonreír, pero sólo logró una extraña mueca en su rostro. Se acomodó en el sofá y esperó paciente la llegada de su esposo.

—Buenas noches, Kagome—saludó una voz amable desde el recibidor.

—Buenas noches, Houjo—devolvió el saludo ella. Su voz debió haber sonado fatal, pues casi al instante la alta figura del hombre apareció en el cuarto.

—¿Qué ocurre? ¿Te pasó algo?—preguntó angustiado, arrodillándose velozmente a su lado. Sus orbes castañas brillaban con genuina preocupación al observarla y acariciar su mano.

¿Por qué no podía amarlo a él?

" Sencillo. El jamás será Inuyasha." Pensó al instante.
Ella lo quería, lo amaba… pero no con la misma intensidad con la cual amaba a Inuyasha.
La joven tenía deseos de golpearse contra un muro por tan estúpido e injusto razonamiento. ¡Eso no era justo para Houjo! ¡Él se merecía alguien que lo amara de verdad!

Frunció el entrecejo ante los pensamientos que la bombardeaban, se tomó la cabeza con las manos y soltó un lastimero suspiro...muchas veces se sentía como una aprovechada. Respiró hondo, intentado poner sus pensamientos en orden. Tal vez ella no pudiera brindarle al joven lo que el tanto anhelaba; no obstante, el diminuto ser que crecía en su interior, sí podría.

— ¿Qué pasa? ¿Estás segura de que no te sientes mal?—volvió a preguntar él—Si es así, no te preocupes. Compré unos remedios en el Mercado, el vendedor me dijo que…—

Delicadamente, Kagome lo silenció con uno de sus dedos. Ella lo observaba con inusual seriedad mientras él la contemplaba, expectante. Al verlo más repuesto, la chica retiró lentamente el dedo y entrelazó sus manos con las de Houjo.

—Estoy embarazada—le anunció alegre y brindándole una diminuta sonrisa, esperando transmitirle con eso, parte de su felicidad.

El joven la miró anonadado y empezó a abrir y cerrar la boca, intentando expresarse sin éxito alguno. Finalmente, se quedó callado, observándola totalmente fascinado. Se levantó con lentitud y la atrajo en un suave abrazo, tratándola como a una muñeca de porcelana.

Le acarició el cabello mientras murmuraba una y otra vez en su cuello, con la voz entrecortada—Gracias…gracias por todo.

Kagome correspondió el abrazo en silencio, sintiéndose reconfortada. Una lágrima recorrió su mejilla, al pensar que el bebé de ojos dorados y orejas adorables con que tanto había fantaseado ya nunca estaría en sus brazos; y que el agarre posesivo en su cintura jamás se haría presente.