Ancient War

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por lilinette, 15 Abril 2012.

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    lilinette

    lilinette Iniciado

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    Título:
    Ancient War
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    23
     
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    ¡Hola! Mi nombre es Lilinette, soy nueva en el foro, quiero compartir esta historia de pokémon. Espero que os agrade la historia. PD: En este Fic no se sabe de la existencia de los pokémon, hay dos OC por ahí, no sabía quién hacer para el malo, nadie concordaba.Además están en la Edad Media. Sin más dilación ahí lo tienen.

    Prólogo
    En un pequeño pueblo apartado de la primera región, había una casita rústica que por su chimenea salía humo. Un infante entró por la puerta, corriendo y gritando. El niño tenía el pelo castaño y unos ojos azules intensos, su edad sería de unos cinco o seis años aproximadamente.
    -¡Abuelo! ¡Abuelo!-dijo agitando los brazos llegando a la cocina, donde su abuelo estaba preparando la comida-Tu que sabes tantas historias, ¿por qué no me cuentas La Guerra Milenaria?
    El anciano se sorprendió, ante las palabras de su nieto, lo que provocó que el cucharón de madera cayera al suelo.
    -¿Cómo sabes tú la existencia de La Guerra Milenaria?-preguntó con sus ojos grises como platos.
    -Se lo oí al viejo John, ¿me lo cuentas?-dijo balanceándose hacia adelante y hacia atrás, parpadeando repetidamente a su abuelo.
    -¿Desde cuándo te gustan a ti las guerras?-preguntó al anciano pasando una mano por su pelo negro.
    -¿Desde que unos extraños animales aparecieron? ¿Desde que una nueva casa apareció y en poco tiempo se hizo la más poderosa y cayó sin saber por qué?-preguntó el infante de carrerilla.
    El anciano echó lo que estaba en la olla en dos cuencos y los sirvió en la mesa, a la vez que el niño se sentaba en la silla opuesta del mayor. El anciano se rascó la barbilla pensando y le hizo una señal al niño para que comiese el consomé.
    -¿Cómo empezar?... ¡Por las casas!-dijo sonriente.

    Hace muchos años, aparecieron unos extraños seres con poderes increíbles, a la vez que una nueva casa apareció.
    Las casas más importantes eran seis: la primera casa, la más prestigiosa y con más poder era la casa Bertliz, tenía una joven y única heredera al trono. La segunda casa, era de la familia Waterflower, de cuatro herederas pero las tres primeras no querían subir al trono, asique le tocaba a la última. La tercera casa pertenecía a la familia LaRousse, que posee un único heredero. La cuarta casa, es la familia Balence, con dos herederos, una joven y un niño, en esta familia el primogénito hereda el trono. La quinta casa, es la casa de los Shadowling, se dedican a los asesinatos, el primer heredero huyó y solo está el segundo hermano. La última casa, es la familia Keptchum, unos burgueses que se hicieron medianamente ricos por sus ventas; su único heredero es un joven varón.

    La casa Bertliz tiene una hermosa heredera de ojos zafiros, igual que su hermoso y largo cabello, de tez clara; normalmente solía vestir con exuberantes vestidos, a la par de sus peinados complejos, con numerosas joyas en su azulado cabello. La joven era inteligente pero caprichosa, normalmente dulce y alegre; con un aspecto impecable siempre. Su nombre era Dawn, significaba amanecer.

    La casa Waterflower tiene cuatro hermosas herederas, pero las tres primeras no quieren reinar, la cuarta heredera, tiene el cabello pelirrojo intenso semilargo, normalmente semi-recogido, de ojos esmeraldas. De carácter fuerte, aunque tiene momentos dulces, es fuerte porque es ignorada por sus hermanas. Su nombre es Misty.

    La casa LaRousse tiene un único heredero de ojos verdes esmeralda igual que su pelo. Es arrogante y orgulloso, pero finalmente de buen corazón. Su nombre es Drew.

    La casa Balence tiene dos herederos, la que subirá al trono es una joven de pelo castaño, largo y ondulado, de ojos azules celestes. Es alegre, cariñosa, cómica y coqueta, le gusta hacer de rabiar a su hermano Max continuamente. Su nombre es May.

    La casa Shadowling, su primer heredero escapó de la casa porque no quería convertirse en asesino, asique lo sucederá su hermano menor. Él tiene el pelo púrpura, por debajo de los hombros y descuidado, sus ojos son de un profundo negro. Tiene un carácter frío y serio, es hipócrita y normalmente suele estar de mal humor. Su nombre es Paul.

    La última casa, la casa Ketchum tiene un único heredero, es un joven de ojos castaños y de cabellos negros. Siempre está alegre y de buen ánimo, es positivo y entusiasta, además es un glotón.

    -¿Y la nueva casa abuelo?-preguntó el niño.
    -Después hablaré de ella, Dante-con eso el anciano con paciencia.
    -¿Y los seres?-preguntó el niño impaciente.
    El anciano recogió los cuencos y los lavó. Se sentó en un sillón descolorido e hizo una seña para que el niño se sentara.
    -¿Sabes por qué se llama La Guerra Milenaria?-el niño negó repetidas veces con la cabeza.
     
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    Fabian

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    Hola:D , bueno me gusto tu fic,pero vi algunos errores...
    Primero, te recomiendo usar el guion largo (yo tambien tuve problemas con eso:( asi que no te preocupes)

    Segundo, referente a la trama del fic esta muy buena y tiene una buena consistencia.
    Te aconsejo que des mas espacios a las lineas y a los parrafos ya que es algo confuso leer todo junto.
    Espero que sigas mis consejos y espero la continuacion
    Adios :)
     
  3.  
    lilinette

    lilinette Iniciado

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    Hola, ya estoy de vuelta. Muchas gracias Fabian seguiré tus consejos. Y también gracias a todos los que ven mi fic. Vengo con el primer capítulo, espero que os guste. Es un poquito más largo. Asique, ¡Vamos allá!
    *Dumnezeu=Es Dios en húngaro.

    Capítulo 1. Todos los caminos llegan a Roma.

    “Una joven de ojos zafiros del mismo color que su cabello, se desperezaba en su gran cama de color rosa pastel, la joven se bajó de la cama; se cambió y bajó a desayunar. En una gran habitación, la esperaba una gran mesa con numerosos platos llenos de comida hasta arriba, se sentó en un silla y comenzó su nuevo día.

    Después de desayunar subió a su habitación y de nuevo bajó, pero con una diferencia, un hermoso violín de abedul en sus manos. Terminó con sus clases de violín y salió al jardín para tomar el aire. Respiró el suave olor a pino, que venía del pequeño bosque que estaba en frente de la mansión, abrió lentamente los ojos; pero algo hizo ensancharlos. Había visto algo moverse entre los primeros árboles del bosque, no fue eso lo que le sorprendió, sino que no pudo identificar al animal que había visto. Miró hacia todos los lados por si alguien la veía, corrió lo más rápido que pudo con los tacones que llevaba, cuando estaba en frente del bosque miró hacia la mansión, y entró en el bosque. Le pareció ver de nuevo al animalillo, asique lo siguió, después de perseguirlo durante un rato se dio cuenta que estaba perdida. Oyó un crujido detrás de ella, inconscientemente se dio rápidamente la vuelta, oyó el piar del animalillo. Se asomó bruscamente y con miedo hacia la parte de atrás del árbol, lo que vio la dejó muda.

    Una joven pelirroja dejó sus ropas en una roca cercana, y se metió en las aguas cristalinas del lago. El agua estaba fría pero a ella no le importaba en absoluto, ella como una sirena de los cuentos infantiles, siempre estaba en el agua. La profundidad era grande cuando ella se sumergió. Ya estaba un metro por debajo del agua cuando vio un extraño animal de gran tamaño y largo, que se metió en una cueva submarina. Ella lo siguió con cautela, ya cerca de la cueva notó que la faltaba aire, por lo que nadó más deprisa, rogando que en la cueva hubiese una bolsa de aire. Entró en ella y ascendió lo más rápidamente que le dieron su finas piernas. Salió del agua sofocada, miró la cueva, tenía forma de iglú, había tierra firme; por lo que buscó al animal con sus hermosos ojos por la tierra y lo que estaba en frente de ella pero un gran rugido detrás de ella, hizo que se diese la vuelta asustada. Ella dio un gran grito, que si no fuese porque estaba debajo de un gran lago en una cueva le hubiesen oído las regiones más próximas.

    Un chico de pelo verde igual que sus ojos, andaba por un extenso bosque, su pelo y su ropaje hacía que fuese imposible de verle con la vegetación del bosque. El joven llevaba un arco en sus manos y un carcaj del mismo color con flechas con plumas del color de su casa. Iba con pasos silenciosos para que ningún animal pudiese oírlo. El joven desesperado por no encontrar ningún animal al que cazar, miró su mapa y optó por una zona árida que estaba cercana dónde se encontraba. La zona árida tenía grandes precipicios a los lados. Estuvo mirando por los precipicios pero era imposible que algún animal pudiese vivir en aquellas condiciones.

    Sacó su brújula para poder regresar a su casa, aunque fuese con las manos vacías, no quería quedarse hasta la noche. Rebuscando en la mochila de cuero, se levantó una tormenta de arena que lo hizo caer al suelo, pero de repente le pareció oír una suave melodía, se giró tapándose con una piedra de gran tamaño que estaba delante de él, para poder ver. Delante de él había una figura de un animal de gran tamaño suspendido en el aire detrás de la tormenta de arena.


    Una adolescente castaña, paseaba por una gran calle llena de puestos con comida, y abalorios de todo tipo. La joven iba vestida con una blusa clara, una falda larga de color granate y una capa de color rojo carmín, lo que más resaltaba en ella eran dos zafiros que tenía por ojos. Ella saludaba alegremente a todas las personas que pasaba. Llegó a un puesto donde a su izquierda había una pequeña casita con un corral con escasas gallinas y polluelos.

    La joven estaba comprando cuando en el edificio de al lado comenzó a arder, las gallinas salieron despavoridas del corral, la gente también comenzó a correr. Pero May oyó que había un pollito en el corral. Entró en el, se tapó la nariz con la manga, el humo que salía del edificio y el olor del corral tampoco ayudaba mucho a la chica. Ella visualizó como pudo el corral, en una esquina, donde el humo todavía no había llegado. Lo qué vio la dejó estupefacta.


    Un joven de pelo púrpura saltó sigilosamente desde una rama de un árbol hasta el suelo, el cielo nocturno hacía el paisaje más terrorífico que por el día, el joven llevaba una camisa negra, unos pantalones de cueros oscuros y una gabardina veneciana negra con correas de cuero alrededor de los brazos, cargaba una espada en su cadera.

    El joven iba en busca de unos bandidos que habían causado problemas en una ciudad cercana. Se subió a un árbol con ligereza gatuna, y siguió saltando por las ramas de los árboles, viendo el camino a lo lejos. Una rama que pisó se rompió de repente, pero él cayó elegantemente en un pequeño montículo con un pequeño árbol al lado. Susurró una blasfemia por lo bajo enfadado. De repente el montículo y el árbol se movieron a la par, el joven se desequilibró y saltó hacia atrás subiéndose al pequeño árbol. De nuevo hubo una leve sacudida, pero él joven se encaramó al árbol. El montículo ascendió, y vio algo imposible que lo dejó desconcertado aunque en su rostro no lo reflejase.

    -Dumnezeu* misericordioso-susurró.

    Un azabache de ojos castaños estaba entrenado con una espada medieval, luchando contra un saco raído de patatas, movía la espada a la vez que decía los movimientos que realizaba. El joven iba vestido con simpleza, una camisa blanca y unos pantalones marrones oscuros de cuero. Él se movía con desenvoltura pero no lo suficiente para que su rival, el Sr. Saco de Patatas, como lo llamaba el chico, que estaba colgado de una cuerda, se moviese hacia la derecha y empujase al chico, que cayó al suelo de espaldas.

    -¡Ash!-llamó su madre desde la cocina-Ve a mirar el cobertizo me pareció haber visto una rata ayer.

    -¡Sí, madre!-dijo el chico suspirando a la vez que se levantaba.

    El chico llegó al cobertizo, se estiró antes de abrir la chirriante puerta, entró con una vela encendida, pasó por un pasillo donde las sombras hacían terroríficas figuras, que varias veces hicieron que el chico diese un brinco. El joven oyó unas rápidas pisadas por el pasillo de al lado, cogió la espada de su cinturón y se puso en guardia. Pasó silenciosamente y con cuidado por el otro pasillo, pero no vio nada. Un ruido detrás de él llegó a sus oídos, Ash se dio rápidamente la vuelta, se le cayó la espada al suelo, miraba estupefacto al ser que tenía delante de él, hasta que el tintineo metálico de la espada dejó de sonar en sus oídos, no habló:
    -¿Asique tu eres la famosa rata?

    En otra parte en lo profundo de una montaña, algo más terrible que incluso los propios titanes, despertó. La oscuridad lo cubría todo, hasta que unos ojos se abrieron. Eran de un profundo color ceniza; que de alguna extraña forma brillaban en la oscuridad. De repente se oyó una risa atronadora que hizo que la montaña temblase.”

    Bye Bye.
     
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    lilinette

    lilinette Iniciado

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    ¡Hola! Hoy vengo con la primera parte del segundo capítulo, mañana pondré la otra parte, porque es muy largo. Los que quieran que comenten mi fic, para ir mejorando. Pero igualmente me alegra que hay gente que pase por él.
    Bueno, feliz puente para todos los que lo tengan.

    Capítulo.2. Al pan, pan y al vino, vino. Parte I

    “La joven heredera de la familia Bertliz se quedó sin aliento, delante de sus ojos había una pequeña ave, muy similar a uno de los polluelos que salían en sus libros de biología. Era como un pequeño pingüino, pero en vez de ser negro era de un color azul petróleo, y su panza era de color azul claro, parecía que llevaba dos pequeños botones blancos en su pecho.

    El pequeño pingüino ladeó la cabeza, curioso, y se acercó con pasos pequeños a Dawn, ella se agachó para ver si el polluelo era inofensivo. Se rebuscó en un bolsillo de su vestido blanco y de pura casualidad encontró unas semillas de tomate.

    Se las tendió al pajarillo, este dio un saltito y se acercó un poco más, la chica con paciencia seguía tendiendo la mano inmóvil, el pingüino azul miró la mano y después a ella, dio otro pasito y se comió las semillas con rapidez, a continuación miró a Dawn, como si pidiese más semillas. Ella rió ante la acción del animalito, y le acarició la cabeza suavemente.

    -Bueno, pequeño me tengo que ir-dijo levantándose y sacudiéndose el vestido de las migas que había dejado el polluelo de las semillas.

    Empezó a andar pero a los pocos segundos sintió que algo pequeño abrazaba su pierna izquierda, se dio la vuelta y era el pingüino.

    -¿No tienes familia, pequeño? Vete-dijo haciendo un amago con las manos para que se fuese. Pero el polluelo se aferraba todavía más a su pierna.

    La chica suspiró y puso los brazos en forma de jarra.

    -Entonces, ¿te vienes con migo?-dijo señalándose. A esto el pingüino pió varias veces con un tono alegre.

    -Pero primero debo ponerte un nombre. El polluelo ladeó la cabeza y pió.

    -¡Pi!

    Después pisó un charco y sonó como un “plop”.

    -¡Ya sé!-dijo la chica levantando un dedo al cielo-Te llamaré Piplup, además “piplos” en griego significa capa y tú parece que llevas una capa-cayó al momento recordó que estaba perdida-¿Tú sabes cómo se sale de este bosque?
    El animalito pió y siguió la dirección de la chica antes de la que la hubiese parado. Los dos avanzaron hacia delante.
    A los pocos minutos sonó como si un árbol cayese a suelo, ambos se escondieron detrás de un árbol, vieron como una tortuga de color verde oscuro y acero gigantesca pasó a su lado, en ella había un chico vestido de negro encapuchado subido al pequeño árbol que tenía la tortuga en el caparazón.



    Misty respiraba entrecortadamente, solo se movía para no hundirse en el agua y ahogarse, delante de ella había un enorme monstruo marino, en su nombre apareció un nombre Leviatán.

    Un Leviatán era un monstruo marino fantástico de cuando los hombres salieron al mar para conquistar e investigar que había más allá de los mares.

    El dragón acuático era de color azul y por debajo era de un pálido amarillento, poseía unas aletas dorsales blancas.

    El dragón rugió de nuevo, Misty cerró los ojos, no quería hacer ningún movimiento brusco para no hacer enfadar todavía más al a la bestia marina, la bestia se acercó lentamente a Misty, la chica cerró los ojos. Estaba aterrorizada y segura de que sería la merienda de la serpiente marina.

    Sintió como el aliento del monstruo se estrellaba contra su cara, ella aguantó la respiración durante unos segundos, hasta que dejó de sentir la respiración del dragón marino. Ella abrió los ojos y se encontró con unas gigantescas orbes rojas. Ella ahogó un grito.

    El animal se sumergió y después una fuerza levantó a la chica, Misty estaba encima de la cabeza de la serpiente marina, ella se agarró para no caerse y a continuación, el leviatán se sumergió en el agua, y empezó a nadar a una velocidad vertiginosa por donde la chica había vendido, ella se agarraba como podía además de aguantar la respiración, en pocos minutos salieron a la superficie.

    El dragón marino bajó la cabeza hasta el ras de la orilla, donde la chica se bajó de la cabeza del animal, ella se vistió rápidamente, cuando terminó de vestirse.

    Se giró lentamente para ver si el animal marino se había ido, pero todavía seguía ahí, donde se había quedado; ella se dio la vuelta y cuidadosamente para no intentar hacer ningún movimiento brusco siguió hacia arriba.

    Pero algo la empujó e hizo que casi cayese al suelo, ella dio un traspié y se dio rápidamente la vuelta, el dragón marino estaba con la cabeza agachada, pero a continuación se sumergió en el agua.

    La chica se volvió hacia el camino y sonrió de medio lado. Había encontrado una maravilla marina jamás vista y lo iba a mantener en secreto para que siguiese siendo una maravilla.


    De repente la tormenta paró y la arena que estaba suspendida en el aire cayó.
    Drew se quitó la arena de la ropa y de los ojos, para poder ver al ser que estaba delante de él.

    El ser era una mezcla de hormiga. Tenía el cuerpo largo y de color verde con cuatro patas, las delanteras pequeñas y rudimentarias con garras, las traseras pequeñas también pero sin dedos. Tenía una larga cola terminada en forma de abanico. Unas poderosas alas en forma de rombo. Sus ojos estaban cubiertos de una membrana esférica de color rojo, en su cabeza tenía dos antenas muy largas de color verde oscuro.

    El animal volador cayó suavemente sobre la arena, a la vez que movía lentamente las alas para que su caída no fuese brusca.

    Drew se quedó parado, sin saber qué hacer pues ante sus ojos había una nueva especie. Y Si se movía bruscamente es muy posible que espantase el animal, además no sabía si era peligroso o no.
    Se dio la vuelta y rebuscó cuidadosamente para no hacer ruido en su mochila de cuero, y exitosamente encontró una nectarina, la abrió y la separó en gajos. Extendió su brazo acercándosela al animal. El extraño animal alargó el cuello y olfateó la fruta rojiza, a continuación se alejó un poco entre indeciso e inseguro, pero rápidamente alargó una de sus patas delanteras y cogió la fruta.

    Se dio la vuelta y se comió la nectarina con rapidez y con ansias, parecía que el animal no había comido nada, durante varios días.

    Se dio la vuelta y extendió el brazo, pidiendo más.

    El chico rebuscó en su mochila pero no encontró nada más que el animal pudiese comer, se encogió de hombros y se puso a andar en la dirección por donde había venido.

    Al rato se giró y detrás de él, estaba el animal volador, le estaba siguiendo. Sonrió y siguió su camino para llegar a su casa.”

    Si alguien se ha dado cuenta los títulos son refranes y si alguien quiere que algún refrán de su tierra de un título me lo pueden decir.
    Bueno. ¡Ciao!
     
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    Fabian

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    M egusto mucho, solo te aconsejo como siempre que dejes los espacios correspondientes.
    Respecto a la trama...cada vez se ponemas interesante, pero podrias mejorar la narracion.
    Suerte con el fic...
     
  6.  
    lilinette

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    Hola, vengo con la segunda parte del segundo capítulo. Aquí lo tienen.

    Capítulo.2. Al pan, pan y al vino, vino. Parte II



    "May se quedó quieta sin saber qué hacer, delante de ella había una extraña ave.

    Era un pollito de color anaranjado con una pequeña cresta. Miraba hacia todos los lados y picoteaba el suelo.

    Oyó de tras de ella ruido, se dio la vuelta, había personas con cubos llenos de agua para apagar el fuego. Ella miró con pena al pollito, seguro que si lo encontraran lo matarían porque no era como los demás pollos además era mucho más grande lo de normal. Ella rebuscó en sus bolsillos de la falda y encontró unos granos de trigo se los dio al pollito.

    El pollito se los comió y ella con cuidado lo cogió y lo metió en la cesta que portaba y lo cubrió con un pañuelo de tela.

    Salió rápidamente del gallinero y subió las calles hasta llegar a su mansión. Ella pasó saludando a todos los que encontraba como de costumbre y se metió en su habitación.

    La habitación tenía la pared de color nácar con motivos de flores en tonos rojos. La cama era grande de sábanas blancas y de color bermellón a juego con los cojines que había en la cama. En el lado derecho de la pared había una mesa y una silla de abedul y al otro lado un armario y un anaquel del mismo material.

    La chica dejó la cesta en la cama y sacó al polluelo en el suelo, se quitó la capa y a continuación la dejó en el armario, pero algo la interrumpió.

    La puerta se abrió de par en par, en ella había un niño sobre los diez años de edad. De pelo corto negro, de ojos marrones y con anteojos, vestido con una camisa de color verde oscuro, con pantalones negros y zapatos del mismo color.

    -¡Max! ¿Qué haces aquí?-preguntó May enfadada intentado esconder detrás de su figura al pollito de color naranja.

    -¡Ala! Como mola, ¿dónde lo has encontrado, hermana?-preguntó el niño acercándose a May.

    La chica castaña suspiró y se apartó para que su hermano pudiese ver al animal.

    -¿Pero no lo podemos quedar?-preguntó el niño entusiasmado.

    -Sí, pero…

    -¿Pero?

    -Creo que ha sido él quien ha provocado un incendio en un gallinero-Dijo acariciando la cabeza del pollito.

    -¿Le ponemos nombre?-preguntó Max sonriente.

    -¡Vale! ¡Cuál dices tú?

    -A mí me gusta…¡Torch! Es llama en inglés.

    -…A mí me gusta más chick, es pollito también en inglés.

    Los dos se miraron con los ojos entrecerrados, desafiándose.

    -Mejor será que juntemos los nombres para que mamá no se entere que lo tenemos.

    -¿Torchick?

    -No…Mejor, ¿Qué tal te parece Torchic?

    -¡Sí!-se acercó al pollito-Bienvenido a casa Torchic.


    Paul se agarró con firmeza al árbol, que estaba en la espalda del animal.

    El animal tenía forma de tortuga, pero era de tal tamaño que en su caparazón tenía un pequeño árbol y varias piedras. La tortuga tenía la cabeza verde oscuro, las patas marrones igual que su panza, el caparazón era verde por delante y marrón por detrás, con un árbol y piedras puntiagudas en forma de triángulos a la derecha del árbol.

    El chico bajó al caparazón de la tortuga y se situó en frente de la tortuga. El galápago se movió con lentitud y con torpeza debido a su tamaño, apenas cabía por el camino de tierra. Apoyó las patas delanteras en el tronco de un árbol, estiró su cuello hasta llegar a una gruesa rama, la mordió y la partió con simpleza y sin ninguna dificultad aparente, y todavía la masticaba como si una ramita se tratase.

    Cuando terminó de comerse la rama, se tumbó en la arena.

    Paúl se acercó cuidadosamente al animal, alargó la mano para acariciar su cabeza. A centímetros de él, el galápago abrió los ojos, eran dorados. Paul di un respingo y farfulló por lo bajo, pero la tortuga se acercó al chico de pelo púrpura y posó su cabeza en la mano del chico.

    Paul sonrió de medio lado pero en seguida borró la sonrisa.

    -¿De dónde has salido tú?-dijo acariciando la cabeza de la tortuga.

    La tortuga se levantó y empezó a andar por un camino invisible, hacia la izquierda, llevándose por delante algunos árboles que se los iba comiendo por el camino.
    Paul lo siguió.


    Un chico de cabello negro estaba ante un ratón de un singular color.

    El ratón era de color amarillo, con orejas largas y puntiagudas con el final de color negro. Tenía en su espalda rayas de color café y su cola era larga y plana en zigzag y sus mejillas eran rojas.

    Ash se gachó despacio, con cuidado. El roedor se frotaba las mejillas con las patas delanteras.

    El chico fue a acariciar al ratón pero algo extraño sucedió. De repente el ratón amarillo se iluminó y la mano de Ash se quedó dormida parecía como si le hubiesen dado una descarga de un rayo.

    -¡Chuuu!-gritó el ratón a la vez que emitía la luz.

    Ash se quedó con la boca abierta además porque el ratón le miraba con los ojos entre cerrados.

    El chico buscó algo que darle de comer a la rata amarilla. Con suerte encontró galletas que su madre había hecho, gracias a su dios que no eran con pepitas de chocolate.

    Ash cogió una y se la tendió al animalito. El roedor le miraba igual que antes.

    -Pika-farfulló el ratón.

    Y le arrebató la galleta de las manos al chico comenzó a comérsela. Ash comenzó a reírse, le hacía gracia como se comía la galleta. Como un verdadero roedor.

    Se sentó en el suelo en frente del animal, y se rascó la cabeza mientras pensaba.

    -¿Qué voy hacer contigo? Si mamá te ve me matará por no haberte matado, pero tampoco quiero matarte eres raro. Y algo que jamás había visto antes.

    El ratón lo miró con la cabeza ladeada, corrió y se puso en el hombro del chico.

    -Supongo que te tendré que esconder-dijo suspirando.


    En el fondo de una montaña había una oscuridad total, el sonido era ensordecedor, tanto que lo único que podías oír era tu propio pulso. Pero en esa cueva se oían tres pulsos de tres corazones, una de una bestia y otros dos de otra bestia gigantesca.

    Se oyó una palabra parecida a” Focus”, y de repente se oyó un rugido atronador, no el de alguno de los seres que estaba allí, no, del fuego que provocó uno de ellos.

    En el suelo se hizo un anillo de fuego, alrededor del ser más pequeño.
    Ahora se le veía con toda claridad, era un humano, de complexión delgada casi en los huesos. Tenía la piel clara, su nariz era recta, sus ojos eran grises que ahora no brillaban con tanta intensidad como antes, su pelo era negro como el carbón, espeso y un poco largo dentro de lo corto. Sonrió de manera psicópata.

    Detrás de él había un ser, con el que todos de niños hemos soñado. Ocupaba casi toda la pared circular de la montaña por no decir toda, porque su larga cola daba la vuelta hasta donde se encontraba. Sus escamas eran de un color negro metálico, tenía el cuello largo, la cabeza ligeramente pequeña pero alargada, tenía pinchos en su mandíbula, sus orejas eran membranosas igual que sus alas con una garra al final. Tenía los ojos de color oro líquido que parecía que el oro fluía en sus ojos. Además tenía unos cuernos largos que sobresalían de su cabeza hacia atrás.

    En el exterior estaba todo muy tranquilo, los pájaros cantaban alegremente pero de repente un estruendo hizo que todos y cada uno de los seres vivos que estaban cerca de la montaña huyesen.

    La cima de la montaña explotó con un gran rugido, humo, lava y rocas incandescentes salieron disparadas de la cima, el olor era insoportable como si de repente las puertas del infierno se hubiesen abierto. Algo enorme del mismo color que el humo salió de la cima de la montaña, voló a una velocidad vertiginosa y cayó en picado.”

    Adiós.
     
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    blackrose18

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    La cursiva sólo se usa para recuerdos, no para todo el fic, no la utilices.
     
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    lilinette

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    ¡Hola! Siento no haber podido actualizar el domingo pasado estuve todo el fin de semana fuera y sin internet.
    A Black rose 18 tengo que seguir poniéndolo en cursiva, porque al final se aclara lo que sucede, así que a esperar y no puedo decir nada porque sino aguo el final.
    Bueno aquí vengo con la primera parte del tercer capítulo (cada día me salen más largos)

    Capítulo.3. A caballo regalado no le mires el diente.

    "Dawn y Piplup seguían andando por el sendereo pero, intranquilos porque pronto se haría de noche y estaba claro que no querían pasar la noche en ese oscuro bosque.

    Ambos iban andando con buen ritmo cuando uno pequeño arbusto se agitó y detrás de él se oyó un graznido.

    Ambos se dieron la vuelta asustados, y del arbusto salió con gran velocidad un extraño cuervo.

    El cuervo era de color negro y parecía como si llevase un sombrero en la cabeza, graznó de nuevo y se abalanzó sobre la chica.

    Pero el pingüino se interpuso entre ambos y de su boca salieron numerosas burbujas de color azul hechas de agua de un tamaño de una bola de golf. Que golpearon al cuervo con sombrero, este salió huyendo herido.
    Dawn miró sorprendida a su amigo.

    -Vamos, regresemos a casa-dijo todavía asustado retornando su marcha.

    Ya había anochecido cuando llegó a su mansión, los criados estaban fuera de ella gritando su nombre y buscándola.

    -¡Hola!-saludó Dawn a una mujer de avanzada edad, vestida de criada, con un moño canoso en su cabeza.

    La mujer la abrazó con fuerza.

    -¡Qué susto nos has dado!-dijo la mujer con el entrecejo fruncido-Podrían haberte raptado o podrías haberte perdido.

    -¿Raptado?-preguntó confusa.

    La mujer la llevó hasta el salón. Eran una gran habitación las paredes eran un solo cuadro, con las victorias de las batallas de la familia Bertliz y los retratos de sus antepasados. Había grandes sillones y numerosas mesas y sillas.

    La criada sentó a Dawn en uno de los sillones.

    -¿A qué te referías con raptar?-preguntó Dawn asustada.

    -Verás…En la segunda región han desaparecido muchas jóvenes y en la tercera región están comenzando a desaparecer.

    -¿En Jotho y en Hoen?

    La mujer asinitió.

    -No debería haber ido al bosque-dijo en un susurro.

    -¡¿Has ido al bosque?!-preguntó la anciana enfadada.

    -Sí, pero no pasó nada.

    -¿Sabes los animales tan peligrosos que hay allí?

    -Sí, pero…Me he perdido pero no ha pasado nada…

    -¡Pi!

    El pingüinito azul apareció detrás del hombro de Dawn, apoyándose de ella.

    La mujer gritó y se cayó al suelo.

    Dawn la ayudó a levantarla y sentarla en el sillón.

    -¿Él es uno de los animales peligrosos?-preguntó señalándole.

    La criada negó la cabeza enérgicamente.

    -No, no es uno de esos animales. Nunca, jamás había visto algo como él.

    -Pero no es peligroso, me ayudó a salir del bosque y me protegió de un cuervo con sombrero.

    -¿Sombrero?-dijo la mujer enarcando una ceja.

    -Sí, parecía que tenía un sombrero en la cabeza, y Piplup le lanzó unas burbujas que lo hirieron y lo hicieron huir, entonces nosotros salimos del bosque. ¿Verdad, Piplup?

    -¡Pip!


    Una joven pelirroja andaba por el borde de un acantilado descalza, se detuvo en el camino para poder observar el paisaje ante sus ojos esmeraldas.
    Desde el acantilado se veía el mar y parte de la segunda región. Y su gran castillo de color perla que se retorcía sobre sí mismo.

    El sol comenzaba a esconderse y el castillo emitía una anaranjada luz que reflejaban los rayos del sol. De repente del castillo, des sus ventanas salieron feroces lenguas de fuego. Incendiando el hermoso castillo. Pero en un par de segundos las lenguas desaparecieron de la nada.

    Misty se quedó callada, observando el paisaje. Estaba asustada.

    Corrió todavía descalza en dirección de su casa, se magulló un tobillo y el otro tobillo con varias ramas que estaban por
    el camino.

    Llegó a su casa que era un gran castillo de mármol con acabados en verde aguamarina.
    Entró en el castillo, patinó con el suelo de mármol. Y se dirigió a una puerta abatible y la abrió de par en par.

    -¡Padre! ¡Ha ocurrido algo horrible!-gritó.

    Pero se chocó con alguien. La mayor de sus caprichosas hermanas, Daisy.

    Tenía la tez clara, el pelo rubio, largo y ondulado y los mismos ojos verdes que Misty.

    -¡Hermana! Mira lo que padre ha pescado esta mañana-dijo señalando una pecera.

    Eran un pez de color rosa en forma de corazón.

    -¡La llamaré Luverin!-dijo emocionada la mayor de las hermanas waterflower.

    Misty sacudió la cabeza y se acercó a su padre.

    -¡Padre! ¡Ha ocurrido algo terrible!

    -¿Qué es lo que pasa, Misty?-preguntó preocupado un hombre pelirrojo con ojos verdes.

    Misty miró a sus hermanas no muy convencida si deberían saber lo que había ocurrido.

    -Niñas, ¿podéis dejadnos solos?-pidió el padre mientras las hermanas salían cuchicheando por la puerta

    -¿Qué es lo que ha pasado?

    -El castillo de Jotho comenzó a arder pero de repente el fuego desapareció.

    -¿Estás segura, Misty?

    -Lo vi con mis propios ojos, padre-aseguró la pelirroja.

    -Pues en ese caso enviaré un mensaje a Jotho para que me lo verifiquen.

    Dijo el hombre levantándose y cogiendo una de las palomas que había en una jaula dorada y se la entregó a Misty.

    -Sujétala-ella la agarró con cuidado.

    Su padre escribió algo en un trozo de papel y se lo puso en la pata de la paloma, abrió una ventana, cogió a paloma y la dejó volar."

    Bueno el martes actualizo la otra parte. Bye Bye. Espero que os guste.
     
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    lilinette

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    ¡Sorry! El martes me puse mala y ni cogí el ordenador por lo que no pude actualizar. Ya estoy buena y os pongo la segunda parte. ¡Espero que os guste!

    Capítulo.3. A caballo regalado no le mires el diente

    "Un joven de pelo verde abrió la puerta de su mansión, entró en ella. Sus pisadas hacían eco por toda la mansión, los grandes ventanales inundaban la estancia de luz pero la casa estaba vacía.

    El chico subió a su habitación dejó las arma en un armario guardadas y se cambió de ropa por una más cómoda para estar en la casa.

    Bajó las escaleras que unían el pasillo que conectaba su habitación con el resto de habitaciones de dueños inexistentes.

    Dobló varias esquinas hasta llegar a una habitación con fogones y utensilios de metal.

    Abrió una despensa y medio cogollo de lechuga, un tomate, media cebolla y media lombarda.

    De todo hizo trozos pequeños, luego lo metió en un plato de cristal y lo aliñó lo llevó a una mesa en una habitación cercana y volvió con un tenedor y un vaso.

    Retiró la silla pero se dio cuenta que le faltaba el agua, volvió a la cocina y cogió una jara, la llevó de agua y volvió.

    Se paró en seco en la puerta derramando el agua en su camisa, delante de él, estaba el extraño animal volador verde que le estaba siguiendo, sentado en la mesa.

    -Supongo que no pasará nada porque te quedes aquí-dijo Drew rascándose la cabeza pensativo mirando al animal que a él lo miraba con la cabeza ladeada.



    May y su hermano estaban jugando en el jardín con Torchic, cuando un golpe de viento muy fuerte se levantó.

    May tuvo que coger a su hermano para que no se lo llevase el viento, miró al cielo, y vio una mancha negra sobrevolando las nubes, tenía forma alargada e iba en dirección del castillo de Jotho.

    Ella chasqueó la lengua disgustada, desde donde estaban no se veía el castillo. Un ruido metálico la despertó de sus pensamientos.

    En un la verja que rodeaba el jardín y la mansión, estaba apoyado un pájaro de gran complexión metálico.

    El pájaro chistó a los hermanos y batió las alas furioso.

    Pero Torchic salió corriendo y de su pico salió una llamarada de fuego que golpeó al otro pájaro que chistó de nuevo y
    recibió otra llamarada de Torchic. Y salió huyendo.

    _¡Muchas gracias, Torchic!_dijo la castaña abrazando al pollito naranja.

    Él pió alegremente.


    Paul seguía a la tortuga gigante para ver dónde demonios le llevaba ese mastodonte.

    El terreno comenzó a ser pedregoso con algunos cantos de piedra picudos que sobresalían del suelo siendo trapas traicioneras y resbaladizas.

    La tortuga se paró en seco y Paul lo imitó.

    La tortuga estiró el cuello y miró al chico de pelo morado. Y alargó el cuello señalando su caparazón.

    _¿Puedo montar?_preguntó el chico extrañado. Pero a los segundos se sintió estúpido. ¡Le estaba hablando a un galápago gigante!

    La tortuga asintió y el chico suspiró.

    Se subió al caparazón de la tortuga sin esfuerzo alguno, se agarró a una rama que tenía el árbol en su espalda y se puso en marcha.

    Al rato de que la tortuga comenzase a caminar con el chico encima de su caparazón, el paisaje comenzó a abrirse, había una explanada donde había montada tres tiendas de campaña.

    El chico miró sorprendido a la tortuga.

    _¿Los habías encontrado tú?

    La tortuga sintió con lentitud.

    _Bien, ¿son ellos verdad, los bandidos?-dijo bajándose y mirando a la tortuga.

    Ella asintió.

    _Espera aquí_dijo sacando una daga del tamaño de su antebrazo-Ahora mismo vuelvo.

    Corrió sigilosamente hacia las tiendas de campaña, entró en una y rápidamente salió y entró en la otra y a los pocos minutos salió y entró en la última.

    En esta pasaron cinco minutos agobiantes para la tortuga y para él, porque los bandidos habían despertado y tuvo que luchar con ellos en la oscuridad.

    Pero salió victorioso de la tienda de campaña pero aunque con la capa un poco manchada de sangre.

    Entró de nuevo en la segunda tienda pero con un quinqué encendido y salió de esta guardándose algo en el bolsillo de su pantalón.

    Se acercó a la tortuga.

    _Gracias por traerme si quieres puedo darte alguna recompensa como fruta exótica fresca. En el zoco la venden bien._dijo sacando un moneda de oro con un símbolo de un ángel de cuatro alas en el reverso de la moneda_Hoy he conseguido ocho coronas de oro._dijo sonriendo.

    El sol comenzó a salir cuando salieron del bosque. Paul se dio la vuelta encarando a su acompañante.

    _Tu quédate en el lugar que hemos macado antes, en una hora habré vuelto con tu fruta_la tortuga asintió y se giró despareciendo dentro del bosque.

    El chico se puso la capucha y salió corriendo hacia unas calles con el suelo de piedra.


    Un azabache entró dentro de un cobertizo con queso, pan y algún dulce preparado por su madre.

    _¡Pikachu!-dijo sin saber cómo llamar al ratón eléctrico,

    _¿Pika?-dijo el ratoncito asomando la cabeza por una estantería.

    _Te he traído comida-dijo Ash, alzando el pan.

    El ratón salió corriendo hacia él, y se paró ante sus pies y se puso a dos patas mirando al chico.

    Él se agachó y le tendió el trozo de pan a Pikachu.

    Que era el nombre decidido por Ash para no llamarlo ratón amarillo, aunque antes de ese nombre había pensado llamarle chipas o chispa pero prefirió el otro.

    Cuando Pikachu se terminó el pan cogió sin permiso el queso que Ash tenía en su regazo, él se rió y acarició la cabeza de su nuevo amigo.

    El ratón comía celosamente el trozo de queso y de vez en cuando se volvía hacia Ash a mirarlo y volvía su atención al queso.


    Una joven de pelo rubio platino de ojos grises subías unas escaleras que daban a los aposentos del dueño del castillo de Jotho.

    Ella vestía con un vestido de colores azulados, y su pelo estaba recogido en un pequeño moño y lo demás suelto.
    En la mitad de las escaleras le esperaba el dueño del castillo, bien vestido y con una sonrisa en la cara.

    La joven sonrió de medio lado y se acercó hacia el hombre, él pasó sus manos por la cintura de la chica, pero paró en seco cuando sintió una punzada en su pecho.

    Miró a la chica que sonreía con una sonrisa lobuna y tenía los ojos entrecerrados.

    La sangre comenzó a brotar de su pecho cuando, la joven agarró su propia cabellera rubia y arrancó de ella y la tiró al suelo.

    Lo miró con desprecio, era un hombre joven de pelo negro corto aunque su flequillo le tapase un poco los ojos grises.

    Un rugido rompió el silencio y una luz cálida comenzó a invadir el pasillo, pero la sustituyó un calor y un dolor rabioso que dejó sin vida al dueño del castillo, que con un suave golpe en la frente del otro chico cayó hacia atrás totalmente calcinado.

    Las cortinas de la venta del pasillo dónde se encontraba el joven ardían, pero él hizo una seña y el fuego se extinguió de repente.

    Cogió el cuello del vestido y lo rompió dejándolo en el suelo.

    Subió las escaleras y abrió de una patada los aposentos del antiguo dueño.

    En la habitación había muchas mujeres jóvenes asustadas.

    -Largo-ladró el joven ellas no se movieron pero sonó un rugido ensordecedor y ellas salieron corriendo del castillo.

    El chico se asomó por la ventana y miró al causante del incendio, su dragón negro, encaramando al castillo.
    A lo lejos se veía una paloma blanca mensajera."
     
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    Buenaaas. ¿Qué tal están todos? ¡Aquí vengo con el cuarto capitulo! Es corto no os preocupéis no tengo que poner segunda parte. Bye Bye.

    4. Interludio: Cartas de amor.

    La luna menguante se alzaba en el cielo nocturno observando a los habitantes de la segunda región.

    En una casita de madera, un hombre de avanzada edad preparaba un estofado de cordero con variedad de verduras.

    Un niño castaños pululaba por la cocina cogiendo los cubiertos, los vasos, etc…

    El hombre terminó de hacer el estofado y lo sirvió en la mesa en la que estaba sonriendo el niño.

    El hombre se sentó y comenzó a comer, pero el niño lo miraba inquisidoramente.

    _Dante, come o se te enfriará_dijo el hombre señalando el plato del niño.

    El niño se llevó una cucharada a la boca, todavía mirando a su abuelo.

    _¿Qué maquinas, Dante?

    _Estaba pensando qué fue del dragón del hombre.

    _¿Quién sabe? Tal vez se escondió en el bosque o en las montañas.

    _¿Conoces algo más de esta historia?_dijo cogiendo un trozo de lechuga.

    _Sí, he oído que el dueño de la séptima casa tuvo una amante que estaba enrolada en el ejército de sus opositores.

    _No fue realmente así…Pero eso es bastante después.

    _¡También había una carta de amor!_dijo el niño entusiasmado.

    _¿De quién?_preguntó el abuelo-Hubo, muchas en ese tiempo.

    _¡De…! ¿Cómo se llamaba el dueño de la séptima casa?

    _Aníbal Eiden.

    _¿Y sabes por qué se la mandó?_preguntó sonriente el anciano.

    _No…

    _Oyes campanas pero no sabes por dónde-dijo recogiendo los platos de mármol.

    El niño hizo una mueca y se levantó y comenzó a ayudar a su abuelo.

    _Pero primero te debo explicar cómo las personas más poderosas de cada región se conocieron.
     
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    ¡Hola! ¿Qué tal? Ya he pasado todos los exámenes importantes, as que no creo que no falle algún día, al menos que me ponga mala o no esté.
    Vengo con el quinto capítulo, espero que os guste, como siempre.
    Cuando acaben por fin las clases, supongo que actualizaré más a menudo, pero para eso quedan tres semanas.
    ¡Espero que os guste! ¡Y por favor hacer algún comentario que me deprimo!

    Capítulo 5. El muerto al hoyo y al vivo al bollo.

    “Un joven de pelo morado llegó a un zoco lleno de gente, se acercó a un puesto. Donde había un joven de piel morena y ojos verdes amarillentos de pelo negro tizón.





    -¿Qué es lo que quieres hoy? ¿Lo de siempre?


    -No, quiero unas frutas exóticas-dijo muy serio Paul.

    -¿Es para alguna dama?-el joven de cabellos lilas lo miró sarcásticamente-Ya veo que no. Me han traído unas nuevas bayas, ¿quieres?

    -Porqué ¿no?

    -Tengo bayas Yapati, Dillo, Payapa y Magua. ¿Cuáles quieres?

    -Me da igual.

    El vendedor le dio una bolsa de papiro con las bayas.

    Una paloma descendió del cielo y se posó en el final del toldo del vendedor.

    -¿Un mensaje?-preguntó el vendedor.

    -Parece que sí.

    Dijo cogiendo la nota y leyéndola. Se giró y salió corriendo hacia el bosque.

    En una mansión de la cuarta región, una paloma de color gris y marrón entró por una ventana y se posó en un palo.


    Una criada canosa bajó a la paloma, le quitó el mensaje que llevaba atado en la pata.

    Por la puerta aparecieron Piplup y Dawn. Inquietos.

    _¿Qué ha pasado?_preguntó la chica del pelo azul.

    _Un mensaje del Señor Waterflower _dijo entregándole la nota a la chica.

    _¿Lo has leído?_preguntó Dawn, la mujer negó.

    Ella se sentó, abrió la carta y comenzó a leerla.

    Querida Dawn Bertliz:
    El castillo de Jotho has sido incendiado y un nuevo señor ha declarado la guerra a las demás casas.
    He convocado a las casas más importantes de cada región a mi casa para que lleguemos a un acuerdo y nos armemos.
    Espero su llegada. Albert Waterflower.
    P.D
    El dueño de la casa de Jotho ha sido asesinado.

    La chica de ojos azules se tapó la boca, pero se levantó con el ceño fruncid y los puños apretados.


    _¡Ppiplup, Meme! ¡Nos vamos a Kanto!_dijo saliendo de la habitación.

    Cogió varios ropajes y los guardó en un petate de cuero y se lo echó al hombro.

    Se quedó esperando en la puerta de la salida, al rato llegaron Remedios, Meme, y Piplup.


    Después de un largo viaje llegó a la primera región.

    Llegaron a un castillo de mármol con reflejos verde aguamarina, entraron en el castillo y detrás de la puerta, les esperaba un hombre pelirrojo de ojos verdes.

    Ambos se estrecharon la mano y él la llevó a una habitación con puertas de madera.

    Allí había cinco personas más.

    Una chica pelirroja de ojos verdes de pelo corto pero por debajo de los hombros. Vestía con un vestido de palabra de honor con un lazo en la cintura de tonos azules.

    Un chico de pelo y ojos verdes. Iba vestido con una camisa de lino blanco, con una chaqueta verde oscura de manga larga y unos pantalones de mezclilla negros.

    Una chica castaña de pelo corto, pero le llegaba hasta el final de los omoplatos, echado hacia delante; de ojos azules. Vestía con un vestido blanco y una capa roja carmín.

    Un chico de pelo largo y morado de ojos negros con cara de enfadado. Vestía con una camisa negra, igual que sus pantalones de mezclilla y una capa veneciana del mismo color.

    Ella se sentó en una silla libre y a su lado se sentó el dueño de la casa.

    _Y que estamos todos aquí. ¿Habéis recibido mi carta?

    Todos asintieron.

    -Le envié una al dueño del castillo de Jotho, pero me contestó otra persona_dijo levantándose y sacando de una mesilla de abedul una carta y la dejó encima de la mesa-Se llama Aníbal Eiden, ha asesinado al dueño de la casa y nos ha convocado a la guerra.

    Por lo tanto, debemos armarnos y luchar con nuestros ejércitos, y cada uno de vosotros estará al mando de su ejército.

    _Pero, señor, yo no tengo ejército solo soy un burgués_dijo Ash preocupado.

    _En ese caso cada uno de vosotros le dará cuatro soldados-sentenció Albert.

    Todos aceptaron, aunque Paul no estaba muy convencido.

    _Entonces, venid_dijo levantándose.

    Los llevó por todo el castillo hasta llegar a la puerta trasera, desde allí pasaron a un campo donde había mucha gente armada, con espadas de todo tipo y escudos.

    _Os presentaré a mi mano derecha, Isis_dijo el hombre hasta llegar a un lugar donde no había ningún soldado_Isis-llamó el hombre.

    En la copa de del árbol sonó algo como si se moviese a gran velocidad, una figura se agarró a la rama más baja del árbol y cayó al suelo.

    _¿Me llamaba, señor?

    Era una chica de estatura media, de piel blanquecina y nariz recta. De cara redonda pero gina, sus ojos eran azules celestes y su pelo era largo y muy rizo de color castaño oscuro, recogido en una coleta.
    Vestía una bufanda muy larga de color roja, el pecho y parte de las costillas bajas las llevaba vendadas, con el estómago al aire. Con unos pantalones cortos negros y blancos y unas botas militares de color marrón oscuro. Además llevaba unos mitones negros que le llegaban hasta el antebrazo y un cinturón grande donde llevaba sujeto un sable turco.
    Ella sonrió ampliamente.


    -Mi nombre es Isis Héderváry, encantada_dijo haciendo una reverencia_Seré vuestra guía a partir de ahora. “
     
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    Hola. Sorry. La semana pasada también la tuve llena de exámenes y no me dio tiempo a actualizar. Pero esta y la siguiente ya no. A si que podré actualizar más a menudo. Bien. Vengo con el sexto capítulo espero que os guste.

    *Una sica es una espada curva originaria de Tracia, tiene un solo borde e interno que está muy afilada. y si se ataca rápidamente con ella puede hacer heridas profundas.

    Capítulo .6. Puedes aprender de todos, aún de tu enemigo
    “Albert e Isis llevaron a los seis a diferentes tiendas de campaña, enormes, situadas tras el castillo. Por seguridad si incendiaban el castillo como el que pasó con el de Jotho.
    Las tres chicas estaban en una tienda de campaña, Misty estaba colocando la ropa; May, estaba haciendo las camas, y Dawn estaba cepillándose el pelo, aparentemente preocupada.

    _Misty, vuestro padre es precavido, ¿verdad?_preguntó preocupada Dawn.

    _Sí, ¿por qué lo preguntas?

    _Porque no quiero que arrasen mi región ni maten a mi pueblo_susurró mirando el suelo preocupada.

    _Tranquila, Dawn, para eso estamos aquí…_dijo May intentando animarla.
    _Para vencer a Aníbal…

    _¡Perdona!_dijo una voz detrás de la tienda de campaña_¿Puedo pasar?

    Las chicas asintieron. Isis entró dentro de la tienda de campaña.

    _Vuestro padre me manda a deciros que esta tarde hay una fiesta de bienvenida_dijo Isis sonriente.

    _¡Espera! Pero no tenemos vestidos, ¿cómo vamos a ir?_preguntó Dawn.

    _Tranquila de eso ya me he ocupado yo.

    _Menos mal_suspiró Misty.

    _¡Seguidme!_exclamó Isis muy contenta.

    Las cuatro pasaron el campamento y entraron en el castillo hasta una de las habitaciones, Isis abrió y en la cama había extendidos tres vestidos.

    Uno de color blanco y rosa para Dawn, otro rojo y negro para May , y uno de tonos azules para Misty.

    _¿Os gustan? Me ha costado encontrarlos pero son muy hermosos-dijo Isis.

    _Sí_dijeron las tres a la vez.

    _¿Y tú?_preguntó May-¿No vas a ir?

    _Sí, pero ahora tengo que hacer cosas, nos vemos a las seis de la tarde en el salón de actos. Guíalas tú, Misty-dijo saliendo de la habitación.


    A las seis de la tarde el salón de actos estaba hasta arriba de personas. Las tres chicas se encontraron con los propietarios de las otras tres casas, Drew y Ash estaban muy emocionados, en cambio Paul tenía el ceño fruncido y estaba cruzado de brazos.

    -Esto es ponernos en bandeja a Aníbal-chasqueó la lengua el propietario de la quinta casa.

    -Pero habrá guardias en las puertas_replicó Dawn seria.

    _Sí, están en todas las puertas y varios estamos infiltrados en la fiesta-dijo Isis detrás de ellos que llevaba un vestido azul cielo.

    _¡Viniste!-exclamó May alegre_Te hemos estado buscando.

    -Gracias. Por cierto si veis alguien sospechoso decírmelo-dijo ella muy seria.

    Los seis asintieron, cuando apareció el dueño de la casa reclamando la chica castaña oscura de vestido azul.

    _¿Viste algo extraño, Albert?_preguntó echando su mano a la empuñadura de su sable turco.

    _No, acompáñame quiero que toques un poco_dijo el pelirrojo agarrándola de codo y llevándola casi arrastras hasta un escenario donde había un pianista tocando.

    Ella se sentó en una silla y la tendieron una lira, ella refunfuñó por lo bajo maldiciendo al dueño de la casa.

    _Isis toca muy bien la lira-comentó Misty.

    Paul vio por el rabillo del ojo alguien que no tenía el aspecto de estar allí.
    Era un joven embozado por una máscara que simulaba una calavera de grandes caninos que casi le cubría toda la cara, excepto el ojo izquierdo y la mejilla del mismo lado. Iba vestido con una camisa blanca, un chaleco de color negro con adornos de tribales dorados en las solapas, unos pantalones de mezclilla negros y unas botas oscuras. Además iba con un sombrero de ala ancha de cuero oscuro con plumas blancas e iba enguantado y con una capa atada a un solo hombro que la sujetaba la cabeza de un demonio japonés como si le mordiese el hombro. Que no apartaba la mirada de la chica de ojos azules al mando del Señor Waterflower, seguía con la mirada cada uno de sus movimientos.
    El chico de pelo morado se puso en guardia por si algo ocurría sacó una puñal de su bolsillo y se lo escondió en el bolsillo sin que nadie lo viese.

    La chica comenzó a tocar y en la sala se hizo un silencio sordo, era una suave y lenta melodía, melancólica y triste. Ella suspiró y comenzó a cantar.

    Lágrimas de cristal caen por mis ojos
    Tu aliento me evoca nuestros recuerdos anhelados ¿Es verdad lo que me dices? Nuestro amor fue una mentira Flores manchadas con mi dolor
    Sé bien en mi interior que no puedo olvidarme de ti siempre estoy buscándote buscando palabras de amor que salgan de tus labios pero siempre termino lamentándome
    Oraciones que no dan resultados cartas de amor quemadas muerte por inundación de llantos recuerdos que parecen sueños rosas rotas
    Si volviese a nacer una vez más estaría a tu lado solo por verte sonreír
    La música dejó de sonar y a continuación se oyeron aplausos atronadores. Ella esbozaba una sonrisa radiante.

    Paul volvió a mirar hacia el joven sospechoso, pero no estaba, miró alrededor buscándolo pero había desaparecido.

    Isis estaba dando la mano a la gente, pero alguien la cogió del brazo y tiró de ella. Isis se chocó contra algo, era el joven de la casa Shadowling.

    _¡Shadowling! ¿Ha sucedido algo?

    _Sí. He visto a un sospechoso. Iba vestido de oscuro, con sombrero de ala ancha, y con una máscara de calavera.

    _¡¿Dónde?!_preguntó ella alarmada agarrando la empuñadura de su cimitarra.

    _Ha desparecido…

    _¡Isis!_llamó un guardia en la puerta, que se agarraba un costado herido-¡Sospechoso en la segunda puerta!

    Ambos se miraron, Paul sacó una sica* de su cinturón y ella su sable turco.

    _¡Vamos!_gritó Paul.

    Ellos salieron corriendo hacia la puerta, Paul adelantó a Isis hasta llegar a la segunda puerta, que era la segunda puerta de la entrada del Norte. Allí estaba el joven que estaba buscando luchando contra un guardia que le hizo un corte en el pecho y cayó al suelo.

    Paul le dio una estocada, pero el sujeto la paró con su propia espada, que era una espada bastarda, Paul fue a dar otra estocada, pero el embozado le dio una patada en el estómago y perdió el equilibrio y se cayó. Detrás de él salió Isis dando una estocada al sospechoso. Pero él la esquivó, y la dio una patada lateral pero ella, la paró con su propio brazo. Y dio de nuevo una estocada pero él lanzó otras que la hizo perder levemente el equilibrio y él escapó.

    -¡Diablos! ¡Qué mala suerte! Le tenía ya- se quejó la chica-¿Estás bien?

    _Sí _dijo levantándose Paul-Ya sabía yo que era mala idea la fiesta,

    _Pero por lo menos sabemos cómo se maneja con la espada.

    _¿No podría ser un cabeza de turco o uno de sus soldados?

    _Yo creo que era él…

    _¿Qué es eso?_Preguntó Paul cogiendo algo negro del suelo_¿Es una escama negra?

    _Pero es demasiado grande para ser de un reptil, casi es más grande que tu mano.”
     
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    lilinette

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    ¡Holaa! ¡Cuanto tiempo! Siento que mis musas estuvieron de vacaciones, pero es que también yo he salido de casa bastantes días.
    Este capítulo me ha salido más cortito, pero es un capítulo.

    Un beso a todos mis lectores, que ya veo que son muchos y me hace mucha ilusión, espero que os guste.

    Capítulo.7. El diablo es más listo por viejo que por diablo.

    “Mientras los jefes de las casas discutían menos, May, que ayudaba a Isis a hacer pruebas a la extraña escama negra.

    _¡Fue una estupidez hacer la fiesta! ¡Dos hombres han caído!_ criticó Paul.

    _¡Pero si no hubiese sido así, no hubiésemos sabido, que ya sabe que nos hemos reunido y que tenemos un ejército contra él!_por su parte Misty defendió la idea de la fiesta de su padre.

    _También sabemos que sabe manejar espadas_comentó Ash.

    _No es momento de discutir, debemos planear un contrataque_intentó calmar la situación Dawn.

    _¡¿Y qué sabes tú de contraataques, niña?!_espetó irritado el dueño de la casa de asesinatos.

    _Por lo menos no pierdo el tiempo en discutir.


    Mientras tanto, May tenía agarrada la escama e Isis golpeaba la escama con un martillo. La herramienta no hizo absolutamente nada a la escama, ni siquiera un rasguño. Después probaron un el sable turco de la soldado, pero de nuevo, sin cambios.

    May miró preocupada a Isis.

    _¿Qué demonios es?

    -Pensemos, una escama, más grande que una mano, resistente a las espadas, no le hacen ningún rasguño o arañazo. ¡Es como si estuviese sacado de un cuento de hadas!_-contestó exasperada la soldado.

    _¡Claro! ¡Eso es!

    _¿Hadas? Señorita Balance, ¿se ha vuelto loca?

    May trajo a su pollito anaranjado. Le ordenó que echase llamas a la escama. Después ella tocó la escama pero estaba fría.

    _Isis, ¿ha oído hablar de la leyenda de un animal llamado dragón?

    _No, aunque me suena.

    _Los dragones son animales, lagartos enormes con garras, y alas, que por supuesto vuelan, y exhalan fuego por la boca. Y su piel, que está hecha de escamas, no se quema.

    _¿No podría ser que tuviese un animal extraño como los que vosotros tenéis?

    -Puede ser…

    _¡Chicos!-llamó la castaña oscura-May ha descubierto algo.

    _¿El qué?_preguntaron todos.

    _La escama puede ser de dos animales diferentes…De un animal como los que nosotros tenemos, como Torchic_contó mirando a su pollito_Que en este caso sea un lagarto gigante, o…Que sea un dragón.

    _¿Un dragón? Esto no es un cuento de hadas, Señorita Balance_contestó Drew un poco irritado.


    _Pero, ¿a caso conoce un ser que sea resistente al fuego, y que no se queme?_Cuestionó May defendiendo su postura.

    _Lo bueno es que sabemos que en sus manos tiene un ser poderoso, que es inmune al fuego, y que seguramente este, haya sido el causante del incendio de la Torre de Jotho._Contestó Misty.

    _Lo siguiente que debemos hacer es analizar al enemigo para poder enfrentarnos a él…_opinó Paul.

    _Es muy rápido_-contestó Isis.

    _Sabe manejar una espada, en este caso una espada bastarda y el bueno en lucha cuerpo a cuerpo-continuó el dueño de la quinta casa.

    _Sabe ocultarse entre la multitud y pasar desapercibido_dijo Misty_ Solo Shadowling reparó en él.

    _También sabemos que está en esta región, no creo que esté en la cuarta y venga a la primera para volverse a la cuarta…_dijo Dawn.

    _Debemos estar atentos a partir de ahora si veis algo sospechoso hay que comunicárselo a los demás_ordenó Isis…”
     
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    A Thunderbird

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    ¡Hola! He visto tu fic y me ha parecido interesante, así que no hace mucho lo he empezado y... ¡Ya he terminado de leer! ^^
    He notado alguna que otra falta de ortografía, pero tampoco demasiadas. También algo que muchos te dirán: que uses el guión largo (—); se escribe pulsando Alt ̣y luego 0151, si no recuerdo mal, aunque otra opción es ''copiar y pegar'' como acabo de hacer yo, porque en este ordenador no puedo escribirlo.
    Me ha gustado mucho tu forma de describirlo todo con detalles, pero sin decir nada innecesario. Creo que te envidio un poco en ese aspecto... Y sinceramente la idea del fic me ha parecido muy original y entretenida, sobre todo la forma en que conocen a sus Pokémon. Por eso he decidido seguir leyéndote, porque quiero saber cómo avanza. Además he visto que la gente no te deja muchos comentarios, por lo que tenía más de una razón para hacerlo yo; así ya sabes que ya tienes a una persona dispuesta a leer cada capítulo y darte su opinión~
    ¡Pikapi!
     
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    lilinette

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    ¡Hola! ¿Qué tal están todos? Primeramente muchas gracias a A Thunderbird, sobretodo por el guión largo (no sabía como ponerlo).
    Y como siempre espero que les guste este capítulo y que disfruten de él. ¡Las cosas se ponen interesantes!
    Por cierto si hay alguna palabra que no conozcáis me la podéis preguntar.


    Capítulo.8. El diablo cuando se aburre mata moscas con la cola.

    “Dawn como de costumbre paseaba por el jardín, admirando las hermosas flores. Muchas eran de la región en la que se encontraban, otras, eran de las otras regiones. Y las demás eran flores que jamás había visto. De colores que jamás imaginó, extrañas, pero de alguna forma hermosas a su manera.

    Paseaba con la compañía de su amigo Piplup. Que la seguía y acompañaba a donde ella fuese.

    Por el rabillo del ojo avistó algo extraño. El dueño de la quinta casa, el joven Paul Shadowling, se estaba internado en el bosque, con una actitud sospechosa.

    Isis dijo que había que informar por si veían algo sospechoso, ¿verdad?

    Pero antes de meter la pata para luego pedir disculpas, decidió adentrarse en el bosque para ver si lo que estaba haciendo él, era algo sospechoso o no.

    Cogió a su amigo en brazos, y corrió para alcanzar al joven del pelo de color cárdeno.

    Afortunadamente, en ese momento, no llevaba puesto tacones, sino unas simples sandalias romanas, por lo que le permitieron alcanzar a su compañero con facilidad.

    Le estuvo siguiendo con sigilo durante un rato, mientras que en su mente aparecían numerosas preguntas sin respuesta.

    ¿Qué demonios hacía ahí, Shadowling? ¿Qué era lo que tramaba? ¿Se había aliado con Aníbal?

    Un siniestro escalofrío recorrió su espina dorsal. Especialmente el joven del pelo morado, le molestaba e irritaba, debido a su frío y arrogante comportamiento y su actitud. ¡Y sobretodo que la llamase niña, cuando dentro de poco cumpliría los dieciséis años!

    Detrás de los árboles apareció una figura gigantesca. Dawn, asustada. Se escondió tras un árbol sin dejar de observar a su compañero.

    Delante de él, apareció una tortuga gigante, con un árbol en su caparazón. Él, estuvo un rato conversando con el mastodonte. Después le dio unas frutas.

    Dawn no pudo evitar esbozar una sonrisa. Tal vez no fuera tan malo al fin y al cabo. Pero seguía teniendo ese humor de perros, y esa actitud arrogante.


    Misty revisaba antiguos libros llenos de polvo y destartalados junto a Drew, en el comedor.

    Mientras Ash y May, comían un estofado y conversaban animadamente.

    Misty se restregó los ojos, estaba cansada de una búsqueda infructuosa que no llegaba a ninguna parte, tan solo al cansancio. El único problema era, que no sabía ni siquiera lo que buscaba. ¿Dragones? ¿Criminales capaces de tener dragones?

    ¡Era una locura! El pobre Drew, había comenzado a ayudarla por la mañana, pero también terminó como ella. Sin nada.
    El caso que ya era por la tarde. Y habían perdido un valioso tiempo.

    —¿Te encuentras bien, Misty?—preguntó una voz masculina que la sacó de sus pensamientos.

    —Cansada. Gracias por preocuparte, Ash.

    —Estás agotada, ¿Por qué no descansas un poco?—sugirió el azabache, preocupado.

    —Sí, será lo mejor. Además, comienza a dolerme la cabeza—contestó ella levantándose.

    —Yo creo que también me voy a rendir. Aquí no viene nada—suspiró Drew pasando las páginas amarillentas del libro.


    Isis iba tarareando una canción, mientras iba andando con su lira, metida en su funda colgada del hombro.

    Se paró delante de un sauce llorón. Se estiró y bostezó. Se sentó bajo la sombra del árbol de origen chino.

    Abrió la funda de la lira, la sacó junto a un par de hojas amarillentas, una pluma y un tintero.

    Se apoyó en el tronco del árbol, y sus dedos comenzaron a deslizarse por las cuerdas del instrumento. De él emitía una suave melodía alegre. Ella permaneció un tiempo de esa manera, no dejaba de tocar. Hasta que un graznido la hizo parar.

    Ella miró hacia todos los lados, no encontró nada. Pero de uno de los bolsillos de su capa, que eran muchos. Sacó un pequeño puñal. Pues en ese mismo momento no llevaba consigo su sable turco.

    De repente oyó el mismo ruido, pero con más claridad. No era un graznido sino era un búho que ululaba. Este era blanco como la nieve, con algunas manchitas oscuras en su pecho.

    El búho bajó de una rama del sauce hasta ponerse enfrente de Isis. En su pata tenía un papel doblado varias veces. Ella le quitó el papel el búho y este se posó de nuevo en la rama del sauce.

    Isis desdoblo el papel. ¡Era una carta! En el destinatario ponía: Diosa de los dioses egipcios. ¡Era ella! ¡Su nombre significaba eso! Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, y su vello se le erizó. ¿Quién sería el remitente? Jamás, nadie, la había llamado de esa forma, y aún menos en una carta.

    Dio la vuelta a la carta, en el remitente ponía: Gracia de Baal.

    Extraño, ¿quién era Baal? ¿Era un Dios? ¿Un Señor feudal? ¿Un ministro? ¿Un nuevo señor de una casa?

    Ella abrió ansiosa pero con delicadeza el sobre y sacó un papel amarillento.

    Querida Hera:
    El día anterior acudí a la celebración de la llegada de los dueños de las seis casas. Por lo tanto oí como tocó esa canción. Jamás he oído esa canción, y eso que yo se me muchas…Si la ha escrito usted he de felicitarla, pues, usted tiene un gran talento. Es un desperdicio que un talento como el suyo no sea mostrado a los demás, la recomiendo que busque a un mecenas si es la música lo que le gusta. Su canción fue triste y melancólica, pero a su manera muy hermosa.
    Espero volver a oírla.
    Un saludo cortés. La Gracia de Baal.


    ¿Quién podría interesarle sus canciones?

    Su corazón palpitaba tan rápido que parecía que en un momento u otro saldría de su pecho. Estaba muy emocionada. ¿Quién podría escribirla una carta tan hermosa? ¡Qué caligrafía tan hermosa! ¡Y qué palabras!

    Pero, ¿quién sería el dueño de la carta? ¿Y si era peligroso?

    Daba igual, la había alagado. Y no se iba a quedar con la duda de quién era su remitente.

    ¡No iba a permitir a perder ese lujo! Debía saber quién era la persona que estaba detrás de esa preciosa caligrafía.

    Cogió uno de los papeles amarillentos y comenzó a escribir una carta.”
     
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    A Thunderbird

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    Oh, oh... para mí que Isis debería tener más cuidado. No sé yo si en esa situación debería fiarse así como así de alguien sólo porque la atrae con alagos. A mí me resulta sospechoso, aunque tal vez me equivoque.
    Por otra parte parece que el grupo se lleva bastante bien. ¿Huelo a un leve toque de romance? No sería extraño... ya veremos.
    Y de nada por lo del guión largo ^^
    Bueno, espero que publiques pronto, tienes razón con lo de que se pone interesante. Tengo ganas de seguir leyendo~
    ¡Pikapi!
     
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    lilinette

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    ¡Hola! ¿Qué tal están? A Thunderbird tienes razón con lo de un leve toque de romance, ¿pero con quién? ¡Sorpresa! Espero que os guste, sobre todo el combate pokémon, aunque me ha salido un poco corto, y me ha costado describirlo, sobre todo los ataques. Ciao!

    Capítulo.9. Más vale enemigo cuerdo que amigo loco.

    “Isis miró como el búho se alejaba de ella, después de perderlo de vista, su actitud cambió a nerviosismo lo que provocaba que se mordiese el nudillo de un de sus dedos índices.

    “¿Qué he hecho? ¿Y si es peligroso? ¡Sabía mi nombre! ¡Y su significado! O sea que ha buscado sobre él… ¿Y si es Aníbal? ¿Y si quiere utilizarme para llegar hasta nosotros?”

    Un escalofrío recorrió su espalda, asustada y confusa recogió todo lo que tenía sobre el césped y volvió al castillo.

    Cuando regresó vio algo interesante en el campo de entrenamiento.

    Los jóvenes de las últimas casas estaban uno frente al otro a distancia y enfrente de cada uno su animal. El joven de la quinta casa, Paul tenía una tortuga enorme. Y Ash el dueño de la última casa tenía un ratón amarillo.

    —¿Qué hacen?—preguntó Isis a Misty.

    —Han tenido la idea de combatir con sus pokemon—contestó la pelirroja observando detenidamente a los animales.

    —¿Pokémon?—preguntó Isis.

    —Así es como los ha llamado el profesor Oak—dijo señalando con la cabeza a un hombre de mediana edad, canoso y con barba.

    —¡Pikachu, Rayo!—exclamó Ash.

    El ratón amarillo que se hacía llamar Pikachu, de sus mofletes salieron unos rayos que chocaron directamente con la tortuga, esta cerró los ojos.

    —¡Le ha dado!—exclamó Dawn.

    —Creo que Paul solo está probando la potencia del ataque de Pikachu—contestó el profesor Oak.

    —¡Torterra, gigadrenado!

    De las tres piedras picudas del caparazón de Torterra se iluminaron y de cada una de ellas salió un chorro de energía verdosa que atrapó a Pikachu.

    Pikachu intentó zafarse de lo que le presionaba lanzando una descarga eléctrica, pero fue en vano. A los pocos segundos

    Torterra dejó libre a Pikachu, este estaba considerablemente agotado.

    —¡Pikachu, Cola Férrea!—ordenó Ash.

    —Torterra, Terremoto.

    Pikachu salió corriendo mientras su cola se tornaba plateada. Mientras el mastodonte, se puso a dos patas traseras, y dio un golpe al suelo.

    La tierra comenzó a temblar y algunos trozos de suelo salieron despedidos.

    —¡Pikachu, utiliza tu cola y da un golpe al suelo contra Torterra!
    El ratón amarillo hizo exactamente eso, pero le costó un poco debido al gigadrenado de la tortuga. Un gran número de piedras y suelo chocó directamente contra Torterra que no pudo hacer nada para defenderse.

    —¡Pikachu, Impactrueno!

    —¡Torterra, Hiperrayo!

    Ambos pokemon hicieron el ataque a la vez. El rayo que salí de las mejillas del ratón amarillo chocó contra el rayo de energía que liberó Torterra, lo que provocó una gran explosión que incluso llegó a los dos dueños de las casas.

    Ambos esperaron que el humo se disipara, cuando lo hizo, ambos animales estaban tumbados en el suelo, derrotados. Por lo que quedaron en un empate.
    Después del combate cada propietario de su pokémon se dedicó a curarlo.

    —Te veo nerviosa, Isis—observó la pelirroja. La castaña oscura dio un respingo, pues estaba observando al Pikachu de Ash.

    —Sí…—dijo rápidamente, para poder pensar una mentira—Estoy preocupada por la guerra.

    Isis estaba pensando quién sería el dueño de la carta, que hace poco tiempo le había llegado.

    Mientras algunos solados y el profesor Oak ayudaba a curar a los recién nombrados pokémon. La joven de la primera casa iba y venía observando preocupada ambos animales. Mientras el joven de cabellos azabaches estaba preocupado por su amigo amarillo. El otro maldecía lo débil que era la tortuga según él.

    Poco después, hacia la tarde los dos animales ya estaban curados.
    El dueño de la segunda casa empezó a proporcionarles armas a los jóvenes de las casas.

    A la primera, le dio un Claymore, una espada de origen escocesa. A la dueña de la segunda casa un espadón germano. Al tercer dueño un florete, con la empuñadura de oro macizo y con esmeraldas. A May le dio unas espadas gemelas que carecían de guarnición. Al joven de la quinta casa le otorgó un sable japonés, una katana de empuñadura negra. Y al último le dio un Talwar un sable indio.

    Varios soldados, entre ellos Isis, comenzaron a enseñarles cómo usar las armas.


    Un búho de color blanco avanzaba hacia un castillo solitario de la segunda región.

    El búho entró por una ventana hecha directamente en la piedra sin cristal alguno. Allí se posó sobre una mesa de abedul, alguien le quitó la carta que llevaba amarrada en la pata. Esa persona esbozó un leve sonrisa, su ojos grises como el acero brillaban, aunque la capucha que llevaba era imposible verlos.”
     
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    ¡Hola!
    Antes que nada, errores:
    Cito este párrafo porque a mi parecer no ha quedado muy bien. Prueba a leerlo tal cual lo has puntuado tú.
    Yo diría que sería algo así:
    Y sobre el uso del guión largo:
    (Escogí esta frase porque es todo un clásico [?])
    El primer guión esta bien, pero el segundo debería de ir separado de lo que dice Ash y pegado a la descripción del narrador:
    Eso es todo en cuanto a fallos~

    Esos ojos grises me dan mala espina...
    La idea del combate me ha gustado, quién iba a decir que ese par serían los primeros en probarlo. Yo opino que no te ha quedado tan mal descrito, y no tengo ninguna queja en cuanto a los ataques, aunque no dijiste mucho del Cola Férrea ni del Impactrueno...
    El argumento sigue igual de interesante, espero que publiques pronto la continuación x3
    ¡Pikapi!~
     
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    lilinette

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    ¡Hola! ¿Qué tal están? Aquí vengo con el siguiente, aunque antes de tiempo. Un regalo para vosotros, también porque es muy largo. Como siempre espero que os guste y si tengo algún error, dígamelo, tírenme tomates, no pasa nada.

    Capítulo.10. Cría cuervos y te sacarán los ojos.

    “La noche era cálida, los grillos adornaban el paisaje con sus incesantes ruidos que hacían que el paisaje nocturno fuera más caluroso.

    La luz de la luna menguante se colaba por la ventana de una habitación de un castillo con brillos aguamarina.

    De repente ella abrió sus ojos azules, tumbada en la cama. Observando el mínimo indicio de algún movimiento. Pues le había parecido oír algún ruido en la habitación. Con rapidez encendió la lámpara.

    Pero no había absolutamente nada. Nada fuera de lo normal. Excepto. ¡La funda de la lira había desaparecido!

    Ella se bajó de la cama y debajo de esta sacó su sable turco. Abrió la puerta de su habitación y apagó las luces.

    Afuera sonaba una música, suave pero lúgubre. De un lira.

    Su cuerpo se tensó, con solo imaginar que alguien que no fuese ella estaba tocando la lira de su padre la volvía loca.

    Bajó las escaleras que daban al salón. Descalza, y con solo un camisón y armada con un sable casi más grande que ella. Pensó que quien fuese la persona que estaba tocando su lira, al verla se moriría de risa.

    Cogió con ambas manos la Cimitarra, dispuesta a degollar al infeliz que estuviese tocando su amada lira.

    —Pensaba que tenías mejor oído —dijo una voz grave detrás de ella.

    Ella se dio la vuelta, y apuntó al sujeto que estaba sentado en un sillón detrás de ella sujetando su querido instrumento entre sus manos enguantadas.

    —Maldito infeliz, como osas robar mi amada lira —siseó ella acercándose a él.

    El dejó el instrumento de cuerdas con delicadeza sobre una mesilla cercana y se levantó con la elegancia de un rey.

    —Podrías gritar y que todo el ejército me apuntase directo a mi corazón con sus espadas en un solo segundo, ¿por qué no lo haces? —cuestionó arrogante en un susurro.

    —Porque esto es entre tú y yo, me has robado la lira de mi padre. Aníbal -ella escupió la última palabra como si fuera el peor de los venenos. Avanzando hasta que la punta de su sable tocó el cuello de él.

    —Hermoso Kiliç, un sable otomano, no se encuentra tan fácilmente —dijo él, andando hacia la derecha mientras ella lo seguía con todo el cuerpo.

    —Tampoco se encuentra tan fácilmente una rata tan odiosa como tú —Contestó ella con la mejor de sus sonrisas soberbias.

    Él acarició el filo curvado del sable.

    —Tienes picardía —susurró agarrándola de la muñeca—Pero no la suficiente —terminó tirándola contra el suelo.

    Ella se movió en el suelo para encararlo, pero había desaparecido. Corriendo cogió entre sus brazos su lira, pero la funda había desaparecido. Maldijo al hombre que acababa de desparecer en un susurro inaudible.

    Y corrió hacia la habitación del dueño de la casa. Abrió las puertas de par en par. El golpe lo despertó.

    —¡Señor, Aníbal está aquí!

    El hombre pelirrojo se levantó y comenzó a tirar de una gran campana puesta en el techo, que tiraba de una cuerda raída por los años.

    Todos los soldados se levantaron.

    Isis salió de la habitación, de otra cercana se oyó un grito. En ella rápidamente entró, el joven de cabellos morados, y seguidamente ella.

    —¡¿Qué ha pasado?! —preguntó la castaña oscura.

    —¿Estás bien? —preguntó el chico de ojos negros.

    La dueña de la primera casa, Dawn, estaba en su cama levantada y temblando. Delante de ella estaba su pingüino azul, Piplup.

    —Sí —tartamudeó —Estaba aquí, pero Pipulp lo ahuyentó y ha salido por la ventana.
    Paul se asomó por la ventana mientras Isis se acercaba a la dueña de la primera casa para tranquilizarla.

    —No veo a nadie —se quejó Paul.

    Isis se acercó a la ventana.

    Se oyó un rugido grave de un animal, después una lengua de fuego que salía de la boca de un animal enorme de color negro metálico. En el que estaba su jinete girado hacia la ventana con una sonrisa mitad victoriosa, mitad desafiante.

    El animal dio un salto y comenzó a volar. Pronto desapareció en la negrura del horizonte.


    En un lapso de tiempo, cuando ya comenzaban a asomarse por el este los tenues rayos de sol empezaban a aclarar la mañana. Los dueños de las casas, junto a Albert Waterflower y su mano derecha estaban sentados alrededor de una mesa.

    —Hay que poner guardias en todas las entradas y salidas —sugirió malhumorada la mano derecha del dueño de la casa.

    —Está bien, ¿qué ha sucedido? —preguntó el hombre pelirrojo.

    —Me levanté porque me pareció oír algo, y me lo encontré en el salón tocando mi lira. Estuve a casos centímetros de matarle, pero me tiró contra el suelo y despareció. Y me ha robado la funda de mi lira. Y después estaba en la habitación de la señorita Bertliz. ¡Si no hubiese sido por Piplup y Paul seguramente ella ahora estaría muerta! -Contestó señalando a la joven de cabellos azules.

    —Bien. Se puede comparar otra funda, ¿verdad? —preguntó Albert. Ella asintió.

    —¿Y si también nos ha robado a los demás? —preguntó preocupado Ash.

    Todos los jóvenes se levantaron con rapidez hacia sus habitaciones preocupados. Se quedaron a solas Albert e Isis.

    —¿Estaría feliz si te doy dinero para comprar una nueva funda? —preguntó el hombre.

    —Estaría feliz si viese la cabeza de Aníbal clavada en una pica, señor…

    —Eres muy exigente contigo misma —el hombre alzó la cabeza. Los jóvenes llegaron a la habitación a tropel y hablando todos a la vez— De uno en uno. En orden y por las casas.

    —Se ha llevado mi colgante de zafiros, señor —contestó Dawn con la voz quebrada.

    —Padre, nos ha robado los pendientes de azurita de madre…—susurró apenada Misty, el hombre frunció el entrecejo.

    —Señor, me ha robado el emblema de mi casa…. —siseó angustiado Drew.

    —Mi pulsera de coral, señor…
    —Mis guantes de cuero…

    —El reloj de bolsillo de mi padre… —contestó Ash, lleno de rabia, ira y desesperación.

    Se hizo un silencio ensordecedor. Todos estaban muertos de rabia e ira, porque les había arrebatado lo más preciado de cada uno de ellos.

    —Lo hace para divertirse… —susurró Isis.

    —Es una provocación para que fallemos y caigamos… —afirmó May apretando los puños.

    —Lo que debemos hacer es no caer en la trampa… —contestó Drew.

    —No le daremos la satisfacción de vernos sufrir y caer —ordenó Paul, dándose la vuelta y marchándose.



    A escasos metros del Castillo de Jotho, había un gran animal de cuello largo, y grandes alas de color negro metálico estirando sus alas. A su lado había un hombre vestido de oscuro y encapuchado.

    —Vaya, vaya. La jugada nos ha salido bien, ¿verdad? —dijo mirando de reojo al enorme lagarto con alas.

    Se rebuscó en uno de los bolsillos de la capa veneciana que portaba. Sacó varias cosas, entre ellas joyas, unos guantes y un reloj de bolsillo. Se dio la vuelta mirando a la bestia y alzó las joyas.

    —¿Las quieres?

    El animal se levantó y dejó ha descubierto su panza que no estaba cubierta de escamas sino de joyas, numerosas joyas que servían como un escudo, como sus propias escamas. El joven le colocó las joyas en la panza. Observó detenidamente los guantes.

    —Estos son mejores que los míos… — se quitó sus guantes y se puso los otros —Juega con los míos.

    Le lanzó los guantes y el dragón los cogió con la boca, y se recostó en la hierba, todavía húmeda por el rocío de la mañana.

    El joven entró en el castillo, mientras subía las escaleras iba observando un reloj de bolsillo de color dorado.

    —Es bastante bonito, me lo quedaré. Lo único que falta es… —susurró sonriente. Alzó algo que tenía en la otra mano, una funda de cuero negro con broches de metal. —Tampoco se encuentra fácilmente una joven tan hermosa… y con tanto carácter.”

    Quee os toqué la fibra sensible con el reloj del padre de Ash, ¿eh?
    ¿Quisisteis pegarle un puñetazo en la cara a Aníbal por robarles sus objetos más preciados? Porque yo sí.
    Bueno, chao. Espero que os haya gustadooo~
     
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    Ese Aníbal... ¿cómo se atreve? Aunque por el momento debo reconocer que le está saliendo bien, quizás demasiado para mi gusto. Si yo hubiera sido Isis no habría esperado a que reaccionara, ha perdido una buena oportunidad de acabar con él.
    Ha sido un buen capítulo, sí. Las últimas palabras de Aníbal me han intrigado, creo que ya imagino cuál será su siguiente movimiento.
    No tardes en publicar :3
    ¡Pikapi!~
    PD. Siento no haber podido comentar mucho, es porque ahora tengo que irme ^^U
     
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