Amor, lo siento. [Sakura&Syaoran] [TRC]

Amor, lo siento. [Sakura&Syaoran] [TRC]

Amor, lo siento.​

Prólogo.

El quererme, ¿era su reto? ¿Quién se había creído él para decir semejante atrocidad? ¿En serio no me quería? ¿Solo lo había hecho por qué mi hermano estaba en contra?
Simplemente, no podía creer aquello, ¡Era inconcebible! Yo lo adoro, lo amo desde lo más hondo de mi corazón, pero ¿él?

—Ya no viviré más éste calvario. —me había propuesto.

Recuerdo que ese día, cuando escuché… lo que escuché, había salido de paseo con papá, nos habíamos dado un tour completo por todo el pueblo, y yo, como era mi costumbre, había escapado de mis guardias, para irme directamente a ver a mi amado. Recuerdo también que, cuando me disponía a tocar, su voz, que había sido siempre tan cálida y cariñosa conmigo, ahora se mostraba fría y sin sentimientos.

—Demostré que no usted no fue impedimento entre nosotros. —dijo. —Ya ha tenido suficiente con estos meses, ahora déjeme partir.

¿Partir? ¿A dónde iría? Fueron mis primeras dudas, pero luego escuché una voz que jamás me hubiera imaginado escuchar, y menos en la casa de él.

—Si, estoy de acuerdo, mocoso. Pero no le hables de esto a mi hermana. –ordenó mi hermano.
—Claro, ella sabrá que iré a una expedición…
—De la cual no volverás… ¡Jamás!

****************************​

Éste fic lo escribí en respuesta al desafío de Akira Kinomoto.
Espero que te haya gustado, espero tus coments. Se qué es cortito, pero es un prólogo.
Espero que los/as que lo lean me ayuden un poquito, porque no soy tan buena escribiendo fanfics.​

 

Re: Amor, lo siento. [Sakura&Syaoran] [TRC]

Capítulo I. Me voy.

Era una nueva mañana, yo yacía sobre mi cama, debajo de varias cobijas, con la cabeza escondida; no quería ver a nadie. Por mi mente volaban aquellas frases insensibles, eran como agujas atravesando mi piel…

—¡¡AHH!!—exclamé, tapándome la cara con las manos.

Era espantoso recordarlo… ¿Acaso no representé nada para él en todo este tiempo? No lo sabía, pero iba a averiguarlo, de alguna u otra manera, lo haría.

—¿¿Princesa??—llamaron.
—Aquí.

Era Yukito, el mejor amigo de mi hermano, y el sacerdote de mi padre; era un verdadero hechicero. Siempre me había tratado con demasiado respeto, y lo entiendo, digo, ser la princesa del país Clow no es algo que pueda tomarse a la ligera, pero me dejaba de mal humor que me hablara así, sabiendo que nos conocemos desde mi nacimiento.

—El joven Syaoran ha venido a verle.
—Bien. Enseguida voy… —alcancé a susurrar, mientras me tragaba las lágrimas.

Yukito solo se limitó a sonreír, para luego salir de mi habitación a paso silencioso, supongo que se dio cuenta que no estaba muy contenta ésta mañana. Suspiré para luego salir de la cama, dirigiéndome a mi ropero y tomar mi vestimenta favorita.

Tras mirarme al espejo—y asegurarme que mi cabello estaba arreglado—, bajé de a dos escalones por vez hasta llegar a la planta baja; ahí, mi lobito esperaba, con la mirada ida y sus maletas ocultas tras su desgastada capa. Fingí una sonrisa y corrí en su encuentro, acurrucándome entre sus brazos—como era mi costumbre—.

—Buenos días, Sakura. —me dijo, besando mi cabello.
—Hola, Syaoran.
—Sakura… Hay que hablar.

¡Claro que había que hablar! De tantas cosas, como por ejemplo: ¿Por qué tomaste nuestra relación como una apuesta? Caminamos por el vestíbulo, tomados de la mano, hasta llegar al jardín, donde me obligó a tomar asiento—sobre aquel barandal—. Me regaló una mirada honesta y un suave roce sobre mi mejilla, para luego abrir la boca y decirme:

—Me voy, Sakura.

¿Y lo decía con tanta naturalidad? ¿Acaso no me diría lo que Touya había hecho?, más bien, a lo que él había accedido hacer.

—¿Cuándo volverás?—reaccioné, haciéndole ver que seguía siendo esa niña despistada.
—No… No lo sé.
—…Ya veo…—

¿En verdad creyó que me tragaría esa tontería? ¡Ja!

—Pero, quiero hagas tu vida. –suplicó, tomando mi barbilla con sus dedos. —No me perdonaría el dejarte esperando aquí.
—Syaoran… Yo te amo, ¿lo sabes, verdad? —le señalé.

Había dado en el clavo, pude darme cuenta que, aunque había bajado la mirada, tenía esa culpabilidad en el rostro. De cualquier manera, ¿por qué me lastimaba verlo así?, es decir, ¡él había estado jugando conmigo!, era justo, ¿no?

—Claro que lo sé, mi Sakura. —susurró, capturando mi mirada con la suya.
—Sy…Syaoran…—susurré.

¿Qué estaba haciendo?
Su roce fue tan suave —y a mí me gustaban tanto— que lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y esperar que sus labios se posaran sobre los míos, y lo hicieron. Sus manos se habían colocado sobre mis mejillas, alzándolas un poco para que no tuviera que inclinarse tanto. Yo, por mi parte, llevé las mías hasta su cuello, rozándolo con las yemas.

Aquel beso era tan real, tan tangible, tan… sincero. Y ahora, ¿debería creer lo que escuché?

***********​

Gracias a Laurine por las correciones (de las cuales no tenía idea) y a Akira Kinomoto (que alegría que te haya gustado).
Espero que me sigan leyendo y lamento la demora.​

 

Re: Amor, lo siento. [Sakura&Syaoran] [TRC]

Bueno, lamento la tardanza, los Colectivos absorben mi tiempo.

Capítulo II. Decidida.

Mi mano derecha seguía despidiéndose de mi lobito, a pesar que él se hubiera marchado ya hace más de diez minutos. Mis mejillas se volvían cada vez más húmedas, —dignas de un mar—. Mis labios aún ardían con esa llama que Syaoran había dejado, aún podía sentir sus labios chocando contra los míos, aún lo sentía conmigo.

Escuché a Touya llamarme desde la ventana, pero no más no podía—o, más bien, no quería— prestarle la suficiente atención como para darme vuelta y despejar mi mente de aquella verdad. Yukito, quién era más comprensible, se acercó a mí, dejando una manta sobre mi espalda, creo había frío, pero yo me sentía realmente hirviendo.

—Entre cuando se sienta capaz—. Me ofreció, dándome un par de palmadas en el hombro.

Me limité a contestar con la cabeza. Pasados dos o tres minutos, mi mano por fin cayó del cansancio, ahora colocada a un costado mío. Me mantuve mirando al astro rey, quién se despedía lentamente, desapareciendo de mi vista.

—Pequeña Sakura…—. Escuché murmurar a mis espaldas.

Giré al instante, desestabilizándome un poco. Era papá, con esa sonrisa cálida en el rostro.

—Hola, padre—. Murmuré, fingiendo una sonrisa.
—Pequeña Sakura, ¿no crees que es ya un poco tarde?
—Si, lo creo.
—Entonces, ven ya.

Mi padre, el gran mago Clow, me había dicho muchas veces que, aunque fuera mi padre y yo creciera, siempre me trataría como a una niña. Bueno, es un gusto que me lo hiciera saber, así no me haría falsas esperanzas de ser una “niña grande” para él. Jamás me había levantado la voz, siquiera me había señalado algún error, yo no sé si es por ser una chica o por el simple hecho de ser su “princesa”; fuera como fuera, me acerqué a él y, sorprendida, me dejé rodear por sus brazos, reconfortantes, pero igualmente firmes.

—Gracias, papá.

No necesitaba más de su parte, con aquel gesto me daba todo lo que una hija podría pedirle a un padre, y más cuando una madre no está para apoyarlo. Mis mejillas se tensaron a causa de la ligera curvatura que mis labios habían adoptado; respiré hondo y, al separarme de él, lo miré.
***

Fui ofuscada por la mañana, quién asechaba por la ventana—con las cortinas retiradas— en busca de hacerme levantar, y lo logró. Proferí un gruñido, aferrándome a las sábanas.

—Si quieres que Touya no te detenga, levántate—. Me ordenó una dulcísima voz.
—¡Tomoyo!—Brinqué.

No tenía idea de hace cuanto no veía a mi mejor amiga, la actual princesa de Japón. Me arrastré por el colchón—usando mis rodillas—, hasta llegar a los, bien abiertos, brazos de Tomoyo.

—¡Hace tanto que no te veo!—Exclamé, saltando sobre el colchón.
—Lo sé… Pequeña Sakura—. Me dijo, apretándome con fuerza.

Sonreí ampliamente, mientras saltaba de la cama y comenzaba a dar vueltas con mi amiga, tomadas de las manos, como en la niñez. Absorbida por el momento, olvidé por completo la razón de “levantarme temprano” y, si no fuera por mi platinado favorito, no lo hubiera recordado.

—Dese prisa—. Imploró, cruzando la habitación.
—Si, lo siento.

Corrí hacia mi armario y tomé uno de los trajes que alguna vez pertenecieron a mi hermano y que ahora—por súplicas a mi padre—tenía en mi guardarropa. Escuché a Tomoyo y Yukito salir de la habitación, así que me apresuré, tomé aquel traje azul y me enfundé con él; a los pocos minutos, luego de arreglar mi cabello y dar unos toques “femeninos” a la prenda, brinqué fuera, bajando las escaleras de a dos escalones por vez.

En el vestíbulo ya me esperaban mi hermano, con Yukito a un lado, mi padre y Tomoyo, todos con un brillo en sus miradas… Si, saldría de viaje por el mundo, pero ¿eso qué?, me refiero a que, ¿no deberían ser caras tristes?
***

Solo como una "aclaración", Sakura está usando el traje con el que usalmente se le ve a Touya en TRC, solo que ajustado a la medida. ^^

Gracias a:
Akira por leerme y estar al pendiente, aunque sea porque tomé su desafío, se te agradece.
Pami por pasarse (jamás creí tener comentarios tuyos) y leerme, en serio me pongo feliz de que te interese mi historia.

Arigato, Pami-sama. Y, si no es muchísima molestia, ¿podrías darme unas "clasesitas" acerca de ese punto? Es que, desde hace ya varios meses, sigo con esa duda de: ¿Cuánto y dónde van puntos (con respecto a diálogos)?