Amor es guerra ii: relato histórico

¿Y tú, de qué lado estás?​

Título: Love Is War
Tipo: ¿Serie? Constará de Varios Capítulos
Resumen: Alemania tiene un nuevo líder. En esta historia se relatan de forma contemporánea los hechos sucedidos en la segunda guerra mundial. Ahora el blanco es todo aquél que no aporte "productividad" a la sociedad. ¿Y tú, de qué lado estás?
Advertencias: Lenguaje fuerte. Violencia explícita. Es una versión modificada de la Segunda Guerra Mundial. Datos históricos pueden variar. Este texto aspira ser un Relato Histórico con fundamentos realistas.
Género: Crimen. Tragedia.

El Último Amanecer​

La joven abrió los ojos lentamente, mientras sus labios formaban una delicada sonrisa apenas tomó consciencia de su despertar. Se deshizo de las cargosas sábanas grisáceas descansando sobre su ser y al inspirar aire se incorporó de un salto. Era un día importante.

Una vez de pie, se adornó con un uniforme de color tierra y sus botas favoritas. El cabello castaño que con facilidad llegaba a sus caderas, fue en un corto tiempo controlado y amarrado en dos colas. Su brazo derecho fue rodeado por una curiosa cinta en un uniforme tono carmín.

Dio tres pasos seguros, firmes e imponentes, sin borrar la matutina sonrisa de su semblante.

La ventana de su cuarto fue abierta por unas delicadas manos de porcelana, para que ella pudiera escuchar mejor a aquella multitud aclamar su nombre.

Sus ojos verde agua se iluminaron al ver a ese gentío festejando su triunfo en esa fría mañana de invierno.

Lara Freud.

Arrugó la nariz. Ese nombre tan simple duraría poco.

Pero no era nada por lo que preocuparse…

Porque ese amanecer era el comienzo de algo mucho más grande.

 

Capaz De Hacerlo Todo​

– La tengo – Afirmó a la par que acariciaba el tesoro entre sus manos sangrientas, con el amor de una madre a su hijo. Estar completamente cubierta de sangre no le importaba en lo absoluto, había conseguido su objetivo. La clave del éxito reposaba en sus manos y ella tenía la apariencia de un predador hambriento a punto de atacar a su presa. Jadeaba, el esfuerzo físico y mental que debió realizar hacía apenas unos minutos, valió completamente la pena.

Y no quería que la trataran de supersticiosa, ni mucho menos. Los medios por los que llegó a ese lugar oscuro eran estrictamente confidenciales, había mentido a millones para llegar a ese momento.

Lo volvería a hacer cien veces más si tuviera que hacerlo.

Simplemente era algo demasiado importante.

Lara salió de la cueva con la cabeza en alto. Contra todo pronóstico, lo había logrado.

Pero eso no quiere decir que ella sola lo haya hecho todo.

Y la líder contemporánea podía ser tildada de muchas cosas, pero "ingrata" no era una palabra con la que pudieras calificarla.

Sonrió con una malicia indescriptible a las sombras frente a ella. Ambas, o mejor dicho, ambos, estaban igual o más empapados que ella misma.

A pesar de ello, la suciedad no les quitaba el entusiasmo a aquellos generales de cabello rubio y ojos azules, cuya apariencia angelical contrastaba completamente con la actitud despiadada que caracterizaba a esos generales.

– ¿Lo consiguió? – Preguntó uno de ellos y adelantándose a la respuesta correspondió la sonrisa de su mentora y líder.

– ¿Puedo verlo? – Se entrometió la otra, apenas pudiendo disimular su curiosidad con un tono cortés.

Cuando la superior dejó el objeto sagrado reposar en manos de la menor de ellos, los ojos azules de ambos parecieron ganar aún más brillo. Estaban encandilados por aquél objeto y toda la historia que poseía.

Pocos segundos pasaron hasta que la líder perdiera la paciencia y, con autoridad, les arrebatara educadamente el foco de admiración.

La lanza del destino, es como la llamaban las malas lenguas.

La lanza de Cristo, era la forma con la que se referían a ella los cristianos.

La fuente de poder sagrado y el artificio capaz de hacerlo todo, era la definición que aquellos tres pares de ojos claros tenían a cerca del pedazo de lanza, recubierto de plata y oro.

***​

¡La lanza del destino sí existe! Perteneció a alguien importante hace muuuucho tiempo, pero les recomiendo atenerse a los datos que les lanzo. ¿Algún comentario?​

 

Antes que nada quería decir oficialmente que la trama propiamente empieza en el siguiente capítulo, esta es la última presentación. Gracias por los comentarios y espero que sean comprensivos y esperen al siguiente capítulo. Me alegra saber que hasta el momento la trama parece interesante. Espero que sepan comprender que, con respecto a la verdadera Segunda Guerra Mundial, habrá semejanzas y diferencias importantes.

Sólo Una Niña​

— Es sólo una niña — Murmuró de forma caprichosa. Amelia se rehusaba a creer que una jovencita cuatro años menor que ella se encontrara al mando de la mayor potencia europea. La muchacha acostada frente al televisor empezaba a convencerse de que el mundo estaba cada vez peor.

Bueno, uno se puede dar cuenta de ello fácilmente si se pone a analizar la realidad en la que vivimos:

“El mejor rapero es blanco, el mejor jugador de golf, negro, el jugador más alto de la NBA, asiático, y la chica con la voz más aguda, Justin Bieber..."

A pesar de esta decepcionante actualidad, una adolescente con las hormonas revueltas que apenas terminó los estudios secundarios no tenía espacio suficiente en la cabeza para asimilar que el ochenta por ciento de la población alemana la consideraba una persona seria y capaz de liderar al pueblo con responsabilidad, en opinión de la pelirroja. Le parecía increíble, por no decir ridículo, que esa loca haya llegado hasta su puesto en cuestión de meses, cuando a sus sucesores les costó una buena cantidad de canas en el cabello y años de experiencia llegar a sentarse en la silla más cómoda del parlamento alemán.

Honestamente, todo el asunto ese de que Lara Freud era prodigio, le daba exactamente igual. No cambiaba el hecho de que aún no esté completamente desarrollada, física o mentalmente. Sin embargo y si nos volvemos sinceros, Amelia Lucchetti no sabía alemán, y por consecuencia no había escuchado ni una oración del discurso de presentación de la jovencita más aclamada del momento.

Tampoco era como si tuviera que hacerlo. Ella no tenía nada que ver con el gobierno alemán, o con política en general.

Mas eso no la detuvo a la hora de apagar el televisor con violencia y contestar el estridente sonido del aparato negro vibrando sobre la mesa con un gruñido igual de brusco.

—¿Te molesto? — Se atrevió a preguntar una tímida voz al otro lado de la línea telefónica en respuesta a su amargo saludo.
Instantáneamente una delicada sonrisa transformó su rostro arisco en una expresión más afable — Disculpa, es que ahora resulta que los alemanes se enrollan más que las persianas... ¿Cómo estás?

— Bien... ehh — La vocecita pareció adquirir más confianza, así que pronunció la invitación que había practicado tan sólo segundos antes de llamar- Me preguntaba si querrías acompañarme a la feria al rato...

— Claro — Aceptó casi al instante — Ven a casa, así dejas la moto y vamos caminando.

— Me parece bien.

— Nos vemos.

— Ah, y si te referías a la nueva canciller Lara Freud, — comentó sorpresivamente en respuesta a su comentario — pues a mí me parece una buena idea. Parece que sabe lo que dice.

— Sí, tal vez — Le dio la razón, tragándose toda la amargura que le producía la nueva líder alemana sin motivo específico. No parecería muy cuerda si remataba contra la niña en voz alta, a pesar de que realmente la germana le daba mala espina.

Colgó. Mirco era un buen chico, y ella ya había tenido suficientes problemas por esta vida.

“Búscate una buena persona, enamórate y cásate con él, o quizás con ella... Pero olvida que formé, alguna vez, parte de tu vida”. Recordaba aquellas palabras con claridad pues había considerado que, a fin de cuentas, era un buen consejo.

El muchacho de cabello azabache era un... sí, era algo así como un buen chico. Le gustaba.

O eso quería creer cierta pelirroja de ojos azules.

 

Aquí les presento el capítulo 4, donde se empieza a entender por dónde pienso abordar la historia de la guerra. Sin más preámbulos, este es el capítulo. Espero que les guste, y estaré agradecida al recibir cualquier comentario o crítica constructiva.​

***

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Falta de Productividad​

Fue de manera sutil que la realidad de los habitantes de la antigua Germania empezó a cambiar. Las tierras alemanas eran conocidas por la disciplinada cultura de sus pobladores. Estaba más que claro que, aún como una cultura moderna de influencia mayoritariamente occidental, Alemania conservaba como país los valores de la responsabilidad, la seriedad y el trabajo honesto, pero el objetivo de la nueva cabeza al mando era desarrollar estos valores en una sociedad exitosa.​

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Tal vez por ignorancia o por falta de interés, fueron pocos aquellos que se atrevieron a cuestionar lo que representaba este nuevo objetivo para su nación. Sólo uno llegó a cierta conclusión más o menos cercana a lo que estaba a punto de suceder:​

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— “Una sociedad exitosa es poseedora de un importante poder económico y político, es influyente para el resto del mundo y la califican de extremadamente productiva. No trata a las personas como individuos, sino como una masa productora y a la vez consumidora. La misma no admite errores, y todo aquello que no aporta productividad es, directa o indirectamente, exterminado…” — terminó de leer la cita final de un artículo de opinión de considerable importancia para mirar a su acompañante a los ojos. No produjo sonido alguno, era como si se encontrara en trance y daba la impresión de que su mente divagara lejos, muy distante del atractivo joven que se encontraba frente a él.​

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— ¿Qué me quieres decir con eso? — Preguntó el castaño, demostrando con su voz la irritabilidad que le producía no poder leer la mente de su novio.​

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— Que estamos bien cagados — Le contestó con neutralidad, como si su mente aún no haya terminado de asimilar que estaba hablando de su propio destino.​

— No lo entiendo. ¿Qué tiene una pareja estándar que no tengamos nosotros? — La obviedad de su pregunta no pasó por sus pensamientos, pues la seriedad del rubio frente a él era su preocupación en aquellos momentos.​

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— …Bebés.​

En la sociedad alemana previa al cambio, las parejas de género homosexual eran relativamente comunes y los ciudadanos no hacían más que tirar miradas indisimuladas de vez en cuando, pero tampoco era como si pudieran hacer algo al respecto. El gobierno defendía la igualdad, sin embargo cabe destacar que ellos y ellas también eran parte del gobierno.​

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Fue justamente éste el punto de partida de la nueva al mando.​

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— Juro que está completamente loca. ​

“El comportamiento exitoso debe reflejarse en cada uno de nosotros”, afirmó Freud en una oportunidad refiriéndose al despido de uno de los ministros, alegando que éste vivía de forma caótica y que su desempeño laboral estaba viéndose afectado por su vida personal.​

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— El cambio empieza por uno mismo, desde adentro. No podemos pedir esfuerzo por parte del pueblo si en el gobierno no damos el ejemplo. En estos momentos es de importancia elevar la tasa de natalidad. Los funcionarios con descendencia serán generosamente beneficiados.​

Fue demasiado tarde cuando “el pueblo” cayó en cuenta de las verdaderas intenciones de su líder, a pesar de que ella las había dejado claras en un principio para quien se molestara es escuchar y no solo en oír. Aquellos que eran ajenos a la situación tardaron menos en descubrir los verdaderos objetivos detrás de la palabrería que caracterizaba a la política de Lara Freud.​

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— Cuando ella habla de éxito, se refiere al hecho de sobresalir, pero si cada uno se esmera en sobresalir por su parte, lo único que conseguirá es elevar el promedio y sus malditas estadísticas. Me sorprende como aún no le han prendido fuego a su casa.​

Amelia se había vuelto más curiosa con el paso del tiempo respecto al tema del cambio, la política y el gobierno alemán. Despertó curiosidad en más de un conocido al ser vista haciendo comentarios en referencia a la situación y haciendo gala a lo informada que se encontraba sobre el tema, pero ni la curiosidad de todos sus amigos juntos aspiraba siquiera a alcanzar el nivel de ansiedad que el personaje de Lara producía en la misma Lucchetti. Su personalidad era más que fascinante para la joven, pues la consideraba uno de esos cubos mágicos que simplemente no puedes resolver, sin importar cuánto te esfuerces.​

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Siempre era la pelirroja quien encabezaba la lista de estudiadores del proceso transformador que sufría la nación frente a sus ojos, lo que muchos no entendían era el motivo, pero según Amelia era mejor así. El cambio podría estar afectándola a ella en esos momentos, si su madre no hubiese resuelto mudarse a Italia años atrás. El caso era que no la afectaría sólo como miembro del pueblo alemán, sino que la orientación homosexual fue, en un pasado reciente, su propia condición.​

“Tocar el tema con Mirco no tendría sentido, es innecesario decirle a un chico que su novia ha hecho con otras mujeres igual o más cosas que él mismo”.​

Además estaba el hecho factible de que la "Obsesión Lara Freud" ya tenía de por sí al moreno hasta la coronilla. El cambio en Alemania le importaba mínimamente, pero el efecto que ésta producía en Amy podría llegar a volverlo loco si no era controlada en la brevedad posible. Seguía afirmando que consideraba interesante el punto de vista de Freud y que aquellos que no producen tampoco deberían tener derecho a recibir beneficios por la productividad de su país. Eso generaba aún más curiosidad en la pelirroja. El hecho de que un inválido le cueste al Estado desde una autopista hasta un edificio público hacía que Mirco apoye la lógica de la líder castaña al decir que este dinero podría tener un mejor destino al utilizarse en mejorar la calidad de vida de las personas que sí producen.​

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Eso era lógico, aplastantemente lógico para una persona con sentimientos, la cual seguramente pondría en duda si aquello era en verdad lógica o, en caso contrario, la opinión de alguien que padece claros desórdenes psicológicos…​

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Y no aporta productividad, por cierto.​

 

Führer: La guía​

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Una vez que su líder dio la orden suprema, fue como si su comportamiento haya sido automáticamente modificado: Empezaron con los baños, y a partir de allí se propusieron cambiar completamente la perspectiva del estado frente a las diferencias dentro de una misma sociedad. Por lo bajo y sin que los afectados hayan tenido tiempo de prepararse mentalmente para los cambios que estaban a punto de experimentar, modificó el pueblo su postura frente a la situación, debido a la presión que ejercían los militares sobre cada una de sus cabezas.

Nadie había tenido tiempo siquiera de organizar algún movimiento revolucionario, ni una protesta civil se presentó en contra de la joven canciller, debido a la rapidez con la que se proponía modificar el comportamiento de aquella sociedad con principios e ideas ancestrales.

Cambios razonables se propusieron en un principio, como el uso de los baños “especiales”, tanto para personas con necesidades diferentes, como para aquellos que gustan de los de su mismo género. Esto lo implementaron al colocar un triángulo en la entrada de este tipo de baños, en lugar del ya mundialmente reconocido hombrecito sentado en la silla de ruedas.

A este tipo de modificaciones no tardaron en sumársele la incorporación de instituciones también consideradas “especiales” para dichos individuos. A pesar de que ya se contaba con la existencia de escuelas para niños discapacitados, Lara Freud hizo cambios en el uso de los reformatorios.
Además de ser usados para mejorar el comportamiento de los jóvenes rebeldes, pasaron a utilizarse también como lugar de asilo y aprendizaje tanto para hijos de padres que decidieron posteriormente su orientación hacia los de su mismo sexo, como para aquellos que a temprana edad decidían que esa también sería su inclinación.

De la noche a la mañana todos esos niños fueron arrancados de sus familias para trasladarse a los reformatorios.


—Por favor, no se lo lleve... ¡No! ¡No puede llevarse a mi hijo!
—Lo siento señora, son órdenes superiores —se disculpó, aunque estaba ausente rastro alguno de emoción en su voz—, con nosotros su hijo tendrá una vida mejor, al igual que usted.
— ¡Él es todo lo que tengo! —La mujer sollozaba mientras se aferraba desesperadamente al uniforme de un militar que ya se disponía a partir—. ¡Es lo más importante en mi vida!
— ¿Lo más importante? —repitió el hombre, incrédulo—. ¿Incluso más importante que aquella mujer? —pensó en voz alta, señalando sin disimulo a la muchacha sentada en un sillón, quien contaba con un comportamiento sumiso y una postura distanciada de aquél escenario.

La mujer lo soltó de manera mecánica, debatía en su interior cuál debería ser su respuesta: si respondía afirmativamente, debería despedirse de su amante. Una respuesta negativa lo distanciaría de su hijo para siempre. Ella optó por el silencio momentáneo.

— Eso pensé— Le confesó mientras cruzaba el umbral de la puerta—. Mucha suerte, ustedes dos la necesitarán.

Aquella madrugada, en cada uno de los poblados alemanes, una innumerable cantidad de familias fueron despedazadas. Los que tenían hermanos fueron también separados de éstos para lograr un mejor desarrollo de cada uno de los nuevos huérfanos. Muchos de ellos nunca volverían a ver a sus padres, pues estaban a punto de ser cambiados de identidad. Así, el rastreo por parte de los padres se volvería imposible.

Dicha modificación generó descontento popular.

— ¿En serio se creen el cuento ese de las cosas especiales para gente especial? —Preguntó un joven a su grupo de amigos, como quien habla del clima—. Dicen las malas lenguas que dentro de poco ya no podrán viajar en tren ni estar fuera de sus hogares después de las once de la noche.
— Que nos traguemos esas cosas, o no, dejó hace muchos meses de ser relevante —Afirmó su compañera con la mirada perdida en algún punto—. Llevo dos semanas sin ver a mi hermano menor.
— Mi prima nos escribe cartas desde el reformatorio —Comentó otro—. Dice que se lo está pasando muy bien y aprende muchas cosas… Sin embargo ya no escribe a su padre, y mi tío la verdad no la está pasando nada bien. Lo despidieron, y su pareja dejó el país llevándose los ahorros de ambos.

La mayoría de los alemanes contaba con algún conocido o pariente que se encuentre en dificultades, por lo que las manifestaciones no tardaron en aparecer. La líder empezaba a ganarse enemigos de su propia nación, por lo que debía hacer algo al respecto.

— Es cuestión de crearles una realidad aparte, alejada de la nuestra —concluyó luego de una extensa reunión con sus consejeros—. Una realidad en la que ninguno de nosotros esté involucrado, y no tengan oportunidad de comparar su modo de vida con el nuestro. En la sociedad exigirán igualdad, pero de forma aislada, se encontrarían todos en la misma situación y podrían hasta encontrar satisfacción.

— ¿Habla de un asilo? —Preguntó uno de sus asistentes, relacionando las nuevas implementaciones con “mejoras” en instituciones ya existentes, así como los cambios en los reformatorios.

— Es una forma de llamarlo —reflexionó en voz alta, girando levemente la cabeza hacia un lado—. Tal vez funcione para que se den una idea del proyecto, pero personalmente considero que un “Campo de Concentración” sería una definición más apropiada.
— ¿Y qué más van a hacer ahí? Es decir, ellos ya no estudian, a diferencia de los niños. Tampoco van a echarse a dormir como los ancianos. Líder, ¿qué tiene pensado hacer con ellos?
— Todo a su tiempo —respondió con tranquilidad—. Ya verás que allí tendrán varias actividades planificadas.

La joven se disponía a salir de la habitación cuando su muñeca fue retenida de forma imprevista. El primer consejero se encontraba tirando de ella, pero cuando Lara dirigió la atención a su brazo, la mano intrusa que rodeaba el miembro fue rápidamente retirada fuera de vista. Su dueño era el mismo que la había ayudado meses atrás a conseguir la lanza del destino, incluso antes de que Lara aspirara siquiera a alcanzar el mando de la nación. Este consejero, también de edad relativamente joven, era uno de los pocos poseedores de la confianza de la nueva al mando.

— Señora, disculpe el atrevimiento, pero no hay forma de que ellos vayan a estos campos mientras estén promovidos por el estado. Hemos ganado ya desconfianza en demasiados. Lo más probable es que huyan si les imponemos semejante aislamiento.
— No somos nosotros quienes los obligaremos a participar — Afirmó con seguridad—. Ellos irán voluntariamente… Oh, y casi lo olvido Jan, debo pedirte que a partir de éste momento te dirijas a mí como tu Führer, tu guía. Difúndelo.