Colección de Naruto - Amistad

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Fersaw, 19 Enero 2019.

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    Fersaw

    Fersaw Las puertas se han abierto de nuevo

    Aries
    Miembro desde:
    18 Junio 2016
    Mensajes:
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    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Amistad
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1665
    A de Amistad
    (Para la actividad días de abecedario)

    Era una mañana como cualquier otra en la aldea de Konoha. A esas horas los niños asistían a la academia para aprender las habilidades básicas que les servirían para luego elegir ser o no ser ninjas.

    Las primeras horas de clases aun no comenzaban, así que los pequeños estaban en el patio disfrutando de los momentos antes de iniciar las clases. Como era costumbre la mayoría de los niños comenzaron a jugar con lo que podía, algunos de ellos con una pelota.

    Entre todos los pequeños podemos destacar a una linda y tierna niña de largos cabellos rosas y ojos verdes, Sakura Haruno era su nombre. Ella jugaba con sus amigos con una pelota, riendo y corriendo por el patio, pateando la esfera de goma de un lado a otro. De la nada un chico pateo más fuerte de lo normal y la bola fue a dar hasta unos arbustos.

    –¡Shikamaru! –bufó una niña rubia–. La pateaste muy fuerte, tonto.

    –L-lo siento, Ino. No fue mi intensión –se disculpó apenado.

    –No importa, yo iré por ella –se ofreció Sakura sonriendo y yendo por la pelota.

    La niña se adentró en los arbustos. La buscó con la mirada, hasta encontrarla a los pies de otro chico. Este niño, de cabello rubio y ojos azules de nombre Naruto, permanecía en silencio sentando en un columpio y mirando al suelo. Ella se acercó mirándolo con curiosidad.

    –Hola –saludó amable–. ¿Por qué estás aquí solo? –pero el niño no le respondía, parecía pensativo.

    Sakura se acercó hasta colocarse frente a él y se agachó para verlo a los ojos. Lo hizo demasiado rápido, de manera que el niño se sorprendió y terminó por caer del columpio.

    –L-lo siento, no era mi intención asustarte –dijo ella rápidamente acercándose para ayudarlo a levantarse.

    –N-no importa –respondió él sobándose la espalda–. ¿Quién eres y que haces aquí?

    –Me llamo Sakura, soy de la clase 1-A. Ya te he visto antes, siempre vienes aquí, ¿verdad? –se presentó con una bonita sonrisa–. Estaba buscando una pelota que cayó por aquí.

    –Sí, la vi. Esta allí –señaló él con desinterés regresando a sentarse el columpio.

    –Gracias –rápidamente la tomó y se dispuso a irse. Sin embargo volvió su mirada para ver a ese chico, la niña se preguntaba porque estaba solo siempre–. Oye, ¿Por qué te quedas aquí donde no hay nadie?

    –M-me gusta estar solo –respondió con voz apagada.

    –¿En serio? Pero a nadie le gusta estar solo. Deberías venir conmigo y los demás para jugar –sugirió ella acercándose a él otra vez.

    –N-no creo que sea buena idea –musitó desviando la mirada–. A algunas personas no les gusta que este cerca de ellos.

    –¿Qué? ¿Por qué no? Estoy segura que solo eres tímido –tomó una mano del chico para que bajara del columpio–. Ven conmigo y los demás, veras que es más divertido y no te costará hacer amigos.

    –Espera, Sakura, en verdad no creo que sea buena idea –objetó él, pero no pudo evitar que ella se lo llevara.

    Aun así la niña lo llevó hasta el patio donde estaban los demás. Al ver al chico rubio allí la mayoría de los niños se asustaron al instante.

    –Oigan, me encontré con él y pensé que podría jugar con nosotros –dijo Sakura a sus amigos. Pero luego vería sus reacciones de miedo–. ¿Qué les pasa?

    Enseguida los niños comenzaron a llamar monstruo a Naruto. Decían que no debía estar allí porque era un monstruo, que en cualquier momento podría destruir la aldea, incluso decían que debían encerrarlo en una jaula, además de otras cosas más crueles aun.

    –¿Por qué lo tratan así? –cuestionó Sakura que no entendía el repentino desprecio por él.

    –Sakura, él no es un niño normal, es un monstruo, no deberías acercarte a él –dijo Ino acercándose a su amiga para alejarla de Naruto.

    –No lo entiendo, ¿Por qué dicen eso? –alegó la pelirosa bastante confundida.

    –Intentará comernos en cualquier momento –agregó otro niño asustado.

    –Solo míralo, siempre solo, alejándose de todo, seguro busca otros monstruos para hacerse amigo de ellos –dijo otra niña.

    –¿Cómo pueden permitirle estar aquí? Deberían encerrarlo –decía otro pequeño.

    –¡Eso no es cierto! –exclamó Sakura soltándose del agarre de Ino–. Él no es un monstruo, es nuestro compañero y no tienen motivos para tratarlo así –la niña se había molestado por lo groseros que eran sus amigos con el niño rubio.

    Ella volvió la mirada a Naruto para que este pudiera hablar y decir algo, pero el niño ya no estaba, ante los insultos de los demás decidió irse de allí.

    –Lo ves, fue a esconderse porque le decían la verdad –afirmó Ino–. No deberías acercarte más a él Sakura.

    –Que malos son –bufó Sakura molesta cruzándose de brazos–. Él nunca le ha hecho daño a nadie, todo el tiempo solo se siente en ese viejo columpio sin molestar a nadie.

    –Es por que no le gusta estar con niños normales porque sabe que es un monstruo –aseguró otro de los pequeños.

    –Ya dejen de llamarlo así. Él se queda allí solo porque ustedes lo tratan mal, ¡tontos! –sin decir más se alejó de ellos yendo al interior de la academia.

    Las clases dieron comienzo en ese momento. Todos ingresaron a las diferentes aulas de la academia para dar paso a un largo día de clases. Al medio día era la hora del almuerzo, así que todos salieron al patio y buscaron un buen lugar para sentarse a comer. Entre todas las mesas, Sakura esperaba ver a alguien.

    –¿Oye, a dónde vas? –cuestionó Ino al verla alejarse en otra dirección.

    –Hoy voy a comer con alguien más –dijo la pelirosa. Fue pues que vio a Naruto, como era costumbre, comiendo solo en la mesa más alejada. Sonriendo se acercó a él y se sentó en la mima mesa–. Hola.

    –¿Hola? –cuestionó él extrañado por volver a verla–. ¿Qué haces?

    –Pues vine a comer contigo –respondió con una gran sonrisa–. Es mejor junto a otra persona, ¿no crees?

    –N-no lo sé. Siempre como solo –musitó agachando la mirada.

    –Pues ya no lo harás –llamó ella mientras abría su comida–. A partir de ahora yo comeré contigo.

    –… ¿por qué? –preguntó mirándola con extrañes. Pues en su pequeña mente no comprendía el motivo de que esa linda niña quisiera acercarse a él.

    –Por qué siempre estás solo y te vez triste por eso –explicó mientras comía–. Mi mamá dice que siempre que veas a alguien triste debes tratar de alegrar su día.

    –¿mama? –se preguntó a sí mismo suspirado, pues desconocía esa figura con la que tanto soñaba.

    –¿Qué vas a comer tú, Naruto? –preguntó Sakura sacándolo de su pensamientos.

    –Un poco de ramen instantáneo –le mostró el vaso al que le agregó agua caliente.

    –Y-ya veo –rio un poco–. No sabe muy bien, ¿verdad? –a lo que él solo negó con la cabeza–. Bueno, a mí siempre me dan comida de más, ¿quieres un poco?

    –¿Lo dices en serio? –Naruto levantó la mirada aún más sorprendido.

    –Claro, vamos toma un poco –insistió ella con una sonrisa amable.

    Fue pues que ese día Naruto conoció a la primera persona de su edad que lo trataba con amabilidad. Dejó de lado su timidez con ella y lentamente se fue desenvolviendo, comenzaron a conversar a cerca de lo que deseaban ser al crecer, así como de sus gustos y cosas triviales. Sin embargo el tiempo no fue suficiente y debían regresar a clases.

    Las horas pasaron y llegó tiempo de regresar a casa. Como era costumbre, al salir de la academia Naruto caminaba un rato por las calles para luego irse a su casa. Pero esta vez fue diferente, Sakura lo alcanzó en la salida.

    –¿Quieres dar un paseo por el campo de flores? –sugirió ella bastante animada.

    –S-sí, claro –respondió él un poco sonrojado por lo repentino de la idea.

    Durante el trayecto ella no paraba de hablar de lo mucho que le gustaba las flores y cuáles eran sus favoritas. Y aunque él le seguía la conversación no podía evitar preguntar algo, así que espero a que ella terminara de hablar para hacerlo.

    –Sakura, ¿porque insistes en acercarte a mí? –preguntó él agachando la mirada.

    –¿Qué? ¿No te agrada mi compañía? –replicó malinterpretando la pregunta. Pero el respondería al instante.

    –¡No, no eso! –dijo rápidamente–. Me agradas mucho. Eres amable conmigo, como nadie lo había sido antes, eres divertida y linda –sonrió un poco avergonzado–. Pero, es que la gente nunca se me acerca, y cuando lo hacen es solo para insultarme o decirme que me aleje. Pero tú eres diferente, y no lo entiendo.

    –Yo nunca he creído que tú seas un monstruo, Naruto –respondió sonriendo–. Estoy segura que no lo eres. Nunca me ha gustado la forma en la que te tratan, así que pensé que si te acercabas a ellos entonces entenderían que eres un niño normal, lindo y divertido también.

    –No todos piensan como tú –suspiró. Pero captó algo–. ¿Crees que soy lindo?

    –Claro que lo eres –sonrió un poco sonrojada–. El punto, es que a mí no me importa lo que otros digan, yo sé quién eres, y estoy segura que seremos buenos amigos a partir de hoy.

    –¿Amigos? –los ojos de Naruto se abrieron enormemente ante eso, realmente el pobre niño no había oído esas palabras hasta ese día–. ¿Quieres ser mi amiga?

    –Solo si tú quieres ser mi amigo –sonrió ella.

    –¡Claro! –asintió al instante.

    –¡No se diga más! A partir de ahora seremos amigos, Naruto. Y estoy segura que lo seremos por mucho tiempo, lo prometo –la niña ofreció su mano, para hacer el gesto de los meñiques.

    –Yo también lo prometo –él correspondió al gesto entre lanzando sus meñiques.

    Y sin más dilación ambos fueron a los campos de flores a pasear. Sin saber que ese era el comienzo de una larga y hermosa amistad, que quizás podría derivar en algo más. Solo el tiempo lo revelaría.
     

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