Historia larga Ambivalencia Inmortal

Tema en 'Novelas' iniciado por Jhonsael, 4 Enero 2025 a las 12:44 PM.

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    Jhonsael

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    Sagitario
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    1
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Ambivalencia Inmortal
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1081
    Capitulo 1(Prólogo)
    Doloroso.
    Aquel cuerpo moribundo siendo tragado por un vacío emocional no podía moverse.
    Duele mucho.
    Sin fuerzas para expresar sus quejas se estremeció del frio.
    No quiero.
    Sin oportunidad para decidir, se llenó de impotencia mientras su mirada divagaba entre su muerte a su desgracia.
    Por favor, no quiero.
    Su determinación ya no era suficiente para cambiar nada.
    No me dejes.
    Una pequeña suplica qué quedó en el aire.
    No te escucho.
    Una fuerte lluvia.
    Abrázame.
    Un frío envolvente.
    No quiero morir.
    Una desgracia que se aproxima sin piedad.
    No te veo.
    Una mirada qué se empieza a perder.
    Lucy.
    Y Un susurro qué nunca será escuchado.
    Ya no había más tiempo ni más oportunidades para aquel existencia llena de lodo y desgracias.
    Pero para suerte o desgracia alguien estaba siendo testigo de su últimos suspiros.
    Y sin oportunidad de verla pero si escucharla se aferró a su vida en lo más que pudo.
    “Leo”
    Su voz llena de calidez llegó directamente a su corazón.
    “Leo”
    El nombre con el que tantas veces fue maldecido estaba siendo pronunciado de forma delicada.
    “Leo”
    Con cada vez que ese nombre salía de sus labios se retorcía y se quebraba de forma dolorosa.
    “Leo”
    Su voz se deformaba y se volvía insípida.
    “Talvez me maldiga” Fue un pensamiento natural para el.
    “….Leo”
    Pero su voz no contenía odio. Estaba rota, entrecortada y deformada.
    Parecía más una suplica, un lamentable pedido a alguien que ya no podía hacer nada.
    Fue algo doloroso de escuchar.
    “Leo…..”
    Su voz ya no contenía fuerza, se alejaba y se rompía haciendo estremecer la poca fuerza que le quedaba.
    No te vayas.
    Intentó hablar pero de su boca no salió ni un suspiro.
    No me dejes.
    No te alejes.
    Quédate.
    Solo hasta que me vaya.
    Hasta que dé lo último de mi.
    Solo un poco más.
    Tantas súplicas se arremolinaron dentro de él intentando salir.
    Pero ni una de ellas llegó a hacerlo.
    “Leo….”
    Pero como si de un último favor fuese, nuevamente su nombre fue pronunciado y llegó a él, haciendo que su cuerpo se tranquilizara.
    El cuerpo de la persona llamada Leo yacía desfigurado y maltratado en el lodoso suelo.
    Su cuerpo ya no contenía fuerza alguna para oponerse al frío o a las gotas de lluvia que caían en su rostro.
    El culpable de eso fueron las heridas que su cuerpo acumuló sin que el lo quisiera, Sus órganos habían explotado y su sangre se había derramado sin darle alguna esperanza a la que aferrarse.
    Su cuerpo dejó de sentir como muestra de compasión , pero a cambio dejó de moverse.
    Acumulando desgracias su vida empezó a diluirse en sus respiraciones.
    Pero para la chica que suavemente sostenía su mano fue algo doloroso de ver. Una persona tan activa dejó de moverse sin más, Una persona tan habladora selló su voz sin consideración y una persona tan poderosa e imponente se veía tan débil e insignificante.
    Era doloroso.
    Su figura era dolorosa.
    Su corazón ya no podía soportar el pecado que había cometido.
    Su conciencia la estaba matando.
    “Leo….”
    No sabia que hacer.
    No sabia que decir.
    Lo único que podía era susurrar su nombre.
    “…..Leo”
    Todo había terminado.
    Se supone que esto le traería felicidad.
    Ahora nadie podía molestarla.
    Nadie tendría la fuerza para hacerlo.
    Ya que la persona que se encontraba en el pináculo de la fuerza absoluta yacía malherido frente a ella.
    “¿Entonces porqué?”
    Varias veces intentó matar ese sentimiento.
    Varias veces se negó a sucumbir.
    “¿Por qué te vas?”
    Incluso si esto era algo que quiso, nunca pensó que lograría hacerlo.
    Confiaba en Leo.
    Confiaba en que no podría hacerlo.
    Si el la hubiera ignorado, no tendría que pasar por esto.
    “¿Entonces por qué?”
    No lo entendía.
    Y sin oportunidad de pregúntaselo tembló de impotencia.
    Su mirada se nubló por la inevitable tristeza que se desbordaba en ella.
    “¿Me odias?”
    No lo cree.
    Si la odiara entonces el no estaría allí.
    Y eso fue lo que la desbordó.
    No podía sentirse feliz.
    No le dio motivos para odiarlo.
    Pero le dio muchas razones para quererlo.
    Todo lo hizo por vanidad.
    Todo lo hizo por miedo.
    Su confianza era nula.
    Era su forma de vivir.
    “…..”
    Ya no le quedaba tiempo, así que con lagrimas desbordándose acercó su rostro al de Leo en un intento de que la escuchara.
    “Perdón…..”
    Su miserable disculpa fue pronunciada sin fuerza alguna, pero Leo no reaccionó a ella.
    Su mirada estaba perdida más allá del rostro de la chica así que no podía saber si lo escuchó.
    Leo cometió muchos errores horas antes de quedar así, y la chica se culpaba de ello.
    “¿Era tan importante para ti?”
    Varios de sus errores no tenían sentido.
    Él evitaba llegar a ella.
    Él evitaba mirarla.
    Su rostro expresaba inestabilidad, algo que el nunca dejaría qué vean.
    El era razonable, era muy inteligente y aún así perdió miserablemente.
    La diferencia entre ellos era obvia, Leo estaba muy por encima.
    Así qué no debió perder.
    “No te mueras”
    Su voz, enredada con el sentimiento de culpa intentó transmitir un deseo profundo.
    Fue un pedido egoísta.
    Una débil suplica.
    Pero se aferro a ella, haciendo que una de sus manos sostuviera su cabeza delicadamente y la otra la mejilla.
    Acercando su rostro aún más que antes intentó lentamente concluir con su pecado.
    “…..Lucy.”
    Pero antes de que lo hiciera, una voz débil como un suspiro transmitió su negativa.
    Lucy no era la chica que lo sostenía.
    Era alguien más.
    Pero al escucharlo su mente ya no pudo soportarlo haciendo que sus lágrimas se intensificaran.
    Era doloroso ser confundida.
    Era doloroso ser rechazada.
    ¿Entonces porque viniste?
    ¿Acaso estaba jugando con ella?
    Claro que no.
    Ella ya sabía que nunca podrá tomar su lugar.
    Eso era muy injusto.
    Pero no tenía derecho de reclamárselo, así que lentamente alejó su rostro y en cambio acarició su mejilla sangrante.
    Y al hacerlo pudo darse cuenta que su vida se había apagado con esa última palabra.
    “…….”
    Sus sentimientos ya estaban en un punto crítico desde hace un tiempo.
    Pero ver su mirada perdida, y su cuerpo sin vida, hizo romper su mente.
    Tantas emociones desbordándose estaban saliendo sin decoro, no las podía controlar y no sabia como sentirse.
    Pero para bien o para mal su espíritu dejó de sentir.
    Todo se había desbordado.
    Ya no quedaba nada.
    Su corazón se había roto.
    “Leo….”
    Una última vez habló.
    Y su cuerpo cayó en un shock eléctrico robándole la conciencia.
     
    Última edición: 4 Enero 2025 a las 6:09 PM

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