Song-fic Amar de nuevo.

Al fin, el jodido angst que estaba esperando. AL FIIIIIIIIN, que ya me iba a morir de diabetes de estar escribiendo romance, Dios mío.
Ya saben, hijos, para la actividad ¡Una canción, un drabble!
Best título de la life, lol.
Palabras: 508 [Relato].
Canción: Just give me a reason - P!nk ft Nate Ruess.

Contenido oculto: Canción.

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Amar de nuevo








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La luz de la luna se filtraba por la ventana con las cortinas abiertas de par en par, en una oscura esquina de la habitación estaba ella sentada un sofá viejo, sostenía entre sus manos una lata de alguna cerveza barata. En la mesilla de noche había una cajetilla de cigarros vacía, las colillas estaban en el cenicero.
Dirigió la mirada a la cama; allí estaba él, dormía cómodo como un gato, en la posición que fuese, la luz de la luna le bañaba la espalda descubierta. Suspiró antes de darle un trago a la bebida y desviar la mirada hacia la ventana.

Era incapaz de dormir a su lado, era incapaz de hablarle en la mayoría de casos, era incapaz de ayudarlo cuando lo necesitaba y de la manera en que él quería. Ahora, después de tanto tiempo, estaba desgastada. Bajo sus ojos se habían instaurado dos manchas oscuras que ni siquiera un día completo de sueño podían mejorar y las cicatrices que ella misma se había provocado habían dejado de pasar desapercibidas.

Lo escuchó hablar dormido pero no logró entender lo que decía y quizás fue mejor así. Bebió lo que restaba de la cerveza de un trago, se levantó y se puso las botas que estaban al otro lado de la habitación; se acercó al lado de la cama en que él estaba y lo observó unos segundos. El cabello claro le cubría parte del rostro, se inclinó hacia él y lo retiró para dejarle un beso suave en la frente y otro en los labios. Sintió el aroma de los cigarros que había fumado antes y recordó lo mucho que había odiado que tomara ese vicio, pero al final ella había hecho lo mismo.
Se apartó y salió de la habitación, tomó la gabardina que estaba en el sofá del salón de estar y dejó el apartamento cerrando la puerta de forma que no hiciese ruido. No volvería.

Lo amaba, por supuesto. Había robado su corazón de una forma que no terminaba de comprender y había curado varias de sus incontables heridas. Sin embargo, con el paso del tiempo, empezó a crear nuevas. Le había hecho muchísimo daño, joder, la había roto en mil pedazos y ella no terminaba de comprender qué era lo que había hecho tan mal para que la culpara de aquella forma al no poder darle nunca las palabras que deseaba.

Se había vuelto tóxico, venenoso, irreparable. Cientos de veces creyó que estaban bien, que finalmente había reparado la situación pero justo en ese momento todo volvía a desmoronarse entre sus dedos. Al final no había hecho más que meter un montón de polvo en un frasco por negarse a lavarlo del suelo.

Se le habían acabado las razones para quedarse y sabía que a él también. Ambos habían tenido suficiente.
Al tomar la decisión de salir del apartamento había destrozado finalmente aquel maldito frasco de polvo viejo y amor gastado.
Algún día podría amar de nuevo, sabía que eso no sería problema, pero por ahora debía limpiar su vida.