Algunas veces está bien darse por vencido

@Syel, @Sheik C:

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“Algunas veces está bien darse por vencido”

Ella rió con burla de aquella frase que se le vino a la cabeza en ese instante, era sencillamente estúpido. Darse por vencida, dejar todo atrás o tirarlo por la borda, quitarse todo aquél peso de encima y respirar, ser feliz y vivir plenamente.

Volver a empezar. Tener libertad.

Un completo fiasco.

Su ceño se frunció con evidente rabia mientras gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas rojas, perdiéndose en la curvatura de su cuello. Una tras otras, impotente al no poder retenerlas. Y tampoco quería. Estaba tan cansada de fingir estar bien para los demás, de tener que hacerse cargo de tantas cosas y sonreír como si eso no le importara, como si todo estuviese bien. Estaba tan agotada de ser fuerte y aguantar de pie, ella simplemente quería derrumbarse. Tirarse a la orilla de un río y dejarse llevar por la suave corriente, perdiéndose en sus profundidades a la luz de la luna.

Volvió a sonreír, con sus ojos cerrados, dejándose llevar por aquél seductor pensamiento. Por momentos podía sentir el agua contra su piel, empapando su ropa y cabello, podía sentir como su cuerpo flotaba en aquél cristalino líquido y la angustia que le asfixiaba se evaporaba, como si fueran huellas que desaparecen con el agua. Se sentía tan ligera, tan libre y tranquila.

Un éxtasis.

Pero abrió sus ojos de repente y cayó en la realidad.

Su pecho ardía de dolor.

Nada era cierto. Ella seguía ahogada en su dolor, teniendo pensamientos torturosos que le carcomía internamente, agrietándola. Y sintió ganas de gritar, llorar y morirse. Rachel no podía más, se iba a romper como una frágil burbuja y desaparecería.

Oh, si tan solo su madre estuviera aún con ella.

Murmuró su nombre, una y otra vez. Destrozada.

—Vuelve conmigo, mamá. Por favor.

Clamó, pero nadie la escuchó. Nada sucedió. Ella no estaba, y jamás volvería.

Rachel se colocó de pie, acercándose a la ventana de su habitación y abriéndola de par en par. La fría brisa de la noche pegó en su rostro, y aquello le arrancó una sonrisa.

Nada tenía sentido.

Se sentó en el marco de la ventana, con los pies hacia afuera y colgando en el aire. No estaba pensando realmente, actuaba por instinto, pero sentía que cada paso que realizaba se liberaba de una carga tremenda. Extrañaba demasiado a su madre, y cuando se enteró que había muerto en un accidente automovilístico, Rachel simplemente sintió que había muerto ella también. Su madre lo era todo, su fuerza, su apoyo, su sustento. Cuando su padre murió por un ataque al corazón hace cinco años atrás, su madre lo fue todo en ese entonces. Y sin ella, Rachel no tenía nada. No había suelo bajo sus pies, y ella se derrumbaría como un edificio con cimientos falsos.

No podía más.

Quizá todo iba a estar bien después, quizá el tiempo si curaba las heridas. Quizá Rachel era más fuerte de lo que pensaba.

Pero… “Algunas veces está bien darse por vencido”

Y dejó caer su cuerpo hacia adelante, mientras murmuraba el nombre de sus padres y sonreía.