El rol de Togashi proviene de Shizuoka El recorrido fue de dos días, ninguno viajaba a caballo así que fue un poco cansando, aun así los espíritus estaban al máximo debido a que Fuji trataba de dar lo mejor de si para mantener los ánimos arriba, a pesar de lo que había acontecido en la guerra, pues ella también recordaba a Mao y Kenzaburo, cuidó las katanas de ambos, conocía el pasado de ellos y por eso le dolía su partida, aun así no podía permitirse caer en una tristeza imposible de superar; a pesar de también estar preocupada por el paradero de Matsuda. La entrada a Nagoya tenía un precio. Quince monedas que cada uno tuvo que entregar, para después entrar a las calles atiborradas de personas que corrían de un lado a otro, era una ciudad comercial por lo que no podían pararse a detener y observar las nubes con calma. —Nagoya... —mencionó Fuji—... esta ciudad es enorme. Masamune afirmó —Por eso disfrutaba Iwakura, el sonido de las aves... el río... —suspiró apesadumbrado; pues no podrían volver. —Vengan, debemos ir a la armería de inmediato; mantengan los hombros firmes, empujen a quien sea necesario empujar, no nos retrasemos— dijo avanzando entre la gente. Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] aquel sitio parecía una casa, no un taller; era enorme y en su exterior había dos guardias quienes los acompañaron al interior. Entraron por un jardín hasta una casa enorme, la cual sólo servía como conector a la casa de Armamento, los martilleos se hicieron notar junto con el calor de la forja. El sitio era su casa, eso era evidente, y detrás de ella tenía su taller y negocio. Dos guardias vigilaban la entrada a aquel sitio. Yamamoto estaba lijando una kodachi, se mantuvo así por un tiempo sin siquiera levantar la mirada y verlos. Cuando terminó sujetó el filo y lo miró a contraluz para después sonreír al ver el brillo y la hoja recta. Acabado el proceso limpio su sudor con sus manos y los observó —Bienve...— soltó una carcajada tan grande que retumbó en eco por aquel sitio —¿Mis ojos me mienten? ¿Masamune?—siguió riendo para acercarse a él. Yamamoto era un herrero fornido a pesar de su edad, en cambio, Masamune era más pequeño, sin tanto músculo —¿Has venido a pedirme empleo?— volvió a reír, después negó —Perdón que falta de modales —dijo hacia el resto. —Yo soy Yamamoto— hizo una leve reverencia — El mejor herrero de Japón— se irguió sonriendo con arrogancia hacia Masamune quien sólo negó. —Sasaki Kojiro — dijo con otra reverencia para presentarse. —¡Oh! ¡El hijo de Jinrai! —miró a su cintura buscando algo que ya no existía mas; lo miró confundido pero no preguntó mas. —Hatsu Fuji —se presentó Fuji ante aquel herrero. —Hatsu Fuji...—dijo rascando su cabeza —... escuché tu nombre antes...—abrió por completo sus ojos— ¡Claro! tu forjaste a Kinshu. Fuji levantó la vista asombrada, Kinshu era la katana que hizo para Matsuda. Se sonrojó. —Gran arma; podría mejorar pero vas por buen camino —Yamamoto hablaba demasiado, y al parecer conocía demasiado de las personas con respecto al arma que portaban — El pequeño Kuroki estuvo aquí hace apenas unos días, espero esté bien; pero escuché que... —miró a todos lados antes de decirlo —... felicidades por ganar la batalla en Shizuoka. Después se alejó y observó a Togashi observando a su cintura —Una katana peculiar... podría...— dijo extendiendo su mano para esperar que Togashi le mostrara su arma. Contenido oculto No he actualizado estadísticas, lo haré cuando ya todos se muevan de ciudad :3 Bruno TDF
Togashi Armería de Yamamoto Antes de partir de Shizuoka, cuando Takano se le acercó para hablarle durante la reunión diciendo que quería probar la fuerza de su brazo, Togashi le había prometido, con una sonrisa segura, que tendrían un duelo cuando volvieran a encontrarse después de sus respectivas misiones. Ahora que la primera batalla abierta contra los Taira había finalizado y los Minamoto se exponían ante toda la nación, había mucho que hacer por delante y diversos riesgos que correr. Durante el trayecto que duró días, permaneció calmado y firme pese al cansancio; la energía positiva de Fuji era de gran ayuda; también la compañía de Kojiro, con quien había hecho buenas migas desde el comienzo; por otro lado, estar con Masamune le provocaba admiración, pues no olvidaba las palabras del herrero de Gifu cuando pidió que mirara su katana, ahora llamada Asahi. Era un grupo de personas a las que no había visto mucho, pero con las que se sentía a gusto y en paz. Distinta era la ciudad de Nagoya, con todo su movimiento y alboroto propio de una ciudad comercial. Comúnmente, una persona se sentiría sumamente estresada y apresurada en un tumulto tan dinámico como el de aquella ciudad, pero justamente este tipo de ciudades lo habían ayudado mucho en su época de miseria. Era muy difícil, casi imposible, detectar una mano tan ágil como la suya; robar resultaba sencillo debido a que los ciudadanos estaban más concentrados en pasar a través de los que tenían adelante, descuidando la visión de sus cinturas. Togashi aprovechó un momento en el que Kojiro, Masamune y Fuji no lo estaban mirando, cuando atravesaron un tumulto de gente, para deslizar su mano hacia una bolsa ajena que guardó en un fugaz segundo entre sus ropas. Absolutamente nadie se dio cuenta. Había caído otra vez en la tentación de la avaricia, las condiciones habían sido demasiado idóneas como para desaprovecharlas. No era lo más noble de su parte, pero esperaba que al menos sirviera para hacerse con un buen yoroi. Siguió atravesando el gentío y pronto alcanzó a los demás. *** Llegaron a una casa muy grande y acogedora de la cual provenía la melodía de los martillos. Guardias vigilaban las entradas que tuvieron que atravesar, aquel sitio estaba bien protegido. Para llegar al sitio que servía como armería tuvieron que atravesar un jardín, y pronto fueron recibidos por el calor de la fragua. Pensó que si Tetsuo estuviera allí ahora mismo no se sentiría muy a gusto, como bien había dicho el día que fueron al comercio de utensilios de Yukimura. El recuerdo de su amigo hizo que a su rostro asomara una triste sonrisa. Llegaron hasta donde se encontraba un hombre musculoso que estaba trabajando en una kodachi. No levantó la mirada cuando estuvieron lo suficientemente cerca de él, pero eso estuvo muy lejos de molestar a Togashi. Muy por el contrario, admiró en silencio la concentración y dedicación que aquella persona estaba poniendo a su trabajo, la misma que había visto en el herrero de Gifu que inició su interés por este arte. Los herreros tenían algo que los volvía sumamente respetables ante sus ojos. El herrero de Nagoya pronto advirtió la presencia del grupo y mostró sorpresa cuando reparó en Masamune, recibiéndolo entre estruendosas risas y luego presentándose como Yamamoto, “El mejor herrero de Japón” según sus propias palabras. Todos hicieron las debidas presentaciones; Yamamoto reconoció a Kojiro y Fuji bien por sus lazos familiares, bien por la katana nacida en sus manos. Finalmente se fijó en él y Togashi le sostuvo la mirada con imponente solemnidad. Observó cómo los ojos del herrero se desviaban hacia su cintura, clavándose en Asahi. Haciendo un comentario, Yamamoto extendió una mano en silencio, interesado por ver de cerca su katana. Togashi asintió y, con delicadeza, quitó a Asahi, saya incluida, de su cintura. La extendió ante Yamamoto para que pudiera tomarla con comodidad. —Togashi Minamoto —se presentó con una respetuosa reverencia—. Es un placer conocer a alguien que pone tanto cuerpo y alma en los filos que crea.
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Yamamoto sonrió ante Togashi, tomó el arma con cuidado para después desenfundarla colocarla en una mesa de bambú con gran cuidado y desarmarla. Por un momento, Fuji mostró preocupación en su mirada, después el semblante se relajó; pues ya no ocultaban nada. —Un arma forjada por los Harima —sonrió — Un regalo para los Minamoto —¿Los Harima? —preguntó Fuji, pues ella había desarmado esa arma estaciones atrás, descubriendo así la identidad de Takeda, guardando aquel secreto. Pero no había visto ninguna firma de herrero en el nakago del sable. Yamamoto sonrió mostrando la tsuba de la katana; el metal que cuidaba la mano de su portador. —Los Harima nunca firmaron en el sable; ellos firman en la tsuba. Mientras nosotros los herreros firmamos el sable porque su fuerza nos enorgullece; los Harima firmaban en la Tsuba, porque se enorgullecían de su defensa —volvió a armarla para entregársela con la misma cortesía a su dueño —Esta katana fue forjada por Kato Harima. Al entregar la katana a Togashi soltó otra carcajada —Su forja no es la mejor; es por eso que yo cree sus katanas —golpeó a la mesa —Y el salvaje las rompió —negó —Y aun sigue vivo, ese hombre no es humano. Se limpió las manos en su ropa y después las sacudió frente a ustedes —Entonces han venido a entrenar ¿Eh? —Yo sólo he venido a hacerte un encargo especial —mencionó Kojiro cruzándose de brazos —No soy un herrero, conozco mis limitaciones; pero he viajado con ellos —dijo ante Masamune, Fuji y Togashi. Yamamoto se cruzó de brazos con una enorme sonrisa en el rostro —Entonces prepárense para mejorar sus habilidades, y espero tengan suficiente dinero, pues seguro gastaremos mucho material en el proceso. A menos que...—pausó un poco — ... Deseen forjar sus propios bloques de acero y hierro, cavar un poco, picar tierra... —miró hacia el techo, como si aquello trajera recuerdos a su mente; después bajó la mirada —O tomar de mi arsenal, ya tengo bloques listos para empezar a forjar. Contenido oculto Bruno TDF Si quieres ahorrar puedes convertirte en excavador! jajajaja y obtendrás materia prima Si no quieres ahorrar y lanzarte directo a la herrería, podrás comprar los bloques con Yamamoto: Bloque de acero= 20 monedas por bloque Bloque de hierro= 10 monedas por bloque.
Togashi Armería de Yamamoto Yamamoto tomó su katana con cuidado, sonrisa en el rostro, para luego proceder a desarmarla en una mesa apta para tal tarea. Igual a como sucediera en Gifu, el herrero la desarmó con movimientos precisos, pues en el interior de una katana también residía su poder; al menos esa fue la enseñanza que rescató cuando se limitó a observar. Sin embargo, lo que dijo Yamamoto lo dejó desconcertado, aunque permitió que él y los demás terminaran de hablar antes de intervenir. —Optaré por forjar mis propios bloques, de modo que haré las excavaciones que hagan falta. Servirá para fortalecer mi cuerpo y resistencia, estar más apto físicamente para la herrería —dijo entonces, cuando tuvo la palabra. Miró a Yamamoto con serenidad—. En cuanto a Asahi, mi katana, lo que dijiste me resulta confuso, pues otro herrero en Gifu la desarmó como has hecho ahora y dijo algo distinto. Su nombre es Nakatomi Hikonobu, trabaja haciendo nagitanas y yari para los guardias de esa ciudad —aunque su estancia en la casa de armamento le había resultado grata, el recuerdo de Gifu era frustrante—. Él me dijo que esta katana fue creada por Masamune y hasta me enseñó su sello —entonces se giró hacia el mencionado—. Te describió como una leyenda de Osaka y consideraba artístico tu trabajo —volvió a enfocarse en Yamamoto—. Es por eso por lo que me sorprende que diga que la katana fue forjada no sólo por los Harima, sino por el mismo Kato Harima. Y a todo esto, ¿cómo es posible que haya roto las katanas que le creaste? A mis ojos parece un tipo invencible.
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Fuji afirmó ante las palabras de Togashi —Yo también vi ese sello. Yamamoto dejó escapar otra carcajada estruendosa —¿Crees que has viajado con Masamune y éste no se detuvo ni un momento a decirte que esta era su forja? —negó y miró a Masamune —No lo considero mejor herrero que yo; pero reconozco que su ojo es inmaculado, jamás dejaría pasar desapercibida una de sus forjas, incluso la mas simple que pueda hacer. Masamune afirmó —Fuji, ahora que has trabajado a mi lado, podrías reconocer un sello falso de mi forja; estoy seguro de ello. —El sello que te mostro es un engaño; no fue algo que hizo Kato; estoy seguro de ello. El desgraciado rompió las armas que le forjé; pero sigue vivo —mencionó a Togashi —Las armas defienden; pero es el guerrero el que decide que hacer con ellas—dijo para para señalar la katana, Asahi —Kato y Sogo fueron muy amigos; pero su amistad terminó en tormenta debido a que Sogo decidió llevarse de Kamakura a su familia —sonrió —Todos ven a Kato como ese ser sin emociones, y en muchos aspectos así es; pero jamás con Hana. Por Hana pudo haber atacado Kioto si ella se lo pedía; es por eso que antes de irse le pidió una katana para un futuro hijo, y con ello me refiero a Takeda. Esta historia era nueva para todos ellos, nadie conocía demasiado de Kato realmente. Y Yamamoto lo sabía, y por un momento calló, avergonzado de haber contado aquella historia. —Ya has hablado, prometemos no contarle a nadie; pero debemos conocer toda la historia, no puedes dejarnos así —mencionó Fuji espectante. Yamamoto bufó —Yo siempre he hecho las armas para los Harima; las de Kato, las de Hana, y las de los hijos de Kato: Jiin, Takano, Shinrin, Rengo... pero los Minamoto siempre habían tenido a su herrero predilecto —dijo mirando a Masamune, quien sonreía ampliamente. —Así es, las armas de Sogo, Noishi y Shigueari fueron creadas por mi antes de retirarme a Iwakura —afirmó Masamune —Y pues en esos momentos donde Masamune había desaparecido, Takeda se quedaría desarmado; por lo tanto Hana le pidió a Kato forjar el arma que ahora traes tú, Togashi — sonrió —Pero Sogo no permitiría que algo de Kato estuviera en las manos de su hijo ¿No creen? Así que Hana fue ingeniosa —comenzó a reír nuevamente —... y un poco malintencionada. Pues tomo la impresión con barro del sello tomado de su propia arma, para crear un nuevo sello, con el que sellaría la de Takeda —negaba mientras sonreía, como esa negativa que tiene un padre ante un descuido de un hijo. —Es bueno conocer la historia de tu arma —mencionó Yamamoto —Si no la conoces no podrás dominarla, y ahora la conoces mucho mejor que quien era su verdadero dueño. Esa katana es tuya, fue creada para ti sin saberlo. Yamamoto miró a Togashi, lo tomó del hombro y lo guio al exterior en su patio, allí había tres grandes piedras: hierro, carbono y plomo; le entregó con pico de excavador y le sacudió los hombros —Si te cansas demasaido... procura no vomitar en el pasto, cava un hoyo y hazlo allí, te lo agradecería enormemente. Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Elegir la materia que quieres obtener: hierro, cromo o carbono (El acero se obtiene de la fusión de estos tres materiales) Se necesitan 5 trozos de materia para crear un bloque de dicha materia (hierro, cromo o carbono) El acero se obtiene de la fusión de estos tres materiales: 1 bloque de hierro, 1 bloque de cromo 1 bloque de carbono Puedes extraer materia por material una vez al día (1 vez de hierro, 1 vez de cromo y 1 vez de carbono) Obtendrás 50 EXP por cada vez que busques materias primas. Solo Shokunin pueden ejercer esta actividad. Al elegir una materia prima, deberás tirar 5 dados de 5 caras: Suma de 5-10= no obtienes nada Suma de 10-15 = obtienes 5 trozos de materia Suma de 15-20 = obtienes 10 trozos de materia Suma de 20- 25 = obtienes 15 trozos de materia
Togashi Armería de Yamamoto Así fue como Yamamoto comenzó a contar la historia que rodeaba a Asahi, su katana. Aquel hombre, por lo que decía, era el herrero predilecto de la familia Harima en tanto que Masamune era quien se dedicó en su momento a armar a los Minamoto antes de su desaparición y el posterior conflicto entre ambas familias, disputa que despertó su interés. ¿Por qué Sogo se llevaría de Kamakura a su familia? ¿Acaso tendría que ver con los misterios que rodeaban a aquel lugar? ¿Con los demonios carmesíes? ¿Por qué Kato se tomaría aquello tan mal? Cualquiera fuese el caso, su katana había sido forjada por pedido de Hana, la extraña mujer de Tsu, madre de Takeda, al saber que su hijo quedaría desarmado tras la desaparición de Masamune. Y para evitar que su existencia volviera a crear complicaciones dentro de los Minamoto, ella creó el sello falso de Masamune. Ahora cobraba sentido la disparidad que había entre las afirmaciones del herrero de Gifu y el de Nagoya. Y sin embargo... La katana siempre estuvo destinada a él, de alguna manera. Togashi miró su katana con silenciosa admiración, todavía sin dar crédito a que era una creación del mismísimo Kato Harima... ¿Él habría notado a Asahi en su cintura la primera vez que se vieron en el Dojo de Kamakura? —Muchas gracias por confiarnos la historia tras el origen de Asahi, así se llama mi katana —agradeció con una reverencia. Era bueno conocerla mejor, tal como le habían dicho—. Ahora que sé más de su historia y origen, sabré darle un manejo más efectivo. Tras estas palabras acompañó a Yamamoto hasta una zona con tres grandes piedras. Togashi las reconoció, pues vio algunas en la forja de su maestro Yukimura. Eran hierro, cromo y carbono, respectivamente. En sus manos recibió un pico de excavador que pesaba un poco, pero que no supondría dificultad para sus brazos. —Descuida, no creo que haga falta llegar a eso —afirmó ante la mención de un posible vómito. Se acercó hacia las piedras y comenzó el largo y duro trabajo de picarlas, tarea que no sólo demandaba fuerza, sino fortaleza espiritual y mental. El objetivo de Togashi era lograr crear un par de bloques de acero, sabía que para eso necesitaba obtener bastante cantidad de los tres materiales. Se esforzó, con voluntad y templanza, en hacerse con una buena cantidad de cada uno...
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Yamamoto sonrió para después volver al interior, dejando sólo a Togashi con las piedras. Pasaba el tiempo y el sonido se volvía armónico, después de un rato, Kojiro salió para observarlo, se recargó en uno de los árboles de aquel patio, bajo la sombre y observó atento a Togashi, sin perder interés alguno. —Golpe de pico; sudor de herrero cae; fugaz melodía —mencionó Kojiro, dedicándole un haiku. Porque eso hacía Kojiro, si no estaba entrenando hablaba poesía. Y así, entre tanto trabajo, la noche descendió sobre Togashi; Kojiro dormía ya debajo del árbol mientras el herrero veía el resultado de su esfuerzo de ese día. Al parar con los golpes en la piedra, Kojiro despertó, como si la melodía de cuna hubiese terminado. —Ritmo constante; duerme mi espíritu; calma mi mente — dedicó otro mas hacia Togashi mientras veía como se notaba mas agotado que en la mañana —Eres fuerte Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Hierro: 5 Cromo: 10 Carbono: 10
Togashi Armería de Yamamoto [Jardín] Luego de que Yamamoto lo dejara en soledad con el pico en mano, no dejó escapar un solo segundo y, con un movimiento entusiasta pero algo torpe, comenzó su entrenamiento por el sendero de la herrería. Los primeros golpes no fueron muy precisos y hubo ocasiones en las que su herramienta apenas rozaba la piedra con una brusca y pesada caricia, sin dañarla. Lejos de frustrarse y comprendiendo el lugar donde estaba parado, se impuso el objetivo de que el siguiente golpe fuera mejor que el anterior, y de esa manera, con lentitud, su desempeño con aquel trabajo fue ganando efectividad. Podía apreciarse no sólo en los pequeños estallidos de la piedra, sino también en el sonido que desprendían los impactos. Había una curiosa contradicción en la musicalidad del trabajo, pues mientras que maniobrar el pico era una labor pesada que de a poco iba entumeciendo sus brazos, el sonido era fugaz y casi melódico. Como pequeñas aves pasando a toda velocidad por el jardín. Ese mismo sonido fue el que atrajo a Kojiro al jardín. Togashi lo había visto entrar cuando llevaba recolectado un poco de hierro. Lo saludó con un gesto de la mano, solemne y silencioso como siempre, para luego volver a su labor, esta vez con la piedra de carbono. Kojiro recitó un haiku para referirse a la situación, para luego quedarse junto a un árbol guardando respetuosa distancia, sin decir más. Cuando Togashi se hizo con una cantidad más generosa de carbono y terminó de limpiar el sudor de su rostro, advirtió que Kojiro se había dormido. Le hubiera gustado responder algo respecto a su haiku, pero había preferido seguir concentrado en la tarea de obtener materiales, pues Yamamoto estaba siendo realmente generoso con ellos y prefería que su presencia fuera lo más fructífera posible para el dueño de casa y para su compañeros herreros. Siguió trabajando con la piedra de cromo hasta que la noche cayó. Kojiro despertó apenas terminó de dar el último picazo. Togashi no quedó ajeno a esto, hasta se sintió algo admirado. ¿Kojiro en verdad se había dormido... o permanecía alerta en todo momento? Había escuchado relatos sobre su papel en la batalla de Shizuoka, por lo que no le cabía duda de que estaba ante un gran guerrero. Kojiro volvió a recitar otro haiku mientras dejaba el pico a un lado y contaba el material obtenido, para luego hacer un comentario sobre su fuerza. Togashi lo miró, todavía jadeando y recién advirtiendo lo cansado que estaba. —Si bien he ganado fuerza desde que mi espíritu está con los Minamoto, hay todo un camino por delante para llegar a una fuerza equiparable a la tuya. Escuché que luchaste de forma extraordinaria en Shizuoka —afirmó, tras recuperar algo de aliento, y tomando un lugar cerca de Kojiro en el árbol, sentándose en el suelo para descansar—. También eres bueno en lo que a poesía respecta, sabes entender el mundo desde una perspectiva que vas más allá de la política y las armas; esa fue la sensación que me dejó nuestra conversación en la Clínica de Shizuoka—hizo una pausa, como siempre solía hacer para permitir a su interlocutores asimilar sus palabras antes de seguir—. Tus haikus me recordaron a una persona que conozco... —suspiró, pero no supo si por el agotamiento— Hoy día no sé si está con vida o si ya dejó este mundo... simplemente desapareció. Pero él disfrutaba de la poesía. Había veces que me recitaba y me hablaba del tema, pese a que en su momento no sentía interés; a la fuerza, acabé entendiendo sobre eso —miró a Kojiro con una expresión amena y sincera en su rostro— ¿Cómo aprendiste tú?
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] "Escuché que luchaste de forma extraordinaria en Shizuoka " Hizo una mueca de desaprobación al escuchar esto mientras desviaba la mirada. "También eres bueno en lo que a poesía respecta" Eso lo hizo volver la mirada hacia Togashi —La poesía es así; al principio no tiene interés alguno, parecen un montón de rimas sin sentido; pero cuando alguien que ama la poesía te hace escucharla, empiezas a entenderla —se llevó la mano al mentón — No porque las rimas te parezcan tener mayor sentido, sino porque notas la emoción de la voz de quien la recita. La poesía sólo es poesía si la haces sentir a alguien mas en su pecho —mencionó mientras se recargaba en una de las grandes piedras —Me enseñó mi mejor amiga; y al igual que quien te enseñó a ti... no sé que ha sido de ella —se cruzó de brazos y miró al cielo —Eso pasa cuando el peso de los incontables inviernos golpea nuestra vida, nos alejamos de personas que creíamos conocer — mencionaba como si fuera un hombre de varios inviernos encima en lugar del joven que evidentemente era —¿Quién te ha enseñado a ti? Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Hierro: 5 Cromo: 10 Carbono: 10
Togashi Armería de Yamamoto [Jardín] A Kojiro no pareció caerle muy bien el comentario sobre sus hazañas en la guerra, pero Togashi se lo tomó con calma y no se preocupó por ello, pues le transmitía lo que a sus oídos había llegado de parte de otros soldados que conversaban entre sí; a decir verdad, Togashi no lo había visto pelear debido al fragor de la batalla y no tardó en sentir curiosidad por sus habilidades... No obstante, mostró más interés cuando le hizo mención de la poesía, al parecer era un tema que agradaba más al guerrero. Togashi apoyó la espalda contra el árbol con solemnidad, tomando una postura más relajada, prestando atención a lo que Kojiro decía sobre la importancia de la voz por sobre las rimas. Su acompañante también añadió que la persona que le había enseñado sobre poesía, alguien a quien definía como su "mejor amiga", también había tenido un destino desconocido. Compartían la misma intriga. —No podría estar más de acuerdo con lo que dices sobre la voz —asintió, mirándolo—. A mí... me enseñó mi hermano mayor. Su nombre es Gonsake —aquella era la primera vez que mencionaba a su hermano delante de alguien, pero sobre él le costaba menos hablar, aunque igual le pesara su ausencia—. Fuimos muy unidos desde el nacimiento, compartíamos muchas cosas juntos y soñábamos con ser los mejores espadachines de Japón —se sonrió, recordando aquellos años lejanos—. Como éramos hijos de una familia noble, nunca nos faltó entrenamiento y educación. Entre otras cosas nos enseñaron sobre poesía, pero nunca presté atención a esas enseñanzas, no se me daban bien tales cosas; me consideraron un caso perdido para las artes. >>Pero mí hermano siempre venía a hablarme de aquello, pese a que le decía mil veces que prefería entrenar con mi espada de madera... Sin embargo, todas esas veces que me recitaba sus haikus, hubo algo en su voz que atraía mi atención y hacía que terminara sentado frente a él. Era como estar frente a la pureza de su alma, con todas sus emociones, sus anhelos y sus miedos. Yo lo admiraba, y esos momentos me cautivaban y hacían que sintiera mucho más respeto por él. >>La última vez que nos vimos no quedamos en los mejores términos, debido a un conflicto familiar que terminó con mi renuncia a nuestro clan, justo cuando él se había convertido en el líder. Pero prometimos siempre apoyarnos pese a todo... Tiempo después, en medio del ascenso de los Taira, mi hermano también abandonó el clan debido a que gran parte del mismo quería venderse a la familia de la "Emperatriz" —la última palabra la mencionó con desdén—. Hacer eso hubiera implicado traicionarme. Él prefirió poner nuestra promesa por encima de todo el clan, aun cuando con eso perdía todo lo que había logrado... Desde entonces, no se sabe qué fue de él. Se hizo el silencio por unos momentos. Togashi miró hacia el cielo, melancólico, notando que aparecían las primeras estrellas de la noche. —A veces, en medio de la soledad, deseo que vuelva a aparecer para recitar su poesía. Eso valdría tanto como un abrazo o como volver a entrenar nuestra habilidad con la espada... Ustedes dos se llevarían muy bien si un día vuelve...
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] —Tu hermano tiene mi respeto —mencionó al instante —El temple para tomar una decisión como esa requiere un valor que muy pocos poseen— miró también hacia el cielo acompañando la mirada de Togashi a un punto infinito; la verdad es que Kojiro no era alguien que guardara muchas esperanzas, la historia de Togashi era severa, si su hermano se reveló ante los Taira su destino no fue amable; pero no le diría aquellas palabras; Kojiro era honesto pero no era un monstruo —Seguramente nos llevaríamos bien; soy muy carismático —dijo sin ningún tinte cómico en su voz. Bajó la mirada y cruzó los brazos —Kaori... —dijo mirando hacia el horizonte para mantener su vista en algún sitio —... El día que le enseñé mi técnica, ese día huyo de Iwata —apretó las manos en sus brazos — Estoy seguro que todo este tiempo me usó para volverse mas fuerte. No la juzgo, ella era libre de abandonarme, no me debía nada como yo no le debo nada a ella. Aun así... me prometió volver a la hora de la cena —miró a Togashi —Al menos pudo esperar a irse por la madrugada mientras todos dormíamos. Y no dejarme en vela con la cena fría y con una promesa rota. Ambos hablaron un poco de su pasado; de aquello que los ataba un poco atrás, ya que la incertidumbre era peor que la verdad. Kojiro suspiró para después arrebatarle la katana a Togashi, sus intenciones no eran agresivas, eran los movimientos de alguien quien fácilmente se daba en suficiente confianza con Togashi para tomar prestada su katana, la cual desenvainó y colocó en el suelo con mucho cuidado, se arrodilló frente a ella y colocó sus nudillos frente para observar el brillo del sable con detenimiento. Se quedó allí en esa posición unos instantes, hasta que volvió a hablar. —No voy a mentirte; desee romper tu katana desde el momento que mencionaron que es forja de Kato; ese hombre quebró mi nodachi y doblegó mi fuerza en un sólo movimiento, para después humillarme al no tomar mi vida; Kato Harima ataca a matar... pero yo no valía ni siquiera ese esfuerzo — dijo sin separar su vista del sable — Pero era sólo mi inmadurez hablando, mi falta de experiencia. No soy el más fuerte de Japón mientras no derrote a Kato Harima— Rompió visión con la katana para levantarla hacia Togashi mientras enderezaba su postura, sentándose sobre sus propias piernas; sus nudillos estaban cubiertos de tierra — No sólo físicamente, sino también mentalmente. Señaló a Asahi —Por eso desistí en mi idea infantil de vengarme con su forja. Pero quería entender...—Kojiro era una persona que se detenía a observar demasiado, una cualidad que le debía a la poesía misma mas que a el camino del sable — Por eso salí a observarte y entender. Cómo herrero, tienes una perspectiva diferente a la de un simple guerrero. Al igual que Kato —dijo señalando las rocas —No sólo destruyes para probarle a la roca que eres más fuerte que ella; destruyes la roca para construir algo mas fuerte que ella. El pensamiento de destrucción no es el adecuado —pensó en las palabras de Riku, en su valor a pesar de ser un poco dulces para su gusto — ¿Qué ganas destruyendo algo? Una simple victoria que dura unos momentos —dijo señalando a Togashi, como si estuviera dándole la lección a él en lugar de ser una lección autoimpuesta —En cambio si construyes... — apuntó a Asahi —¿Qué obtienes dejando con vida a alguien a quien has derrotado? Nada, no debes dejar nunca a un rival con vida; o este volverá para tomar venganza. Es por eso que desee la muerte en ese encuentro; y por eso me dolió tanto que me dejara con vida... él no me considera un rival —dijo sin ningún dolor en su voz, sus ojos recuperaban el brillo de la lucha — El filo del sable tiene dos opciones, destruir o construir. Si decides matar estás destruyendo; pero si dejas vivir, estás construyendo —limpió sus nudillos para tomar de nuevo a Asahi y enfundarla con gran respeto —Kato Harima no me ve como su rival; no me ve como una amenaza; pero tampoco me ve como alguien que debe ser destruido —sonrió ampliamente — La golondrina siempre vuela debajo de las nubes; esas fueron sus últimas palabras hacia mi—repitió la última frase que Kato le dirigió — Aun debo llegar mas alto; me dejó con vida porque aun puedo construirme. Negó mientras sonreía y tomaba a Asahi para entregársela a Togashi con una reverencia —Maldita sea... Kato... también eres mejor poeta que yo —dijo tallando su rostro en vergüenza. Pues Kojiro comenzaba a comprender el espíritu de guerrero que poseía Kato. La mente inquebrantable, de alguien que no sólo entendía como usar el sable, sino que lo conocía incluso antes de que este tuviera filo. Hizo una reverencia hacia Togashi — Tu hermano no está recitando poesía a tu lado; pero está siempre está en cada uno de tus movimientos; sin palabras me has recitado la poesía que mi alma necesitaba escuchar para que mi mente pudiera entender y así poder recuperar mi espíritu de lucha—mencionó con seguridad — Gracias Gonsake; gracias por impregnar tu esencia en tu hermano Togashi; dónde sea que te encuentres, espero el viento lleve mis palabras a tus oídos; porque yo hoy he sido testigo de el nacimiento del que será el mejor herrero de Japón; todo gracias a ti, quien caminó a su lado —Kojiro se irguió para mirar al cielo, colocar sus manos alrededor de su boca y gritar con fuerza — ¡GONSAKE! ¡TU HERMANO ES POETA! — bajó sus brazos para esta vez dirigirse a Togashi — Y mientras lleves sus palabras contigo; tú nunca estarás solo, siempre estás rodeado de su abrazo; sólo que no te has dado cuenta. El dramatismo de Kojiro era innegable; pero no era una emoción déspota o llena de falsedad; era una verdadera emoción por el simple hecho de estar viviendo el presente, frente a Togashi había un hombre que había perdido su motivación y buscaba ocultarlo; pero una simple acción lo había vuelto a la vida. —¡Togashi!—gritó Kojiro —¡¿Dónde está el fuego de tu espíritu?! —lo señaló —Necesito saberlo, necesito oír la fuerza que has reprimido. Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Hierro: 5 Cromo: 10 Carbono: 10
Togashi Armería de Yamamoto [Jardín] Apenas terminó de contar la historia de Gonsake a Kojiro, éste respondió sin titubear que respetaba con creces a su hermano, resaltando la valentía que había tras su decisión de dejar su clan y oponerse a los Taira con tal de proteger a su hermano menor. Luego mencionó el nombre de la persona a la que él se había referido antes, una tal Kaori que lo había abandonado después de, aparenemente, estar un tiempo bajo su tutela y tras aprender su técnica de combate. Aunque Kojiro afirmaba que ambos nos se debían nada y que ella tuvo completa libertad para irse, Togashi pensó en su fuero interno que, si Kaori permanecía siempre latente en los recuerdos de Kojiro, era porque también sentía su historia atravesada por aquella ausencia. Ambos, así, compartieron sus historias. El lazo entre ambos guerreros probablemente acaba de reforzarse, pues Togashi era alguien tan solemne y serio que parecía una persona distante, pero siempre empatizaba con las personas que compartían pérdidas parecidas a las de sus hermanos. Como con Tetsuo, Yukimura y los Arau, y Takeda. Incluso se habría vuelto más cercano con Kenzaburo si éste no hubiera pasado a la eternidad en la batalla de Shizuoka. En ese momento Kojiro tomó su katana. Togashi se sorprendió un poco ante esta acción pero no reaccionó, pues sabía por instinto que el joven no era malintencionado. Simplemente se quedó observando cómo dejaba a Asahi desenvainada sobre la tierra para mirarla de cerca. Tras un breve instante de silencio, Kojiro contó otra historia, la de su derrota en un duelo contra Kato Harima y lo que pensaba en torno a eso. Todo ese tiempo Togashi había creído que Kojiro perdió su nodachi en la guerra, pero conforme escuchaba al joven hablar, comprendió por qué había reaccionado negativamente cuando le resaltó su importancia durante la batalla de Shizuoka: porque en aquel momento se consideraba débil. Sin embargo, la perspectiva de Kojiro estaba cambiando en ese instante, luego de verlo excavar las piedras y de escuchar la historia de su hermano. Notó cómo la motivación del joven volvía a renacer, como surgida del fuego de una fragua, mientras comprendía mejor las palabras y acciones de Kato. Se puso de pie para recibir de vuelta a Asahi en sus manos. Acto seguido Kojiro le dijo que aunque Gonsake no estuviera allí para recitar su poesía, estaba presente en sus movimientos. Es decir, que sus movimientos recitaban poesía ante los ojos de su interlocutor, y que por eso había sido tan importante para él ver su "lucha" contra las piedras de hierro, cromo y carbono. Togashi se sintió conmovido por esta apreciación, dándose cuenta de que aunque Gonsake y Kanade ya no estuvieran con él, él no sólo los mantenía vivos en sus recuerdos; en su cuerpo también relucía lo que con ellos había aprendido. La efusividad de Kojiro fue creciendo, perdiéndose en una dramática ola de agredicimientos, mientras clamaba a Togashi como poeta y como el futuro mejor herrero de Japón. Se sonrió, pensando que con eso sí estaba exagerando, pero lo dejó ser. —Me alegra haber sido el que te ayudara a resurgir como el guerrero que eres —admitió con una media sonrisa, guardando a Asahi en su cintura—. Quizá ahí se encuentre el fuego de mi espíritu: en ayudar a los demás a levantarse, a crecer, a volverse fuertes. Mi fuerza es construir —dijo con una mirada tenaz, llena de motivación—. Por eso elegí no sólo el camino del sable, sino también el del martillo. Con lo que aprenderé aquí, ayudaré a las personas que lo necesiten, a defenderse de los Taira con armas más fuertes que su tiranía. Incluso después de mi muerte, ¡seguiré presente en el acero que acabe con su dominio! Pero no era eso lo que Kojiro quería escuchar, estaba seguro. El joven esperaba algo más de él, y era eso lo que pensaba dar. Para motivarlo aún más, en devolución a la motivación que él acababa de darle. Tomó una larga bocanada de aire y la expulsó vociferando: Contenido oculto —¡Yo, Togashi, seré el mejor herrero de Japón! ¡Y en mis armas impregnaré el poder y la poesía de mis hermanos y los Minamoto! Porque la poesía no estaba sólo presente en las palabras. Sentía que acaba de aprender algo nuevo.
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Kojiro afirmó de nuevo —El grito libera ¿No lo ves así? —preguntó Kojiro sin esperar respuesta —Es por eso que cuando se ataca se grita; muchos creen que es para asustar al rival; pero eso sólo es una parte de la verdad. El grito nos permite liberar esa energía, una que no debe de permanecer en nuestro cuerpo; porque esa energía no puede contenerse —miró al cielo nocturno para después mirar a Togashi —Otra manera de liberar energía es entrenando —sonrió mientras avanzaba de nuevo hacia la armería — Pero aun no terminas tu deber de herrero; así como yo aun no tengo un arma. ¿Crees que deba tomar un remo y tallarlo para usarlo? —comenzó a reír —No creo, eso es ridículo. Culminó para adentrarse a la armería; la cual desprendía un calor abrasador. Y allí se encontraban los otros tres herreros, golpeando en sincronía aceró al rojo vivo. Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Hierro: 5 Cromo: 10 Carbono: 10
Togashi Armería de Yamamoto [Jardín] Kojiro esta vez habló del significado que había tras un grito de guerra. Aunque Togashi era bastante más mayor que él, el escuchar su visión sobre las grandes y pequeñas cosas de la vida hacía que se sintiera como en su más tierna juventud. Como cuando Gonsake se acercaba a hablarle de poesía. Entonces comprendió que su hermano estaba destinado a ser el líder de los Takemori no solamente por ser el hijo mayor de su padre; gracias a sus estudios de poesía, Gonsake tenía una comprensión más profunda del mundo, de un modo tal que lo hacía valer como líder... Así y todo, no estaba excento de fallos, porque era tan humano como todos. Tras unas reflexiones finales, Kojiro se dirigió al calor abrasador de la armería. Togashi lo observó marcharse en silencio, bajo el cielo nocturno. Se sentía más liviano, era cierto que el grito liberaba. Ahora que lo pensaba mejor, desconocía cuándo había sido la última vez que había gritado de aquella forma... El grito era algo muy impropio de él, pero hacerlo hizo que se sintiera renovado y más motivado. Kojiro también acaba de ayudarle a entender mejor algunas cosas con las que se definía. Con estas ideas en mente, tomó el pico, los bloques que había recolectado y, ya preparado para comenzar con su entrenamiento, se adentró en la armería.
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Yamamoto los miró entrar y sonrió — Seguramente por la mañana mis vecino me reclamaran sus gritos—soltó una carcajada mientras Masamune revisaba la forja de Fuji. —Has conseguido buen material —mencionó Yamamoto —Ahora podrás fundirlo para crear bloques y por fin iniciar tu entrenamiento. Fuji ya terminó el suyo por del día de hoy. —Yo iré a dormir al Oyaji —aclaró Kojiro—debo descansar porque mañana desafiaré a Seijuro de los Yoshioka. Si él también me derrota, tendré que pensar en mejores poemas, tal vez uno de muerte. Contenido oculto Bruno TDF Obtención de materia prima: Hierro: 5 Cromo: 10 Carbono: 10 Creaste: 1 bloque de hierro 2 bloques de cromo 2 bloques de carbono De ellos podrás crear 1 bloque de acero quedando así: 1 bloque de acero 1 bloque de cromo 1 bloque de carbono
Togashi Armería de Yamamoto Yamamoto lo recibió en el interior de su armería con un comentario sobre los gritos que había proferido junto con Kojiro. Era verdad que podrían haber despertado a las personas de las cercanías, pero nada se podía hacer; sólo dejarse llevar por la motivación que acababan de contagiarle para afrontar las tareas que tenía por delante. Aun así, se inclinó hacia Yamamoto en señal de disculpas por el alboroto causado. —Puedes pensar en poemas de muerte, o en versos que te hagan encontrar más fuerza en la experiencia de la derrota —se despidió de Kojiro con estas palabras. Antes de lanzarse a la tarea de fusionar los bloques que le indicaba Yamamoto, se ató a la frente el hachimaki con el emblema del clan Arau. No debía olvidar la lección de su maestro: refrescaba, así como absorbía cual gota de sudor que pudiese interferir con su visión. Obtuvo un limpio bloque de acero. El material sobrante lo guardó para futuros usos. Togashi entonces se giró hacia Yamamoto. —Estoy listo para iniciar mi entrenamiento —dijo con firmeza.
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Yamamoto le indicó como trabajar la materia; como separar sus componentes, limpiarlos y dejarlos perfecctos para la fundición —Si dejas piedra en la materia, crearás basura en tu forja, debes quitar todas las impurezas —Le mostraba como tallar el hierro en su estado natural, en como notar cuando estaba listo para la fundición. —El trabajo de un herrero no es nada mas fuerza; también es delicadeza, si te excedes en la limpieza perderás peso de la materia, y si lo haces pierdes inversión, aprende a distinguir primero por la vista, y cuando tus manos se curtan con el entrenamiento, podrás distinguir las impurezas con sólo el tacto. Lo guio a la forja dónde los moldes de arcilla para los bloques estaban listos, le entregó los guantes de piel que el llevaba puestos; Togashi ya no era un simple principiante, sabía que hacer. Fundió los materiales y al esperar a que estos estuvieran en el estado perfecto, dejó fluir el material en los moldes. —Los Arau...— mencionó Yamamoto al ver su hachimaki —No me sorprende que domines estos pasos, te han enseñado bien. Dominaban perfectamente la creación de bloques de trabajo; así como los Okudera sabían dominar la creación de herramientas de trabajo —decía mientras buscaba entre sus herramientas, sacando un arador —Lo tengo desde que era pequeño, buena forja. Ese es tu objetivo, crear armas que duren el mayor tiempo posible. Descansaron un poco, los bloques estarían listos en unos momentos mas, debían reposar y volverse sólidos nuevamente. Pero esta vez renacerían sin ninguna impureza; perfectos para trabajar con ellos. —¿Qué harás con ellos? ¿Te quedarás con un bloque de hierro; dos de cromo y dos de carbono?—inquirió Yamamoto mientras le extendía una taza con agua helada para beber— ¿O harás un bloque de acero, uno de cromo y uno de carbono? Contenido oculto Bruno TDF Creaste: 1 bloque de hierro 2 bloques de cromo 2 bloques de carbono De ellos podrás crear 1 bloque de acero quedando así: 1 bloque de acero 1 bloque de cromo 1 bloque de carbono
Togashi Armería de Yamamoto —Entendido —dijo en tono decidido y resuelto antes la indicación y demostración sobre cómo se debía limpiar la materia con la que trabajaría. Yamamoto era bastante claro a la hora de explicar, además de que en sus movimientos relucían años de experiencia en su trabajo. Hacía ver facil la labor de separar el metal de las rocas que se adherían al mismo, como un musgo. Él trató de imitarlo tomando parte de los fragmentos recolectados en el patio y, si bien su trabajo fue más tosco que el de Yamamoto, logró resultados decentes. Con los metales separados, se dejó guiar hacia la forja. Allí, Togashi se colocó los guantes y fundió los materiales que había separado junto con el herrero. El calor de forja era abrasador, pero ya se había acostumbrado. Con el emblema de los Arau reluciendo en su frente y manteniendo su visión despejada, dejó fluir el material dentro de los moldes con bastante habilidad. No había tenido muchas ocasiones de practicar aquello, pero había aprendido de su experiencia anterior y, basándose en la misma, pulió sus movimientos al momento de dejar caer el material dentro de los moldes. Yamamoto destacó su trabajo con la creación de los bloques e hizo mención a la habilidad que los Arau tenían en esta área de la herrería. También mencionó a otro clan, los Okudera, mientras enseñaba un arador que había soportado en implacable paso del tiempo. Tras esto, tomaron un breve descanso. Togashi estaba empapado en sudor, pero satisfecho por haber pasado esa primera parte. Aceptó el agua helada de Yamamoto y oyó su pregunta. Se refrescó con un largo trago antes de contestar: —Como mi objetivo es crear armas que duren, crearé un bloque de acero junto a otros de cromo y carbono; es una pena no haber podido conseguir un poco más de hierro, habría podido hacer dos bloques de acero —se sonrió mientras bebía otro sorbo de agua, para luego continuar con la conversación—. Yukimura, la persona que me enseñó los primeros pasos de la herrería en Shizuoka, mencionó las virtudes del acero: duradero, difícil de romper, no se corroe como lo hace el hierro y soporta las inclemencias de un dueño descuidado. Él fue quien me habló de los Arau y me dio este hachimaki que ahora estoy portando; al usarlo, me comprometo a mantener vivo el legado de ese clan —afirmó, recordando el relato sobre la caída de los Arau al oponerse a los Taira. Su semblante adquirió una expresión pensativa mientras observaba el arador de Yamamoto—. ¿Y qué hay de los Okudera? ¿A ellos también los persiguieron los Taira?
Armería de Yamamoto [Kojiro; Fuji; Masamune; Togashi] Yamamoto estaba satisfecho; ni Fuji ni Togashi eran principiantes totales; sabía cuidar sus materias primas y no tirarlas fuera del molde, algo que sólo un buen herrero sabía hacer. Togashi se decidió por sus materiales y Yamamoto afirmó ante su decisión mientras escuchaba las palabras que Yukimura le había otorgado —El clan Arau estará orgulloso —mencionó Yamamoto — Los Okudera... desconozco que fue de ellos. Por desgracia, los herreros no somos guerreros, nadie narra historias de nosotros, nadie investiga demasiado la desaparición de un forjador; ve por ejemplo a Kyuzo; se dice el mejor herrero pero nadie parece buscarlo —tomó el hombro de Togashi con fuerza, Togashi podía sentir el calor de aquella palma, una mano entrenada a jamás estar rodeada de frío —Somos artesanos que pocos reconocen —sonrió —La fama nos enorgullece; pero no es lo que somos, no firmamos nuestros trabajos para que se presuman ante ojos inexpertos; firmamos porque cada fierro que salga de nuestras manos, es como un hijo al cual le damos nuestro apellido. Y esa es nuestra descendencia. Yamamoto miró los bloques que creó Togashi —Necesitan descansar; mañana por la mañana vuelve. Y continuaremos con su entrenamiento —sonrió —Será interesante. Contenido oculto Bruno TDF Puedes ir a dormir a un shukusha; o pasear un poco antes de que cierre el día. Si no deseas pasear cierro día :3 Creaste: 1 bloque de acero 1 bloque de cromo 1 bloque de carbono
Togashi Armería de Yamamoto "Somos artesanos que pocos reconocen. La fama nos enorgullece; pero no es lo que somos, no firmamos nuestros trabajos para que se presuman ante ojos inexpertos; firmamos porque cada fierro que salga de nuestras manos, es como un hijo al cual le damos nuestro apellido. Y esa es nuestra descendencia." Togashi permaneció en silencio por unos segundos para reflexionar sobre aquellas palabras. Era cierto que el camino del herrero estaba más vinculado a las artesanías, pero pensó que no era menos guerrero por querer dedicarse al sendero que estaba emprendiendo. Con su mentalidad de novato, pensó que quien fabricaba armas tenía el suficiente entendimiento para maniobrarlas en un combate, la suficiente destreza para hacer que sus hijos brillaran, que mostrasen lo que sus padres habían forjado. Miró sus manos, pensando con fascinación en todo lo que podía hacer con ellas. Luchar y crear. Crear y luchar. Era una versatilidad abrumadora, pero que le provocaba entusiasmo. —Y sin embargo... —dijo—. No habría guerreros sin herreros. Resulta curioso que aunque los artesanos permanecen fuera del interés de las personas, son esenciales para la existencia de quienes pelean. Además de que seguimos presentes más allá del tiempo, en forma de armas, no sólo de memorias. A través de la creación misma... —se incorporó con la taza de agua ya vacía, la cual dejó con suavidad sobre una superficie, mirando sus bloques recién creados. Yamamoto dijo que debían descansar, por lo que le propuso regresar al día siguiente, temprano. Togashi afirmó— Así será. Que pases una buena noche. Se despidió con una cordial reverencia y se marchó de la armería. Se quitó el hackimaki de la frente y lo guardó con cuidado entre sus ropas. Aunque había trabajado con las rocas y había estado expuesto al calor de la fragua, no se sentía del todo cansado. La noche era agradable, por lo que decidió explorar un poco la ciudad. No muy lejos de allí divisó un Santuario. Togashi recordó la vez que Takeda le había preguntado qué religión profesaba, en aquellos días que viajaron juntos luego de los incidentes de Tsu. Por entonces no supo responder a aquel interrogante, y de seguramente se encontraría en la misma situación si Takeda volvía a preguntarle lo mismo. Quizá no vendría mal rodearse de un poco de religión, aunque no la comprendiera en su totalidad. Era otro de esos temas que su hermano mayor hubiera entendido mejor. Contenido oculto: Movimiento Togashi va al Santuario (acto seguido sale un Evento desafortunado y muere)