Ciudad de comercio de materias primas. Gobierno: Iwakura tiene un regente; el cual está encargado de impartir justicia en nombre del Señor feudal de Aichi. Locales: Shukusha Casa de Armamento Comercio Herbolaria Clínica Oyaji
Capítulo V 礼 Rei — Respeto Legaron a la Ciudad de Iwakura; el sitio era un lugar bastante tranquilo y hermoso; se caracterizaba por el gran río que dividía la ciudad, rodeado de árboles de cerezo. Takano los guió por la ciudad como si de un guía turístico se tratara, conocía aquel lugar perfectamente, algo que era usual en él pues su entrenamiento se basaba en conocer varios de los poblados de Japón, aquel sitio parecía ponerlo de buen humor, no era para menos. Un sitio tranquilo y sin demasiadas personas. Contenido oculto Hitori Gigi Blanche son libres de hacer lo que quieran
Kohaku Ishikawa Herbolaria Las últimas palabras de la herrera que había limpiado su katana en la casa de armamento de Tsu calaron hondo, bien hondo en su pecho, lo suficiente para seguir reproduciéndose durante los días que duró aquel viaje. Su maestro lo había amado, ¿verdad? Tenía razón. Había sido un hombre huraño, tosco, áspero e impaciente, pero siempre lo había sabido dentro de sí. Cuando permanecía fuera del dojo más allá del crepúsculo, en silencio, aguardando por él; cuando se enfrentó al Señor Ishikawa para hacer valer el deseo de un niño por aprender herbolaria; cuando le permitió omitir ciertos entrenamientos, a sabiendas de que no contaría con otra posibilidad de recolectar las hierbas que necesitaba. Su maestro, más que nadie, había velado por sus intereses cuando los demás adultos chistaron y le robaron la voz sólo por ser un mocoso. El viaje transcurrió sin altercados, a excepción de la pequeña interrupción que se permitieron para ayudar a aquellos aldeanos. Le avergonzó en demasía aceptar las monedas, pero realmente no tuvo otra opción y les agradeció tanto que aquellos dulces ancianos se rieron y los despidieron con una dulzura inmensa. Kohaku se fue con el corazón cálido, pues detalles como esos contaban con el poder de sanar heridas invisibles. Había viajado junto a Yuzuki, la joven que le indicó el camino hacia los baños, Matsuda, Ukita y Takano. Jamás habría creído lo caprichoso que podía ser el destino pero allí estaba, y no sólo Minami: también había visto a Daichi, el hombre de las cavernas, en la casa abandonada. La situación resultaba apremiante y tuvieron que marcharse antes de poder dirigirle la palabra, de modo que rezó por su seguridad; la de él, y la de todos. La pequeña Mao, Kuroki, Takeda, la amable y dulce Fuji. Rezó cada noche, de todo corazón, por su buena fortuna, salud y seguridad. Era su primera vez en Iwakura, se veía como una ciudad tranquila y amena. Kohaku reparó en los árboles de cerezo creciendo fuertes junto al río y fue deteniéndose, sin demorar al grupo, para recoger trozos de su corteza. —Iré con el herborista de la ciudad —anunció, dedicándole una sonrisa a sus compañeros—. Prefiero saber cuanto antes todo lo que pueda hacer aquí. Señores, señorita, con su permiso. Las distancias eran mucho más cortas que en Tsu y, por ende, más fáciles de atravesar. Le bastó con la guía de Takano para llegar a la herbolaria sin problemas. Se detuvo frente a la puerta, como ya era tradición, y aguardó por Chiasa... hasta que regresó. Suspiró algo resignado, aunque esta vez no podía realmente renegar de sus manías, y se guardó la bolsa de monedas dentro del abrigo. Odiaba la idea de hurtar, pero el clan necesitaba dinero y equipamiento, ¿verdad? Tendría que poner hasta la última de sus habilidades a disposición. Estaba dispuesto a ello. —Buenos días —saludó al herborista, en su tono usual y con Chiasa al hombro—. Ah, es un día hermoso, ¿no lo cree, señor? La calidez del sol es tan agradable, prácticamente puedo sentir la tibia caricia de Amaterasu sobre mi piel. No creyó apropiado demostrar el apuro que lo corría, quizá los rumores estuvieran viajando más rápido que ellos, pues se movían con el viento, y le trajera problemas al grupo. Discreción, perfil bajo, eran también sus prioridades. —He notado la increíble calidad de la corteza de cerezo que poseen los árboles de la zona. ¿Sabría decirme si hay más ingredientes similares, aquí en Iwakura?
Yuzuki Minami Casa de Armamento Todo se había venido abajo en cuestión de horas. El asesinato de Miko, que había resultado ser la madre del señor, el asesinato llevado a cabo por la chiquilla y el hombre, las palabras de Hideyoshi que los habían metido a la cárcel, el volverse fugitivos, tener que dejar Tsu. ¿De qué servía si estaba desarmada? No había logrado recuperar su katana, era igual o peor que no haber podido recuperar el kimono de los Minami. Su propio propósito, no el de su clan, ¿cuál era? No tenía idea, ni la más mínima. Siguió a Takano quien les mostró la ciudad como un guía turístico. Guardó silencio todo el tiempo, incapaz de dejar de pensar en la muerte de Hana, su katana perdida y su propósito sin forma. Los cerezos habían llamado particularmente su atención y de hecho había visto a Kohaku hacerse con algo de corteza. —Iré la casa de armamento —anunció al final. Era improbable que pudiese conseguir algo con tan poco dinero y tampoco parecía prudente quedarse sin nada, pero siempre podía tantear terreno. En el camino volvió a aprovecharse de algún desprevenido y se hizo con algunas monedas más. Esta vez incluso tenía permiso de Takano, ¿no? Jamás lo iba a decir con esas palabras, pero robar estaba entre las opciones, era casi necesario en aquel punto.
Takano se quedó junto a Ukita y Fuji; la dinámica entre ellos parecía un poco extraña. Ukita mantenía constante seriedad a los temas mientras Fuji trataba de encontrar algo entretenido de que hablar con alguno de ellos; Takano simplemente parecía estar disperso, algo inusual en él. —Nuestro punto de reunión es el cmercio local; allí estaremos por cualquier cosa que necesiten— Dijo Fuji despidiéndose de ambos, después se giró a Ukita para hacerle más preguntas. Herbolaria (Kohaku) El herborista era un anciano de una amplia sonrisa el cual no pudo ocultar su alegría al escuchar aquellas palabras —Un día sumamente hermoso; Iwakura siempre ha gozado de muchos días tan amables como este —junto a los pies del anciano salieron corriendo dos niños que jugaban con juguetes de madera —disculpara a mis nietos; sus padres están de viaje y no tengo la energía para controlarlos —dijo empujando con suavidad a sus nietos para que el pudiera acercarse a Kohaku —Ingredientes medicinales sólo hay ese en Iwakura; pero si también busca ingredientes letales hay ricino en la zona— dijo avergonzado —espero no esté buscando lo segundo; pero no juzgaré si es que lo hace, mi hijo dice que aquellos que conocen las maravillas de la botica también deberían ser conscientes de las desgracias en los venenos— dijo en tono más bajo para que sus nietos no escucharan. Casa de Armamento (Yuzuki) El lugar era bastante pequeño pero había mucha vida en su interior; aquel sitio no era un lugar sólo de venta de armamento, sino de fabricación y de aparente instrucción en el arte. Un noble herrero ya entrado en años parecía estar revisando las forjas de sus alumnos, negando con la cabeza cada vez que revisaba los cuchillos de los jóvenes que no parecían superar los quince años. Al entrar sentiste el calor de la forja a pesar de que esta estuviera al aire libre, el herrero te miró sorprendido pues no esperaba clientes ese día —Muy buenas tardes señorita ¿Busca algún tipo de cuchillo para la casa?— Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa)
Yuzuki Minami Casa de Armamento Abrió mucho los ojos en cuanto entró al lugar, ciertamente no esperaba ese nivel de actividad. Los chicos que estaban forjando parecían unos chiquillos, deberían tener la edad de los más jóvenes del clan. Se sentía el calor de la forja, de primera entrada era agradable, pero pasar todo el día al calor del fuego debía ser agobiante. Dio un respingo cuando al escuchar al herrero dirigirse a ella. ¿Para la casa? Ya quisiera. —Pensaba más en algo para la defensa —respondió con su tono suave y amable usual—. Veo que trabajan duro aquí. Dirigió la vista de nuevo a la forja, sonriendo ligeramente.
Kohaku Ishikawa Herbolaria La alegría tan liviana y encantadora del pequeño lugar se le contagió de inmediato, y su sonrisa fue un reflejo de la ternura que le provocaron los pequeños. Dioses, si habría visto infinidad de veces a sus hermanitos jugando así, persiguiéndose con espadas de madera por los corredores de la estancia. Eran recuerdos que aún brillaban con la claridad de un día reciente, sus risas resonaban en sus oídos y quizás, si se distraía, al menos de refilón alcanzaría a divisar sus sombras inquietas desapareciendo tras una esquina. La máscara, como era su trabajo desde hace algunos años, ocultó a la perfección la inmensa tristeza de su mirada. —Muy ciertas son sus palabras, señor —respondió, educado, con las manos entrelazadas al frente—, aunque puede contar con la tranquilidad de mi desinterés. Conozco sus efectos y adversidades, mas no repararía ni un segundo en la idea de utilizarlas. Una vez mi maestro me dijo que mis manos estaban hechas para sanar; jamás para dañar. Y, sin embargo, sus manos no sólo elaboraban antídotos. También blandía una espada y deslizaba su filo por la carne ajena, su respiración ni su pulso sufrían la menor alteración y podía permanecer allí, de pie, observando los cuerpos a los cuales acababa de arrebatarles la vida. También era esa persona. —Señor, ¿podría hacer uso de sus instrumentos? Al precio que usted me indique, claro. Ah, ¿y le molestaría si Chiasa juega con los niños? Realmente los adora y creo que ellos la adorarán también. La ardilla chilló sobre su hombro, casi como si hubiera entendido la situación, con las manitos recogidas frente al pecho peludo mientras veía al anciano. Kohaku le rascó la cabecita y aguardó, sereno, por la respuesta del buen hombre.
Herbolaria (Kohaku) El herborista sonrió ante sus palabras —Entonces no debo preocuparme tanto de la limpieza —dijo avergonzado —aquellos que usan venenos suelen dejar el equipo embarrado de aquellas sustancias las cuales siempre limpio con extrema precaución y miedo; mas aun con estos pequeños corriendo por todas partes —dijo mirando como los niños se quedaban mirando atentos a la pequeña ardilla; el anciano se agachó para hablar con ellos —Calma niños; con suavidad que es un ser vivo; no lo estrujen — conocía a aquellos niños así que no estaba de mas evitar que lastimaran a Chiasa con algún trato rudo, volvió hacia Kohaku y sonrió —A ellos les encantará jugar con ella; una temporada atrás hubo un zorro en el pueblo, mi hijo logró acariciar su cabeza y desde entonces la buena fortuna nos ha sonreído — dijo sonriendo —Perdón, suelo hablar demasiado, son sólo diez monedas por utilizar el equipo — concluyó. Casa de Armamento (Fuji; Yuzuki) El herrero golpeó ambas rodillas mientras soltaba una risotada mientras los alumnos lo miraban preocupado —¡Claro que trabajamos duro! ve estos brazos... —dijo jalando a uno de los alumnos, eran brazos delgados, normales en un joven de su edad —Su cuerpo debe hacerse uno con la forja — dijo mientras iba a buscar una caja de bambú detrás de su mostrador, después se acercó a ti y comenzó a mostrarte diversos tipos de cuchillos, de los que se usan para cortar bambú y otros para cortar pescado, en la gama de cuchillos esos eran los más grandes —¿De qué quieres defenderte? ¿Hay algún animal que roba las cosechas? —aquel hombre no parecía entender lo que buscabas. —Creo...— se escuchó una voz suave de uno de los alumnos —... que se refiere a un arma Tokiharu-sensei— El herrero lo miró extrañado; después miró hacia Yuzuki y rió —No, no, no; las señoritas no usan ni fabrican armas — Justo en ese momento Fuji entró a aquel sitio —Perdona la intromisión Yuzuki —dijo sin mirar al herrero —Tuve que separarme de Ukita y Takano; no puedo sacarles palabra y decidí inspeccionar la herrería local — El herrero Tokiharu sonrió hacia Fuji pero se detuvo al ver que cargaba en su obi una kodachi —¿Una mujer cargando un arma? ¿Qué clase de insulto es este? — Fuji se giró completamente enrojecida. Parecía estar a punto de estallar por aquel comentario. Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa)
Kohaku Ishikawa Herbolaria Kohaku carcajeó suavemente ante la emoción contenida de los niños y se acuclilló frente a ellos, acercando a Chiasa en el hueco de ambas manos. La ardilla movió el hocico, olisqueando el ambiente, y chilló. —Se ven como unos niños muy animados y energéticos, ¿cómo son sus nombres? Ella se llama Chiasa y le encanta jugar, así que ¿les parece bien cuidarla un rato por mí, mientras yo hablo de unas cosas con su abuelo? Luego se irguió, sonriéndole al anciano, y se acercó hacia la mesa de instrumentos. Antes de ponerse a trabajar le alcanzó una de las escamas que había conseguido en la caverna; una segunda opinión no estaría mal. —He encontrado esto en una ciudad cercana —le comentó, repartiendo los ingredientes mientra empezaba a machacar la corteza con el mortero; sus movimientos eran precisos y rutinario—. El buen herbolario de allí supo indicarme su extrañeza, mas desconocía sus aplicaciones o beneficios concretos. ¿Quizás usted podría ayudarme, señor?
Yuzuki Minami Casa de Armamento Lo cierto es que el comentario tampoco le había venido en gracia, mucho menos que riera con semejante descaro, a ella que había sido entrenada para pelear prácticamente como lo haría un hombre. Frunció el ceño apenas, antes de volver a suavizar sus gestos. Suspiró. —Su aprendiz tiene razón, Tokiharu-san —dijo entonces, sin demostrar el fastidio en su voz—, me refería a un arma. Sin embargo, ni me acompañante ni yo pretendíamos insultar a nadie por ello. Sonrió, una sonrisa educada, que a ella misma le resultó bastante hipócrita. >>Supongo que no hay remedio, pero es una lástima que no podamos observar más del trabajo que realizan con tanto esfuerzo usted y sus alumnos. ¿Creía poder suavizarlo con halagos? Quizás, bueno, nada perdía intentando. Si no lograba aunque fuese ganarse su favor para cuando tuviese el dinero suficiente para hacerse con un arma, no quedaba más que ir a la herbolaria. Desarmaba no le quedaba mucho más que encontrar alguien que le indicara dónde encontrar los ingredientes adecuados para un buen veneno.
Herbolaria (Kohaku) El mayor de los niños se dirigió a Kohaku —Yo soy Basho y él es Juichi — dijo mientras señalaba a su hermano menor el cual jugaba con Chiasa, después se unió a ellos. El anciano se dirigió a él —perdona la descortesía; mi nombre es Kiyomori Yoshida— dijo al darse cuenta que no se había presentado, después tomó en sus manos la escama para analizarla y sus ojos se abrieron por completo —Temo decirte que yo no sé que propiedades tenga esto o cómo funcione; pero mi hijo Seiryo ha recolectado varias de estas, por desgracia está en un viaje y no sé cuando pueda regresar; es un herborista viajero, busca los ingredientes más raros de todo Japón; y estoy seguro que este es uno de ellos — dijo devolviéndoselo —Siento no ser de mucha ayuda— Casa de Armamento (Fuji; Yuzuki) Fuji miró a Yuzuki admirando su comportamiento; pero las emociones de Fuji no podían detenerse tan fácilmente, se giró a encarar al herrero; mostrando el filo de su kodachi, estaba demasiado orgullosa de esa arma —Mira bien tu rostro el su reflejo; es un arma con un trabajo bien realizado— El hombre sonrió —Por supuesto que lo es; por eso mismo debería estar en manos de alguien que seguramente lo utilice mejor — Fuji sonrió orgullosa y guardó su kodachi —Gracias por admitir que es un arma bien trabajada, pues yo fui quien la forjó; soy discípula de Katsushiro Kanbayashi — —Mi nombre es Ueda Tokiharu y el nombre de Katsushiro no me intimida— dijo hacia Fuji sin ningún interés, después se dirigió a Yuzuki —Si tu amiga es herrera ella debería evitar que estuvieras desarmada— —¿Qué dirías si te digo que he manipulado armas del mismísimo maestro Kyuzo Takamatsu? —dijo Fuji mirándolo con enojo —Diría que has terminado con la vida de esas armas; me compadezco de los portadores y del espíritu del maestro Takamatsu— dijo Tokiharu mientras se concentraba en seguir observando el trabajo de sus alumnos. Fuji parecía estar a punto de explotar ante la prepotencia del herrero —Puedo crear un mejor filo que cualquiera de tus alumnos — Tokiharu soltó una risa fuerte mientras golpeaba su rodilla —¿Es eso un reto? — —Así es, si logro forjar un mejor...—observó a los alumnos los cuales trabajaban en kunais—...kunai, nos dejarás ver tus armas— —Si forjas un mejor cuchillo que mi mejor alumno —dijo señalando a Fuji —Y si tú demuestras saber usarlno sólo te dejaré ver las armas; sino que les daré una de mi arsenal —rio sumamente confiado. —¡Es un trato!— Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Contenido oculto: Forja La actividad es simple; Fuji tirará 5 dados de 10 caras, a su vez los tirará su oponente. 50= hoja divina 40-49= hoja sublime 30-39= hoja buena 20-29= hoja normal 10-19= hoja mala 0-9= hoja destruída Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa)
Casa de Armamento (Fuji; Yuzuki) Fuji dobló sus mangas y se colocó frente a la piedra de golpe para iniciar; el alumno se colocó junto a ella mientras el resto se quedaban de pie observando aquel reto. El calor creció cuando ambos sacarón con pinzas de metal la lámina a rojo vivo de la forja y comenzaron a golpearla con un martillo con precisión. Al terminar de martillar con las mismas pinzas sumergieron los filos al agua, dejando la pieza burda lista para ser afilada tres veces como era la costumbre. La kunai en estado burdo de ambos era una hoja de aspecto normal; un poco desalineada. Comenzaron con el primer afilado, con una piedra la cual estaba sumergida en agua, era rugosa para que el metal comenzara a tomar forma. Ambos comenzaron el afilado mientras Tokiharu veía con horror como ambos se apresuraron con ese primer lijado. El segundo lijado era para darle forma al arma; ambos lo hicieron de una manera decente mientras Tokiharu asentía. Por último llegó el momento del lijado final, aquí Fuji dejó a un lado aquella competencia, parecía enfocarse a ese lijado con sumo cuidado y afecto; deslizando el metal uniformemente por la piedra. El alumno de Tokiharu terminó primero su kunai; entregándosela a su maestro mientras este la revisaba. Fuji seguía trabajando en el filo final, mirando que la línea no se curvara; limpió su sudor de la frente con el dorso de su mano y lo embarró a un costado de su kimono lo que hizo que algunos alumnos se sorprendieran por la falta de recato; pero Fuji estaba perdida en su trabajo, hasta que con una sonrisa dió por terminado su trabajo, entregándoselo a Tokiharu quien ya no se notaba tan confiado como antes. —Ambos crearon una hoja normal con su martilleo —decía mostrando ambos resultados —Ambos se desempeñaron muy mal en el primer afilado, que sirve para darle la forma básica al kunai, ambos son mucho más pesados de lo que deberían ser —dijo sopesando ambos —en el segundo afilado ambos corrigieron esos errores tratando de mantener la forma y el peso del arma — su semblante era de una seriedad extrema mientras veía ambos kunais, suspiró —El último afilado es el que hace que el arma corte como debe; mientras que la de mi alumno es un filo normal...— levantó la que había hecho Fuji, brillaba al igual que lo hacía su kodachi la cual había presumido con anterioridad —Esta mujer ha creado una kunai con un filo bueno, el pulido es impecable — se escuchó un chillido de emoción de Fuji lo que lo hizo mirarla y volver a suspirar. Los alumnos hablaban entre ellos sorprendidos por lo que acababan de ver —¿Cuál es tu nombre; mujer?— preguntó Tokiharu —Fuji Hatsu— dijo sin poder evitar dejar de sonreir mientras jalaba del brazo a Yuzuki emocionada. —Fuji Hatsu, aun tienes mucho camino que recorrer en la fabricación de un arma; pero debo admitir que tu cuidado con el último afilado me ha sorprendido. En verdad odio admitirlo pero has ganado este reto— dijo Tokiharu mientras Fuji brincaba de emoción. Tokiharu se acercó a su mostrador indicándole a Fuji y a Yuzuki que se acercaran —Entonces... ¿qué arma es la buscabas?— su actitud había cambiado, estaba dispuesto a mostrarle a Yuzuki lo que necesitara. Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa) [/QUOTE]
Yuzuki Minami Casa de Armamento Hubiese querido detener a Fuji, ciertamente, pero no iba a meterse con el orgullo de una mujer que no solo había sido tratada como si no pudiese blandir un arma, sino también como si no fuese capaz de forjarla ella misma. Prácticamente le había dado espacio para que pasara y le demostrara al herrero quien mandaba. Se mantuvo al margen, absorta en los golpes, el fuego de la forja, el pulido de las hojas y cada movimiento de ambos, tanto del alumno como de Fuji. Iban bastante parejos, ¿no? Incluso ella sin tener un ojo experto podía notarlo, pero Fuji se las arregló para lograr un trabajo mejor que el del alumno de Tokiharu. Cuando Fuji se acercó a ella y la tironeó del brazo por alguna razón el color le subió al rostro, abochornada por la forma en que la chica se estaba comportando. Recién caía en cuenta de que, realmente, Fuji no parecía mucho mayor que ella. Por otra parte, ¿qué había dicho Tokiharu? Si Fuji demostraba mayor habilidad, iba a darles un arma, y era en definitiva un hombre de palabra por lo que estaba demostrando. Recuperó la compostura perdida por las acciones de Fuji y cruzó los brazos bajo el pecho. —Por desgracia, perdí hace poco una katana —admitió—. Pretendía sustituirla cuando tuviese el dinero suficiente luego de echarle un ojo a lo que tuviese disponible.
Kohaku Ishikawa Herbolaria -> Comercio Una vez acabó de trabajar las cortezas de cerezo, vertió el antídoto en pequeños frascos con tapa de corcho y volvió hacia el anciano para entregarle las diez monedas junto a una cálida sonrisa. —Ya veo, señor Yoshida, no debe preocuparse. Me ha ayudado mucho permitiéndome el uso de sus instrumentos. Mi nombre es Satsuki, por cierto. Vaya, siempre había sido un muchacho tan apegado a las normas y aún así podía mentir con la facilidad de respirar, ¿eh? Le echó un vistazo a los niños que aún jugaban junto a Chiasa y se volvió hacia el anciano. —¿Herborista viajero, dijo? Mi maestro me comentó al respecto en una ocasión, pero él siempre trabajó en la villa y sólo conocía las historias de aquellos que llegaban de pasada. Suena emocionante. Seiryo Yoshida, ¿verdad? Me aseguraré de recordarlo si me topo con él en los caminos de Japón, estoy seguro que le dará una enorme alegría oír de su padre. Entonó un silbido sutil con los labios humedecidos, lo había estado practicando desde poco después de conocer a Chiasa y últimamente la ardilla le hacía más y más caso. Correteó hasta él y Kohaku se agachó para que se subiera a su hombro sin demoras. Ya con todo listo, le sonrió al anciano una vez más y se acercó a los niños para acariciarles la cabeza. —Tiene un hogar hermoso, señor Yoshida, le deseo gran fortuna y felicidad. Adiós, Basho y Juichi, cuiden muy bien de su abuelo, ¿sí? Se inclinó una última vez antes de girarse y emprender su camino por las calles de Iwakura. No tenía un rumbo fijo realmente y ya había acabado sus labores, de modo que cruzó el puente central de la ciudad y se dirigió al comercio local, para encontrarse con Takano y Ukita. Una vez pudo localizarlos les dedicó una sonrisa cortés. —Fui a la herbolaria a elaborar algunos antídotos, por si acaso —informó, viendo alrededor; no estaban Fuji ni Yuzuki—. Señores, ¿hay algo más que pueda hacer? ¿Quizá tengan algo que pueda intentar vender?
Casa de Armamento (Fuji; Yuzuki) Tokiharu afirmó con seriedad mientras buscaba en su arsenal; allí sacó una katana bastante hermosa —Esta es una buena arma, dijo entregándosela a Yuzuki — con mirada fija en la de ella —La señorita Hatsu ha demostrado que puede forjar un arma; soy fiel a mi palabra y les daré esta katana si costo alguno por insultar sus habilidades —dijo con honor a pesar de que aun se notaba dificultad en admitir aquellas palabras —La katana ya es suya; pero me gustaría ver que le entrego una de mis armas a alguien que sepa utilizarla —Dijo mientras comenzaba a colocar troncos de bambú en un soporte en la mesa del mismo material —cinco troncos; yo sé que el filo de esa katana puede cortarlos con suma facilidad, pero su dueña es la que ejecuta el corte— Contenido oculto: Yuzuki Puedes aceptar o negar este desafío. Si lo aceptas eberás tirar 5 dados de 10 caras: 50= corte divino 40-49= corte sublime 30-39= corte bueno 20-29= corte normal 10-19= corte mala 0-9= corte fallido Estas tiradas puedes intentarlas 3 veces (3 rondas de 5 dados de 10 caras) Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Herbolaria (Kohaku) El hombre y los niños se despidieron de Kohaku, este último agradecido de que aquel joven saludaría a su hijo de su parte si es que lo encontraba en los caminos de Japón. Comercio (Kohaku) Takano y Ukita estaban tranquilamente tomando una taza de té verde en una mesa retirada cuando Kohaku llegó; el hombre que los atendía inmediatamente colocó un vaso adicional y sirvió té en él para Kohaku. Ukita le indicó que se sentara —Me gustaría poder vender algo pero no tenemos demasiado encima como para ello; a menos que tú tengas algo que quieras vender— dijo Takano mientras Ukita tomaba el té ignorando sus palabras—La razón por la que he venido a esta Ciudad es por sus materiales, tanto para herrería y para herbolaria; esto nos permite ayudarte a conseguir ingredientes y también poder conseguir los necesarios para un arma decente para Yuzuki ya que perdió la suya— dijo Takano mirando a Ukita, después a Kohaku — Ukita es demasiado correcto, así que no aprueba la siguiente misión que debo desempeñar, pues sé que aquí en esta Ciudad hay un viejo estratega militar, uno que decidió retirarse a una vida tan tranquila como lo es Iwakura— decía en voz baja. Lo que decía era muy cierto, aquel sitio era muy tranquilo, rodeado de vegetación muy amable que cubría la pequeña ciudad con una sombra idílica, dejando entrar los rayos de sol necesarios para mantener un clima casi perfecto —Entonces, tengo un plan que requerirá habilidades muy específicas... —Planea robarle al pobre viejo— dijo tajante Ukita interrumpiendo a Takano. —Necesito mapas, necesito planear estrategias y poder hacerlas visibles a todo el clan, no puedo hacerlo simplemente rayando el suelo —decía molesto ante Ukita. —También planeas robarle un juego de shogi si es que tiene uno— volvió a decir tajantemente Ukita —Es parte de la estrategia; no puedo rayar los mapas cada vez que hago planes, las piezas de shogi son perfectas para marcar las rutas y evitar comprometer nuestra ubicación si llego a perder el mapa — dijo Takano, todo eso tenía sentido. —Takeda siempre nos ha dicho que siempre hay opciones; no deberías robarle a un viejo que ya ni podrá defenderse— mencionó Ukita para después mirar a Kohaku —Yo sé que tu me apoyarás en esto Kohaku, has mostrado tu honor ante la justicia constantemente— Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa)
Yuzuki Minami Casa de Armamento Con todo le parecía increíble que el peso de una promesa fuese más grande que el de sus propias convicciones, el herrero les entregaba el arma a pesar de todo. A fin de cuentas no era tan tozudo como aparentaba, sino que más bien era un hombre que se basaba en las acciones para forjar su criterio, aunque colisionar con lo que creía. Se permitió una sonrisa suave mientras escuchaba sus palabras y asentía. ¿Demostrar sus habilidades? Dioses. Aunque había usado su cuerpo como defensa hace poco y había bajado sin percances con una hoz encadenada por una pared, ciertamente ahora mismo no sabía si lograría alcanzar las expectativas del herrero, pero era aún más vergonzoso rechazar el reto, sobre todo luego de que Fuji se había esforzado tanto. Una sonrisa diferente se formó en su rostro entonces, de colmillos descubiertos y aspecto desafiante. Tomó la katana y ciertamente algo volvió a su lugar al hacerlo, como si le hubiesen regresado un fragmento de sí misma. Probó el peso del arma, desenfundó y realizó un par de movimientos con ella antes de cualquier cosa. —¡Bien! —dijo, preparándose para ejecutar el corte. Contenido oculto ay diosito qué nervios
Kohaku Ishikawa Comercio Agradeció el té con una cálida sonrisa y lo acercó a su rostro, cerrando los ojos. El vapor tibio le resultó reconfortante y sintió una agradable relajación recorrer sus extremidades tras inhalar su aroma. Takano tenía razón, Iwakura era un pequeño trozo de paz en medio del caos dentro del cual se habían sumido desde que puso un pie en Nara. Ahora le resultaba casi hilarante rememorar sus tiempos cazando liebres y regateando en los mercados para sobrevivir; puede que sus necesidades básicas estuvieran cubiertas, pero tenía preocupaciones más complejas de las que ocuparse. Los ánimos entre Takano y Ukita seguían caldeados, podía notarlo. Comprendía el desacuerdo que las decisiones de Takano en la casa feudal podían generar, y tal parecía ser que el conflicto no haría más que recrudecer. Puede que fueran hermanos bajo la flor azul de los Minamoto, pero seguían siendo personas con historias, familias y crianzas distintas. Escuchó la discusión con atención y semblante neutro, hasta que Ukita volteó directamente hacia él y eso lo tensó un poco. Sopesó sus palabras antes de hablar. ¿Había mostrado su honor ante la justicia? ¿Era correcto? No negaría que sentía cierto apego hacia las normas, el suficiente para preocuparse si debía transgredirlas o pensárselo dos veces. El Kohaku de tiempo atrás no habría dudado en posicionarse junto a Ukita, aunque sus motivaciones fueran impulsadas más por el deseo de ser visto como la persona que siempre le habían enseñado a ser. Ahora, libre de ese yugo, ahora que sus padres ya no estaban ahí para condenarlo o reprobarlo... —He hecho cosas de las que no estoy orgulloso para sobrevivir —murmuró; puede que su tono de voz fuera bajo, pero no se lo oía nervioso—. Ya no soy la persona que siempre fui, lo que soy ahora... no lo conozco, no siempre logro predecirlo. Es como si me construyera a mí mismo día a día. Señores, no es mi intención ahondar en detalles, y por más que encuentre una gran verdad en las palabras de Takeda... el tiempo no siempre nos espera. Hizo una breve pausa para alternar su mirada entre Takano y Ukita; no quería decepcionar a Ukita, así como no le agradaría decepcionar a nadie del clan. Pero mayor decepción sentiría en su corazón si se permitiera ser deshonesto con quienes lo aceptaron bajo su ala. —Y cuando el tiempo nos persigue, puede que no contemos con la holgura necesaria para pensar las cosas de forma que nos satisfagan enteramente. Quiero confiar en que si el señor Takano ha tomado una decisión del calibre es porque no logró dar con una mejor. Dicho eso, supo que ya no tendría potestad sobre lo que Ukita pensara de él. Ni potestad ni derecho. Era una cosa curiosa, puede que su moral resultara cuestionable pero seguía manteniendo una confianza casi ciega hacia las figuras que él consideraba de autoridad. Entrelazó las manos sobre la mesa tras darle un sorbo al té y se volvió hacia Takano, serio. Ya no buscó la mirada de Ukita, no demostró el menor atisbo de duda o arrepentimiento con respecto a sus palabras; era su forma de honrar sus propias decisiones. —Señor, ¿hay forma en la cual pueda ayudarlo?
Casa de Armamento (Fuji; Yuzuki) Tokiharu había terminado de colocar la primera fila de bambú para que Yuzuki probara su katana; el filo fluía perfectamente entre cada uno de los troncos, el primer corte fue normal; el último tronco quedó sin corte. Tokiharu volvió a colocar una hilera mas de bambú y Yuzuki volvió a atacar, esta vez el filo llegó hasta el último bambú pero no logro traspasarlo. Tokiharu repitió la acción; esta vez fue diferente, Yuzuki traspasó cada uno de los troncos dejando a los cinco en el suelo con un sonido hueco y armónico. —Ese último corte ha sido bueno; comenzaba a preocuparme que mi katana cayera en manos poco aptas —dijo sin mirar a Yuzuki —¿Cuál es tu nombre?— Los alumnos comenzaron a hablar de nuevo, como si aquellas palabras de su maestro fueran especiales. —Considero que aun debes pulir tu técnica; aun así el talento allí debido a la práctica —dijo reconociendo la habilidad de Yuzuki —perdonen por juzgarlas tan rápido; Iwakura no es una ciudad con demasiados guerreros, me molesta que las personas no tomen en serio el uso de un arma— dijo excusándose —Permíteme grabar tu nombre en esta katana; y si tienes monedas podremos intentar personalizarla a tu gusto— Contenido oculto: Yuzuki Has obtenido una katana sencilla pero de buen valor Contenido oculto: Herrero Herrero nivel 4 Comercio (Kohaku) Ukita suspiró antes de dar un gran trago de té mientras Takano daba dos golpes en hombro a Kohaku —Está decidido entonces; estuve observando un poco su rutina, el hombre es viejo y ha sido educado con ciertas normas a cumplir, es por eso que tiene una vida monótona y fácil de predecir. Tenemos que evitar entrar cuando él esté en su casa— dijo hacia Kohaku mientras sentía la mirada de Ukita perforar su visión, lo cual lo hizo voltear a ver a su camarada —Tienes un sermón; mejor sácalo. Pues la decisión está tomada y vamos a hacerlo— —No tienen que avergonzarse de sus decisiones; ya son hombres y sobre todo son samurai. Ustedes son quienes deciden cual es su justicia. Sólo recuerden que a veces el que siembra vientos, recoge tempestades— dijo Ukita mientras daba otro sorbo con tranquilidad. —Sabes que odio los proverbios ¿verdad? Todo es estrategia Ukita; es lo mismo que el asedio en Nara, inclusive puedo decir que es a menor escala. No entraremos a la casa del hombre para matarlo, sólo tomaremos cosas que son de extrema necesidad para una causa más grande que él mismo. Hablar con él y pedírselo con amabilidad sólo lo harán hacernos preguntas y alterar nuestra amable estancia en este lugar tan tranquilo. Confía en mi cuando te digo que no hago esto con malicia —dijo golpeando su sien con su dedo índice —lo hago con mente fría y técnica— —Siempre confiaré en ustedes porque son mi familia; eso nunca lo cuestiones —dijo con seriedad mirando a ambos —Sé que no hay malicia en tus acciones, pero temo que empieces a perder esa delgada línea entre lo que es correcto. Además...— se detuvo en sus palabras, no quería que aquello se malinterpretara —... al llegar a Kamakura, ¿tu padre no nos podría facilitar estos medios?— Takano negó —No creas que nos van a recibir con alegría Ukita, no conoces a el líder del clan Harima; ¿Si no me dió su apellido crees que me dará sus objetos de guerra?— colocó su mano en la mesa con fuerza —Vamos en camino a un infierno; es por eso que quiero que estemos preparados—llevó sus manos a su frente y Ukita colocó su mano en el hombro de Takano, pero antes de que pudiera decir algo se levantó de la silla y apuntó a Kohaku —Necesito que sigas a este hombre; ahora está en la clínica, siempre revisan su ojo; o bueno su falta del mismo— dijo desviando el tema de su padre —Yo iré a su casa a buscar estas cosas; pero necesito que no te despegues de él, trata de distraerlo un poco para que tarde lo necesario; y si no lo logras cuando llegue a su casa, puedes enviar a tu pequeña amiga para que me avise que el hombre ha regresado— decía refiriéndose a Chiasa —Si no logro obtener nada yo seré el siguiente en distraerlo, seguramente tiene otra actividad de anciano en este día— Takano Ukita Fuji Kohaku Yuzuki PV= 65 Mal descansado= -1 defensa PV= 90 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Agilidad (+2 defensa) Avaricia (-2 suerte) Katana (+19 ataque) PV= 60 Mal descansado= -1 defensa Intuitivo (+3 suerte) voluntad débil (-1 defensa)
Kohaku Ishikawa Comercio Atendió a la conversación en respetuoso silencio, asintiendo sólo cuando alguien se dirigía a él y, por el resto, manteniendo una expresión neutra. Al final, sin embargo, una sonrisa aliviada le ganó la pulseada cuando sintió que Takano y Ukita habían logrado zanjar algunas diferencias. Al final se tenían un gran aprecio, ¿no? Sus corazones estaban unidos, no sólo por una causa o bajo un mismo estandarte, ni siquiera la sangre tenía que ver. Era la vida transcurrida juntos. Bueno, un hombre sin un ojo, probablemente con el rostro vendado. Sería sencillo de identificar, ¿verdad? Debía pensar una excusa para distraerlo. Bebió de su té, esperando poder acabarlo antes de tener que partir, aunque seguía algo caliente y no quería quemarse la lengua. —Es un viejo estratega, entonces. ¿Saben algo más de él? ¿Algún pasatiempo, alguna afición que no esté relacionada a su oficio?
Yuzuki Minami Casa de Armamento Soltó una risilla nerviosa ante las observaciones del herrero sobre sus dos primeros cortes y se encogió de hombros antes de hablar. —Sepa disculpar la falta de práctica de esta guerrera. —Hizo una reverencia frente a Tokiharu—. Le prometo su katana ha sido puesta en buenas manos, lo demostraré en el futuro. ¿Estaba segura de eso? En realidad sí, estaba segura de que seguir al clan Minamoto era lo correcto. —¿Mi nombre? —Se suponía que no debían decirlo, ¿no? Pero Fuji lo había soltado así como así, además, tener su nombre en su arma... Respondió mientras le regresaba la katana al herrero—. Yuzuki Minami, señor. Otra reverencia. Acto seguido, sacó las pocas monedas que cargaba consigo, que ni siquiera había conseguido justamente, las que había robado en el camino y antes de la muerte de Miko, es decir, de Hana. —Bueno, como verá no tengo realmente demasiado dinero. Su gesto de grabar mi nombre en ella ya me parece aprovecharme de su amabilidad de por sí.